miércoles, 16 de diciembre de 2015

¿Tiene España que intervenir contra el Estado Islámico?

¿TIENE ESPAÑA QUE INTERVENIR CONTRA EL ESTADO ISLÁMICO? La reciente muerte en atentado de dos policías españoles que custodiaban la Embajada en Afganistán han puesto una vez más de manifiesto que España es objetivo del terrorismo yihadista. Según la épica islamista, los buenos musulmanes tienen la obligación de recuperar los territorios perdidos de donde fueron expulsados, como en el caso de Al-Andalus, y el Corán les permite hacerlo por cualquier medio, incluida la fuerza. En una de sus prédicas violentas “urbi et orbe” del Califa del Estado Islámico (EI) en la que ordenaba a los creyentes que crucificaran y degollaran a los infieles, Abu Bakr al-Bagdadi añadió a título de jaculatoria:“¡Que Alá os conceda el favor de pisar con vuestros pies puros sobre el usurpado Al-Andalus!”. Como ha observado el Embajador Melitón Cardona, son muchos los necios que pretenden que el Islam es amor y no tiene nada que ver con la violencia, pero están en un error craso porque –como se ha demostrado con el EI- es un proyecto político teocrático y totalitario cuyo principal objetivo es anular la capacidad crítica de sus seguidores para alcanzar su sumisión –Islam significa literalmente “sumisión”- a lo que un supuesto Ser Superior les dicta. Por consiguiente, no hay que pecar de buenismo y esconder como la avestruz la cabeza en un hoyo, sino estar alertas y preparados para hacer frente en cualquier momento a una posible agresión, pues –como dicen los Evangelios- “nunca se sabe el día ni la hora”. Renuencia de los españoles a utilizar los recursos armados Según una reciente encuesta de Sigma-2, 83.2% de los españoles creen que puede producirse en España un atentado similar al ocurrido en París, pero un 56.4% rechaza que el Gobierno realice acciones militares directas para luchar contra el EI en Siria o en Irak, frente a un 34.8% que lo acepta. Entre los objetores se encuentran 57% de los votantes del PSOE, 65% de IU y 77% de PODEMOS (Ps). Un 45.3% de los simpatizantes de CIUDADANOS está a favor y el 45.8% en contra, y sólo entre el electorado del PP se encuentra una opinión favorable del 53.2%. La mayoría asume que España está en el punto de mira del yihadismo terrorista, pero no cree que la intervención armada sea la solución al problema ¿Cuál es entonces?. A la ciudadanía alegre y confiada cabe preguntarle que quién nos va a sacar las castañas del fuego en el caso de que sea España la agredida. Entre los líderes de los principales partidos, sólo Albert Rivera estuvo a favor de intervenir en caso de petición de un aliado atacado, por lo que fue acusado de belicista y tuvo que recoger velas. En el debate a cuatro de Atresmedia, Pablo Iglesias fue el único que se pronunció rotundamente por la no intervención, mientras los demás o no se pronunciaron o adoptaron posiciones de cautela. La más posición más sorprendente fue la del Presidente del Gobierno, que supeditó una posible intervención española contra el EI a la autorización de las Cortes –lo que resulta obvio- y al “consenso de todas las fuerzas políticas” –lo que ya no es tan obvio-. ¿Habrá que esperar para intervenir a lograr la anuencia de Ps, de IU y de los nacionalistas radicales?. Se trataría de una obligación de imposible cumplimiento que llevaría a España a la inacción, aún en el caso de verse directamente atacada por el EI. Reacción bien diferente fue la del Gobierno socialista francés y de sus dirigentes François Hollande y Manuel Valls que, tras los ataques de París, declararon que Francia estaba en guerra con el Daesh y decidieron bombardear sus posiciones en Siria y en Irak, con el respaldo de la gran mayoría del pueblo francés. Cabe hallar un atenuante en la postura cautelosa y coitada de Mariano Rajoy en el precedente de la guerra del Golfo de 2003, en la que José María Aznar –por apoyar la invasión de Irak y pese a no haber colaborado en ella con el envío tropas- fue acusado de asesino por la oposición y condenado sin paliativos por su belicosidad. La situación fue manipulada por la oposición –especialmente por el PSOE- y provocó la inesperada derrota del PP en las elecciones de 2004 tras los atentados terroristas del 11-M. Rajoy vio afeitar las barbas de Aznar y ha puesto las suyas a remojar. Federico Jiménez Losantos lo ha criticado por dar un escandaloso trato de favor a Ps -que no ha firmado el Pacto Antiterrorista-, “preso de pánico rememorativo”. Sin embargo, y aunque existan algunas semejanzas, la situación era a la sazón bien distinta a la actual. Conforme a una encuesta del CIS de la época, 91% de los encuestados se mostraron contrarios a la intervención en Irak, pero Aznar se puso por montera la opinión del pueblo español y de muchos funcionarios de Asuntos Exteriores, incluido yo mismo, que -en mi calidad de antiguo Embajador en Bagdad- advertí desde mi puesto en Oporto a los altos cargos del Ministerio de que la prevista intervención era contraria al Derecho Internacional y del todo inapropiada. El Presidente del Gobierno se empecinó y –en su encuentro en las Azores con George Bush Jr. y Tony Blair- avaló la malhadada invasión del país. Ahora, Irak está siendo agredido por el EI -que ocupa por la fuerza un tercio de su territorio- y España es diana del yihadismo terrorista en general y del EI en particular. Compromisos internacionales de España Rajoy parece olvidar que España es miembro de la OTAN y de la UE. y que ha asumido por ello unos compromisos internacionales que pueden involucrar un componente militar. Según el artículo 5 del Tratado de Washington de 1948, los Estados miembros de la OTAN han convenido que un ataque armado contra cualquiera de ellos será considerado como un ataque dirigido contra todos los demás y, en consecuencia, cada uno de ellos asistirá a los miembros atacados, tomando inmediatamente “la acción que juzgue necesaria, incluido el empleo de la fuerza armada, para restablecer y garantizar la seguridad en la región del Atlántico Norte”. De conformidad con el artículo 42-7 del Tratado de la Unión de Lisboa de 2007, si un Estado miembro de la UE es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás miembros “deberán prestarle ayuda por todos los medios a su alcance”. Tras los atentados de París, Francia ha invocado esta “cláusula de defensa común” y la Alta Comisaria Europea, Federica Mogherini, ha declarado: “Hoy Francia pide ayuda a toda Europa y toda Europa responde SÍ”. El Gobierno francés deberá especificar el apoyo que requiera a cada uno de sus socios y el Gobierno español no puede hacer oídos sordos a semejante petición, amparándose en que tiene que recibir la venia de Pablo Iglesias y Cía, pues España está obligada a cumplir con sus compromisos internacionales libremente asumidos. Mientras el Gobierno de Alemania ha enviado aviones y tropas a Siria –aunque no sea en misión de combate- y el de Gran Bretaña ha empezado a bombardear las posiciones del EI en Siria -como ya venía haciendo en Irak-, el de España está dando largas a la espera de que se celebren las elecciones generales. El mayor problema existente es la ocupación de buena parte de Irak y de Siria por parte del EI y la creación de un Califato desde el que se promueven y dirigen acciones terroristas en todo el mundo. Los principales responsables para hacer frente a esta amenaza son los países árabes y musulmanes, pero “¿qué han hecho los países árabe después de los atentados de París?”, se ha preguntado el escritor y periodista pakistaní Ahmed Rashid en un excelente artículo con este título publicado en “El Mundo”, y ha respondido que ”la falta de reacción del mundo árabe y musulmán ha sido a la vez vergonzosa y lamentable”. La Liga Árabe y la Organización de la Conferencia Islámica ni siquiera se reunieron y la mayoría de los países del Golfo –que teóricamente forman parte de la Coalición Internacional dirigida por Estados Unidos- apenas contribuyen militarmente a la lucha contra el EI, porque, más que al Daesh, temen a Irán, que podría ver reforzado su liderazgo en la región. En opinión de Rashid, la guerra contra el EI debe ser liderada por Estados árabes, amén de que cuenten con la ayuda de Estados Unidos y de la UE. La Coalición debe presentar un rostro árabe con el fin de ganar la batalla de la ideología. No es una guerra entre países islámicos y Occidente, sino una lucha interna del Islam que debe ser ganada por musulmanes. Los Estados del Golfo liderados por Arabia Saudita, sin embargo, se niegan a enviar tropas a Siria o a Irak para luchar contra el EI, aunque si lo hagan a Yemen para combatir y masacrar a los milicianos hutíes -que no son tan peligrosas- por el mero hecho de ser chiitas. Deficiencias de los ejércitos de Irak y de Siria Los medios de comunicación han planteado de forma poco satisfactoria el problema de la lucha armada contra el Daesh al hacer excesivo hincapié en el bombardeo de sus posiciones, y los Estados interesados –incluidos Francia, Gran Bretaña y Rusia- han caído en la trampa. ¿Hay que bombardear al EI en Siria?. ¿Son eficaces dichos bombardeos, tanto en Siria como en Irak?. Durante un coloquio del Instituto Elcano sobre terrorismo yihadista, un participante planteó esta cuestión y ninguno de los panelistas dio una respuesta adecuada. A mi juicio, los bombardeos son necesarios, pero insuficientes. Estados Unidos, las potencias europeas y los pocos países árabes que aportan aviones de combate a la causa optan por ellos por ser la solución más fácil y menos costosa en vidas humanas. Sobran aviones y las potencias tienen que “pedir la vez” para lanzar su mortífera carga, que produce escasos efectos en la práctica, pues –como ocurrió en Vietnam- los militantes del EI han construido una impresionante red de túneles en los que se cobijan de los bombardeos, por otra parte no excesivamente precisos. Los ataques aéreos deben servir de apoyo al despliegue de fuerzas terrestres, que son las únicas capaces de desalojar al Daesh de sus posiciones y de recuperar ciudades como Mosul, y estas unidades deben ser suministradas por los países árabes de la región y no por Occidente o por Rusia, cuya presencia “in situ” sería contraproducente. La guerra civil siria y el caos reinante con la presencia de milicias dispares –incluidas las del EI y las patrocinadas por Al-Qaeda, como el Frente Al- Nusra, enfrentadas a Bashar al-Asad y entre si- no permiten que las fuerzas armadas sirias o a las milicias del Ejército Libre de Siria realicen esta labor. En Irak, el Ejército -de composición mayoritaria sunita- fue disuelto tras el derrocamiento de Saddam Husein y sustituido por distintas milicias chiitas, carentes de cohesión y de motivación para defender territorios mayoritariamente poblados por sunitas, como se puso de manifiesto con la vergonzosa derrota en Nínive de un Ejército de 30.000 hombres por unos millares de yihadistas internacionales, disciplinados, bien equipados y –sobre todo- motivados, que conquistaron Mosul con pasmosa facilidad. El actual Gobierno de Haider al-Abadi está tratando de reorganizar el Ejército con la ayuda de Estados Unidos, pero el proceso es lento y, aunque ha logrado algunos resultados positivos, necesita de la ayuda e otros países árabes –además del respaldo de Occidente- para liberar a Irak de las hordas del EI. La clave del problema está en Siria y no se podrá solucionar mientras no se acabe de forma negociada con la guerra civil. El conflicto sirio no puede ser resuelto por la vía militar, sobre todo a causa de la presencia de numerosos contingentes armados que luchan unos contra otros, y sólo cabe una solución diplomática que no es nada fácil de conseguir ante la disparidad de intereses existente tanto dentro como fuera de Siria. Se trata de una guerra civil internacional en la que, a la actuación de las diversas milicias sirias, se añade la intervención de Rusia, Irán y Líbano (a través del subrogado iraní de Hizbollah) a favor de al-Asad, y de Arabia Saudita, los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, Turquía, Estados Unidos y la UE en contra. Las dos conferencias diplomáticas celebradas en Ginebra en 2012 y 2013 bajo los auspicios de la ONU fracasaron por el empecinamiento de Rusia e Irán en apoyar el mantenimiento en el poder del carnicero Bashar, cuyo Ejército está masacrando a su propio pueblo. El creciente protagonismo del EI ha hecho que las posiciones enfrentadas se suavizaran y se produjera un ligero acercamiento, como se puso de manifiesto en la Conferencia de Viena de Octubre de 2015, en la que Rusia e Irán matizaron su apoyo incondicional a al-Asad y aceptaron su eventual salida del Gobierno, y Arabia Saudita y Estados Unidos renunciaron a exigir la exclusión inmediata de éste, y aceptaron una negociación entre el régimen sirio y los rebeldes moderados. Existe, pues, alguna esperanza de que se desbloquee la situación en la II Conferencia de Viena prevista para principios de año. Como ha apuntado Rashid, las conversaciones previstas entre 21 naciones ofrecen la primera oportunidad real de que se alcance un objetivo político común, cual es la lucha contra el EI, para lo que es esencial que los árabes encabecen este esfuerzo, se agrupen y presenten un frente unido. A estos efectos, los dirigentes de diversas facciones rebeldes –con exclusión del EI y el Frente Al-Nusra- se han reunido recientemente en Riad y aceptado iniciar negociaciones con representantes del régimen sirio en base a las recomendaciones de la Conferencia de Ginebra-I, que preveían la formación de un Gobierno de transición sin al-Asad dentro de un marco temporal a fijar por la ONU. Los participantes apoyaron la creación de “un mecanismo democrático favorable a un régimen plural que represente a todos los sectores del pueblo sirio”. Bashar ya ha reaccionado afirmando que no tiene la menor intención de abandonar el poder y habrá que ver si Rusia e Irán aceptan presionarle para que no torpedee un posible acuerdo. España es objetivo del Estado Islámico España es uno de los objetivos de los movimientos yihadistas, que ya la atacaron de forma irracional y sangrienta en el 2004, y el riesgo de atentados ha aumentado con el auge del EI y la presencia en su territorio de algunos de sus agentes, la mayoría de los cuales han podido ser detectados y reducidos gracias a la eficaz labor de los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad. Además del reforzamiento de las medidas internas de seguridad y del mantenimiento de la unidad frente al terrorismo de las distintas fuerzas políticas, es indispensable la cooperación internacional. Nuestro país –miembro leal de la OTAN y de la UE- tiene que asumir sus compromisos internacionales y, si el EI comete una agresión, ayudar a los agredidos con todos los medios a su disposición, sin recurrir a la inaceptable excusa de la necesidad de obtener previamente el consenso de todos los partidos. Como ha afirmado Pedro G. Cuartango, no hay más opción que enfrentarse militarmente a unos bárbaros que pretenden acabar con nuestra cultura y nuestros valores mediante el terror y, si nuestros aliados nos lo piden, el Gobierno debe estar dispuesto a luchar contra el EI con los medios necesarios. A juicio del Embajador Cardona, si los Gobiernos europeos no reaccionan a tiempo y no se conciertan para aniquilar ese embrión del EI que asuela Siria e Irak, la escalada de violencia será inevitable y, tal vez, irreversible. El nuevo Gobierno que surja tras las elecciones deberá esforzarse en hacer pedagogía política para que la sociedad española comprenda que tiene que contribuir con sus propios medios para defender su soberanía y que no puede abdicar de sus compromisos internacionales en la lucha contra el terrorismo yihadista. Madrid, 14-XII-15

