viernes, 11 de octubre de 2019

La capitidiminución de España, según el Dr.Sánchez


LA CAPITIDIMINUCIÓN  DE ESPAÑA, SEGÚN EL DOCTOR SÁNCHEZ

            La facundia y volubilidad de Pedro Sánchez ha dejado de sorprendernos. Sin pudor alguno, un día mantiene una cosa y al siguiente la contraria, según considere qué le conviene más para conseguir su primordial objetivo de conservar el poder a cualquier precio. Ahora ha vuelto a uno de sus temas predilectos que había quedado en barbecho  por  mor de la campaña electoral, en la que su gurú, Iván Redondo, le ha aconsejado jugar la carta del patriotismo constitucional y envolverse en la bandera nacional: el plurinacionalismo o la consideración. del Estado español –España se ha visto capitidiminuida y ha bajado un grado en la jerarquía constitucional- como una “Nación de Naciones”.

            Según ha publicado el diario “ABC”, Pedro Sánchez ha declarado en un desayuno informativo que había que vivir con normalidad el hecho de que España es un país complejo, “formado por España, Cataluña,, Galicia y el País Vasco”. Aparte de la tautología de que España está formada por España, semejante afirmación carece de fundamento histórico y jurídico. No ha explicitado el Presidente en funciones si la Nación de Cataluña se extiende a los Países Catalanes -como pretende el nacionalismo y comprende la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, o si en la Nación Vasca se incluyen el antiguo reino de Navarra y los departamentos franceses en los que se habla el vascuence. ¿Acaso no sería también una Nación Andalucía, que celebró su referéndum de autodeterminación para demostrar que no era menos que Cataluña, Galicia o el País Vasco? ¿Tendrán los canarios que reinventar el guanche -como se hizo con el euskera- para que las Islas Afortunadas puedan entrar en el el exclusivo club “Nacionalista” de Pedro Sánchez?

            Asimismo ha afirmado el Dr.Sánchez –alumno aventajado de los acreditados constitucionalistas José Luis Rodríguez Zapatero y Carmen Calvo- que la Nación  no se identifica con el Estado, sino que en un Estado pueden compartirse diversas identidades nacionales. En esto lleva razón, dado que en un Estado-Nación caben otras “identidales nacionales”, naciones culturales o “nacionalidades”, como reconoce la Constitución  española en su artículo 2. “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles  y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran”.
Las “ identidades nacionales” a las que Sánchez hace referencia no son otras que las “nacionalidades” que reconoce la Carta Magna..

            Según reconoció el Tribunal Constitucional en su sentencia de 2010 sobre el Estatuto de Cataluña, de la nación podía hablarse como una realidad cultural, histórica, lingüística, sociológica y hasta  religiosa, pero lo relevante en ella era su sentido jurídico-constitucional y, en este específico sentido, la Constitución  no reconocía  más Nación que la española y el término no podía referirse a otro conjunto que no fuera el pueblo español, titular de la soberanía. De ahí que declarara anticonstitucional la afirmación del Estatuto de que Cataluña era una Nación y de que su soberanía residía en el pueblo catalán.

            Como señaló en su día el experto del PSOE en cuestiones autonómicas, Pachi López, Sánchez no tenía la más remota idea de lo que era una nación y ,mezclaba  conceptos diversos como nacionalismo, plurinacionalismo, federación, confederación, derecho a decidir y autodetermninación. Pese a su cacao mental, no sólo ha encontrado la solución al problema catalán con la la fórmula de la “Nación de Naciones”, sino que también  ha conseguido al fin identificar cuáles son las  Naciones que se integran en la Nación española, a la que habrá que encontrar otro nombre, dado que España ´formada por las restantes Comunidades Autónomas- ha quedado degradada a la categoría de una Nación más dentro de la Supernación española..

Sin embargo -como ha observado Xosé Núñez Xeijas-, el titular de la soberanía no puede contener otros titulares porque la soberanía es indivisible. La “Nación de Naciones” significa en la práctica que en España hay territorios con particularidades histórico-culturales que quizás en el pasado merecieron ser naciones, pero que no lo són en el presente. Eñ reconocimiento a Cataluña, al País Vasco o a Galicia de la condición de Nación, lleva aparejado el derecho de cada uno de ellos a decidir, el ejercicio de la libre determinación y la eventual opción por la independencia.

