LA HORA DE LA VERDAD PARA EL
PSOE, CIUDADANOS Y ESPAÑA
El
Rey Felipe VI ha encomendado a Pedro Sánchez el encargo de formar Gobierno, al
haber sido el PSOE el partido ganador en las últimas elecciones generales. El
Presidente en funciones ha aceptado la designación en atención del mandato de
las elecciones del 28-A, reforzado por los resultados del 26-M, y afirmado que
“o gobierna el PSOE, o gobierna el PSOE;
no hay más opciones”. En este caso parece llevar razón, aunque la situación
no está aún zanjada, pues -con sus 123
escaños- al PSOE le faltan los votos de 52 diputados para lograr la mayoría
absoluta en una primera votación o los votos necesarios para lograr una mayoría simple en una segunda votación, y aún
no los tiene suficientemente amarrados.
Planteamiento de la situación para la formación de Gobierno
Resulta
evidente que sólo el PSOE está en condiciones de intentar formar un Gobierno y
las posibilidades existentes son las de una coalición PSOE-Ciudadanos (Cs), un
“Gobierno Frankenstein” o un Gobierno
del PSOE en minoría. La solución final está condicionada por una guerra, no de
tronos, sino de ”egos”, en la que
rivalizan principal –aunque no exclusivamente- Pedro Sánchez, Albert Rivera y
Pablo Iglesias. El Presidente en funciones
–que a ahormado al PSOE a su imagen y semejanza- pretende seguir en el
poder a cualquier coste, aunque en esta ocasión cuente con el apoyo de una
buena parte del pueblo español. Albert Rivera no quiere ser plato de segunda
mesa y aspira a ser el Sultán en lugar del Sultán, por lo que tratar en
erigirse en líder de la oposición como paso previo a su acceso el día de mañana
al Gobierno. Pese al batacazo electoral de Unidas-Podemos (Ps), Pablo Iglesias
aspira a formar un Gobierno de coalición con el PSOE, en el que su partido sea el
socio preferente, por lo que considera
indispensable su entrada en el citado Gobierno.
Pablo
Casado ha aceptado la derrota y reconocido el derecho de Sánchez a presidir el
Gobierno, y expresado su deseo de que el inicio de la legislatura no se dilate,
y de que el tactismo dé paso a la responsabilidad y el electoralismo a la gobernabilidad.
Rivera, en cambio, es una permanente contradicción. Ya, con vistas a despojar a
Casado del liderazgo de la Oposición, manifestó a lo largo de la campaña
electoral su oposición a pactar con el PSOE y, tras los resultados de unos
comicios en el que Cs no ha conseguido sobrepasar al PP, Rivera ha mantenido su
incoherente postura, alegando que los electores han decidido que Cs permanezca en la oposición, lo que no es del
todo exacto. Aunque el pueblo se suele equivocar con frecuencia, políticamente
siempre tiene razón y lo que ha decidido es que, precisamente debido la
debilidad del bipartdismo y a la considerable fragmentación del Parlamento, lo
que desea es que se formen Gobiernos de coalición. ¿Cuáles pueden ser éstos?:
un Gobierno PSOE-Cs, un “Gobierno Frankesntein”
de alianza de múltiples partidos, carente de un mínimo de coherencia, o un
Gobierno en solitario del PSOE de geometría variable.
Gobierno de coalición PSOE-Cs
Como en otros
países de nuestro entorno, como Alemania, lo más adecuado en momentos críticos como
los que plantea la insumisión de Cataluña, sería que se formara un Gobierno de
gran coalición entre el PSOE y el PP .no querido por ninguno de los dos- o de
pequeña coalición de PSOE- Cs, pero Rivera sigue rechazando de forma rotunda
apoyar la investidura de Sánchez y entrar en un Gobierno de coalición. Dando
una muestra más de incoherencia, ha instado a Sánchez a que conforme una
mayoría con sus “aliados” Ps, nacionalistas e independentistas. Por un lado,
acusa a Sánchez de haber gobernado con la ayuda de los independentistas y, por otro, le pide que se
alíe con ellos para formar Gobierno. Dando muestra de flagrante incongruencia,
ha pedido a Sánchez que no torpedee el Gobierno de “Navarra Suma” en la
Comunidad Foral porque los navarros han decidido que gobierne esta coalición de
UPN, Cs y PP, quel ha sacado el doble de escaños que la segunda fuerza –el PSN-.
Pero no acepta que se aplique mutatis
mutandis” este criterio a nivel nacional, donde el PSOE ha doblado en
diputados al PP, porque “el caso navarro
no tienen nada que ver con el español”.
