domingo, 13 de marzo de 2016

El éxodo de refugiados aumenta la crisis moral de la UE

EL ÉXODO DE REFUGIADOS A EUROPA AUMENTA LA CRISIS MORAL DE LA UNIÓN EUROPEA La Unión Europea (UE) ha seguido en los últimos años una política errática sobre materia de refugiados y derecho de asilo, firme en los principios y normas en la materia, pero laxa en su cumplimiento. El pasado 7 de Marzo se hizo público el increíble pre-acuerdo entre la UE y Turquía para supuestamente resolver el grave problema planteado por el aflujo creciente a la Unión de un sinfín de refugiados. En 2015 llegaron a las costas europeas más de un millón de refugiados y, en lo que va de año, 140.000 más, el 88% de los cuales procedían de Siria y -en menor medida- de Irak y Afganistán, territorios inmersos en prolongados conflictos armados y guerras civiles. Como ha señalado el periódico “El Mundo” en un editorial, la crisis de refugiados está enfrentando a la UE con sus propias debilidades y contradicciones. El principio de acuerdo al que han llegado los socios comunitarios con Turquía es el reconocimiento explícito de la incapacidad europea para encontrar una solución a un problema político y humanitario ante el que la Unión se muestra “impotente, paralizada y dividida”. Normativa internacional sobre refugiados El instrumento internacional básico sobre el tema es la Convención de Ginebra de 1951 sobre Estatuto de los Refugiados, complementado por el Protocolo de Nueva York de 1967. La Convención reconoce como refugiados a las personas que -por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opinión política- se encuentren fuera del país de su nacionalidad y no puedan o no quieran acogerse a la protección de ese país, o que –careciendo de nacionalidad y hallándose fuera del país donde antes hubieran tenido su residencia habitual, no puedan o quieran regresar a él . Prevé que el Estado al que arriban no podrá expulsarlos al país de donde procedan. Los Estado Partes se comprometen a no devolver o expulsar a un refugiad a un país donde su vida o su libertad peligren. Todos o algunos de los Estados miembros de la UE han firmado tratados internacionales en la materia, como el Acuerdo de Schengen y su Convenio de aplicación de 1985, relativos a la supresión gradual de los controles en las fronteras comunes, o el Convenio de Dublín de 1990 para la determinación del Estado responsable de examinar las demandas de asilo presentadas en un Estado miembro. Conforme al primero, los Estados Partes se comprometen a examinar cualquier solicitud de asilo presentada por un extranjero en el territorio de cualquiera de los Estados miembros y, si el solicitante hubiera entrado ilegalmente, deberá hacerlo el Estado por cuya frontera aquél hubiera entrado en el “espacio Schengen”. Por el segundo, las demandas de asilo deberán ser presentadas en la frontera del primer Estado miembro de la UE al que los refugiados accedan, el cual deberá decidir sobre la solicitud, lo que ha provocado la proliferación de precarios campos de refugiados en la periferia de Europa. En caso de que el demandante se trasladara a otro Estado, éste deberá transferirlo al Estado comunitario al que accedió por primera vez, salvo que –como ha declarado el Tribunal de Justicia de la UE- dicho Estado diera a los refugiados un trato degradante o inhumano. La UE ha creado un Sistema Unificado de Documentación (EURODAC) para que los Estados miembros intercambien información sobre los refugiados. Este criterio ha sido criticado especialmente por los demandante de asilo que en numerosas ocasiones no están interesados en recibir asilo en el país al que se han visto obligados a acceder. Muchos de ellos recurren a la denominada “compra del derecho de asilo”, para escoger el Estado del que esperan recibir mejor trato como Alemania. Normativa de la UE El Consejo Europeo ha adoptado diversas disposiciones para regular el problema de los refugiados. En la cumbre de Tampere de 1999, decidió crear un sistema europeo común de asilo basado en la Convención de Ginebra de 1951 –piedra angular del régimen jurídico internacional de protección a los refugiados-, con el fin de establecer un espacio de libertad, seguridad y justicia, abierto a los que, impulsados por las circunstancias, busquen legítimamente protección, y un régimen capaz de responder de forma solidaria a las necesidades de tipo humanitario. Reiteró la importancia de que la UE y su Estados miembros concedieran respeto absoluto al derecho de solicitar asilo y garantizaran el principio de no devolución a un país en el que el solicitante sufriera persecución. Instó a que se lograra un acuerdo para la protección temporal de las personas desplazadas, basado en la solidaridad de los Estados miembros. En 2004 adoptó la directiva 2004/83 que establecíó normas mínimas relativas a los requisitos para el reconocimiento y el estatuto de nacionales de terceros países o de apátridas como refugiados. Según reconoce en su Preámbulo, la disposición respeta los derechos fundamentales, observa los principios reconocidos en la Carta de Derechos Humanos Fundamentales de la UE y tiene por fin garantizar el pleno respeto de la dignidad humana y el derecho de asilo de los solicitantes del mismo y de sus familiares acompañantes. Reconoce la condición de