sábado, 5 de marzo de 2022
Se intensifica la agresión a Ucrania. ¿Hay riesgo nuclear?
SE INTENSIFICA LA AGRESIÓN A UCRANIA. ¿HAY RIESGO NUCLEAR?
Esta semana he tenido una actividad frenética en relación con la incalificable agresión armada de Rusia a Ucrania: Entrevistas en “El Español” y en TVE, artículo en “Sevillainfo” y tertulia en la web navarra del Grupo Pompaelo. Ello me ha obligado a seguir aún más atentamente el desarrollo del conflicto armado ruso-ucraniano.
Aspectos militares
El ataque masivo y simultáneo de Rusia a Ucrania por tierra, mar y aire desde todas las fronteras salvo la occidental no ha sido la guerra relámpago que preveían los agresores, porque han encontrada más resistencia de la esperada por parte de las fuerzas ucranianas. Pese a haber abusado el mando ruso de la fuerza aérea y misilística contra objetivos militares y civiles, la ofensiva ha sido parcialmente contrarrestada en los distintos frentes y hasta ayer no lograron las fuerzas rusas conquistar el puerto de Jerson, que les abre el camino hacia Odesa, principal puerto en el Mar Negro. La Armada rusa se apresta a desembarcar en la ciudad y el presidente Zelinski ha afirmado con cierta fanfarronería que “Rusia sólo verá el fondo del Mar Negro”. Las tropas rusas también tienen cercado el puerto de Mariupol en el Mar de Azov, poniendo así de manifiesto la intención de Putin de ocupar toda la línea costera de Ucrania y negarle su acceso al mar. En su camino hacia ese objetivo, las tropas rusas han bombardeado con misiles y fuego artillero la central nuclear de Zoporiyia e incendiado partes de sus instalaciones, y uno de sus seis reactores ha tenido que ser desconectado. Según Zelinski, ha sido la primera vez en la historia en que las tropas de un país disparan contra una central nuclear, que -en caso de explotar- produciría una catástrofe diez veces superior a la de Chernobyl, central también ocupada por Rusia.
El otro objetivo prioritario es la conquista de Kiev, por su valor simbólico y, a tal efecto -tras su fracaso de conquista por la vía rápida- ha enviado un impresionante número de tanques y vehículos acorazados, que forman una columna de 60 kilómetros de longitud y se encuentra a una veintena de kilómetros de la capital. Los ucranianos han destruido algunos puentes sobre el río Dnieper para dificultar el avance de las tropas rusas y están dispuestos a resistir hasta el combate cuerpo a cuerpo dentro de la ciudad, donde los vehículos acorazados tienen poco recorrido. El convoy se ha dividido en tres columnas para atacar la capital por tres flancos y se han intensificado los bombardeos sobre Kiev. El mando ruso ha señalado que hasta ahora sólo ha empleado dos tercios de las fuerzas disponibles y Putin ha afirmado con la boca pequeña que las tropas rusas avanzan al ritmo previsto.
Ante la negativa de la OTAN de enviar tropas a Ucrania, la única alternativa para ayudar al país era enviarle armamento defensivo y ofensivo. Sólo algunos países como Estados Unidos y Gran Bretaña lo habían hecho hasta ahora, pero la UE ha tomado la decisión extraordinaria de financiar el envío de armas, y países neutrales -como Finlandia y Suecia- se han sumado a esta iniciativa. El cambio ha estado propiciado por el giro copernicano del Gobierno alemán de Olof Scholz de enviar armamento ofensivo a un país en guerra y de crear un fondo de €100.000 millones para permitir a Alemania invertir en defensa un mínimo del 2% de su PIB. El Gobierno español también se ha sumado a esta decisión, aunque –según anunció Pedro Sánchez en una entrevista en TVE- se limitaría a hacerlo a través del Fondo de la UE. Tras las críticas de la UE y la OTAN, Sánchez rectificó en horas 24 y decidió enviar armas ofensivas directamente a Kiev, ante el enojo de sus socios podemitas, que han criticado esta decisión, calificada por Ione Belarra de errónea e ineficaz, porque contribuirá a la escalada bélica. Sánchez ha justificado su giro en su voluntad de tener en cuenta las observaciones de la leal oposición (¿?). Arturo Pérez-Reverte ha calificado a Sánchez de “pistolero sin escrúpulos que ha hecho del cinismo un arma política con envidiable desvergüenza". No sé si fue casualidad, pero ayer me hicieron una entrevista en el programa “La hora 1” de TVE y cuando critiqué a Sánchez y a Podemos por su actitud sobre el envío de armas a Ucrania, la entrevistadora dejó de hacerme preguntas y me excluyó de participar en la tertulia a la que había sido invitado. Sánchez también se ha negado a aumentar el presupuesto de Defensa de 1,02% del PIB, que no garantiza la seguridad del país. Es más cómodo que la OTAN asuma la carga militar y económica.
