Estos últimos días ha venido a mi mente el popular poema de Nicolás Fernández Moratín, que tiene la originalidad de que las cinco líneas de su primer verso pueden intercambiar su posición sin que se vea afectado su contenido, y que reza lo siguiente:
"Madrid castillo famoso,
que al rey moro alivia el miedo,
arde en fiestas en su coso
por ser el natal dichoso
de Alimenón de Toledo"
Muestras de chabacanería en el Desfile del Orgullo LGTBI
Madrid ha tirado la casa `por la ventana y ardido en fiestas para conmemorar, no el cumpleaños del Rey Felipe VI, sino el Día Mundial del Orgullo Gay. Como ha observado Melitón Cardona, no parece que la mejor manera de mostrar orgullo y solicitar respeto sea mostrar el culo al aire encima de una carroza de mal gusto, y eso es precisamente lo que ha ocurrido en Madrid el pasado fin de semana. Mientras la Alcaldía limitó el número de belenes callejeros durante la Navidad con el argumento de que no todos los madrileños eran cristianos, ha permitido ahora la impune violación de varias ordenanzas municipales como si todos los habitantes de la Villa y Corte fuéramos homosexuales. Una cosas es la libertad sexual individual y otra muy diferente saltarse el imperativo categórico kantiano -"actúa únicamente como si tu comportamiento pudiera convertirse en norma universal"- y encima alardean de ello.
Según Lucía Méndez, la católica España se ha convertido en el país más "gayfriendly" delplaneta y, si todo sigue yendo tan deprisa, no es descartable que Mariano Rajoy acabe subiéndose a una carroza cualquier año de éstos. De momento, ya mandó como avanzadilla a dos Vicesecretarios del PP, que por primera vez han participado en la parada, pese a las objeciones de algunos miembros del Gobierno y del Partido por su evidente falta de coherencia. Habría sido comprensible que al desfile asistieran Javier Maroto o Borja Sémper, por razones obvias, o Cristina Cifuentes, madre putativa de la Ley 3/2016 de Protección Integral contra la LGTBIfobia y la Discriminación por razón de de Orientación o Identidad Sexual, pero que el PP envíe a dos de sus más destacados dirigentes a encabecen la manifestación tras la pancarta arco iris y acepte el Manifiesto LGTBI, y que la Presidenta de la Comunidad de Madrid baile entusiasmada junto a su colega municipal, Manuela Carmena, en la apoteosis final es "un peu trop", aunque Andrea Levy use como excusa que "luchar contra la discriminación es uno de los objetivos y propósitos de de cualquier gobierno y, como no, del Gobierno del PP" o que "estar en primera línea de la manifestación nos acerca al centro político y nuestro mensaje es de libertad e igualdad". Parece ser que ha sido decisión personal de Rajoy -que no se preocupa en demasía por los principios en pro de un pragmatismo relativista-, quien aceptó encantado la invitación de sumarse por primera vez al circo multicolor. ¿Se acuerda acaso del recurso planteado ante el Tribunal Constitucional contra el matrimonio homosexual y los múltiples documentos y declaraciones de su partido en pro de la familia tradicional?. El próximo paso será, sin duda, admitir a trámite la Ley contra la Discriminación por Orientación Sexual -elaborada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales y presentada por Unidos-Podemos- y, probablemente, votar a favor de dicha Ley.
Méndez describe como miles de personas se apostaron en las aceras para ver pasar un desfile de torsos desnudos, tangas brillantes, tatuajes en todos sitios, "drag queens" y carrozas a cual más atrevidas. La "performances" y la estética del Orgullo Gay habrían sido motivo de escándalo no hace mucho, pero ahora ya no lo es, aunque sigue siendo inaceptable para una parte de la sociedad. Yo me considero uno de ellos, si bien no me escandalizo porque ya estoy curado de espantos, pero si estimo lamentable el espectáculo. Aparte de consideraciones morales o éticas, hay razones de estética: la cabalgata fue una horterada cutre, plena de vulgaridad y chabacanería.