refugiados a toda persona que -debido a fundados temores a ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas o pertenencia a un determinado grupo social- se encuentre fuera del país de su nacionalidad y, a causa de esos temores, no pueda o no quiera acogerse a la protección de dicho país, y no esté incurso en causas de exclusión, denegación o revocación del asilo. Quedan excluidas las personas que hubieran cometido delitos contra la paz, de guerra o de lesa humanidad u otros delitos grave o realizado actos contra los principios de la ONU, o que constituyan un peligro para la seguridad interior o exterior del Estado de acogida. La directiva incluye el supuesto de “protección subsidiaria”, que se dispensa a los extranjeros o apátridas que –sin reunir los requisitos para obtener el asilo o ser reconocidos como refugiados- se enfrenten a un riesgo real de sufrir graves daños en caso de regresar a sus países de origen. Tales daños pueden ser los derivados de una condena a pena de muerte, de torturas o tratos degradantes, o de amenazas graves contra la vida o integridad de civiles, motivadas por una violencia indiscriminada en situaciones de conflicto internacional o interno. La evaluación de la solicitud de asilo o de protección deberá efectuarse de manera individual. Pese a las bellas palabras consagradas en los textos comunitarios, los Estados miembros de la UE no han establecido un política común en materia de emigración y asilo y, ante el éxodo de refugiados a Europa, han actuado de forma unilateral e insolidaria, en función de sus intereses egoístas. Para paliar la situación, la Comisión Europea estableció un Plan de Acogida, que fue aceptado por la mayoría del Consejo, con la radical oposición de Hungría y de Eslovaquia, que ha denunciado el sistema de cuotas obligatorias ante el Tribunal de Justicia de la UE. En Mayo del pasado año acordó reubicar a 40.000 personas procedentes de Grecia e Italia y dar asilo a 20.000 más y, en Septiembre, elevó la cifra a 160.000 personas, de las que sólo 885 han encontrado refugio en Estados miembros de la Unión, 18 de ellos en España. Éstos, no sólo se han negado a aceptar el Plan o han arrastrado los pies a la hora de llevarlo a cabo, sino que muchos de ellos han tomado medidas unilaterales en violación de las normas internacionales y comunitarias. Así, Hungría, Eslovaquia, Croacia y Austria han establecido controles fronterizos y construido vallas para impedir el paso de refugiados; Hungría, Eslovenia, Eslovaquia y Polonia se han negado a acoger a refugiados musulmanes; varios Estados han fijado ridículas cuotas de acceso a sus respectivos territorios; la liberal Dinamarca h adoptado leyes que permiten incautar los bienes de los refugiados…¿Qué ha quedado de la Europa de tradición judeo-cristiana, la Europa del humanismo cristiano defendido por Emmanuel Mounier, Jacques Maritain o Pierre Teilhard de Chardin, que inspiró a los padres fundadores de la CEE: Monnet, Schumann, Adenauer o De Gasperi?. Como ha observado con crudeza Antonio Lucas, Europa se exhibe como una propiedad privada en la que pisarla sin permiso constituye delito. La UE no quiere más gente de fuera, más pobres, más delincuentes. No se pueden regalar así como así los beneficiosa de haber nacido en el primer mundo, No es lo mismo andar por la vida con papeles que sin ellos. “Resulta vergonzosa esta nueva querella local”. Pre-acuerdo entre la UE y Turquía La afluencia de refugiados a Europa no cesa y ha aumentado tras los bombardeos de la Federación Rusa y de la aviación siria sobre objetivos civiles rebeldes en zonas no ocupadas por el Estado Islámico (EI). Frente a la tacañería y la insolidaridad de muchos Estados comunitarios, la Canciller Ángela Merkel ha dado muestras de generosidad adoptando una actitud favorable a la acogida de refugiados, pero ha sido objeto de duras críticas desde dentro de su propio partido. Ante el empeoramiento de la situación y el aumento del sentimiento anti-refugiados en Alemania y la proximidad de elecciones regionales, la “dama de hierro” ha puesto sordina a su hasta ahora ejemplar actitud y ha recurrido a Rezep Erdogan para que Turquía le saque las castañas del fuego a la UE, prometiéndole el oro -€6.000 millones, por el momento- y el moro –supresión de visados a los ciudadanos turcos y reactivación de las negociaciones para el ingreso de Turquía en la Unión-. En connivencia con el Presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y del Presidente de la UE en ejercicio, el holandés Mark Rutte, llegó el 7 de Marzo con el Primer Ministro turco Ahmet Davutoglu a un principio de acuerdo, que ha calificado de “salto cualitativo positivo” y que fue respaldado unos días más tarde por el Consejo Europeo, pese a las serias objeciones jurídicas de su texto y de las severas críticas de la Organizaciones Internacionales y de ONGs humanitarias. No conozco el texto del pre-acuerdo, pero –según los medios de comunicación- Turquía acogerá a partir de ahora en su territorio, sin efectos retroactivos, a los “migrantes irregulares” expulsados de la UE, ya sean refugiados por motivos políticos o emigrantes económicos. Por cada refugiado repatriado a Turquía, los Estados miembros de la Unión acogerán a un ciudadano sirio refugiado en dicho país. Erdogan ha trapicheado