lunes, 30 de noviembre de 2015

¿Es el Islam una religión de paz?

¿ES EL ISLAM UNA RELIGIÓN DE PAZ? Orígenes del yihadismo Los trágicos asesinatos cometidos por el Estado Islámico (EI) el pasado 13 de Noviembre en París han sacado a la palestra el tema de si el Islam es una religión de paz o de violencia. Como ha observado en Director de Centro cultural Islámico de Madrid, Sami al-Mushtawi, el Islam no incita al odio ni al rencor, y menos aún a actos de barbarie y terror, pues el terrorismo no tiene relación alguna con él. Es la ignorancia de los preceptos de la religión musulmana el principal motivo del extremismo yihadista, que incita a estos jóvenes a llevar a cabo operaciones terroristas. Para el opositor laico sirio, Raed Fares, el Islam es paz y amor y no tiene nada que ver con lo que promueven el EI o al-Qaeda. Ramón Pérez Maura estima, en cambio, que, aunque sean muchos los que hablen de que el Islam es una religión de paz, llevan años asesinando en nombre de Alá y, si es cierto que hay condenas testimoniales, no veo a la Comunidad Islámica -la “Umma”- perseguir, encarcelar o condenar a los que, entre los suyos, practican crímenes como los del Daesh. Según Manuel Núñez Encabo, el origen de los atentados en Paris está en el fundamentalismo religioso del que se sirve el brazo ejecutivo del EI. No se trata de acciones aisladas sino sincronizadas, de una “guerra santa” contra los que los musulmanes consideran que ofenden a su religión. Es un terrorismo basado en justificaciones religiosas que ordenan combatir a los infieles dondequiera que se hallen. Para Santiago González, es una religión en la que quien paga al gaitero pide la tonada, y los que financian al EI son Arabia Saudita y Qatar, mientras que para el nacionalista holandés Geert Widers es esencialmente una ideología política, un sistema que fija reglas detalladas de conducta para la sociedad y para la vida de cada individuo. Según Gabriel Albiac, es una guerra de religión conforme a las reglas de sumisión que atan al musulmán a un Alá cuyos mandatos constituyen la única ley. El mandato coránico es explícito y muy poco concordante con fantasías benévolas. La guerra que los yihadista despliegan contra el mundo infiel es lucha contra una resistencia diabólica al mandato de Alá y, para esa resistencia, el Corán contempla un solo castigo: la muerte. A juicio de Raúl del Pozo, 1.600 millones de musulmanes oyen el tambor de guerra contra los infieles, “a los que es igual que les aconsejes como que no les aconsejes. Creen engañar al eterno. Sus ojos ven tinieblas y les esperar terrible castigo”. Al grito de “Alá akbaru” –Alá es grande-, intentan aplicar la Sharia en toda la tierra por la fuerza de las armas y están dispuestos a izar su bandera por doquier. Javier Gómeze estima que, para el EI, Occidente somos los “cruzados” infieles y, frente a nosotros, no hay una religión sino una ideología que deforma el Islam, pero que sale netamente de él. Según Marcos García Rey, hacer una evaluación religiosa de los atentados de París señalando a la religión islámica como la causa primordial no ayuda al análisis ni a la búsqueda de soluciones. El yihadismo es una corriente ideológica, una especie de nacionalismo religioso transfronterizo, que tiene unos objetivos políticos: la creación de Estados donde se imponga su idea maximalista del Islam. Comparto estas últimas opiniones: el yihadismo es un ideología con un trasfondo religioso y un objetivo político. Incitación a la “yihad” en el Corán El Corán incita a la “yihad” cuando afirma: “La yihad es ordenada a los musulmanes aunque les disguste (sura 2:216),”haced yihad por Alá como Él se merece” (22:75) o “no obedezcáis a los infieles y haced yihad contra ellos con toda la fuerza” (25:52). La palabra “yihad” tiene una triple acepción: esfuerzo interior del creyente para domeñar sus pasiones y mantener su fe, esfuerzo por edificar una sociedad musulmana y lucha para propagar el Islam, por medio de la fuerza si fuera preciso. El Corán recurre a menudo a la tercera acepción del término en el contexto del combate de los fieles por su Dios, incluida la lucha armada, la “guerra santa” contra los infieles. Los comentaristas musulmanes se basan en la siguiente sura para mantener que la guerra de la yihad es meramente defensiva y sólo está justificada cuando se produce como reacción al previo ataque de los infieles: “Combatid por Dios contra los que os combaten, pero no os excedáis. Dios no ama a los que se exceden. Matadles donde déis con ellos y expulsadles de donde os hayan expulsado. No combatáis contra ellos junto a la Mezquita Sagrada a no ser que ellos os ataquen. Así que, si combaten contra vosotros, matadles: esa es la retribución de los infieles…Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a la apostasía y se rinda culto a Dios. Si cesan, no haya más hostilidades…Si alguien os agrediere, agredidle en la medida que os agredió” (2:190). Sin embargo, el Corán está lleno de llamamientos a la lucha armada sin matización alguna: “Combatid por Alá…Puede que Alá contenga el ímpetu de los infieles. Dispone de más violencia y es terrible en castigar” (4:84);”si no marchan por el camino de Alá, atrapadlos y matadlos dondequiera que los encontréis” (4:89); “los infieles son para vosotros un enemigo declarado” (4:101):”los mayores enemigos de los creyentes son los judíos y los asociados” (5:82);”infundiré el terror en los corazones de quienes no creen.¡Cortadles el cuello, pegadles en todos los dedos!”. (8:12);”combatid contra ellos hasta que no haya más persecución y se rinda todo e culto a Alá!” (8:39); “Profeta ¡Anima a los creyentes al combate!” (8:659;“matad a los asociados –cristianos asociados a Jesucristo- dondequiera que los encontréis “ (9:5);”¡combatid contra ellos!.Dios los castigará a manos vuestras” (9:14);“¡combatid contra quienes, habiendo recibido la escritura, no creen en Alá…ni practican la fe verdadera!” (9:29);”¡Id a la guerra…y luchad por Alá con vuestras haciendas y vuestras personas!” (9:41); ”Profeta:¡Combate contra los infieles y los hipócritas!.!Sé duro con ellos!” (9:73); ”¡combatid contra los infieles que tengáis cerca!”(9:123);”a los que se niegan a creer, golpeadlos en sus cuellos” /47:4);”Mahoma es el mensajero de Alá y los que están con él son despiadados con los infieles” (48:29). El talante beligerante del texto sagrado ha sido corroborado por destacados comentaristas islámicos como Bujari (“El apóstol de Alá dijo: Me ha ordenado combatir a la gente hasta que digan: Nadie tiene derecho a ser adorado sino Alá”), Tabari (“Matar infieles es un tema menor para nosotros”) o Ibn Ishak (“Lucha contra todos en el camino de Alá y mata a los que no creen en Él” o “un Profeta debe masacrar antes que recoger cautivos”). La yihad es una orden que emana de Alá y fue transmitida por Mahoma a sus seguidores. Se trata de un mandato imperativo de carácter universal y permanente hasta que la Humanidad se convierta al Islam, En consecuencia, asesinar infieles ha sido una práctica habitual de los musulmanes desde que el Profeta declaró que era lo más grato a Alá, sólo después de creer en el Dios del Islam. Por ello, la mayoría de los musulmanes creen que la guerra contra los infieles o contra los que no creen en Alá es algo santo. Concepción actual de la yihad La situación ha cambiado notablemente en relación con otros tiempos en que los países árabes y el Imperio Otomano se hallaban en guerra permanente con las naciones cristianas, como se puso de manifiesto con los ataques de militantes de al-Qaeda a Estados Unidos en 2001,-para los que Occidente no estaba preparado política, militar, policial o psicológicamente- y en subsiguientes atentados. El “modus operandi” de la yihad ha cambiado por completo. Su ejército en la sombra –según José María Carrascal está compuesto por jóvenes musulmanes que han nacido en los arrabales de París, Londres, Madrid u otras ciudades europeas, que se sienten extraños en ellas, porque los segregan o creen que los segregan. Se trata de una guerra sin cuartel perdida de antemano porque tenemos al enemigo dentro de casa. En opinión del profesor de Nanterre Gilles Ferragu, la radicalización de estos islamistas es resultado de una crisis identitaria. Los jóvenes se buscan a sí mismos y se dejan llevar por un romanticismo revolucionarios para encontrar una causa en sus vidas, que acaba siendo la violencia terrorista. Procuran una identidad que la religión musulmana les ofrece y pasan por una primera fase de radicalización religiosa que les lleva al salafismo y, de allí, a la violencia. En este mismo sentido, la filósofa búlgaro-francesa Julia Kristeva ha afirmado que, a falta de ideales, los jóvenes abrazan uno en forma de una religión que no conocen y adoptan de ella ciertos esquemas y elementos que les permite sacrificarse por una causa, pensando que con ello alcanzarán el paraíso. A ello les alienta el Corán de forma simplista:”A quienes combatieran y fueran muertos los introduciré en los jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, recompensa de Alá” (3:195) o “a quien combatiendo por Alá sea muerto, le daremos una magnífica recompensa” (4:74). Al llamar a la guerra santa, las autoridades religiosas otorgan a la lucha armada un carácter religioso, que premia con el paraíso a quienes caigan en el combate y que hace del libro sagrado –en palabras de Javier Villa- un “arma de combate”. No tengo claro –ha observado Raúl del Pozo- si los yihadistas mueren en nombre de Alá como camino al paraíso o están poseídos por el odio a los valores de Occidente o por venganza como respuesta a ser reducidos a ciudadanos sin esperanza. La crueldad de los yihadistas y su afán de matar, sin embargo, no puede justificarse sólo por la marginación y quizás se agarren a coartadas