sábado, 2 de septiembre de 2023

Preludio a la "fiesta" de un fauno

PRELUDIO A LA “FIESTA” DE UN FAUNO Tras su auto asumido éxito triunfal en las elecciones generales al haber impedido que se volviera a implantar el fascismo en España, el fauno Pedro Sánchez estaba sumamente fatigado por su proeza y decidió tomarse unas merecidas vacaciones en la residencia real de la Mareta para recuperarse – una siesta previa al festín de la investidura con aires “debussynianos”-, e impuso una pausa veraniega que antes había negado al sufrido pueblo español al celebrar las elecciones el 23-J. Como ha señalado Jaime Rubio en ”El País”, esto va para largo y cada día tiene un poco de circo: intercambio epistolar entre los máximos dirigentes de los dos principales partidos y vídeos enlatados en los que Sánchez ha comunicado su intención de que la “mayoría social” que plasmaron las urnas (¿?) se tradujera en una “mayoría parlamentaria”, a partir del 17 de agosto cuando se constituyan las nuevas Cortes. Estos movimientos no buscan tanto formar un Gobierno, como recordar a sus votantes que están haciendo todo lo que pueden para lograrlo y, si hay que repetir las elecciones en unos meses, lo importante era que quedara claro que la culpa fue del otro. Según Enrique Calvet, 65% de los ciudadanos han respaldado en las elecciones la política de Sánchez, incluyendo para alcanzar este porcentaje a todos los que no votaron al PP o a Vox o se abstuvieron. En cambio, Sociedad Civil Catalana -con más atinado criterio- ha considerado que la mayoría de la población se ha pronunciado a favor de proyectos políticos centrados y moderados, ajenos a los desatinos del Gobierno Frankenstein, por lo que sería paradójico que el independentismo que ha perdido 700.000 votos en Cataluña aumente de forma decisiva su capacidad de influencia en la gobernación de España, que “no puede quedar en manos de quienes la odian”. Pero -como ha observado Rosa Díez-, los perdedores siguen adelante como si hubieran ganado, lo que les permite ganar ante la opinión pública y en los despachos políticos y mediáticos lo que han perdido en las urnas, porque tienen un plan y una estrategia común que llevan a cabo milimétricamente para mantenerse en el poder, para lo que Sánchez busca a votos hasta debajo de las piedras. Eso pasa por demoler el sistema democrático, apoyándose para ello en quienes llevan en su ideario derrocar la monarquía parlamentaria y romper la unidad de la Nación. Según el ex-fiscal general socialista Eligio Hernández, el resultado de las elecciones ha sido presentado maliciosamente como un triunfo electoral por Sánchez, a pesar de haber sacado 17 diputados menos que el PP, que tiene mayoría absoluta en el Senado, lo que le animará a seguir pactando su Gobierno con Bildu y ERC. También pactará con Puigdemont a cualquier precio, mediante la reforma del Estatuto catalán para asumir las competencias exclusivas del Estado vía artículo 150 de la Constitución, lo que supondría la expulsión de España de Cataluña, y la independencia de facto, ya que “ni la independencia de derecho ni la amnistía caben en la Constitución, ni tiene tampoco cabida el derecho a la autodeterminación”. Sánchez ha ignorado las sabias palabras pronunciadas poco antes de su muerte por Alfredo Pérez Rubalcaba -el que calificó de Frankenstein al engendro de Gobierno que aquél articuló- en la que advertía sobre la que “tendríamos montada si hubiéramos ido a una investidura con el apoyo de Podemos, que está en el derecho de autodeterminación, y de los independentistas, que ni te cuento ¿qué estaríamos diciendo a los españoles, cómo estaríamos justificando la estabilidad de nuestro Gobierno? Es que, verá, gobernar España es muy complicado y exige apoyos parlamentarios sólidos si quieres hacer un buen Gobierno, si no quieres chapucear, y yo creo que el PSOE no se puede permitir el lujo de chapucear en el Gobierno en un país como España que lo está pasando muy mal y que tiene necesidad de reformas muy profundas”. Cuando la entrevistadora le preguntó si lo que pretendía Sánchez era llevar al redil a los independentistas, Rubalcaba replicó que conocía el argumento: Vamos a sentarnos con ellos y acabarán siendo buenos, pero cabía la posibilidad de sentarse con ellos y acabaran siendo malos. En todo caso, había un problema de principios. “Tú no puedes hacer depender la estabilidad del Gobierno de España de alguien cuyo objetivo político es irse de España y romperla”. Pese a la advertencia de Rubalcaba, Sánchez formó un Gobierno Frankenstein-1 y ahora está determinado a formar un Gobierno Frankenstein-2, pasando por alto la desautorización de las urnas y con el agravante de que ya no le bastarían las heterogéneas piezas monstruosas de Podemos, ERC, PNV y Bildu, sino que necesitaría añadir como clave de bóveda el voto de un partido nacionalista de derechas liderado por un prófugo de la justicia como Puigdemont. Durante su siesta canaria, Sánchez no ha tenido tiempo ni empatía para acercarse a la vecina isla de La Gomera -que ha estado algún tiempo sin suministro eléctrico por la incuria del Gobierno central que, según ENDESA, no le autorizó la renovación de los reactores habían superado su vida útil- porque una foto suya en la desafortunada isla no realzaría su imagen, pero sí ha encontrado tiempo para hacer una excursión turística familiar a Marrakech, con el fin de hacerse el encontradizo con el Comendador de los Creyentes, Mohamed VI, y rendirle la debida pleitesía. Sánchez no muestra prisa dado que -aunque en funciones- sigue presidiendo el Gobierno y prefiere dejar la iniciativa a Feijóo para que se desgaste y desacredite en un más que probable fiasco en la investidura. Esperará a que llegue su hora triunfal y, en el ínterin, ha cogido su gorrilla de hortera y viajado al país vecino para explorar la geografía de Marruecos y su política hacia España, pues el personaje no da puntada sin hilo. Actitud del PP Aunque el PP haya ganado las elecciones, sus resultados han producido un empate técnico de 171 votos entre el bloque de la derecha -PP, Vox y UPN- y el bloque de la izquierda y de los separatistas cómplices del Gobierno -PSOE, Sumar, ERC, PNV, Bildu y BNG-, dejando el desempate en las manos de los siete diputados del partido de Puigdemont y, en menor medida, del único y disputado voto del Cayo canario, siguiendo el precedente esbozado en las excelente novela de Miguel Delibes. El PP -partido ganador de las elecciones, pese a las erróneas afirmaciones en contrario del PSOE y de Sumar- tiene escasas posibilidades de formar Gobierno, ya que Feijóo solo ha conseguido el apoyo de UPN. El PNV se ha negado a sentarse a hablar con él, y CC no ha dicho ni sí ni no, sino todo lo contrario. El presidente popular, sin embargo, no quiere seguir el precedente de Mariano Rajoy y tiene intención de presentarse la investidura, en el caso de que el Rey le encomiende dicha misión, y sigue repitiendo el mantra de que debe gobernar el partido que haya ganado las elecciones, pese a que no encuentre respaldado en la teoría constitucional española, aunque sí en la práctica parlamentaria. Feijóo escribió el 30 de julio una carta Sánchez en la que le reiteraba su propuesta de reunirse cuanto antes con el fin de establecer un diálogo responsable en beneficio de la estabilidad política e institucional de España, de la confianza que El País debe inspirar y de la respuesta más eficaz a las incertidumbres y desafíos hoy existentes. Hola complejidad que pudieran suscitar los resultados electorales no deberían agravar hoy estas incertidumbres hola liminar la confianza de los ciudadanos en la capacidad del sistema político y constitucional para asegurar la mejor gobernabilidad. De acuerdo con la tradición democrática, hoy debería gobernar la fuerza política ganadora de las elecciones. España no merece una situación ingobernable ni se puede permitir un bloqueo en un momento tan relevante nuestra economía y nuestras instituciones En el ámbito autonómico, quedaba por resolver la formación de los Gobiernos en Aragón y en la región de Murcia. El primero se acaba de resolver mediante un acuerdo con Vox, hoy en el que este ha impuesto sus exigencias de formar parte del Gobierno siguiendo la fórmula de Extremadura en vez de la de Baleares, que hubiera sido a mi juicio la correcta. Se ha acordado un programa 