con el sufrimiento de los refugiados y se ha dejado comprar por una mercantilista UE, que cree que todo se arregla con dinero y prescinde de sus principios. Turquía recibirá €6.000 millones para costear los campamentos de refugiados –mas de 3 millones- y la protección de sus fronteras. A mi juicio, este acuerdo viola las normas de Derecho Internacional –especialmente la Convención de Ginebra de 1951- y de Derecho Comunitario –especialmente la directiva 2004/83-, porque los demandantes de asilo tienen derecho a una admisión temporal en el Estado de acogida y no pueden ser expulsado de él hasta que dicho Estado no haya decidido sobre la solicitud de asilo, y las peticiones deberán ser evaluadas de forma individualizada. Según el Protocolo nº 4 del Convenio Europeo de 1950 para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de 1993, “quedan prohibidas las expulsiones colectivas de extranjeros”. Con el inexplicable pre-acuerdo turco-comunitario, la persona individual se diluye en el magma colectivo de la categoría de “migrantes irregulares”, en desprecio flagrante del humanismo, cristiano o no cristiano. Como ha señalado el responsable de Relaciones Externas de “Médicos sin Fronteras”, Carlos Ugarte, este burdo acuerdo reduce las personas a meros números, negándoles un trato humano y desechando su derecho a buscar protección. A cristiano-demócratas como Jean-Claude Juncker o Ángela Merkel, y a quiees han cocinado este esperpento jurídico y ético se les debería caer la cara de vergüenza. ¿Es Turquía un país seguro? A falta de mejores argumentos jurídicos, Juncker ha mantenido que Turquía es un “país seguro”. El diputado del partido pro-kurdo HDP, Faysal Sariyildiz, ha afirmado que la UE debería explicar con qué criterio aplica a Tuquía semejante calificativo. Estamos siendo testigos de ataques del Ejército turco sobre numerosas poblaciones de la región kurda con artillería y tanques, y son centenares los desplazados por este conflicto. “Nunca antes en este país hemos sufrido tal falta de seguridad”. El co-Presidente del HDP, Selahattin Demirtas, ha advertido con cierta sorna a la UE de que “si esta guerra continúa, tendréis refugiados de Turquía en Europa. Según la Fundación Turca de Derechos Humanos, desde que se rompieron el pasado Junio las negociaciones de paz entre el Gobierno turco y las milicias del PKK han muerto más de 200 civiles. A ello hay que sumar los conflictos del Gobierno turco con las milicias kurdas de Siria –que están colaborando activa y eficazmente con la Coalición Internacional liderada por Estados Unidos en la lucha contra el EI-, que le ha llevado a bombardear las posiciones de éstas en territorio sirio. ¿Qué seguridad puede tener un sirio de origen kurdo repatriado contra su voluntad de Grecia a Turquía?...Como ha advertido Amnistía Internacional, el Gobierno turco ha devuelto forzosamente refugiados a Siria. Turquía se encuentra además en la diana del terrorismo del EI, que ha realizado últimamente diversos atentados con coches-bomba en varias ciudades turcas. En el plano interno también es cuestionable la seguridad de los ciudadanos residentes en Turquía. La deriva autocrática de Erdogan ha llevado a la restricción de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, y provocado la encarcelación injustificada de activistas políticos y de periodistas. También el creciente proceso de islamización iniciado por Erdogan ha provocado situaciones e discriminación contra los no musulmanes y cabe recordar que muchos de los refugiados son cristianos iraquíes y sirios que huyen de las atrocidades del EI. El acuerdo no aporta una solución, pues, mientras no se acabe con los conflictos armados en Siria y en Irak y se doblegue al EI, miles de personas seguirán huyendo de las bombas, sean sirias, rusas, norteamericanas o islámicas. Por otra parte, el acuerdo sólo prevé la reubicación por la UE de los nacionales sirios, por lo que los refugiados de otras nacionalidades –especialmente iraquíes y afganos- quedarán en un limbo legal. Con una celeridad digna de mejor causa, las autoridades griegas expulsaron el día 10 a Turquía 81 refugiados procedentes de Pakistán, Marruecos, Argelia y Túnez. Establecimiento de rutas alternativas En caso de que se produjera el cierre de la “ruta de los Balcanes” que persigue el pre-acuerdo, la afluencia de refugiados a Europa no cesaría necesariamente porque se trasladaría a otros lugares. El joven refugiado afgano, Gulwali Passarlay -finalmente asentado en Gran Bretaña tras múltiples peripecias y penalidades- ha descrito de forma dramática su periplo hacia la libertad en su libro “The Lightless Sky” –“El cielo sin luz”-. En él afirma que la gente está tan desesperada, que está dispuesta a pagar lo poco que tiene para escapar. Si hubiera otra manera de de salir, si Europa aceptara más refugiados, no necesitarían pagar a los contrabandistas. Y, si Europa intentara de verdad encontrar una solución diplomática y pacífica para poner fin a todas las guerras en Oriente Medio “eso también ayudaría”. Los refugiados están pagando un precio muy alto por los intereses geopolíticos de otros. “¡Ojalá la gente en Europa entienda que nuestro deber moral es tratar a los que huyen de los conflictos con dignidad y respeto!.¡No perdamos nunca nuestra humanidad!”