Aspectos políticos
La UE ha adoptado la decisión histórica de apoyar incondicionalmente a Ucrania ante la agresión rusa. Zelinski pronunció un conmovedor discurso ante el Parlamento Europeo en el que afirmó que su país estaba siendo atacado por su voluntad de ser europeo, y solicitó el ingreso en la Unión. El alto representante de la UE, Josep Borrell, no le anduvo a la zaga con un magistral discurso en el que afirmó que la guerra había vuelto a las fronteras de Europa y el libro de la Historia había pasado una página. Nadie podía mirar de lado cuando un potente agresor agredía sin justificación a un vecino débil y pacífico, invocar tras la agresión la solución pacífica de los conflictos o poner en pie de igualdad al agredido y al agresor. “Nos acordaremos de quienes que en este momento solemne no estén de nuestro lado”.
El Parlamento condenó la “agresión militar ilegal, no provocada e injustificada de Rusia contra Ucrania” –que constituía una grave violación del Derecho Internacional-, pidió al Gobierno ruso que pusiera fin inmediato a su inervención y retirara todas sus fuerzas militares y paramilitares, e instó a que prosiguieran los esfuerzos diplomáticos para poner fin a la agresión y hallar una solución pacífica de conformidad con los principios de la Carta de la ONU. La resolución 2022/2564 fue apoyada por el 90% de los eurodiputados y, entre los que votaron en contra o se abstuvieron- se encontraban los diputados de Podemos, Bildu, ERC y JxC.
Amén de financiar la compra de armas para Ucrania por valor de €500 millones, la UE ha decidido que sus Estados miembros cierren su espacio aéreo a las aeronaves rusas y bielorrusas, prohibir la actividades de las agencias desinformadoras “Russia Today” y “Sputnik”, y sancionar a los oligarcas rusos partidarios de Putin. Como ha señalado Manuel Muñiz, Putin ha enterrado el Acta Final de Helsinki de 1975, que establecía la intangibilidad de las fronteras europeas, y el Memorándum de Budapest de 1994, por el que Rusia garantizaba la integridad territorial de Ucrania. Putin considera que Ucrania forma parte de Rusia y no tiene derecho a ser un Estado independiente. Ha resucitado la “Doctrina Brezhnev” de la soberanía limitada, que reconoce el derecho de Rusia intervenir en los Estados situados en su esfera de influencia.
Rusia ha forzado a Ucrania a celebrar en territorio bielorruso un par reuniones de supuesta negociación que han producido escasos resultados. Como ha señalado Laurence Rees, estas negociaciones son una ficción, un intento de Putin para cambiar la imagen de Rusia. Impone condiciones tales como la desmilitarización, la neutralización y la “desanizificación” (¿?) de Ucrania, el reconocimiento de la anexión de Crimea -que es innegociable por formar parte de Rusia-, la independencia de las Repúblicas ficticias de Donetsk y Lugansk, y el compromiso de no incorporarse ni a la OTAN ni a la UE, que no pueden ser aceptadas por el Gobierno ucraniano, lo que le proporciona una coartada para mantener que propone la paz y que Ucrania quiere seguir la guerra. Lo único positivo que salió de la reunión de dos horas y media de ayer en Brest fue acordar el establecimiento de corredores humanitarios para permitir la evacuación de civiles y de heridos, y la posibilidad de acordar un alto el fuego a tal efecto, compromiso que no se ha cumplido. Prueba de la mala fe de Rusia es que, no solo ha acordado un alto el fuego provisional mientras duraran las negociaciones, sino que ha intensificado sus ataques a las ciudades ucranianas. Se ha acordado una tercera ronde de conversaciones “en un futuro próximo”.