Quiero, ante todo, dejar constancia de mi convicción de que los homosexuales y los transexuales son acreedores al máximo respeto que merecen como personas y de que no deben ser objeto de discriminación alguna. Pero el problema es que, una vez logrado en la mayoría de los países de sus derechos, el colectivo LGTBI pretende imponer su ideología de género, su concepción de la sexualidad y sus "mores" a la inmensa mayoría de la sociedad, que no comparte sus ideas. Como ha señalado el pintor Manuel Valdés, los colectivos feministas y de gays son colectivos poderosos que presionan porque sienten que les falta algo, pero no pueden pasar por encima de los demás.
Uno, ubicado en la caverna del pleistoceno, sigue creyendo ingenuamente que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer, , que la procreación es fruto de un acto de amor entre varón y hembra, que las uniones homosexuales -por muy legítimas que sean- no constituyen un matrimonio en el sentido tradicional, y que los hijos crecen y se forman mejor en el seno de una familia convencional con un padre y una madre. Todos estos principios están siendo puestos en tela de juicio por los LGTBI. Respeto sus opiniones, pero no las comparto y en modo alguno puedo aceptar los postulados de la ideología de género y que éstos se nos impongan, especialmente a unas criaturas inocentes a las que se pretende lavar el cerebro en la escuela. ¿O acaso la libertad de pensamiento y de expresión tiene un sentido unidireccional y a ella sólo tienen derecho los que favorecen la ideología de género?. Tampoco puedo aceptar que a mis nietos les inculquen en la escuela las bondades de la masturbación, la felación, el "cunilingus", las relaciones prematrimoniales -sean heterosexuales u homosexuales-, la pansexualidad, la libertad sexual sin frenos, el aborto o la eutanasia. Los padres tienen derecho a educar a sus hijos de acuerdo con sus creencias y convicciones, y ni el Estado ni la Administración son quiénes para interferir en la formación moral y ética de los menores e imponer sus creencias, que -por respetables que sean y tengo mis dudas al respecto- resultan controvertidas y son rechazadas por la mayoría de los padres y de la mayor parte de la sociedad.
Discriminación contra los homosexuales en España
A título meramente anecdótico, cabe decir que el término "gay" es cursi y afectado. La rica lengua española dispone de vocablos sonoros como maricón, marica, mariquita, bujarrón, afeminado, invertido, sodomita e incluso alguno de contenido poético como personas de la "cáscara amarga", pero todos ellos son considerados políticamente incorrectos y se ha recurrido al anglicismo vergonzante de "gay", cuya principal acepción en lengua inglesa es "alegre". En España sólo se ha tenido en cuenta el homosexualismo masculino, pues el femenino era "tabú" y del transexualismo y el bisexualismo no se ha hablado hasta fecha bien reciente. Salvo en momentos puntuales en los que la homosexualidad fue considerada como delito, el trato dado a los maricas era condescendiente, aunque discriminatorio, si bien en algunos ligares -como en Andalucía- había una cierta tolerancia hacia ellos. Recuerdo que en mis años mozos, cuando participábamos en una carrera, solíamos decir "Maricón el último". Supongo que los niños de ahora, para ser políticamente corrector, tendrán que decir "Heterosexual el último!.
Para ser consecuentes con el principio de igualdad y no discriminación, era necesario tomar medidas legislativas y administrativas para corregir la situación, y así han hecho la mayoría de las Comunidades Autónomas, pero el péndulo ha oscilado hacia el otro extremo y las disposiciones adoptadas se han pasado de rosca, produciéndose una discriminación en sentido contrario. Buena prueba de ello es la Ley sobre el tema de la Comunidad de Madrid, que paso a analizar brevemente.
Juicio crítico de l Lay madrileña de Protección Integral contra la LGTBIfobia
El objeto de la Ley es establecer un marco normativo adecuado para garantizar el derecho de toda persona a no ser discriminada por razón de su identidad o expresión de género. Todas las personas LGTBI -se ha añadido la "I" de intersexuales-tendrán derecho a ser tratadas en condiciones de igualdad en cualquier ámbito de la vida, así como a recibir protección efectiva (artículo 1). El principio de igualdad de trato no impedirá que se mantengan o se adopten medidas específicas a su favor destinadas a prevenir o compensar las desventajas que les afecta (artículo 11-1). Aquí empieza a asomar la patita de la discriminación positiva. Como decía Georges Orwell en "Animal Farm", todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.
