miércoles, 5 de febrero de 2014

Cooperación en el Campo de Gibraltar

COOPERACIÓN EN EL CAMPO DE GIBRALTAR Comenté en mi última columna la posición gibraltareña sobre el futuro del Peñón de Gibraltar y de la parte del istmo usurpada por Gran Bretaña sin título jurídico alguno, expuesta en un seminario por el Ministro Principal de la colonia, Fabián Picardo, que ha reiterado sus tesis en una entrevista al diario “EL Mundo” el pasado día 11. Me centré en las cuestiones políticas y jurídicas de fondo y no entré en el problema práctico de la cooperación entre las poblaciones residentes aquende y allende la verja. Preservación del medio marino en la Bahía de Algeciras Los gibraltareños y los habitantes del Campo de Gibraltar comparten un espacio geográfico común ubicado en la Bahía de Algeciras y ello condiciona sus relaciones, al margen de las diferencias jurídicas que pueda haber entre España y el Reino Unido. Un ejemplo claro es el de la preservación del medio marino. Como reconoció en 2007 el Foro para el Diálogo sobre Gibraltar, el medio ambiente no entiende de fronteras y la unidad geográfica y ecológica de la Bahía requiere la colaboración de sus ribereños si se la quiere proteger de los riesgos de la contaminación. Es obvio que resulta imposible establecer fronteras ecológicas y las existentes en el plano jurídico no deberían ser obstáculo para la colaboración entre vecinos para proteger un bien común. La Comisión Europea concedió en 2006 a Gran Bretaña una “Licencia de Impacto Comunitario” (LIC) para mejor aplicar la Directiva “Habitat” en las “Aguas Meridionales de Gibraltar”. Dos años más tarde, la Comisión concedió a España otra LIC similar en el “Estrecho Oriental”, que se superpone en buena parte con la establecida en las aguas gibraltareñas. La controversia ha llegado hasta el Tribunal de Justicia de la UE, que en 2012 falló a favor de España. Dejando de lado el conflicto jurídico sobre las aguas de Gibraltar y sin renunciar a sus respectivas posiciones, España y el Reino Unido -junto con Marruecos- deberían establecer –en el marco del PNUMA y de su Programa Regional para el Mediterráneo- una “Zona Marítima Internacional Protegida” en todo el Estrecho, que permita preservar una fauna y una flora de gran valor ecológico. Seguridad de la navegación y lucha contra la delincuencia internacional La conveniencia de una colaboración pragmática entre los gibraltareños y los ciudadanos que pueblan el Cambo de Gibraltar se pone asimismo de manifiesto en temas como la seguridad de la navegación o de la lucha contra la delincuencia internacional. De conformidad con una resolución de la Organización Marítima Intergubernamental (OMI) se estableció en 1973 un dispositivo de separación de tráfico marítimo a lo largo del Estrecho de Gibraltar, con dos canales de navegación separados por media milla marina de anchura, el primero de los cuales –paralelo a las costas marroquíes- permite el acceso del tráfico marítimo al Mar Mediterráneo, y el segundo –paralelo a las costas españolas- su salida hacia el Océano Atlántico. No existen, en cambio, normas para la navegación transversal hacia la Bahía de Algeciras, ni se han establecido canales de acceso a la misma. Los buques que se dirigen al puerto de Algeciras no se ponen en contacto con las autoridades británicas o gibraltareñas, y los que navegan hacia Gibraltar o fondean en sus aguas para aprovisionarse de combustible ignoran a las autoridades españolas, por lo que -al no haber colaboración entre las respectivas autoridades marítimas y portuarias- se multiplica considerablemente el riesgo de accidentes. Así, se han producido colisiones entre el petrolero “Spetses” y el crucero “Van Gogh” (2004), entre el petrolero “Torn Gertrud” y el mercante “New Flame” (2007) –con el subsiguiente hundimiento de éste-, y entre el porta-contenedores “Verónica B” y el carguero “Ginga Saber” (2008), o los encallamientos de los mercantes “Fedra” y “Samothraki”. Sería deseable que los Gobiernos de España y del Reino Unido acordaran en el marco de la OMI el establecimiento de canales de navegación