miércoles, 5 de febrero de 2014
Mali ¿frontera con España?
MALI, ¿FRONTERA CON ESPAÑA?
El 24 de Enero asistí a un interesante coloquio del Real Instituto Elcano con el provocativo título de “Mali, frontera con España”.
Presencia yihadista en el Sahel
Félix Arteaga centró el conflicto del Sahel en un espacio sin fronteras ni control, con gran facilidad de desplazamiento, en el que operan actores violentos no estatales –unos 7.000 combatientes bien adiestrados y pertrechados-, a los que es difícil hacer frente por la complicidad del entorno. En esta área ha surgido –en expresión de Fernando Reinares- un “condominio yihadista”, formado por tres grupos terroristas distintos pero debidamente coordinados: Al-Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental y Ansar al-Din. Estos grupos encontraron el adecuado caldo de cultivo con el colapso de Libia, las reivindicaciones secesionistas de los nacionalistas tuaregs –especialmente el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA)- y el golpismo militar en Mali. Como consecuencia de ello, se esta produciendo –según Alicia Sorroza- “un Afganistán en el patio trasero de Europa”. En efecto –salvando las diferencias geográficas, geopolítica y sicológicas-, la situación en Mali ofrece notables semejanzas con la del Afganistán de los “talibanes”: utilización del espacio para el entrenamiento de terroristas islámicos, imposición de la Sharía y consiguiente violación de los derechos humanos y explotación de la mujer, y peligro de contagio y desestabilización en los países de la región. La situación se ve agravada por la debilidad de los Estados de la zona –como Libia, Mauritania o Níger-, el vacío de poder existente en gran parte del Sahel, la formación y la práctica adquiridas por las fuerzas yihadistas y su disposición de importantes medios de combate, la crisis económica en Occidente, la renuencia de la opinión pública a cualquier intervención que pueda ser considerada “neocolonialista”, y la reserva de Estados Unidos y de la UE a participar en aventuras militares. Hay, sin embargo, algunos elementos positivos con respecto a la situación en Afganistán, como la experiencia adquirida en aquel país, la falta de apoyo a los terroristas de los Estados de la región –que, a diferencia de Pakistán, no ofrecen santuarios a las guerrillas-, la firme oposición de Argelia, condiciones orográficas menos propicias, proximidad de bases logística y cercanía a Europa, y la incidencia sobre algunos miembros de la UE, como Francia, España o Italia.
Desarrollo del conflicto en Mali
Las fuerzas secesionistas del MNLA se aprovecharon de la descomposición de Libia tras la caída de Mohamed Gadaffi y de la debilidad del Gobierno maliense para ocupar a finales de 2011 la mayor parte del norte de Mali. En Marzo de 2012 se produjo un golpe de Estado, que sustituyó el Gobierno de Amadou Touré por una Junta Militar presidida por Dioncounda Traoré. En Abril, el MNLA proclamó la independencia de Azawad, pero los tres movimientos yihadistas atacaron de consuno a los tuaregs y los fueron expulsando de las principales ciudades del norte del país: Kidal, Tombuctú y Gao. En Septiembre, el Presidente Traoré pidió ayuda a la ONU, que se mostró renuente a concederla por la falta de legitimidad del Gobierno maliense. Finalmente, el Consejo de Seguridad adoptó en Diciembre la resolución 2085, que autorizaba el despliegue de una “Misión de Apoyo Internacional bajo Dirección Africana”, compuesta por tropas de países miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Al mismo tiempo, la UE se sumó modestamente a la ayuda y ofreció a entrenar las fuerzas malienses. Todo quedaba en promesas de futuro, mientras las guerrillas yihadistas continuaban su imparable avance hacia el sur y -tras la conquista de Konna y Diabili- se situaron a 350 kms de la capital Bamako. Ante el agravamiento de la situación, Traoré pidió auxilio a la antigua metrópoli y, el 12 de Enero de 2013, Francia lanizó la “operación Serval”, con fuerzas aéreas y terrestres, en la esperanza de que se le unirían más tarde los contingentes de países de la CEDEAO como Nigeria, Burquina Faso, Níger, Togo, Benin o Chad. Gran Bretaña, Bélgica, Dinamarca, Canadá y España ofrecieron aviones de transporte. Además de contribuir con un “Hércules”, nuestro país ha autorizó el sobrevuelo de las aeronaves de Francia y facilitó bases a sus tropas terrestres.