Como ha observado Carlos Fernández de Liesa, unas conversaciones de este tipo deberían servir para poner término al conflicto armado y paliar sus consecuencias, y no ir más allá del curso de la guerra -alto el fuego, tregua o cumplimiento de las normas del derecho humanitario-- pero Rusia pretende aprovecharlas para imponer su solución al conflicto político entre los dos países. La victoria rusa es cuestión de tiempo pese a la heroica defensa de los ucranianos y al suministro de armamento letal por Occidente, dada la inmensa superioridad militar de Rusia, por lo que Ucrania no tendría más remedio que aceptar el “diktat” ruso –“Vae victis”, ”¡Ay de los vencidos!”-, pero un tratado impuesto supondría una violación del Derecho Internacional, pues –como establecen los artículos 52 y 53 del Convenio de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados-, será nulo cualquier tratado cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o el uso de la fuerza en violación de los principios del Derecho Internacional o que esté en oposición de una norma imperativa –“ius cogens”-.
Aspectos económicos
Ante la gravedad de la agresión de Rusia, Occidente ha dejado de aplicar la cómoda doctrina de la gradualidad de las sanciones económicas –que apenas han afectado hasta ahora a la economía rusa- y optado por aplicar sanciones de verdad. La UE ha tomado la excepcional decisión de excluir a la mayor parte de los bancos rusos del sistema SWIFT, cancelar los activos del Banco Central de Rusia y bloquear los recursos de los oligarcas rusos. Lo ha hecho consciente de que estas medidas producirán un efecto “boomerang”, que dañará a las economías occidentales. Alemania –la más afectada por las contramedidas que pueda tomar Rusia por su dependencia energética del 40% del suministro del gas de este país-, ha tomado una decisión ejemplar y se ha negado a tramitar los procedimientos necesarios para que sea operativo en gaseoducto” Nord Stream-2”, que le conecta directamente con Rusia. También existe consciencia generalizada de que hay que reducir las importaciones de gas y de petróleo procedentes de Rusia para disminuir sus ingresos. La Agencia Internacional de la Energía ha presentado un plan para reducir en un año un tercio de las importaciones de gas ruso a la UE. Es digna de mención la decisión de la super-neutral Suiza –oasis internacional para el blanqueo de dinero de origen dudoso- de sumarse al boicot financiero a Rusia.
Rusia confiaba en que las sanciones que le aplicara Occidente serían –como en el caso de la anexión de Crimea- tan tenues que merecía la pena de correr el riesgo, pero se ha encontrado con una reacción inesperada de la UE que ha decididlo aplicar sanciones de alta intensidad. Aunque la incidencias de éstas sólo se podrá apreciar a medio y largo plazo, han surtido algunos efectos a corto plazo, como muestran el hundimiento de la Bolsa de Moscú, la continua devaluación del rublo, la calificación como basura de la deuda rusa, el caos en el sector bancario -los ciudadanos encuentran dificultades para sacar dinero y las tarjetas de crédito no funcionan-, o el abandono masivo de las empresas occidentales del mercado ruso. Putin empieza a verle los dientes al lobo, por lo que aumente sus amenazas.
Rusia no cuenta con aliados efectivos y la ayuda de China no es incondicional nisuficiente –el “Chinese Cross Border Interbank Payment System” es muy inferior al SWIFT y requerirá cierto tiempo de rodaje para su operatividad- y, aunque apoye a Rusia, el Gobierno chino no parece dispuesto a enfrentarse abiertamente a un Occidente del que depende comercial y tecnológicamente. Según Ryan Hass, habrá que ver si China se alinea incondicionalmente con Rusia y deja a Estados Unidos que profundice su relación con el resto del mundo desarrollado. Los intereses de Rusia y China no coinciden plenamente y ésta tiene mucho más que perder que aquélla en una confrontación con Occidente. Mientras Putin es un pirómano del sistema económico internacional, Jinping se considera un renovador de ese sistema para adaptarlo a los valores y a los intereses de China. “Pekín continúa guiándose por sus propios intereses en lugar de por la decisión de Moscú de poner patas arriba el mundo a través del recurso a la fuerza bruta”.
