miércoles, 5 de febrero de 2014
Fiasco de la po´lítica tradicional de Italia
FIASCO DE LA POLÍTICA TRADICIONAL EN ITALIA
En las elecciones parlamentarias de finales de Febrero en Italia, la coalición de izquierdas liderada por el Partido Democrático (PD) obtuvo 29.5% de los votos en el Congreso (340 diputados) y 31.6% en el Senado (119 senadores), la coalición de derechas formada por el Pueblo de la Libertad y la Liga Norte (PdL) 29.2% (124) y 30.7% (117), la agrupación centrista “Con Monti por Italia” 10.6% (45) y 9.1% (18), y el movimiento antisistema “Cinco Estrellas” de Beppe Grillo (5-E) 25.5% (108) y 23.8% (54). El PD de Pier Luigi Bersani ha conseguido la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados gracias a la prima al partido más votado, pero no en el Senado por mor de la ley impuesta por Silvio Berlusconi –gráficamente descrita como la “cerdada”-que aplica la prima compensadora a cada una de las regiones, y en las más pobladas ha ganado el PdL Así, para poder gobernar, el PD necesita el apoyo del PdL o de 5-E, ya que el respaldo del centrismo “montiano” no le basta. Los resultados han sido, pues, sumamente desfavorables para la gobernabilidad y la estabilidad del país.
En el reino de “Tangentopoli”
El vacío dejado por el fascismo de Benito Mussolini tras la II Guerra Mundial fue colmado por una pléyade de partidos como la Democracia Cristiana (UDC), el Partido Comunista (PCI), el Partido Socialista (PS) o el Liberal. El sistema electoral de proporcionalidad pura propició el fraccionamiento de las cámaras. Era preciso formar alianzas multipartidistas de escasa coherencia, que provocaban gran fragilidad en la gobernación del Estado. La mayoría de los Gobiernos no llegaron a durar más de un año. Al margen de las ideologías, los cuatro principales partidos adoptaron un vergonzante y tácito pacto de reparto de poder en las distintas administraciones –central, regional y municipal- y en las empresas estatales. Pese a la vulnerabilidad del sistema, Italia no sufrió sobremanera sus negativas consecuencias por la separación de la administración y de la economía de la política. En medio de las crisis de Gobierno, la administración de Italia seguía funcionando con relativa normalidad y su economía desarrollándose con eficiencia, convirtiéndose en la cuarta potencia económica europea. En su Haber, figuraban la calidad de sus productos, el dinamismo de sus empresarios, la agresividad de su “marketing” y la habilidad para obtener subsidios de la CE. En el Debe, la falta de transparencia y el recurso a sobornos y corruptelas. Cuando era Embajador en Irak, me sorprendía la facilidad con que Italia ganaba todos los concursos internacionales, pero luego se descubrió que a ello contribuían los pagos subterráneos realizados por las empresas y bancos italianos, incluidos los estatales. Este sistema de distribución de poderes y ganancias conocido como “tangentópoli” fue desmantelado en 1993 gracias a las denuncias del movimiento “Mani Pulite” y a la independencia e integridad de la judicatura italiana, y supuso el fin de los partidos tradicionales que habían ocupado el proscenio de la vida política.
