¡DIPLOMACIA CATALANA TE
ALCANCE!
En sus ansias de construir la
estructura de un Estado independiente, la Generalitat
de Cataluña ha intentado a crear un
Ministerio de Asuntos Exteriores y una red de representaciones
seudodiplomáticas en el exterior. De conformidad con la Constitución,
corresponde al Estado la competencia exclusiva en materia de relaciones
internacionales. Cataluña estableció una delegación en Bruselas para seguir los
asuntos de la Unión Europea y el Tribunal Constitucional afirmó en 1994 que no
todas las actividades de relaciones exteriores de una Comunidad Autónoma suponían
una interferencia en la competencia exclusiva del Estado y que era legal el
establecimiento de una delegación del País Vasco en Bruselas.
Cataluña, estableció
delegaciones en Londres, París, Berlín, Nueva York y Ginebra, y posteriormente
en Viena, Lisboa, Zagreb, Estocolmo, Riga y Beirut. Ültimamente decidió la
apertura de otras en Méjico, Buenos Aires y Túnez. Al mismo tiempo, la Generalitat ha desarrollado considerablemente la Consejería de Relaciones
Exteriores, y el Servicio Diplomático de la Comunidad -“DiploCat”- y no ha escatimado
esfuerzos y gastos para financiar su diplomacia paralela.
El Estatuto
de 2006 estableció que la Generalitat
debía impulsar la proyección de Cataluña en el exterior “respetando la competencia del Estado en materia de relaciones
exteriores” y podía establecer oficinas en el extranjero. En 2014, el Parlament adoptó Ley de Acción Exterior
y de Relaciones con la UE, calcada de.la Ley de la Acción y del Servicio
Exterior, en base a que -al haberse difuminado el concepto de soberanía- se
habían modificado las reglas sobre las relaciones internacionales. El Govern dirigía, ejecutaba y coordinaba
la acción exterior de la Generalitat a
través de sus representaciones en el extranjero. El Estado parecía haber
desaparecido de la faz de la tierra catalana, pese a que las actividades de las Comunidades Autónomas
en el exterior habían de respetar los principios establecidos por el Estado y adecuarse
a sus directrices. La Ley catalana simplemente reconocía “el cumplimiento del principio de lealtad institucional y la búsqueda de
sinergias con el Gobierno del Estado”.
Las
delegaciones de la Generalitat han sido piezas claves para presentar ante la opinión
pública internacional el derecho a la autodeterminación de Cataluña y
justificar su separación de España. Por ello el Gobierno central, al aplicar el
artículo 155 de la Constitución, suprimió DiploCat
y cerró todas las delegaciones salvo la de Bruselas. Tras la instauración
del Gobierno de Joaquim Torra, el Consejero de Acción Exterior, Ernest
Maragall, restauró el DiploCat y reabrió
las delegaciones cerradas y nombró Jefa de la delegación de Bruselas a
Meritxell Serrret, ex–Consejera prófuga
de la Justicia.
La Ministra portavoz, Isabel Celáa, afirmó que
en el Gobierno veían con respeto la “reapertura
de las Embajadas” (sic), pero
Josep Borrell recurrió dicha reapertura porque la Generalitat
no había solicitado el informe previo
del Ministerio. Maragall anunció que seguiría con su plan de reactivar las
delegaciones clausuradas y de abrir otras nuevas, y acusó al Gobierno de limitar
la presencia de la Generalitat en el
exterior.
Su sucesor, Alfred Bosch, ha
continuado con esa política expansionista. Especial relevancia ha tenido la apertura
de la delegación en Méjico, debido a la disparatada exigencia de su Presidente,
Andrés López Obrador, al Rey Felipe VI de que se disculpara por los agravios
cometidos por los españoles durante la conquista. Bosch manifestó que durante ella
se produjo un genocidio - “una verdad
histórica demostrada”-y presentó sus disculpas en nombre del Govern. Mostró su apoyo a los pueblos
indígenas y se ofreció como mediador entre las autoridades mejicanas y
españolas. En contrapartida, el representante del Instituto Nacional de Pueblos
Indígenas expresó el apoyo de éstos a la autodeterminación del pueblo catalán.