La Comunidad ha decidido que el 19 de Mayo se conmemore el Día Internacional contra la Homofobia, la Lesbianofobia y la Transexualfobia, fecha en la que se izará la bandera arco iris en los centros oficiales, y apoyar las acciones del Movimiento LGTBI realice el 28 de Junio, Día Internacional del Orgullo LGTBI (artículo 22-3). Apostará asimismo por el apoyo a los actos del Orgullo Gay, incentivando con ello la imagen de igualdad, libertad y pluralidad de la sociedad madrileña (artículo 51). Como ha señalado Lucía Méndez, las bandera arco iris produce más consenso que la enseña nacional.
La Comunidad elaborará una estrategia integral de educación y diversidad sexual o identidad y expresión de género. Las medidas previstas en el Plan Regional se aplicarán a todos los niveles y etapas formativas, y serán de obligado cumplimiento para todos los centros educativos (artículo 29-2). La Consejería de4 Educación incorporará la realidad lesbiana, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual de los contenidos transversales de formación de todo el alumnado a las materias en que sea procedente (artículo 32). Estas disposiciones abren, "velis, nolis" el camino a la imposición de la ideología de género en las escuelas.
La sombra de Rebeca de la ideología de género se cierne sobre cualquier área de actividad. Aí, en Sanidad, la asistencia sanitaria del sistema público se adecuará a la identidad de género de la perdona perceptora de la misma (artículo 36-3). Médicos y enfermeras de la congestionada Sanidad Pública no tendrán mejor cosa que hacer que dedicarse a adecuar sus servicios asistenciales a la identidad sexual de cada paciente.
En las bases reguladoras de las subvenciones públicas y en los pliegos de contratación se podrá poner como condición especial de ejecución el respeto a los protocolos de no discriminación establecidos, de modo que su incumplimiento podría llevar consigo el reintegro de la subvención o la resolución del contrato (artículo 41-6). Se trata de una disposición a todas luces excesiva.
La Comunidad adoptará medidas que garanticen la visibilidad de la cultura LGTBI como parte de una sociedad igualitaria (artículo 46). Pero, ¿existe ese tipo de cultura?. ¿En qué se caracteriza su Literatura?.
¿En la inclinación de sus de los autores o en los destinatarios de la obra, o en que la trama de la misma trate de temas de interés para el colectivo LGTBI?. En qué consiste su Pintura?. ¿En reproducir escenas de Safo, imágenes de hermafroditas y retratos de notorios homosexuales, como lamentablemente ha hecho el Museo del Prado en su exposición en honor de la celebración del Orgullo Gay?. Cuáles son las características de la Arquitectura, la Escultura o la Música LGTBI?. Resulta ridículo.
También adoptará la Comunidad las medidas necesarias para favorecer el turismo orientado al público LGTBI con la finalidad de situar a Madrid como destino de referencia para lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales (artículo 50). Aunque se llenen de uros las arcas madrileñas no merece la pena este reconocimiento. ¡Pobre Madrid!. Tendrá que cambiar su popular lema "De Madrid al cielo" por el de "De Madrid al infierno de la LGTBI". La Comunidad incorporará medidas específicas de atención y apoyo a personas LGTBI de origen extranjero encaminadas a garantizar su plena integración en la sociedad madrileña (artículo 53). Lo que importa a la Comunidad no es que los refugiados hayan sido perseguidos hasta la muerte en sus países de origen, arriesgado su vida para llegar a España o sufrido todo tipo de humillaciones y explotaciones, sino que sean persona LGTBI. Carmena va a tener que cambiar su actual cartel en el Ayuntamiento por el de "Welcome LGTBI Refugees". Va a aumentar considerablemente el número de refugiados acogidos al colectivo que lleguen a Madrid para pedir asilo.
