viernes, 11 de octubre de 2019

La UE ante un mundo polarizado


LA UNIÓN EUROPEA ANTE UN MUNDO MULTIPOLAR

José Antonio de  Yturriaga Barberán, Embajador de España

I.-Del bipolarismo al multipolarismo

1.-Estados Unidos
2.-Rusia
3.-China

II.-Crisis de la Unión Europea

1.- Empequeñecimiento de la UE
2.-Gran Bretaña y el Brexit

  III.- ¿Puede ser la UE un actor global en un mundo multipolar?

1.-Ambito económico-financiero
2.-Seguridad y defensa
3.-Política exterior
 
  IV.-Conclusiones

Resumen: Del bipolarismo de Estados Unidos y Rusia durante la Guerra Fría se ha pasado al multipolarismo, con la presencia activa en el mundo de la globalización de otras potencias, especialmente de China. Europa –y su más cualificado representante, la Unión Europea- ha perdido protagonismo y pasado a ser, un actor más en el mundo multipolar. La crisis que padece la UE por su estancamiento se ha visto agravada por el Brexit. La salida de Gran Bretaña, sin embargo, puede servir de revulsivo para que la Unión supere la crisis y continúe con el proceso de mayor integración europea. Para conseguirlo, es esencial que se mantenga la unidad  y la solidaridad entre los Estados miembros

Summary: The bipolarism of the United States and Rusia during the Cold War, has been replaced by the multipolarism, with the active presence in a globalized world of other powers, especially of China. Europe –and his most qualified representative, the European Union- has lost its leading role and has become an actor among other of this multipolar world. The crisis which the EU is suffering due to its stagnation has been worsened with the Brexit..Great Britain´s  exit, however, may serve as an incentive for the Union to overcome the crisis and continue with the process of a greater European integration. In order to reach such a goal, it is esential to maintain of the unity and the solidarity among the EU member States.

Palabras clave: Multipolarismo, globalización, Unión Europea, Gran Bretaña, Brexit

  Key words: Multipolarism, globalization, European Unión, Great Britain, Brexit

         


I.-Del bipolarismo al multipolarismo

El devenir de la Unión Europea (UE) no puede entenderse sin analizar el ambiente contextual internacional en el que surgió. La II Guerra Mundial supuso la colonización de Europa por dos grandes potencias extra-europeas: Estados Unidos y la Unión Soviética, cada uno de los cuales gestionó los destinos de la mitad del continente durante la época de la Guerra Fría. Desde entonces, Europa se fue reconstruyendo paulatinamente y se plasmó en la UE, construida bajo el paraguas de seguridad de Estados Unidos y de la Alianza Atlántica, frente a la amenaza que representaba la URSS, quien –sin proponérselo y muy a su pesar- actuó como elemento aglutinador de la nueva Europa, en ausencia del resto del mundo, que constituía un simple telón de fondo estratégica y económicamente irrelevante. De la tesis norteamericana y la antítesis soviética, surgió la síntesis de la flamante nueva Europa, bajo la fórmula de la Comunidad Económica Europea, ulteriormente transformada en la actual Unión.

          Como ha señalado Emilio Lamo de Espinosa, invirtiendo más en mantequilla que en cañones y construyendo una muy avanzada economía social del  bienestar, la CEE alcanzó en treinta años unas cotas de seguridad, libertad y prosperidad como nunca antes había conocido Europa. A través de sucesivas ampliaciones, la Comunidad fue extendiendo gradualmente esa condición al resto del continente. Este contexto exterior, sin embargo, ha cambiado radicalmente en los últimos años y afectado a las raíces mismas de la UE[1]. .

          Según Peter Frankopan, estamos viviendo un vuelco parecido al que se produjo con el viaje de Colón o la expedición de Vasco de Gama, hazañas que supusieron  para Europa situarse por primera vez en su historia en el centro de las rutas comerciales del mundo. Ahora pasa algo similar, pero las rutas de la seda crecen en competencia directa con Occidente, ya que el desarrollo asiático está íntimamente ligado a las economías de Estados Unidos, de Europa y de otras zonas del planeta. Se está produciendo una crisis global, en la que se inscriben las políticas extravagantes de Donald Trump, el crecimiento de los populismos y extremismos, y la tormentosa salida de Gran Bretaña de la UE[2] . Los principales protagonistas de este mundo globalizado son Estados Unidos, Rusia, China y, en menor medida, la UE.

1.-Estados Unidos

Asistimos al repliegue de Europa por parte de Estados Unidos, que comenzó tras el fin de la Guerra Fría, continuó con el “pivot to Asia” de la Administración de Barack Obama y ha sido ampliado en el ámbito económico y comercial por Donald Trump, que ha liquidado el proyecto de Tratado Trasatlántico de Libre Comercio, que estaba llamado a estabilizar y reforzar la economía noratlántica. Según José Ignacio Torreblanca, Europa ha sido durante siglos el centro del mundo, pero ahora está en la periferia. El protagonismo económico y financiero ha pasado del Océano Atlántico al Pacífico, y Europa se ha convertido en una “pequeña península de Asia[3].

          En su errática política, Trump ha puesto en entredicho a la OTAN -que considera obsoleta- y criticado y hostigado a la UE, hasta el punto en que ya no se sabe si Estados Unidos es hoy un aliado o más bien un rival y un competidor de la Unión. Desde su llegada al poder, no ha hecho más que crear problemas a sus aliados europeos. Como ha señalado Antonio Bonet, Trump no puede ir por el mundo amenazando a sus aliados y pisoteando el sistema multilateral para resolver sus disputas con China, por más que ésta no respete las reglas del comercio internacional[4].