            Para Santiago Muñoz Machado, el plurinacionalismo puede entenderse como una manifestación  ideológica, cultural o político-jurídica. Según esta última versión, España sería una “Nación de de Naciones”, pero este modelo sólo  cabría dentro de una confederación y no de una federación, como mantiene el PSOE. Se trata de una propuesta sin sentido ni porvenir y los promotores del alboroto plurinacionalista no se han parado un minuto en pensar lo que han dicho, pues no han tomado en serio la Constitución.

            El tñermino “Nación de Naciones” fue urilizado por primera vez en 1952 por el socilaista castellano exiliado en Méjico, Anselmo Carretero, en su obra “Las nacionalidades de España”,que sirvió de ionspiración a los aurtores de la Vonstitucoón de 1978. Carretero defendía la idea de un Estado Federal igualitario basado en las regiones históricas, psero rechazaba la cereación de un Estado plurinacional, “porque Es`paña no era Yugoslavia”. En España existía una Nación política y varias naciones culturales o “nacionalidades”. Sánchez podría aprender de su correligionario y librarnos de sus peligrosas ocurrencias. El problema del PSOE es que ha sido vampirizado por el PSC de Miquel Iceta y Maritxell Batet, que es más nacionalista que socialista y está actuando como el “tonto útil” del separatismo.
           
            Una vez abierto el melón de la autodeterminación, habría que fijar en qué territorios se puede ejercer. Según la famosa sentencia del Tribunal Constitucional de Canadá –a la que los nacionalistas catalanes han recurrido para justificar su derecho a la secesión de España- no existe un derecho automático de Quebec a separarse de Canadá sin que se abra un proceso de negociación con el Gobierno federal y se tengan en cuenta los intereses generales del Estado, de los restantes territorios y de las minorías. Pero, si Canada podía partirse –siempre que se cumplieran los requisitos establecidos por el Tribuna-l, también lo era Quebec o cualquier otra provincia canadiense.

            Mutatis msutsndis”, si España se podía dividir, lo mismo podría ocurrir con Cataluña. ¿Podrían constituir una nación el valle de Arán, el Alto Ampurdán o el área de Tortosa? No parece que los nacionalistas estén por la labor de llevar hasta ese extremo el derecho a la libre determinación. La extravagancia y las incongruencias de la posición del independentismo catalán se han puesto de manifiesto de forma caricaturesca con el caso de “Tabarnia”, cuyos promotores han reclamado –medio en serio y medio en broma- su derecho a la autodeterminación para crear una nación virtual y separarse de ·”Tractoria”, la Cataluña rural y bucólica, decididamente partidaria de separarse de España. Esta “boutade”ha pillado con el pie cambiado a los separatistas, que han visto reflejada su propia imagen en el espejo “tabarnés” y ha puesto de manifiesto que el humor es el mejor antídoto contra la estupidez humana.

            Los políticos deben tener sumo cuidado con los términos que se emplean en un tema tan delicado como el catalán, pues las palabras las carga el diablo –que es sin duda nacionalista-´y. aunque la “Nación de Naciones“ se vista de seda, nación se queda. Por mucho que se la adorne con ropajes sentimentales o culturales, la nación seguirá manteniendo la impronta político-jurídica a la que se refería el Tribunal Constitucional. La nación busca por inercia de convertirse en Estado y –por muchos trampantojos a los que el PSC y el PSOE recurran- si se reconoce que Cataluña –o Galicia o el País Vasco- es una Nación con mayúscula -aunque sea en el marco del Estado Español-, se deberá permitir a sus ciudadanos que ejerzan el derecho a decidir y a pronunciarse eventualmente por la independencia de su Nación, sin necesidad de tener en cuenta la opinión de los demás nacionales de lo que antes se llamaba España. No se puede jugar frívolamente con el futuro de la actual España desde una ignorancia constitucional supina y capitidiminuir a la primera Nación que surgió en Europa.

Madarid, 11 de octubre de 2019

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