sábado, 14 de octubre de 2023

Condena sin paliativos del ataque terrorista de Hamas a Israel, pero...

CONDENA SIN PALIATIVOS DEL ATAQUE TERRORISTA DE HAMAS A ISRAEL, PERO… El 7 de octubre de 2023, en el 50 aniversario de la guerra Yon Kipur, se ha producido uno de los crímenes de lesa humanidad más execrables desde el Holocausto, con los ataques terroristas realizados desde Gaza contra Israel por el grupo palestino Hamas, que ha producido una masacre de más de 1.200 israelitas, incluidos ancianos, mujeres, niños y bebés. Los terroristas atacaron por tierra, mar y aire, en una operación sincronizada al milímetro, con material bélico moderno y sofisticado, facilitado por Irán. Al mismo tiempo que sus comandos invadían el país vecino, lanzaron -desde sus bases en tierra, lanchas neumáticas y drones- misiles sobre todo Israel, incluidas Jerusalén y Tel Aviv. Semejante operación ha sido cuidadosamente preparada durante meses y es incomprensible cómo uno de los servicios de inteligencia más eficaces del mundo -como es el Mossad, con espías infiltrados en toda Palestina- no haya sido capaz de detectar la preparación y realización del citado ataque. Resulta asimismo incomprensible que la Fuerzas Armadas más poderosas de Oriente Medio y que se encuentran en permanente estado de alarma, se hayan visto sorprendidas por segunda vez con la guardia baja y hayan sufrido una impresionante humillación. Los atacantes desactivaron las alarmas y los medios de vigilancia en la frontera, rompieron el impresionante muro defensivo y entraron en territorio israelíta con todo tipo de vehículos, asaltando por sorpresa pueblos, kibutzs, una base militar y un festival de música electrónica en el que participaban cientos de jóvenes. Entraron casa por casa y dispararon contra sus habitantes, asesinaron a ancianos y decapitaron bebés, violaron mujeres, tirotearon a los vehículos y a las personas que huían despavoridas, secuestraron a cientos de personas y se las llevaron como rehenes, y cometieron todo tipo de atrocidades en una orgía de sangre. Y no satisfechos con esa exaltación de odio, se ensañaron con los cadáveres, desnudaron y humillaron a las jóvenes, y filmaron vídeos que recogían sus actos criminales y los distribuyeron por las redes sociales con el fin de intimidar a la población israelita con el terror. Las escenas eran horripilantes. En uno de los vídeos, se podía ver a una joven semidesnuda, arrojada en la baca de una camioneta, en una postura antinatural, y pisoteada por los gloriosos “gudaris”. El trofeo era exhibido por las calles gazatíes en medio de gritos de “Allah Akbaru” –“Alá es grande”-y entre los escupitajos de los chavales que contemplaban el espectáculo. No voy a explayarme más en este tema pues cualquiera puede ver estas repugnantes imágenes, que nos traen a la mente las atrocidades de los ”progroms” y de los los campos de concentración nazis. Reacciones ante la agresión terrorista de Hamas Tras reponerse del pasmo causado por la audacia y efectividad de la banda terrorista y del clamoroso fracaso defensivo de su Ejército, el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha reaccionado como era de temer. El presidente describió el ataque como “el 11-S de Israel”, afirmó que se encaminaban hacia una guerra larga y agotadora, y decidió destruir por completo toda la infraestructura gubernamental y militar de Hamas en Gaza. Israel está enviando cada día bombas y misiles sobre todo el territorio vecino y destruyendo infraestructuras y viviendas, en una ofensiva sin limitaciones, que llevará probablemente a la invasión y ocupación de la franja. Ha cortado el suministro de agua de energía y de combustible – lo que ha provocado el cierre de la única central eléctrica de la franja-, y sellado la frontera para impedir el paso de vehículos que transporten alimentos o cualquier otro tipo de ayuda. Se trata de una represalias sin precedentes por una agresión sin precedentes. Netanyahu ha declarado el estado emergencia y movilizado