          Estados Unidos decidió unilateralmente imponer aranceles a las exportaciones europeas de acero y aluminio so pretexto de que suponían una amenaza contra su seguridad nacional, y amenazó con hacer lo propio con las importaciones de vehículos. El Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, viajó a Washington y -si bien no consiguió que Trump retirara los aranceles sobre el acero y el aluminio- logró parar el golpe a la industria automovilística, y las dos partes se comprometieron a avanzar en la  cooperación reguladora que hiciera más sencillo el flujo comercial y a negociar un acuerdo para reducir las barreras al comercio de productos industriales. El problema es que las negociaciones están en punto muerto y se corre el riesgo de que al imprevisible y visceral mandatario, se le ocurra en cualquier momento lanzar un “tweet”, que perturbe las relaciones comerciales entre Estados Unidos y la UE”[5].

El antiguo Asesor presidencial para la Seguridad Nacional, John Bolton, no pudo ser más cristalino al asegurar que Estados Unidos respalda una salida no negociada de la UE por parte del Reino Unido, con el que firmaría cuanto antes  un Acuerdo comercial, aprovechando el distanciamiento existente entre Londres y Bruselas. “Vemos una salida exitosa como algo que va muy en la línea de nuestros intereses”. Bolton afirmó que sería  un hito para los mandatos democráticos que el Reino Unido tuviera éxito a la hora de abandonar la UE”[6].

La Unión sigue dependiendo para su seguridad de la OTAN y del paraguas norteamericano, pero ya no existe el mismo grado de confianza de antaño. Al mismo tiempo, la rivalidad comercial se ha agudizado con el establecimiento de aranceles a las importaciones europeas, las sanciones o amenazas de nuevos aranceles y el cierre progresivo de sus mercados. Las caprichosas medidas de Trump están creando una situación caótica en Europa y en el mundo entero, incluido Estados Unidos. Los “twiters” del Presidente son casi tan peligrosos como los misiles SAM, pues resulta más difícil protegerse del fuego amigo que del enemigo.

2.-Federación de Rusia

          En el ínterin, la Federación de Rusia ha asumido mayor protagonismo internacional bajo el mandato de Vladimir Putin, que aspira a recuperar su perdido status de superpotencia y lo ha conseguido en cierta medida, pese a las insuficiencias del país -demografía decreciente, dependencia de los recursos petrolíferos, crisis económica por las sanciones internacionales y escaso poder adquisitivo-. Tras haber consentido la ampliación de la OTAN hacia sus fronteras con el ingreso en la Alianza de los Estados que fueron miembros del Pacto de Varsovia e incluso de los Países Bálticos -que formaron parte de la URSS-, Rusia se plantó en Georgia y en Ucrania, se anexionó Crimea y respalda la insurrección de las regiones ucranianas ruso-parlantes. Aprovechando el repliegue gradual de Estados Unidos, Rusia ha aumentado su presencia en el Próximo Oriente –especialmente en Siria- y ha pasado de ser potencia regional, al status de potencia mundial. Ha llegado a intervenir y a interferir incluso en áreas fuera de su espacio natural –como Venezuela-, y pasado de ser un eventual aliado en las épocas de Mijail Gorvachov y Boris Yeltsin, a convertirse en adversario –cuando no el enemigo- de Occidente.

El bipolarismo existente durante la Guerra Fría –que se convirtió por algún tiempo en monopolarismo norteamericano tras la extinción de la URSS- ha dado paso al multipolarismo, representado por los llamados “BRICS” –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-, de modo que el protagonismo y liderazgo político es compartido por China, India, Japón y…la UE. A ellos se suman potencias regionales importantes como Brasil, Méjico, Indonesia, Irán, Arabia Saudita, Sudáfrica, Egipto o Nigeria. Este fenómeno ha facilitado la globalización, al par que ha supuesto el empequeñecimiento de Europa[7].

3.-China

          El principal protagonista es China, quepor su potencia demográfica, su impresionante progreso económico y desarrollo tecnológico, y su creciente poderío militar- ha sustituido a Rusia como el principal rival de Estados Unidos por el liderazgo mundial, y ocupa un lugar determinante en el mundo globalizado. Si en el pasado se decía “todos los caminos conducen a Roma”, hoy podría decirse –según Frankopan- que “todos los caminos conducen a Pekín”. Estamos en el siglo de China. Los esfuerzos de cooperación que ésta tejiendo con los pasíses asiáticos y los Estados africanos y americanos son una muestra de tenacidad diplomática y de sabia paciencia[8].

La UE -que sigue siendo una gran potencia económica- debería llegar a un “modus vivendi”con China, que -paradojas de la Historia- se ha convertido en adalid del libre comercio internacional frente al intervencionismo del Estados Unidos. Para ello, es indispensable que el Gobierno chino se incorpore a las Organizaciones económico-financieras internacionales, cumpla con las normas de éstas y con las reglas del juego, y sus empresas no abusen de la competencia desleal. Sin embargo,  
China incumple las reglas del comercio internacional, pues subvenciona a sus industrias, fuerza a las empresas extranjeras a que le cedan tecnología gratis, dificulta el acceso de éstas a su mercado interior y está realizando grandes proyectos de infraestructuras en Iberoamérica y en África, pujando a la baja, despreciando los criterios ambientales y la lucha contra la corrupción, y practicando el dumping” laboral.  Está invirtiendo grandes cantidades en África y ha financiado o construido más de 3.000 obras de infraestructura estratégica en África, convirtiéndose así  en el mayor socio comercial del continente, por delante de Estados Unidos. La China Railway Construction Corporation concluyó el pasado mes de Julio el ferrocarril transafricano que une el puerto tanzanio de Dar-es-Salaam en el Océano Índico, con el angoleño de Lobito en el Atlántico. Apoya asimismo un proyecto de la Unión Africana para unir los dos océanos, desde Senegal al Cuerno de África, y ha construido los trayectos ferroviarios Nairobi-Mombasa y Addis-Abeba-Yibuti. También está implicada en la construcción de la red de autopistas “Trans-Africa Highways”, que pretende unir las principales capitales del continente, de Dakar a Nairobi, de Trípoli a Ciudad del Cabo, o de Argel a Lagos[9].

