sábado, 7 de marzo de 2015

¿Podemos soportar a Podemos?

¿PODEMOS SOPORTAR A ‘PODEMOS’? La súbita irrupción del movimiento PODEMOS en las últimas elecciones al Parlamento Europeo -en las que pasó de la nada al ser, al convertirse en la cuarta fuerza política de España y la tercera en cinco Comunidades, con 1.245.948 votos (7.98%) y 5 escaños- convulsionó la escena política de España y puso en tela de juicio el bipartidismo imperfecto vigente desde la Transición. En estas páginas me preguntaba si el fenómeno sería flor de un día o se consolidaría en las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales. El desarrollo de los acontecimientos vaticina que PODEMOS ha venido para quedarse y supone una amenaza para los partidos de la izquierda y de la derecha, para los que aspiran a ser bisagra y para el país. Difícil definición de PODEMOS Surgió PODEMOS del laboratorio político de la Universidad Complutense en el surco abierto por los “Indignados” y el Movimiento 15-M. Fue creado el 14 de Enero de 2014 por una treintena de intelectuales de izquierda, liderados por Pablo Iglesias, con el lema “¡Claro que podemos!”, tras la publicación en el diario digital “Público” del manifiesto ”Mover ficha: convertir la indignación en cambio político”. Articulado en su inicio por el partido Izquierda Anticapitalista, se puso de largo en las elecciones europeas con un inesperado éxito. Según Thomas Stehling, de la Fundación Adenauer, la verdadera sorpresa no ha sido este éxito, sino que se haya requerido tanto tiempo para que un partido alternativo haya aprovechad la desilusión y la frustración causadas por el fracaso de los grandes partidos a la hora de dar respuesta a los problemas de una generación perdida. PODEMOS es una figura atípica y original. Distintos politólogos lo han caracterizado más por sus rasgos negativos –antisistema, anti-imperialista, anti-europeista, anti-casta, anti-corrupción-, que positivos –izquierdista radical, populista, utópico, marxista, “chavista”-. Santos Juliá destaca en él la lucha por la hegemonía de Gramsci, la mística del populismo de Lalau, algo de Lenin y mucho de Carl Schmitt. En opinión de Jordi Gracia, alterna demandas maximalistas de muy fantasioso cumplimiento con exigencias ampliamente compartidas por la ciudadanía, como la restitución del decoro ético y social del Estado a través de una serie de reformas que repriman los desmanes y omisiones de los partidos y de las instituciones, y fuerce un cambio en el funcionamiento del poder político. Lo curioso es que ha impactado, no sólo en los indignados y descontentos habituales, sino también en parte de una clase media que nunca ha quemado un contenedor, no tiene edad para saltar vallas, ni lleva sudaderas con capucha, pero que cada vez se siente más frustrada e impotente. Para mi, es una especie de OVNI, un “objeto no identificado”, mezcla de anarquismo utópico y marxismo decimonónico, adobado de populismo y demagogia, cuyos telegénicos dirigentes –maestros en la mercadotecnia, la comunicación- dicen a los ciudadanos lo que desean oír y les hacen promesas imposibles de cumplir, sin preocuparse de si son o no viables. En un reciente debate televisivo, Alfonso Guerra le espetó al portavoz de PODEMOS, Juan Carlos Monedero, “Vds están locos”, pero creo que se equivoca. Están muy cuerdos, pero son unos cínicos redomados, que –desde la irresposabilidad de la oposición- se permiten el lujo de “proponer lo imposible y encandilar con la promesa de extirpar el mal de la vida política”, en palabras Lucía Méndez. Espectacular Progresión de PODEMOS PODEMOS está experimentando una progresión inédita en la historia de la democracia, aunque carezca de implantación territorial y de una adecuada organización, al no haberse constituido aún como partido. Del 7.9% de apoyo en las elecciones de Mayo ha subido al 15.3%, según la encuesta del CIS, y al 21.2%, conforme a la última encuesta de Sigma-2, llegando a ser la tercera fuerza política y pisándole los talones al PSOE. IU se desploma al 4.1% y su electorado se pasa con armas y bagaje a la fuerza de moda, por lo que ha perdido 6 puntos con