NAVARRA: GRAVE CESIÓN DEL
PSOE AL SEPARATISMO
La
elecciones autonómicas en Navarra fueron ganadas con la obtención de 20 escaños
por la coalición “Navarra Suma” (N+), integrada por la Unión del Pueblo Navarro
(UPN), el Partido Popular y Ciudadanos, frente a los 11 diputados del Partido
Socialista de Navarra (PSN) y los 19 del
Gobierno cuadripartito dirigido por Uxue Barkos: Geroa Bai 9, HB-Bildu 7, Podemos 2 e Izquierda/Ezquerra
1. También ganó N+ las elecciones
municipales en Pamplona con 13 concejales, quedando a uno de la mayoría
absoluta, frente a 7 de Bildu, 5 del PSN y 2 de Geroa Bai.
Pese
a su derrota tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento pamplonica, la
coalición nacionalista-izquierdista no aceptó la derrota y trató de impedir
que N+ accediera al poder en ambas
instituciones. Para ello, tentaron al PSN y ofrecieron a su Secretaria General,
María Chivite, su apoyo para que accediera a presidencia de la Junta, a cambio
de mantener en el municipio al Alcalde Joseba Asirón de Bildu. Para el
Ayuntamiento de Pamplona no lograron un acuerdo y resultó elegido el candidato de
N+, Juan Maya, gracias a la abstención del PSN. Éste, sin embargo, no quería
renunciar a la posibilidad de acceder al Gobierno de la Comunidad Foral, pese a las reticencias iniciales del
alto mando del PSOE.
Pretensión del PSN de asumir la
Presidencia del Gobierno de Navarra
El
PSN estimaba que no debía dejar pasar su tercera oportunidad de acceder al
Gobierno de Navarra, tras el doble fiasco sufrido en ocasiones anteriores. En
2007, Fernando Puras tuvo la posibilidad de lograr la `presidencia de la
Comunidad pactando Herri Batasuna, pero
José Luis Rodríguez Zapatero impidió la coyunda. En 2014, Roberto Jiménez tuvo
una nueva oportunidad de presentar una moción de censura contra Miguel Sanz,
para lo que necesitaba el apoyo de Geroa Bai y de Bildu, pero Alfredo Pérez
Rubalcaba vetó la intentona, debido a la aversión de Ferraz a concertar
cualquier tipo de pacto con los herederos de ETA y con el independentismo.
Ahora
se ha presentado una nueva ocasión, pese a haber sido N+ la fuerza más votada,
con nueve escaños de diferencia sobre el PSN y uno sobre la coalición de
nacionalistas e izquierdistas. El PSN se ha convertido así en el fulcro de la
balanza. La situación se ha complicado aún más al conectarse con la investidura
de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno de la nación, tras la victoria
del PSOE en las elecciones generales. Sánchez expresó su preferencia por formar
un Gobierno socialista en minoría, con apoyos exteriores de Podemos –su “socio
preferente”- y otros partidos
nacionalistas no independentistas, como el PNV, el Partido Regional de
Cantabria y Compromís. Sumando los votos de todos ellos se lograría un empate
y, para romperlo, se requeriría el apoyo
o la abstención de UPN o de Coalición Canaria. La primera, ofreció la
abstención de sus dos diputados en el Congreso a cambio de que el PSN se
abstuviera en Navarra y permitiera el
acceso de su candidato, Javier Esparza, a la Presidencia. El problema radicaba
en que –aparte de la insatisfacción del
PSN y de su candidata Chivite que veía a tiro la satisfacción de sus ansias de
poder- que el PNV era contrario al Gobierno de N+ y –en los trapicheos de las
negociaciones del mercado persa- hicieron saber que si el PSOE facilitaba el
Gobierno de Esparza, el partido jetzal no apoyaría la investidura de Sánchez.