China también quiere aumentar su presencia económica en Europa y ofrece inversiones y facilidades, como el “Plan Ruta de la Seda”, que ha sido unilateralmente aceptado por Italia al margen de la UE[10]. El Gobierno de Pekín ha creado foros de discusión entre China y varios países europeos, especialmente en Europa Oriental, pero también en Italia, Bélgica o España, en cuyos principales puertos existen terminales de carga que forman parte de la red comercial china. Según Sigmar Gabriel, China aparece como el único país con una verdadera geoestrategia global, en tanto que Europa carece de planes o ideas globales. Según Francisco Sosa, mientras China se mueve tratando de enlazar economías y proyectos espectaculares, Europa se encierra en sí misma, reconstruye fronteras y muchos de sus políticos aspiran a  reconquistar la soberanía sobre sus países. “Hay una común sensación de que el mundo mira a Oriente y de que Europa tartamudea[11].

          Para Torreblanca, la rivalidad entre China y Estados Unidos va a marcar el siglo XXI y su enfrentamiento es inevitable. Como en el caso de la pugna entre Atenas y Esparta –“la trampa de Tucídides”-, el conflicto no está predeterminado, pero hay muchas posibilidades de que se produzca. Entre las dos superpotencias, Europa no está capacitada para intervenir en este juego de poder, por no estar preparada material, psicológica ni institucionalmente, aunque podría hacerlo si integrara todas sus múltiples capacidades bajo estrategias compartidas y principios claros. La UE debería actuar como un tercer polo entre China y Estados Unidos, pero, para poder ser un actor global, necesita una mayor integración y una creciente autonomía estratégica[12].

Helle Thorning-Schmidt ha señalado que, en la dinámica de confrontación entre Washington y Pekín, la UE debería buscar su propia vía, que no es la de una posición equidistante, sino la que le permita defender el espacio de libertad y prosperidad que la define: un mundo con instituciones internacionales, normas respetadas, lucha contra el cambio climático y  respeto de los derechos humanos. En Asia se esta edificando un nuevo mundo, que no es libre ni democrático, y aquí la UE tiene una función que cumplir. Frente a la zalamería china, debería –en opinión de Sosa- “defender los valores democráticos y emitir una luz potente desde el faro de la democracia liberal y del Estado de Derecho[13]


II.-Crisis de la Unión Europea

1.-Empequeñecimiento de la UE

El multipolarismo  ha provocado la “enanización” –“dwarfing”- de Europa, que
se ha empequeñecido económica y políticamente. En el plano económico, ha pasado en pocos años del 25% al 7% del PIB mundial, aunque siga siendo un actor importante en el comercio internacional. Sufre un declive demográfico que pronto dejará a su población en sólo el 5% de la mundial. En materia de defensa, no es autosuficiente y  depende de la OTAN y de Estados Unidos. En política exterior, ha crecido su irrelevancia ante las insuficiencias de la PESC. Sus Estados miembros han abandonado sus antiguas zonas de influencia en el Próximo Oriente y -como ha observado Mohamed al-Baraday- Europa se halla rodeada de un “anillo de fuego” que se extiende desde Siria a Libia, pasando por Yemen, pero está ausente de la gestión de las crisis por las que atraviesan estos países, pese a que estuvieron en su día bajo el dominio  de Estados europeos. Europa padece de nacionalismo y de populismo, tanto de izquierdas – Podemos en España, Syriza en Grecia o Cinque Stelle en Italia-, como de derechas. –Partido de la Libertad en Países Bajos, Reagrupamiento Nacional en Francia, Liga Norte en Italia o Alternativa por Alemania en dicho país-. Incluso partidos gubernamentales no contrarios a la UE –como Fidesz en Hungría y Ley y Justicia en Polonia- o de la oposición –como Vox en España- son euroescépticos y críticos con la Unión.

Durante las últimas elecciones al Parlamento Europeo, los partidos euroescépticos hicieron importantes progresos al obtener el 25% de los votos, pero no alcanzaron el 33% necesario para poder bloquear la Cámara, que está controlada por partidos europeístas -Populares, Socialistas, Liberales y Verdes-. Para Jesús Núñez, la cortoplacista visión de los nacionalistas –especialmente en los países de Europa Oriental- está ahogando las potencialidades que la UE imperiosamente necesita para poder responder con éxito a los numerosos desafíos que la afectan[14]. Aspiran al blindaje del Estado-nación y se oponen a la cesión de soberanía a la UE, a la que culpan de los efectos nocivos de la globalización. Mención especial merecen los nacionalistas separatistas, como los de Cataluña, que pretenden escindirse de España y seguir en la Unión.

          La UE tiene que afrontar otros graves desafíos como la inestabilidad de sus fronteras, al este por la agresividad rusa y al sur por los ataques de las milicias islamitas radicales, que controlan buena parte del Sahel y practican el terrorismo; el considerable aumento de la inmigración ilegal, que ha provocado la división de los Estados miembros ante la ausencia de una política común en materia de asilo y la falta de solidaridad de muchos de ellos con los refugiados; o el riesgo del narcotráfico, la trata de personas y la delincuencia transnacional[15]. Según Joaquín Almunia, la tentación defensiva, el proteccionismo o las actitudes de repliegue son manifestaciones de impotencia o de puro seguidismo de los mensajes de las fuerzas populistas, que intentan ocupar el espacio de las familias políticas tradicionales[16].

