sábado, 8 de junio de 2019

La hora de la verdad para el PSOE, Ciudadanos y España


LA HORA DE LA VERDAD PARA EL PSOE, CIUDADANOS Y ESPAÑA

            El Rey Felipe VI ha encomendado a Pedro Sánchez el encargo de formar Gobierno, al haber sido el PSOE el partido ganador en las últimas elecciones generales. El Presidente en funciones ha aceptado la designación en atención del mandato de las elecciones del 28-A, reforzado por los resultados del 26-M, y afirmado que “o gobierna el PSOE, o gobierna el PSOE; no hay más opciones”. En este caso parece llevar razón, aunque la situación  no está aún zanjada, pues -con sus 123 escaños- al PSOE le faltan los votos de 52 diputados para lograr la mayoría absoluta en una primera votación o los votos necesarios para  lograr una  mayoría simple en una segunda votación, y aún no los tiene suficientemente amarrados.

Planteamiento de la situación para la formación de Gobierno

            Resulta evidente que sólo el PSOE está en condiciones de intentar formar un Gobierno y las posibilidades existentes son las de una coalición PSOE-Ciudadanos (Cs), un “Gobierno Frankenstein” o un Gobierno del PSOE en minoría. La solución final está condicionada por una guerra, no de tronos, sino de ”egos”, en la que rivalizan principal –aunque no exclusivamente- Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias. El Presidente en funciones –que a ahormado al PSOE a su imagen y semejanza- pretende seguir en el poder a cualquier coste, aunque en esta ocasión cuente con el apoyo de una buena parte del pueblo español. Albert Rivera no quiere ser plato de segunda mesa y aspira a ser el Sultán en lugar del Sultán, por lo que tratar en erigirse en líder de la oposición como paso previo a su acceso el día de mañana al Gobierno. Pese al batacazo electoral de Unidas-Podemos (Ps), Pablo Iglesias aspira a formar un Gobierno de coalición con el PSOE, en el que su partido sea el socio preferente, por  lo que considera indispensable su entrada en el citado Gobierno.

            Pablo Casado ha aceptado la derrota y reconocido el derecho de Sánchez a presidir el Gobierno, y expresado su deseo de que el inicio de la legislatura no se dilate, y de que el tactismo dé paso a la responsabilidad y el electoralismo a la gobernabilidad. Rivera, en cambio, es una permanente contradicción. Ya, con vistas a despojar a Casado del liderazgo de la Oposición, manifestó a lo largo de la campaña electoral su oposición a pactar con el PSOE y, tras los resultados de unos comicios en el que Cs no ha conseguido sobrepasar al PP, Rivera ha mantenido su incoherente postura, alegando que los electores han decidido que Cs  permanezca en la oposición, lo que no es del todo exacto. Aunque el pueblo se suele equivocar con frecuencia, políticamente siempre tiene razón y lo que ha decidido es que, precisamente debido la debilidad del bipartdismo y a la considerable fragmentación del Parlamento, lo que desea es que se formen Gobiernos de coalición. ¿Cuáles pueden ser éstos?: un Gobierno PSOE-Cs, un “Gobierno Frankesntein” de alianza de múltiples partidos, carente de un mínimo de coherencia, o un Gobierno en solitario del PSOE de geometría variable.

Gobierno de coalición PSOE-Cs

            Como en otros países de nuestro entorno, como Alemania, lo más adecuado en momentos críticos como los que plantea la insumisión de Cataluña, sería que se formara un Gobierno de gran coalición entre el PSOE y el PP .no querido por ninguno de los dos- o de pequeña coalición de PSOE- Cs, pero Rivera sigue rechazando de forma rotunda apoyar la investidura de Sánchez y entrar en un Gobierno de coalición. Dando una muestra más de incoherencia, ha instado a Sánchez a que conforme una mayoría con sus “aliados” Ps, nacionalistas e independentistas. Por un lado, acusa a Sánchez de haber gobernado con la ayuda de los  independentistas y, por otro, le pide que se alíe con ellos para formar Gobierno. Dando muestra de flagrante incongruencia, ha pedido a Sánchez que no torpedee el Gobierno de “Navarra Suma” en la Comunidad Foral porque los navarros han decidido que gobierne esta coalición de UPN, Cs y PP, quel ha sacado el doble de escaños que la segunda fuerza –el PSN-. Pero no acepta que se aplique mutatis mutandis” este criterio a nivel nacional, donde el PSOE ha doblado en diputados al PP, porque “el caso navarro no tienen nada que ver con el español”.