ideológicas, pero –según Enric González- ninguna ideología puede proponer ya nada a quienes se sienten marginados y víctimas de un sistema que consideran injusto, salvo la ideología apocalíptica del islamismo yihadista. Se trata, para Kristeva, de “una especie de perversión del Islam, que libera pulsiones, no de vida, sino de muerte”. Esta actitud no es compartida por la mayoría de los musulmanes, pues –como ha señalado el Presidente iraní, Hasan Rohani, “los terroristas no son leales a ninguna religión” o el Imam de la mezquita del Centro Cultural Islámico de Madrid, Hasan Khoja ,“la matanza de inocentes, musulmanes o no musulmanes, en el nombre del Islam es un crimen contra nuestra religión, opinión que coincide con la del Papa Francisco, para quien utilizar el nombre de Dios para justificar la violencia es una blasfemia. No obstante, a juicio del periodista marroquí Mahi Binebine, constatamos el nacimiento de un Islam yihadista y nihilista, y los ulemas repiten que los líderes de los grupos terroristas tienen razón al ponerse en movimiento para despertar a la “Umma” y revelar la auténtica naturaleza de un Occidente demoníaco. Y Jon Juarista ha añadido que la función de la mayoría del Islam contemporáneo es aplaudir cada nueva salvajada y culpar a las democracias occidentales de los atentados en Nueva York, Londres, Madrid, París o Jerusalén. El Islam –según Albiac- ha declarado la guerra a Occidente. El suicidio está expresamente condenado en el Corán: “No os matéis….A quien obre así por malicia y siendo injusto, le haremos sufrir en el fuego” (4:29, 30 y 39). El Profeta dicho:”El hombre que se quite la vida por sus propias manos vivirá eternamente en el infierno y será torturado con el medio que usó para suicidarse”. Pese a ello, a partir del establecimiento de un Estado confesional chiita en Irán en 1982, distintas Escuelas teológicas coránicas admiten su licitud moral cuando los terroristas lo utilizan para una “causa islámica”, pues la defensa de la Umma amenazada por los infieles justifica el recurso a cualquier tipo de medio. Las exigencias políticas se han impuesto sobre la literalidad del Corán. Ataques yihadistas a los musulmanes Los yihadistas atacan no sólo a los infieles, sino también a otros musulmanes y, según el Centro de Londres para el Estudio de la Radicalización y la Violencia Política, en 2014 el 80% de las víctimas de los atentados fueron musulmanes. Por eso, deberían ser ellos los primeros interesados en subrayar que el islamismo –en palabras de Jeffrey Goldberg- no es un proyecto supremacista, imperial y medieval, con el que no existe convivencia posible. Para Luis María Ansón, los atentados suicidas resultan incontrolables cuando un joven cree que al activar su cinturón de explosivos se irá al paraíso, y no hay servicios de inteligencia ni fuerzas de seguridad capaces de de desbaratar sus propósitos. Para liquidar el terrorismo islámico se precisa un plan político y diplomático que consiga alinear al mundo musulmán contra sus talibanismos internos, especialmente a los mahometanos que se han instalado en las naciones europeas y disfrutan de su bienestar y de sus leyes. Según Javier Gómez, hay quienes argumentan que en el Islam hay dos bandos: “ellos” –los terroristas- y “los otros” –casi todos los musulmanes-, y no haría falta defender el mismo modelo de sociedad ni creer en el mismo Dios para compartir el enemigo común del terrorismo. El 98% de los musulmanes pacíficos deberían rebelarse contra la minoría radical, pero reina la pasividad, por comodidad, cobardía o complicidad. Hace falta una mayor implicación y rotundidad en la condena del terrorismo por parte de los dirigentes del Islam a nivel universal, estatal y local, pero la inexistencia de una autoridad suprema en el islamismo sunita impide una actuación concertada. Para luchar contra el yihadismo y evitar que los jóvenes sean víctimas del fundamentalismo es preciso –a juicio de Kristeva- revaluar la herencia judía, musulmana y cristiana. Es imprescindible –añade Núñez Encabo- proceder a la deslegitimización de la pretendida justificación religiosa de las acciones yihadistas., para lo que deberían reunirse los máximos líderes del Islam, del Cristianismo y del Judaísmo. Las condenas de los dirigentes religiosos a nivel local son necesarias, pero resultan insuficientes. Hay que condenar asimismo a los Estados del Golfo, especialmente a Arabia Saudita, por su política de expandir el fundamentalismo integrista y xenófobo del wahadismo y de financiar generosamente a los movimientos yihadistas, sin parar mientes en sus actividades terroristas. En las escuelas coránica –madrasas- exportadas a distintos Estados musulmanes –como Afganistán, Pakistán y loas antiguos territorios de la URSS en Asia- y costeadas por la dinastía de los Saud, se adoctrina a los alumnos y se les lava el cerebro, se culpa a otras religiones de las maldades del mundo y se inculca el odio al cristianismo y a Occidente, se fomenta la confrontación y la violencia entre las diversas religiones y culturas, se relativiza el valor de la vida y se ensalza la inmolación suicida. En un alarde de cinismo, el monarca saudita creó en 2012 en Viena –con la cándida colaboración de los Gobiernos español y austriaco- el Centro Internacional Rey Abdullah Ibn-Abdulaziz para el Diálogo Interreligioso e Intercultural, con el fin de “posibilitar, potenciar y promover el diálogo de diversas religiones y culturas de todo el mundo”. El pretendido diálogo es sólo de puertas afuera, pues Arabia Saudita es un Estado confesional -cuya Constitución es el Corán y la ley es la Sharia- sólo acepta el sunismo wahabita y no permite en su territorio un solo lugar de culto para cualquier otra religión. El Centro es un círculo de propaganda y proselitismo saudita, encargado de desmontar los “estereotipos y conceptos erróneos” acerca del Islam y ha sido amenazado de cierre por el Canciller austriaco, Werner Faymann, por haberse negado a criticar la sentencia de los Tribunales sauditas que ha condenado a Raif Badawi a 10 años de prisión y a 1.000 latigazos por “insultar al Islam”, ya que no se trata de “un centro de diálogo, sino de silencio”. Inadaptación de los musulmanes a la sociedad occidental Los musulmanes no han sabido despojarse de ciertas prácticas que hacen incompatible el ejercicio de su religión con los hábitos occidentales, lo que dificulta su integración en sociedad cuando emigran a las naciones europeas. Hay que tener en cuenta que no se trata sólo del cumplimiento del Corán, sino de las interpretaciones que de sus textos puede hacer cualquier indocumentado mullah y del seguimiento de ciertas tradiciones contrarias a derecho consagradas en la Sharia. Es natural que se conceda a los musulmanes plena libertad para el ejercicio de sus creencias en el ámbito privado, pero no así si transcienden al nivel público y son contrarias a la ley del país de acogida.. Prácticas como la poligamia, la ablación, la pedofilia, la tortura, la lapidación, la amputación o la sumisión total de la mujer, no pueden ser aceptadas por las sociedades occidentales por muy arraigadas que estén en la tradición islámica. Cuando Arabia Saudita fue condenada por el Comité de la ONU contra la Tortura por realizar amputaciones de miembros a los autores de delitos de robo, el Gobierno alegó que dicha práctica formaba parte de una tradición musulmana que databa de 1.400 años. El Estado y la sociedad de los países de acogida deberán evitar las discriminaciones y facilitar la integración de los inmigrantes musulmanes, pero son éstos los que tienen que hacer un gran esfuerzo para adaptarse a las costumbres de su nuevo país, sin tratar de imponer las suyas. No es fácil la asimilación porque los hábitos de unos y otros son como el agua y el aceite, que difícilmente se mezclan. Aparte de la intolerancia religiosa –que incluye la aplicación de la pena máxima en los casos de apostasía- y el respaldo a la yihad, hay un grave problema difícil de superar: el trato denigrante a la mujer. Según el Corán,”los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia de Alá que ha dado a uno sobre otras…¡Amonestad a aquéllas de quienes temíais que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles!. Si os obedecen, no os metáis más con ellas” (4:34). Este texto ha sido interpretado de forma constante por la tradición coránica y la práctica islámica en el sentido de consagrar la desigualdad de género, la superioridad del hombre sobre la mujer y la sumisión de ésta, hasta el extremo de que no pueda tomar decisión alguna sin refrendo de varón –padre, esposo, hijo o pariente- y de que su testimonio valga la mitad que el de un hombre. Aunque la inmensa mayoría de los musulmanes sea pacífica, la actuación nefanda de una ínfima minoría puede llevar a la opinión occidental a tomar el todo por la parte y a criminalizar a toda la Comunidad Islámica. Como ha impetrado Binebine a Occidente, “dejen de incriminar al Islam como una ideología de violencia, porque eso sólo añade agua al molino de los obscurantistas”. Lleva en parte razón el periodista marroquí, pero los dirigentes del Islam deben adoptar una actitud inequívoca de rechazo de la violencia y de defensa de la paz interreligiosa, lo que no suele ser el caso. El Corán no ayuda en esta labor, pues cesa de hablar de lo mismo y de repetir machaconamente el mandato de “¡combatid, combatid, combatid!”, como si el Islam hubiese sido creado sólo para el combate. Tras lo expuesto, no puedo concluir que el Islam sea una religión de paz, antes al contrario, y la experiencia histórica muestra que ha estado o está en lucha constante con todas las confesiones religiosas, ya sean cristianos o judíos, hindúes o budistas, bahais o siks, e incluso musulmanas. Madrid, 30 de Noviembre de 2015

lunes, 16 de noviembre de 2015

El Estado Islámico, tan lejos y tan cerca

EL ESTADO ISLÁMICO, TAN LEJOS Y TAN CERCA Introducción El 11 de Septiembre de 2001, unos comandos del movimiento yihadista “Al-Qaeda”, liderado por Bin Laden, atacaron y destruyeron, ante la sorpresa y estupefacción mundial, las Torres Gemelas de Nueva York, y bombardearon el Pentágono, “sancta sanctorum” de la soberania de Estados Unidos. Hasta entonces, los Estados tenían que defenderse de otros Estados o de movimientos revolucionarios o de liberación, pero ahora el enemigo se ha diluido en el difuso ectoplasma de Al-Qaeda, que, a su vez, se ha multiplicado mediante franquicias y filiales que actúan por su cuenta. El 11 de Marzo de 2004, islamistas radicales inspirados por Al-Qaeda colocaron bombas en varios trenes que se dirigían a Madrid y causaron la muerte de 197 personas. En 2014, un grupo de yihadista prácticamente desconocido, dirigido por Abu Bakr al-Bagdadi, creó el Estado Islámico de Irak para reagrupar a los militantes sunitas iraquíes descontentos con el Gobierno del chiita Nuri al-Maliki, y a él se incorporaron islamistas radicales procedentes de todo el orbe. Aprovechándose del caos existente con motivo de la guerra civil en Siria, extendió sus actividades terroristas a este país y pasó a denominarse “Estado Islámico de Irak y Levante”. Se apoderó de casi un tercio de los territorios de Siria y de Irak, y conquistó Mosul, donde Bagdadi proclamó el Califato del Estado Islámico –EI o Daesh, en su versión árabe-. Extendió su actividad terrorista más allá de los territorios ocupados a través de grupos de fanáticos, más o menos organizados, y de individuos que operan a su aire, los “lobos solitarios”. Así, el 26 de Junio de 2015 realizó de forma simultánea un triple atentado contra unos turistas en Túnez, una mezquita chiita en Kuwait y un empresario en Francia. Los objetivos perseguidos por la barbarie yihadista del Califato no eran fruto del azar, sino que obedecían a una bien planeada estrategia: poner contra las cuerdas la vía democrática iniciada por Túnez tras la “primavera árabe”, incitar a la confrontación sectaria en un conservador Estado sunita del Golfo Arábigo-Pérsico, y dar un toque de atención a un país occidental que se había sumado activamente a la guerra contra el EI. A principios de año Francia había sido atacada con el asalto de los hermanos Kouachi al semanario satírico “Charlie Hebdo”, reivindicado por la rama yemenita de Al-Qaeda como venganza por la publicación de unas caricaturas de Mahoma, que causó 12 muertos. La presión sobre Francia ha alcanzado su punto culminante con la masacre cometida el 13 de Noviembre, en que tres comandos del EI atentaron de forma simultánea y coordinada contra varios objetivos civiles en París, especialmente la sala de espectáculos “Bataclan”, causando 129 muertos y más de 350 heridos, 99 de los cuales se encuentran en estado crítico. En un comunicado en el que reivindicaba la autoría, el Daesh ha amenazado con que sólo se trata del principio de la tempestad que asolará a Francia. Por el número de víctimas, el magnicidio es comparable con los atentados de Madrid. También ha llegado hasta España la nefasta influencia del EI, como muestran la detención el 19 de Octubre en Barajas de una joven almonteña de 22 años, que trataba de viajar a Siria para incorporarse a la guerrilla yihadista, y el 6 de Noviembre en Málaga de otra joven de 26 años con similares pretensiones, así como de otros presuntos yihadistas. Se han producido seis detenciones en una semana y, en lo que va de año, la policía ha arrestado a 63 militantes vinculados con el Daesh. Aunque compuesto fundamentalmente por sunitas, el EI persigue por igual a los chiitas y a los sunitas que no concuerdan con él, y alienta las disputas entre las dos ramas del Islam para reforzar su implantación mediante el terror. Diferencias entre sunitas y chiitas Alí –yerno de Mahoma- accedió al Califato en 656, pero murió cinco años más tarde en Kufa durante una sublevación liderada por el Gobernador omeya de Siria Muawiya. Le sucedió su hijo Husein, que fue asimismo asesinado en 680 por Yazid en la batalla de Kérbala, ciudad santa donde reposan sus restos. Su martirio –que se conmemora cada año en la festividad de la Ashura- provocó un cisma en el Islam entre los seguidores de Husein –chiitas- y los partidarios del Califa Yazid –sunitas-. Aunque ambas corrientes acepten los principios básicos de la religión musulmana, hay entre ellas algunas diferencias. Ilya U. Topper niega que existan diferencias teológicas, ya que comparten el mismo Dios, se rigen por los dictados del Corán y comparten el fundamentalismo, la teocracia, la religión, la Sharía, las mezquitas, la concepción misógina de la mujer y la oposición radical al “infiel”. Sólo queda optar entre el chador iraní o el burka saudita. No comparto esta visión simplista, pues, aunque pocas, hay algunas diferencias, como el aspecto más sacrificial de la rama chiita –que se pone de manifiesto en la citada fiesta de la “Ashura”- o el hecho de que el chiísmo cuente con una jerarquía de la que carece el sunismo. La falta en él de una autoridad mundial y de una jerarquía institucionalizada ha facilitado la proliferación de imames y “mullahs” insuficientemente preparados, que interpretan a su antojo el Corán, inducen a la violencia y lanzan “fatwas” en las que condenan a muerte a infieles, como en el caso de Salman Rushdie por sus “Versos satánicos”. Para Idris Tawfiq, la ausencia de autoridad religiosa ha alentado la radicalización de los musulmanes, que escuchan las prédicas de líderes y grupos que aseguran hablar en nombre del Islam y no tienen nada que ver con la auténtica religión. Los seducen con la idea de hacer algo grandioso y les ofrecen un relato atractivo que el islamismo moderado es incapaz de proporcionarles. Los “lobos solitarios” son fruto de la frustración que sufren los jóvenes y sólo desparecerá cuando la corriente mayoritaria les ofrezca un plan alternativo que les atraiga. El chiísmo se expandió por todo Oriente Medio y se implantó con mayor fuerza en Irán, Irak, Siria, Líbano, Bahrein y Azerbaiyan. En la época de Saddam Husein, los chiitas suponían el 56% de los musulmanes, frente al 44% de los sunitas, pero eran éstos los que controlaban Irak. Lo contrario ocurría en Siria, donde la minoría alauita –una rama del chiísmo-, dirigida por Hafez al-Asad, ostentaba el poder. A diferencia del confesionalismo iraní, el Baaz era un partido laico que preconizaba la separación entre Iglesia y Estado, y el régimen iraquí permitía la libre práctica religiosa, siempre que no tuviera incidencias políticas. En Irak se encontraban los principales santuarios del chiísmo –Kerbala, Najef, Samarra y Khadimiya- y tan sólo el movimiento chiita Al Dawa, apoyado por Irán, luchaba abiertamente contra Saddam con métodos terroristas, incluido el uso, por primera vez, de coches-bomba. El Ayatollah Ruhollah Jomeini trató de exportar la concepción chiita en el Golfo, pero se topó con la oposición de Saddam, lo que provocó el conflicto irano-iraquí (1980-1987). Tan sólo tuvo éxito en Líbano, donde su apoyo a la milicia chiita de Hizbollah permitió la hegemonía de ésta y rompió el frágil equilibrio de encaje de bolillos establecido en el país a raíz de su independencia de Francia. Tras la II Guerra del Golfo (2003), Georges Bush Jr entregó el Gobierno de Irak al chiita radical líder de Al-Dawa, Nuri al-Maliki, quien arrojó a los sunitas a las tinieblas exteriores y provocó el conflicto entre las dos corrientes. El poco motivado ejército iraquí fue humillantemente vencido por las “brigadas internacionales” del EI, que ocuparon las principales ciudades de la zona sunita, incluida Mosul. El levantamiento contra Bashar al-Asad iniciado por el laico Frente Sirio de Liberación- fue secuestrado por los grupos yihadistas de al-Qaeda y del EI, y ahora los aliados –que desean su relevo- no saben a quién apoyar y cómo hacerlo para que no se aprovechen los radicales. Irán respalda a Siria y se opone a la acción del EI tanto en este país como en Irak, pero tiene problemas políticos para colaborar con Estados Unidos a tales efectos. Su franquicia libanesa de Hizbollah ha intervenido militarmente en ayuda de Siria, lo que ha causado la extensión de la guerra civil al Líbano y la oposición de Turquía y de Arabia Saudita. Ésta, que teme la influencia negativa del EI en su territorio y la propia subsistencia de su monarquía, se ha unido de mala gana a la Coalición Internacional. Tanto ella como Irán son contrarios al EI, pero no colaboran ni hacen nada para superar el enfrentamiento entre sunitas y chiitas, a lo que están obligados en su calidad de líderes respectivos de las dos ramas del Islam. Las diferencias religiosas existentes entre ellas, sin embargo, no han impedido durante siglos una pacífica cohabitación que aún prevalece en la mayoría de los países musulmanes, pese a la incitación fraticida de los dirigentes políticos de las dos corrientes, Arabia Saudita e Irán. Las líneas religiosas y políticas se entrecruzan y confunden. Así, Irán apoya tanto a los chiitas de Hizbollah en Líbano, como a los sunitas de Hamad en Palestina, y Arabia Saudita colabora con el chiita Irak contra el sunita EI, que persigue por igual a los chiitas y a los sunitas que no comparten su concepción del mundo. Entre Arabia Saudita e Irán ha aparecido el EI que –según Haizam Amirah Fernández- ha utilizado estas diferencias como excusa para dividir a los musulmanes y afianzar su poder en medio del caos por él creado. Según Juan Ruiz de Azcárate, el fenómeno del terrorismo islamista viene marcado por la revolución islámica de Irán, que inspiró las bandas armadas de bandera chiita, y por la épica victoria de los yihadistas sobre las tropas soviéticas en Afganistán, que dio lugar al terrorismo de de influencia sunita y a sus manifestaciones político religiosas más extremistas: el Gobierno talibán y el Movimiento Yihadista Internacional, que engloba a Al-Qaeda y a toda la nebulosa de redes, grupos e individuos que comulgaron con la ideología y plan de acción propugnado por ella, incluido el EI. Características del Estado Islámico Inspirado en el wahabismo de Arabia Saudita, el EI ha hecho una interpretación extremista, intolerante y sectaria del Islam, que propaga con múltiples recursos y con la colaboración de los medios de comunicación y de las redes sociales, que difunden gratis sus salvajadas con el consiguiente efecto mimético. No difiere en lo esencial de la técnica de Al-Qaeda, de la que sólo le separa cuestiones de liderazgo y de “modus operandi”. El epicentro ideológico de las distintas ramas del yihadismo se halla en la Península Arábiga, cuyos regímenes llevan décadas arropando y financiando una versión ultrapuritana, intolerante y misógina del Islam, La monarquía saudita –tradicional aliada de Occidente- apoya política y financieramente los movimientos integristas radicales y ha exportado el fundamentalismo “wahabita” a Afganistán, Pakistán e Irak y a los países musulmanes de la antigua URSS. Facilita dinero y personal a sus escuelas coránicas –“madrasas”-, en las que se lava el cerebro a los alumnos, se les inculca el odio al cristianismo y a la cultura occidental, se promociona el fundamentalismo integrista, se relativiza el valor de la vida y se ensalza la inmolación suicida. Con la tolerancia de Estados Unidos y de las potencias occidentales, los países del Golfo han permitido la creación de monstruos que han crecido hasta quedar fuera del control de sus munidores contra los que se revuelven, dejando en el camino destrucción, odio y polarización. El Daesh pide ahora el derrocamiento de las dinastía de los Saud en Arabia Saudita y de los Al-Sabah en Kuwait, países predominantemente sunitas, aunque cuenten con importantes minorías chiitas, a las que el EI ataca para provocar una confrontación sectaria entre las dos comunidades. Se sirve como instrumento del llamamiento a la “yihad” contra los “infieles”, que son todos los que –cristianos, yazidis, chiitas o sunitas moderados- no piensen como él. En opinión de Enric González, la guerra contra el yihadismo del EI sólo podrá ser ganada si se suprime la mezcla tóxica de petrodólares y fundamentalismo que emana del Golfo. Como ha observado el Ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent, Fabius, el EI no debería ser calificado con este nombre, porque ni es Estado, ni representa al Islam. Opera como un grupo paramilitar muy bien entrenado, pertrechado y organizado, que –pese a su reducido número- resulta tremendamente efectivo. Es sumamente radical en lo religioso, pues quiere imponer a sangre y fuego su versión extremista del Islam y la aplicación forzosa de la ley islámica (“Sharía”), para lo que utiliza la crueldad y el asesinato como instrumentos de acción política. No sólo realiza actos terroristas, sino que recurre al terror como principal medio de disuasión y de proselitismo. Ha logrado derrotar a las desorganizadas Fuerzas Armadas iraquíes –compuestas casi exclusivamente por soldados chiitas, escasamente motivados para defender tierras sunitas-, conquistado Mosul con pasmosa facilidad y amenazado a las capitales del Estado, Bagdad, y de la región de Kurdistán, Erbil. Sólo la oposición de los “peshmerga” -las milicias kurdas- y la intervención de la aviación estadounidense han impedido que se consumara la catástrofe. En los territorios ocupados en los dos países al-Baghdadi ha iniciado una campaña de terror, tanto colectivo –asesinatos masivos de los infieles que no se conviertan y de musulmanes chiitas y sunitas moderados-, como individual –degollaciones humillantes de los periodistas norteamericanos James Foley y Steven Sotloff, y del cooperante británico David Haines-. En el vídeo que publicitaba la decapitación de Haines, se podía escuchar la voz del verdugo que -en un impecable inglés londinense- recitaba:”Cameron, este británico paga el precio de tus promesas de armar a los peshmerga contra el EI”. El EI está compuesto por organizaciones terroristas, que invocan a Alá para justificar sus acciones y alegan que actúan en respuesta a la continua actitud prepotente del Occidente liderado por Estados Unidos. La llamada a la lucha del Islam contra los “cruzados” ha logrado aunar la voluntad de quienes tienen la sensación de abandono y desconsideración por parte de un mundo al que observan a través de las redes sociales y los medios de comunicación, pero al que no pueden acceder. A diferencia de Al-Qaeda, el EI ofrece la posibilidad de obtener ganancias físicas y materiales inmediatas en un entorno “estatal”. Además, sus éxitos militares, su resistencia directa y abierta ante los ataques de la Coalición Internacional, su agresiva campaña de propaganda, su capacidad financiera y el componente profético de su mensaje son factores que ofrecen a muchos musulmanes una opción especialmente atractiva para unirse a él. Nunca antes se había conformado un Estado yihadista en la vecindad europea, pero el EI ha demostrado que es posible controlar un territorio y establecer un Califato en el siglo XXI en Siria e Irak. Urgente necesidad de luchar contra el Estado Islámico El EI ha llegado a extremos intolerables de crueldad y sadismo, ampliamente difundidos de forma obscena por Internet y las redes sociales. Esta situación resulta intolerable y la comunidad internacional tiene que reaccionar con determinación y firmeza. Como ha afirmado Pedro G. Cuartango, el EI defiende el terror para lograr sus fines y ha establecido un Califato para exportar la revolución a todo el mundo y -por cuestión de principios y de legítima defensa- “no hay otra opción que enfrentarse militarmente a estos bárbaros que pretenden acabar con nuestra cultura y valores mediante el terror”. Según Javier Rupérez, dado que el Daesh tiene una vocación destructiva terrible, no hay más solución que enfrentarse a él “con una acción contundente para decapitarlo literalmente”. La infiltración yihadista es especialmente grave entre los jóvenes que viven en Occidente, que se han desarraigado de sus lugares de origen y no se han adaptado a las formas de vida de los países de acogida, incluso cuando han nacido y sido educado en ellos. Las políticas de multiculturalidad en Gran Bretaña, de integración forzada en Francia o de segregación razonable en Alemania han tenido escaso éxito, y los “musulmanes de tercera generación –aparentemente integrados en la sociedad- no encuentran su lugar en el sol y se radicalizan cada día más. Estos fundamentalistas insatisfechos constituyen un caldo de cultivo adecuado para el terrorismo y actúan como un caballo de Troya en las fortalezas de Occidente. Los “lobos solitarios” son difíciles de detectar y resulta casi imposible neutralizarlos si tienen vocación de mártires suicidas. Contra ellos, los dispositivos antiterroristas tradicionales carecen de eficacia. Para hacerles frente, los Estados tienen que adoptar una política preventiva. Las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia deberán vigilar a los militantes islámicos que hayan participado en conflictos bélicos o pasado por campamentos de entrenamiento terrorista, seguir con atención las redes de Internet utilizadas para promover el fundamentalismo integrista y la lucha yihadista, y controlar las prédicas de los líderes religiosos que incitan a la violencia y al terrorismo. Hay que prestar especial atención a los captadores de mentes y voluntades, y tener tolerancia cero tanto con ellos como con los Estados que los apoyan. España –país tolerante que no ha seguido una política predeterminada con respectos a los inmigrantes musulmanes- fue objeto en 2004 de un inexplicable e inexplicado ataque indiscriminado del sectarismo islámico fanatizado. Es objetivo declarado tanto de Al-Qaeda como del EI por la atracción que ejerce la aureola romántica de Al-Andalus, territorio que, al haber sido árabe y musulmán, se creen obligados a recuperar. Como ha señalado “El País” en un editorial reciente, guste o no guste, España se encuentra en el punto de mira del radicalismo islámico y es constantemente citada y amenazada en los comunicados del Daesh y otras organizaciones terroristas. Y no se trata de bravatas, como lo muestra la detención el 3 de Noviembre en Madrid de tres personas que se disponían a atentar de forma inminente, y de otras dos en Cornellá, por difundir material propagandístico del EI y facilitar el reclutamiento de voluntarios para combatir en Siria y en Irak, por lo que hay que ser conscientes de que nuestra sociedad puede verse golpeada por el terrorismo yihadista. El Califato se encuentra muy lejos, a miles de kilómetros de nuestras fronteras, pero también está muy cerca, ya que sus numerosos y fanatizados esbirros podrían actuar de forma letal contra nuestro país en cualquier momento.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Cádiz ya no es mi Cádiz