. Passarlay tiene en gran medida razón, aunque no es justo echarle la culpa sólo a Europa. Tanta o más culpa tienen los países y pueblos de Medio Oriente –especialmente Afganistán, Siria, Irak, Irán y Arabia Saudita-, Estados Unidos y la Federación de Rusia. Esta última -amén de tratar de preservar lógicamente sus intereses estratégicos, políticos y económicos en Siria- está utilizando el conflicto civil serio como baza para presionar a Occidente con el fin de recuperar su estatuto político de gran potencia en un mundo multipolar y de mejorar su situación económica, seriamente dañada por las sanciones occidentales tras su intervención en Ucrania y por el desplome de los precios del petróleo y del gas. Cuando la olla está a plena presión, el vapor, si no se escapa por un lado, lo hace por otro. El pre-acuerdo con Turquía puede tener efectos secundarios no deseados y producir daños colaterales a terceros. Las poderosas mafias de traficantes de personas –turcas, balcánicas e italianas- ya están planeando rutas alternativas: Hacia Finlandia a través de Rusia hacia, a Italia desde Albania, Libia –reavivando la ruta hacia Lampedusa actualmente en declive- o directamente desde Turquía o Chipre por vía marítima, y a España desde el Norte de África, lo preocupa a los Gobierno español e italiano. Así, el Ministro del Interior, Jorge Fernández-Díaz, ha señalado a la Comisión Europea que, si bien el acuerdo “es una buena noticia” (¿?), había que tener mucho cuidado porque cualquier acción unilateral o relajación de los protocolos podría llevar a que decenas de miles de personas traten de, tras el cierre de la ruta del Mediterráneo Oriental, entrar en Europa por el Occidental, a través de España o de Italia. Actitud de España La normativa española es la materia se encuentra en la Ley 12/2009, reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria, que sustituyó a la Ley 5/1984, para tener en cuentas las innovaciones introducidas por las normas comunitarias, en especial la directiva 2004/83 sobre normas mínimas relativas a los requisitos para el reconocimiento de extranjeros y apátridas como refugiados, la 2003/86 sobre el derecho a la reagrupación familiar y la 2005/85 sobre normas mínimas para que los Estados concedan o retiren la condición de refugiado. La Ley española sigue casi al pie de la letra la directiva 2004/83, aunque introduce algunas novedades –como la inclusión entre las personas con derecho a ser reconocidas como refugiados de los miembros de un grupo “de género y orientación sexual”. Recoge las reglas básicas de que la concesión del asilo o de la protección subsidiaria obliga a la no devolución ni expulsión de las personas a las que se les haya reconocido, que la presentación de la solicitud conlleva la valoración de las circunstancias justificativas del reconocimiento de la condición de refugiado y la concesión de protección subsidiaria, y que el solicitante no podrá ser objeto de retorno, devolución o expulsión hasta que no se haya resuelto su solicitud. Una vez presentada ésta, el solicitante tendrá derecho a documentación, asistencia jurídica gratuita e intérprete; a autorización de residencia y a permiso de trabajo; a la comunicación de su solicitud a la ACNUR; a la suspensión de cualquier proceso en curso de devolución, expulsión o extradición; al conocimiento del contenido de su expediente; y a asistencia sanitaria y percepción de prestaciones sociales específicas. Si careciera de recursos económicos, se le facilitarán los servicios sociales necesarios para la satisfacción de sus necesidades básicas. Desde el punto de vista jurídico, España es parte en la Convención de Ginebra de 1951, del Acuerdo de Schengen de 1985, del Convenio de Dublín de 1990 y del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales de 1950 y de su Protocolo de 1993, y debe cumplir por ende con sus disposiciones, y como miembro de la UE está obligada por sus directivas y sus declaraciones. Por consiguiente, en caso de endosar el pre-acuerdo, violaría normas de Derecho Internacional, directivas comunitarias y sus propias leyes. Desde el punto de vista ético, incumpliría las normas del Derecho Internacional, General y Humanitario, y normas comunitarias como la Declaración de Tempere, que consagra solemnemente principios como la seguridad jurídica, la protección de los más débiles, la solidaridad o el bien común. En consecuencia, el pre-acuerdo está jurídicamente infundado y es éticamente reprobable. El Gobierno español debería reflexionar sobre el tema y rectificar, para lo que aún está a tiempo pues el Consejo no tomará una decisión hasta su reunión de mañana. Me reconforta saber que algunos grupos parlamentarios -como el socialista- hayan expresado su oposición al pre-acuerdo y que la Vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría haya afirmado que el Gobierno en funciones buscará el consenso de las Cortes al respecto y que, de no conseguirlo, España no lo apoyaría. En cualquier caso, la UE ha dado una prueba más de la crisis de valores por la que atraviesa al haber dado la espalda a los principios fundamentales sobre los que los padres fundadores construyeron la Unión. Madrid, 13 de Marzo de 2016

lunes, 7 de marzo de 2016

Nunca segundas partes fueron buenas:¿Nuevas elecciones?

