jueves, 5 de diciembre de 2024
La prodigiosa levitación de Delcy sobre territorio español
LA PRODIGIOSA LEVITACIÓN DE DELCY SOBRE TERRITORIO ESPAÑOL
Las sonadas declaraciones del empresario y comisionista Víctor de Aldama ha traído a nuestro recuerdo la surrealista y grotesca “no visita” a España de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, el 20 de octubre de 2020, sobre la que tanto el presidente Pedro Sánchez como varios miembros de su Gobierno dieron 12 versiones distintas, todas ellas falsas. La información suministrada por Aldama, testigo de excepción de los hechos, junto con las averiguaciones realizadas por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), han arrojado chorros de luz sobre el evento -que el Gobierno ha tratado de ocultar por todos los medios o de explicar de forma incoherente-, pero aún quedan bastantes zonas oscuras por aclarar en esta farsa.
Antecedentes de la expedición Delcy
El 13 de noviembre de 2017, el Consejo Europeo adoptó la decisión PESC 2017/2074 relativa a las medidas restrictivas por la situación en Venezuela, en la que se estableció que los Estados miembros de la Unión Europea (UE) adoptarían las medidas necesarias para impedir que entraran en su territorio o transitaran por él “las personas físicas responsables de violaciones o abusos de los derechos humanos o de la represión de la sociedad civil y de la oposición democrática en Venezuela” o “cuya actuación política o actividades menoscaben de otro modo la democracia o el Estado de Derecho”. En la decisión PESC 2018/901, de 25 de junio de 2018, se incluyó un anejo en el que se mencionaban “nominatim” los altos cargos venezolanos a los que se aplicaba la disposición, entre los que figuraba Delcy Eloína Rodríguez, porque -en su época de presidenta de la Asamblea Constituyente ilegítima- había menoscabado la democracia y violado los derechos humanos, en especial ‘mediante la usurpación de las competencias de la Asamblea Nacional y su autorización para atacar a la oposición e impedirle su participación en el proceso político”. Rodríguez era la sazón uno de los personajes más siniestros e influyentes en la Corte de los milagros de Maduro, partidaria de la línea dura. Muestra de su sectarismo fue su negativa a aceptar la ayuda humanitaria enviada por los países occidentales para paliar la hambruna de la población venezolana, so pretexto de que había sido envenenada por los capitalistas para provocarle daños cancerígenos.
En las elecciones presidenciales celebradas en mayo de 2018, el Gobierno cometió toda clase de irregularidades y arbitrariedades, pero el Consejo Electoral Nacional proclamó de forma injustificada vencedor en las mismas a Nicolás Maduro, al que reconoció haber recibido el 67.84% de los votos. El alto comisario de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos describió en un informe la gravedad de las violaciones de los derechos humanos cometidas en Venezuela, la erosión del Estado de derecho y el desmantelamiento de las instituciones democráticas. Los observadores internacionales de la ONU, de la Organización de Estados Americanos y de la UE consideraron fraudulentos los resultados. El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, declaró la ilegitimidad de la continuidad de Maduro en el poder y, a principios de enero de 2019, se proclamó ” presidente encargado”. El Parlamento Europeo reconoció a Guaidó. y el Gobierno español y la Comisión Europea dieron un ultimátum a Maduro para que convocara en el menor plazo posible unas elecciones libres y democráticas, con garantías y sin exclusiones, y.-ante la negativa de éste-, reconocieron a Guaidó. El presidente venezolano reaccionó diciendo que el cobarde Gobierno español había tomado una decisión nefasta y amenazó con represalias a las empresas españolas que operaban en el país. En este ambiente turbulento se produce la visita de Delcy a Madrid a “por atún y a ver al duque”, para intentar convencer al Gobierno español de que cambiara de actitud y reconociera la legitimidad de la reelección de Maduro, y ultimar algunos negocios con su socio Aldama.
En esos días se acusó a la vicepresidente venezolana de haber provocado un incidente internacional al viajar a España, siendo consciente de que tenía prohibido entrar en su territorio. Aumentó la confusión la afirmación de la periodista venezolana Yvelise Pacheco de que había sido invitada por el vicepresidente Pablo Iglesias, para contrarrestar la presencia de Guaidó, que esos días visitaba Europa, incluida España. Bien al contrario, la UCO ha descubierto que Delcy fue invitada a visitar España por el entonces todopoderoso ministro de Transportes y Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, con la venia de Sánchez. Ábalos le había mandado un correo en el que sugería invitar a Delcy para tratar de solucionar los problemas de algunas empresas españolas y Sánchez le contestó con un lacónico “Bien”. El ministro envió a Delcy una carta de invitación redactada por su “colaborador” Aldama, que estaba a partir un piñón con la vicepresidenta, con la que compartía turbios negocios. Éste se encargó de organizar la visita, para los que alquiló por varios días un palacete en la calle Oquendo, que fue debidamente chequeado por la policía y por el CNI. Programó reuniones con varios ministros y una gran cena a la que deberían asistir Sánchez, las vicepresidentas Montero y Ribera, y los ministros Ábalos, Grande-Marlaska, Robles e Illa. Así pues, del presidente abajo, todo el Gobierno estaba al tanto de la visita de Delcy, pese a lo cual todos ellos manifestaron no saber nada sobre la misma.
Aterrizaje de Delcy Rodríguez en Barajas y negación de la evidencia
Delcy era consciente de que le estaba prohibido sobrevolar el territorio de países que formaban parte de espacio Schengen, como España, y mucho menos poner sus pies en ellos. El avión de línea no regular que la transportaba puso rumbo a Madrid y solicitó y obtuvo la autorización de las autoridades españolas competentes para el sobrevuelo y el aterrizaje en Barajas, a diferencia de lo que hizo Portugal que -cumpliendo con las decisiones de la UE- negó su autorización para el sobrevuelo de su espacio aéreo y la aeronave tuvo que entrar en España a través del espacio aéreo marroquí. La esperaban a pie de avión Ábalos, su hombre de confianza Koldo García y el omnipresente Aldama, quién subió con el ministro al avión. En ese momento se puso de manifiesto uno de las muchos puntos sin esclarecer que surgieron con motivo de la mini-visita. Delcy había sido invitada oficialmente por el ministro Ábalos, pese a saber que le estaba prohibido pisar territorio Schengen, por lo que inició el viaje sin pensar que surgieran obstáculos.
¿Quién decidió que no pudiera bajar del avión porque tenía prohibida la entrada en España? Entre otras mentiras, Sánchez dijo que no sabía nada sobre la llegada de Delcy y que su Gobierno había actuado correctamente pues, cuando constató que tenía prohibida la entrada en el espacio Schengen, canceló la visita (¿?). Por muchos incompetentes que hubiera en el Gobierno español, ¿no había nadie en Presidencia de Gobierno o en los Ministerios de Asuntos Exteriores, Interior o Transportes que advirtiera que desde hacía más de un año la vicepresidenta venezolana tenía prohibido acceso a territorio Schengen? En una de sus muchas declaraciones falsas, Ábalos dijo que, cuando estaba en el aeropuerto para recibir al ministro venezolano de Turismo, Félix Plasencia, le telefoneó Marlaska para informarle de que la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González, había recibido una comunicación de la embajada de Venezuela, en la que indicaba que Rodríguez viajaba en un avión que ya había salido de Maiquetía y le pidió que -ya que estaba en Barajas- procurara que la intrusa no bajara del avión. En otra versión, Ábalos manifestó que el ministro venezolano, le había comentado que había coincidido en el avión con la vicepresidenta venezolana y le sugirió que fuera a saludarla y él, que era un caballero español, había acudido a rendirle pleitesía y hablar con ella durante unos minutos.
