jueves, 28 de marzo de 2019

Falacias de unos desinformados senadores franceses


FALACIAS  DE UNOS DESINFORMADOS SENADORES FRANCESES

            El pasado día 25, cuarenta y un Senadores franceses nos obsequiaron –en testimonio de amistad y buena vecindad- con un manifiesto titulado “Por el respeto a las libertades y los derechos fundamentales de Cataluña”, publicado en el diario digital “Mediapart”. Los signatarios pertenecen a partidos que van de la izquierda –comunistas, ecologistas y socialistas- a la derecha –conservadores-, pasando por el centro –“República en marcha” y centristas-. Hubiera sido normal que se sumaran a las críticas contra las instituciones españolas los representantes de la extrema izquierda –eco-comunistas y socialistas “insumisos”-y de la extrema derecha –“lepenistas” del Frente Nacional- porque los extremos se tocan, pero lo que resulta chocante es que figuren entre los críticos trece socialistas, cuatro “marchosos”, dos centristas y dos conservadores, y que entre sus promotores se encuentren André Gattolin –República en Marcha-, François Calvet  -republicano- y Simon Sitour –Partido Socialista-. Este hecho  
revela la mala prensa que sigue teniendo España en Francia y la incapacidad de los Gobiernos españoles –el anterior y el actual- de comunicar con la opinión pública internacional y de presentar adecuadamente la realidad española ante los centros de poder, instituciones universitarias y medios de comunicación. Resulta paradójico que esta crítica extemporánea e injustificada procedas de uno de los países que más amplias competencias concede a las Fuerzas de Seguridad del Estado, que pueden encarcelar a personas sospechosas durante un largo período de tiempo, incluso sin mandato judicial.

Por su interés, reproduzco en su integridad el breve Manifiesto de Senadores tan variopintos, ya que no tiene desperdicio.

            “Nuestro país está cerca de España y de su gran región Catalunya, con la que compartimos una larga historia. Como europeos y como franceses estamos muy preocupados con los graves acontecimientos que se han producido en Catalunya. En el momento en que tiene lugar el juicio en el Tribunal Supremo español  contra antiguos miembros de la Generalitat de Catalunya, la ex-Presidenta del Parlament de Catalunya y líderes de las Asociaciones catalanas, nosotros, miembros del Senado de la República,

-pedimos respeto a los derechos y libertades fundamentales en Catalunya y, por supuesto, sin interferir en los problemas políticos de un país vecino y sin tomar partido en la cuestión de la independencia de Catalunya;

-denunciamos la represión sufrida por los representantes políticos de la Generalitat de Catalunya legítimamente elegidos, encarcelados o forzados a exilarse por sus opiniones en el ejercicio de los mandatos que los electores les encomendaron;

-constatamos que esta situación  es un verdadero ataque contra los derechos y las libertades democráticas;

-lamentamos que la gravedad de esta situación esté subestimada en nuestro país y pedimos que Francia y los países de la UE intervengan para restablecer unas condiciones de diálogo que permitan encontrar soluciones políticas a un problema político”.

            El Manifiesto –amén de desconocer por completo lo que está ocurriendo en España y en Cataluña- es un alarde de hipocresía, porque –tras afirmar que no pretende interferir en los problemas políticos españoles- entra a saco en ellos y asume casi al 100% las tesis del separatismo catalán. Gattolin ha afirmado que no era independentista, ni estaba a favor de la fragmentación de los Estados entre regiones ricas y regiones pobres, pero que encontraba exagerado el proceso judicial en curso, teniendo en cuenta que no había habido intento de golpe, ni toma de armas y que -aunque en ocasiones hubieran sido “agitadas”- las manifestaciones no habían sido violentas y el Govern no había intentado tomar las instancias del poder central.