80 puntos y adjudicado a Vox una vicepresidencia y dos Consejerías, lo que permitirá el acceso a la presidencia de Jorge Azcón. En Murcia -donde al PP solo le faltan dos escaños para lograr la mayoría absoluta- no parece que Fernando López Miras parezca dispuesto, a justo título, a ceder exorbitantes exigencias de Vox, por lo que si antes del 7 de septiembre no se llega a un compromiso habrá que repetir las elecciones autonómicas. Feijóo escribió el 30 de julio una carta a Sánchez en la que le reiteraba su propuesta de reunirse cuanto antes con el fin de establecer un diálogo responsable en beneficio de la estabilidad política e institucional de España, de la confianza que el país debía inspirar y de la respuesta más eficaz a las incertidumbres y desafíos existentes. La complejidad que pudieran suscitar los resultados electorales no deberían agravar las incertidumbres ni limar la confianza de los ciudadanos en la capacidad del sistema político y constitucional para asegurar la mejor gobernabilidad. De acuerdo con la tradición democrática, debería gobernar la fuerza política ganadora de las elecciones. España no merecía una situación ingobernable ni se podía permitir un bloqueo en un momento tan relevante para su economía y sus instituciones. En el ámbito autonómico, quedaba por ultimar la formación de los Gobiernos en Aragón y en la región de Murcia. El primero se acaba de resolver mediante un acuerdo con Vox, en el que éste ha impuesto sus exigencias de formar parte del Gobierno siguiendo la fórmula de Extremadura en vez de la de Baleares, que hubiera sido, a mi juicio, la correcta. Se ha acordado un programa de 80 puntos y adjudicado a Vox una vicepresidencia y una Consejería, lo que permitirá el acceso a la presidencia de Jorge Azcón. En Murcia -donde al PP solo le faltan dos escaños para lograr la mayoría absoluta- no parece que Fernando López Miras esté dispuesto, a justo título, a ceder ante las exorbitantes exigencias de Vox, por lo que, si antes del 7 de septiembre no se llega a un compromiso, habrá que repetir las elecciones autonómicas. Actitud del PSOE Para ser más exacto habría que titular el apartado “Actitud de Sánchez”, porque “le parti c’est moi”. El presidente respondió a la misiva de Feijoo de forma un tanto desdeñosa. A su juicio, en los comicios celebrados se precisaba una clarificación del rumbo que debería tomar el país, y decidir si proseguía el avance y la consolidación de derechos o se respaldaban las propuestas de las fuerzas políticas que habían enarbolado la bandera de la derogación de los avances y del retroceso. La propuesta derogatoria no obtuvo el respaldo que reclamaban sus partidarios, por lo que el PP había perdido la partida electoral. Nuestro sistema constitucional fijaba en el ámbito del Congreso el espacio en el que deberían articularse las mayorías que permitan la investidura del candidato que recabe los apoyos necesarios, por lo que carecía de fundamento hubo atenciónsu pretensión de que gobernara el que hubiera ganado las elecciones, si no gozaba de los apoyos parlamentarios requeridos. Aunque dijo con la boca chica que estaría encantado de reunirse fijocon el encuentro, le dio largas y señalóle indicó que se reuniría con él y holacon los demás portavoces parlamentarios tras la Constituciónconstitución del Congreso el 17 de agosto y una vez designado el candidato propuesto por el jefe del Estado. Dado que hoja aliados tradicionales del GobiernoFrankenstein-1 no cuenta con los votos suficientes para ser investido, Sánchez se ha lanzado a tumba abierta para conseguir los votos de JxC, ya que su abstención no le basta, y hará las concesiones que sean necesarias para mantenerse en el poder. Por el momento, hola María Jesús Montero ha afirmado que el PSOE solo negociará dentro del marco constitucional, pero Sánchez ha mentido -o cambiado de opinión- tantas veces que su credibilidad está bajo mínimos. Si el prófugo de Waterloo exige referéndum de autodeterminación y amnistía, pues “parlarem”. Según su correligionario Eligio Hernández, “soy de los que creen que el patológico egocentrismo narcisista de Sánchez no le permite correr el riesgo de que por un