En pocos días, el contingente franco-africano –más franco que africano, con unos 3.000 combatientes galos- liberó Konna y Diabali, e inició la contraofensiva hacia el norte. La intervención francesa dio pretexto al ataque yihadista al complejo gasístico de In-Amanas, en el que –tras la contundente respuesta del Ejército argelino- se produjo la muerte de numerosos rehenes extranjeros. La coalición ha recuperado Gao, Kidal y Tombuctú, en la que los yihadistas destruyeron monumentos sufíes y bibliotecas como la de Ahmed Baba, que custodiaba miles de manuscritos, algunos de la era pre-islámica. Aún queda por limpiar el resto del desierto saheliano e impedir que los terroristas se refugien en la región montañosa de Tegargart o se infiltren en países vecinos desde los que puedan realizar ataques de guerrillas o acciones de sabotaje o secuestro. Como ha señalado el Ministro francés de Defensa Jean-Yves Le Drian, se han cubierto en lo esencial los objetivos de la operación –detener la invasión yihadista, salvar Bamako y el Gobierno maliense, y recuperar la integridad territorial del Estado-, pero la campaña no ha finalizado y la lucha continúa Aunque militarmente ha sido un éxito, quedan por solucionar problemas políticos de Mali, como que se restaure la democracia mediante elecciones libres y se atienda a las legítimas aspiraciones autonomistas de la minoría tuareg. A este respecto, el Ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, se ha congratulado de que el Parlamento maliense haya decidido celebrar elecciones bajo supervisión internacional antes del 31 de Julio, y ha pedido al Gobierno de Bamako que inicie conversaciones con las fuerzas vivas de la sociedad civil del norte maliense.
Actitud de la UE. España, frontera con Mali
Alicia Sorroza se ha preguntado cuánto tiempo podrá Francia actuar en solitario y hasta cuándo asumirá Europa el coste de no intervenir conjuntamente. Catherine Ashton ha afirmado que hay que establecer una hoja de ruta hacia unas elecciones democráticas en Mali. Pese aque 8 Estados comunitarios han pedido un mayor compromiso europeo en el Sahel, la UE no parece estar por la labor y se conforma con facilitar entrenamiento y trasporte. Va a haber más entrenadores que entrenados y más medios de transporte que transportados. Hay que hacer algo más, pues -aunque Francia actúe por motivos interesados- su acción favorece a la UE. Como ha señalado Dolores Algora, la instalación en el Sahel de grupos terroristas que se valen de la yihad para expandir el pánico y la miseria es argumento suficiente para justificar la intervención. El yihadismo puede desestabilizar el Sahel y la región mediterránea y reverdecer aquello por lo que se luchó en Afganistán. La UE no puede despreocuparse del problema y España menos que nadie, pues –amén de la proximidad de sus costas a las del norte de África- las Canarias son vecinas de una vulnerable Mauritania en la que ya hay una importante presencia yihadista. La lucha contra el terrorismo en el Sahel requiere un programa integral y coordinado de cooperación internacional. Con falta de perspicacia, el Ministro del Interior, Jorge Fernández, ha dicho que la crisis de Mali no supone una amenaza adicional para España y que estos sucesos no afectan especialmente a nuestro país. Fernández parece haber olvidado el gravísimo atentado del 11-M, e ignorar que los dirigentes de AQMA –siguiendo las directrices del Emir de Al-Qaeda , Aymán Al-Zawahiri- han afirmado que no pararán “hasta que nuestros pies purificados pisen Al-Andalus”, y recuperemos Ceuta y Melilla, “limpiándolas de las impurezas de losespañoles”. Señor Ministro, tenga en cuenta que Mali hace frontera con España.
Madrid, 7-II-2013
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