            Una coalición de este tipo tiene precedentes porque Cs y el PSOE ya han pactado con anterioridad  un detallado programa de Gobierno, que no llegó a buen puerto por la oposición de Ps a la investidura de Sánchez tras la primera salida del Gobierno de Mariano Rajoy, y los dos partidos tienen más puntos en común que divergencias. Con esta alianza beneficiosa para el interés general de España se pondría fín a corto plazo a los chantajes y “chantajillos”de diversos partidos políticos.

            Cabe empezar con Ps, que ansía entrar en un Gobierno de coalición y teme que el PSOE deje de considerarlo como socio preferente y pacte con Cs. Iglesias ha advertido histéricamente a Sánchez que, si  no negocia con él la formación del Gobierno antes de su investidura como Presidente, votará en contra de la misma. Se sigue con el PNV que amenaza con retirarle el apoyo de sus seis diputados si permite que, con la abstención del PSN, “Navarra Suma” forme Gobierno. Las separatistas catalanes condicionan su apoyo a la investidura a que Sánchez ofrezca una solución al problemas de los “presos políticos”, vuelva a la mesa de negociaciones para desarrollar lo acordado en el comunicado de Pedralbes, y acepte la celebración de un referéndum de autodeterminación. Juntos por Cataluña (JxC) cuenta con la baza adicional de que, si sus diputados encarcelados no renuncias a su acta, la mayoría requerida para la investidura bajaría en una segunda votación de 175 a 173 votos.  HB Bildu exige el veto a un Gobierno de  “Navarra Suma” y el mantenimiento de Joseba Asirón como Alcalde de Pamplona. El Partido Regionalista de Cantabria, Comprormis y Equo reclaman importantes compensaciones económicas a cambio de suministrar su apoyo a Sánchez.

            La única formación nacionalista que ha estado a la altura de la circunstancias ha sido “Navarra Suma”, quien ha amantenido que UPN se abstendrá en la votación si el PSN se abstiene en la investidura al Gobierno de la Comunidad Foral y le permite  acceder a él. Rivera ha expresado reservas a este legítimos “do ut des”, al señalar que no cabe hacer intercambio de cromos entre Navarra y España,. Casado se ha mostrado más razonable, al afirmar que no se opone a que este intercambio de apoyos facilite la reelección del Presidente en funciones. “Puede ser lícito  que un Gobierno a nivel nacional diga que, si él se abstiene, el que encabeza ese Gobierno foral también se podría abstener”.

            Con esta alianza de afines, sería posible que el PSOE liderara el Gobierno como partido más votado, y ofrecería a Cs la posibilidad de templar su actuación en dos temas claves: el mantenimiento de la unidad  y la integridad  territorial de España y la lucha contra el separatismo, y la política económica, con el fin de evitar el aumento desmesurado del gasto público, que ha sido condenado por la Comisión Europea,  al exigir al Gobierno que reduzca los gastos previstos en  €15.600 millones en los próximos dos años. De esta forma, contribuiría  a que el PSOE de Sánchez volviera  ser el partido socialdemócrata de Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, y disminuyera su dependencia del PSC de Miquel Iceta y Meritxell Batet, más cercano al nacionalismo secesionista catalán  que al socialismo. El propio Casado no ha descartado implícitamente esta hipótesis, al decir que no iba a criticar a ningún partido constitucional que facilitara la investidura. Esta es la fórmula que prefieren los empresarios y que más gusta en Bruselas, y es sin duda la que mejor responde a los intereses generales de España. Los tres partidos constitucionales deberían unir sus esfuerzos para hacer frente al grave desafío del independentismo catalán y vasco.
           