respecto a las elecciones europeas. Puede verse absorbido por el abrazo del oso posibilista, pese a sus desesperados esfuerzos para llegar a un acuerdo de coalición, que 68.1% de sus electores apoya. UPyD se ha estancado (5.6%) e incluso perdido algunas décimas. Pablo Iglesias es el líder más valorado de la clase-casta política (4.4%) y los militantes comunistas incluso le puntúan mejor que a su propio Secretario General. A pesar de las fundadas acusaciones de tele-predicador, bolivariano o demagogo, tales críticas han reforzado su imagen. El objetivo de PODEMOS es desbancar al PSOE del liderazgo de la izquierda, lo que parece estar a su alcance, pues sólo 1.1 puntos los separan y 49.6% de los votantes socialistas lo creen posible. En un interesante artículo en “El País”, titulado “¿Podemos con PODEMOS?”, Nicolás Redondo ha señalado que los miedos de la sociedad española y una campaña mediática sin precedentes han permitido al movimiento convertirse en una realidad semejante al PP o al PSOE, lo que ha revolucionado el mapa político español. Su estandarte atípico es tan castizo como las verbenas y fácil de vender a una sociedad empobrecida, pero su recetario ideológico es una propuesta del pasado, fracasada en todas las ocasiones en que se ha aplicado. Parte de una idea autárquica –impago de la deuda o aumento ilimitado del presupuesto-, pero la realidad pondrá en entredicho su afán estatista, controlador y asambleario. Su futuro dependerá de sus aciertos y de la reacción de las fuerzas de izquierda. El PSOE no puede jugar a PODEMOS, pues –como ha señalado Alfonso Guerra- saldría perdiendo, y sólo le ganará si es capaz de presentar una plataforma política modernizadora para España. Peligro para la gobernabilidad de España El PSOE y los demás partidos deberían enfrentarse dialécticamente a PODEMOS con un discurso institucional, ponderado y riguroso, sin victimizarlo, pero poniendo en evidencia sus múltiples carencias y contradicciones. Para Gustavo Bueno, sus dirigentes son gentes de libros con teorías organizativas de círculos concéntricos y no saben nada de economía, y el movimiento se deshará en cuanto empiece a funcionar y los círculos se reinserten entre sí. Objetivamente es imposible que prospere porque tiene una contradicción interna y confía en una idea de democracia que carece de sentido. No soy tan optimista como Bueno, pues, si los presagios de los sondeos se cumplieran, se llegaría a una situación alarmante para la gobernabilidad del país, por la fragmentación de las Cortes y la dificultad de formar coaliciones coherentes. Monedero ya ha puesto de manifiesto el talante poco democrático de PODEMOS, cuando ha respondido de forma desabrida a las críticas de su propio entorno. A Joaquín Sabina -que había instado al movimiento a “reciclarse un poco y adaptarse al Siglo XXI”- le ha replicado que no tiene la misma cualificación para opinar de política como para escribir canciones, y a Willy Toledo –que lo había acusado de tener un discurso vacío y sin ideología- le ha echado en cara su falta de legitimidad para “repartir estatutos de limpieza de sangre ideológica”. PODEMOS está inmerso en una dinámica ganadora con la complicidad de parte de la sociedad española, harta de la situación actual de crisis económica y corrupción. El PSOE no debe pactar con un partido de corte totalitario que aspira a dinamitar el sistema político y económico existente porque le daría acceso al poder y cualquier alternativa de gobierno que lo incluyera tendría efectos letales, en opinión de Lorenzo B. de Quirós. Según “El Mundo”, PP y PSOE deben cambiar de actitud y evitarnos el dilema de tener que escoger entre una opción populista que nos llevaría al desastre y otra que renuncia a la autocrítica y la regeneración política y moral Se plantea la cuestión de si la eventual sustitución del PSOE por PODEMOS como líder de la izquierda y el acceso total o parcial de éste al poder puede ser tolerado y soportado por la sufrida España, que corre el riesgo de pasar de Guatemala a Guatapeor. Madrid, 8 de Septiembre de 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario