jueves, 29 de junio de 2017

El "Macronazo"

En tan sólo unas semanas, Emmanuel Macron (EM) se ha convertido en el personaje protagonista de Francia y de Europa. Tras ganar con rotundidad las elecciones presidenciales, ha logrado que su flamante e improvisado partido "La República en Marcha" (LRPM) -un movimiento, según Iñaki Gil, nacido hace apenas un año con gente del ala derecha del socialismo, ecologistas, democristianos, la crema europeísta de lq derecha y un puñado de miembros de la sociedad civil- ha triunfado de forma arrolladora en las elecciones legislativas. Es lo que algunos han calificado de "macronazo".

Triunfo de Macron en las elecciones presidenciales

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas -celebradas el pasado 7 de Mayo-, se cumplieron los pronósticos de los sondeos y, con una participación del 75% del electorado -la más baja desde 1969- Macron se impuso claramente sobre Marine Le Pen por 64.8% de los votos frente al 35.12% de la candidata del Frente Nacional (FN).

Con estos resultados sólo se solucionó uno de os importantes problemas a los que Francia se enfrentaba: parar el peligro que suponía el triunfo de Le Pen e impedir la instauración de una política populista, proteccionista, xenófoba y anti-europeísta. Quedó pendiente, sin embargo, la solución de los principales problemas del país, tanto internos -superación de la crisis socio-económica de Francia- como externos -superación de la crisis de la Unión Europea (UE)-. EM fue bastante claro e inequívoco en su campaña al pronunciarse por el liberalismo económico y consiguiente oposición al proteccionismo, y por el abierto y entusiasta respaldo  de la UE. En su enfrentamiento con Le Pen asumió -según Guillermo Graiño- la parte abierta de la derecha -la economía- y la parte abierta de la izquierda -la moral-, mientras que su antagonista del FN adoptó la parte cerrada de la derecha y de la izquierda.

EM mostró la transversalidad de su política con el nombramiento como Primer Ministro de Edouard Philippe, un conservador liberal procedente de la corriente centrista de los Republicanos. Philippe se ha autocalificado de "hombre de derechas", porque valora la libertad por encima de todas las cosas, , pero a la par se considera de izquierdas, porque también valora la importancia de un Estado fuerte que sea capaz de luchar contra las injusticias. Se ha comprometido a llevar a cabo hasta el final la libertad de mercado de trabajo prometido por Macron y afrentar de forma rápida las reformas necesarias, porque "los franceses quieren que las cosas cambien".

La viabilidad de estas reformas debería ser resuelta en las elecciones legislativas del 18 de Junio, la "tercera vuelta" de las presidenciales. Como advirtió EM, su tarea era inmensa y, para poder llevarla a cabo, necesitaba una mayoría amplia que le permitiera aplicar un programa ambicioso rechazado por un buen número de franceses, a que requiere la adopción de una serie de cambios que no siempre afectan favorablemente a sus intereses económicos y sociales. En un mensaje televisado tras conocerse los resultados de las elecciones presidenciales, el líder de la "Francia Insumisa" (FI), Jean-Luc Mélenchon, declaró la guerra a un "Presidente minoritario" e instó a sus seguidores a que convirtieran las elecciones legislativas en una "Resistencia" contra Macrom.

Mas -como ha observado Eric Zemmour- el pueblo francés es de natural monárquico y, una vez escogido el gran rey-republicano, suele votar a sus candidatos, mientras que los adversarios se retraen en un gesto de desistimiento, por lo que el país encara las elecciones con el sentimiento de la suerte estaba echada. Esto explica, en gran medida,el alto grado de abstención en las elecciones legislativas: 56.16%, la más elevada desde que Charles De Gaulle estableció la V República. A ello se sumaron la fatiga electoral -celebración entres meses de cuatro elecciones, amén de las primarias-, la extensión continuada de las campañas electorales -durante casi un año-, la apatía ante el tsunami Macron y la incapacidad de los partidos para movilizar a sus seguidores. Según Mélenchon, esta aplastante abstención tiene un significado político ofensivo para EM y se ha producido como consecuencia del nuevo reordenamiento ideológico tras el fiasco de los grandes partidos tradicionales.