Para
que Chivite lograra la presidencia de la Comunidad Foral, bastarían el apoyo de
Geroa Bai y de los partidos izquierdistas, y la abstención de Bildu. El
problema radicaba en que el propio PSN se había comprometido a no negociar con Bildu
por motivos éticos, pues –como señaló su
portavoz, Maite Ezporrín- el partido abertzal no había condenado aún los asesinatos
de ETA. Sin embargo, el poder –a juicio de Joseba Arregi-, lo justifica todo y
la verdad y la ética no importan. La política se disuelve en la “politiquilla”,
vacía de cualquier otro propósito que no sea alcanzar y mantenerse en el poder
como sea, y en Navarra podrán cogobernar los que no han condenado la historia
de terror de ETA, abriendo la puerta a una guerra de identidades. ”PSN y PNV facilitan un pacto con
preservativo con HB-Bildu”. Chivite
es una aventajada alumna de su maestro Sánchez en el arte de conseguir el poder
como sea.
El
cambio de rumbo se inició con la anuencia del PSOE, que desmintió con su
condiucta sus reiteradas afirmaciones de que el
Gobierno de Sánchez no dependería de los partidos separatistas. El giro
de 180º se ha esbozado en las negociaciones previas a la constitución del
Parlamento Foral. La Presidente del Gobierno aún en funciones, Uxúe Barkos,
exigió como contraprestación al apoyo a Chivite, el nombramiento de un miembro
de Geroa Bai como Presidente del Parlamento Foral y la presencia de Bildu en la
Mesa del mismo. El PSN aceptó el “trágala”
y permitió el nombramiento de Unai Hualde como Presidente de la Cámara y de Maiorga
Ramírez (Bildu) como Secretario segundo de la misma. Hualde –que pronunció su
discurso institucional enteramente en euskera, en abierto desprecio de la
lengua oficial mayoritariamente hablada por los navarros- y anunció un programa
de euskaldunización, siguiendo la trayectoria marcada por el Gobierno cuadripartito de Barkos. A este
respecto, cabe recordar que –de conformidad con
la Ley de Amejoramiento Navarro-, el español es la lengua oficial en
Navarra y el euskera lo es en las zonas vacoparlantes. Es evidente que Pamplona
no es una zona vascoparlante y el Presidente del Parlamento no debería haber
utilizado en exclusiva la lengua vasca en su intervención y, aun menos, en un
acto institucional. Según datos oficiales, el 81.9% de los navarros tiene como
lengua materna el español, el 5.7% el euskera, el 3.8% ambos idiomas y el 6.1%
otras lenguas. El conocimiento del euskera ha crecido considerablemente en la
Comunidad Foral –especialmente gracias a la política de euskaldunización realizada
por el Gobierno del cuadripartido nacionalista- y ha llegado al 15%. Pese a ser
francamente minoritario, los nacionalistas pretenden igualarlo al español y el Gobierno
de Barkos impuso la obligación de conocer el euskera para acceder a la función
pública e inició una política de inmersión en las escuelas públicas y en las
“ikastolas”.
El acuerdo
del PSN para entregar la presidencia del Parlamento a Geroa Bay y la presencia
de Bildu en su Mesa constituyen el primer paso hacía la entrega de la
presidencia de la Comunidad Foral a María Chivite, con el respaldo de Geroa Bai,
Podemos y Ezquerra, y la abstención de Bildu. Tras esta maniobra del PSN,
Javier Esparza declaró que UPN no podía dar su apoyo a la investidura de un
Presidente que era capaz de pactar con los amigos de Josu Ternera. Inés
Arrimadas calificó de “infamia” la futura formación de un Gobierno del PSN con
el Visto Bueno de HB-Bildu. Geroa Bai afirmó, por su parte, que N+ estaba manipulando y demonizando a
Navarra con declaraciones falsas y excesivas, como ya hizo en el caso de las
peleas de Alsasua. Esta reacción entraba dentro de la lógica, pero la que
escapaba a ella era la del PSN, que ha afirmado que hay que acabar con la
polarización y bajar el nivel de confrontación identitaria. “Ya vale de vivir de la renta de ETA”.
Tan falso como desvergonzado aserto revela el talante sectario del PSN de
Chivite, avalado finalmente por el PSOE, que ha tenido la desfachatez de
afirmar que un Gobierno presidido por aquélla será una garantía frente a
cualquier intento por parte de HB-Bildu de alimentar el independentismo. “La garantía de que Navarra siga siendo
Navarra es el PSOE”.