Gobierno Frankestein

            Supondría repetir un Gobierno del PSOE apoyado por los partidos que permitieron la aprobación de la moción de censura contra Rajoy: Ps, PNV, HB Bildu, ERC, JxC y Comprom. Esta fórmula –que ha sido enormemente criticada por los partidos de la Oposición –Cs, PP y Vox- no parece satisfacer al propio PSOE, que ya ha dicho que no piensa gobernar con Bildu, ni a Ps, que ha puesto como condición “sine qua non” su entrada en el Gobierno. Tras el fiasco de Ps en las elecciones generales, autonómicas, municipales y europeas, Sánchez ha tomado sus distancias con respecto al partido de Iglesias, que anda como alma en pena mendigando una cartera ministerial para él y su consorte, Irene Montero. Ha dejado de considerarlo como socio preferente y no ha negociado con  él  la formación del Gobierno. Ha anunciado que la semana próxima iniciará una ronda de negociaciones con PP, Cs y Ps, y que habrá reuniones con otro formato con los demás partidos, a excepción de Vox y Bildu.
            El PSOE ha dado un toque de atención ante la impaciencia de Ps. Así, la Vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, ha echado en cara a Iglesias que pretenda iniciar el proceso negociador por el revés, porque primero se debe hablar del contenido de un posible acuerdo, de los programas, y sólo después de los cargos. Le ha recomendado que reflexione sobre el resultado de las urnas, porque su posición ha quedado bastante mermada. El Ministro de Transportes. José Luis  Ábalos ha afirmado que el PSOE está hablando con todos los partidos, salvo, Vox, Bildu y los independentistas catalanes y que s enfrenta al reto de darle gobernabilidad a una España con una representación muy plural. Con actitud de hombre de Estado, Ábalos ha señalado que “muchas de las medidas que plantee el Gobierno deberán conseguir el concurso del resto de grupos parlamentarios, por lo que será necesaria una cultura política mucho más abierta que busque el acuerdo”. Si estas afirmaciones son genuinas, un nuevo “Gobierno Frankestein” tendrá poco recorrido.

Gobierno en solitario del PSOE

            Es una fórmula que  no desagrada a Sánchez, que está que se sale tras los resultados de las distintas elecciones. Como ha comentado Santiago González, si ha gobernado un año con 84 escaños, con 123 debe parecerle que goza de mayoría absoluta. Se trataría de conseguir el apoyo de Ps, del PNV, de Compromís y del PRC, y la abstención de “Navarra Suma” o Coalición Canaria,en una segunda votación. Este objetivo se lograría de forma mucho más rápida y expeditiva si el PP o Cs se abstuvieran, como hizo el PSOE de la Gestora  de Javier Fernández –pese al “no es no” de Sánchez-, pero dichos partidos ni se lo plantean. Según Casado, el PP no va a apoyar ni a facilitar con su abstención la investidura de Sánchez, porque los ciudadanos le han encargado liderar a España desde la Oposición. Rivera, a su vez, ha afirmado que Cs no sólo no apoyará un Gobierno de Sánchez, sino que tampoco lo hará posible con su abstención. Las posibilidades de éxito de Sánchez son las siguientes: En una primera votación, necesitaría recoger 175 votos y, en principio, cuenta con sumar -a los de sus 123 diputados- los 42 de Ps, los 6 del PNV y los de PRC y Compromis.,que ascienden a 173. Habrá que ver si Ps apoyaría  la investidura de Sánchez si el PSOE no aceptara formar un Gobierno de coalición y si también lo haría el PNV si el PSN permitía que “Navarra Suma” accediera al Gobierno en la Comunidad Foral, aunque cabe prever que al final cederían en sus exigencias y acabarían por apoyar la investidura. Sánchez evitaría así depender de los votos de Bildu y de los partidos separatistas catalanes.

            Si Sánchez no alcanzara la mayoría, tendría otra oportunidad en una segunda votación, en la que le bastaría con obtener más Síes que Noes. Aquí tiene especial relevancia la decisión de los tres diputados de JxC presos de renunciar o no a sus actas de diputados. Si no lo hicieran, los partidarios del No perderían tres preciosos votos dado lo estrecho del margen. Sánchez podría seguir contando con los 173 votos de la primera votación y además conseguir la abstención de los dos diputados de “Navarra Suma” y de los otros dos de Coalición Canaria. La primera ya ha anunciado su disposición a abstenerse si el PSN lo hace a su vez en las elecciones autonómicas y le permite gobernar. La segunda ha mantenido que votará en contra de la investidura si el PSOE se alía con Ps. Aún así, Sánchez obtendría 173 votos a favor frente a 172 en contra y podría salir elegido por un voto de diferencia. Si los diputados encarcelados de JxC renunciaran a sus escaños, sus sustitutos podrían arrojar un voto negativo, con lo que la balanza se inclinaría en su contra por 173 a 175. Si  “Navarra Suma” cambiara su abstención por un voto favorable se produciría un empate a 175 que no permitiría la investidura de Sánchez y, en tal caso, los dos diputados de Coalición Canarias podrían desequilibrar la balanza si cambiaran su voto negativo por la abstención. Todo es negociable, por lo que todo es posible como en Granada. Por otra parte, no cabe excluir la posibilidad de que el PSOE abandone sus remilgos y acepte la abstención de Bildu o incluso de los separatistas catalanes. Claro que todo tiene un precio y mucho me temo que Sánchez está dispuesto a pagarlo con tal de conservar el poder.