2.-Gran Bretaña y el Brexit

El Brexit, es el fruto de una disparatada decisión del Primer Ministro conservador, David Cameron, que forzó de forma irresponsable la celebración de un referéndum innecesario, pensando que lo ganaría fácilmente desde el poder y se llevó una desagradable sorpresa. Con él perjudicó a la UE, al Reino Unido, a su partido y a sí mismo, pues tuvo que hacer mutis por el foro, dejando un país confuso y profundamente dividido. Su sucesora, Teresa May –supuesta partidaria de la permanencia de Gran Bretaña en la Unión- respaldó incondicionalmente el veredicto de una consulta viciada por la desinformación y la mentira, y ganada por un estrecho margen, con el convincente argumento de que “Brexit is Brexit”. Se negó –como hubiera sido lógico y procedente- a celebrar un  segundo referéndum con las debidas garantías para que el pueblo británico pudiera pronunciarse sobre la retirada de la UE con conocimiento de causa. May negoció con la Unión una salida ordenada, que no fue aceptada, ni por parte de su Gobierno, ni por el Parlamento de Westmister, que ha sido incapaz de adoptar una decisión para solucionar el problema. Forzada a dimitir, fue sustituida por su Ministro de Negocios Extranjeros, Boris Johnson –un Trump-bis, aunque más listo-, que ha prometido a sacar a Gran Bretaña de la UE el 31 de Octubre, con o sin acuerdo.

Jonhson ha lanzado un ultimátum al Parlamento y asegurado que no retrasará el Brexit más allá de la citada fecha-tope  bajo ninguna circunstancia”. Dando muestra de su menosprecio por la democracia, ha dado un auténtico “golpe de Estado” parlamentario al suspender las sesiones del Parlamento entre el 9 de Septiembre y el 14 de Octubre, para impedir que diputados y senadores impidan la salida de gran Bretaña de la UE por las bravas. La Oposición reaccionó “in extremis”y la Cámara del los Comunes aprobó el 3 de Septiembre una ley que limita la capacidad del Gobierno para salir de la UE sin un previo Acuerdo y fuerza una extensión del plazo para el Brexit hasta Enero de 2020, en caso de que no prospere la negociación con la Unión antes del 19 de Octubre. El texto abre las puertas a posibles extensiones ulteriores y a un control parlamentario sobre la marcha de las negociaciones entre el Reino Unidos y la Unión[17].

El Primer Ministro sigue en sus trece y parece decidido a hacer caso omiso a la decisión del Parlamento y ha declarado que antes se arrojaría a una zanja que pedir una ampliación del plazo para abandonar la UE. Timothy Garton Ash ha afirmado que el culebrón del Brexit  puede acabar siendo uno de los peores casos de la plaga mundial actual de populismos nacionalistas. El Brexit salvaje hacia el que nos lleva Boris Johnson “puede muy bien suponer el fin del Reino Unido, además de debilitar la  Unión Europea y la Alianza trasatlántica[18].. 

Pese a las afirmaciones rocambolescas de los “brexiters”, la fuga desordenada de la UE causaría considerables perjuicios económicos, sociales y políticos al Reino Unido  –con las negativas incidencia que pudiera tener en Irlanda del Norte y en Escocia-, pero también a la Unión, aunque en menor medida. Mas, como reza el refrán castellano, “no hay mal que por bien no venga”. Para Luis Simón, tendrá consecuencias negativas a corto plazo, pero positivas a medio y largo plazo, pues Gran Bretaña siempre ha sido un estorbo y un elemento perturbador en el seno de la UE, pues ha  dificultado en todo lo posible el proceso integrador y propugnado la ampliación de la Unión para dificultar una mayor integración. Su salida puede actuar de acicate contra la desunión de los Estados miembros, quienes –pese a las discrepancias internas Norte/Sur y Este/Oeste - se han mantenido hasta ahora firmemente unidos en las negociaciones frente a las pretensiones británicas[19].
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En verdad, los británicos nunca se han sentido del todo a gusto en la UE. Entraron en la Comunidad Económica Europea a regañadientes tras el fracaso de sus intentos de contrarrestarla a través de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA). Fueron siempre reticentes a intensificar el proceso de integración de la Unión, promovieron las sucesivas ampliaciones en la convicción de que el ingreso de nuevos miembros  -algunos de ellos sin cumplir los requisitos requeridos para su admisión conforme a los “Criterios de Copenhague”- diluiría el proceso integrador. Como ya señaló Joseph Weiler en 2012, ha costado demasiado crear la UE –que es un proyecto existencial y no sólo económico- como para echarlo a perder, por lo que necesitamos una Europa más fuerte. ”Dado que los británicos no se consideran conciudadanos europeos, si quieren irse de la Unión, yo les diría bon voyage ¡Que se vayan![20]. Ahora están determinados  a salir de la Unión porque consideran que  estarán mejor fuera que dentro de ella, pero como declaró Alfonso Dastis, ”¡Allá ellos! La UE nació sin el Reino Unido y seguirá adelante sin él”. Los motivos del Brexit están basados en esa sensación tan británica “de estar en la UE, pero no ser la UE”.  España, por su parte, tiene claro que “el futuro de la Unión pasa por una mayor integración”, que Gran Bretaña ha estado continuamente bloqueando”[21] Según el Presidente de la Comisión Europea, Juncker. la UE se encuentra en una crisis “existencial”, pero –como observó Jean Monnet en su día- Europa crece en los momentos de mayor dificultad.

          En su discurso de toma de posesión como Ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, comentó que, si se hubiera dormido en 2006 y despertado en 2018, no se habría imaginado que Estados Unidos se hubiera convertido en adalid del proteccionismo y China en defensor del libre comercio. Tampoco hubiera creído que el Reino Unido optaría por el Brexit. No hubiera podido creer que quienes hacía décadas vivían en sistemas totalitarios y miraban a la UE con esperanza de formar parte de ella-, tuvieran hoy como referentes a “democracias dirigidas” o autoritarias, porque la Unión había dejado de ser un modelo atractivo para ellos. “Existe una UE con sus instituciones, su espacio de libertades, su legislación y sus declaraciones, .pero ¿acaso no nos falta lo fundamental? Si un día este magnífico edificio se derrumbara, la culpa no sería tanto de quienes la atacaron con saña desde dentro o desde fuera, sino –en gran medida- de quienes, creyendo en el proyecto europeo, no tuvieron la pasión ni la convicción  para defenderlo, impulsarlo y proyectarlo hacia el futuro en clave decididamente federal. Los enemigos de Europa son maestros en nublar la razón y expertos en manipular los instintos. Arnold Toynbee decía que la civilización caería porque sus elementos más activos eran incapaces de dar la respuesta adecuada a los retos que le planteaba el medio”.

