sábado, 2 de septiembre de 2017

La Generalitat sigue interpérrita el proceso de secesión pese a los sangrientos atentados en Barcelona y en Cambrils

LA GENERALITAT  SIGUE IMPERTÉRRITA SU PROCESO SECESIONISTA PESE A LOS SANGRIENTOS ATENTADOS EN BARCELONA Y CAMBRILS

El pasado día 16 se produjo una explosión en una casa de el Alcanar, último pueblo de Cataluña limítrofe con la Comunidad Valenciana, a unos pocos kilómetros de la Playa de los Eucaliptus donde pasamos nuestras vacaciones estivales, que causó la destrucción del edificio, dos muertos y un herido. Al día siguiente, una kamikaze yihadista atropelló a una multitud de personas en las Ramblas de Barcelona, que causó numerosos muertos y heridos, y un comando yihadista trató de hacer lo propio en el paseo marítimo de Cambrils (Tarragona), provocando la  muerte de un viandante y de los 5 terroristas, abatidos por los Mossos d’Esquadra. El autor del atropello barcelonés, Younes Abuyakub, fue localizado tres días más tarde en Subirats y matado por los Mossos. Tras haberse producido tan graves acontecimientos, cabría esperar que el supuesto “seny” catalán se impondría y que la Generalitat reconsideraría –o, al menos, suspendería- el referéndum ilegal de autodeterminación previsto para el  primero de Octubre y el proceso independentista de Cataluña, pero tal no parece ser el caso. Antes bien, el Govern  y las huestes separatistas han aprovechado la oportunidad  de los atentados para hacer obscena propaganda del “procés”.

Antecedentes y hechos

            Los hechos son más o menos conocidos. Desde hace seis meses, un comando de jóvenes yihadistas marroquíes residentes en Ripoll (Gerona), adoctrinado y liderado por el Imán salafista de la mezquita del pueblo, Aldebaki es-Satty, ha venido preparando con toda tranquilidad un elaborado plan de ataque terrorista a Barcelona y almacenado en una casa de Alcanar “okupada” por los yihadistas más de un centenar de bombonas de butano y otros artefactos explosivos sin que ninguna autoridad se haya apercibido de ello. La Providencia ha suplido las carencias imprevisiones del ejecutivo catalán y, pues -al producirse la explosión del polvorín que causó la muerte de dos de sus artificieros -incluido el propio Imam- y la herida de otro, los terroristas abandonaron su detallado plan e improvisaron de forma apresurada sendos ataques “low cost” en Barcelona y en Cambrils, mediante la fórmula del atropello con furgonetas en sendos espacios en los que se concentraban un amplio número de personas.

            La furgoneta conducida por Abuyakub recorrió en zig-zag y sin obstáculo alguno  los 500 metros del paseo peatonal de la Rambla a partir de la Plaza Cataluña y causó 13 muertos y 150 heridos –algunos de ellos en estado crítico-. Dejó el vehículo junto al Liceo, huyó por el Mercado de la Boquería y durante hora y media caminó hasta la zona universitaria, donde apuñaló a Pablo Pérez, le robó su coche, se saltó un control en la Diagonal y abandonó el vehículo en Sant Just Desvern. Estuvo tres días en paradero desconocido hasta que fue localizado en Subirats, gracias a la información de una ciudadana, y tiroteado y muerto por los Mossos. Unas horas más tarde del atropello barcelonés, cinco terroristas se saltaron un control en Cambrils con la intención de llegar al Paseo Marítimo, pero fueron interceptados en otro control y abatidos por los Mossos.

Reacción cautelosa del Gobierno Central

            El Gobierno central ha actuado a la defensiva y adoptado un perfil bajo. El Presidente Mariano Rajoy no compareció ante los medios ni hizo declaración alguna sobre los atentados antes de trasladarse a Barcelona, en compañía de la Vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, y del Ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. No formaron parte de la expedición ni el Secretario de Estado de Seguridad, ni el Director General de la Policía-. Pese a la gravedad de los acontecimientos que han afectado a toda España, no ha convocado al Consejo de Seguridad Nacional, y ha dejado toda la iniciativa y el protagonismo al Gabinete de Crisis establecido por la Generalitat, que ha ignorado por completo a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Tampoco ha estimado conveniente subir de 4 a 5 el nivel de alarma –como hicieron en circunstancias similares Bélgica, Francia o Gran Bretaña- debido que ello implicaría la presencia del Ejército en las calles catalanas, lo que resultaría inaceptable para los nacionalistas y buena parte de la izquierda. Es cierto que el Estatuto de Cataluña de 2006 concedió a los Mossos competencias en materia de antiterrorismo, pero ello no supone privar de las mismas al Gobierno central cuando se produce un atentado que afecta a toda España. Los máximos representantes del Gobierno han actuado como “convidados de piedra” porque Rajoy se ha refugiado en su proverbial y excesiva prudencia para no ser acusado de sacar provecho político de la tragedia. Más airosa ha sido la presencia de Felipe VI que, acompañado de la Reina Letizia, ha presidido en Barcelona el “minuto de silencio” y el  funeral en la Sagrada Familia –uno de los objetivos principales de los terroristas-. Pese a haber tenido una cordial acogida por parte del pueblo barcelonés, la diputada del la CUP Mireia Boya ha acusado al Rey de pasearse por Barcelona mientras contribuye a financiar el terrorismo yihadista por sus estrechas relaciones con las monarquías del Golfo Pérsico, y advertido que su formación no participará en la manifestación convocada por la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona para el día si a ella asisten Felipe VI o Rajoy. Éste ha regresado con prisas a Madrid y ha desaprovechado la ocasión de tener una mayor presencia en Cataluña.

Exaltación desmesurada de la actuación de los Mossos

El Govern y los medios separatistas han exaltado de forma desmesurada la actuación de los Mossos. Como ha observado Boya, Cataluña ha actuado como un Estado independiente de España en la gestión de los atentados y José Carod Rovira ha salido de las catacumbas del olvido para afirmar que “el mundo ha visto que Cataluña ya es un Estado con instituciones y policía de primera”. Sin embargo, pese a que es innegable que los Mossos han logrado importantes éxitos, su actuación “antes el parto, en el parto  después del parto” ha sido manifiestamente mejorable. En el Debe de la Generalitat y de sus fuerzas de seguridad autonómicas y municipales, cabe señalar los siguientes fallos, a juicio de Cayetana Álvarez de Toledo: 1) Una decena de jóvenes inexpertos ha preparado durante seis meses un minucioso plan para producir una carnicería en Cataluña desde una casa ilegalmente ocupada en Alcanar sin que nadie lo detectara; 2) un notorio Imam salafista, que cumplió cuatro años de cárcel por narcotráfico y fue investigado en el caso “Chacal” por presunta actuación terrorista, ha podido dirigir la mezquita de Ripoll, moverse con total libertad por España y en el extranjero –Marruecos y Bélgica- endoctrinar a unos jóvenes y preparar un arsenal para los atentados; 3) tras la explosión y destrucción de una casa en Alcanar no se inició investigación alguna, como si se tratar de un simple accidente y la policía autonómica no permitió el acceso  de los expertos “tédax” de la Guardia Civil a la vivienda; 4) pese a la advertencia de los servicios de información de que era probable un atentado terrorista en las Ramblas, la Generalitat sólo estableció una presencia policial mínima,que ha resultado del todo insuficiente; 5) el Govern y el Ayuntamiento de Barcelona hicieron caso omiso a las recomendaciones del Ministerio del Interior de colocar bolardos y maceteros disuasorios en lugares de gran afluencia de público y una furgoneta conducida por un terrorista pudo atropellar indiscriminadamente a los paseantes de las Ramblas en un trayecto de 500 metros sin encontrar el menor obstáculo; 6) a pesar de la “Operación Jaula”, el autor del atropello pudo recorrer la ciudad durante hora y media, apoderarse de un coche tras apuñalar a  su propietario, saltarse un control en la Diagonal, dejar sin problemas el vehículo en Sant Just y estar tres días en paradero desconocido.