Contiene la Ley una norma titulad "Inversión de la carga de la prueba". Cuando el interesado aporte indicios racionales de haber sido discriminado,a aquél a quien se atribuya la conducta corresponderá "la aportación de justificación probada, objetiva y razonable de las medidas adoptadas" (artículo 66-1). Existe una presunción "iuris tantum" del acusado, cuya inocencia deberá ser probada.
Establece la Ley que serán responsables de las infracciones administrativas las personas que realicen acciones u omisiones tipificadas en la misma, "sin perjuicio de las responsabilidades civiles, penales o de otro orden". Cuando el cumplimiento de la obligación incumbe a varias personas conjuntamente, éstas responderán de manera solidaria de las sanciones que se impongan (artículo 68). La norma da una definición vaga e imprecisa de las infracciones: utilizar o emitir expresiones vejatorias por razón de orientación sexual en cualquier medio de comunicación, intervenciones públicas o redes sociales; no facilitar la labora de colaboración con la acción investigadora de los Servicios de Inspección; realizar actos que impliquen aislamiento, rechazo o menosprecio público;o discriminar a un trabajador por su orientación sexual, "sea ésta real o percibida". Pero lo que resulta realmente sorprendente e inaceptable es la disposición que considera como falta muy grave "la promoción o realización de terapias de aversión o conversión con finalidad de modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona. Para la comisión de esta infracción será irrelevante el consentimiento prestado por la persona sometida a tales terapias" (artículo 70). La Ley define "terapia de aversión o de conversión de orientación sexual e identidad de género" como "Todas las intervenciones médicas, psiquiátricas, psicológicas, religiosas o de cualquier otra índole que persigan la modificación de la orientación sexual o de la identidad de género de una persona" (artículo 3-o).
El colectivo LGTBI se lanzó como una fiera contra el inocente autobús de "Hazte Oír" por llevar una pancarta que decía algo tan obvio como que los niños tienen pene y las niñas tienen vulva, y Cifuentes denunció a esta asociación ante los tribunales por incitación al odio. Se basaban en el argumento de que las personas podían cambiar sus órganos genitales a su libre albedrío. Los homosexuales, en cambio, tendrás que mantener para siempre su condición aunque quieran cambiarla. La Administración de la Comunidad de Madrid coarta la libertad del interesado e impone su orientación de género incluso en contra de su voluntad. ¡Muy democrático!. Las sanciones impuestas extra-jurídicamente por la Comunidad pueden llegar a multas de hasta €45.000, amén de las penas accesorias para impedir a los sancionados acceder a cualquier tipo de ayuda pública, inhabilitarlos para tener acceso a centros dedicados a la prestación de servicios públicos, y prohibirles contratar con la Administración (artículo 72).
En opinión de Benigno Blanco,, la Ley ha hecho suya la ideología de género y sacrificado los derechos constitucionales de los que no la comparten. A los LGTBI se les reconocen más derechos que al resto de las personas a las que se imponen. La conducta sexual -siempre que no perjudique a terceros-es un ámbito personal que no debe vincular a otros en una sociedad libre. Imponer una visión concreta de la sexualidad es incompatible con el régimen de libertades en una democracia y, menos aún, si se trata del reconocimiento de una nueva categoría de supuestos derechos humanos para unos pocos a costa de los demás. Todas las personas tienen derecho a configurar su sexualidad, pero no se puede pretender que esas opciones sean objeto de exposición en las escuelas en clave positiva, negando el derecho a decir lo contrario a quienes estimen que semejante procedimiento no es recomendable. Cualquier opinión discrepante sobre el valor moral de la conducta sexual es considerada discriminatoria.