Aspectos internacionales
La reacción crítica de la comunidad internacional hacia Rusia ha ido aumentando a medida que se intensificaban los brutales ataques a Ucrania, como se ha puesto de relieve con la resolución adoptada el 2 de marzo por la Asamblea General de la ONU, que “deplora” –en vez de “condena”, por concesión hecha en el Consejo de Seguridad, donde Rusia vetó el proyecto de resolución “deploradora”- la agresión de Rusia a Ucrania, expresa su compromiso con la soberanía, la independencia, la unidad y la integridad territorial de este país, insta a Rusia a que retire todas sus fuerzas militares completa e inmediatamente y sin condiciones, y que deje de recurrir al uso de la fuerza contra Ucrania. Ha deplorado asimismo la alerta nuclear declarada por Rusia. La resolución obtuvo 141 votos a favor, 5 en contra –el de Rusia y de cuatro países de gran pedigrí democrático como Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea y Siria-, y 35 abstenciones –incluidas las de China, India, Pakistán y la mayoría de los Estados miembros de la antigua URSS-. Cabe destacar que Marruecos no participó en la votación para no significarse en un sentido o en otro -ni siquiera con la abstención-, aunque es obvio que no condena ni deplora la agresión rusa.
Rusia está más aislada que nunca, como prueba la actitud reservada de China. Aunque Putin y Jinping declararan en Pekín el pasado 4 de febrero que la relación entre Rusia y China no conocía fronteras y ambos mostraran su alineamiento frente al enemigo común que es Estados Unidos, su acercamiento es más un matrimonio de conveniencia que un noviazgo por amor, pues los dos son rivales en la lucha por el protagonismo en un mundo globalizado. China ya ha negado –como Pedro a Jesús- dos veces a Rusia, al abstenerse en el Consejo de Seguridad y en la Asamblea General, y no sería e extrañar que hubiera una tercera y otras sucesivas, con o sin arrepentimiento. China no ha condenado a Rusia por su agresión a Ucrania, pero tampoco la ha defendido. Se opone a que se le apliquen sanciones, pero no es seguro que esté dispuesta a enfrentarse a Occidente para evitar que se le apliquen.
Aspectos sociales
El aislamiento de Rusia por la comunidad sigue su curso en los distintos ámbitos. La Junta de Gobernadores del OIEA ha condenado a Rusia por su ocupación de la central nuclear de Chernobyl, y es más que probable que la vuelva a condenar por el bombardeo de la central de Zaporiyia. Algunos diputados han propuesto la expulsión de Rusia del Consejo de Europa –o al menos su suspensión- por su incumplimiento de los principios que inspiran la Organización.
Todas las Federaciones deportivas han excluido a los equipos rusos de las competiciones nacionales o de clubes por ellas organizados, e igual suerte ha corrido con los Juegos Paralímpicos de Pekín. Los deportistas rusos sólo podrán participar en competiciones a título individual. Este situación está afectando a la población rusa más concienciada que se queja abiertamente de la ola de descrédito que ha asolado al país por la invasión de Ucrania. El premio Nobel de la Paz, Dimitri Morotov ha enviado una carta abierta junto con otros intelectuales en la que han declarado sentir vergüenza por la actuación de Putin y le han pedido que declare un alto el fuego incondicional y una tregua. El general Leonid Ivashov ha acusado a Putin de poner en riesgo la reputación de Rusia e incluso su existencia, y el consejero del Kremlin, Andrei Kostinov, ha dimitido porque la actuación del presidente está convirtiendo a Rusia en un paria internacional. El que fue ministro de Asuntos Exteriores con Yeltsin, Andrei Kozirev, ha pedido a los diplomáticos rusos que dimitan en protesta por la guerra de Ucrania.
El director general del Teatro Bolshoi de Moscú, Vladimir Urin, el director del Teatro Alexandrinsky de San Petersburgo, Valery Fokin, el responsable del Teatro Dramático Bolshoi de la misma ciudad, Andrei Gomuchy, y el violinista Vladimir Spidikov han enviado una carta abierta de protesta en la que exigían la retirada de las tropas rusas de Ucrania. La directora del Centro Meyerhold de Moscú, Elena Kovalskaya, ha dimitido y calificado a Putin de asesino. La escritora Ludmila Ulitskaya ha expresado su vergüenza y abatimiento por esta guerra fratricida, que sólo traerá una derrota moral. Declaraciones de este tenor eran impensables no hace tanto tiempo.