Es como encomendar al zorro el cuidado del gallinero.
Condicionamiento de HB-Bildu
A Chivite
le basta con la abstención de Bildu para acceder al Gobierno, pero –con sus 11
diputados, los 9 de Geroa Bay y los 3 de Podemos y Ezquerra- no tiene mayoría
suficiente para gobernar y dependerá en último término de los votos de Bildu,
que se convertirá en el árbitro de la situación y podrá condicionar la política
que se realice en Navarra. Ya ha mostrado sus intenciones al exigir al Gobierno
central la transferencia de 37 competencias al Gobierno vasco y 25 al navarro,
“para ampliar la soberanía de las
instituciones vascas y navarras”. Bildu pretende forzar al futuro Gobierno
de Chivite a seguir la política del anterior Gobierno de Barkos de lograr la
anexión de Navarra por el Páis Vasco, de conformidad con lo previsto en la
Constitución. Según su disposición transitoria cuarta, “en el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo
General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, en lugar de lo
que establece el artículo 143 de la Constitución –medio ordinario dispuesto por la Carta Magna para que las
distintas provincias españolas accedieran a la autonomía- la iniciativa corresponde al Órgano Foral competente, el cual adoptará
su decisión por mayoría de los miembros que lo componen. Para la validez de
dicha iniciativa, será preciso, además, que la decisión del Órgano Foral
competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto y
aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos”. La formación de un Gobierno
controlado por Bildu, sería un paso decisivo para lograr la anexión de Navarra
por el País Vasco –aspiración máxima del PNV y de su testaferro en Navarra
Geroa Bai-, pues ya dispondrían de la mayoría simple en el órgano foral competente,
que no es otro que el Parlamento de Navarra. Cuestión distinta y distante sería
la consecución de la mayoría absoluta de los votos del pueblo navarro, que no
creo que aceptara pasar por esas horcas caudinas.
Ofrecimiento de Navarra Suma al PSOE
El
Presidente del PP, Pablo Casado, y Javier Esparza han hecho un llamamiento a
Pedro Sánchez para que no compre un Gobierno autonómico, vendiendo a Navarra a
quienes han justificado 800 asesinatos, no han condenado la violencia etarra y
no colaboran para el esclarecimiento de 300 crímenes. Dando un paso más para
tratar de que Sánchez reconsidere su desastrosa decisión, Esparza le ha
ofrecido pasar de la abstención al voto favorable de UNP a su investidura, si
permite que N+ gobierne la Comunidad Foral. En una hábil maniobra, N+ presentó
en el Parlamento una propuesta de declaración institucional por la que se
rechazaban los actos de exaltación de presos etarras, se instaba a “celebrar unas fiestas libres de odio y sin
brindis por los presos”, y se asumía el compromiso de evitar que se
celebrara la “Ospa Aguna”, una
jornada que tiene lugar cada año en Alsasua para rechazar la presencia de la
Guardia Civil en Navarra y pedir su retirada inmediata de la Comunidad. La
votación ha puesto de manifiesto las substanciales discrepancias existentes
entre el PSN/PSOE y sus probables socios de Gobierno, pues los socialistas se
han visto obligados por vergüenza torera a votar a favor de la propuestas,
mientras que Bildu ha votado en contra y Geroa Bai sólo ha apoyado la primera
de las tres propuestas aceptadas por la Cámara.
Como ha
señalado Esparza, para gobernar en Navarra, el PSN necesita a Bildu y Bildu
necesita al PSN, pero el PSOE no puede pactar “con los que están diciendo que en los espacios festivos, que son los
espacios de todos los ciudadanos, hay que excluir a aquéllos que han sido
víctimas del terrorismo de ETA, y hay que dejar esos espacios públicos para
ensalzar a aquéllos cuyo único mérito es haber asesinado o colaborado con una
banda terrorista”. Esparza ha emplazado directamente a Sánchez a que se
separe de Bildu y le ha ofrecido los votos de sus diputados en el Congreso para
facilitar su investidura, que cada vez se hace más problemática ante la
exigencia de Podemos de entrar en el Gobierno. Las espadas siguen en alto como
en el episodio de la lucha de Don Quijote con el Vizcaino –y nunca viene mejor
a cuento la historia-, pero las posibilidades de que Sánchez reconsidere su
posición son escasas, pues se ha quitado la careta centrista y conciliadora, y parece
dispuesto a aceptar los votos o las abstenciones de Bildu y de los separatistas
catalanes para conservar a la presidencia del Gobierno.