Ponía como ejemplo el caso del Brexit, que algunos consideraron como el punto de inflexión desencadenante de una desintegración por implosión del proyecto europeo, pero de hecho ha sucedido lo contrario, pues ha sido una vacuna en vez de una epidemia. Los Veintisiete han mantenido una sólida e inquebrantable postura negociadora y se han cohesionado alrededor de la continuidad del proyecto de integración, a pesar de las diferencias en torno al futuro del euro y a la gestión de la inmigración. “El proyecto ha sido más sólido de lo que muchos pensaban”.

Si los movimientos populistas triunfaran –opina Borrell-, correríamos el riesgo de que se pusiera fin a la UE tal como la hemos conocido, así como al proyecto de una globalización justa y gobernada por las normas, en marcos de cooperación e integración multilateral. Esa eventual quiebra no se produciría en el vacío, sino que se inscribiría en un contexto más amplio, con la aparición en Eurasia de centros de poder no pro-europeos ni pro-atlánticos –Rusia y China-, y la concentración de recursos e influencia en grandes corporaciones tecnológicas con capacidad para manipular los procesos democráticos y la convivencia en el seno de nuestra sociedad, regímenes que cuentan con aliados políticos y empresariales en el interior de la Unión. Y todo ello ”agravado por la amenaza constante del terrorismo yihadista y el creciente vacío que se asienta en nuestro vecindario oriental y meridional, con un arco de tensiones y conflictos que van de Ucrania hasta Libia y la franja del Sahel”[22].

            El Brexit ha venido a elevar en varios grados la preocupación por el momento que atraviesa la integración europea. Por primera vez en la historia de la UE, un Estado miembro se ha autoexcluido del proceso y preferido desandar el camino emprendido en las últimas décadas ¿Habrá otros países miembros que quieran abandonar el proyecto  siguiendo el mal ejemplo británico?...


III.-¿Puede ser la UE un actor global en un mundo multipolar?

Según Carl Bildt, a Europa se le está agotando el tiempo para ser relevante en un mundo que ha girado peligrosamente hacia el unilateralismo, el proteccionismo, el nacionalismo y el autoritarismo. En el mundo globalizado en el que vivimos se juega un juego de poder brutal y, si la UE no logra ser un actor de dicho juego, se convertirá en campo en el que otros jueguen. Para Simón, la Unión tendrá que decidir si quiere ser sujeto u objeto de las relaciones internacionales. Si quiere ser actor en este juego de poder, deberá consolidar su influencia en la propia Europa y evitar la penetración de potencias externas que socaven la unidad e integración europeas. Tanto Estados Unidos como Rusia persiguen la división y debilitamiento de la UE, respaldan las divergencias internas, apoyan el Brexit  y han interferido en su desarrollo.. Trump ha llegado a amenazar a la Unión con sanciones económicas y tecnológicas si pactaba con China

Las presiones de Trump -que ligan seguridad y comercio- no resultan aceptables para la UE y la colocan en una situación incómoda, dada su dependencia estratégica de Estados Unidos. Además, los Estados de Europa Oriental –más atlantistas que europeístas- ven en Norteamérica su principal garantía frente a Rusia, mas el gradual proceso de retirada militar norteamericana de Europa les debería llevar a reconsiderar su postura y a contribuir a la formación de una defensa europea propia, aunque vinculada a, y en gran medida dependiente de, la OTAN. En definitiva, la Unión no debería ser objeto del juego de poder, sino que habrá de convertirse en un sujeto más del mismo[23]. Para lograrlo, es fundamental mantener la cohesión europea para hacer frente a la presión de las distintas potencias, antiguas o emergentes.

Según un informe de Mark Leonard y Jeremy Shapiro para el European Council on Foreign Relations, frente a la imprevisibilidad de Trump, la asertividad de la Rusia de Putin respecto a Ucrania y a Europa Oriental, y los desafíos tecnológicos, comerciales y militares de China, Europa no dispone de recursos para ser más autónoma de Washington. Los países europeos son cada vez más vulnerables a la presión externa que les impide ejercer plenamente su soberanía. Esta vulnerabilidad amenaza la seguridad, la salud económica y la libertad de la acción diplomática de la UE, y permite que otras potencias le impongan sus predicamentos. Para mantener su independencia en un mundo de competencia geopolítica, la Unión debería abordar los desafíos de seguridad y económicos interrelacionados que otros Estados poderosos presentan, sin abandonar su apoyo a un orden basado en las normas jurídicas comunitarias y en la alianza trasatlántica. Ello implicaría crear una nueva “soberanía estratégica” y aprender a pensar y  a actuar como un poder geopolítico autónomo. De ahí la necesidad de una propuesta para activar esta soberanía estratégica mediante la puesta en práctica de una batería de recomendaciones incluidas en el propio informe[24].