Según ha afirmado recientemente Aldama, testigo presencial del evento, había acompañado a Barajas a Ábalos y a su hombre de confianza, Koldo García, para recibir a la vicepresidenta invitada por el ministro de Transportes en nombre del Gobierno. Abalos y Aldama subieron al avión, donde encontraron a una Delcy indignada y con razón. Les dijo que bajo ningún concepto iba a aceptar que la detuvieran y pidió que llamaran a Sánchez para que solucionara el problema. Así lo hizo Ábalos y Sánchez le autorizó a que diera garantías a Delcy de que podría bajar a la terminal del aeropuerto y permanecer en él hasta que lo abandonara con destino a un país que no fuera parte de Schengen. En consecuencia, el trío calavera formado por Ábalos, Koldo y Aldama escoltaron a Delcy y a su un voluminoso equipaje desde la terminal 2 a la 4, sin necesidad de pasar los controles policiales y aduaneros. En la sala VIP, la vicepresidenta y el ministro pudieron hablar largo y tendido de sus cosas, y éste ordenó a los policías que no la molestaran y le dieran facilidades para emprender el vuelo hacia Doha a primera hora del día siguiente.
Sánchez elogió en el Congreso la labor patriótica de Ábalos, que evitó con su intervención que se produjera un incidente diplomático, y la ministra de Asuntos Exteriores afirmó que su colega de Transportes había actuado de la manera menos nociva para relaciones entre España y Venezuela y respetado la legalidad internacional. Aldama dijo en su declaración que Delcy había podido desembarcar y circular por los pasillos del aeropuerto gracias a que el ministro del Interior había ordenado al comisario responsable de Barajas que creara dentro del mismo un espacio ajeno a Schengen (¿?). La explicación no es muy acertada, porque el empresario no es un experto en Derecho Internacional. En realidad, el pretexto que encontró el Gobierno para blanquear la ilegal entrada de Delcy en territorio español, era que nunca había hollado territorio Schengen porque la parte internacional del aeropuerto no era territorio español, como afirmó Marlaska, y lo peor fue que semejante disparate sería avalado por un juez.
¿Forma el aeropuerto de Barajas parte del territorio español?
Vox, el PP y el Partido Laócrata presentaron una querella contra Ábalos y varios funcionarios del aeropuerto por los presuntos delitos de desobediencia, prevaricación, omisión en la persecución de delitos y usurpación de atribuciones, por permitir la entrada y estancia durante varias horas en el aeropuerto de Delcy Rodríguez, a la que el Consejo Europeo había prohibido la entrada en el espacio aéreo o el territorio terrestre de los países que formaban parte del espacio Schengen. El 11 de noviembre de 2020, el titular del Juzgado de Instrucción n° 31 de Madrid, Antonio Serrano Arnal, dictó un auto por el que sobreseyó el caso, por estimar que no se había cometido ningún delito, dado que las zonas de tránsito del aeropuerto no eran territorio español. El juez y el fiscal habían estimado que las zonas de tránsito internacional de un aeropuerto más allá de los controles policiales y aduaneros eran “terra nullius”, zonas extraterritoriales que escapaban a la competencia del Estado en las que estaban ubicadas.
Como ha observado el profesor Francisco Jiménez, no hay ”terra nullius” dentro de un aeropuerto internacional, por lo que Barajas no cuenta con un espacio internacionalizado sustraído a la soberanía española.. Cuestión distinta es que los viajeros no pasaran los controles policiales, migratorios, aduaneros o sanitarios. No hay ninguna parte de un aeropuerto, delante o detrás del control policial de fronteras, que no forme parte del territorio español o que goce de un régimen de extraterritorialidad. El que Delcy no pasara los controles policiales por gentileza de Ábalos y pudiera recorrer los kilómetros que separaban la terminal 2 de la 4, no le impidieron pisar territorio español y saltarse a la torera la prohibición del Consejo Europeo, con la connivencia del Gobierno español. El juez y el fiscal ignoraron no solo el Derecho Internacional y el Derecho interno, sino también la jurisprudencia patria, pues el Tribunal Constitucional afirmó en 1996 que, tanto el espacio aéreo como los aeropuertos, estaban sometidos a la soberanía española, y los funcionarios del servicio de control de fronteras actuaban en el ejercicio de las potestades públicas inherentes a la soberanía plena y exclusiva del Estado sobre los mismos. Delcy levitó sobre kilómetros de pasillos aeroportuarios como una Santa Teresa laica y pasó por una parte del territorio español sin tocarlo ni mancharlo, gracias a la gentil colaboración de los mosqueteros Ábalos, Koldo y Aldama. Los tres podrán explayarse ante el Tribunal Supremo donde han sido citados a declarar, si bien Koldo ya manifestó a los medios de comunicación que de lo que ocurrió en Barajas ese día no hablaría ni muerto.