a 300.000 reservistas. Ha acordado con el líder de la oposición Beny Gantz -ex-jefe del Estado Mayor del Ejército- la formación de un Gobierno de unidad nacional, que centrará sus esfuerzos en la conducción de la guerra, y se ha suspendido la tramitación de la controvertida ley que pretendía el control de la justicia por el Ejecutivo, esperemos que “sine die”. Ha dado un ultimátum al más de un millón de habitantes del norte de Gaza para que abandonen la zona en un plazo de 24 horas, en medio de un caos de bombas. Estados Unidos ha expresado su apoyo incondicional a Israel tras, la ”ola de atrocidades enfermizas” cometidas por los terroristas, y respaldado su derecho a la defensa. Biden ha manifestado su disposición a facilitar los recursos necesarios y enviado a la zona la joya de la Armada norteamericana, el portaaviones “Gerard R. Ford”. El secretario de Estado, Antony Blinken, ha viajado al país para mostrarle su solidaridad. En la UE, el comisario de Ampliación, Oliverr Varhelyl, anunció la suspensión de toda la ayuda a Palestina para que no cayera en manos terroristas y von der Leyen lo tuvo que desmentir. Como observó Josep Borrell, Hamas era una organización terrorista; pero la Autoridad Nacional Palestina no lo era y la Unión colaboraba con ella. No todos los palestinos eran terroristas, por lo que un castigo colectivo sería injusto. Las víctimas aumentaban en Gaza y la situación humanitaria era crítica, “así que tenemos que dar más apoyo, no menos”. Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión decidieron condenar la barbarie cometida contra civiles desarmados, familias y niños, respaldar el derecho de Israel a defenderse, y mantener la ayuda a Palestina. Von der Leyen también ha visitado Israel y Borrell ha pedido a Israel que facilite corredores humanitarios para permitir que pueda llegar la ayuda, y a Egipto que abra el paso fronterizo de Rafah, para que puedan salir los gazaties expulsados. El presidente de la Autoridad Palestina, Abu Mazen, ha expresado su rechazo a las prácticas de matar a civiles o abusar de ellos en ambos lados, pero la mayoría de los Estados árabes se han abstenido de condenar las matanzas y han expresado su apoyo al pueblo palestino. Ha sido significativo el comentario de la reina Rania de Jordania -palestina de origen-, que ha preguntado si no era autodefensa estar frente a unas fuerzas de ocupación. A esta pregunta ha contestado el profesor David Jiménez Torres con otra pregunta: ¿”Qué tiene de autodefensa la masacre de familias enteras en sus casas o el ametrallamiento de los asistentes a una fiesta en el desierto? Es evidente que Hamas no ha seguido una lógica militar, sino exterminadora”. Para Rafa Latorre, lo que ocurre con Hamas -y es algo que debería hacer reflexionar a quienes enmascaran sus violaciones, secuestros y asesinatos en una lucha legítima contra la ocupación- es que, no solo antepone la destrucción de Israel a la supervivencia del pueblo palestino, sino que supedita la vida de cada uno de los palestinos a la destrucción de Israel. Irán -considerada como la inspiradora de los ataques- ha manifestado que no ha intervenido para nada en la operación, aunque haya mostrado su satisfacción por el éxito de la misma. Aunque en Estados Unidos se diga que no tienen hasta ahora constancia de una intervención iraní, cabe preguntarse ¿Qui prodest? Impulsadas por la “Doctrina Abraham”, están muy avanzadas las negociaciones para que se establezcan relaciones diplomáticas entre Israel y Arabia Saudita -campeón del sunismo-, y el principal interesado en que fracasen dichas negociaciones es su rival por la hegemonía en Oriente Medio, Irán -campeón del chiismo-. Hamas y Hizbollah son las dos patas del expansionismo persa en la región, y un portavoz de aquél ha admitido la ayuda de Irán para el ataque sorpresa, que no podría haber sido preparado y realizado sin la cobertura técnica, militar y financiera de los ayatolahs. En la Conferencia de la Liga Árabe celebrada en