en la Bahía, y que las autoridades marítimas y portuarias de Algeciras y de Gibraltar colaboraran estrechamente para facilitar el tráfico de buques en la zona. El Estrecho y el Campo de Gibraltar han sido desde “longa data” áreas propicias al contrabando. Al tradicional trapicheo de tabaco se ha sumado recientemente un tráfico más grave de estupefacientes, especialmente de “hachish” procedente de Marruecos. Las “mafias” traficantes aprovechan la proximidad de las costas para utilizar las playas españolas y el enclave gibraltareño como cabezas de puente para el suministro de drogas a Europa. Gibraltar sirve a menudo de refugio a los narcotraficantes cuando son descubiertos por las lanchas española de vigilancia aduanera, con la connivencia de las autoridades gibraltareñas, y se producen frecuentes incidentes entre patrulleras como consecuencia de la disparidad de criterios acerca de la soberanía de las aguas adyacentes al Peñón. Estos enfrentamientos y la falta de colaboración perjudican a España, y sólo benefician a los maleantes profesionales que se dedican al contrabando, al narcotráfico, a la trata de blancas y de menores, a la inmigración ilegal y a otras formas de delincuencia transnacional. Foro para el Diálogo sobre Gibraltar Mientras se resuelve o no la cuestión final del futuro del Peñón, sigue vigente la necesidad de cooperación entre las poblaciones de Gibraltar y de su Campo. El Foro Tripartito y la Comisión Mixta Gobierno de Gibraltar-Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar -creados en 2004- han sido instrumentos útiles de diálogo a tales efectos. El Foro, sin embargo, nació desequilibrado, al haber abandonado el Gobierno de Rodríguez Zapatero el criterio hasta entonces seguido para la negociación de “dos banderas y tres voces” -conforme al cual los “llanitos” se integraban en la delegación británica-, y situado indebidamente a Gibraltar en pie de igualdad con los dos Estados soberanos responsables de la descolonización del territorio. Picardo se ha quejado amargamente de que el Gobierno de Rajoy se niega a reconocer a Gibraltar nivel de Estado, como hizo el Gobierno anterior durante cinco años, y ha afirmado que lo primero que hizo García-Margallo fue “suprimir el Foro Tripartito de Zapatero”. Lo último no es cierto, pues el Foro fue suspendido en 2010 por el entonces Ministro Principal, Peter Caruana, tras unos incidentes en la Bahía. Lo que el actual Gobierno español propugna es regresar al “statu quo ante” de una negociación de “2+2”:Gran Bretaña y España para el tema de la soberanía, y el Gobierno de Gibraltar y la Mancomunidad de Municipios y la Junta de Andalucía para las cuestiones de cooperación transfronteriza.. Picardo no acepta esta fórmula porque no permite sentar en torno a una mesa a “los máximos dirigentes de las tres naciones implicadas”. A su juicio, “las competencias de Gibraltar son más elevadas que las de La Línea, la Mancomunidad de Municipios o la Junta de Andalucía”. Pretende volver a las reglas del juego aceptadas por el Gobierno socialista y que la Junta y la Mancomunidad sean las se integren en la delegación española, mientras Gibraltar mantiene el mismo “status” que España y el Reino Unido. Esta pretensión resulta a todas luces desmesurada, porque –pese a toda la “parafernalia” de Constitución, Gobierno y Ministros Principales-, Gibraltar no deja de ser un municipio andaluz de 32.000 habitantes –“ciudad” lo llama el Tratado de Utrecht- cuya propiedad fue cedida a Gran Bretaña por el citado Tratado y cuya población fue transferida -“en corporación y bajo maza”- a la Ermita de San Roque. Afirmar que Gibraltar tiene más competencias que Andalucía es una muestra de megalomanía, que suena a chiste “lepero”. En pro de una mayor colaboración transfronteriza, convendría revitalizar el Foro de Diálogo para facilitar -de forma pragmática y no politizada- la cooperación cotidiana entre las autoridades de Gibraltar, y las de la Mancomunidad de Municipios de su Campo y de la Junta de Andalucía. Madrid, 21-V-2013.

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