CÁDIZ YA NO ES MI CÁDIZ He aprovechado mi estancia en Sevilla para darme un garbeo por Cádiz a fin de conocer el nuevo puente de la “Pepa”, charlar con los viejos amigos y comer manteca “colorá”. Se me ha caído al alma a los pies cuando he visto el calamitoso estado institucional en que se encuentra la “Tacita de Plata” después de las últimas elecciones municipales y la entronización como cabeza del Ayuntamiento del troskista-podemista José María González Santos, a) “Kichi”. Nombramiento de Kichi como Alcalde pese a no haber sido el concejal más votado De mi época de estudiante en el Colegio de San Felipe Neri a principios de los años 50, recuerdo una popular copla del Carnaval, cuyo estribillo era el siguiente: “Ja, ja, ja, ja, ja. Que gracia tiene este cuplé. Ja, ja, ja, ja, ja. Que se ríe hasta el mismo Moret. Ja, ja, ja, ja, ja. Lo sentimos tan sólo por Usted, que a causa de tanta risa se pueda descomponer”. No creo que ni al bueno de Don Segismundo ni al sin par pueblo gaditano le queden muchas ganas de reír, sino más bien, descompuesto, de llorar ante una situación que no se merece una ciudad milenaria, culta y liberal como la antigua “Gades”, aunque sus vecinos se lo hayan ganado a pulso con su libérrima decisión. Reza el refrán que “sarna con gusto no pica”, pero más de uno se está arrepintiendo ahora de su frivolidad electoral. Las últimas elecciones municipales fueron ganadas por los pelos por la veterana Alcaldesa del PP, Teófila Martínez, con 10 concejales, seguida de cerca por “Cádiz, Sí se Puede” –coalición de extrema izquierda liderada por “Podemos” (Ps)- con 8, el PSOE con 5 y “Ciudadanos” (Cs) y “Ganemos Cádiz” -alianza de Izquierda Unida y “Equs”- con 2 cada una. Reeditando el poco edificante precedente del “Pacto de Tinell” y del antiguo Gobierno “arco iris” de Baleares, las fuerzas perdedoras se coaligaron contra el PP para impedir que gobernara el partido más votado y, el 13 de Junio de 2015, eligieron Regidor a quien encabezaba la lista del segundo partido de la villa, el inefable y carnavalero Kichi. Carecía y carece éste de un plan para administrar la ciudad y hasta la fecha ha prodigado más los gestos provocativos que las medidas de gestión, a fin de dejar constancia de su izquierdismo, su republicanismo y su talante antisistema, y para escandalizar a los burgueses. Una de sus primeras decisiones emblemáticas fue sustituir el retrato del Rey que presidía su despacho por el del ex-Alcalde anarquista de la I República, Fermín Salvochea. Personalidad del nuevo Alcalde A sus cuarenta primaveras, González Santos es una persona supuestamente culta, que se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Cádiz, tras 7 años de intensos estudios, y sacó las oposiciones a una cátedra de Instituto en su especialidad. No parece, sin embargo, que le entusiasmara la docencia, pues –nada más incorporarse a su puesto en Tabernas (Almeria)- sufrió una depresión y estuvo dos años de baja, al término de la cual se hizo liberado del sindicato asambleario Ustea. No sé que aprendió de Historia durante su largo período universitario, pero el pasado 12 de Octubre unió su voz a la de su colega y correligionaria Ada Colau para condenar el genocidio cometido por los conquistadores españoles en América, ya que –a su juicio- “nunca la descubrimos, sino que masacramos y sometimos a un continente y a sus culturas en nombre de Dios”. Esta opinión era compartida por su pareja -la Secretaria General de Ps en Andalucía, Teresa Rodríguez-, para quien “la fiesta nacional debería celebrar la liberación propia y no la esclavitud de otro”. ¡Familia que desbarra unida, permanece unida!. En su obsesión indigenista, Kichi ha criticado acerbamente a dos de las mayores empresas inversoras en Andalucía, Teléfónica y Abengoa, por contribuir a la deforestación de las selvas amazónicas. Tiene bemoles proferir semejantes descalificaciones en la ciudad que tuvo el monopolio del comercio y del transporte con Hispano-América , y que de siempre ha estado íntimamente vinculada a ella. Su intención es provocar haciendo declaraciones altisonantes y tomando medidas controvertidas al margen de la legalidad que encarna en su calidad el máximo representante de la villa. Los temas municipales no se discuten ya en el Ayuntamiento sino en la calle, donde celebra asambleas públicas en las que participan sus forofos y seguidores. En una de ellas, un parado en exaltación etílica lanzó graves insultos contra la Policía y la Guardia Civil, en medio de las sonrisas picaronas del baranda municipal, que no hizo nada para hacerlo callar y se negó a pedir disculpas a los ofendidos. Otro de sus “shows” mediáticos fue tratar, junto con sus ediles, de parar la realización de un deshaucio decidido por la autoridad judicial, ante el estupor de sus guardias municipales que no sabían a qué carta quedarse. Pese a gobernar en minoría, toma decisiones arbitrarias al margen de la legalidad, especialmente en el ámbito de la contratación –por ejemplo, ha nombrado a dedo “asesores” a 13 de sus colegas antisistema no suficientemente cualificados-, y dejado de adoptar las medidas necesarias para la ejecución de proyectos financiados por la Comunidad, el Estado o la Unión Europea, con la consiguiente pérdida de las subvenciones. Los funcionarios hablan de caos en el Municipio porque ”no sabe lo que se trae entre manos”. El portavoz del PSOE, Fran González –principal responsable de la investidura de Kichi-, se ha lamentado de que éste no le haga maldito caso. Podía haber pesado antes las consecuencias de elegir a un irresponsable y, ahora, que cada palo aguante su vela en la marinera Cádiz. Con la Armada hemos topado, Kichi Hablando de mares, notorias y esperpénticas han sido las actuaciones de Kichi en relación con los buques-escuela que han visitado últimamente Cádiz, de las que se hicieron amplio eco la prensa local, nacional e internacional. Cuando el “Juan Sebastián Elcano” regresó en Julio a su base del Arsenal de la Carraca, tras su anual crucero transoceánico de instrucción de los guardiamarinas españoles, el Alcalde se presentó a la recepción ofrecida por el Almirante de la Flota, Santiago Bolívar –en la que todos los oficiales iban “de punta en blanco” con sus uniformes de gala- vestido con pantalones tejanos y camisola por fuera, y calzado con unas chanclas. ¡De vergüenza ajena!. Más grave fueron los incidentes con motivo de la visita de cortesía realizada en Octubre por el buque-escuela alemán “Gorch Fock”. Poco después del nombramiento de José María González, el Cónsul Honorario de Alemania en Cádiz –que tenia concertada una cita previa con la anterior Alcaldesa- acudió a ella con la intención de felicitar al nuevo Regidor y tratar de la visita del buque al puerto gaditano. Estuvo esperando hora y media y, cuando advirtió a una Secretaria que se marchaba y ésta fue a informar al Alcalde, a través de la puerta entreabierta se oyeron palabras desagradables sobre Alemania y su Presidenta de Gobierno. Según “Libertad Digital”, fueron las siguientes:”Decidle a esa nazi de la Merkel que se vaya a hablar con Rajoy”. El “Diario de Cádiz” informó de que se oyeron palabras ofensivas sobre Merkel y su país, aunque sin citarlas expresamente. Según otras fuentes, lo que se escuchó fue “que la Merkel se lleve a otro sitio a sus puñeteros barcos”. No hay, sin embargo, constancia fidedigna de que las palabras que se escucharon fueran pronunciadas por Kichi. El Cónsul se retiró ofendido e informó a su Embajador y el Gobierno alemán consideró la posibilidad de desviar la escala del “Gorch Fock” a otro puerto andaluz, pero, al final, prefirió pasar por alto la ofensa y se mantuvo la visita. Ni González Santos, ni ningún miembro de sus equipo, visitaron el buque o asistieron a la recepción oficial ofrecida por su Comandante a las autoridades locales. Preocupado por las noticias difundidas por los medios de comunicación y los comentarios desfavorables que circularon por la ciudad, Kichi trató de quitarle importancia al asunto y llegó a afirmar que no había constancia de que el Cónsul alemán hubiera estado en el Ayuntamiento, pues que su nombre no figuraba en el Libro-Registro de Visitas, pero –contradiciéndose a sí mismo- le envió una carta para excusarse, no por los supuestos a agravios su país, sino por haberle dado un plantón de hora y media. Reiteró “urbi et orbe” que nadie en la Alcaldía había proferido palabra alguna en contra de Alemania. Completó su triple esperpento naval con ocasión de la visita de cortesía del buque-escuela de la Armada chilena “Esmeralda”. Kichi recibió en su despacho al Embajador de Chile, Francisco Marambio, y al Comandante de la nave para informarles de que ni él ni ningún miembro de su equipo municipal subirían a bordo porque el buque era el símbolo del “asesinato de la democracia y no sólo en Chile” por su pasado como centro de detención y torturas durante la dictadura de Pinochet, y porque era importante “no perder la memoria, ni mirar hacia otro lado”. El portavoz del PP en el Ayuntamiento, Ignacio Romaní, comentó que el buque había sido enviado por el Gobierno democrático de Chile como embajada de buena voluntad, y afirmó que, con sus gestos, el Alcalde había ofendido al Chile libre de Michelle Bachelet -hija de un General represaliado por Pinochet- en vez de a éste, y a Cádiz, una ciudad que siempre había mimado sus relaciones con la América democrática. El regidor gaditano distribuyó con ecuanimidad sus improperios y exabruptos entre países con Gobiernos de derechas –como Alemania- y de izquierda –como Chile-, guardando la debida equidistancia con sus necedades. Esta lamentable actitud ha acarreado consecuencias negativas para la ciudad, no sólo en el plano moral por el desprestigio provocado, sino también en el económico. Tras el incidente, el turismo alemán a Cádiz descendió de forma notable –se habla de hasta el 30%-, un lujo que no se puede permitir una provincia que, con el 42% de paro, tiene la tasa más elevada del mismo en España y en Europa. ¡Las gracietas del Kichi, ea!. El antiguo Presidente de Uruguay, José Mújica –notorio izquierdista-, ha reconocido que “la patología de la izquierda es el infantilismo”, y su acertada frase viene como anillo al dedo al edil gaditano. El Kichi –miembro de la comparsa “Jesús Bienvenido”- ha trasladado su personalidad chirigotera a la vida real y se ha convertido en un muñeco del retablo de la Tía Norica y en un histrión al estilo de Beppo Grillo -aunque sin la gracia del político italiano-, pero no, no “se puede” –ni se debe- hacer de Cádiz una chirigota o un caricatura. Estoy seguro de que el pueblo gaditano –que sabe reírse con gracejo hasta de su propia sombra- ya le ajustará las cuentas al personaje en los próximos carnavales. Parafraseando una de las famosas soleares de Manuel Machado cabría decir:”Mi Cádiz ya no es mi Cádiz, que es una ciudad cualquiera camino de cualquier parte”. Madrid, 9 de Noviembre de 2015