La Duma ha acordado penalizar hasta con 15 años de cárcel a quienes propalen falsas noticias sobre la actuación del ejército en Ucrania. Palabras como invasión, ocupación o guerra no pueden aparecer en los medios de comunicación, y la emisora de TV Dozhd y el prestigioso periódico “Eco de Moscú” han sido cerrados por difundir “noticias falsas”. Alexei Navalny ha hecho desde la cárcel un llamamiento a sus compatriotas para que salgan cada día a la calle a protestar por la invasión de Ucrania “No nos convirtamos en un país de gente asustada y silenciosa, de cobardes que fingen no darse cuenta de la guerra contra Ucrania desatada por nuestro zar loco”. A pesar de la terrible represión a la que se exponen, cientos de personas se manifiestan a diario en distintas ciudades del país y más de 7.000 ciudadanos han sido golpeados y detenidos por la policía. Algo empieza a moverse en la enmudecida Rusia pese a las represalias, lo que resulta esperanzador. Como ha observado Jorge Dezcallar, la gran perdedora es la sociedad rusa, políticamente aislada y económicamente machacada por la megalomanía de un autócrata.
Compañeros de viaje
Como ha señalado “El Mundo”, “el pacifismo irresponsable, pueril y apolillado de la izquierda radical española es el mejor aliado de los tanques rusos”. Son los que tradicionalmente han sido a calificados de “compañeros de viaje ” o de “tontos útiles”, que se encuentran hasta en el Gobierno. Ministras como Ione Belarra o Irene Montero, y secretarios de Estado como Enrique Santiago se oponen a la entrega de armas a Ucrania porque alientan una escalada del conflicto. Para los “pacifistas”, diálogo equivale a rendición incondicional y es evidente que si Ucrania aceptara las condiciones impuestas por Putin, acabaría la guerra y se instauraría la paz de los cementerios. Sánchez ha escogido a sus colaboradores podemitas y es, por consiguiente, “el responsable de que sus voces amplifiquen la propaganda rusa, abochornado a todos los españoles”.
Un arquetipo de esta caterva es el que fue embajador de Nicaragua en España, Augusto Zamora, que ha escrito un deleznable artículo en “Público” sobre la muerte de Europa. Lleva razón el docto autor cuando dice que es una suerte que no haya un premio Nobel a la estupidez humana, porque él sería un muy cualificado candidato, pues en su artículo –que debería haber sido publicado en “Russia Today” o en “Sputnik”- hay una buena cosecha de estupideces, tales como que i) la actuación de Rusia no puede ser calificada de guerra de conquista o de ocupación; ii) si Ucrania no llega a un acuerdo los tanques rusos llegarán a la plaza de Maidan; iii) Rusia no pretende anexionarse a Ucrania y sólo vela por que la OTAN no anexione ese país; iv) la OTAN se niega a negociar cuestiones de seguridad con Rusia; v) ésta cuenta con recursos agropecuarios inagotables; vi) la soledad de Rusia es un mito; vii) no es posible pensar en arreglos pacíficos con Estados Unidos y su gallinero; y vii) la única forma de luchar contra la hegemonía norteamericana es la guerra, que será nuclear.
Daré una somera respuestas a tan brillantes reflexiones: i) Rusia califica púdicamente su actuación de “operación especial”, pero es una guerra de conquista, entraña una ocupación y supone una agresión; ii) Ucrania no tendrá más remedio que negociar conforme a las exigencias rusas y, si no se rinde incondicionalmente, los tanques rusos llegarán no sólo a Kiev, sino también a cualquier rincón ucraniano; iii) Rusia no es que pretenda, sino que ya se ha anexionado territorios ucranianos como Crimea y tiene mucho más apetitito; iv) en su respuesta concertada al ultimátum ruso, la OTAN y la UE propusieron debatir importantes cuestiones de seguridad, pero Rusia no se dio por enterada porque no está interesada en negociar; v) Rusia tiene una economías de país en vías de desarrollo basada en las materias primas minerales –petróleo, gas, carbón- y carece de producción agraria significativa y de industria de valor añadido; una de las razones que explican su intención de anexionarse Ucrania o parte de ella es precisamente para servirse del “granero de Europa”; vi) Rusia sólo cuenta con el apoyo de cuatro Estados, como ha revelado la votación de la sentencia condenatoria de la Asamblea General: 141 Estados a favor, 5 en contra –incluida Rusia- y 35 abstenciones; vi) Rusia menosprecia a la UE –a la que califica de “gallinero de Estados Unidos”- y se niega incluso a hablar con ella, pero la Unión sigue siendo una gran potencia en el plano económico muy superior a Rusia; y vii) la guerra –y más si es nuclear- está prohibida por la Carta de la ONU y deber ser evitada por todos los medios.