Una
coalición de este tipo tiene precedentes porque Cs y el PSOE ya han pactado con
anterioridad un detallado programa de
Gobierno, que no llegó a buen puerto por la oposición de Ps a la investidura de
Sánchez tras la primera salida del Gobierno de Mariano Rajoy, y los dos
partidos tienen más puntos en común que divergencias. Con esta alianza
beneficiosa para el interés general de España se pondría fín a corto plazo a
los chantajes y “chantajillos”de
diversos partidos políticos.
Cabe
empezar con Ps, que ansía entrar en un Gobierno de coalición y teme que el PSOE
deje de considerarlo como socio preferente y pacte con Cs. Iglesias ha
advertido histéricamente a Sánchez que, si no negocia con él la formación del Gobierno
antes de su investidura como Presidente, votará en contra de la misma. Se sigue
con el PNV que amenaza con retirarle el apoyo de sus seis diputados si permite
que, con la abstención del PSN, “Navarra Suma” forme Gobierno. Las separatistas
catalanes condicionan su apoyo a la investidura a que Sánchez ofrezca una solución
al problemas de los “presos políticos”, vuelva a la mesa de negociaciones para
desarrollar lo acordado en el comunicado de Pedralbes, y acepte la celebración
de un referéndum de autodeterminación. Juntos por Cataluña (JxC) cuenta con la
baza adicional de que, si sus diputados encarcelados no renuncias a su acta, la
mayoría requerida para la investidura bajaría en una segunda votación de 175 a
173 votos. HB Bildu exige el veto a un
Gobierno de “Navarra Suma” y el
mantenimiento de Joseba Asirón como Alcalde de Pamplona. El Partido
Regionalista de Cantabria, Comprormis y Equo reclaman importantes
compensaciones económicas a cambio de suministrar su apoyo a Sánchez.
La
única formación nacionalista que ha estado a la altura de la circunstancias ha
sido “Navarra Suma”, quien ha amantenido que UPN se abstendrá en la votación si
el PSN se abstiene en la investidura al Gobierno de la Comunidad Foral y le permite
acceder a él. Rivera ha expresado
reservas a este legítimos “do ut des”, al
señalar que no cabe hacer intercambio de cromos entre Navarra y España,. Casado
se ha mostrado más razonable, al afirmar que no se opone a que este intercambio
de apoyos facilite la reelección del Presidente en funciones. “Puede ser lícito que un Gobierno a nivel nacional diga que, si
él se abstiene, el que encabeza ese Gobierno foral también se podría abstener”.
Con
esta alianza de afines, sería posible que el PSOE liderara el Gobierno como
partido más votado, y ofrecería a Cs la posibilidad de templar su actuación en
dos temas claves: el mantenimiento de la unidad
y la integridad territorial de
España y la lucha contra el separatismo, y la política económica, con el fin de
evitar el aumento desmesurado del gasto público, que ha sido condenado por la
Comisión Europea, al exigir al Gobierno
que reduzca los gastos previstos en €15.600
millones en los próximos dos años. De esta forma, contribuiría a que el PSOE de Sánchez volviera ser el partido socialdemócrata de Felipe
González y Alfredo Pérez Rubalcaba, y disminuyera su dependencia del PSC de
Miquel Iceta y Meritxell Batet, más cercano al nacionalismo secesionista
catalán que al socialismo. El propio
Casado no ha descartado implícitamente esta hipótesis, al decir que no iba a
criticar a ningún partido constitucional que facilitara la investidura. Esta es
la fórmula que prefieren los empresarios y que más gusta en Bruselas, y es sin
duda la que mejor responde a los intereses generales de España. Los tres
partidos constitucionales deberían unir sus esfuerzos para hacer frente al
grave desafío del independentismo catalán y vasco.
Gobierno Frankestein
Supondría repetir un Gobierno
del PSOE apoyado por los partidos que permitieron la aprobación de la moción de
censura contra Rajoy: Ps, PNV, HB Bildu, ERC, JxC y Comprom. Esta fórmula –que
ha sido enormemente criticada por los partidos de la Oposición –Cs, PP y Vox-
no parece satisfacer al propio PSOE, que ya ha dicho que no piensa gobernar con
Bildu, ni a Ps, que ha puesto como condición “sine qua non” su entrada en el Gobierno. Tras el fiasco de Ps en las
elecciones generales, autonómicas, municipales y europeas, Sánchez ha tomado
sus distancias con respecto al partido de Iglesias, que anda como alma en pena
mendigando una cartera ministerial para él y su consorte, Irene Montero. Ha
dejado de considerarlo como socio preferente y no ha negociado con él la
formación del Gobierno. Ha anunciado que la semana próxima iniciará una ronda
de negociaciones con PP, Cs y Ps, y que habrá reuniones con otro formato con
los demás partidos, a excepción de Vox y Bildu.
