domingo, 20 de mayo de 2012

¡Que no quiero verla!

¡QUE NO QUIERO VERLA! El pasado 5 de Mayo tomaba José Antonio Griñán posesión como Presidente de la Junta de Andalucía, al frente de un Gobierno de coalición de perdedores PSOE-A/IU-CA, que vice-preside el líder de este último partido, Diego Valderas, y en el que 3 de sus 11 consejerías están ocupadas por políticos comunistas. El PP hizo la proeza de ganar, por primera vez, las elecciones autonómicas andaluzas tras 34 años de monopolio socialista, pero su victoria no le permitió acceder al gobierno por no lograr la mayoría absoluta. Le ha pasado como al veterano torero que, tras hacer una admirable faena, falló a la “hora de la verdad” y, en vez de obtener los ansiados trofeos, vio como se devolvía al corral al exhausto morlaco. Ahora tendrá que enfrentarse a un toro resabiado y resentido, que derrota por la izquierda y que será muy difícil de lidiar. Griñán, -que jamás ha logrado ganar unas elecciones- estaba políticamente “sonado” cuando recibió una transferencia sanguínea de urgencia, pero en la sangre transferida había gérmenes patógenos difícilmente asimilables por el debilitado organismo socialista, lo que provocará un rechazo tarde o temprano. Ha seguido el refrán popular andaluz “con la ayuda del vecino mató mi padre un cochino”, pero no sé si es plenamente consciente de la factura que le pasará el dadivoso donante. Ahora nos deparará una legislatura con más de lo mismo, aunque agravada por los condicionamientos de las imposiciones comunistas. Ha formado un Gobierno que está éticamente desprestigiado por el escándalo de los ERE y otros casos de corrupción, políticamente hipotecado por las exigencias de un partido neo-“stalinista”, y económicamente lastrado por la crisis, el endeudamiento y el desempleo. Desprestigio ético del Gobierno andaluz El caso de los falsos ERE es la punta del iceberg de la corrupción generalizada que ha prevalecido en la Junta de Andalucía -Mercasevilla, HYTASA, MATSA, Delphi…-. Ya no se trata sólo de rumores y comentarios, sino de actuaciones judiciales que han llevado a prisión, entre otros, al ex-Consejero de Empleo Antonio Fernández. La juez Mercedes Alaya ha afirmado en un auto que la Junta ideó el “fondo de reptiles” para “institucionalizar la arbitrariedad y la discrecionalidad en la concesión de ayudas públicas, permitir un uso extraordinariamente abusivo en el manejo de los fondos públicos, y poder regalar fraudulentamente ayudas a un extensísimo grupo de personas físicas y jurídicas, cuyos privilegios procedían de ser personas o entidades próximas a los cargos de la Junta de Andalucía y del PSOE andaluz”. Para ello dotó a la Consejería de Empleo de un sistema operativo propio para ilícitamente “evitar los severos controles que la Intervención General de la Junta de Andalucía imponía para las subvenciones”. La juez apunta claramente a Griñán cuado señala que Fernández era perfecto conocedor de las conclusiones de la Intervención, porque su informe “le fue comunicado personalmente en su condición de Consejero de Empleo, junto a titulares de otras Consejerías”.Como ha destacado Javier Carballo, la trama de los ERE no es la chapuza de un día ni la pillería de cuatro golfos, sino un sistema perfectamente planificado por el Gobierno andaluz para tener “manos libres” en el reparto de fondos públicos, en beneficio de determinadas personas y sin ningún control. En su calidad de Consejero de Economía y Hacienda, primero, y de Presidente de la Junta, después, Griñán es -en el mejor de los casos- responsable por omisión de los escándalos de los ERE. La Consejera de Presidencia, Mar Moreno, afirmó, sin sonrojarse, que el fraude de los ERE era un caso del pasado, que en modo alguno afectaba al Gobierno saliente y mucho menos al entrante. Tampoco Griñán ha hecho autocrítica alguna sobre el tema. En su discurso de investidura, -si bien admitió que los votantes del PSOE le habían otorgado su confianza “con el encargo