Jartum en 1967, se adoptó la resolución de los tres noes: no a la paz con Israel, no a su reconocimiento y no a las de negociaciones con él. Rompieron este consenso Egipto en 1978, Jordania en 1993 ,y Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Sudán y Marruecos en 2020. Como estaban a punto de culminar las negociaciones con Arabia Saudita y otros países del Golfo, Irán ha hecho todo lo posible para que fracasen, y Hamas ha sido su instrumento. Tras los bombardeos de represalia y la previsible invasión israelita de Gaza, la normalización de las relaciones de Israel con otros países árabes ha saltado por los aires. Hitzbollah ya ha asomado la patita al iniciar el cañoneo a la parte norte de Israel desde el Líbano y -si hasta ahora se ha tratado de un intercambio moderado de cañonazos- ha enviado un aviso a navegantes de que, si la guerra se generalizara e Irán así lo decidiera, las bien entrenadas y pertrechadas milicias de Hitzbollah podrían abrir otro frente, lo que colocaría a Israel en una posición delicada al verse entre dos fuegos. ¿Cuál es la posición de España? No es tan fácil de precisarla, debido a que tenemos un Gobierno bifronte, cuyos dos componentes discrepan abiertamente sobre la política exterior a seguir. Sánchez ha apoyado sin entusiasmo la posición mantenida por la UE y condenado la agresión de Hamás a Israel, pero no ha mencionado su derecho a defenderse frente a ella. Es significativo que el presidente no se haya unido al comunicado conjunto firmado por Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Italia, pese a ser el presidente en ejercicio del Consejo Europeo. Armengol se ha negado a que el Congreso adoptara una resolución institucional de condena del terrorismo de Hamás. Su socio de Sumar y sus aliados preferentes de ERC y de Bildu han adoptado una posición discrepante, ya que han expresado su apoyo al pueblo palestino y el derecho de los pueblos ocupados a defenderse. La vicepresidenta Yolanda Díaz se desmarcó de la posición de su Gobierno y el eurodiputado Manu Pineda -acusado por el Grupo Wiesenthal de ser el portavoz de Hamas en el Parlamento Europeo- ha mantenido que todos los pueblos ocupados tienen el derecho y el deber de defenderse. Más Madrid se ha negado a sumarse al acto institucional en el que el Ayuntamiento de Madrid condenó los ataques terroristas a Israel. Ante el aluvión de críticas recibidas, Sumar ha tenido que plegar velas y el portavoz Urtasun ha manifestado que atacar civiles es una violación de los Conveníos de Ginebra, al tiempo que denunciaba la hipocresía de quienes condenaban estos ataques pero callaban frente a los crímenes que sistemáticamente comete Israel. Díaz ha pedido al Gobierno israelita que ponga fin a la ocupación de Gaza, para que su pueblo pueda vivir con dignidad y la vicealcaldeesa de Jerusalén, Fleur Hassan-Nahoun, le ha contestado y la ha llamado ignorante, porque difícilmente podía desocupar su Gobierno un territorio del que se había retirado en 2005, momento a partir del cual, Hamas empezó a enviar misiles contra Israel. La hija del que fue alcalde de Gibraltar ha ocultado, sin embargo, que la Organización integrista ganó democráticamente las elecciones en la franja y que Israel había decidido bloquear el territorio, por lo que sus líderes se quejaron con razón por el hecho inaudito de que fueran castigados por haber ganado limpiamente unas elecciones. Enrique Santiago y otros líderes del pluripartido se han negado a calificar los ataques de actos terroristas, y José Manuel Albares ha tenido que salir a la palestra para decir que evidentemente lo eran. Igual opinión ha expresado el PP a través de su portavoz Borja Semper, quien arremetió contra Sumar por justificar el ataque y proyectar la imagen nefasta de un Gobierno dividido en la condena. El presidente del Senado, Pedro Rollán, lo ha calificado de “sin razón y brutalidad”, y afirmado que no se podía mirar para otro lado, por lo que está preparando una declaración institucional de