“CONSUMATUM EST”:
ABORTO DE UNA INDEPENDENCIA IMPOSIBLE
La conducta
increíble del veleidoso, voluble y volátil ex-Presidente de la Generalitat , Carles Puigdemont –que se ha ganado al
pulso el calificativo acuñado por Fernando Sanche Dragó de “necionalista”- ha hecho inevitable la
aplicación del artículo 155 de la Constitución , a pesar de las reticencias del PSOE
y del propio Gobierno central. Resulta incomprensible la demonización que ha
sufrido el citado artículo –una salvaguardia razonable que figura en casi todas
las Constituciones democráticas- por parte de nacionalistas y socialistas.
Todavía en el caso de los primeros cabría encontrar una explicación, dado que
la disposición parece pensada para hacer
frente a sus eventuales excesos, pero en el de los segundos escapa a la lógica
de un partido que ha gobernado a España en los últimos años y que aspira a
volver a hacerlo.
Actitud suicida del President Puigdemont
Pese a sus palabras críticas a
la autorización del Senado al Gobierno para la aplicación del artículo 1555,
parece como si Puigdemont la estuviera deseando y no se ha quedado contento
hasta que no lo ha conseguido. Tras el envío de sendas misivas dignas de
Groucho Marx, en las que no daba respuesta alguna a los requerimientos del
Presidente del Gobierno y seguía con su
“raca-raca” independentista, Mariano Rajoy y su coyuntural aliado Pedro Sánchez
no han tenido más remedio que recurrir a él por “vergüenza torera”. Y mira que
han hecho lo posible y loo imposible para evitarlo, con el protagonismo
conciliador de la
Vicepresidenta , Soraya Sáenz de Santamaría, que –hasta el
último minuto de la prórroga- afirmó que el partido se suspendería si el Capitán del equipo contrario aceptaba
dar por perdido el partido y aceptaba que se produjera un nuevo encuentro, al
decir que “el artículo 155 podría
sortearse con la llamada a las urnas”-. El Secretario General del PSC,
Miquel Iceta –con la complicidad interesada del Lehendakari vasco, Iñigo Urkullu- mantuvo reiteradas entrevistas
con Puigdemont.
Hubo un momento en que estas
presiones y las recibidas del sector menos separatista del PDeCAT y de los
medios empresariales parecían haber dado su fruto y que el President convocaría elecciones autonómicas anticipadas como dio a
entender, pero -ante la reeacción furibunda de ERC, de la CUP y de su propio partido-
giró una vez más como la veleta que es y se lanzó como un kamikaze a la Declaración
Unilateral de Independencia (DUI). Dijo estar dispuesto a
convocar elecciones siempre que el Gobierno les diera garantías y permitiera
que se celebraran con absoluta normalidad. Estas garantías no deberían implicar
el reconocimiento explícito de la renuncia a la DUI y la aceptación de la Constitución y del
Estatuto como el único marco legal. Suponía establecer “de facto” una doble legalidad en pie de igualdad -la estatal y la
autonómica-, pero –como ha señalado Araceli Mangas- hay que impedir que emerja
un Estado impostado que compita con el Estado legal y democrático, y evitar que
existan legalidades paralelas. Al no aceptar
el Gobierno su penúltimo chantaje, Puigdemont optó por pasarle la “patata
caliente” al Parlament y saltó al
precipicio sin paracaídas.
“Junts pel Sí” y la CUP habían presentado una
propuesta de resolución en cuya exposición de motivos se reproducía el texto fantasmal de la “Declaración de
Independencia” firmada de tapadillo el día 10 de Octubre por los diputados separatistas.
En ella instaban al Gobierno a “dictar
todas las resoluciones necesarias para el desarrollo de la Ley de Transitoriedad Jurídica
y la fundación de la
República ”, así como a iniciar el proceso constituyente
para la adopción de la Constitución
de
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