¿Está la UE en condiciones de asumir este papel de actor global? Ya en el año 2016, Almunia expuso de forma clarividente los numerosos problemas internos y los múltiples desafíos que esperaban respuesta por parte de la institución, tales como la crisis de los refugiados, el reforzamiento de la Unión Económica y Monetaria (UEM), el desarrollo del mercado interior, la estrategia común en materia de seguridad y defensa, o la recuperación de la legitimidad democrática de las instituciones comunitarias. Sólo una Unión segura de sí misma y de su proyecto futuro podía volver a resultar atractiva a millones de ciudadanos tentados de dejarse llevar por los mensajes populistas. La distancia entre los ciudadanos y sus representantes ha aumentado hasta niveles preocupantes y, no sólo peligra el apoyo a nuevas cesiones de soberanía para compartirla con los demás Estados miembros, sino que también se está abriendo una brecha respecto a la democracia liberal. Se ha extendido la percepción de que la globalización, la robotización y los excesos del sistema financiero han tenido un fuerte impacto negativo sobre los niveles salariales, la  cantidad y calidad del empleo y el aumento de las desigualdades. Los populismos añaden a todo ello las amenazas que representan los flujos migratorios y la necesidad de recuperar todas las parcelas de soberanía que el Estado-nación ha ido cediendo  como consecuencia del avance de la integración europea. A través de la combinación de políticas nacionales y europeas, hay que poner en marcha estrategias capaces de aportar soluciones viables al bajo crecimiento, al paro, a la sostenibilidad del modelo social y a la recuperación de una visión optimista de las  oportunidades que se ofrecen a los jóvenes. Lo que vaya a suceder a partir de ahora dependerá de la estrategia que la UE adopte. El Brexit está teniendo un considerable efecto perturbador, pero también puede tener aspectos positivos siempre que se vuelva a poner a la Unión sobre carriles bien orientados hacia el futuro, y que ayude a recomponer la cohesión social y a fortalecer las democracias[25]. Aj uicio de T.G. Ash, las crisis también ofrecen oportunidades y el elemento común a todas estas crisis y oportunidades concretas está en el peligro que corre la existencia del proyecto europeo y los ciudadanos de la UE son conscientes de ello. Parafraseando el himno nacional polaco, “Europa no está perdida mientras estemos con vida”. ¡Es posible otra Europa![26].

 Según Borrell, el proyecto europeo sigue siendo clave para nuestro porvenir. Podemos criticar sus insuficiencias todo lo que se quiera, pero si la Unión no existiera, habría que inventarla, porque -a pesar de sus defectos- el éxito de la UE ha sido el establecimiento de un gran sistema de regulación de la mundialización con la dimensión adecuada para encontrar soluciones a los desafíos globales, de los flujos migratorios a los retos de la economía digital, pasando por la protección de los ciudadanos en una globalización caótica y por la seguridad en un área estratégica inestable. Las grandes potencìas continentales dominan la globalización por su peso demográfico, su potencial productivo y su fuerza militar, y “los europeos nos jugamos nuestra supervivencia como civilización, aquella que combina mejor, a pesar de sus carencias, la libertad política, las prosperidad económica y la justicia social[27].

Para Almunia, la respuesta que se dé a la pregunta sobre el futuro de la UE dependerá en buena medida de cómo resuelvan los líderes políticos europeos el dilema al que se enfrentan en la actualidad: O bien hacen frente a los problemas ofreciendo una serie de reformas enmarcadas en una estrategia para consolidar y profundizar un proyecto común, o bien se dejan llevar por la alternativa que ofrecen los populismos alentando el proteccionismo, rechazando la inmigración o intentando reavivar las supuestas virtudes de la soberanía nacional Los responsables políticos necesitan abordar las dos cuestiones que mejor explican la decepción y desafección de los ciudadanos con la Unión: la legitimidad democrática de las decisiones que se adopten en el ámbito comunitario y la dimensión social de esas decisiones y de sus consecuencias. La tarea es difícil y los resultados no se verán a corto plazo, pero la alternativa sería la vuelta a un pasado que una Europa unida nos ha ayudado a dejar atrás y al que casi nadie querría volver[28].

La UE necesita continuar su proceso de integración, aunque sea a distintas velocidades y con geometrías variables, pero no puede detenerse en espera de tiempos mejores. Jacques Delors comparó la Unión con una bicicleta, en la que el ciclista debía seguir dándole a los pedales para no caerse –“L´Europe c´est comme le vélo; quand on arrête de pédaler, on tombe-”.Sin embargo –a juicio de Ignacio Molina-, la UE se encuentra en una especie de milagroso equilibrio tenso, que ni el ciclista más hábil sería capaz de mantener por mucho tiempo. Ya no se recorre el auténtico camino, porque la Europa actual se ha cerrado bajo techo y monta una bicicleta estática, por lo que ni se producen avances, ni se disfruta del paisaje. Como señáló Juncker, era difícil encontrar el justo equilibrio entre una agenda de realizaciones concretas –como el Fondo para Inversiones Estratégicas o la apuesta por las nuevas tecnologías- y al mismo tiempo dotar de atractivo general al proyecto europeo en la batalla existencial que ahora mismo está lidiando con el nacionalismo[29]. La Unión debería seguir pedaleando y adoptar las medidas necesarias para afrontar los retos que se le presentan, especialmente en el ámbito económico-financiero, de seguridad y defensa, y de política exterior.

1.-Ámbito económico-financiero

En el plano económico-financiero, la UE tiene que completar la UEM con un pilar fiscal y dotarla de capacidad para hacer frente a nuevas crisis económicas, y revisar las reglas fiscales del euro mediante cambios formales que la simplifiquen, así como interpretar más flexiblemente el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Es conveniente convertir el Mecanismo Europeo de Estabilidad en un auténtico Fondo Monetario Europeo, establecer un presupuesto para la UE y crear un Ministerio de Economía. También es preciso garantizar los depósitos y crear un “Rainy Day Fund”, un Fondo de transferencias entre países miembros, que tenga carácter estabilizador y se adapte a las fases del ciclo. Según Mario Draghi, ignorar la debilidad institucional de la UEM puede llevar a poner en peligro lo hasta ahora conseguido. Para evitarlo, es necesario pasar de una política fiscal basada únicamente en las normaas a  institucionalizar una capacidad fiscal[30].

Para Molina, los pilares básicos ya existen y procede desarrollarlos hasta alcanzar un estado sostenible. El Mercado Único debe extenderse a la economía digital, a la energía y a los mercados de capitales, y la UEM ha de ser completada en línea con las propuestas avanzadas en el “Informe de los cinco Presidentes”. Conseguir a la vez la generación de empleo, el crecimiento y la sostenibilidad del euro no resulta nada fácil. En estos momentos se han puesto en cuestión los últimos pasos relativos al fomento del libre comercio, que se perciben como amenazas al modelo de bienestar, pero Europa no puede aceptar la tentación proteccionista, ni perder el tren de la innovación y de la formación de capital humano muy.culificsdo. Se puede competir sin sacrificar las señas de identidad en forma de protección social[31].  