Triunfo de Macron y de su partido en las elecciones legislativas

EM se ha aprovechado de los enormes poderes que la V República concede a sus Presidentes-monarcas para incorporar a su programa los postulados económicos neo-liberales de la derecha y la preocupación social de la izquierda. . Ha sido capaz de crear un espacio de centro al que se han incorporado el ala liberal de la socialdemocracia y los conservadores más aperturistas. La derecha y la izquierda tradicionales -Republicanos y Partido Socialista (PS)- se han visto comprimidos entre el gran centro "macroniano" de ideología transversal y los extremistas antisistema de la derecha -FN- y de la izquierda -FI-, que son elementos perturbadores aunque sin excesiva relevancia.

La LRME, coaligada con el partido centrista MODEM de François Bayrou, ha alcanzado una amplia mayoría absoluta al conseguir 385 escaños. La heterogénea y minoritaria oposición en el Congreso ha quedado formada por los Republicanos (125), el PS (49), la FI (30), el FN (8) y otros partidos menores (10). El partido más perjudicado como consecuencia del sistema electoral de doble vuelta ha sido el Frente, que -pese a haber obtenido el 13.2% de los votos en la primera vuelta- no ha logrado alcanzar los 15 escaños requeridos para formar grupo parlamentario propio. El Secretario General del PS, Jean-Christophe Cambadélis -que, al igual que el candidato presidencial Benoit Hamon no ha sido reelegido, ha declarado que su partido ha sufrido "una derrota indiscutible" y ha presentado su dimisión.

Como ha señalado José Carlos Rodríguez, se ha producido un seísmo político que ha cambiado el sistema tradicional de partidos sin que haya sufrido la estructura institucional del país, lo que ha puesto de manifiesto que cabe el cambio político y la alternancia en el poder sin que se modifiquen las reglas del juego. Los Republicanos han visto reducida su representación, el PS ha quedado por los suelos, y la FI y el FN no son más que "dos moscas cojoneras" que constituyen una amenaza real, pero controlada por el momento. Los franceses han confiado en EM y le han entregado el poder sin cortapisas. Habrá que ver lo que hace con él y si es capaz de realizar las reformas prometidas.

Según Carlos Yarnoz, más que unas elecciones legislativas ha sido un referéndum en el que los franceses han dado "carta blanca" a EM al concederle una amplia mayoría absoluta para gobernar Francia. Buena parte de los votantes de los Republicanos se ha refugiado en la abstención y ahora el partido se encuentra dividido entre los seguidores de Alain Juppé partidarios de colaborar con el Gobierno de Macron y los de François Fillon, que propugnan una oposición inflexible. Ya se han escindido formalmente  pues una cuarentena de sus diputados han formado grupo parlamentario propio  con intención de apoyarle y algunos destacados "gaullistas" se han incorporado al Gobierno de Philippe. El PS -que, por perder, ha perdido hasta el nombre y ahora se llama "Nueva Izquierda"- también se encuentra dividido entre los cercanos a François Hollande, que apuestan por una oposición constructiva, y pos partidarios de Benoit Hamon, que se inclinan por seguir girando hacia la izquierda, edspaqcio en el que tendrán que competir con el asentado partido de Mélenchon. Las divisiones intestinas han puesto de manifiesto la irrelevancia de republicanos y socialistas, mientras que la FI y el FN han sido arrojados al rincón de los extremismos. Ante el poco juego parlamentario que se les presenta, existe el riesgo de que estos dos partidos antisistema se sientan -al igual que Podemos en España- tantados por trasladar la contestación política del Parlamento a la calle, en connivencia con los sindicatos, para capitalizar políticamente la prevista oposición social a las reformas prometidas por EM. Para Antonio Navalón, el éxito de Macron ha supuesto el agotamiento del sistema político francés tradiciional, el entierro de la V República y la instauración de facto de una VI República  que implica otra manera de representar los intereses políticos, económicos y sociales de los franceses.