posible bloqueo se celebren nuevas lecciones en las que pueda perder el poder, por lo que creo que pactará también con Puigdemont, prófugo de la justicia, a cualquier precio, como puede ser la reforma del Estatuto de Cataluña para asumir las competencias exclusivas del Estado vía artículo de la Constitución, lo que supone la exclusión de España de Cataluña, que , que ni es lo mismo que la independencia de facto, porque ni la independencia de derecho, ni la amnistía caben en la Constitución, ni tampoco tiene cabida el derecho a la autodeterminación”. En el artículo “Y votó Txapote”, publicado en “El Mundo”, Gabriel Tortella ha afirmado que Sánchez no es demócrata, como tampoco lo es Trump. “?Asaltará las Cortes si no logra el apoyo del súbitamente rehabilitado Puigdemont?”. Si fuera demócrata, se habría considerado mandatario del pueblo para cumplir las promesas que hizo durante la campaña electoral, y en el caso de que las circunstancias cambiaran y él pensara que no podía cumplirlas, un demócrata dimitiría y se presentaría a nuevas elecciones para tratar de obtener un nuevo mandato del pueblo en las nuevas condiciones. Para Sánchez, la democracia es el Gobierno de Sánchez y no el mandato del pueblo, y cualquier treta para lograr que gobierne es legítima. La “marea azul” de las elecciones del 28-M se llevó por delante todas las autonomías importantes que le quedaban al PSOE y se las entregó al PP. Una debacle de estas dimensiones era un motivo más que suficiente para que hubiera dimitido. A Sánchez ni siquiera se le pasó por la cabeza. La rebaja en las expectativas del PP se ha interpretado como una aprobación a la gestión del presidente, lo cual es falso. “Si un aumento del 54% en el ónejecutoria gubernamental durante los últimos cinco años, un rotundo ‘no es no’ a la entrega del Gobierno a los separatistas, ya me dirán ustedes”. Lo más probable es que, con equilibrios inverosímiles y mediante pactos inconfesables y ocultos, una coalición de perdedores encabezada por Sánchez forme Gobierno. Dado que los aliados tradicionales del Gobierno Frankenstein-1 no contaban con los votos suficientes para investir a Sánchez, éste se ha lanzado a tumba abierta para conseguir los votos de JxC, ya que su abstención no le bastarían, y hará las concesiones que sean necesarias para mantenerse en el poder. Por el momento, María Jesús Montero ha afirmado que el PSOE solo negociará dentro del marco constitucional, pero Sánchez ha mentido -o cambiado de opinión- tantas veces que su credibilidad está bajo mínimos. Si el prófugo de Waterloo exige referéndum de autodeterminación y amnistía, pues “parlarem”. Según su correligionario Eligio Hernández, “soy de los que creen que el patológico egocentrismo narcisista de Sánchez no le permite correr el riesgo de que, por un posible bloqueo, se celebren nuevas lecciones en las que pueda perder el poder, por lo que creo que pactará también con Puigdemont, prófugo de la justicia, a cualquier precio”. En el artículo “Y votó Txapote”, publicado en “El Mundo”, Gabriel Tortella ha afirmado que Sánchez no es un demócrata, como tampoco lo es Trump. “?Asaltará las Cortes si no logra el apoyo del súbitamente rehabilitado Puigdemont?”. Si fuera demócrata, se habría considerado mandatario del pueblo para cumplir las promesas que hizo durante la campaña electoral, y en el caso de que las circunstancias cambiaran y él pensara que no podía cumplirlas, un demócrata dimitiría y se presentaría a nuevas elecciones para tratar de obtener un nuevo mandato del pueblo en las nuevas condiciones. Para Sánchez, la democracia es el Gobierno de Sánchez y no el mandato del pueblo, y cualquier treta para lograr que siga gobernando es legítima. La “marea azul” de las elecciones del 28-M se llevó por delante todas las autonomías importantes que le quedaban al PSOE y se las entregó al PP. Una debacle de estas dimensiones era un motivo más que suficiente para que hubiera dimitido, pero a Sánchez ni siquiera se le pasó por la cabeza. La rebaja en las expectativas del PP se ha interpretado como una aprobación a la gestión del presidente, lo cual es falso. “Si un aumento de un 54% en el número de escaños