            Si Sánchez no obtuviera la mayoría simple, habría que celebrar nuevas elecciones, que ningún partido en principio quiere. Se le ha preguntado a Rivera si, en esa coyuntura. Cs estaría dispuesto a abstenerse para que saliera investido Sánchez y se evitara la celebración de  unos impredecibles nuevos comicios. Rivera se ha mostrado remiso a ceder e incluso ha afirmado que, si se repitieran las elecciones, sería por culpa de Sánchez y sus socios por no haber sido capaces de formar Gobierno. El Presidente de Cs, sin embargo, no descartó de forma expresa la posibilidad de que su formación se abstuviera “in extremis” para evitar la repetición de las elecciones.

Gobiernos en Comunidades Autónomas y en Ayuntamientos

            Si a nivel nacional  la solución más conveniente sería la formación de un Gobierno de coalición PSOE-Cs, en el plano autonómico y municipal la solución adecuada sería la contraria, y Cs debería dar media vuelta a la derecha, para paliar la excesiva concentración de poder en manos del PSOE y de la izquierda. Esto es especialmente relevante en las Comunidades de Navarra y de Madrid. En la primera, por razones de Estado, ya que es indispensable poner coto al proceso de “vasquización” de Navarra y a los intentos de Geroa Bai, Bildu, Ps y la extrema izquierda de acabar con la autonomía foral y de integrar a Navarra en el País Vasco, al amparo de la disposición  transitoria cuarta de la Constitución. En la segunda, por la importancia política de la Comunidad de Madrid y su valor simbólico. El PP ha puesto de manifiesto que Madrid es su máxima prioridad y que está dispuesto a hacer concesiones a Cs en otras Comunidades y Ayuntamientos, pero no en la Comunidad Madrileña y su Ayuntamiento. PP y Cs tienen amplias coincidencias sobre el programa a aplicar en la Comunidad y no debería haber dificultades para lograr un acuerdo e Ignacio Aguado se ha mostrado dispuesto a hablar con Vox y salvar  así el último escollo.

            En la otra “joya de la Corona” del PP, Castilla la Mancha, tampoco debería haber obstáculos para la formación de un Gobierno PP-Cs, salvo las reticencias del candidato naranja, Francisco Igea, que prefiere aliarse con el PSOE y está poniendo condiciones absurdas, como las de exigir que renuncien a sus cargos los Alcaldes y Presidentes de Diputación que lleven más de ocho años en sus puestos. Igual ocurre en la Comunidad Murciana, donde PP y Cs necesitan los votos de Vox para formar Gobierno. Aunque resulte más difícil  al haber pactado el Partido Aragonés Regionalistas con el PSOE, tienen aún opciones de acceder al Gobierno si  lograr atraerse al PAR. Asimismo tiene el PP posibilidades de pactar con Coalición Canaria el Gobierno en las Islas Afortunadas.

            En cuanto a los Ayuntamientos, el principal envite es el de Madrid, en el que –pese a haber una notable coincidencia de posiciones entre PP y Cs- se interfiere el personalismo de Begoña Villacís, que aspira a ser Alcaldesa, pese a haber ocupados la tercera posición en las elecciones. Un obstáculo adicional es la dependencia de los votos de Vox para lograr la mayoría. En Barcelona la situación está muy igualada al haber obtenido la actual Alcaldesa, Ada Colau, el mismo número de concejales que su rival de ERC, Ernest Maragall, aunque menos votos. El candidato de Cs, Manuel Valls, ha ofrecido a Colau –sin consultar a la Dirección del Partido- los votos de los concejales naranjas como “mal menor”, para evitar el acceso de un independentista a la Alcaldía. Pese a sus remilgos y preferencia por un inviable tripartito de izquierdas, es posible que al final Colau sacrifique sus convicciones y acepte los votos de PSC y de  Cs para continuar como regidora.

            Hay una veintena de capitales de provincia y numerosos pueblos en los que el PP y Cs pueden formar Gobierno con el respaldo de Vox, para lo que subsiste la decisión de Cs de no hablar con este partido. Es posible que Cs acabe por abandonar su absurda postura de boicot a un partido constitucional –por mucho que le desagrade-, si quiere contar con sus  votos. PP y Vox ya han llegado a un acuerdo para formar Gobierno en ciudades y pueblos donde cuentan con mayoría, como Almería, Ceuta, el cinturón azul de Madrid, Algeciras, El Egido o Roquetas.

