sábado, 30 de noviembre de 2019

Rompecabeas siniestro de Sánchez para conservar el poder


ROMBECABEZAS SINIESTRO DE SÁNCHEZ PARA CONSERVAR EL PODER

Poco a poco van encajando de forma inexorable las piezas catalanas, vascas y navarras del siniestro rompecabezas diseñado por Pedro Sánchez para conservar como sea el poder. Como ha señalado “El Mundo en un editorial, “los españoles no se merecen  que la integridad territorial, la seguridad y el bienestar de todos queden a merced de las ambiciones de un líder que ha demostrado que sólo le obsesiona mantenerse en el poder a cualquier precio”. El fiasco de las segundas elecciones generales ha debilitado a Sánchez de forma considerable y, tras haber vetado y estigmatizado a Pablo Iglesias y afirmado que ni él ni el 95% de la población podría dormir tranquilo con su presencia en el Gobierno, le ha dado o –más bien- ha recibido el “abrazo del oso” podemita y lo ha nombrado Vicepresidente del Gobierno “in pectore”, sin esperar siquiera a recibir el preceptivo encargo del Rey para formar Gobierno.

            El que fuera otrora icono del progresismo izquierdista, Alfonso Guerra, ha descrito gráficamente en una entrevista televisiva el citado abrazo. Ha señalado que, 24 horas después de las elecciones y sin consultar con ningún partido constitucionalista, el Presidente del Gobierno en funciones, firmó un preacuerdo con Podemos y se fundió en un abrazo con Iglesias. La evolución del abrazo era una metáfora de lo que iba a ocurrir si el preacuerdo se concretara en Gobierno: Habrá uno que tome la iniciativa y otro que no podrá decir que no aunque le gustara hacerlo, lo que era un drama. Ya sólo quedaba que nos salvaran los independentistas dejando de abstenerse y haciendo fracasar la investidura de Sánchez y, entonces, se podría empezar de nuevo.

Pieza catalana

La pieza catalana del rompecabezas es la más preciada y decisiva, sobre todo la que lleva la marca de ERC, pues la abstención del partido republicano –sumada al apoyo de Podemos y otros partidos nacionalistas y regionalistas, que se da por descontado-, Sánchez podría ser investido Presidente de Gobierno de verdad y no como ahora, aunque para él, no haya mayores diferencias. Mas los independentistas han puesto un elevado precio a su abstención. ERC exige la constitución de una Mesa de diálogo entre los Gobiernos español y catalán, en pie de igualdad, para resolver el conflicto político mediante la celebración de un referéndum de autodeterminación. Y pueden exigir porque –según ha fanfarroneado el impresentable Gabriel Rufián-, “como Pedro Sánchez es un derrotado, se le puede sentar a hablar”.El Presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent, ha desafiado una vez más al Tribunal Constitucional y ha permitido que se vote una resolución por él suspendida el pasado día 5, que rechaza la sentencia del Tribunal Supremo sobre  el referéndum del 1-O, reeprueba la Monarquía y defiende el derecho a la autodeterminación y la soberanía del pueblo catalán.  La portavoz del partido, Marta Villata,  ha afirmado que no pueden aceptar que el Tribunal Constitucional dicte, limite o imponga al Parlament lo que puede o no debatir o votar. No hay nada por encima de la voluntad del Parlamento –donde está representada la soberanía del pueblo catalán.

Según Cayetana Álvarez de Toledo, al desafío de los frentes anticonstitucionales catalán, vasco y navarro, se añade en Cataluña el plurinacionalismo del PSC, cuyo líder, Miquel Iceta -que ha sido calificado por  Iñaki Gil de jefe de un circo de dos pistas, una en Barcelona y otra en Madrid, donde realizan sus piruetas los partidarios de un Gobierno tripartito integrado por PSOE/PSC , ERC y Podemos-, ha vuelto a afirmar que Cataluña es una Nación, con las consecuencias políticas y jurídicas que ello comporta.

Juntos por Cataluña ha incorporado la exigencia de que Joaquim Torra participe en la Mesa de negociaciones y de que se nombre a un relator internacional que actúe de árbitro cuando se produzca alguna divergencia entre las partes. Se trata de volver a la Cumbre de Pedralbes –resolución del conflicto político por el diálogo entre los dos Gobiernos en pie de igualdad y al margen de las Cortes y del Parlament, y reconocimiento del derecho a decidir de los catalanes-, a la que se suma el requerimiento de conceder una amnistía a los políticos condenados por el Tribunal Supremo. El Gobierno central -por boca de la Vicepresidenta Carmen Calvo- se ha negado por ahora a discutir sobre el derecho a la libre determinación del pueblo catalán y ha ofrecido modificar el Capítulo VIII de la Constitución para mejor acomodar a Cataluña en el Estado español.

Pieza vasca

            El PNV ha jugado últimamente las cartas de la moderación frente al frenesí en el que ha caído el nacionalismo catalán. Íñigo Urkullu desempeña una papel similar al que en su día tuvo Jordi Pujol para garantizar la gobernabilidad en España, inclinándose a babor o a estribor según su conveniencia. Primero apoyó al Gobierno de Mariano Rajoy ofreciéndole los diputados del PNV para aprobar los Presupuestos Generales y, en horas 24, cambió de rumbo sin pestañear, apoyó la moción de censura contra Rajoy y respaldó la investidura de Sánchez. Por supuesto que no lo hizo “gratis et amore”, sino pasando una abultada factura a los dos Gobiernos.

Sin embargo, no ha abandonado sus postulados soberanistas y, aunque se alió con el Partido Socialista de Euskadi para formar Gobierno, acordó con Bildu una reforma del Estatuto de Guernica que consagrara el derecho a decidir del pueblo vasco. El proyecto de nuevo Estatuto elaborado por una ponencia de cinco expertos jurídicos en representación de los principales partidos ha presentado un proyecto claramente soberanista, con el voto particular del representante del PP, Juan Ignacio del Burgo. El texto ha alterado sustancialmente los principios del federalismo al conceder las competencias a la Junta del País Vasco con carácter general y al Estado con carácter residual. La Comunidad asume todas las competencias salvo las expresamente conferidas al Estado. Así pues, el Gobierno autonómico asumiría la mayor parte de las competencias legislativas y ejecutivas, que califica de “políticas públicas”. Como ha señalado del Burgo, no hay lugar para el Estado, ni para la aplicación de las políticas dirigidas a garantizar la igualdad de los españoles, ni a establecer medidas comunes por razones de interés general. 

El proyecto sienta el principio de “prevalencia”, conforme al cual el derecho propio de Euskadi en materia de sus competencias –que son casi todas- se aplicará con preferencia a cualquier otro y el derecho del Estado tendrá carácter supletorio. Distingue entre “nacionales” y “ciudadanos” vascos, con lo que se rompe el concepto de soberanía nacional, haciendo de los nacionales vascos “sujetos políticos” ajenos al resto de los españoles. En una disposición transitoria se reconoce “el derecho a decidir de sus ciudadanos libre y democráticamente expresado, siendo su ejercicio pactado con el Estado. La inclusión de las palabras por mí subrayadas ha sido la principal contribución del PSE a la redacción del proyecto y no resulta aceptable para Bildu, que pretende consagrar el derecho de autodeterminación de forma absoluta, sin necesidad de que medie el Estado. Antes de su envió a las Cortes, el proyecto será sometido a una “consulta habilitante” del pueblo vasco, de modo que lo que éste decida condicionará a los diputados y senadores, como ya ocurrió con el Estatuto catalán de 2006 tras su aprobación en referéndum.

Para mostrar el camino, el Parlamento vasco ha aprobado hoy una resolución en la que aboga por un nuevo modelo de relación entre Euskadi y el Estado español, basado en la igualdad, la bilateralidad y el pacto, que dé cauce al ejercicio del derecho a decidir. El PNV y Bildu han votado a favor, el PP y el PSE en contra y Podemos –salvo su Presidenta- se ha abstenido. El diputado Borja Semper /(PP) ha afirmado que el derecho a decidir era un desbordamiento legal y un disparate jurídico. El Parlamento ha pedido que se acabe con la excepcionalidad en la aplicación de la política penitenciaria, de manera que se acerquen a cárceles vascas los presos –incluidos los de ETA- que cumplan condena en otros territorios.

Pieza navarra

La pieza navarra es la menos importante, pero tiene un alto sentido simbólico porque Navarra es la “joya de la corona” y un elemento fundamental para la creación de un Estado vasco. Tras las últimas elecciones autonómicas ganadas por Navarra Suma –que logró 20 escaños frente a 11 del Partido Socialista-, María Chivite se empeñó en acceder a la presidencia del Gobierno foral, para lo que forjó un mini-Gobierno Frankesntein con el apoyo de Geroa Bai - fllial del PNV en la Comunidad-, Podemos e Izquierda-Ezquerra, y la abstención de Bildu, a cambio de un puesto en la Mesa del Parlamento que no le correspondía y la alcaldía de Huarte. Gracia a ello, Chivite obtuvo la investidura con un Gobierno minoritario, pero ahora se encuentra con dificultades para la aprobación de sus Presupuestos Generales al carecer de los votos necesarios.