El Govern prescindió del Consejero de Interio, Jordi Jané, por poner en duda la viabilidad del referéndum independentista y destituyó al Director de los Mossos, Albert Batlle, por afirmar que éstos respetarían la Constitución y obedecerían las órdenes judiciales. Fue sustituido por Pere Soler, un xenófobo político independentista al que le da pena España y quiere separarse de ella. No es de extrañar que –como ha señalado “El Mundo”- los mandos políticos de los policías autonómicos estén más preocupados por y centrados en la forma de facilitar la celebración del referéndum del 1-O que en la salvaguardia de la seguridad  


Continuación del proceso independentista

            La Generalitat ha dejado en segundo plano problemas esenciales de Cataluña como los de su seguridad, el desarrollo económico o la eficaz prestación de los servicios públicos para mirarse el ombligo separatista y dar prioridad a las cuestiones identitarias, a la celebración de referendums ilegales y a llevar a cabo el proceso independentista a cualquier precio. Ha seguido contra viento y marea la tramitación de la Ley del Referéndum pese a las advertencias del Tribunal Constitucional, ha hecho  modificar el Reglamento del Parlament para permitir su adopción en horas 24 y sin debate –decisión que ha sido suspendida por el Tribunal- y ha afirmado que no acatará ninguna decisión del mismo en contra del proceso secesionista. Tras incurrir en el disparate jurídico de pretender conceder superioridad a una ley autonómica sobre la Constitución, ha seguido a escondidas la tramitación de dicha ley, cuyo proyecto no ha sido firmado por ningún miembro del Govern ni por la Presidenta del Parlament, Carme Forcadell, por temor a las consecuencias judiciales. El proyecto -registrado el 31 de Julio, por “Junts pel Sí” y la CUP- no ha llegado aún al Parlamento por que, en la última reunión de la Mesa, Forcadell decidió excluir el tema del orden del día y sigue sin hacerse público su texto.

            El portavoz del Gobierno, Iñigo Méndez de Vigo, afirmó que el aplazamiento decidido por la Mesa del Parlament  ponía de manifiesto que el independentismo pretende adoptar una ley de secesión “sin convocatoria, sin urnas, sin censo, sin papeletas, sin presupuesto, sin apoyo internacional y sin calendario”. Se prevé que el ejecutivo presente por sorpresa el citado proyecto el 6 de Septiembre -en vísperas la celebración de la Diada, que espera tenga una participación multitudinaria- y, ante el previsible recurso del Gobierno y probable condena del TC, ya ha advertido que no acatará ninguna decisión del Tribunal que contradiga la ley de secesión. Nada sorprende ya en la huida hacia delante del independentismo de la Generalitat, que ha convertido el abierto desafío al Estado de Derecho en un vodevil tragicómico.

Enseñanzas que se deberían extraer de los atentados

            Reza el refrán que “no hay mal que por bien no venga” y la Generalitat, las autoridades y el pueblo catalán deberían sacar ciertas conclusiones de los últimos acontecimientos ocurridos. La primera de ellas es la necesidad  de abordar adecuadamente el problema de la creciente presencia en Cataluña de musulmanes –especialmente marroquíes- no suficientemente integrados en la sociedad catalana.
El que fue Representante de la Generalitat en Marruecos y Secretario de Inmigración en Convergencia, Ángel Colom, alentó la inmigración de marroquíes en Cataluña, al par que desalentaba la de iberoamericanos, para que no aumentara la proporción de hispanoparlantes. En 15 años, el número de musulmanes en la Comunidad pasó de 30.000 a medio millón, entre los que figuraban unos 200.000 marroquíes. Si el porcentaje de musulmanes en España es del 3.6% de su población, en Cataluña es del 6.9% y el número de nacimientos de padres musulmanes representa más del 10% del total. Hay En 2014 existían en Cataluña 256 centros de culto musulmán y, de 109 mezquitas salafistas existentes en España, 70 están en la Comunidad. Como ha señalado Luis del Pino, Colom trató de sumar la comunidad islámica a la causa separatista y de hacer proselitismo en las mezquitas. Mientras que impide la escolarización de los catalanes en castellano, el Govern ha promovido y financiado la enseñanza de la lengua árabe y de la religión musulmana a los inmigrantes marroquíes. La Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha dedicado 100.000 euros del presupuesto municipal para crear un Observatorio Catalán para Luchar contra la Islamofobia.