“
El PSOE ha
dado un toque de atención ante la impaciencia de Ps. Así, la Vicepresidenta del
Gobierno en funciones, Carmen Calvo, ha echado en cara a Iglesias que pretenda
iniciar el proceso negociador por el revés, porque primero se debe hablar del
contenido de un posible acuerdo, de los programas, y sólo después de los
cargos. Le ha recomendado que reflexione sobre el resultado de las urnas,
porque su posición ha quedado bastante mermada. El Ministro de Transportes.
José Luis Ábalos ha afirmado que el PSOE
está hablando con todos los partidos, salvo, Vox, Bildu y los independentistas
catalanes y que s enfrenta al reto de darle gobernabilidad a una España con una
representación muy plural. Con actitud de hombre de Estado, Ábalos ha señalado
que “muchas de las medidas que plantee el
Gobierno deberán conseguir el concurso del resto de grupos parlamentarios, por
lo que será necesaria una cultura política mucho más abierta que busque el
acuerdo”. Si estas afirmaciones son genuinas, un nuevo “Gobierno Frankestein” tendrá poco
recorrido.
Gobierno en solitario
del PSOE
Es una fórmula
que no desagrada a Sánchez, que está que
se sale tras los resultados de las distintas elecciones. Como ha comentado
Santiago González, si ha gobernado un año con 84 escaños, con 123 debe
parecerle que goza de mayoría absoluta. Se trataría de conseguir el apoyo de Ps,
del PNV, de Compromís y del PRC, y la abstención de “Navarra Suma” o Coalición
Canaria,en una segunda votación. Este objetivo se lograría de forma mucho más
rápida y expeditiva si el PP o Cs se abstuvieran, como hizo el PSOE de la Gestora de Javier Fernández –pese al “no es no” de Sánchez-, pero dichos
partidos ni se lo plantean. Según Casado, el PP no va a apoyar ni a facilitar
con su abstención la investidura de Sánchez, porque los ciudadanos le han
encargado liderar a España desde la Oposición. Rivera, a su vez, ha afirmado
que Cs no sólo no apoyará un Gobierno de Sánchez, sino que tampoco lo hará
posible con su abstención. Las posibilidades de éxito de Sánchez son las
siguientes: En una primera votación, necesitaría recoger 175 votos y, en
principio, cuenta con sumar -a los de sus 123 diputados- los 42 de Ps, los 6 del
PNV y los de PRC y Compromis.,que ascienden a 173. Habrá que ver si Ps
apoyaría la investidura de Sánchez si el
PSOE no aceptara formar un Gobierno de coalición y si también lo haría el PNV si
el PSN permitía que “Navarra Suma” accediera al Gobierno en la Comunidad Foral,
aunque cabe prever que al final cederían en sus exigencias y acabarían por
apoyar la investidura. Sánchez evitaría así depender de los votos de Bildu y de
los partidos separatistas catalanes.
Si Sánchez
no alcanzara la mayoría, tendría otra oportunidad en una segunda votación, en
la que le bastaría con obtener más Síes que Noes. Aquí tiene especial
relevancia la decisión de los tres diputados de JxC presos de renunciar o no a
sus actas de diputados. Si no lo hicieran, los partidarios del No perderían
tres preciosos votos dado lo estrecho del margen. Sánchez podría seguir
contando con los 173 votos de la primera votación y además conseguir la abstención
de los dos diputados de “Navarra Suma” y de los otros dos de Coalición Canaria.
La primera ya ha anunciado su disposición a abstenerse si el PSN lo hace a su
vez en las elecciones autonómicas y le permite gobernar. La segunda ha
mantenido que votará en contra de la investidura si el PSOE se alía con Ps. Aún
así, Sánchez obtendría 173 votos a favor frente a 172 en contra y podría salir
elegido por un voto de diferencia. Si los diputados encarcelados de JxC
renunciaran a sus escaños, sus sustitutos podrían arrojar un voto negativo, con
lo que la balanza se inclinaría en su contra por 173 a 175. Si “Navarra Suma” cambiara su abstención por un
voto favorable se produciría un empate a 175 que no permitiría la investidura
de Sánchez y, en tal caso, los dos diputados de Coalición Canarias podrían
desequilibrar la balanza si cambiaran su voto negativo por la abstención. Todo
es negociable, por lo que todo es posible como en Granada. Por otra parte, no
cabe excluir la posibilidad de que el PSOE abandone sus remilgos y acepte la
abstención de Bildu o incluso de los separatistas catalanes. Claro que todo
tiene un precio y mucho me temo que Sánchez está dispuesto a pagarlo con tal de
conservar el poder.