2.-Seguridad y defensa

Las principales amenazas se centran en los ataques terroristas y en un vecindario inmediato crecientemente hostil, que incluye la agresividad de Rusia, una Turquía cada vez más autoritaria y los conflictos abiertos en Siria y en otros lugares del Medio Oriente y del Mediterráneo. Según Borrell, los Estados europeos no pueden adoptar una actitud de meros observadores ante estos retos de seguridad de carácter global. Aunque la OTAN siga siendo el pilar principal de la defensa colectiva de la UE, los Estados miembros deberían aumentar sus gastos en defensa hasta llegar al 2% de sus presupuestos para cumplir con los compromisos asumidos en el seno de la Alianza. Deberían crear asimismo su propio Ejército y desarrollar capacidades europeas para rechazar amenazas híbridas como los ciberataques o las “fake news”, que propagan los movimientos antieuropeos aliados de potencias extranjeras[32].                                                                                  

3.-Política exterior

            Es preciso que la UE lleve a cabo una política exterior coordinada y creíble. Para Mark Leonard, la nominación de Borrell como Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE ofrece a ésta una buena oportunidad para relanzar una política exterior común a nivel de toda la Unión. El flamante Representante se enfrentará –en opinión de Leonard- a tres desafíos fundamentales. En primer lugar, asegurar la soberanía estratégica de la UE y desarrollar planes para resolver los problemas diplomáticos y de seguridad más sensibles, que van de las amenazas de Rusia y China, a los potenciales barriles de pólvora colocados en Siria, África o los Balcanes. La UE requiere nuevos mecanismos para ejecutar su agenda y un liderazgo competente que inspire confianza a todos su Estados miembros. En segundo lugar, volver a operar la defensa europea. Ante la actitud amenazadora de Rusia, sería conveniente establecer un “Campamento Carlomagno” en Polonia como gesto simbólico. Tendría que aumentar la presencia europea en África para reforzar el G5/Sahel –Burquina Faso, Niger, Chad, Mali y Mauritania- ante las reticencias norteamericanas a intervenir en la zona. Por último, restablecer la confianza y la cooperación entre los Ministerios de Asuntos Exteriores de los Estados miembros y el Servicio Europeo de Acción Exterior. Convendría crear un Consejo de Seguridad Europeo como foro para discusiones estratégicas y celebrar talleres para debatir temas controvertidos, con el fin de identificar posiciones comunes y alcanzar un mínimo común denominador. Si la UE pone sus importantes activos al servicio de una agenda estratégica más amplia, puede convertirse en un jugador en el mundo multipolar, en lugar de ser un juguete en manos de otras potencias[33].

            Las cuestiones de identidad también son importantes, sobre todo desde el punto de vista psicológico. Los ciudadanos europeos deben sentir que son los dueños de su destino y que la Unión no trata de vaciar los distintos proyectos políticos nacionales. Existe la sensación de que Bruselas impone con rigidez una determinada gobernanza y no siempre respeta la diversidad y el pluralismo. Sin embargo, la reafirmación nacional –cuando no nacionalista- que se ha extendido sobre todos en algunos países de Europa Oriental no puede realizarse a costa de una falta de respeto a las reglas comunes, ni a los fundamentos del Estado de Derecho. La UE necesita atender muchos frentes complejísimos y, al mismo tiempo, renovar la ilusión política por el proyecto europeo. Como ha observado Francisco Sosa, Europa no dicta ya la agenda del planeta, pero es urgente que entienda que no basta con crear el mercado único y abatir las aduanas, sino que tiene que asegurar sus fronteras, edificar una industria europea, desarrollar la ciberseguridad…y, sobre todo, defender los valores democráticos y los derechos humanos frente a los nacionalismos y los populismos[34].


IV.-Conclusiones

            Se empieza a cuestionar la capacidad de mantener unidos a todos los Estados miembros en el proceso de integración europea. Según ha constatado Juncker, éstos son reticentes a tratar conjuntamente los problemas comunes para centrarse en los propios, las prioridades fijadas por las instituciones comunitarias no siempre coinciden con las establecidas a nivel nacional  y los Gobiernos se muestran débiles ante el auge de los populismos. Muestra de ello ha sido la actitud de Gobiernos como los de Hungría y Polonia, que –como ha señalado Almunia- mantienen en el seno de la Unión actitudes desleales, que a veces llegan a desbordar lo que es admisible en democracia. Los valores que impulsaron a los padres fundadores del proyecto europeo –la paz, la reconciliación entre Estados enfrentados a lo largo de la Historia siguen plenamente vigentes en la sociedad actual y son compartidos por la mayoría de los ciudadanos europeos. Hay que preservar esos valores y encontrar soluciones viables a los problemas y desafíos que plantea la realidad actual[35].
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            ¿Puede la UE asumir un papel de actor y protagonista en un mundo globalizado? Cabe concluir con Borrell que sí puede hacerlo, si los Estados miembros tienen voluntad política para ello y aportan los medios necesarios. La única forma de sobrevivir en este mundo de gigantes es unirse para ser más fuerte juntos ¿Cómo es posible que un solo país europeo pueda tener peso en un mundo dominado por las potencias continentales? El tamaño importa. ¿Puede, por ejemplo, Alemania, con sus 80 millones de habitantes, competir con los 1.400 millones de China o con una India que pronto la superará en población? ¿Cómo podemos tener una relación equilibrada con estos macro-países si no es unidos como europeos? Henri Spaak señalaba que, todos los Estados son pequeños, pero algunos de ellos aún no se han enterado. Es lo que le está ocurriendo a Gran Bretaña con su fuga de la UE, pues se cree capaz de retornar a sus pasadas grandezas imperiales de “Britania rules the waves” y corre el riesgo de convertirse tras el Brexit en una Pequeña Bretaña.