condena por parte de la Cámara Alta. Corresponsabilidad de Israel en la situación en que se encuentra Palestina Hay un gran” pero” en la conducta de Israel con respecto a Palestina. Antonio Lucas ha descrito el ataque de Hamás como “la respuestas sicaria contra los excesos sicarios de Israel en los territorios palestinos; el partido de vuelta de medio siglo de humillaciones, de confinamientos, de crímenes selectivos, aceptados y silenciados”. No comparto esta identificación de los atentados terroristas de Hamas y las represalias del Estado de Israel, que podría cometer un crimen si su respuesta no fuera proporcionada. El secretario de Estado del Vaticano, Piero Parolini, ha recordado a Israel que la legítima defensa debe respetar la proporcionalidad. Es obvio que Israel tiene derecho a defenderse y responder a los ataques, pero el problema es que hace una interpretación maximalista de la bíblica Ley de Talión, en la que un diente se convierte en la dentadura y un ojo en toda la cara. Aunque la banda no tenga la mínima justificación para su horrenda actuación criminal, es justo reconocer que el Gobierno de Israel tiene un alto grado de responsabilidad en que se haya llegado en Palestina a la situación actual. Como ha observado Latorre, Israel es un Estado que ha vivido desde su fundación en trance existencial y Hamas, lejos de encarnar el derecho a la resistencia de un pueblo oprimido, es la vanguardia de una nación con pretensiones genocidas. El terrorismo -que fue practicado por los padres de la patria hebrea, colmo Menahem Begin- es el peor de los métodos. Israel ha incumplido desde su inicio como Estado las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. La 182(1947) decidió la partición del antiguo mandato británico de Palestina y el establecimiento del Estado de Israel. Tras las guerras de 1948 y 1987 -que acabaron con la derrota de los países árabes y la ocupación por parte de Israel de Cisjordania, la orilla occidental del Jordán, los altos de Golán y Gaza-, el Consejo exigió, en su resolución 232(1967), la implantación en Palestina de una paz justa duradera, que implicaba la retirada israelí de los territorios ocupados y el reconocimiento de la soberanía, la integridad territorial y independencia política de todos los Estados de la guión, y su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas. Esta resolución fue rechazada por ambos contendientes y -después de la guerra de Yom Kipur (1973) y de la invasión de Líbano por Israel (1982), continuaron los enfrentamientos y la situación se deterioró a partir de 1987 con el lanzamiento de la primera Intifada, y la Comunidad internacional estimó que había llegado el momento de iniciar unas negociaciones para solucionar el conflicto palestino. España jugó un papel protagonista cuando en 1991 se celebró en Madrid la Conferencia de Paz en Oriente Medio, en la que se inició por primera vez un diálogo directo entre árabes e israelitas sobre el Estatuto de Palestina. Roto el hielo de la desconfianza, se celebraron negociaciones secretas en Oslo, que se plasmaron en 1993 en el un Acuerdo, firmado por Isaac Rabin y Yasser Arafat, y se adoptó una declaración de principio de “intercambio de paz por territorios”. La OLP reconoció el derecho del Estado de Israel a vivir en paz y libertad, y éste aceptó a la Organización como representante legítima del pueblo palestino -tras su renuncia al terrorismo-, y a la Autoridad Nacional Palestina como el embrión de un futuro Estado en Jericó y Gaza, que amplió en 1994 al resto de Cisjordania -Acuerdo de Oslo-2, lo que permitió la instalación en Ramallah de ANC y la retirada de las tropas israelíes de las principales piudades de la región. Fui testigo presencial de esta situación cuando, en la Navidad de 1995, visité Palestina con toda mi familia. Los Acuerdos de Oslo empezaban a surtir sus efectos benéficos y Arafat comenzó a crear la estructura de la Autoridad. Reinaba un ambiente distendido, que permitía cruzar las fronteras