            El 40% de los yihadistas que actúan en España son de origen marroquí y constituyen una amenaza real. Según “El Mundo”, el Estado Islámico/Daesh se está asentado en la Cataluña y cuenta con una importante estructura. Es un enemigo bien organizado y con alta capacidad de transformación, y considera a España como uno de sus objetivos. La masacre ha derribado el discurso de la singularidad catalana y los nacionalistas deberían afrontar la realidad, arrimar el hombro y colaborar con el Gobierno central, porque los yihadistas –a diferencia del Consejero del Interior Joaquim Forn- no hace distinciones entre catalanes y españoles. Puigdemont tendrá que elegir entre el proceso separatista y la reconducción de las relaciones con el Estado para combatir juntos el terrorismo yihadista. Lleva razón Colau cuando –para disculparse por su negativa a colocar bolardos en las vías más concurridas de la Ciudad Condal- ha afirmado que no puede haber seguridad al 100%, pero sí cabe llevar a cabo una acción preventiva y adoptar medidas precautorias frente a una amenaza real, urgente y peligrosa. Los terroristas islámicos suelen operar en los entornos sociales donde pueden pasar desapercibidos y encontrar algún tipo de apoyo del entorno de familiares y amigos. Por eso,  los Mossos y la policía local deberían vigilar los núcleos islámicos más radicales y las mezquitas salafistas -como la de Ripoll-, pero la policía autonómica carece del potencial suficiente para actuar por sí sola y necesita de la cooperación nacional e internacional. Los Mossos han dirigido la investigación sin intercambiar la debida información con las fuerzas de seguridad del Estado, a las que han dejado en una posición marginal y residual, asumiendo con suficiencia todo el protagonismo En un comunicado conjunto, la Asociación Unificada de Guardias Civiles y el Sindicato Unificado de Policía han denunciado la exclusión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de la gestión de los atentados, con el fin de trasmitir una imagen al exterior de nuestras fronteras de que existe un Estado Catalán autosuficiente.  Pero, si hubiera habido mayor coordinación y cooperación entre los distintos cuerpos policiales y se hubieran investigado a tiempo algunos hechos relevantes –como la deflagración de la casa de Alcanar- quizás se podrían haber evitado los atentados o reducido sus consecuencias. Como ha señalado “El Mundo” en un editorial, la cooperación plena entre las distintas policías en Cataluña pasa por un clima de franqueza y lealtad institucional que por desgracia no se da, debido a la desconfianza que provoca el hecho de que uno de estos cuerpos esté embarcado –por mandato de sus más altos responsables- en un proceso independentista.

Disparatada continuación del proceso secesionista

            Una Cataluña independizada ilegalmente sería excluida de la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, con la consiguiente pérdida del paraguas protector de estas instituciones. Enfrentada con España y desvinculada de la UE y de la OTAN, sería presa fácil del yihadismo. Pero Puigdemont y su Gobierno –cegados por el virus identitario- no ven más allá de sus narices secesionistas, ignoran la realidad y parecen determinados a continuar con el proces como si no hubiera pasado nada. Al igual que Juan José Ibarretxe y el Gobierno vasco en su día, parece dispuesto a seguir con el “raca-raca” de la independencia genialmente descrito en las tiras de Peridis en “El País”, una vez que se termine la tregua tras la celebración el próximo sábado de la manifestación unitaria. Como ha señalado Melitón Cardona, los nacionalistas, inasequibles al desaliento, siguen y seguirán postulando en vano una soberanían tan prehistóricamente inexistente como inalcanzable en el futuro, y de la que precisamente se nutren y prosperan en el presente.