lunes, 2 de noviembre de 2015

Algo huele a podrido en el reino de Al-Andalus

ALGO HUELE A PODRIDO EN EL REINO DE AL-ANDALUS Nada más cruzar Despeñaperros se percibe el hedor de los fraudes de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y de los cursos de formación profesional que afecta a las instituciones políticas –especialmente la Junta de Andalucía- y sociales –incluidos Sindicatos, Asociaciones empresariales, empresas diversas y bufetes de Abogados- e incluso a instituciones judiciales, y ha trascendido los límites de la Comunidad Autónoma andaluza. Antecedentes del caso del fraude de los ERE La denuncia en 2009 de los propietarios del restaurante “La Raza” contra Mercasevilla por su exigencia de coimas permitió a la juez titular del Juzgado nº 6 de Sevilla, Mercedes Alaya, descubrir el putrefacto entramado de los ERE en el que estaba implicada la Junta de Andalucía. Ésta negó relevancia penal a la conducta de los responsables de los ERE y la consideró, a lo sumo, como falta administrativa, y el Presidente Manuel Chaves la calificó de “trama de cuatro golfos”. Sin embargo -como ha ido demostrando Alaya-, esta chapucera trama derivaba no tanto de la actuación incorrecta de unos funcionarios desaprensivos, como de un sistema perfectamente planificado para distribuir “fondos de reptiles” sin control alguno, de una red de corrupción institucionalizada, inspirada o –cuando menos tolerada- por los altos cargos de la Junta. Ésta se personó en el proceso abierto en el citado Juzgado nº 6 como presunta perjudicada para tener acceso al sumario y –desde dentro- obstaculizar la labor de la juez instructora e inició una campaña descalificadora de la misma para intimidarla, pero ésta siguió valientemente con su investigación e inculpó a altos cargos de la Junta: Directores Generales, Consejeros e incluso a los antiguos Presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán. En el auto por el que procesó al ex-Consejero de Trabajo, Antonio Fernández, la juez acusó a la Junta de haber ideado un “fondo de reptiles” para “institucionalizar la arbitrariedad y la discrecionalidad en la concesión de ayudas públicas, permitir un uso extraordinariamente abusivo en el manejo de los fondos públicos y poder regalar fraudulentamente ayudas a un extensísimo grupo d personas físicas y jurídicas, cuyos privilegios procedían de ser personas o entidades próximas a los cargos de la Junta de Andalucía y del PSOE andaluz”. El personado PSOE criticó el encarcelamiento y procesamiento de Fernández y asumió su defensa jurídica, y el Consejero de Justicia, el fiscal Emilio de Llera, arremetió con inusitada estridencia contra la decisión de Alaya. En el curso de la instrucción del caso, la juez ha ido imputando a Consejeros y ex- Consejeros de la Junta –como Magdalena Álvarez, Antonio Ojeda, Carmen Martínez Aguayo, Antonio Ávila, Francisco Vallejo, Manuel Recio, Gaspar Zarrías o José Antonio Vieira- y a los ex-Presidentes Chaves y Griñán. Como la mayoría de ellos eran aforados, el examen de los casos pasaron a la jurisdicción del Tribunal Superior de Justicia de Andalucia (TSJA) o al Tribunal Supremo (TS). Cuando estaban a punto de ser imputados, los aforados renunciaron a sus escaños y la jurisdicción volvió a los tribunales ordinarios. Tras percibir signos inequívocos para imputar a Chaves, Griñán y varios ex-Consejeros, el instructor designado por el TS, Alberto Jorge Barreiro, señaló en un auto que sólo ganaban tiempo para escapar a la jurisdicción de la juez Alaya. Como ha observado Francisco Rosell, cuando se veían con la soga del TS al cuello, renunciaban al escaño para retornar a la casilla inicial, con la pugnaz instructora fuera si la labor de zapa daba fruto. Para el Presidente de la Sala de lo Contencioso de la Audiencia de Sevilla, Antonio Moreno, que los aforados vuelvan al juzgado de origen da cierto tufo. “Supongo que lo hacen porque creen que muchas cosas prescribirán”. Según Carlos Mármol, causa rubor ver que quienes reclamaban que el sumario pasara a instancias superiores, huir del Alto Tribunal para regresar a la jurisdicción ordinaria ahora que los vientos parecen más favorables. Es la señal evidente de quién mece la cuna del Juzgado nº 6. Más asombroso es que el TSJA consuma el dislate incurriendo en la contradicción de decir que Alaya debería seguir, pero apartándola por completo del caso. No parece una decisión salomónica sino interesada. La culminación de la investigación ha pesado menos que la máxima de la tribu: cualquier cosa antes de que revienten las costuras del sistema. Estamos ante la “peronización” definitiva de la justicia en Andalucía. La independencia judicial se basa en tres elementos: que los jueces trabajen sin presiones, que tengan estabilidad en el juzgado y que ninguna instancia superior interfiera sus investigaciones, y ninguno de ellos está en pie: Ayala ha recibido presiones, el PSOE ha cuestionado su figura y el Sanedrín gremial la ha sacado del tablero el mismo día que rubricaba el pacto para seguir amordazando al Parlamento, “cuya composición no casa con los deseos de su Peronísima Majestad”. La soberanía popular queda bajo la tutela de su vicario y el TSJA renueva los obstáculos judiciales pendientes. “Lo peor de este episodio –concluye Mármol- no es asesinar a la justicia por la espalda, sino justificarlo a la siciliana, diciendo que la juez no quería colaborar”. Cambio de instructora en el caso del fraude de los ERE En Junio de 2015, Mercedes Alaya –sin duda fatigada por el acoso del “establishment” socialista- solicitó y obtuvo una plaza en la Audiencia sevillana, en la creencia inducida de que podría seguir con su labor instructora como juez de apoyo. Con ello perdió el control sobre la instrucción del caso de los ERE La Sala de Gobierno del TSJA propuso, en efecto, la concesión de una comisión de servicio -junto con el juez Álvaro Martín- para que continuara con la instrucción del caso, pese a las reservas de su sucesora María Núñez, que había estado 11 años a cargo de un Juzgado de Derecho de Familia y estaba apadrinada por el Consejero de Justicia De Llera, notorio y desaforado crítico de Alaya. Los primeros pasos de la nueva titular desde su llegada al puesto se dirigieron –en opinión de J.Caro Romero- a “destejer una procelosa investigación, que ha sido avalada –incluso en sus arriesgadas conclusiones- por el Instructor designado por el TS en el caso que afecta a los ex–Presidentes Chaves y Griñán”. Nada más llegar-y sin esperar a la decisión del TSJA sobre el recurso de la Fiscalía que había solicitado la división del macro-proceso-, lo troceó, algo a lo que se había opuesto vehementemente Alaya –apoyada por la propia Audiencia-, al estimar que se rompería la unidad del proceso. El sumario se dividió en tres piezas: diseño ilegal del “fondo de reptiles”, pagos abonados a las Aseguradoras y a los Sindicatos, y falsas ayudas concedidas a las empresas, esta última dividida, a su vez, en más de 200 micro-piezas, lo que puede condicionar los resultados, ya que –al juzgarse por separado- existe el riesgo de que algunos de los delitos queden prescritos. Según Rosell, este troceo reduce los numerosos y continuados delitos a asuntos de menor cuantía y –dado que las leyes son como las telarañas- los insectos pequeños quedarán prendidos en ellas, mientras que los grandes la romperán. Al final, será sancionada la morralla de actores secundarios, mientras que los “peces gordos” se saldrán de la red y eludirán las condenas o, a lo sumo, recibirán, sólo sanciones administrativas. Según José Antonio Gómez Marín, en Sevilla crece la impresión de que la “jibarización” de los sumarios instruidos por Alaya “va que se mata desde que se apareció a la Junta la juez Núñez”. Ésta ha rechazado la solicitud del Fiscal de tomar declaración a los imputados que dejaron de ser aforados a fin de evitar que puedan alegar prescripción de los delitos o vulneración del derecho de defensa, con la consiguiente anulación del proceso. También mantiene paralizadas las investigaciones de los fraudes de los cursos de formación con la excusa de presionar a la Junta para que le facilite más funcionarios, al tiempo que prescinde de los que han colaborado con Alaya, so pretexto de que serían sustituidos por los nuevos que le proporcione la Junta. ¡Desviste a un Santo sin poder vestir a otro!. Defenestración de la juez Alaya Harta probablemente de tantas zancadillas, Mercedes Alaya envió el 25 de Junio de 2105 un duro e inapropiado escrito al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en el que arremetía contra su sucesora –a la que cuestionaba la competencia y la imparcialidad- y reclamaba la exclusividad en la instrucción de los casos de los fraudes de los ERE y de los cursos de formación. El tiro le salió por la culata y, el 13 de Octubre, el TSJA decidió revocar la comisión de servicio que previamente le había concedido y mantener sólo la de Martín como juez de apoyo a Núñez, decisión que fue corroborada por el CGPJ. Como ha señalado Belmonte –en su “Tercio de Varas” en “El Mundo” de Andalucia-, a leguas se veía venir que a la Juez Alaya, tarde o temprano, la decapitarían poniendo punto final al soponcio de la Junta y de su Partido. La vista se hizo más patente cuando apareció en escena la sustituta del brazo astuto del Consejero del ramo, cuya animosidad hacia Alaya está requetebién probada. Y ahora a esperar pues nunca se sabe, aunque “lo previsible es que el gran globo se desinfle y acabe en poco o casi nada el que ha sido el mayor escándalo en la historia de la autonomía”. Ayala ha sido víctima de sus propios errores. Su equivocación básica –si quería seguir con la instrucción del sumario de los ERE- fue solicitar su traslado a la Audiencia, porque, “ipso facto,” dejó de ser la “juez natural”. Su plaza salió a concurso y fue ocupada por otra magistrada, cuya apreciación del caso lamentablemente difería de forma notable del criterio de la su predecesora. Pretender –como hizo Alaya- llevar el caso desde la Audiencia colisionaba con el principio básico del juez natural y podría acarrear la nulidad del proceso. Es cierto que podía haber continuado con la instrucción si el TSJA le concedía una comisión de servicio al efecto, pero lo mismo que se la dio, se la quitó. Como destacó el Tribunal, no es posible prescindir de la condición de juez natural y predeterminado por la ley y adquirida por la actual titular, que ostenta la superior dirección y responsabilidad del caso, y no puede ser desposeída de su conocimiento sin su aquiescencia, pues dicho principio no puede ser saltado por nadie. Antes existía la figura del “juez especial” –recuerdo, por ejemplo, cuando mi padre, siendo magistrado de la Audiencia Territorial de Sevilla, fue nombrado juez especial en el caso del robo de las joyas de la Virgen de los Reyes-, que hubiera podido solucionar el problema, pero esto no es ya viable y la decisión del TSJA ha sido formalmente correcta. Otro grave e incomprensible error de Alaya ha sido enviar en contra de su sucesora un escrito intolerable y difícil de aceptar, que -por más que tenga buena parte de razón en su argumentación- ha dado razones al TSJA para su defenestración, pues “patentiza una clara voluntad de no colaborar con la actual titular, en manifiesta oposición al fundamento que justifica toda medida de apoyo judicial”. Lo deseable hubiera sido utilizar sus conocimientos, pero los duros ataques dirigidos a su sucesora obligaron a replantear la solución inicialmente propuesta, ya que Alaya traspasó la línea roja al cuestionar la idoneidad e independencia de Núñez. La vehemente juez ha cometido, por otra parte, algunas equivocaciones en la instrucción del sumario, especialmente al concentrar excesivamente el trabajo en su cuestionada persona, pese -o quizás debido- a la insuficiencia de medios y a las ingentes presiones sufridas desde la Junta, el PSOE y algunos sectores judiciales, y tardar demasiado tiempo en concluir la instrucción. En su descargo tiene la enorme complejidad del sumario y la estrecha conexión entre sus elementos constitutivos, que le incitaba a mantener la unidad sumarial contra viento y marea. Sin embargo, nadie puede negar que ha realizado un trabajo descomunal y hurgado donde ningún juez o Tribunal andaluz se había atrevido y que -gracias a su tenacidad y buen hacer jurídico- ha puesto de manifiesto las cloacas de la Junta y revelado el enorme fraude de los ERE. Su relato se ha mostrado válido, pues, de no ser así –ha observado Carlos Mármol-, el TS no habría iniciado un un “encausamiento interruptus” de los padres de la patria implicados en una red corrupta que subvencionaba el despido libre de sus amigos. Riesgo de solución insatisfactoria del caso de los ERE El Vicesecretario del PP, Pablo Casado, ha afirmado que, detrás de la decisión del TSJA de apartar a Alaya del caso está la “larga sombra” de la Junta. El líder de Ciudadanos (Cs), Albert Rivera, ha responsabilizado al PSOE y a la Junta de esta separación y afirmado que en España se llevan demasiados años en los que a los jueces se les mueve y se les presiona en función del caso que juzguen, y ha equiparado la situación a los “movimientos” del PP de los magistrados encargados de la trama “Gurtel”. Esta comparación es poco afortunada, pues no ha sido el PP, sino la Fiscalía y las acusaciones privadas quienes están tratando de remover del Tribunal competente a algunos de los “jueces naturales” del caso. Según Caro Romero, lo que ha dejado de aclarar Rivera es por qué Cs sostiene a la Junta y aprueba a ciegas los presupuestos a un partido que “mueve jueces” en Andalucía. Es una pena que Cs renuncie tan fácilmente a su papel en Andalucía de corrector de la corrupción que prometió a sus votantes. Según Luis Miguel Fuentes, el reformismo minimalista y contemplativo de Cs sólo está consiguiendo migajas insuficientes ante lo fundamental: ninguna decisión económica o ideológica nos empobrece y estrangula tanto como la propia corrupción del sistema, el uso metódico de lo público con el único objetivo de sostener al partido y a su poder, y “eso es en lo que Cs está colaborando”. La exclusión de Alaya es una operación política diseñada por el partido en el poder y ejecutada por los largos tentáculos de un régimen que alcanza hasta el máximo órgano judicial en Andalucía. En un excelente artículo sobre “La defenestración de la juez Alaya”, publicado en “El Mundo” de Andalucía, su director, Francisco Rosell, ha afirmado que, tras defenestrar a Alaya de la instrucción de los ERE y de las macro-causas que probarían la institucionalización de la corrupción andaluza como sistema socialista para garantizarse su intangible hegemonía, no se sabe si su espectro recorrerá los salones de los órganos de gobierno judiciales. Como estaba cantado por mor de de unas maniobras orquestadas difícilmente disimulables, el desenlace se ha registrado cuando el Instructor de la causa en el TS percibió signos inequívocos para imputar a los aforados ex- Presidentes Chaves y Griñán, así como a algunos ex-Consejeros que gozaban de igual privilegio para burlar la justicia mediante una corrupción piramidal y jerárquica. Alaya vio como se nombraba específicamente a un consejero para que se desembarazara de ella el antiguo fiscal De Llera, quien nunca reparó en la existencia de la corrupción cuando era el encargado de investigar tales delitos. En pago de sus artimañas, la Presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha premiado con el número 2 de la lista del PSOE al Congreso de los Diputados por Sevilla a la esposa del susodicho, Juana Amalia Rodríguez. La Sala de Gobierno del TSJA y el CGPJ nunca prestaron apoyo y amparo a Alaya, sino que participaron en maniobras arteras contra ella por su empecinamiento en esclarecer unos abusos que afectaban a la columna vertebral del régimen andaluz. Siendo lo más lógico que se le hubiera otorgado una comisión de servicio para cerrar el voluminoso sumario, las Salas de Gobierno dieron largas para que su sustituta –sin experiencia penal alguna, pero apadrinada por De Llera- fuera deconstruyendo la causa. Entretanto, tras su paso a la Audiencia, Alaya aguardaba en vano un pronunciamiento favorable para seguir en exclusiva con la instrucción, que no se produjo. Dada la trama de intereses a la que se enfrentó, era el presumible epílogo que acontecería en cuanto constató que no era cosa de “cuatro golfos”, sino que tenía un calado enorme al implicar a la cúpula de la Junta. Los altos togados dependientes de la política han defenestrado a Alaya apelando a su incapacidad de entenderse con quien estaba demoliendo su labor de años y presentando la situación como un culebrón entre dos mujeres de armas tomar que andaban a la greña. La confluencia de intereses es la que ha arrojado a Alaya de los ERE, facultando a su sustituta a que los trocee y los deje en asuntos de menor cuantía. La estafa de los ERE y de los cursos de formación no sólo puede quedar en agua de borrajas en manos de una juez de la confianza del Consejero De Llera, sino también provocar que no se reintegre a las arcas públicas lo mucho saqueado. “Cuando la política entra por la puerta de las Salas de Justicia y se acomoda en sus estrados, el Derecho salta por la ventana”, concluye Rosell, con el que estoy en buena medida de acuerdo. Parafraseando a William Shakespeare en “Hamlet”, cabe decir que “algo huele a podrido en el reino de Al-Andalus”. Sevilla, 27 de Octubre de 2015

