LOS ERRÓNEOS CONSEJOS DE UN EXPERTO
INTERNACIONAL
Dr. José Antonio de Yturriaga
Embajador de España
Profeso un gran respeto por el
Servicio Exterior británico, que considero uno de los mejores del mundo. El
Reino Unido cuenta con brillantes diplomáticos y con otros no tanto, como es el
caso de Carne Ross, que fue responsable de los temas de Oriente Medio en la
Misión británica antes la ONU en Nueva York. Abandonó el servicio diplomático
en 2004 y fundó la Consultoría “Independent
Diplomat” para aconsejar a Estados y a entidades que aspiran a convertirse
en Estados, en temas relativos a la libre determinación y a la estatalidad.
Ross ha recogido sus experiencias
como Asesor en un artículo en el periódico digital “The Independent”, en el que manifiesta escaso respeto por el Estado
de Derecho y un profundo desconocimiento del Derecho Internacional. Su
Organización ha asesorado a entidades que han llegado a convertirse en Estados
–como Kosovo o Sudán del Sur- , a Gobiernos regionales –como el de Cataluña- y
a movimientos de liberación nacional –como el Frente Polisario de Sahara
Occidental-. Se ha jactado de sus éxitos por haber contribuido a la
independencia de Kosovo y Sudán del Sur, hazañas dignas de pocos elogios, dado
que ambos son Estados “fallidos”.
Ross estima que no hay un manual
único para la independencia y que es de la dura experiencia y no de análisis
jurídicos de donde se pueden sacan lecciones sobre autodeterminaciones que
lleven a la independencia. Según él, muchos Estados, de Níger a España –gracias
por la comparación-, se preocupan por su posible fractura y él ha asesorado asimismo
a Gobiernos y a entidades que han fracasado en su empeño de alcanzar la
independencia, como en los casos de Palestina y Cataluña –gracias, de nuevo,
por el paralelismo-. La libre determinación tiene poco que ver con el derecho. ”Sólo accedes a la independencia cuando la
fuerzas tú mismo, pues nadie te la facilitará, aunque, en último término, son
los demás Estados los que tendrán que reconocerte como Estado”, pero esta
decisión es siempre política. Los argumentos jurídicos pueden ayudar a los
políticos, pero nunca tienen carácter decisivo. . El caso jurídico de Kosovo
era débil, pero su caso político era fuerte. Puede uno contar con toda una
colección de resoluciones de la ONU exigiendo la formación de un Estado
Palestino o la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sahara
Occidental, pero hasta la fecha, ni Palestina es un Estado, ni se ha celebrado
un referéndum en el Sahara Occidental.
La decisión de un Estado de
reconocer a otro es de carácter político, pero no puede ser arbitraria o estar
al margen del derecho. Además de los tres elementos básicos requeridos por el
Convenio de Montevideo de 1933 –territorio, población y gobierno-, hay un
cuarto elemento necesario para la estatalidad, cual es la legalidad en el
proceso de creación del Estado. Como ha señalado la profesora Ana Gemma López,
si el proceso de creación estatal es producto de una violación del Derecho
Internacional, entonces la entidad “de
facto” no alcanzará la estatalidad. Para ello, tiene que cumplir los principios fundamentales del Derecho Internacional
recogidos en el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas y en la
resolución 2665(XXV) de la Asamblea General; a saber, integridad territorial
del Estado matriz, prohibición del uso de la fuerza o de la amenaza de su uso,
libre determinación de los pueblos y respeto de los derechos fundamentales de
la persona humana.
Ross confunde dos conceptos que
son sustancialmente diferentes: la autodeterminación y la secesión. Sólo los
pueblos que estén bajo dominio colonial o que padezcan de forma permanente la
violación de sus derechos básicos están capacitados para ejercer la libre
determinación. Los pueblos de Escocia, Cataluña o Kosovo no disfrutan de este
derecho por razones obvias. Sólo puede un territorio separarse legalmente de su
Estado matriz si se produce un acuerdo político entre las dos Partes. Como el XXIX
Congreso del Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional declaró
en 2016, el Derecho Internacional sólo reconoce el derecho a la libre
determinación y a la independencia los pueblos sujetos a dominio colonial os sometidos
a subyugación, dominación o explotación extranjera. El Derecho Internacional no
reconoce el derecho a la secesión, Los pueblos situados dentro de un Estado
sólo tienen derecho a la autodeterminación interna y, en todo caso, se debe
respetar la integridad territorial del Estado donde están ubicados. Cualquier
declaración unilateral de independencia en violación de los principios
fundamentales del Derecho Internacional carece de validez y de efectos
jurídicos, en aplicación de la máxima “es
iniuria nec oritur ius” –no se puede derivar derecho de la injusticia-. Los
Estados y las Organizaciones Internacionales no deben reconocer las
declaraciones unilaterales de independencia contrarias al Derecho
Internacional.