.           Para Molina, el verdadero valor de la UE es la comunitarización. Europa no se hace sola, ni se hará si los europeos no lo quieren y no lo exigen a sus Gobiernos. La Unión no puede dejar de explotar la economía de escala, que supone trabajar unidos en un mundo en el que cada vez será más difícil que una fragmentada posición europea pueda moldear la gestión de los asuntos globales de acuerdo con sus postulados sobre el mantenimiento de la paz, la protección de los derechos humanos o la lucha contra el cambio climático[36].
   
Según Borrell, para lograr esa unión, no hay tanto que ceder soberanía, como compartirla con los demás Estados miembros para ser eficaz en la solución de los problemas que desbordan el ámbito de los Estados individuales. La UE ha supuesto un éxito extraordinario en la Historia de Europa, ya que ha conseguido el principal objetivo para el que nació: lograr la paz entre los europeos tras dos catastróficas guerras mundiales.. La Unión no puede ignorar sus orígenes. “Casi nada podremos hacer solos. Casi todo tendremos que hacerlo juntos”[37].    






l .- LAMO de ESPINOSA, Emilio.-”El cambiante contexto exterior de la UE” .En  ARI nº 59/2019, de 13 de Mayo de 1019
[2].-FRANKOPAN, Peter.-“ Las nuevas tutas de la seda”. Crítica. Madrid, 2019
[3].-TORREBLANCA, José Ignacio.-“Europa en tierra de n adie”. En “El Mundo”, de 30 de Junio de 2019
[4].-Declaraciones de  Antonio BONET a Miguel ORS en “Actualidad Económica”, de 9/15 de Septiembre de 20019
[5].-JUEZ, Beatriz.-“Trump abre otro frente comercial con Bruselas”. En “El Mundo”, de 18 de Agosto de 2019
[6]-MUÑOZ, Alberto.-·”Trump pesca ante un Brexit duro”. “El Mundo”, de 18 de Agosto de 2019
[7].-LAMO de ESPINOSA.-Op.cit. en la nota 1
[8].-FRANKOPAN.-Op.cit. en la nota 2
[9].- ROJAS, Alberto.-“China logra el sueño colonial de unir por raíles las costas de África”. En “El Mundo”, de 9 de Septiembre de 2019
 
[10].-ESTEBAN, Mario/OTERO, MIGUEL.-“ EU Policy in the Face of the Chinese Challenge“- En ARI  nº 18/2019, de 6 de Junio de 2019
[11].-SOSA, Francisco-“Las rutas de la seda”. En “El Mundo”, de 9 de Septiembre de 2019
[12].-TORREBLANCA.-Op.cit. en la nota 3
[13].-SOSA.-Op.cit. en la nota 11
[14].-NÚÑEZ, Jesús A.-“Agridulce sabor de las elecciones europeas! En Blog Elcano, de 27 de Mayo de 2019
[15].-LAMO de ESPINOSA.-Op.cit. en la nota 1
[16].-ALMUNIA,  Joaquín.-“Las crisis europeas y el futuro de la Unión”. En “Ahora” nº 55, 2016
[17]--FRESNEDA, Carlos.-“Veto al Brexit salvaje de Johnson”. En “El Mundo“, de 4 de Septiembre de 2019
[18].-ASH, Timothy Garton.-“Revolucionarios conservadores!. En “El País”, de 1 de Diciembre de 2018
[19].-SIMÓN, Luis.-“Subject and Object: Europe and the Emerging Great-Powers Competition”. En ARI nº 17/2019, de 30 de Mayo de 2019
[20] .-YTURRIAGA, José A. de.-“Ideas para una renovada política exterior española”. Documentos del Foro de la Sociedad Civil nº 6. Madrid,, 2013, p.44
[21].-YTURRIAGA, José A. de.-“La larga marcha de Gran Bretaña hacia ninguna parte”. En el blog “lasopinionesdejay”, de 13 de Abril de 2017
[22].-Discurso de Josep Borrell, de 7 de Junio de 2018. En “Cuadernos de Santa Cruz: España en Europa y en el mundo”.  Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Madrid, 2019
[23]SIMÓN.-Op.cit. en la nota 19
[24]LEONARD, Mark/SHAPIRO, Jeremy.-“Soberanía estratégica: Cómo Europa puede recuperar la capacidad de actuar”. European Council on Foreign Relations. Madrid, 25 de Junio de 2019
[25].-ALMUNIA, Joaquín.-“Reflexiones sobre el futuro de Europa”. En “Ahora”nº 40, de 1 de Julio de 2016
[26].-ASH, Timothy Garton.-“Es posible otra Europa”. En “El País”, de 1 de Diciembre de 2018
[27].-BORRELL, Josep.-“Europa en el mundo que viene”. En “República de las Ideas”, de 28 de Junio, de 2019 
[28].-ALMUNIA.-Op.cit, en la nota 16
[29].-MOLINA. Ignacio.-“La teoría de la bicicleta ¿estática?”” En “Ahora” nº 51, de 16 de Septiembre de 2016
[30].-DRAGHI, Mario.-“Twenty Years of ECB´s Monetary Policy “. En ECB Forum on Central Banking. . Sintra, 2019
[31].-MOLINA.-Op.cit. en la nota 29
[32] .-BORRELL, Josep.-“La Europa que viene: Los relatos de la nueva legislatura”. En “República de las
Ideas”, de 22 de Julio de 2019
[33].-LEONARD, Mark.-“¿Puede Europa convertirse en un jugador global?”. En “Project Syndicate”. European Council on Foreign Affairs. Madrid, 23 de Julio der 2019
[34].-SOSA.-Op.cit. en la nota 11
[35].-ALMUNIA.-Op.cit. en la nota 16
[36].-MOLINA.-Op.cit. en la nota 29
[37].-BORRELL.-Op.cit. en la nota 32

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