viernes, 23 de octubre de 2015

Reflexiones sobre las elecciones catalanas y posibles incidencias en las generales

REFLEXIONES SOBRE LAS ELECCIONES CATALANAS Y POSIBLES INCIDENCIAS EN LAS GENERALES El pasado 27 de Septiembre se celebraron las elecciones autonómicas a las que el Presidente de la Generalitat y los líderes nacionalistas pretendieron dar carácter plebiscitario. Los resultados han sido malos para la Nación, pero podían haber sido peores. Pese al uso y el abuso de todos los recursos a la disposición del Gobierno catalán y la campaña “goebeliana” de los medios regionales de comunicación –especialmente TV-3-, la coalición de partidos políticos y fuerzas sociales separatistas no alcanzaron la esperada mayoría absoluta, al obtener sólo el 39.65% de los votos expresados, y que, sumados al 8.20% del partido antisistema Candidatura de Unidad Popular (CUP), quedaron por debajo del 50%. Gracias al reparto de los escaños establecido en la normativa electoral –que favorece las provincias menos pobladas más proclives al separatismo, en detrimento de Barcelona, que se expresó ampliamente en contra de la independencia-, “Junts pel SI” + CUP consiguieron por los pelos la mayoría de los escaños en el Parlament y están en condiciones de formar Gobierno, si logran acordar un plan común de actuación antes la disparidad de sus planteamientos, ya que en el único punto en que coinciden es en su voluntad de proseguir con el proceso independentista, pese a no haber logrado la mayoría simple de votos. Las elecciones han dejado a una Cataluña dividida en dos mitades irreconciliables entre los partidarios de la independencia y los defensores de la unidad de España. Resultados de las elecciones catalanas Pese a los juicios interesados de los partidos perdedores, que siempre ven algún lado positivo en los resultados, es evidente que las elecciones han dejado vencedores y vencidos. Empecemos por los últimos. El gran perdedor ha sido Artur Mas y sus mariachis de “Junts pel SI”, que, a pesar de no reparar en esfuerzos y gastos durante los últimos cuatro años, y celebrar tres elecciones autonómicas en este tiempo, no han logrado el objetivo que perseguían: la obtención del voto mayoritario del pueblo catalán a favor de la independencia. Desde que inició su camino sin retorno hacia la secesión, Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) no ha dejado de perder votos y escaños (62 en 2010, 50 en 2012 y 62 junto con ERC en 2015, los mismos que obtuvo en 2010) y revertido la ruta ascendente de ERC (10 en 2010, 23 en 2012 y 62 coaligado con CDC en 2015). Por primera vez desde 1980, la suma de convergentes y republicanos se quedó por debajo de la mayoría absoluta. Incluso añadiendo los escaños de la CUP (72 en total) la suma de los tres partidos es inferior a los resultados de 2012 (74). Aún así -y en contra de toda evidencia- Artur Mas y Oriol Junqueras afirmaron que tenían un mandato democrático y legitimidad para seguir la senda hacia la independencia. Perdedor ha sido también el PP, que ha paso de 19 a 11 escaños y perdido un considerable número de votos, a pesar de una mayor participación electoral -77.46% del electorado, que supera en casi 10 puntos la de 2012, que constituyó un “récord”- y lo peor para él es que el espacio de los ciudadanos que se consideran a la vez catalanes y españoles ha sido mayoritariamente ocupado por Ciudadanos (Cs). El relevo a última hora de una candidata sin posibilidades -Alicia Sánchez Camacho- por el popular José Luis Garcia Albiol, sólo consiguió frenar levemente el batacazo pronosticado por los sondeos. Más perdedor aún ha sido aún el PSC, del que curiosamente los medios de comunicación han coincidido en señalar que ha logrado “salvar los muebles”. No estoy del todo de acuerdo con esta apreciación, pues –a diferencia del PP que tuvo un techo máximo de 19 escaños en el Parlament en 2012- la filial del PSOE ha sido durante años el partido más votado en Cataluña y contado con hasta 52 diputados. Al final, ha logrado frenar la sangría anunciada por las encuestas y perdido sólo 4 escaños con respecto a 2012 –aunque 12 con 2010 y 21 con 2006-, y ha obtenido el más bajo nivel de votos en su historia. ¡El que no se consuela es porque no quiere!. El PSC se recuperó del previsto descalabro gracias a la presencia masiva en Cataluña de dirigentes del PSOE –en especial su Secretario General Pedro Sánchez- y a dar la espalda a su nacionalismo de prestado, poner sordina a su apoyo al “derecho a decidir” y resaltar sus valores como parte de un partido con vocación nacional y defensor de la unidad de España. Otro de los perdedores ha sido Podemos (Ps), al que algunos sondeos presentaban como la principal fuerza opositora a “Junts pel SI”. La coalición “Catalunya si que es Pot”-formada por Ps, Izquierda Unida-los Verdes (ICV) y Equo-, pese a la participación en la campaña de su carismático líder Pablo Iglesias, sólo obtuvo 11 escaños, tres menos que ICV consiguió sola en 2012. El principal ganador ha sido Cs, que –al recoger el grueso del voto “españolista”- ha pasado de 9 escaños en 2012 (sólo 3 en 2010) a 25 y se ha convertido en la segunda fuerza política en Cataluña, con una dirigente escasamente conocida como Inés Arrimadas. Este resultado sitúa a Cs en buena situación a nivel nacional y lo presenta como una alternativa de Gobierno. El otro vencedor ha sido CUP, no tanto por la cantidad de sus 10 escaños, como por la calidad de los mismos, que la han convertido en árbitro para la formación del Govern y para la continuación del proceso secesionista y eventual declaración unilateral de independencia.. La CUP es un partido antisistema en las antípodas de CDC política, social y económicamente. Preconiza la nacionalización de la banca y de las empresas de servicios básicos, el retroceso en la privatización de empresas, la implantación de un salario social generalizado, la jornada laboral de 30 horas semanales y la jubilación a los 60 años, el impago de la deuda, la expulsión de la Guardia Civil y la Policía Nacional, y la salida de la UE –y del euro- y de la OTAN de una Cataluña independiente. Pese a ello, Mas está dispuesto a vender su alma al Mefistófeles de la CUP, por lo que se ha rebajado, aceptado algunas de sus exigencias y suplicado que le dé sus votos para seguir ocupando la poltrona de la Generalitat. El President es el epítome de la deslealtad. Ha sido desleal al Estado –al violar sus normas e incumplir las sentencias de sus Tribunales-, a Cataluña –al infringir el Estatuto y gobernar de espaldas a más de la mitad de sus ciudadanos-, a su Partido CIU –al provocar la escisión de UDC y dejarlo con el mínimo respaldo electoral en su historia-, y a sí mismo –al violentar sus propias convicciones personales, ya que nunca se había declarado independentista-. Víctima de sus trapacerías, ha huido hacia delante para tapar la inanidad e incompetencia de su Gobierno y eludir la responsabilidad por sus actos personales de corrupción y por su involucración en la corrupción institucional producida bajo el liderazgo de su mentor Jordi Pujol. Se auto-engaña en su delirante fantasía considerándose una mezcla de Ghandi y Luther King, de Juana de Arco y “Braveheart”, de Maciá y Companys, cuando no es más que un botarate que pasará a la Historia por su capacidad fabuladora, separadora y destructiva. La CUP se deja querer y no se lo está poniendo fácil. Su cabeza de lista, Antonio Baños, ha afirmado que no se puede hacer una declaración unilateral de independencia porque no se ha ganado el plebiscito, aunque seguirá adelante con el proceso separatista ya que se ha llegado a “un punto de no retorno” en el desafío soberanista, y que no trabajará con “recortadores y corruptos”. La CUP ha condicionado su apoyo a Mas a unas condiciones difíciles de asumir por la CDC, como la abierta insumisión ante el Estado, la paralización de los desahucios y los despidos, y el establecimiento de una “democracia socialista” asamblearia. Mas trata de hacer méritos, se presenta como víctima propiciatoria del Estado que lo ha imputado injustamente por sacar las urnas a la calle, y –como experto es en tramoya propagandística- ha montado un lamentable “happening” con Consejeros, Diputados y Alcaldes que se han volcado en su apoyo con motivo de su declaración ante el TSJC, en una flagrante intromisión del poder ejecutivo en el judicial, que ha sido denunciada como intolerable por dicho Tribunal y por el Consejo Superior del Poder Judicial. Quien afirmó chulescamente que “si la Fiscalía quiere saber quién es el culpable que me miren a mí”, ahora echa la culpa de la organización de la misma a los miles de voluntarios a los que convocó, alentó y facilitó los medios necesarios. No obstante, la CUP bajará sus pretensiones para permitir salvar la cara a CDC y llegará a un acuerdo vergonzante con “Junts pel SI”para mantener en la presidencia de la Generalitat al impresentable de Artur Mas. Incidencias en las elecciones generales: Partido Popular Aunque es obvio que unas elecciones autonómicas –especialmente las catalanas-son muy distintas a las generales y que los resultados de aquéllas no son extrapolables a los de éstas, es evidente que las elecciones catalanes han marcado unas tendencia que se dejarán sentir en las generales. El principal damnificado ha sido el Partido del Gobierno y se ha puesto una vez más de manifiesto su tendencia a la baja. Mariano Rajoy sigue empecinado en que los buenos resultados económicos de su gestión acabarán por convencer a los ciudadanos de la conveniencia de respaldar al PP, aunque ya empieza a verle los dientes al lobo. Al Partido no le basta con tener enfrente a todas las fuerzas políticas del país, sino que se ha complicado la vida con problemas de su propia cosecha, como se ha mostrado el “miércoles negro” del 14 de Octubre, en el que coincidieron la dimisión de Arancha Quiroga como Presidenta del PP Vasco, la Tribuna de la diputada popular Cayetana Álvarez de Toledo “Anoche escribí al Presidente” -publicada en “El Mundo”- y las declaraciones a este diario del Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. La primera era previsible tras el grave error de apreciación de Quiroga de presentar una moción en el Parlamento vasco en la que, por su cuenta y riesgo, tendía la mano a SORTU y Cia, y aceptaba la amnesia del “aquí no ha pasado nada y todos tan amigos”. Lo raro es que no se hubiera producido antes tras su descalificación por el PP nacional, y el asunto ha sido, por una vez, rápida y satisfactoriamente resuelto con su sustitución por Alfonso Alonso. Álvarez de Toledo ha hecho graves descalificaciones del Presidente de su Partido. Así, ha afirmado que, en cuatro años de mayoría absoluta,”la democracia ni se ha regenerado ni se ha defendido”. Durante ese tiempo, los españoles han reclamado una mayor sensibilidad hacia las personas golpeadas por la crisis, menos vacilaciones frente a la corrupción, la despolitización urgente de la política, más democracia interna en los partidos, la deslegitimación de la violencia etarra, el amparo a las víctimas del terrorismo y una defensa nítida de lo que nos une como españoles. El Gobierno ha respondido con “tecnocracia y plasma” y actuado como si los ciudadanos tuvieran una cartera donde habitan el corazón y la cabeza, y como si los votantes del PP fueran cautivos, pero no lo son. El PP puede ser el partido que haga de España “una nación plenamente europea en su oposición al nacionalismo identitario, una democracia dispuesta a defenderse y sin miedo a renovarse”, pero “no con este Presidente y no sin un nuevo proyecto” Estas críticas están en buena medida justificadas, pero las formas empleadas han hecho un flaco servicio al Partido del que es diputada. ¡Con estos amigos, el PP no necesita enemigos!. Cristóbal Montoro -que ha aceptado con gusto y masoquismo el papel de “villano” del PP- ha asumido la responsabilidad en el incumplimiento de la promesa electoral de no subir los impuestos y encajado con deportividad las bofetadas dirigidas a Rajoy, principal –si no único- responsable de ello por su talante presidencialista. En el momento más inoportuno, en vísperas del inicio de la campaña para unas elecciones generales trascendentales, Montoro se ha desahogado diciendo que lo malo no es la crítica del adversario, que le estimula, “sino la de los tuyos”, pues hay compañeros que “se avergüenzan de lo que hemos hecho” y lo explican sin convicción porque, en el fondo, “se avergüenzan de ser del PP”. Hay un sentimiento generalizado en el PP de que hay que “aggiornar” el partido, pero Rajoy –alérgico a los cambios- sigue fiel a sí mismo y, a estas alturas de la carrera, no parece razonable cambiar de “jocquey” o de corcel, aparte de que el Presidente del Gobierno y del Partido ya se ha encargado de que no haya en las caballerizas populares jinetes o cabalgaduras que puedan dar el relevo. Los diversos sondeos dan al PP como ganador de la carrera con una reducida mayoría de en torno al 28/29% de los votos, seguido a corta distancia por el PSOE -23/24%- y, algo más alejados, por Cs -15/16%- y Ps -12/13%-. El PP parece conformarse con no perder más de 50 escaños, pero, para ello, necesitará cerrar filas en torno a Rajoy y articular un discurso positivo y coherente que atraiga a sus antiguos votantes. El mensaje del miedo ya no vale, porque los votantes del centro y de la derecha desilusionados con el PP podrán votar a un partido que no asusta, como Cs, y a un líder atractivo y limpio de corrupción, como Albert Rivera. Partido Socialista Obrero Español El optimista Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, parece creer en la posibilidad de acceder a la Presidencia del Gobierno, bien por ser la fuerza más votada, bien por alianzas a diestra –Cs- o a siniestra –Ps y lo que quede de IU-.Tragado con gusto el sapo de las elecciones catalanas -¡podía haber sido peor, pese a haber tocado el PSC fondo electoral!-, el PSOE se ha lanzado a la caza, como sea, del PP e incorporado a sus listas a candidatos independientes, como a la hasta ahora diputada de UPyD Irene Lozano, lo que le ha valido numerosas críticas desde dentro del partido. Sánchez ha afirmado que la única propuesta de Rajoy es que no gobierne el PSOE. Yo diría que más bien sucede lo contrario, pues es Sánchez quien está obsesionado con acceder al Gobierno y-como ya hizo tras las elecciones autonómicas y municipales- está dispuesto a aliarse con quien sea para impedir que el PP acceda al poder. Tras el desacuerdo entre la opinión expresada por la Comisión Europea y la mantenida por el Gobierno sobre el cumplimiento del objetivo de déficit impuesto por ésta, Sánchez ha acusado a Rajoy de “mentir a Europa como a los españoles” y requerido que comparezca con urgencia en las Cortes para aclarar las mentiras de los Presupuestos de 2016. Se ha colocado del lado del Consejero socialista de Economía de la UE, Pierre Moscovici, y puesto a España en evidencia ante la opinión pública internacional. Ha prometido derogar todas las leyes adoptadas por el Gobierno del PP, como la LOMCE, la Ley de Seguridad y la de la Reforma Laboral –que se hará de forma ”política, no jurídica” ¿?-, si bien no se ha comprometido a aumentar el valor de las indemnizaciones por despido. Su última ocurrencia ha sido prometer que denunciará el Concordato con la Santa Sede y que impedirá la enseñanza de la Religión no sólo en los centros públicos y concertados, sino también en los privados. Sigue reclamando una reforma de la Constitución de carácter federal, pero no ha especificado aún en que consistirá. Pedro Sánchez –que tiene buena planta y es buen orador-ha dado sobradas muestras de inmadurez y ligereza, impropias del líder de un partido de Gobierno, que podría hacer bueno a su predecesor y mentor José Luis Rodríguez Zapatero. Lo mismo preconiza la supresión del Ministerio de Defensa que el enfrentamiento con la Iglesia católica, apoya la modificación del artículo de la Constitución que establece el principio de que los gastos del Gobierno no pueden superar a los ingresos que el “derecho a decidir” de los catalanes o la calificación de Cataluña como “nación”, excluye por principio cualquier pacto con el PP, que pacta con BILDU, ERC, CUP, “Compromis”, las “mareas gallegas” o Ps, y facilita a sus militantes las alcaldías de Madrid, Valencia, Barcelona, Pamplona, la Coruña o Cádiz. Ciudadanos El incontestable triunfo de Cs en Cataluña lo ha puesto en la pista de lanzamiento hacia las elecciones generales. Inés Arribadas ha afirmado que Cs es una alternativa seria para gobernar tanto en Cataluña como en España, y que “los viejos partidos no están preparados para dar soluciones y los nuevos populismos tampoco”. Crecido por el éxito y por la posibilidad, si no de gobernar, de ser el factor decisivo para decidir quién gobierne en España, Albert Rivera se ha postulado como alternativa natural al PP y al PSOE, y asegurado que los comicios catalanes han evidenciado que “el bipartidismo decadente no sirve para solucionar los problemas de la gente. La sociedad pide reformas y limpieza y, por eso, hace falta un proyecto común para España que sólo Cs es capaz de liderar”, desde “la centralidad y las manos limpias”. Como “el eje de la vieja derecha y de la vieja izquierda está agotado”, ha arremetido a diestra contra el PP –que ”no tiene proyecto para España”- y a siniestra contra el PSOE –que “tiene 17, uno por cada Comunidad Autónoma”-.Se ha erigido en el fulcro que permita la gobernabilidad con ciertas condiciones, sea en Madrid o en Andalucía. Sin embargo -como ha observado Jorge Bustos- no disimula que le tira más el pacto andaluz que el madrileño, por lo que el votante conservador o liberal cabreado con Rajoy sospecha que Cs usará su papeleta para investir a Sánchez, con lo que sólo le cabe refugiarse en la abstención o retornar al redil “pepero”. Alberto Garzón lleva razón al advertir que Cs es el sostén del bipartidismo, que es lo que parecen querer los españoles. Pretende ser “un esqueje sano del sistema del 78 que se injerta en las partes podridas del árbol constitucional para que vuelva a crecer derecho”. El esfuerzo por sexar ideológicamente a Cs resulta absurdo. Su plan consiste en gobernar si gana y, si no, condicionar su respaldo a un programa sin involucrarse en la gestión a la espera de que cualquiera de los dos grandes siga desgastándose y ocupar su sitio. “El bipartidismo ha muerto. ¡Viva el bipartidismo!”. Para no desgastarse, Cs se ha mantenido en la ardiente ambigüedad y ha eludido pronunciarse sobre temas concretos, salvo cuando no ha tenido otro remedio, como en Andalucía, donde se le “ha visto el plumero”, pues ha establecido criterios distintos de exigencia en dicha Comunidad y en Madrid. Cs permitió que el PSOE se mantuviera en el Gobierno de Andalucía ante la amenaza de Susana Díaz de convocar nuevas elecciones. Puso una serie de condiciones sobre la lucha contra la corrupción y la destitución de los altos cargos imputados, que luego no ha exigido. Pero lo peor es que se ha convertido en aliado incondicional del Gobierno andaluz -el PP ya habla de “bipartito”- como ha puesto de manifiesto al apoyar el bloqueo en el Parlamento andaluz de las propuestas de distintos grupos de la oposición –que han quedado desactivadas con el adelanto del debate presupuestario-, facilitar que los socialistas condenados eludieran responder con su patrimonio por el fraude de los ERE o de los cursos de formación, permitir que Chaves, Griñán y otros altos cargos de la Junta imputados continuaran en sus puestos, hacer la vista gorda a los escándalos que salpican al Gobierno de Susana Díaz y, sobre todo, respaldar los Presupuestos de 2016 incluso antes de haber sido presentados y aprobados por el Parlamento, dando un sospechoso cheque en blanco a la Junta. Para evitar lo que le ocurrió en 1996 a Chaves -que vio como el Parlamento rechazó sus Presupuestos-, el PSOE ha negociado en secreto un acuerdo con Cs. Esta política inspirada por el líder regional Juan Marín ha sido condonada por Albert Rivera, que- como ha observado Luis Miguel Fuentes- “llegó como un San Luis de nácar a Andalucía para confirmarnos que lo de su partido aquí no era por Juan Marín y su costumbre de montar ferias de la tapa con el PSOE”. Éste se justificó alegando que lo útil era generar estabilidad y confianza y no solamente llevar a cabo confrontaciones, posibilismo conformista que fue avalado por Rivera. Andalucía –concluía Fuentes- necesita “mucho más que parches sobre las ratoneras” y señalaba que “están siendo muy venales y baratos, pero aún no sabemos que entra en su pacto”. Rivera se ha congratulado del “oasis de entendimiento” al que ha llegado con Díaz. Podemos Ps ha recibido en las elecciones catalanas un duro golpe y un frenazo en su proceso ascendente, que parecía imparable. Ello le está afectando adversamente con miras a las elecciones generales, en las que lo sondeos lo sitúan en cuarta posición, superado por Cs. En la charla-debate del 20 de Octubre, Albert Rivera le ha dado un baño a Pablo Iglesias, pese a ser éste un experto profesional en estas lides. Para aliviar la situación, Ps ha abandonado su actitud triunfalista y su Secretaria de Análisis y Programa, Carolina Becansa, ha reconocido que, en estos momentos, Iglesias no está en condiciones de liderar el de Gobierno, y ha bajado las expectativas para evitar la frustración que se produjo tras las elecciones andaluzas, en la que el éxito de Ps quedó opacado al no haber alcanzado los resultados que pronosticaban las encuestas. Señaló la singularidad del partido con respecto a PP, PSOE y Cs que estaban de acuerdo en los programas económicos. El mejor medio para llegar a un eventual pacto de Gobierno con el PSOE sería que Ps obtuviera mejores resultados que el partido de Sánchez. Iglesias parece pasar por un período de crisis, víctima de su éxito, y se habla de que va a renunciar a su acta en el Parlamento Europeo y a presentación de programas de TV. Hay una gran volatilidad en las tendencias del voto y –como ha observado el propio Rivera-“va a estar todo muy apretado” y que, “en el caso de que ganáramos, no vamos a tener mayoría absoluta, por lo que vamos a abrir una etapa de diálogo y buscar consensos”. Esperamos que cumpla en su día con estas sabias palabras. Los sondeos prevén unos resultados muy fragmentados con una ligera ventaja del PP sobre el PSOE y una posición de Cs como fuerza decisiva para inclinar la balanza hacia la derecha o la izquierda. Ante la negativa del PSOE a una “gran coalición”, lo mejor sería que los resultados permitieran una coalición PP-Cs, en la que éste permitiera la continuidad de la exitosa política económica del anterior Gobierno y actuara como estímulo ante la pasividad y conservadurismo políticos del PP y de acicate para la regeneración ética de la política. Como ha manifestado Agapito Maestre –quizás con excesivo entusiasmo-, el atrevimiento democrático y su heterodoxia política de pactos con el PSOE y el PP sitúan a Cs entre uno de los paradigmas más serios en Europa para profundizar la calidad democrática de una nación-. Cs no debe tratar de imponer un Presidente del Gobierno –por más que la actuación de Mariano Rajoy sea manifiestamente mejorable- ya que hay que dejar a cada partido que elija a su líder, siempre que éste no quede descalificado por su proceder –lo que no es el caso-, y mantener la coherencia y firmeza en su exigencia de regeneración de la vida política española. Sevilla, 19 de Octubre de 2015