El personaje Putin
El Putin al que conocí hace 25 años era una persona muy inteligente, frio y calculador, ambicioso y astuto, con total control de sí mismo y un tanto mesiánico, Era el arquetipo de la Escuela de la KGB, un “homo sovieticus, que consideraba la disolución de la URSS como una gran tragedia causada por la traición de Gorbachov y de Yeltsin al pueblo ruso. Henchido de ardor patriótico y nacionalismo, se considera una reencarnación de Iván el Terrible, llamado a restaurar las pasadas grandezas del Imperio zarista. Ha perdido el autocontrol y se ha convertido en una Tirano Banderas bananero, con reacciones infantiles, como justificar la agresión a Ucrania por la urgente necesidad de liberar al país de una pandilla de drogadictos y nazis que lleva años cometiendo actos de genocidio contra los ucranianos rusófonos. Según Karl Schlogel, atacar a un país cuyo presidente es judío con la coartada de que está controlado por neonazis no sólo es absurdo, sino que muestra lo peligrosas que son las ideas de Putin.
François Mitterand ha dicho que Putin es una persona equilibrada y con un gran control de sí mismo. Creo que lo fue, pero tengo fundadas dudas de que ahora lo siga siendo. Jorge Bustos lo ha descrito como “un psicópata dentro de un nacionalista, envuelto en un nostálgico de la URSS”. El senador norteamericano Marco Rubio ha mantenido que Putin ha experimentado un peligroso viraje y vive un estado de aislamiento, hipervigilancia y total desconexión con la realidad. “Este no es el hombre que presumía de control emocional. Sus recientes estallidos de ira no son propios de él y muestran una erosión en el control de sus impulsos”. El neurocientífico irlandés Ian Robertson ha señalado que el Covid ha podido exacerbar en Putin el “síndrome de Hubris”, un trastorno del ego relacionado con el ejercicio del poder, que puede llevarle a creer que “su destino y el de la nación son el mismo”. Ludmila Ulitskaya ha afirmado que Putin se ha vuelto loco. “Todo esto es el acto de un hombre que ha perdido la razón y debe ser internado inmediatamente en un psiquiátrico”.
El grave problema es que Putin no es un dictador como Maduro o Kim Yong-in, sino un autócrata cuyo país posee el mayor número de ojivas nucleares del mundo y que tiene el dedo puesto sobre el botón rojo que puede hacerlas explotar, y –a modo de advertencia- ha puesto en estado de alerta el sistema ruso de disuasión nuclear. Durante la Guerra Fría, el principal elemento de disuasión fue la “Doctrina MAD” (“Mutual Assured Destruction” -“Destrucción Mutua Asegurada”-. Ahora hay quienes temen que Putin se haya vuelto “mad” –loco- y se plantean hasta qué punto está dispuesto a llegar y si apretaría el botón si se sintiera amenazado, emulando así a un Sansón, que destruyó el templo y todos sus ocupantes, incluido él mismo. Es probable que Putin haya lanzado un órdago a Occidente para que ceda, “escalando para desescalar” y lograr satisfacción de sus exorbitantes pretensiones. Hay riesgo de que por descuido o accidente se vaya más allá de lo pretendido, como podría haber ocurrido con el ataque a la central de Zaporiyia, donde -en el caso de que se produjera una fuga nuclear- se verían afectadas las ciudades de Rostov, Krasnodar, Crimea y el sur de Rusia. Instalado en la irracionalidad como se encuentra Putin, cualquier cosa es posible en Moscú.
Fernando de Artacho ha llamado mi atención sobre un pasaje del Apocalipsis (8-10/11), que reza así: “Y el tercer ángel tocó la trompeta y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una tea, y cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de esa estrella es Asenjo. Y la tercera parte de las aguas se volvieron amargas y muchos hombres murieron”. “Asenjo” en ucraniano se traduce por “Chernobyl” (¡!). No he preguntado cómo se dice “Zaporiyia” en ese idioma
Madrid, 4 de marzo de 2022
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario