miércoles, 5 de febrero de 2014
Ucrania, confusas y dividida entre Oriente y Occidente
UCRANIA CONFUSA Y DIVIDIDA ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE
El pasado 29 de Noviembre estaba prevista la firma en Vilna (Lituania) de sendos Acuerdos de Asociación de la Unión Europea (UE) con Ucrania, Moldavia y Georgia. Debido a las presiones rusas, el Presidente ucraniano Víctor Yanucovich dio en el último instante la espantada y se negó a firmar el tratado. Ello fue sólo una sorpresa a medias porque Ucrania se encuentra en una encrucijada en Europa, al este del poniente y al oeste del oriente, y se halla escindida entre la vieja “madre patria” rusa y la joven Europa, a la que buena parte de su pueblo aspira a incorporarse. Ucrania está partida en dos mitades. La oriental es predominantemente industrial y urbana, ruso-parlante, de cultura eslava con influencia rusa y de religión ortodoxa. La occidental es fundamentalmente rural, ucrano-parlante, de cultura eslava con influencia polaca y de religión católica. De aquí que la primera se alinee con la Federación Rusa (FR) y la segunda con la UE. La preferencia por una u otra alternativa ha variado según los dirigentes que ha tenido el país desde su independencia de la URSS en 1991.
Los primeros Presidentes –Leonid Kravchuk, Leonid Kuchma y Víctor Yuschenko- potenciaron la “ucranización” del país y su diferenciación de la FR. La ascensión a la presidencia del rusófilo Victor Yanukovich en 2004, tras unas elecciones fraudulentas, provocó la “Revolución Naranja” y su consiguiente sustitución por Yuschenko, que nombró Jefa de Gobierno a Yulia Timoshenko. Las discrepancias personales entre los dos líderes, el desorden económico y administrativo y la corrupción facilitaron la vuelta en las elecciones de 2010 de Yanukovich, que venció con el 49% de los votos frente al 43% de Timoshenko. Una de las primeras decisiones que tomó el nuevo Presidente fue forzar la condena de su rival a siete años de cárcel, por abusar del poder y –paradójicamente- causar daños al Tesoro nacional por la firma de un Acuerdo de suministro de gas demasiado favorable para Rusia.
Política pro-rusa de Yanukovich
Yanukovich dio un golpe de timón e inició una política marcadamente pro-rusa.
El primer gran cambio se produjo en el ámbito militar. Desde la disolución de la URSS, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) estableció una política expansiva para atraer a su seno a los Estados que habían formado parte del Pacto de Varsovia e incluso de la propia Unión, con el correspondiente disgusto de su sucesora, la FR. En 1999 se incorporaron a la Alianza Hungría, Polonia y la República Checa, y en 2004 los tres Países Bálticos. El Gobierno ruso incrementó su oposición a la expansión “otaniana” cuando la Organización cruzó en 2008 la “línea roja” marcada por el Kremlin, al invitar a Georgia y a Ucrania. El conflicto con la primera se consumó con el ataque de la FR y el reconocimiento por ésta de la independencia de las regiones georgianas de Abjazia y de Osetia del Sur. La tensión era si cabe mayor en la relaciones con la segunda, pues Yuschenko aceptó en principio la incorporación a la OTAN -a cuyos efectos nombró una Comisión Negociadora- e hizo pública su intención de no renovar a su vencimiento el Acuerdo que permitía la presencia de la Flota rusa en la base naval de Sebastopol. El regreso de Yanukovich al poder volvió las aguas a su cauce, pues reconsideró la actitud de Ucrania hacia la OTAN –con la consiguiente liquidación de la Comisión Negociadora- y prorrogó hasta 2042 el Acuerdo sobre las bases rusas en Crimea Ello supuso no sólo la congelación “sine die”de las relaciones militares con la Alianza, sino también la suspensión de las negociaciones comerciales con la UE. Pasado algún tiempo, Yanukovich templó con pragmatismo su volantazo rusófilo y reanudó las negociaciones con la UE, que llevaron a la conclusión de un Acuerdo de Asociación. La Comisión había exigido como condición previa la liberación de Timoshenko, pero ésta -con sentido patriótico- facilitó la tarea al solicitar a la Unión que su injusta situación no supusiera un obstáculo para la firma del tratado.
Reacción popular a la negativa a firmar el Acuerdo de Asociación con la UE
La negativa de Yanukovich a firmar el Acuerdo en Vilna ha provocado una contundente reacción de buena parte del pueblo ucraniano, que ha celebrado manifestaciones en todo el país y se ha hecho fuerte en el centro de Kiev, ocupando la emblemática Plaza de la Independencia y el Ayuntamiento de la capital, dando lugar a una situación que ha sido calificado de “eurorevolución”. La reacción brutal de las fuerzas antidisturbios al atacar con extrema violencia a los pacíficos manifestantes provocó las críticas de la comunidad internacional y dio a los nacionalistas argumentos adicionales para oponerse al Gobierno. Desde su reclusión en un hospital en Jarkov, Timoshenko lanzó un llamamiento al pueblo para que, al igual que hizo en 1941 cuando la invasión nazi, se opusiera a la dictadura de Yanukovich por medios pacíficos y no abandonara la calle hasta que fuera derrocado. El líder parlamentario de su partido Batkivshina, Arseni Yatseniuk, afirmó que, tras la represión policial, se había despertado en un país que recordaba a Bielorrusia, y el ex-campeón mundial de boxeo y líder populista del partido UDAR, Vitali Klitschko, que se ha robado al pueblo ucraniano su sueño europeo. Para hacer caer al Gobierno, la oposición contaba con la opción legal y con la presión popular. Intentó la primera al presentar en el Parlamento una moción de censura, que fracasó, al no obtener más que 186 votos de los 226 requeridos para que prosperase, y ahora sólo le queda la segunda. Pide la liberación de los manifestantes detenidos, el castigo de los culpables de la represión, la firma del Acuerdo de Asociación y la dimisión del Gobierno, y -a medio plazo- su sustitución por un Gobierno técnico que supervise unas elecciones presidenciales adelantadas.. Yanukovich teme enfrentarse en los comicios de 2015 a Timohensko, por lo que se resiste a poner en libertad a la carismática dama de la trenza dorada. Su principal apoyo se encuentra en la región oriental: la República Autónoma de Crimea -territorio que fue regalado por Nikita Kruschev a sus paisanos en 1954- y los “oblasts” de Donetsk, Odessa, Jarkov y Dniepropetrovsk, pero su popularidad ha disminuido notablemente en toda la nación e incluso en su feudo de Donetsk, donde sólo llega al 25%. El Gobierno se encuentra desbordado y su Jefe, Mykola Azarov, ha hablado de intento de “golpe de Estado” y reconocido que la situación ha escapado a su control, aunque ha tenido que atenuar su actitud represiva ante la presión en la calle. Tras la mediación de los tres antiguos Presidentes, Yanukovich se sentó el día 13 a dialogar con la oposición, pero poco ha salido de la reunión –salvo la promesa de amnistía para los manifestantes encarcelados y de castigo a los responsables de los ataques policiales-, pues se aferra al poder, y se niega a destituir al Gobierno y a adelantar las elecciones.
Opción entre Rusia y la UE
Para tratar de congraciarse con los europeistas, Yanukovich ha afirmado que hará cuanto esté en su mano para acercarse a la UE, pero en igualdad de condiciones, y le ha pedido una ayuda de €25.000 millones. La Comisión prometió un apoyo financiero a la altura de las aspiraciones de Ucrania, si el país asumía un compromiso claro con la ruta europea, pero tal no parece ser el caso y las negociaciones para la firma del Acuerdo han quedado interrumpidas. Vladimir Putin sigue blandiendo sobre la testa ucraniana la espada de Damocles del suministro de gas y presionando para que Ucrania se sume a la Unión Aduanera de la FR con Bielorrusia y Kazajstán. Tarde o temprano, el país tendrá que despejar su duda hamletiana de opción entre el Este y el Oeste, y decidir si prefiere el “pájaro en mano” de la alianza con Rusia –con las ventajas de aumentar los intercambios comerciales e industriales y asegurar el suministro de gas-, que apoya el 32% de la población, o por el “ciento volando” de la arriesgada apertura a la UE, que prefiere el 42%, especialmente la juventud.
MADRID, 16-XII-13
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