Si Sánchez
no obtuviera la mayoría simple, habría que celebrar nuevas elecciones, que ningún
partido en principio quiere. Se le ha preguntado a Rivera si, en esa coyuntura.
Cs estaría dispuesto a abstenerse para que saliera investido Sánchez y se
evitara la celebración de unos
impredecibles nuevos comicios. Rivera se ha mostrado remiso a ceder e incluso
ha afirmado que, si se repitieran las elecciones, sería por culpa de Sánchez y
sus socios por no haber sido capaces de formar Gobierno. El Presidente de Cs,
sin embargo, no descartó de forma expresa la posibilidad de que su formación se
abstuviera “in extremis” para evitar
la repetición de las elecciones.
Gobiernos en Comunidades
Autónomas y en Ayuntamientos
Si a nivel nacional la solución más conveniente sería la
formación de un Gobierno de
coalición PSOE-Cs, en el plano autonómico y municipal la solución adecuada sería
la contraria, y Cs debería dar media vuelta a la derecha, para paliar la excesiva
concentración de poder en manos del PSOE y de la izquierda. Esto es
especialmente relevante en las Comunidades de Navarra y de Madrid. En la primera,
por razones de Estado, ya que es indispensable poner coto al proceso de
“vasquización” de Navarra y a los intentos de Geroa Bai, Bildu, Ps y la extrema
izquierda de acabar con la autonomía foral y de integrar a Navarra en el País
Vasco, al amparo de la disposición
transitoria cuarta de la Constitución. En la segunda, por la importancia
política de la Comunidad de Madrid y su valor simbólico. El PP ha puesto de
manifiesto que Madrid es su máxima prioridad y que está dispuesto a hacer
concesiones a Cs en otras Comunidades y Ayuntamientos, pero no en la Comunidad
Madrileña y su Ayuntamiento. PP y Cs tienen amplias coincidencias sobre el
programa a aplicar en la Comunidad y no debería haber dificultades para lograr un
acuerdo e Ignacio Aguado se ha mostrado dispuesto a hablar con Vox y salvar así el último escollo.
En la otra “joya
de la Corona” del PP, Castilla la Mancha, tampoco debería haber obstáculos para
la formación de un Gobierno PP-Cs, salvo las reticencias del candidato naranja,
Francisco Igea, que prefiere aliarse con el PSOE y está poniendo condiciones
absurdas, como las de exigir que renuncien a sus cargos los Alcaldes y
Presidentes de Diputación que lleven más de ocho años en sus puestos. Igual
ocurre en la Comunidad Murciana, donde PP y Cs necesitan los votos de Vox para
formar Gobierno. Aunque resulte más difícil al haber pactado el Partido Aragonés
Regionalistas con el PSOE, tienen aún opciones de acceder al Gobierno si lograr atraerse al PAR. Asimismo tiene el PP posibilidades
de pactar con Coalición Canaria el Gobierno en las Islas Afortunadas.
En cuanto a
los Ayuntamientos, el principal envite es el de Madrid, en el que –pese a haber
una notable coincidencia de posiciones entre PP y Cs- se interfiere el personalismo
de Begoña Villacís, que aspira a ser Alcaldesa, pese a haber ocupados la tercera
posición en las elecciones. Un obstáculo adicional es la dependencia de los
votos de Vox para lograr la mayoría. En Barcelona la situación está muy
igualada al haber obtenido la actual Alcaldesa, Ada Colau, el mismo número de
concejales que su rival de ERC, Ernest Maragall, aunque menos votos. El
candidato de Cs, Manuel Valls, ha ofrecido a Colau –sin consultar a la Dirección
del Partido- los votos de los concejales naranjas como “mal menor”, para evitar
el acceso de un independentista a la Alcaldía. Pese a sus remilgos y
preferencia por un inviable tripartito de izquierdas, es posible que al final Colau
sacrifique sus convicciones y acepte los votos de PSC y de Cs para continuar como regidora.
Hay una
veintena de capitales de provincia y numerosos pueblos en los que el PP y Cs
pueden formar Gobierno con el respaldo de Vox, para lo que subsiste la decisión
de Cs de no hablar con este partido. Es posible que Cs acabe por abandonar su
absurda postura de boicot a un partido constitucional –por mucho que le
desagrade-, si quiere contar con sus
votos. PP y Vox ya han llegado a un acuerdo para formar Gobierno en
ciudades y pueblos donde cuentan con mayoría, como Almería, Ceuta, el cinturón
azul de Madrid, Algeciras, El Egido o Roquetas.