Un centenar miembros del Foro de
Profesores ha escrito al Canciller mejicano, Marcelo Ebrard, para informarle que
las delegaciones de la Generalitat se
dedicaban a defender el derecho a la libre determinación de los catalanes y a
justificar la escisión de Cataluña de España. La Generalitat había creado su oficina en Méjico antes de haber
recibido el preceptivo informe del
Gobierno español, que fue negativo.
Borrell ha solicitado
ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña el cese de las actividades de
las delegaciones en Berlín, Londres y Ginebra por contravenir la competencia
exclusiva del Estado en materia de relaciones internacionales. Ha recurrido
asimismo la apertura de las representaciones en Méjico, Argentina y Túnez, que
constituyen un elemento fundamental para promover el secesionismo.
Las delegaciones catalanas han fracasado
en su empeño de conseguir reconocimientos, pero la labor de la diplomacia
española ha sido impecable, ya que no ha habido un solo Estado que haya
reconocido la independencia de Cataluña. No cabe decir lo mismo de la opinión
pública internacional, que ha sido sensibles a la hábil propaganda de la Generalitat de presentar al David
catalán oprimido por el Goliat español, ante la pasividad del Gobierno central.
Según el Ministro Consejero de una Embajada europea en Madrid, en contraste con
las facilidades que concedía la Generalitat,
el Gobierno no daba ninguna, y la única vez que los convocaron para un “briefing”, les echaron una bronca por no
informar adecuadamente de lo que pasaba en Cataluña. La situación ha mejorado algo
pese a las insuficiencias de la Secretaria de Estado de España Global. La
influencia benéfica de Borrell se ha visto, sin embargo contrarrestada por la
actitud de la ex-Ministra de Administración Territorial, Meritxell Batet,
–totalmente entregada al nacionalismo-, y del propio Presidente, Pedro Sánchez,
que llegó al poder gracias a los votos de los separatistas, a los que sigue
necesitando para mantenerse en el Gobierno. La entrevista de Pedralbes con
Torra fue inconcebible. Concluyó con un comunicado conjunto en el que se
aceptaba la existencia de un conflicto en Cataluña y la necesidad de dar una
respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía catalana, al margen de la
Constitución. Sánchez admitió la designación de un relator, mediador o notario internacional para
facilitar las negociaciones entre los dos Gobiernos.
Cabe
esperar que la designación de Borrell como Alto Representante de Política
Exterior de la UE suponga un freno al reconocimiento de una Cataluña
independiente por parte de la Unión. Prueba de ello han sido los ataques
furibundos que ha recibido por parte de los medios nacionalistas y la campaña
de difamación y descrédito de la que ha sido objeto. Ha sido acusado de urdir
una trama de espionaje contra los dirigentes independentistas catalanes, y de
utilizar ilegalmente para ello los fondos públicos. Ahí les duele, porque el
Tribunal de Cuentas ha estimado que, entre 2013 y 2017, la Generalitat destinó fondos públicos para financiar ilegalmente el procés, incluidos los €1.39 millones
pagados al grupo “Independent Diplomat” de
Carme Ross.
El
principal objetivo de la paralela diplomacia catalana ha sido internacionalizar el procés y obtener el reconocimiento de la UE, pero ésta y sus Estados
miembros han apoyado a España, con la notoria excepción de Bélgica, cuyos tribunales
han negado la extradición de Puigdemont y de otros por no fiarse de la
independencia de la Justicia española. Recientemente, el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos ha condenado a Bélgica por no haber entregado a la etarra
Natividad Jaúregui para ser juzgada por el asesinato del temiente coronel Romeo.
El grito de guerra de los almogávares
era “¡Venganza catalana te alcance!”. Ahora,
con el transcurso del tiempo y la transformación del Reino de Aragón en la
República de Cataluña, ese lema ha sido sustituido por el de “¡Diplomacia catalana te alcance!”.
. Madrid, 20 de Julio de 2019
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