Crítica a la actitud de Pedro Sánchez
El
periódico “El Mundo” ha publicado una
editorial sobre el tema que no tiene desperdicio. .”El giro del Partido Socialista en Navarra, abriéndose a alianzas con
Bildu, supone un salto cualitativo en la procaz relación que el PSOE ha
establecido con el nacionalismo. La vía navarra abierta por el PSN para orillar
a la coalición de centroderecha Navarra Suma allana el camino para que María
Chivite asuma la presidencia de la comunidad foral y el de la propia
investidura de Pedro Sánchez ante una eventual abstención de Bildu. Sin
embargo, resulta políticamente impresentable que un partido de Estado como el
PSOE se apoye en los herederos de ETA. Ningún objetivo político justifica abrir
los brazos a un partido cuyos dirigentes siguen siendo incapaces de condenar la
abyecta trayectoria de la banda terrorista que a lo largo de cuatro décadas
asesinó a más de 800 ciudadanos, entre ellos decenas de cargos vinculados al
PSOE…La connivencia socialista con el nacionalismo tuvo su génesis en los
tripartitos articulados por el PSC y ha tenido su continuación en los pactos
suscritos con fuerzas soberanistas en comunidades como Baldeares y la Comunidad
Valenciana. Resulta incomprensible que un partido comprometido con la unidad de
España y soldado ideológicamente a la defensa de la igualdad acepte sin
pestañear la cooperación con los partidos que propugnan la plurinacionalidad y
una asimetría fiscal que liquidaría la cohesión social. En el caso de Navarra,
esta deriva adquiere tientes mucho más preocupantes. Primero, porque supone
normalizar como un actor político ordinario a Bildu, siglas procedentes del
tronco filoterrorista de la antigua Batasuna, y segundo, porque da alas al
soberanismo vasco, cuya prioridad consiste en incorporar Navarra al País
Vasco…Así Sánchez deja claro de nuevo que está dispuesto a seguir en la Moncloa
a toda costa, pactando con quien sea para materializar el maquiavélico objetivo
de retener el poder. La entente del PSOE con el nacionalismo de la peor ralea
constituye una de las mayores amenazas para la España Constitucional”. Suscribo
todas y cada una de estas afirmaciones.
Silencio del PSOE tradicional
Ante esta lamentable situación
se ha producido el “silencio de los corderos” en las filas del PSOE tradicional
¿Dónde están las barones partidarios de la integridad de España y contrarios a
las concesiones a los separatistas? El Presidente de Castilla/La Mancha,
Emiliano García-Page, dijo que en Navarra se debería apoyar lo más coherente
para el PSOE y lo menos dudoso para la Constitución. ¿Se consiguen estos
loables objetivos con un pacto con Bildu? También dijo García-Page que María
Chivile era una socialista ejemplar que no haría nada que perjudicara a la
unidad e integridad de España ¿Cómo se compadece este aval a la españolidad de
Chivite con su pacto vergonzante con Bildu?
¿Qué opinan Javier Lambán,
Guillermo Fernández-Vara o Susana Díaz? ¿Dónde
encontrar las doctas opiniones de Felipe González, Alfonso Guerra y
otros clásicos socialistas? Reina un
silencio atronador en la filas socialistas no “sanchistas”. Pedro Sánchez
parece dispuesto a dar un paso más en su errática política con tal de conservar
el poder, traspasando las líneas rojas que él mismo se había impuesto de no
pactar con los partidos separatistas que persiguen la desintegración de España.
Madrid, 24 de Junio de 2019
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