El actual Congreso presenta una imagen completamente distinta de la de sus predecesores. El 60% de los escaños ha sido renovado, ha aumentado de forma considerado el número de mujeres y de jóvenes, han accedido a él personas apenas conocidas hasta hora ajenas a la política o a la Administración procedentes del mundo empresarial y de la sociedad civil, y han desaparecido numerosos santones del parlamentarismo anterior. Esta amplia y renovada mayoría ofrecerá a EM la posibilidad de llevar a cabo las importantes reformas que Francia necesita para superar su crisis socio-económica. Como ha observado Víctor de la Serna, Macron tiene ideas e iniciativa y va a tener un rodillo parlamentario para ponerlas en práctica. Nadie, sin embargo, puede garantizar su éxito, que hay que desear fervientemente. En este mundo convulso ha surgido una esperanza liberal que puede suponer el último dique antes de que nos arrastre el tsunami de extrema izquierda o de extrema derecha. Los dos principales retos a los que se debe enfrentar Macron son la reforma de la política y de la Administración en Francia y el relanzamiento de la UE.

Reformas en Francia

El programa de EM es harto ambicioso pues ha prometido liberalizar la economía, reformar el mercado laboral y la Administración, mejorar la calidad de la democracia, moralizar la vida pública y acabar con la corrupción. Al mismo tiempo, se ha fijado como objetivos apaciguar los miedos, derrotar el inmovilismo, superar las fracturas producidas en la sociedad de Francia y reconciliar a los franceses.

Es partidario del liberalismo económico y comercial en un mundo globalizado y ya en su época de Ministro de Economía de Manuel Valls -2014/2016- impulso esta liberalización por decreto al carecer a la sazón de la necesaria mayoría en el Parlamento. Pretende desrregularizar la excesiva burocracia existente para facilitar la labor de las Pymes y de los autónomos, y disminuir el peso del Estado en la economía, lo que no va a resultar fácil por la tradicional estatalización económica prevalente en Francia.

Especial importancia tiene la reforma laboral que ya inició en su época de Ministro de un Gobierno Socialista -en línea similar a la marcada por el Gobierno de Mariano Rajoy- y que Philippe ha prometido realizar después del verano. Propone que cada empresa pueda pactar directamente con sus trabajadores y -sin mencionarlo expresamente-acabar con el mito de la jornada de 35 horas semanales, y aspira a reconocer el derecho al desempleo de los trabajadores autónomos. Como ha señalado Marc Bassets, EM ha ganado las elecciones prometiendo la reforma laboral y ha sido inequívoco en su programa: facilitar el despido y concertar las negociaciones laborales en cada empresa y no a nivel sectorial. Quiere realizar dicha reforma en Septiembre y cuenta con la mayoría suficiente para llevarla a cabo.

Philippe Martínez, Secretario General de la Confederación General de Trabajadores -el Sindicato más importante y reivindicativo-ha manifestado que la victoria de EM no debe confundirse con un plebiscito a favor de las reformas. Buena parte de los votos conseguidos así como la abstención "record" han demostrado que se trata más de un rechazo al FN que una adhesión a su persona. Ha afirmado con cautela que "nos ceñiremos a nuestro papel como sindicato y juzgaremos lo que el Gobierno proponga". Ha lanzado, sin embargo, una "aviso a navegantes" al advertir que "no podemos permitir que se adopte una reforma que se anuncia como un retroceso social...Si las cosas siguen igual, quizás habrá que movilizarse...Si la gente no está contenta, saldrá a la calle". Los Sindicatos se oponen, pues a estas reformas y parecen dispuestos a protagonizar un "otoño caliente" con movilizaciones, manifestaciones, paros y huelgas. La confrontación está servida.