del PP no es una fuerte reacción del votante español contra la Ejecutoria gubernamental durante los últimos cinco años, un rotundo ‘no es no’ a la entrega del Gobierno a los separatistas…, ya me dirán ustedes”. Lo más probable es que, con equilibrios inverosímiles y mediante pactos inconfesables y ocultos, una coalición de perdedores encabezada por Sánchez forme Gobierno. En el ámbito autonómico, el PSOE -a diferencia del PP- ha dejado pasar hábil y discretamente el tiempo para la formación del Gobierno de Navarra hasta después de la celebración de las elecciones para no verse perjudicado por sus pactos con Bilbu. Ahora ya realiza sin tapujos los contactos necesarios con los filoterroristas navarros, que se muestran dispuestos, no ya a abstenerse, sino a votar a favor de la investidura de María Chivite, tras un paripé de negociación dificultosa con Geroa Bai. Actitud de los partidos nacionalistas Puigdemont, elemento clave para la investidura de Sánchez, no tiene una buena opinión de él. Un par de semanas antes de las elecciones afirmó que no sería primer ministro con los votos de Junts. ¿Por qué no puede serlo?podía serlo? Pues porque “Sánchez miente e incumple y, como ya lo ha hecho varias veces, exactamente ¿qué incentivo tenemos nosotros para hacer primer ministro a un mentiroso y a un incumplidor?. Como muestra de su menosprecio? Como muestra de su menosprecio, ha llegado a decir que no le compraría un coche de segunda mano. Cree que la política de ERC de negociar con el Gobierno centralno ha producido escasos resultados, pues, a pesar de la supresión del delito de sedición y el debilitamientola rebaja del de malversación, sigue la “represión judicial” y unos 4.000 ciudadanos catalanes siguenestán pendientes de juicio:. De ahí que una de sus exigencias sea la concesión de una amnistía que blanquee por completo a todos los que participaron en el referéndum ilegal del 1-O. El otro es el de la celebración de La otra es la celebración de un referéndum de autodeterminación que permita la independencia de Cataluña. Su posición es muy firme y va a ser muy difícil conseguir que rebaje sus exigencias. EstimeEstima que cuanto peor le vaya a España, mejor le irá a Cataluña, por lo que uno de sus objetivos sería crear el mayor caos posible a nivel nacional. Después de celebrarse las elecciones, Puigdemont ha declarado que no sucumbirá a chantajes políticos, ni a supuestos escenarios de castigo personal si descartara apoyar la investidura de Sánchez. “Explico todo esto para que alguien se haga una idea del efecto que causa en mí que digan que si Junts no vota a Sánchez me caerá em mundo encima y vagaré como un alma en pena”. Hay un sector en el parido más posibilista que es partidario de provechar esta oportunidad única de sacar grandes concesiones de Sánchez a cambio de facilitar su investidura. A ellos se suman otros personajes separatistas,, si Junts no vota a Sánchez, me caerá el mundo encima y vagaré como un alma en pena”. Hay en el partido un sector más posibilista que es partidario de provechar una oportunidad única para sacar grandes concesiones de Sánchez a cambio de facilitar su investidura. A ellos se suman otros personajes separatistas como Artur Mas que -aunque no sea miembro de Junts- tiene vara alta en el partido. El “astuto” Mas ha instado a Puigdemont a que sea “exigente”, pero no “intransigente”. ERC se debate entre la necesidad de actuación coordinada de la dos ramas del independentismo pese a la rivalidad por el liderazgo en Cataluña y sus deseos de no romper las negociaciones con el Gobierno, como pretende JxC. Asume plenamente las dos principales reivindicaciones de la autodeterminación y de la amnistía para no quedar descolgada del electorado secesionista, pero pone sobre la mesa otras exigencias menos ideológicas y más pragmáticas, como la condonación de la deuda con el Estado, la financiación económica, el fantasmagórico déficit fiscal, el traspaso de los ferrocarriles de cercanías o la ampliación del aeropuerto del Prat, a las que Sánchez tiene mayor margen de acción para acceder a ellas. ERC se debate entre la necesidad de una actuación coordinada de la dos ramas del