NUNCA SEGUNDAS PARTES FUERON BUENAS: ¿NUEVAS ELECCIONES? Todos los partidos sin excepción han dado sobradas muestras de anteponer el interés partidario a los intereses generales de España: Mariano Rajoy (MR) ha eludido irresponsablemente negociar un programa de Gobierno y presentarse a la investidura, Pedro Sánchez (PS) ha recurrido a cualquier medio para acceder al Gobierno -salvo a una entente con el PP-, Albert Rivera (AR) se ha decantado por el PSOE, no ha influido en él para que acepte una triple coalición y ha presionando al PP para que permita la presidencia de PS mediante su abstención, Pablo Iglesias (PI) ha presentado un programa maximalista e inviable y reclamado plenos poderes en una coalición de Podemos (Ps) con el PSOE, y los nacionalistas catalanes han exigido como “conditio sine qua non” para su apoyo a PS la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Refiriéndose al acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos (Cs) –que calificó de “espectro de Gobierno sin obra”-, Antonio Lucas ya vaticinó que “una política sin posibilidad predestina a un fracaso sin excusa”. Y esto es lo que ha ocurrido en las dos sesiones de investidura celebradas, que han acabado en el rechazo de PS. Era la crónica de un fracaso anunciado. Negociaciones a varias bandas de Pedro Sánchez para lograr la investidura PS aprovechó gustoso la insuficientemente explicada “espantá” de MR, para salir a la palestra de la opinión pública, realizar una frenética actividad en pro de su investidura, negociar a babor y parte de estribor, y ocupar el primer plano de las candilejas políticas y mediáticas. Ps siguió con su táctica prepotente al presentar un programa inasumible para el PSOE y unas exigencias inaceptables de concesión de poderes a PI. Cs dio toda clase de facilidades para la negociación, presentó un plan de 5 puntos –limitación del mandato presidencial, supresión de aforamientos, despolitización de la justicia, facilitación de la iniciativa legislativa popular y eliminación de las diputaciones provinciales- que fueron aceptados por el PSOE y ambos llegaron a un acuerdo de Gobierno, que es razonable y podría haber sido asumido en su mayor parte por el PP. Como ha observado Federico Jiménez Losantos, el PSOE ha cedido más ante Cs a lo que lo hubiera hecho ante el PP, y AR ha conseguido que aquél respalde el incumplido programa de éste para 2011: bajar impuestos, combatir el paro, defender la unidad e integridad nacional, y potenciar la independencia del poder judicial. El acuerdo tiene muchos elementos positivos, si bien es excesivamente genérico e inconcreto en algunos importantes temas, y ha dado lugar a disparidad de interpretaciones entre sus propios firmantes. ¿Se eliminan las diputaciones o simplemente se reforman?, ¿se deroga la reforma laboral del Gobierno del PP o meramente se reforma?, ¿se bajan o se suben ciertos impuestos?...Losantos lo ha descrito el acuerdo como una mesa de cuatro patas, “todas socialdemócratas y todas cojas”, y Kepa Aulestia ha calificado la contribución de Cs como “el Rubicón de la nada al todo” y afirmado que resulta hasta insolente pretender erigir una segunda transición sobre un proyecto, inconcreto y pre-electoral, que no es más que “un esbozo de algo que no se sabe lo que es”. El PSOE ha mantenido en paralelo negociaciones con Izquierda Unida, las Mareas gallegas, Compromís, En Comú Podem y, finalmente, Ps, que aceptó a sentarse a la mesa a cuatro, tras la mediación de Alberto Garzón. Las conversaciones apenas avanzaron por las pretensiones de Ps: un Gobierno de coalición de todas las izquierdas con capacidad paritaria de decisión y una primacía de facto de PI a través de una macro-vicepresidencia. Ps y sus “confluyentes” se levantaron indignados de la mesa en cuanto se hizo público el acuerdo entre PSOE y Cs, por considerarlo una tomadura de pelo. Con la presentación del programa común, se desinflaron por el momento las expectativas de la constitución de un Gobierno populista de izquierdas. Aún así, PS puso de manifiesto su actitud ambidiestra al enviar a los cinco partidos de izquierda unos textos en los que destacaba lo que cada uno de ellos desearía escuchar y les ofrecía “acuerdos personalizados”. Todos ellos los rechazaron calificándolos de operación de “cortar y pegar”. El Secretario General del PS actuó así porque sabía que la mayoría de sus militantes prefería un pacto con Cs antes que con Ps, como quedó demostrado en la consulta interna celebrada, a la que se había comprometido para eludir el control y posible crítica del Consejo Federal del PSOE. Un 78.7% del 51.7% de los militantes que participaron le dieron su apoyo, lo que cabía esperar con una pregunta tan orientada, ya que ¿qué militante podría oponerse a que PS presidiera un Gobierno progresista?. Según Pedro G. Cuartango, el PSOE y Cs han logrado con su actitud constructiva que muchos españoles los perciban como los partidos que representan la “reforma sin ruptura”, como Adolfo Suárez hace 40 años. Según los últimos sondeos, los españoles parecen dispuestos a premiar a los partidos que se han esforzado por llegar a un acuerdo –PSOE y Cs- y a castigar a los que lo han dificultado -PP y Ps-. Este último ha criticado a PS de estar más interesado en construir un relato sobre su persona ante una hipotética repetición de las elecciones, que por sacar adelante su investidura e Iñigo Errejón ha comentado que la investidura se ha convertido en un “mitin de campaña” y en una operación de “marketing” para la exhibición de PS. Como ha descrito Losantos con un símil baloncestístico, PSOE y Cs se han “asegurado el rebote”. Si el balón no entra en la canasta, pueden recuperarlo bajo el aro, y ya han cogido sitio a la espera del rebote en un próximo encuentro a celebrar el 26 de Junio, en el que confían en atrapar el balón, encestar y ganar el partido. Debate