Uno de los puntales del programa "macroniano" es la moralización de la vida pública y, tras el nombramiento de EM como Presidente y antes de la celebración de las elecciones legislativas, el Ministro de Justicia del Gobierno de Philippe, François Bayrou, elaboró sendos proyectos de ley para reforzar la confianza en la clase política y luchar contra la corrupción. Uno pretende modificar la Constitución para suprimir el Tribunal de Justicia de la República que juzga a los Ministros y a las altas personalidades políticas, y limitar a tres  mandatos consecutivos las reelecciones de los diputados. En el otro, se prohíbe a los políticos contratar a familiares con dinero público y se crea un "Banco de la Democracia" para financiar a los partidos y sus campañas electorales. Estos proyectos deberán ser probados por el nuevo Parlamento.

En el ínterin, EM ha sido consecuente con sus ideas y ha apartado del Gobierno a varios Ministros imputados por haber pagado a su personal con fondos europeos, entre los que se encontraban su persona de máxima confianza, Richard Ferrand -Secretario General de LREM y antiguo titular de la cartera de Coordinación Territorial- y a los tres miembros del Gobierno militantes de MODEM, incluido su Presidente y ex-Ministro de Justicia Bayrou, autor de los dos proyectos citados. No le ha templado el pulso a la hora de prescindir de estrechos colaboradores porque tiene "auctoritas". Sería conveniente que Rajoy tomara nota y siguiera los pasos regeneradores de su colega francés.

EM ha propuesto asimismo adelgazar la Administración mediante la disminución del número de funcionarios y empleados estatales, regionales y municipales, y reformar la enseñanza primaria en las "Zonas de Educación Prioritarias -barrios marginales-, mediante la reducción de la "ratio" de alumnos por clase y una redistribución de maestros para mejor dotar a los centros de estos suburbios, a lo que se oponen los Sindicatos de Docentes. Como ha observado hiperbólicamente "Le Monde", Macron es "un león explícito, vertical y jupiterino" que se ha hecho con todo y ha prometido una "revolución" incluso de los modelos de pensamiento:la reordenación del capitalismo europeo, de un capitalismo neoliberal "de rostro humano", en palabras de Slavoj Zizek.

Fortalecimiento de la Unión Europea

Como señalado Pablo R. Suanzes, la UE es el chivo expiatorio perfecto al que culpar de los recortes, la política de austeridad o la obligación de acoger refugiados, por lo que nadie hasta EM había osado envolverse e su bandera durante campañas electorales, ni hacer de los valores europeos una prioridad. Macron se ha mostrado orgulloso de la UE -con la que se siente identificado- y en la primera alocución que pronunció tras su acceso a la Presidencia de la República afirmó taxativamente que defendería a Francia y a la UE. Ahora bien, es consciente de la crisis que ésta atraviesa y de la necesidad de su "refundación" para acercarla a los ciudadanos europeos. Para ello estima imprescindible la potenciación del eje franco-alemán, el motor del proceso de integración europea.

Antes que nada, habrá que afrontar el acuciante problema de la salida de Gran Bretaña de la UE, para lo que EM ha preconizado una posición de firmeza basda en la unidad de los 27 miembros  en su colaboración con Alemania. El Brexit ofrece una magnífica oportunidad para que los socios de la Unión -libres de las obstaculizaciones y "procratinations" británica- continúen avanzando a distinta velocidades en el proceso de integración. . Macron ha expresado su voluntad de trabajar de manera muy estrecha con Alemania -"Trabajamos mano a mano y hay muchos puntos en común en lo que al proyecto europeo se refiere...Cuando hablamos con una sola voz, Europa se mueve hacia adelante" . Angela Merkel ha destacado su entendimiento con Macron y manifestado que esta excelente sintonía beneficiará a todos los miembros de la UE, pues "cuando trabajamos juntos, se logran grandes cosas". Tanto uno como la otra han advertido a Theresa May que no hay que perder mucho tiempo con el Brexit y que se deben acelerar las negociaciones para llegar a un acuerdo sobre el "divorcio a la inglesa", a fin de que los miembros puedan centrar sus esfuerzos en la consolidación y el desarrollo de la Unión. A partir de Octubre, se abre una ventana de oportunidades para que se inicien las imprescindible reformas que requieren la UE, en general, y la Eurozona, en particular.