y los controles ningún problema. Participamos en Belén en la Misa del Gallo- a la que también asistió el líder palestino y su esposa cristiana Suha- y se respiraba un ambiente propicio al compromiso. Esta situación se deterioró notablemente tras el asesinato de Rabin el 4 de noviembre de 1995 por un ultranacionalista y el triunfo en las elecciones de 1996 de una coalición del Likud y de los partidos religiosos. El presidente del Gobierno, Netanyahu, paralizó el proceso negociador. La construcción de un túnel bajo la explanada de las mezquitas en Jerusalén y la manifestación en la misma de Ariel Sharon y un grupo de radicales judíos fueron consideradas como una provocación palestinosy una grave ofensa a la religión islámica, y se produjeron graves enfrentamientos, que provocaron una segunda Intifada, que acabó con la quimera de una solución pacífica. En el 2000, se produjo un nuevo intento en Camp Davis -donde se entrevistaron Arafat y Barak-, que fracasó ante las notables divergencias existentes entre los dos bandos. Dos años más tarde, el Gobierno israelita realizó una campaña contra la ANP y Al-Fatah, confinó a Arafat en su residencia, y alentó el desarrollo de Hamas en Gaza para debilitar a la Autoridad, con lo que aumentó el peso político del movimiento integrista. En 2003, el Gobierno construyó un muro de 700 kilómetros del norte al sur de Cisjordania, que fue declarado ilegal por el Tribunal Internacional de Justicia. En 2005, Israel se retiró de Gaza y dejó el campo libre a Hamas, que ganó las elecciones de 2006 y se desligó de la ANP. Un ministro de Hamas, Nasser Shaer, confesó a Javier Espinosa que habían propuesto a Israel que, si se retiraba de Cisjordania y permitía la creación de un Estado palestino -con los límites establecidos por la ONU en 1967 y con Jerusalén como su capital- se acabaría el conflicto, pero el Gobierno israelita rechazó la propuesta, que era una versión de la “tesis de los dos Estados”, que podría suponer una solución del diferendo, pero que ahora se encuentra más lejos que nunca de realizarse. Descalificación de quienes osen criticar los excesos de Israel Soy consciente de que estoy entrando en terreno pantanoso y que pronto seré acusado de antisemita, cosa que ya hizo el Gobierno israelita con anterioridad. No soy antisemita -entre otras razones porque yo también soy semita-, ni antijudío, ni anti- israelita. A lo sumo, sería antisionista. También es cierto que siento simpatía por el pueblo palestino -el más culto y preparado del mundo árabe-, que -como el pueblo judío- ha sido objeto de opresión y de discriminación, y no solo por Israel, sino también por sus “hermanos” árabes, que apenas len ha ayudado a resolver sus problemas vitales y han estabulado a sus ciudadanos durante tres generaciones en precarios campos de refugiados, para mantener a su costa la llama viva de la oposición a Israel. Israel, que bíblicamente es un elegido del cielo, quiere también serlo en la tierra, y a lograrlo contribuyen Estados Unidos y otros países occidentales. Unos ejemplos: Cuando fungí como representante permanente de España ante el Organismo Internacional de la Energía Atómica en Viena, fui testigo del trato privilegiado que recibía Israel, que -junto con Cuba, India y Pakistán- no era miembro del Tratado de No Proliferación Nuclear. Todos los años, la Asamblea hacía un llamamiento a los Estados que no eran parte en el mismo para que se incorporaran a él, pero nunca se nombraba a Israel, que -a diferencia de otros Estados pre-nucleares, como Irán, Sudáfrica o la República Popular de Corea-no admitía intervención alguno del OIEA en sus instalaciones nucleares, ni aplicaba en ellas sus salvaguardias. Pese a ello, recibió asistencia técnica del Organismo, hasta su ataque a la central nuclear iraquí de Osirak, Israel se empeñó en que se le reanudara dicha asistencia y forzó Estados Unidos a que planteara el tema, pese a que había expresado sus reservas sobre la conveniencia de hacerlo. La UE también se