de investidura de Pedro Sánchez Del 1 al 5 de Marzo se ha celebrado en el Congreso de los Diputados la presentación y rechazo de la investidura de PS por partida doble. El Presidente del Congreso, Pachi López organizó la ceremonia de forma un tanto partisana, pues reservó el día 1 en exclusiva para el discurso de presentación de PS, que monopolizó el protagonismo político y mediático. El día 2 intervinieron los líderes de los distintos partidos y el candidato a la Presidencia del Gobierno, y se produjo la primera votación negativa. El día 5 tuvieron lugar la presentación adicional de PS y las intervenciones de los representantes de los distintos grupos, y se celebró la segunda votación con resultado asimismo negativo. Ha sido un debate intenso, duro –a veces en demasía-, crispado e interesante. La sede de la soberanía nacional se ha convertido estos días en el epicentro de la vida política del país, situación desconocida desde la adopción de la Constitución en 1978. El candidato puso la pelota en juego con un discurso demasiado largo, excesivamente genérico y algo plúmbeo. Desde un punto de vista formal, PS estuvo correcto en la presentación, pues no le faltan planta y tablas. Atacó con dureza al Presidente en funciones MR por su negativa a presentarse a la investidura, lo que justificaba su presencia en el foro por un sentido de responsabilidad. Esbozó las líneas generales de su futuro Gobierno de conformidad con el acuerdo firmado con Cs: progreso económico y aumento del empleo, fomento de la igualdad, regeneración política y lucha contra la corrupción, presencia de España en el mundo y solución del problema de Cataluña. Asimismo mencionó algunas de las 200 medidas de Gobierno acordadas con Cs y dejó traslucir que su objetivo primordial era excluir a MR y al PP del Gobierno y cambiar radicalmente sus políticas, pese a ser consciente de que, sin él, no podría cumplir su programa ni llevar a cabo la reforma de la Constitución. Citando a Fernando de los Ríos, afirmó que necesitábamos la España del respeto y se le llenó la boca con palabras como “cambio, diálogo y acuerdo”, pero había menospreciado e insultado públicamente a MR en su enfrentamiento televisivo –lo que supuso el inicio del deterioro de la campaña electoral- y se ha negado rotunda y reiteradamente a hablar con él –“¿acaso no sabe que No es No?-. Diálogo sí, salvo con el PP. Para ser creíble hay que predicar con el ejemplo y la conducta del PS no ha sido precisamente ejemplar. En su concepción bifronte de la política, al constatar que no había mayoría suficiente para un Gobierno de centro-izquierda, viró a “sinistra” y pidió a Ps y Cia que apoyaran su investidura, justificando su petición en la necesidad de mezclar las ideologías. Puso a la izquierda entre la espada de apoyarle y la pared de votar con el PP contra un Gobierno progresista, cuyo programa recogía buena parte de sus propuestas. El debate del día 2 se inició con la intervención del Presidente en funciones, que dejó de lado su posición institucional para actuar como jefe de la oposición. Partía con el handicap de no haber explicado por qué había declinado presentarse a la investidura y alegó que lo hizo para no engañar –como ha hecho el candidato- al Rey, al Congreso y a los españoles, ya que no contaba con la mayoría requerida por la tenaz negativa de PS y del PSOE a hablar con él y con el PP. Este argumento es válido, pero escasamente convincente y demasiado tardío. Su discurso, bien construido y ocurrente en ocasiones, fue demoledor, haciendo trizas al candidato al que acusó de fraude –por presentarse a la investidura a sabiendas de que no contaba con la mayoría requerida- y de “bluff” –“montaje propagandístico para crear un prestigio que posteriormente se revela falso”. Su intervención ha sido calificada de brillante, combativa, despiadada, hábil, mordaz y divertida –para mí, ha prevalecido el sarcasmo sobre la ironía-, pero impropia de un hombre de Estado por ser excesivamente duro y dinamitar posibles puentes con el PSOE. Así, difícilmente va a conseguir apoyos para formar Gobierno, para lo que necesita ineludiblemente su colaboración activa o pasiva. Denunció el “vodelvil de negociación a dos bandas” y el “rigodón de cambio de parejas de baile”, y redujo el reformismo de la coalición rosa-naranja a una contrarreforma de lo hecho con acierto por el Gobierno del PP y a la oferta de promesas incumplibles de un “ente de ficción”. Descalificó el acuerdo PSOE-Cs por su “limitada relevancia” sin entrar en su contenido, pues le hubiera resultado difícil explicar su oposición a un programa que podría ser asumido en su mayor parte por el PP con el único argumento de que él no lo presidía. Si rechaza un programa razonablemente reformista, por muy mejorable que sea, ¿con qué mimbres va a hacer la cesta de una posible coalición con PSOE y Cs?. A medida que avanzaba el debate se iba desdibujando la figura del candidato y ganando protagonismo los líderes de las nuevas fuerzas políticas emergentes. Había gran expectación por su estreno parlamentario y no han defraudado. PI se mostró audaz y brillante, a la par que radical, arrogante, demagogo, provocador, “faltón” y pueril, como si estuviera en la tertulia de un Colegio Mayor. Miró más al pasado que al futuro –como con la lamentable exaltación del anarquista y terrorista Salvador Puig Antich- y no dejó títere con cabeza, parlamentario o extraparlamentario, como Felipe González. Lanzó una “OPA hostil” al PSOE para quedarse con la hegemonía de la izquierda y apunto a su línea de flotación, al acusar a PS de hacer un ejercicio de transformismo político, de someterse a los poderes fácticos para continuar con la política del PP y de prestarse a un simulacro para facilitar la gran coalición. Le advirtió con recochineo que no se sorprendiera si los trabajadores le exigían la retirada de la “S” y de la “O” del título de su partido. PI insistió en que un Gobierno progresista de izquierdas era viable y posible, sin necesidad de Cs, porque la aritmética lo avalaba, y añadió que todo dependía de PS, dado que las resistencias internas en el PSOE y la presión de los poderosos no le permitían pactar con Ps. Pese a estos ataques virulentos, PS le pidió sumisamente apoyo a su investidura y le aseguró que seguía con su mano tendida. PI admitió que el ganador de la jornada había sido AR, quien apenas habló de su pacto con el PSOE, aunque lo defendió mejor que el propio PS, ya que ha sido el progenitor de la criatura. Su intervención ha recibido generales elogios, pero a mi me ha decepcionado. Se olvidó de que se realizaba el debate de investidura de PS y actuó como si se tratara de una moción de censura contra MR. Su principal objetivo fue demoler el liderazgo de éste con descalificaciones “ ad personam” y se dirigió al PP por encima de su cabeza. Estuvo especialmente duro e innecesariamente cruel. ”Vd no es creíble –le dijo- para liderar esta nueva etapa política…Es tiempo de cambio, de diálogo, de darse la mano para reformar España” y no para hombres que dicen “no” al Rey y a las reformas. Es tiempo de “ser valiente para cambiar las cosas“ y “nada se reforma desde la pereza y la cobardía”. Pese a que trataba de separar al PP del MR, también se refirió con dureza a la corrupción del partido, haciendo alusión a las “tramas criminales” y a los “lingotes de oro”, y pidió a sus militantes que fueran valientes para cortar por lo sano,”porque, si no, los españoles pensarán que votan a un partido que no es capaz de liderar la lucha contra la corrupción”. Si España tiene que impulsar un pacto contra la corrupción –concluyó-, no es creíble que lo encabece alguien que es incapaz de limpiar su propia casa. Tuvo la osadía de dirigirse a los militantes del PP para pedirles valentía y coraje a fin de que prescindieran de MR, lo que facilitaría un pacto con Cs y la regeneración del partido. Amén de entrometerse descaradamente en los asuntos internos de otro partido, el “conciliador” AR cometió un grave error táctico, pues, con su inaceptable actitud, ha provocado lo contrario de lo que pretendía: que todos los militantes del PP -aunque no estén de acuerdo con él y compartan la opinión de que debe ceder a otro líder la dirección del partido- cerraran filas en torno a MR. La indignación de éste le llevó a pedir la palabra por alusiones y a afirmar que el PP no había ganado las elecciones para hacer presidente a PS, y abandonó el hemiciclo. Los partidos nacionalistas desempeñan en el Congresos un papel menos importante que en anteriores legislaturas, aunque podrían ser un elemento decisivo a la hora de dar el visto bueno a un Gobierno del PSOE con las fuerzas de izquierda, que requeriría al menos su abstención. Los catalanes ERC y DyL dejaron claro que carecen de voluntad de pacto y que su objetivo es la “desconexión” de España y la proclamación unilateral de una República Catalana. Sus portavoces –Joan Tardá y Francesc Homs- reiteraron que, para conseguir su colaboración, PS tendría que comprometerse a celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña. PS corroboró lo afirmado en el pacto PSOE/Cs de oponerse “a todo intento de impulsar la autodeterminación en cualquier punto de España”, y rechazó sumar para su investidura el voto o la abstención de los partidos que defiendan la ruptura de la legalidad en Cataluña. No obstante, se mostró dispuesto a hablar de cualquier cosa dentro de la ley y contempló la posibilidad de discutir un nuevo Estatuto o de establecer una configuración federal asimétrica del Estado para que la Comunidad pudiera “ejercer su vocación de un autogobierno mayor que el de otros territorios”. Los catalanes rechazaron estas concesiones por considerarlas insuficientes. El PNV, que había mantenido contactos con el PSOE, anunció su voto negativo por desconfiar de Cs, aunque aceptó a seguir con las negociaciones. La petición de investidura de PS fue rechazada por 310 votos a favor –PSOE y Cs- y 219 en contra –el resto de los partidos, salvo Coalición Canaria que se abstuvo-. Dos días más tarde se celebró un mini-debate en el que PS estuvo repetitivo y más bien plano, MR se mostró más incisivo y lanzó nuevos dardos al candidato –incluida la acusación de corrupción por utilizar las instituciones del Estado para lograr su supervivencia-, PI trató de rebajar la tensión con PSOE y le ofreció un pacto instantáneo y AR centró su intervención en acusar a MR y a PI –al que colocó un rejón en todo lo alto, al comparar su apetencia de cargos con la generosidad de los comunistas durante la Transición- de optar por destruir en lugar de construir por su negativa a abstenerse y causar el rechazo de la candidatura de PS. Los resultados de la segunda votación fueron iguales a los de la primera, con la única salvedad de que Coalición Canaria pasó de la abstención al voto positivo. ¿Y ahora qué? Con la primera votación se inició la cuenta atrás y, si se llegara al 2 de Mayo sin haberse logrado una mayoría que permita la investidura de un candidato, se disolverán automáticamente las Cortes y se convocarán nuevas elecciones el 26 de Junio. Tras la comunicación de Pachi López de los resultados de la última votación al Rey, a éste vuelve la iniciativa. Tendrá que realizar una nueva tanda de consultas, sin premuras de tiempo, y no cabe dar por sentado que, al término de las mismas, decida conceder una segunda oportunidad MR. Éste se ha dado cuenta –del error táctico cometido al negarse a presentarse a la investidura, que lo ha dejado aislado en un rincón al ceder la pista a PS, que ha bailado el rigodón durante un mes con unos y otros –salvo con él-, y cambiando a su antojo de pareja. MR quiere volver a ser el amo de la pista y ganar el concurso de baile, pero