La Presidenta anunció el envío del proyecto de presupuestos al Parlamento para su debate, pero Bildu exigió y consiguió que se realizaran con anterioridad consultas entre los partidos políticos. Chivite –que había jurado o prometido por sus ancestros que nunca negociaría con Bildu- lo ha convocado a su despacho oficial, concediéndole así la vitola institucional. Navarra Suma ha expresado su sorpresa por la convocatoria de un partido que nunca ha condenado los crímenes de ETA y su Presidente, Javier Esparza, ha señalado que la gran diferencia ética entre los dos partidos radica en que Navarra Suma tenía asesinados de ETA, mientras que en Bildu había quienes aplauden a los asesinos de la banda. La portavoz de Bildu, Bakartxo Ruiz, advertió a Chivite que, si quería mira a la izquierda y en progresista, sólo conseguiría aprobar los presupuestos con Bildu y, tras la reunión con la Presidenta, comento que había habido una buena sintonía que facilitaría la aprobación de las cuentas. Chivite tendrá que optar entre Navarra Suma y Bildu, pero es más probable que se incline por el segundo, a pesar de sus negativa a negociar con él. Al fin y al cabo. Chivite es una aventajada discípula de Sánchez., “el epítome más acabado del sanchismo -según “El Mundo”- que sacrifica
“la laminación de la tradición constitucionalista del PSOE en aras del puro afán de poder”. El acercamiento a Bildu es, por otra parte, una estrategia necesaria a nivel nacional, dado que Sánchez necesita su abstención para lograr la investidura.

Reacciones ante los últimos acontecimientos

            Pese a la gravedad del comportamiento de Sánchez, se ha producido un ominoso “silencio de los corderos” entre los dirigentes de más peso del PSOE. ¿Dónde están Felipe González, Emiliano García Page, Guillermo Fernández Vara, Javier Lambán, Ximo Puig, Javier Fernández, Susana Díaz o Abel Caballero? ¿Quién calla otorga?...Sólo han reaccionado algunos antiguos dirigentes socialistas como Nicolás Redondo Jr., César Antonio Molina, Joaquín Leguina, José Rodríguez de la Borbolla o Francisco Vázquez, que –junto a personas cercanas a Ciudadanos, como Francesc de Carreras, Félix Ovejero  o Manuel Valls, han formado el colectivo  España nos reúne”, y han presentado una declaración en la que afirman que España está en una situación grave y alertan sobre el peligro de destrucción del régimen de libertades nacido de 1978, por culpa del pacto del PSOE con Podemos y por el posible acuerdo de investidura con ERC. Han expresado su deseo de que se forme un Gobierno que excluya a partidos populistas y nacionalistas, y se apoye en las formaciones que ocupan el amplio centro del tablero político, pues sólo un acuerdo de este tipo permitiría “el desarrollo durante cuatro años de una acción de gobierno, sólida y coherente, que contribuya a la concordia entre los españoles”.

            En un artículo publicado en “El Mundo”, titulado “Insistencia en Luzbel”. El ex–Ministro de Cultura, César Antonio Molina, ha afirmado que el PSOE ha defraudado a los votantes y los ha engañado vilmente. Sánchez va camino de llevar a su partido a la destrucción y a fenecer él mismo ¿Cómo se puede pasar de una izquierda socialdemócrata, moderada y progresista a una extrema izquierda aliada con proindependentistas, anticonstitucionalistas, enemigos de nuestro régimen económico, antieuropeos y tantas cosas más que abren paso a un Estado totalitario? ¿Cómo se puede hablar con los partidos secesionistas que tienen en la cárcel a sus dirigentes por haber cometid graves delitos, e incluso pedirles el apoyo para la investidura y extender esta petición en a quienes el País vasco tienen las manos manchadas de sangre socialista?  ¿Cómo podrán sobrevivir dos Gobiernos paralelos? ¿Por qué el Partido Socialista prefiere estar con los anticonstitucionalistas en vez de con quienes comparten el credo principal  de la Constitución? ¿Cómo se puede hablar de una mesa de iguales entre una Comunidad y el Estado?... Molina deja en el aire estos interrogantes y concluye que hay que hacer todo lo posible para impedir que el poder caiga en manos de los populistas o, -aún peor- de los independentistas periféricos. La situación es de una gravedad absoluta porque nos estamos jugando la supervivencia de nuestro país.

            Especialmente duro ha sido el antiguo Ministro de Interior, José Luis Corcuera,
que ha llamado a Sánchez “mentiroso compulsivo y sin escrúpulos, que hace lo contrario de lo que dice”. Es impresentable que justifique su pacto con Iglesias por el ascenso de Vox, que él mismo ha provocado por la celebración de unas elecciones innecesarias. Su conducta lleva a poner en dificultad el futuro de España como país y en riesgo  elementos fundamentales de la convivencia entre los españoles. Ha concluido que no se podía votar a un mentiroso y que los ciudadanos  deberían pedir su dimisión.

            El comportamiento de Sánchez merece estas críticas y muchas más. Lleva años jugando frívolamente con el futuro de España y de los españoles por su insaciable apetito de poder. Albergo fundada dudas sobre que un hombre tan pagado de sí mismo escuche este clamor de sus propios compañeros de partido y recapacite, devuelva las piezas del rompecabezas a su caja y siga el camino marcado por la Constitución, Puede que París bien valiera una misa, pero Madrid no se merece la desintegración de España.

Madrid,  28 de noviembre de 2019

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