había mostrado contraria a ello y adoptó una ” acción común”, en la que se acordó la oposición de la Unión a la propuesta. Cuál no fue mi sorpresa cuando -en la reunión preparatoria de los Estados miembros de la Asamblea- el embajador alemán, que desempeñaba la presidencia temporal del Consejo Europeo, señaló de pasada que los miembros de la UE apoyarían la propuesta israelita. Intervine para decir que el Consejo había decidido justamente lo contrario, y me apoyaron los embajadores de Gran Bretaña y de Portugal, por lo que -al no haber consenso- tuvo que omitir de su discurso en nombre de la Unión la referencia al apoyo a Israel. Un día después, el Ministerio me informó que la embajada israelita en Madrid había presentado una protesta por mi comportamiento y me guía acusado de antisemita. Sin comentarios. Admiro al pueblo israelita, en cuanto a individuos, por su gran preparación, iniciativa y cualidades artísticas, científicas y técnicas, pero no tanto en cuanto pueblo identitario y, aún menos, como Estado sionista. Cómo jurista, me parecen intolerables su menosprecio de la ONU y sus continuas violaciones del Derecho Internacional y, especialmente, del Derecho Humanitario. Condeno el terrorismo individual o colectivo -como el de Hamas-, pero también el terrorismo de Estado que a veces practica Israel. Solo hay un tipo de terrorismo, sin calificativos. Como presidente de la delegación española en la Conferencia de Nápoles sobre Delincuencia Transnacional Organizada (1994), tuve que enfrentarme a Alemania y Francia, que defendían la existencia de un “terrorismo bueno”, cuando se dieran ciertas motivaciones por justas causas. Pese a sus esfuerzos, la delegación española no logró que la Conferencia incluyera el terrorismo entre los delitos transnacionales, y lo máximo que consiguió fue que se hiciera en la Declaración final una referencia a “los vínculos existentes entre la delincuencia transnacional organizada y los delitos de terrorismo”. Los ataques de Hamas a Israel han sido actos de terrorismo puro y duro, y deben ser condenado como tales. Cabe concluir con el editorial de ”El Mundo”, que dichos ataques han supuesto una injustificable escalada de violencia criminal, que apuntaba directamente a civiles, y constatado el fracaso de la Comunidad internacional para solucionar un conflicto enquistado. La carnicería producida merecía una condena sin paliativos y no podía escudarse en la defensa de la causa palestina. Los objetivos de Hamas transcienden la demanda de un Estado palestino propio, para perseguir la instauración de una teocracia de signo parecido a la de su aliado iraní, cuya larga mano se adivina detrás de un ataque sin precedentes por su sofisticación y por los recursos militares y tecnológicos empleados. “Con su agresión, Hamas daña de forma irremediable la causa palestina y amenaza con desestabilizar aún más Oriente Próximo. Ningún beneficio sacará de ello la población palestina, que sufrirá las consecuencias del legítimo derecho a la defensa que ejercerá Israel”. La condena de las actuaciones ilícitas de Hamas y de Irán, no lleva aparejada la condonación de las conductas ilícitas del Gobierno israelita que sean contrarias al Derecho Internacional, como la de forzar a más de un millón de personas a que abandonen en un plazo de 24 horas el norte de Gaza, lo que provocará una catástrofe humanitaria inconmensurable. El gobierno israelita está expulsando de sus hogares a punta de bomba y misil a miles de ciudadanos de sus hogares y enviándolos en condiciones precarias a en medio de la nada ¿Dónde se refugiarán estos desdichados si nadie los quiere acoger? Cada palo que aguante suelda. Esta disparatada decisión constituye un acto de terrorismo de Estado, que generará su responsabilidad internacional. Por muy elegido que sea, en el cielo o en la tierra, el pueblo de Israel no puede situarse por encima de la ley y de la justicia. Madrid, 14 de octubre de 2023

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