Ross concede excesivo valor a la
violencia y al uso de la fuerza. Según él, la amenaza de una guerra fue
decisiva para el éxito de la autodeterminación de Kosovo y de Sudán del Sur.
Fue la violencia la que hizo posible su independencia. Los compromisos de la
Comunidad Internacional y los mandatos del Derecho Internacional apenas surten
efecto. Ambos Estados tenían que acceder a la independencia si se quería evitar
una guerra. En Kosovo, el Consejo de Seguridad no hizo nada para llegar al status final del país durante varios
años. En 2004 se produjeron disturbios mortales y la provincia quedó sumida en
la violencia. Ross le dijo a los representantes de Estados Unidos y de la UE: ”Si no proceden a la independencia de este
territorio, se producirá más de lo mismo e incluso peor”. Fue el uso de la
fuerza lo que permitió que se alcanzara la fase final del proceso de
autodeterminación, que culminó con la declaración unilateral de la
independencia de Kosovo en 2008.
En relación con Sudán del Sur, Ross
cita la respuesta que dio un líder sudanés a un político sahariano, cuando éste
le preguntó a qué se debía que el referéndum de Sudán se hubiera celebrado y el
de Sahara Occidental no. “Porque dijimos
muy claro a todo el mundo que, si no conseguíamos celebrarlo, volveríamos a la
guerra al día siguiente”. La lección no puede ser más clara para Ross, pero
éste parece ignorar que la guerra es ilegal, ya que ha sido prohibida en la
Carta de la ONU.
Ross ha
señalado acertadamente que, en todos los recientes casos de autodeterminación
controvertida, Estados Unidos ha sido el factor crucial. Kosovo y Sudán del Sur
accedieron a la independencia porque así lo decidieron los norteamericanos,
quienes atrajeron a su posición a buena parte de la Comunidad Internacional. En
relación con Kosovo, su éxito no fue completo debido a la oposición de Rusia y
China –que, al ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad, vetaron el
ingreso del nuevo país en la ONU-, de varios países no alineados y de cinco
Estados miembros de la UE, entre los que figura España. En este caso, los
argumentos políticos han prevalecido sobre los jurídicos, porque la declaración
unilateral de independencia de Kosovo fue contraria a las decisiones del
Consejo de Seguridad y al Derecho Internacional.
Rusia
también ha intentado jugar el papel de fautor de Estados en los casos de
Abjazia y Osetia del Sur, regiones que se separaron de Georgia tras la invasión
de esos territorios por el Ejército ruso. Declararon la independencia bajo los
auspicios de Rusia, pero sólo han sido reconocidos por cinco Estados. Rusia
puede verse tentada a hacer lo mismo en otras zonas en disputa en la proximidad
de sus fronteras como el Trandsniester (Moldavia), Nagorno-Karabaj (Azerbaiyán)
o las regiones ucranianas que se han rebelado contra el Gobierno central con el
apoyo de fuerzas rusas, pese el escaso éxito hasta ahora conseguido. Según ha
reconocido el propio Ross, en estas zonas se ha puesto de manifiesto que el
mundo multipolar no se ha consolidado todavía. Otro caso notorio de un Estado
no reconocido es el de la República Turca del Norte de Chipre, que sólo ha sido
reconocida por Turquía.
Los Estados
Unidos también resultan decisivos paras impedir que triunfe la
autodeterminación en países tales como Palestina o el Sahara Occidental. En el
caso de Palestina, se has producido también una ruptura entre legalidad y “rea politk”. Hay diversas resoluciones de la ONU que
condenan la ocupación por Israel de la orilla occidental del Jordán y de
Jerusalén, y que instan a la creación de un Estado Palestino, pero no han
podido ser aplicadas por la oposición del Gobierno estadounidense, que apoya
incondicionalmente la postura ilegal israelita.
En relación
con el Sahara Occidental, Ross ha señalado que el Frente Polisario ha
practicado durante 30 años una diplomacia pacífica, pero estéril, al limitarse
a pedir que se cumplan las resoluciones de la ONU que ordenan la celebración de
un referéndum de autodeterminación. Se ha negado a volver a la lucha de
liberación nacional por medio de las armas, a pesar de la provocación que
supone la anexión por parte de Marruecos de la mayor parte del Sahara
Occidental. Ha mostrado una paciencia infinita y su compromiso con una solución
pacífica del conflicto, y el resultado es que no se ha celebrado referéndum y
hay escasas posibilidades de que se celebre. Mientras Estados Unidos y Francia
apoyen a Marruecos, no habrá referéndum. La recomendación del belicoso Asesor al
Polisario sería probablemente que reasumiera la guerra de guerrillas contra
Marruecos.