            Sin entrar en demasiados detalles, dada la debilidad argumental de sus Señorías, cabe señalar que: 1) el Gobierno español respeta plenamente los derechos y libertades fundamentales de los catalanes, no cabiendo decir lo mismo de la Generalitat, que viola sistemáticamente los derechos de la mayoría de los catalanes no nacionalistas; 2) no se ha producido represión alguna en Cataluña y los políticos catalanes no han sido encarcelados preventivamente por sus opiniones en el ejercicio de su mandato electoral, sino por la supuesta comisión de unos hechos delictivos, y los que han huido al extranjero no lo han hecho por causa de su ideología, sino para eludir la acción de la justicia, que los ha declarado prófugos; 3) no existe ataque alguno por parte del Gobierno españoll contra los derechos y libertades de los catalanes, mientras sí se producen tales ataques por parte del Govern contra los catalanes no nacionalistas;  4) la UE y sus Estados miembros –incluida Francia- han afirmado reiteradamente que el problema catalán es una cuestión doméstica de la competencia exclusiva del Gobierno español y ha rechazado –por inapropiada- una posible intervención mediadora de la Unión; 5) no se ha producido un intento de golpe de Estado en Cataluña,.sino un golpe de Estado como la basílica de la Sagrada Familia y, si no, que vengan a verlo Curzio Malaparte y Daniel Gascón –“El golpe posmoderno”-; 6) hubo violencia en las manifestaciones y concentraciones, tanto el 20 de Septiembre como el 1 de Octubre de 2017; dos “Mossas” advirtieron al Teniente de la Guardia Civil responsable del registro de la Consejería de Economía:”No se os ocurra salir con las cajas que os van a matar” y la Secretaria judicial tuvo que huir por la terraza del edificio; 7) los dirigentes de la Generalitat no necesitaron luchar por el poder porque, a nivel autonómico, ya lo detentaban y, a nivel nacional, no les interesaba, porque lo que pretendían era escindir a Cataluña de España y declarar su independencia.

            Es significativa la labor proselitista de las “Embajadas” de la Generalitat en el exterior. Sólo unos meses después de haberse restablecido la Delegación catalana en París, su titular se ha apuntado el tanto del Manifiesto de los Senadores, que podría haber sido redactado por él mismo o por el Consejero de Acción Exterior, Alfred Bosch. El separatismo –que hasta ahora había tratado sin éxito de lograr algún tipo de reconocimiento internacional por parte de  Francia- ha conseguido una pequeña pero indudable victoria. El Delegado. Daniel Camós, se ha congratulado a justo título de que el Manifiesto no tenía precedentes en Europa por su transversalidad y su representatividad geográfica, y se ha mostrado convencido de que el renacimiento de Europa -al que apelaba Emmanuel Macron hace unas semanas- pasaría por una mediación de la UE y por una solución democrática para Cataluña. En estos resultados cabe hallar una pista sobre a dónde van a parar las ingentes sumas de dinero que gasta a discreción Diplocat a expensas de los impuestos de los españoles.

            Benoit Pellistrandi –autor de “Le labyrinth catalan”, un libro bastante crítico del separatismo- ha afirmado que el Manifiesto  refleja un desconocimiento brutal de la situación en España, y de Cataluña en especial. Los Senadores afirmaban hipócritamente que en modo pretendían inmiscuirse en los asuntos domésticos españoles, pero la hacían de forma descarada al valorar y cuestionar el Estado de Derecho en España. No han querido entender que el Tribunal Supremo estaba juzgando a algunos representantes políticos porque habían abusado de sus poderes. Resulta extraño que estas descalificaciones se hayan hecho en pleno del juicio, cuando aún no se han pronunciado las sentencias. Los Senadores son muy libres de evaluar las sentencias una vez que se hayan sido dictadas pero sus comentarios en el curso del proceso son de carácter político y no jurídico.

            El Gobierno francés y el partido de la mayoría han salido de inmediato a la palestra para tratar de corregir la situación. El Gobierno emitió un comunicado en el que aseguraba que Francia reiteraba su compromiso constante con el respeto al marco constitucional de España, dentro del cual se debería tratar el asunto de Cataluña. Ha señalado que ”no le corresponde a Francia inmiscuirse en los procesos judiciales en curso” y afirmado “la plena confianza en la capacidad de la democracia española para llevar a cabo un diálogo político pacífico, respetando la legalidad constitucional y el Estado de Derecho”. En un momento en que el espíritu de unidad y solidaridad debe guiar más que nunca la reactivación del proyecto europeo, “las autoridades francesas recuerdan su compromiso con una España fuerte y unida, y su pleno apoyo a las autoridades españolas”-

El Ministro de  Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, expresó la plena confianza de su Gobierno en la democracia y en las autoridades españolas, y la Ministra de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau, comentó que era un tema que correspondía a los representantes de España y en el que “nadie –por mucho que sea parlamentario francés- tiene por qué inmiscuirse”. El partido de “La República en Marcha”, a su vez, ha señalado que se trataba de la opinión personal de unos senadores y no reflejaba la posición del grupo, y que España era “un país aliado y una gran democracia”.