Relaciones de España con Venezuela
La no-visita de Delcy coincidió en el espacio y en el tiempo con la visita a Madrid del “presidente encargado” Guaidó, y no sé si el cordial intercambio de opiniones en Barajas entre la vicepresidenta y el superministro tuvo como efecto colateral que el Gobierno reblandeciera su posición respecto al régimen de Maduro. Pese a haber reconocido su “status”, Sánchez se negó a recibir a Guaidó, como hicieron Merkel, Macron, Johnson o Borrell., y le dio plantón. Lo recibió Arancha González de forma bastante fría en la Casa de América. Desde entonces, se fue debilitando la relación con la oposición y se produjo un acercamiento al Gobierno de Maduro, bajo los auspicios de su embajador en la sombra, José Luis Rodríguez Zapatero.
En las elecciones de 2024 ha vuelto a producirse la situación de abuso de poder de forma aún más acusada. El Tribunal Supremo impidió la presentación a las elecciones presidenciales de Corina Machado, que había ganado las primarias de forma destacada, y de su sustituta Corina Yoris. Los partidos de la oposición -que habían conseguido formar una plataforma unida- tuvieron que improvisar a última hora la selección como candidato del embajador jubilado Edmundo González. Pese a las arbitrariedades del Gobierno de Maduro -manipulación de los registros electorales, restricción de la participación de electores, abuso de los medios de comunicación, detenciones arbitrarias de candidatos, rechazo a la presencia de observadores imparciales-, la participación fue muy elevada y González venció a Maduro por una amplia mayoría del 67% frente al 33%, pero el Consejo Nacional Electoral dio por vencedor a Maduro con 51.2% de los votos, aunque no haya presentado las actas electorales, mientras que la oposición ha presentado hasta un 81.7% de las mismas, que mostraban la arrolladora victoria de González. Pese a las peticiones de la gran mayoría de los países -incluidos algunos de sus aliados, como Brasil y Colombia- el Consejo y el Gobierno se han negado a mostrar acta alguna, y Maduro inició una despiadada campaña de represión y ha realizado más de 2.000 detenciones arbitrarias para sembrar el pánico y provocar el exilio de los políticos de la oposición. González tuvo que refugiarse en España y Machado entrar en la clandestinidad.
Sánchez ha adoptado una posición de equidistancia que resulta inaceptable, porque no cabe ser equidistante entre la democracia y la dictadura, entre los ganadores y los perdedores. O ha ganado Maduro, cosa que no ha podido probar, o ha ganado González, como se ha puesto de manifiesto en las actas que ha hecho públicas la oposición. Pese a que el Congreso y el Senado de España pidieron al Gobierno que reconociera a González como ganador en las elecciones, el PSOE se opuso y tuvo la desfachatez de pedir a las Cortes que reconocieran la gran labor de mediación que estaba realizando ZP en Venezuela para liberar a presos políticos y tender puentes entre el Gobierno y la oposición. El Gobierno español además ha tenido una lamentable y vergonzosa actuación para facilitar el exilio de González a través de su Embajada en Caracas. Tras expedir la Fiscalía General una orden de detención, González se refugió en la residencia de embajador de Países Bajos y más tarde en la de España. Allí se presentaron, a iniciativa de ZP, los hermanos Rodríguez, que anduvieron por la residencia como Pedro por su Moncloa. Chantajearon a González, en presencia del embajador español, Ramón Santos, y le obligaron a firmar un documento en el que reconocía la victoria de Maduro. La sombra de Delcy sigue siendo alargada.
En estos críticos momentos, el Gobierno ha destituido a Santos y nombrado de forma sorprendente embajador en Caracas a Álvaro Enrique Albacete, un secretario de embajada que ingresó en la carrera en 2010, que no ha ostentado ningún puesto diplomático o consular fuera de España y que carece de experiencia alguna sobre Iberoamérica. Ha sido director adjunto del Gabinete del ministro de Asuntos Exteriores (2010-2011), director adjunto del Centro Sefarad y responsable de las relaciones de España con las Organizaciones y Comunidades Judías (2011-2014), director adjunto del Centro Internacional Interreligioso y de Diálogo Cultural en Viena (2014-2021), secretario general adjunto de la Unión por el Mediterráneo (2022-2023) y jefe de gabinete del ministro de Cultura y compañero de promoción, Ernest Urtasun (2023-2024). Albacete ha batido todos los records diplomáticos al conseguir en su primer puesto en el extranjero la embajada en Venezuela, curiosamente coincidiendo con la condena del que fue embajador de ZP, Raúl Morodo, por recibir mordidas de Petróleos de Venezuela. El ministro Albares ha pretendido justificar su injustificable nombramiento -en el que Albacete ha superado a medio escalafón en un salto que ni Armand Duplantis-, afirmando que se trataba de un embajador de enorme experiencia en escenarios multilaterales y bilaterales, tanto en el exterior como en España. Como cabe apreciar por su biografía, tiene cero experiencia en Iberoamérica. Según “El Mundo”, el Gobierno ha recurrido a la diplomacia para mantener las relaciones con el chavismo y escogido a un embajador a la medida de Maduro por su cercanía a ZP, y ha permitido a sus socios de Sumar materializar el sueño húmedo de Pablo Iglesias y demás podemitas pata negra de lograr la guinda en la tarta bolivariana.
El Parlamento Europeo y países como Estados Unidos, Italia, Argentina y Ecuador han reconocido la victoria de González, pero Sánchez se niega a hacerlo. El momento decisivo se acerca porque el 10 de enero deberá producirse la toma de posesión el presidente de la República. Maduro está determinado a ser ungido como tal, a pesar de haber sido ampliamente derrotado en las urnas, y está recurriendo al uso de la fuerza para conseguirlo. González también se muestra dispuesto a regresar a Caracas para ser investido presidente, pese al riesgo de ser detenido y encarcelado por el sátrapa caribeño. La Comunidad Internacional no puede lavarse las manos como hizo en 2019 y debe presionar al máximo para que Maduro acepte su derrota y permita la investidura del presidente que ganó las elecciones y el regreso a un régimen democrático.
Conclusiones
Volviendo al tema de Delcy, las muchas incógnitas acerca de su revoloteo sobre Barajas podrían ser desveladas si Aldama ampliara ante el Tribunal Supremo información sobre lo que ocurrió aquel misterioso día o Ábalos decidiera contar alguna verdad sobre el caso. Según Joaquín Manso, con la recepción de Delcy, el Gobierno sometió a subasta espuria la posición del Estado hacia Venezuela, como demostró Sánchez al negarse a recibir a Guaidó dos días después de la no-visita de Delcy, y hace ahora al no reconocer a González como presidente electo de la Republica.
Sigue habiendo muchos puntos obscuro s sobre la presencia de Delcy en Madrid acerca de la que Sánchez y todo su Gobierno han mentido a discreción, incluso en sede parlamentaria, y se han negado a dar una explicación plausible de lo ocurrido. ¿Por qué se invitó oficialmente España a la vicepresidenta venezolana cuando tenía prohibida su entrada en territorio Schengen? ¿quién dio la orden de que se prohibiera a Delcy bajar del avión? ¿qué contenían las numerosas maletas que portaba la vicepresidenta? ¿dónde fue a parar su contenido? ¿por qué no se han publicado las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del aeropuerto? ¿qué hacías Aldama en la pista de la terminal 2 y en qué concepto acompañó a Ábalos al interior del avión?....
Creo que alguien debería dar respuesta a estas y otras preguntas sobre un suceso en el que podrían haberse cometido diversos delitos. En su investigación sobre el caso Koldo/Ábalos, el Tribunal Supremo debería investigar el “Delcygate”, quizás abriendo una pieza separada sobre el caso para no complicar aún más la compleja situación. Los ciudadanos españoles merecen una explicación.
Madrid; 4 de diciembre de 2024
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