implícito de erradicar este tipo de conductas”- se limitó a decir que la mayoría de los cargos políticos se desvelaban por el interés general. IU-CA –que había hecho de los ERE uno de los temas básicos de su campaña electoral y exigido la creación en el Parlamento de una Comisión de Investigación, vetada hasta 11 veces por el rodillo socialista-, ha vendido su pregonada denuncia del fraude ante notario por el plato de lentejas de su acceso al poder autonómico. Como ha observado Dolores de Cospedal, las ganas de gobernar de IU son superiores a la defensa de su programa. Habrá Comisión por “vergüenza torera”, pero no para investigar quienes fueron los culpables, sino para dar piadosa sepultura al cadáver de los ERE. Hipoteca política y económica de IU-CA PSOE-A e IU-CA sellaron un pacto programático genérico, que podría ser endosado por cualquier partido: economía al servicio de un empleo de calidad, garantías de protección social, nuevo modelo productivo sostenible, defensa de la autonomía y de los planteamientos andaluces en la UE, regeneración democrática, y profundización de la austeridad y la ética. Pero el programa de IU incluye otros compromisos más costosos: Pacto por el Crecimiento Económico -€10.000 durante la legislatura-, Plan de Lucha contra la Pobreza -€15.000 millones-, Pacto por el Empleo -€600 millones en 2012-, salario básico-renta mínima para todos los ciudadanos, creación de una Banca Pública, aumento de los gastos en sanidad, educación y servicios sociales…Todo ello supone un considerable incremento del gasto público cuando Andalucía debe €14.314 millones -9,8% del PIB-, le vencen €1.078 millones este año y 1.941 millones en 2013, y tiene que bajar en un año la tasa de endeudamiento del 3.2 al 1.5%, para lo que requerirá un ajuste de €2.540 millones. ¿Quién va a prestar ese dinero a una Comunidad endeudada hasta las cejas y calificada a la vera del bono-basura?. Griñán se ha opuesto a la Ley de Estabilidad Presupuestaria y anunciado que recurrirá ante el Tribunal Constitucional los recortes en sanidad y educación acordados por el Gobierno central. Valderas ha dicho que IU-CA no ha entrado en la Junta para “hacer ajustes”, prometido resistir los recortes establecidos por el Gobierno de la Nación, y abogado por “la lucha en la calle”.contra los mismos. En esa Arcadia feliz e inconsciente que es Andalucía, con un récord de 1.248.500 parados -33.17% de su población y 31.23% del total de España- y que ofrece su modelo laboral al resto de la nación como ejemplo a seguir, IU ha forzado a Griñán a que no aplique la reforma laboral en el sector público. Con poco más del 11% de los votos obtenidos, IU-CA ha logrado la vicepresidencia de la Junta y el 27% de sus Consejerías: Gobernación, Fomento y Turismo. Valderas ha impuesto además la “transversalidad”, con la presencia de comisarios políticos en las demás Consejerías para controlarlas.Ya lo hizo con éxito en la alcaldía de Sevilla en la coalición dirigida por Monteseirín, en la que el concejal comunista Torrijos rigió a su antojo el municipio. El modelo tripartito catalán no es lo que más conviene a Andalucía. Griñán pronunció un discurso de investidura más de líder de la oposición a Rajoy, que de Presidente de la Junta. La confrontación con el Gobierno central está, pues, servida al erigirse Andalucía en baluarte contra el pacto de estabilidad y las reformas indispensables a nivel nacional.Esta insumisión institucional acrecentará la desconfianza de la UE, del BCE, del FMI y, sobre todo, de los mercados. No es cuestión de ponerse melodramático, pero no puedo menos que expresar mi frustración parafraseando el poema “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” del gran Federico García Lorca: “¡Que no quiero verla!. Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Andalucía sobre la arena.… ¡No me digáis que la vea!. No quiero sentir el chorro, cada vez con menos fuerza!”.

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