            El Ministerio español de Asuntos Exteriores -cuyo titular se hallaba en Argentina con el Rey- ha agradecido la rápida y contundente reacción de las autoridades francesas ante el inadmisible Manifiesto. Ha declarado que España era una democracia plena con división de poderes, en la que  los derechos y las libertades fundamentales –incluido el derecho a un juicio justo- estaban plenamente garantizados. Se ha echado, sin embargo, de menos una reacción al más alto nivel gubernamental dada la transcendencia del tema, pero Pedro Sánchez ha preferido no salir a la palestra para no incomodar a sus aliados, los separatistas catalanes. Ni siquiera a nivel partidario se ha atrevido a propinar una merecida colleja al partido hermano por el incalificable comportamiento de trece de sus senadores

.           En cambio, el candidato a la Alcaldía de Barcelona y ex-Primer Ministro francés, Manuel Valls, se ha puesto en contacto con Macron, con la diplomacia francesa y con las instituciones europeas para destacar el desconocimiento mayúsculo de los Senadores firmantes de la carta sobre lo que ocurre en Cataluña, a los que ha pedido explicaciones. Ha manifestado que se ha producido un escándalo político y lamentado que los parlamentarios galos hayan sido sensibles a la intoxicación que el separatismo propala desde hace años.
            Este lamentable episodio pone de manifiesto como la continua e insistente  propaganda del secesionismo catalán va calando como lluvia fina en la opinión pública internacional. Uno de sus mayores éxitos ha sido el de convencer a muchos de que el Gobierno español pretende solucionar un problema político –como es el de las reivindicaciones de los nacionalistas catalanas- a través de la vía judicial. Esto es una tremenda falacia, pues el Tribunal Supremo –y en su momento la Audiencia Nacional o el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña- no tratan de resolver el problema político de Cataluña, sino de cumplir con su obligación de juzgar a unas personas sobre las que –por muy políticos que sean- hay indicios razonables para sospechar que han violado presuntamente la ley.

            Como ha señalado el Presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes -en una carta dirigida al Presidente del Senado francés, Gerard Larcher-, la afirmación de que determinados políticos catalanes están sufriendo prisión por razón de las opiniones vertidas en el ejercicio del mandato que les ha sido confiado y siendo juzgados por este motivo por el Tribunal Supremo del Reino de España, es una manifestación contraria a la verdad y resulta de todo punto inadmisible, al señalar la existencia en España de una situación de represión. ”El Tribunal Supremo, en cumplimiento de su obligación de garante de la legalidad y del Estado de Derecho en nuestro país, está celebrando en estos momentos un proceso en el que únicamente se enjuician  determinadas actuaciones atribuidas a los acusados y realizadas en el ejercicio de sus responsabilidades públicas, actos que pudieran ser constitutivos de delito, sin que en ningún caso se estén juzgando sus ideas u opiniones. Conviene recordar a este respecto, que en España existen partidos políticos abiertamente independentistas que vienen concurriendo en los distintos procesos electorales desde hace más de cuarenta años con absoluta libertad y normalidad, sin que jamás se haya abierto un proceso penal a sus dirigentes, militantes o votantes en razón de sus ideas u opiniones públicas, cuya legitimidad está amparada por la propia Constitución española. Precisamente por ello, como representante del Poder Judicial de España, me resulta especialmente doloroso tener que recordar a personas integrantes de la institución que Vd. preside, que en nuestro país […] se respetan escrupulosamente los postulados del Estado de Derecho, muy especialmente en lo que se refiere a los derechos fundamentales, a las libertades públicas y a la independencia del Poder Judicial”.

            Si semejante aserto fuera cierto, ¿cómo se explica que sigan en libertad y en el ejercicio de las más altas funciones en Cataluña de personas tales como Joaquim Torra, Roger Torrent, Pere Aragonès, Elisa Artadi o Eduard Pujol, que están propugnando el establecimiento de una República Catalana independiente un día sí y otro también? ¿Cómo es posible que siga funcionando una emisora como TV3, que se pronuncia día tras día por la independencia de Cataluña?...

            Concluye Lesmes su carta afirmando que el Manifiesto ha generado un profundo malestar en el Tribunal, “al constituir una descalificación de nuestra actuación como jueces y de la propia democracia española en su conjunto”, descalificación que se basa “en unos hechos que no se corresponden con la realidad y que son producto de la propaganda y de la desinformación interesada”. La transparencia, el buen hacer procesal y el rigor jurídico con los que está actuando el Tribunal Supremo y su Presidente Manuel Marchena son una garantía plena de que se hará Justicia.

 Madrid, 27 de Marzo de 2019

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