Excesos del Movimiento LGTBI
La situación de confusión y caos creada por el replanteamiento de las normas morales por parte del Movimiento LGTBI tiene su reflejo en chiste que leí en Internet. Era un hombre tan marica, tan marica, que le gustaban las mujer-y consiguientemente la poliandría por mor de la igualdades porque era lesbiana. ¿Hasta dónde puede llegar las pansexualidad, término cuya paternidad se atribuye Fernando Sánchez-Dragó?. ¿Se debe legalizar en España la poligamia y, consiguientemente, la poliandria por motivos de igualdad y no discriminación?. De acuerdo con la lógica LGTBI, la respuesta debería ser positiva, porque -según Luis Marían Ansón-si hay que respetar la libertad de elegir la sexualidad que cada uno prefiera, muchos musulmanes -siguiendo la tradición coránica- han optado por tener más de una mujer.
¿Es correcto mantener relaciones sexuales con cualquier bicho viviente, incluidos los animales -bestialismo-, que -conforme ha cantado Roberto Carlos- son tan civilizados como los humanos?. ¿Resulta aceptable ejercitar el sexo con objetos como muñecas inflables, robots o sofisticados consoladores?. ¿Qué opina Cristina Cifuentes y los dirigentes de los partidos políticos sobre el tema?. Creo que la sociedad no ha llegado aún a estos extremos, pero se está acercando a pasos agigantados. La exaltación de la libertad sexual ha llegado a tales extremos que ya no se aceptan principios morales o éticos que la controlen.
El Movimiento LGTBI ha lanzado una feroz campaña contra la moral del cristianismo y contra los representantes de la Iglesia católica, recurriendo en ocasiones a la violencia y a la intimidación. Como ha señalado Inmaculade Fernández, de "Más Libres", la caza de rujas contra pastores, sacerdotes y obispos que se atreven a criticar la ideología de género es una ofensiva perfectamente coordinada cuyo objetivo es acabar con un sólido reducto de la libertad de conciencia que queda fuera de la órbita del poder. Esta semana, alentados por los fastos del "Orgullo LGTBI", estamos asistiendo a un incremento de los ataques a los creyentes y a sus representantes: pintadas ofensivas, profanaciones de templos, burlas, ataques furibundos llenos de desprecio y carteles obscenos sobre el Cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, y el Obispo de Solsona, Xavier Nonell, sin que nadie haya alzado la voz para denunciar la humillación por delito de odio.El "modus operandi" es siempre el mismo: Los grupos LGTBI marcan la presa a batir, algunos medios de comunicación se ceban con ellos y la justicia actúa merced a las leyes represivas que los políticos rendidos al carnaval adoctrinador han aprobado.
Una clara muestra de esto es la denuncia formulada por la Generalitat ante la Fiscalía de Delitos de Odio contra el Padre Custodio Ballester, Párroco de la Inmaculada Concepción de Hospitalet, por haber expuesto en un sermón la doctrina católica sobre la sexualidad y la familia. ¿Se atrevería el celoso Observatorio contra la Homofobia en Cataluña a enviar a sus esbirros als numerosas mezquitas de la Comunidad y denunciar por delito de incitación al odio los incendiarios e inaceptables prédicas de algunos imames?. Como ha comentado Yair Lapid -líder de la Oposición en Israel- con motivo de exclusión de la gran celebración del Orgullo Gay a personas LGTBI israelitas, parte de la izquierda europea apoya a grupos que matan a gays, maltratan mujeres, queman iglesias y sinagogas, y piensa que está bien matar a judíos porque son judíos y a cristianos porque son cristianos.
Los homosexuales -masculinos o femeninos- y los transexuales tienen derecho a ser tratados sin discriminación, pero no a imponer su ideología de género y su comportamiento a los demás. Según Ansón, la mayoría de los españoles son heterosexuales y sólo una minoría son homosexuales. Discriminar a un sector de la sociedad por su condición sexual fragiliza los derechos humanos. Esto es lo que pretende hacer el colectivo LGTBI en connivencia con el Estado y la Administración, que han dejado de ser neutrales e imponen una educación sexual basada en la ideología de género de acuerdo con los criterios de una minoría, y favorecen las conductas de ciertas personas que practican el sexo de una determinada manera, en contra de los derechos de los padres a educar a sus hijos conforme a sus creencias. El colectivo LGTBI debe saber que, para ser respetado, deberá respetar a los que no piensan como él, que además son la inmensa mayoría del país.
Madris, 4 de Julio de 2017
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