EM es asimismo consciente de que la UE no puede seguir manteniendo una ortodoxa política de austeridad y debe abrir la mano al respecto, fomentar el desarrollo y aumentar las inversiones. Es partidario de completar la Unión Monetaria, crear un Ministerio de Hacienda en la Eurozona y adoptar un presupuesto común.Alemania sigue mostrando su renuencia a estas iniciativas por boca de se Ministro de Economía, Wolfgang Schäuble, que no las considera realistas y se ha mostrado contrario a tocar los tratados comunitarios  preconizado actuar a través de proyectos bilaterales. Aunque siga defendiendo la ortodoxia financiera, Merkel se muestra algo más abierta debido en parte a la presión de sus aliados del SPD en el Gobierno. Así, el Ministro de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabiel, ha afirmado que si Alemania no cambia el discurso y sigue poniendo obstáculos al impulso renovador y europeísta de Macron, Francia estará dentro de cinco años en manos de Le Pen, lo que supondría el fin de la UE. El candidato socialdemócrata a la Cancillería, Martin Schültz, se ha pronunciado por dar un paso más en la integración europea y favorecido la creación de un Ministerio de Hacienda, la adopción de un presupuesto común y el lanzamiento de una ofensiva de inversiones.

Según ha editorializado "El País", la propuestas pro-EU de EM ha llegado en un momento difícil, cuando sus costuras se ponen a prueba con el Brexit, las tensiones con Moscú y Washington, y el conato de rebelión de algunos países del Este, por lo que los socios de la Unión deberían cerrar filar en torno al nuevo aliento europeo de Francia. Como ha señalado "La Vanguardia", el sentimiento europeísta se ha impuesto a los que trataban de marginarlo, si no eliminarlo. No son todavía tiempos de echar las campanas al vuelo, pero las incertidumbres que se cernían sobre el proyecto europeo parecen disiparse y, un año después del referéndum británico, la situación es menos dramática, por muy incierta que aún sea. Para "El Periódico", si el Brexit ha servido para compactar a los 27 frente al gran desafío que supone la salida de uno de, la aparición en escena de un europeísta militante como Macron está dando un nuevo aliento a lo que siempre ha sido el motor de Europa: el eje franco-alemán. Estamos actualmente en una situación certeramente calificada por "La Razón" de "EUforia".

Conclusiones

EM está dando un nuevo impulso a Francia y a la UE. En opinión de Javier Redondo, su discurso tiene un potencial revitalizante para un país y para un continente huérfanos de ideas, dirección y proyecto. Ofrece un diagnóstico y anticipa el remedio: recuperar el círculo virtuoso que combina libre mercado y progreso social. Supone un antídoto contra el complejo, el temor y la retirada, y su brío suministra energía a su país y a Europa.

Todos deseamos contar con un EM propio y dejarnos influir por el efecto positivo y alentador de un "macronazo". En España no disponemos, por desgracia, de un Macron, pues su presunto émulo celtibérico no esta aún "à pointe" y se encuentra bastante crudo, políticamente hablando, pero no hay que perder la esperanza. ¡Ayudemos a EM para que él, a su vez, nos ayude!. Una muestra ha sido su respuesta a la pregunta de los periodistas sobre el problema catalán, al señalar que se trataba de una cuestión interna española y afirmar con contundencia que "sólo conozco a un socio y a un amigo que es España, toda entera. Mi único interlocutor es Mariano Rajoy. Lo demás no me concierne". ¡Merci, Monsieur le Président!.

Madrid, 27 de Junio de 2017

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