Multimillonario, magnate de los medios de comunicación y corrupto
El vacío fue llenado por movimientos populistas sin ideología formados en torno a una personalidad, como la “Forza Italia” dirigida por el multimillonario Berlusconi, que accedió al Gobierno en 1994. Lo conocí en Nápoles, en Noviembre de ese año, cuando yo presidía la delegación española en la Conferencia Ministerial Mundial sobre Delincuencia Transnacional Organizada, de la que fue elegido Presidente. Tras la solemne ceremonia inaugural –a la que asistieron 3 Jefes de Estado, 4 Primeros Ministros y 102 Ministros de Justicia y de Interior- se publicó la sorprendente noticia de que la Fiscalía de Milán había imputado por corrupción al presidente de una conferencia que tenía como objetivo luchar contra la delincuencia. “¡Manca finezza!”. Una cosa así sólo puede ocurrir en Italia.” Il Cavaliere” despareció y poco después presentaría su dimisión. Mas, tras unos años en barbecho, volvió a ganar las elecciones al frente del PdL y fungió como Primer Ministro de 2001 a 2006 y de 2008 a 2011. Dedicó buena parte de su mandato a eludir la cárcel por los diversos procesos en los que fue condenado por prevaricación, cohecho, falso testimonio, falsificación o fraude fiscal. Acaba de ser condenado por publicar escuchas ilícitas y en breve comparecerá en juicio por corrupción e inducción a la prostitución de menores. Como ha observado el Tribunal de Milán, Berlusconi tiene “propensión a cometer delitos”. Para hacer frente a este “acoso judicial”, acortó los plazos de prescripción de ciertos delitos e impulsó normas como la notoria “Ley Alfano”, que impide que un Primer Ministro sea juzgado por delitos que no estén relacionados con su cargo mientras permanezca en el Gobierno. Pero la sociedad italiana ha consentido estas anomalías y las sigue tolerando. Conozco a personas de alto nivel intelectual y moral que le votan, sin ser conscientes de que –como ha señalado su biógrafo Paul Ginsburg- la combinación de populismo y poder mediático lo convierten en “un grave peligro para la democracia”.
Entre payasos y demagogos anda el juego
Las elecciones han apagado las luminarias de Monti y Bersani, y lanzado o relanzado las estrellas de Grillo y Berlusconi. Monti es un prestigioso tecnócrata apolítico, que se ha lanzado a las aguas políticas para nadar –con su comparecencia ante el electorado a través de testaferros-, pero guardando la ropa desde la segura orilla de su cargo de senador vitalicio. Pese a la alta estima de que gozaba, ha sido castigado por el pueblo por su escasa involucración y su tono moralista, pues le ha aumentaba los impuestos y dado lecciones de moralina. Bersani es un “apparatchik” procedente del PCI, que ha llegado a ser Secretario General del PD, pero carece de carisma. No le resulta fácil controlar su propia coalición, que es un “refugium pecatorum” de los náufragos de “tangentopoli” –PCI, PS y parte de UDC-. Las contradicciones y divergencias de sus componentes ya le costaron el puesto a su antecesor Romano Prodi. En una situación favorable, sólo ha logrado una victoria pírrica, pues –al no haber logrado la mayoría absoluta- para gobernar está en las manos de dos “payasos”, como -de forma acertada pero políticamente incorrecta- los ha calificado el líder de la oposición alemana Peer Steinbrück. De Berlusconi ya he dicho bastante y sólo me cabe añadir que ha dado muestras de ser hábil demagogo al prometer que aboliría el impuesto inmobiliario y devolvería el dinero de su bolsillo a los que lo hubieran pagado.
El humorista iconoclasta Beppe Grillo es el estandarte de los antisistema, que acoge en su movimiento 5-E a los “indignados” por la situación política, económica, social y moral de Italia, como en su día hicieron Pierre Poujade y “Coluche” en Francia, Jörg Haider en Austria o los “partidos piratas” en Escandinavia. Es otro demagogo, que considera superada la democracia parlamentaria y pretende sustituirla por una democracia directa y asamblearia vía Internet. Propugna el ecologismo, el decrecimiento y el euroescepticismo. Hace promesas imposibles de cumplir, como: salario mínimo de €1000, jornada laboral de 20 horas semanales, jubilación a 60 años o internet gratuita. Es muy fácil denostar a la “casta” política y condenar sus abusos, pero ¿qué solución ofrece cuando carece de un programa minimamente creíble?. Se niega a un acuerdo con Bersani o Berlusconi, porque la negociación no está en el ADN de su movimiento, mientras que aquél hace lo propio con éste. El rompecabezas parece insoluble, pero Italia ya encontrará una solución a última hora, pues está acostumbrada a bordear el abismo sin caer en él. Así, es posible que senadores del PdL o de 5-E apoyen a título personal al PD para que pueda gobernar, aunque sea con una mayoría precaria. Lo grave es que esta situación de inestabilidad producirá efectos adversos sobre la débil economía de la UE y de España. ¡Dios salve a Italia de payasos y demagogos!.
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Madrid, 13-III-13
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