Ross
también ha sido Asesor del Gobierno Catalán entre Junio de 2013 y Septiembre de
2015. A pesar de ello, no parece haber aprendido mucho sobre la realidad de
Cataluña y sobre los problemas jurídicos y políticos que plantea el proceso de
la región hacia la independencia. Ha comentado que la decisión del Gobierno
británico de permitir un referéndum sobre la independencia de Escocia fue excepcional
y sensato, y contrastaba con la punitiva respuesta del Gobierno español al
nacionalismo catalán, como probaba el que muchos de los organizadores de una
votación pacífica en Cataluña estuvieran en la cárcel. Tampoco sabe mucho sobre
Historia de Europa. Aunque existen algunas semejanzas entre Escocia y Cataluña,
las diferencias entre los dos países son considerables, como ha puesto de
manifiesto John Elliott en su libro “Catalanes
y escoceses: Unión y discordia”, y la situación de los dos referéndums no resiste
la comparación. Escocia había sido un reino independiente ante de integrarse
libremente en el Reino Unido, las leyes británicas no prohíben los referéndums
de autodeterminación y el Gobierno británico dio su anuencia a la celebración
de un referéndum de este tipo en Escocia. Por el contrario, Cataluña nunca fue
un Reino independiente, sino un Condado que estuvo sucesivamente bajo el
dominio de Francia, Aragón y España, la Constitución española prohíbe la
celebración de referéndums, salvo que sean autorizados por el Gobierno español,
y éste nunca ha autorizado su celebración, que fue expresamente declarada
ilegal por el Tribunal Constitucional. Cabe preguntarse cuál sería la opinión
de Ross si el Gobierno escocés decidiera celebrar un referéndum de autodeterminación
para declarar la independencia de Escocia contra la voluntad del Gobierno
británico y con la decisión del Tribunal Supremo declarándolo ilegal.
Ross ha afirmado
que los catalanes no tenían otra opción para poder dialogar con el Gobierno
español que celebrar el referéndum de autodeterminación del 1 de Octubre de
2017. En ese evento, “cientos” de pacíficos ciudadanos fueron heridos por
policías que los golpeaban con sus porras cuando intervinieron para clausurar
los centros electorales. Hay infinidad de inexactitudes en esta afirmación.
Para empezar, había otras alternativas. A diferencia de lo que ocurre en otros
Estados europeos, la Constitución española no prohíbe los partidos
independentistas y varios de sus miembros están representados tanto en la Cortes
españolas pomo en el Parlamento catalán, donde gozan de una ínfima mayoría. Una
coalición de partidos independentistas gobierna en Cataluña y controla la vida
política, económica y social en la Comunidad. Tiene la posibilidad de modificar
la Constitución para incluir en ella disposiciones que le permitan celebrar un
referéndum de autodeterminación y declarar eventualmente la independencia, pero
ni siquiera han tratado de conseguirlo, y su supuesta disposición al diálogo se limitaba a reclamar “referéndum o referéndum”.
El Tribunal Constitucional
declaró ilegal el referéndum y varios jueces catalanes ordenaron a la policía
judicial que impidieran su celebración mediante el cierre de los centros de
votación y la incautación de las urnas. Muchos participantes en las elecciones
trataron de impedir a los policías que cumplieran estas órdenes judiciales y se
opusieron por medios pacíficos y no pacíficos. Hubo algunas confrontaciones que
fueron magnificadas por la bien engrasada “agitprop”
nacionalista. De esos cientos de personas supuestamente heridas, resulta
que sólo dos tuvieron que ser hospitalizadas.
El Gobierno catalán declaró
unilateral e ilegalmente la independencia de Cataluña y los tribunales
españoles competentes –la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo- abrieron
una investigación criminal y ordenaron la prisión provisional de los
responsables de la organización del referéndum ilegal y de la declaración de
independencia. El Presidente de la Generalitat
y algunos der sus Consejeros eludieron la Justicia y huyeron a Bélgica,
mientras que varias personas acusadas de los delitos de rebelión, sedición,
malversación y desobediencia acaban de ser juzgadas por el Tribunal Supremo y
se encuentras en prisión provisional a la espera de la publicación de sus respectivas
sentencias.
Ross ha reconocido, al menos,
que, para que una región pueda separarse de su Estado originario y declararse
independiente, necesita contar con una mayoría clara y –tal como están las
cosas actualmente en Cataluña- no sólo no existe esta clara mayoría, favorable,
sino que la mayoría de los catalanes es contraria a la independencia y desea
seguir siendo al mismo tiempo catalana, española y europea.
Madrid, 28 de Junio de 2019
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