independentismo pese a la rivalidad por el liderazgo en Cataluña y sus deseos de no romper las negociaciones con el Gobierno, como pretende JxC. Ha asumido plenamente las reivindicaciones de la autodeterminación y de la amnistía para no quedar descolgada del electorado secesionista, pero pone sobre la mesa otras exigencias menos ideológicas y más pragmáticas, como la condonación de la deuda con el Estado, la financiación autonómica, la reducción del fantasmagórico déficit fiscal, el traspaso de los ferrocarriles de cercanías o la ampliación del aeropuerto del Prat, a las que Sánchez tiene mayor margen de acción para acceder. Si bien los partidos nacionalistas vascos sonse muestran propicios a continuar con su apoyo a Sánchez, la situación no es tan fácil como en la anterior legislatura por la rivalidad de los dos partidos y la celebración de las elecciones autonómicas en Euskadi el próximo año, en las que es probable que Bildu amplíe la ligera ventaja que le ha obtenido sacado al PNV en las elecciones generales. Sobre este partido pende la espada de Damocles de un posible cambio de alianzas, si el PSE decidiera pactar con Bildu como ha hecho el PSN en Navarra. Como ha declarado el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, “la querencia de Sánchez por el pacto más barato ha blanqueado a Bildu y le ha permitopermitido aparentar lo que aun no es, sin dar los pasos que debe dar”. Bildu es para Ortuzar un peligro. “Pueden ponerse una chaqueta de Armani, pero son el mismo partido marxista-leninista de siempre”. Leninista de siempre”. Ortuzar tampoco tiene buena opinión de Sánchez de cuyo Gobierno dice que es un desastre, pero está dispuesto a apoyarlo porque es aun peor la alternativa de un Gobierno de coalición de PP y Vox. Bildu ha sido el primero en expresar su apoyo a Sánchez, aunque le inste a que autorice la celebración de referéndums de autodeterminación en el País Vasco y en Cataluña. Queda por último CC, que está dando muestras de falta de coherencia política al ofrecer su voto al mejor postor, so pretexto de poner por encima de todo los intereses de Canarias. Pese a presidir un Gobierno de coalición con el PP en las Islas Afortunadas, su única diputada, Cristina Valido, ha afirmado que “si depende de nosotros romper una situación de bloqueo, evitar una convocatoria de nuevas elecciones nonos vamos a negar a hablar…y podríamos nuestras condiciones; hablar de Canarias y de los problemas que hay que resolver”. Ha señalado que si cualquiera de lqs dos candidaturas consiguiera sumar los escaños necesarios y dependiera de CC, estarían dispuestos a llegar a un acuerdo puntual para la investidura, de manera bilateral, con el candidato a la misma, lo que, no supondría un acuerdo de legislatura. Su partido no está dispuesto a apoyar a un Gobierno en el que participen partidos de extrema derecha o de extrema izquierda, pero, una vez que haya contribuido a la investidura de uno de los candidatos, éste tendrá la vía expedita para formar el Gobierno que estime conveniente. Si el elegido fuera Feijóo, puede que se integraran o no ministros de Vox; si el elegido fuera Sánchez, no cabe la menor duda de que en su Gobierno participarían ministros de Sumar. Para tentar a los independentistas catalanes, el PSOE ha puesto sobre la mesa negociadora una propuesta de federalismo, como ha sugerido el secretario general del PSE, Endeko Andueza. En realidad es una falacia mas, pues lo que ofrece es una fórmula asimétrica que nada tiene que ver con el verdadero federalismo, que se caracteriza por fijar las competencias del Estado federal y los Estados federados, en las que aquél tiene primacía sobre éstos, y que tanto ellos como sus ciudadanos tienen los mismos derechos. La solución federalista no resulta aceptable para los independentistas porque -como Cataluña y el País Vasco son naciones- se oponen a que se reconozcan a las demás regiones de España los mismos derechos que a ellos. Otra concesión más convincente es la de la quita de la enorme deuda que tiene Cataluña con el Estado por los créditos del FLA. La ministra de Hacienda Montero ha sugerido -y el PSC ya se ha comprometido a apoyarla- la posibilidad