Conclusiones

            Ha llegado la hora de la verdad y los partidos deben abandonar sus tacticismos y evitar las contradicciones para facilitar la gobernabilidad en España, en sus Comunidades y sus Municipios. Como ha observado “El Mundo”, Sánchez está aprovechando el trámite previo a su investidura para escenificar un supuesto giro al centro. El Presidente quiere explotar las debilidades de sus adversarios en un momento en  que el PSOE transmite una suficiencia impropia de un partido que –si bien ha mejorado sus resultados- sigue lejos de la mayoría absoluta. Amenaza a la Oposición con unas nuevas elecciones, lo que sería un reto de complicada digestión para el PP y, sobre todo, para Cs.  El llamamiento a la colaboración de PP y Cs del inventor del “no es no” sólo delata el último bandazo estratégico de un político que ha pasado de aceptar un relator para mediar con la Generalitat  a vender una súbita moderación centrista. ”Lo ideal sería que Sánchez pudiera armar una mayoría parlamentaria apoyándose en formaciones constitucionalistas, pero éstas aducen una comprensible falta de confianza en quien se aupó al poder con los golpistas. Es hora, en todo caso, de que Sánchez abandone el tacticismo en aras de la  estabilidad  institucional y los intereses generales. España necesita un Gobierno sólido, estable y con capacidad de acuerdo transversal”. Habrá que ver –y siempre se debe acordar el beneficio de la duda- si el cambio de actitud de Sánchez es fruto de la política de moderación aconsejada por el “gurú” Iván Redondo, Jefe del Gabinete del Presidente y obedece a una intención real de cambiar de política, o responde a meras tácticas para lograr ser investido.

            También es hora de que Cs se enfrente a sus responsabilidades. Como ha observado Víctor Márquez Reviriego, no sabe lo que quiere, pues pasó de ser un partido bisagra como el CDS o el partido liberal alemán a querer sustituir al PP y se va a estrella porque no lo va a sustituir nunca. Rivera “debería hacer más caso a personas que estuvieron en el ajo fundacional  de su partido, como Francesc de Carreras, y menos a quienes aspiran a toda costa al coche oficial”. Cs ocupa el espectro del centro político y puede inclinarse hacia la izquierda o la derecha, por los que es un partido-bisagra. El problema es que la bisagra se ha convertido en veleta y gira en distintas direcciones en función de los intereses coyunturales del partido y de la ambición de poder de su líder Rivera. Cs tiene que definirse y, en la situación  actual, optar por el centro-derecha o por el centro- izquierda, de conformidad con criterios objetivos para  lograr el mejor Gobierno posible y la regeneración política –a los que dice aspirar-, y no subjetivos intereses particulares. Debe abandonar la hipócrita táctica de ignorar a un partido constitucionalista como Vox, y dejar de demonizarlo y “esnobearlo”, a la  par que exige  sus votos “gratis et amore” por patriotismo, con el fin de que no salgan beneficiado los separatistas y Ps..

            El PP debe aprovechar la travesía del desierto de la Oposición para regenerarse y, para ello, tiene que empezar por asumir la corrupción institucional en la que ha incurrido el partido y presentar sus excusas, cosa que hasta ahora no ha hecho. No deja de ser curioso que, aunque todos los partidos han recurrido a la financiación ilegal y abusado de la corrupción, tan sólo el PP ha tenido que pagar la factura por ello. En Andalucía -donde la Junta ha sido durante 40 años un “patio de Manipodio” institucionalizado-, el PSOE no ha pagado por ello, pues no ha sido ello la causa de su derrota en las últimas elecciones autonómicas. El juicio por los ERE y por el uso abusivo de los fondos público se ha prolongado durante años con la connivencia de jueces como María Núñez Bolaños. En Cataluña, los latrocinios continuados de la “sagrada familia” Pujol no ha afectado al ejercicio del poder por CDC y sus múltiples reencarnaciones, y cuando un solo miembro del clan ha sido enviado a la cárcel, ha salido de ella en horas 24. El PP debe centrarse sin perder sus principios básicos, el abandono de los cuales ha propiciado el desarrollo de Vox. Hade actuar con sentido de Estado y permitir la formación de un Gobierno estable del PSOE, incluso haciendo el sacrificio de abstenerse en la votación de investidura, si ésta fuera la única manera de evitar la formación de otro “Gobierno Frasnkestein “, controlado por los “podemitas” y los separatistas

Madrid, 8 de Junio de 2019

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