Conclusiones
Ha llegado
la hora de la verdad y los partidos deben abandonar sus tacticismos y evitar
las contradicciones para facilitar la gobernabilidad en España, en sus Comunidades
y sus Municipios. Como ha observado “El
Mundo”, Sánchez está aprovechando el trámite previo a su investidura para
escenificar un supuesto giro al centro. El Presidente quiere explotar las
debilidades de sus adversarios en un momento en que el PSOE transmite una suficiencia impropia
de un partido que –si bien ha mejorado sus resultados- sigue lejos de la mayoría
absoluta. Amenaza a la Oposición con unas nuevas elecciones, lo que sería un
reto de complicada digestión para el PP y, sobre todo, para Cs. El llamamiento a la colaboración de PP y Cs
del inventor del “no es no” sólo
delata el último bandazo estratégico de un político que ha pasado de aceptar un
relator para mediar con la Generalitat a vender una súbita moderación centrista.
”Lo ideal sería que Sánchez pudiera armar
una mayoría parlamentaria apoyándose en formaciones constitucionalistas, pero éstas
aducen una comprensible falta de confianza en quien se aupó al poder con los
golpistas. Es hora, en todo caso, de que Sánchez abandone el tacticismo en aras
de la estabilidad institucional y los intereses generales.
España necesita un Gobierno sólido, estable y con capacidad de acuerdo
transversal”. Habrá que ver –y siempre se debe acordar el beneficio de la
duda- si el cambio de actitud de Sánchez es fruto de la política de moderación
aconsejada por el “gurú” Iván Redondo,
Jefe del Gabinete del Presidente y obedece a una intención real de cambiar de política,
o responde a meras tácticas para lograr ser investido.
También es
hora de que Cs se enfrente a sus responsabilidades. Como ha observado Víctor Márquez
Reviriego, no sabe lo que quiere, pues pasó de ser un partido bisagra como el
CDS o el partido liberal alemán a querer sustituir al PP y se va a estrella
porque no lo va a sustituir nunca. Rivera “debería
hacer más caso a personas que estuvieron en el ajo fundacional de su partido, como Francesc de Carreras, y menos
a quienes aspiran a toda costa al coche oficial”. Cs ocupa el espectro del
centro político y puede inclinarse hacia la izquierda o la derecha, por los que
es un partido-bisagra. El problema es que la bisagra se ha convertido en veleta
y gira en distintas direcciones en función de los intereses coyunturales del
partido y de la ambición de poder de su líder Rivera. Cs tiene que definirse y,
en la situación actual, optar por el
centro-derecha o por el centro- izquierda, de conformidad con criterios
objetivos para lograr el mejor Gobierno
posible y la regeneración política –a los que dice aspirar-, y no subjetivos
intereses particulares. Debe abandonar la hipócrita táctica de ignorar a un
partido constitucionalista como Vox, y dejar de demonizarlo y “esnobearlo”, a la par que exige sus votos “gratis
et amore” por patriotismo, con el fin de que no salgan beneficiado los
separatistas y Ps..
El PP debe aprovechar
la travesía del desierto de la Oposición para regenerarse y, para ello, tiene
que empezar por asumir la corrupción institucional en la que ha incurrido el
partido y presentar sus excusas, cosa que hasta ahora no ha hecho. No deja de
ser curioso que, aunque todos los partidos han recurrido a la financiación
ilegal y abusado de la corrupción, tan sólo el PP ha tenido que pagar la
factura por ello. En Andalucía -donde la Junta ha sido durante 40 años un “patio
de Manipodio” institucionalizado-, el PSOE no ha pagado por ello, pues no ha
sido ello la causa de su derrota en las últimas elecciones autonómicas. El
juicio por los ERE y por el uso abusivo de los fondos público se ha prolongado
durante años con la connivencia de jueces como María Núñez Bolaños. En
Cataluña, los latrocinios continuados de la “sagrada familia” Pujol no ha
afectado al ejercicio del poder por CDC y sus múltiples reencarnaciones, y
cuando un solo miembro del clan ha sido enviado a la cárcel, ha salido de ella
en horas 24. El PP debe centrarse sin perder sus principios básicos, el
abandono de los cuales ha propiciado el desarrollo de Vox. Hade actuar con
sentido de Estado y permitir la formación de un Gobierno estable del PSOE,
incluso haciendo el sacrificio de abstenerse en la votación de investidura, si ésta
fuera la única manera de evitar la formación de otro “Gobierno Frasnkestein “, controlado por los “podemitas” y los separatistas
Madrid, 8 de Junio de 2019
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