de perdonar 70.000 millones de euros de los 99.482 que debe al Estado. Este regalo sería contrario a las normas más elementales de la justicia social y distributiva. La economía más desarrollada ha sido con creces la más beneficiada del maná del Fondo para hacer frente a la exorbitante deuda de la Comunidad, que no podía obtener financiación por sus propios medios al tener su crédito al nivel de la basura. El denostado Estado Español acudía solícito a cubrir la insolvencia de la Generalitat, sin que ni siquiera le dieran las gracias y encima recibiendo las quejas de que el Estado les robaba y les explotaba Una condonación de esta deuda sería profundamente injusta, inmoral y discriminatoria para las demás Comunidades que no se han endeudado o lo han hecho con sus limitados recursos. Las exigencias del Govern son egoístas y atentatorias contra el resto de las Comunidades españolas menos prósperas que la catalana, como se refleja en una de las disposiciones finales del Estatut, que prevé que el Estado deberá invertir en Cataluña una parte equivalente a su PIB. Los mismos que defienden que deben pagar mayores impuestos los que tienen más, mantienen paradójicamente que, en relación con su Comunidad, debe dársele más al que más tiene, y que cuanto más desleales sean en relación con el Estado y el interés general de sus ciudadanos, más deberán recibir en inversiones. Y las Comunidades menos prósperas -Extremadura, Andalucía, Caanarias…- que arreen y monten movimientos separatistas, para obtener por las malas lo que de conformidad con la justicia y la solidaridad interterritorial se merecen. Ya va siendo hora de exigir al liderazgo político y económico catalán un mínimo de decoro. En conclusión, Puigdemont tiene la sartén por el mango y no cabe esperar que se muestre condescendiente, sobre todo cuando su objetivo es que le vaya lo peor posible a España. Es difícil que el Gobierno acepte las exigencias maximalistas del separatismo catalán, aunque Sánchez esté dispuesto a ello con tal de conservar el poder. Como ha observado Nicolás Sartorius, el derecho a la autodeterminación es una reivindicación reaccionaria e involucionista, impropia de partidos o sindicatos de izquierda y, además, está expresamente prohibido por las Constituciones de casi todo el mundo, y lo mismo ocurre con la concesión de una amnistía general. Sánchez cuenta con la complicidad y los conocimientos jurídicos de Cándido Conde-Pumpido para sortear estos obstáculos. El primero a través de la reforma del Estatut, mediante la reintroducción en él de las disposiciones declaradas inconstitucionales por el Tribunal Constitucional en 2010, especialmente las que establecen un poder judicial catalán autónomo. El segundo mediante una interpretación “pro domo” del artículo 62 de la Constitución, que establece que no se pueden autorizar “indultos generales”. No se menciona expresamente en ella la amnistía, pero en una interpretación “bona fides” resulta evidente que este concepto esta incluido en el de indulto general. El genio mefistofélico de Conde-Pumpido podría interpretar que amnistiar a 4.000 delincuentes no es un indulto general, sino solo parcial, y la cohorte “progre” del domesticado TC se apresuraría a avalar semejante interpretación “Cosas veredes, Sancho”. Aunque con Sánchez no quepa dar nada por supuesto, ni excluir ninguna eventualidad, creo que estamos avocados a una repetición de las elecciones, lo que supondría el mal menor. Sería solo un consuelo provisional, dado que no cabe excluir un resultado peor, ya que millones de españoles han avalado a conciencia los nefandos pactos de Sánchez con filoetarras, golpistas y secesionistas, y considerado que la peor tragedia que podría acaecer en España sería la formación de un Gobierno de coalición entre el PP y Vox, falaz relato que han dado por bueno algunos dirigentes bienpensantes de la UE y de sus Estados miembros, que han celebrado con regocijo que Sánchez haya conseguido derrotar al fascismo en España. Como decía “La Codorniz” con su proverbial mordacidad, “que Dios te ampare, imbécil”. Playa de Amposta, 6 de julio de 2023

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