no le va a ser fácil. Debería haber aceptado el mandato real, pese a las dificultades provocadas por la renuencia de PS a bailar con él y haber realizado contactos y negociaciones con todos los partidos del arco parlamentario para esbozar un programa de Gobierno, como ha hecho el PSOE con Cs. Aunque condenado de antemano al fracaso dadas las circunstancias, habría demostrado ante la opinión pública que lo había intentado y que no lo había conseguido por la renuencia del PSOE, y tendría que ser PS quien debiera dar explicaciones por su negativa a sumarse a un pacto reformista. Al recular, ha cedido el protagonismo a PS, que ha aprovechado al máximo la oportunidad para redorar su blasón y realzar su figura dentro y fuera de PSOE. PS sabía de sobra que no conseguiría la investidura, pero “que le quiten lo bailao”. Su principal objetivo era mantenerse como Secretario General del partido y como candidato a las futuras elecciones, y parece haberlo conseguido. Los debates han puesto de manifiesto la gran fractura existente entre los partidos que tienen la llave de la gobernabilidad y las insalvables diferencias y antagonismos entre sus líderes. Aunque sin excesiva convicción, MR sigue con su mantra de negociar con PSOE y Cs con para la formación de un Gobierno de coalición, pero es prácticamente imposible que lo consiga dada la cerrazón de PS, que ha declarado al término de la sesión que no se resigna a que siga siendo Presidente de Gobierno. Ni siquiera puede ya contar –como hasta ahora había dado por supuesto- con Cs, que ha tomado distancias con el PP, y especialmente con su líder, a causa de la corrupción que no ha sabido, querido o podido atajar. Es incapaz de entenderse con nadie y tiene de entrada 227 diputados en contra. De ahí que lo más probable es que se encuentre en una situación similar a la que se hallaba cuando declinó presentarse a la investidura y, si fuera coherente consigo mismo, se volvería a negar a adentrarse en la cueva de los leones. PS y MR se han acusado mutuamente de ser los “tapones” que bloquean la regeneración de sus respectivos partidos y ambos llevan razón. El propio PS ha reconocido que es incompatible con MR, por lo que resulta casi metafísicamente imposible que puedan colaborar. De ahí que resulte ineludible que los dos den responsablemente un paso atrás y permitan el acceso de nuevos dirigentes con un talante más abierto, que puedan “aggiornar” sus respectivos partidos e iniciar negociaciones sin condiciones previas para lograr un acuerdo de Gobierno entre los tres grandes partidos constitucionalistas. Como ha señalado Juan Díez Nicolás, la única fórmula conveniente es una coalición PP-PSOE-Cs, que –con 210 escaños- podría formar un Gobierno estable y realizar la necesaria reforma de la Constitución. Un Gobierno de izquierdas sería aritméticamente posible, pero políticamente inviable por requerir el concurso de nueve partidos que tienen notables diferencias sobre temas clave de política y de economía. PI ha discrepado de esta opinión e insistido en que un Gobierno progresista de izquierdas se podía constituir ya si el PSOE tenía voluntad política para ello, pues cuentan con los votos necesarios. Tras el tenso enfrentamiento del día 2 con PS por sus ataques y descalificaciones –que han provocado indignación en las filas socialistas, donde se considera imposible pactar con semejante energúmeno-, PI ha tratado de bajar la tensión y propuesto, entre bromas y veras, la inmediata formación de un Gobierno de izquierdistas y nacionalistas presidido por PS, que ha denominado con cursilería el “Gobierno del beso” -¿contra natura?-, que podría ser una leyenda. El PSOE debería mostrarse receloso de Ps, que tiene sus modelos en Venezuela e Irán y admira a la Grecia de Syriza. Un PSOE socialdemócrata y europeo no puede pactar con un partido bolivariano y antieuropeo, que trata de sustituirlo como referencia de la izquierda. Nunca segundas partes fueron buenas y no parece que la gran coalición o el pacto de izquierda “a la valenciana” vayan a salir adelante. Aunque todos los partidos proclaman que no quieren que se repitan de las elecciones, ninguno mueve ”el negro de una uña” –como decía Don Quijote- para impedirlo, por lo que estamos abocados a nuevas elecciones. El partido es aún largo y cabe la remota posibilidad de que las desmedidas ansias de poder de PS y de PI lleven a su prórroga, al lanzamiento de penalties y al gol de triunfo “a la catalana”. También cabría que PP o PSOE permitiera con su abstención un Gobierno en minoría, que es la solución que curiosamente prefieren los empresarios. Así, el Presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane, ha pedido que MR o PS se abstengan y que el sacrificado quede como jefe de la oposición, pues ve peligroso para la estabilidad del país dejar ese papel en manos de PI. Es de señalar que la Agencia “Moody” ha calificado de “negativo” para la solvencia de España el contenido económico del Pacto PSOE-Cs y que, aunque no haya modificado su “rating” – tampoco lo ha subido como cabía esperar,- ha dado un toque de atención al rebajar su perspectiva de “positiva” a “estable”. España no puede permitirse el lujo de estar mucho tiempo sin Gobierno, pues se vería adversamente afectada su economía, amén de la necesidad urgente de hacer frente al independentismo. El problema es que unas nuevas elecciones apenas variarían al parecer el actual equilibrio parlamentario, por lo que volveríamos a estar en una situación similar. Las alternativas más convenientes serían entonces la formación de un Gobierno de gran coalición –si se removieran los obstáculos que la impiden, MR y PS- o de un Gobierno en minoría presidido por AR o por un político no partidario e integrado por miembros de los partidos PP, PSOE y Cs y de independientes. ¡Hagan juego, Señores, rien ne va plus!”. Madrid, 7 de Marzo de 2016