            Benoit Pellistrandi ha escrito en “Le Figaro” que los atentados influirán en el desarrollo del proceso, porque la presencia de todos los poderes del Estado en Barcelona genera un efecto manifiesto de colaboración y simbólico de empatía y unidad que condicionará el desarrollo de los acontecimientos. Puigdemont ha de ceder porque no puede instrumentalizar la violencia. Como ha observado Lucía Méndez, la grave amenaza terrorista sería un motivo más que suficiente para que el President actuara con inteligencia y suspendiera el referéndum. Algunas voces de la sociedad catalana así se lo han hecho llegar y los múltiples llamamientos a la unidad también esconden este mensaje. Especialmente significativa ha sido la homilía del Arzobispo de Barcelona, el Cardenal Juan José Omella, durante la ceremonia en la Sagrada Familia, cuando –en presencia del Rey, de Rajoy y de Puigdemont, así de cómo de las principales fuerzas vivas de España y de Cataluña- afirmó:”Este es un hermoso mosaico Todos unidos con el objetivo común de la paz, el respeto, la fraternidad y el amor solidario La unión nos hace fuertes; la división nos corroe y nos destruye”.  Sin embargo –en opinión de Javier Redondo-, los soberanistas son cautivos de su rol. Su supervivencia política depende de que desempeñen con mayor o menor disimulo o frescura su papel, por lo que la función va a continuar. Pero, aunque los nacionalistas sean expertos en la lid del regate, los sediciosos no podrán evitar que fluya con fuerza otro sentir: el dolor de una Barcelona europea desgarrada por el fanatismo.

            Los separatistas no sólo no han disminuido su pasión secesionista, sino que han hecho un indecoroso uso propagandístico de la matanza de Barcelona. Diversos miembros del Govern han hecho referencia al “procés” en mensajes en que reseñaban aspectos relacionados con los atentados y realizado propaganda secesionista. El propio Puigdemont ha manifestado que los atentados no afectarán al desarrollo del proceso de celebración de un referéndum de autodeterminación el 1-O y que la independencia sigue siendo lo primero, Joaquim Forn ha distinguido entre victimas catalanas y víctimas españolas, y Raúl Romeva ha hechos sus payasadas habituales presentándose en las TV internacionales como el Ministro de Asuntos Exteriores de Cataluña. El portavoz de PDeCAT en el Congreso, Carles Campuzano,  ha expresado que, ante el gran civismo demostrado por los catalanes y sus fuerzas de seguridad tras los atentados, el Gobierno español debería considerar dejarles elegir su futuro político a través del referéndum del 1-O.La diputada autonómica de la CUP Mireia Boya ha afirmado que no se puede utilizar el horror para parar un proceso democrático y la Asociación Nacional de Cataluña ha destacado que quienes lucharon contra el mal no fueron la Guardia Civil ni la Policía Española, sino los Mossos d’Esquadra y el ejecutivo catalán, y recomendado a las personas que asistan a la manifestación del día 26 que, para mostrar su solidaridad con Barcelona, porten la senyera o la estrellada, pero en ningún caso la bandera española.

            Parafraseando a Marcel Proust, cabría decir que los catalanes deberían lanzarse “à la recherche du seny perdu”.  Como Pedro Laín Entralgo, me quedo entre la espera y la esperanza, y espero –contra toda esperanza- que los dirigentes políticos de Cataluña y su sociedad civil recuperen el sentido común y abandonen el “camino hacia ninguna parte” de la pretendida independencia. En el ínterin, convendría que hicieran caso a la recomendación que les ha hecho el diario “Le Figaro” en un editorial:”Para luchar eficazmente contra el terrorismo, hay que empezar por cumplir la ley”.


Playa de Amposta, 22 de Agosto de 2017     

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