sábado, 8 de abril de 2023

Una comunista está determinada a ser la primera presidenta del Gobierno de España

El pasado 2 de abril, día en que los cristianos celebramos la fiesta de la entrada de Jesús en Jerusalén, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, lanzó al mundo una esperada noticia. Según el dicho popular, “Domingo de Ramos, el que no estrene, que se corte una mano”.- y la musa galaica no quiso verse privada de tan importante miembro, por lo que estrenó, con toda humildad (¿?), su candidatura a la presidencia del Gobierno, dado que ya no le basta ser la segunda del Califa, y quiere ser ella la Califa. Para, eso, en el mundo “disneyano” que ha recreado, esta moderna Blancanieves se ha rodeado, no ya de siete, sino de quince enanitos, que -al son de “Aypó, aypó, al campo/campaña a trabajar”- han cantado los loores esta benefactora de España, que -a diferencia de su angelical par- lleva escondida en la liga, como una Carmen “galega”, una “navajita plateá” o una faca cachicuerna, con la que ha sembrado con cadáveres exquisitos el camino por el que ha transitado: Desde el gruñón IU al mudito Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Fatima Hamed, pasando por el PCE, los Comunes de Ada Colau, Más País, Más Madrid, Compromís, Equo, Alianza Verde, Més por Mallorca, Proyecto Drago, Chunta Aragonesista, Iniciativa del Pueblo Andaluz, Coalición por Melilla y Batzarre -algunos de ellos “partidos-taxi” o de alcance meramente autonómico o incluso municipal, produciendouna deliciosa sopa de letras. Biografía política de Yolanda Díaz Hija del político comunista Suso Díaz -que fue secretario general de Comisiones Obreras en Galicia- Yolanda se inscribió a los 17 años en las Juventudes Comunistas y posteriormente en el PCE. Tras licenciarse en Derecho por la Universidad de Santiago, entre 2003 y 2012 fue concejal en el Ayuntamiento de Ferrol en representación de Esquerda Unida -llegando a ser teniente de alcalde-, de 2012 a 2014 diputada en el Parlamento gallego por La Coruña por la Alianza Galega de Esquerda, y desde 2016 diputada en las Cortes por Pontevedra dentro de Unidas-Podemos. Entre 2003 y 2017 fue Coordinadora Nacional de Esquerda Unida. En 2020 fue nombrada ministra de Trabajo y Economía Social dentro de la cuota de Unidas-Podemos, y en 2021 designada “digitalmente” por Pablo Iglesias vicepresidenta segunda del Gobierno. Su trayectoria política está llena de mutaciones partidistas -siempre en el ámbito de distintas versiones del PCE, partido del que sigue siendo miembro- y de traiciones a sus mentores políticos. El Partido Comunista tiene una tendencia innata a disgregarse y a ocultarse en distintas reencarnaciones, que acogen a los mismos perros aunque con distintos collares: PCE, Esquerda Unida, IU, En Marea, Unidas-Podemos… Díaz ha ido pasando por todas ellas a su conveniencia. Su primera traición fue al líder de Esquerda Unida, Anxo Guerreiro -que quería fragmentar el partido- y se quedó con la marca. En 2012 formó la Alianza Galega de Esquerda con José Manuel Beiras, al que dejó más tarde en la estacada. El emblemático líder nacionalista gallego -con el que, por cierto, conviví en el Colegio Mayor César Carlos-, se quejó amargamente de que Yolanda lo había traicionado. Díaz se unió a En Marea y, desde ella, pactó con Iglesias su integración en Podemos, lo que le permitió acceder al Gobierno. Se sentía, sin embargo, molesta por su designación por el dedo heteropatriarcal de aquél y empezó a fraguar una nueva traición para independizarse de su tutela. Así, en noviembre de 2021, organizó en Valencia -sin contar con la anuencia de la cúpula de Podemos y sin invitar a las ministras Montero y Belarra- una reunión feminista sobre “Otras políticas”, con el fin de crear una plataforma política con la que poder presentarse a las elecciones generales al margen de Unidas Podemos, y en la que participaron Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García y Fátima Hamed. Iglesias la había nombrado pensando que le sería fiel y podría manipularla, pero la criada le salió respondona y cometió otra de sus habituales traiciones. El propio líder morado reconoció que quizás se había equivocado. A partir de ese momento, inicio un proceso peripatético de escucha por toda España, que desembocaría en el lanzamiento de “Sumar”. Según la mayoría de los comentaristas políticos, “Sumar” sería otra de las ocurrencias de Pedro Sánchez para unir y pastorear las distintas fuerzas de izquierdas situadas a la izquierda del PSOE, bajo el liderazgo de Díaz y al margen de Podemos, o con éste integrado en la plataforma como una fuerza política más. Yolanda se dejó querer y aceptó el lanzamiento del tándem Sánchez-Díaz en el curso de la celebración de la moción de censura presentada por Ramón Tamames, aunque aquélla -que pasaría de vicepresidenta segunda a primera- tuviera sus “arriere-pensèes”, ya que quería ser la número 1, pero no de la vicepresidencia sino de la presidencia. Que tenga cuidado el actual presidente, porque podría ser el cuarto traicionado en la trayectoria letal hacia el poder de su pareja en el tándem presidencial. Presentación de “Sumar” Tras haber escuchado más que suficiente, Díaz anunció que pondría de largo a “Sumar” el Domingo de Ramos. Desde ese momento se produjo un tenso tira y afloja con Podemos, que condicionó su presencia en el acto de la presentación a un acuerdo por el que Yolanda se comprometiera a celebrar primarias abiertas entre los militantes de Unidas Podemos. Tanto Díaz como los partidos que la apoyaban se negaron en redondo, por estimar que no cabía un pacto bilateral entre “Sumar” y Podemos, sino que en la negociación del eventual acuerdo deberían participar todos los integrantes de la plataforma, y que dichas negociaciones deberían tener lugar, en cualquier caso, después de la celebración de las elecciones autonómicas y municipales. No se llegó a un compromiso y, en consecuencia, la cúpula dirigente de Unidas Podemos no participó en el acto celebrado en la cancha de baloncesto Magariños del Instituto Ramiro de Maeztu -en la que Sánchez había hecho sus pinitos deportivos en sus años mozos- y prohibió a sus dirigentes que acudieran al acto. Esto provocó una división de opiniones en el seno de la coalición y algunos socios -como Alberto Garzón (IU), Enrique Santiago (PCE) y Jaume Asens (“En Comú Podem”)- y dirigentes autonómicos -como Borja San Ramón y Begoña Alfaro- asistieron al acto fundacional. Díaz -que no compareció con la equipación del Estudiantes, sino con una vestimenta blanca resplandeciente de vestal romana- pudo tirar la canasta cuantas veces quiso sin oposición alguna. Entre los asistentes, había un cártel de represaliados por Iglesias. Yolanda reincidió en la técnica de los agradecimientos, como una maestra que a finales del curso premia a sus alumnos. Así, tuvo palabras laudatorias con algunos de los presentes que resultaban difícilmente comprensibles. A Garzón -que al frente del Ministerio-Dirección General de Consumo no ha dado palo al agua y que cada vez que abría la boca hundía el turismo, la ganadería o el consumo- le ensalzó su labor en el Gobierno; de Colau -que ha dejado Barcelona hecha unos zorros- ha dicho que era un orgullo y una referencia internacional; a Enrique Santiago le agradeció su altura de íamiras -supongo que sería por su deseo de asaltar el Palacete de la Zarzuela, como sus correligionarios hicieron con el Palacio de invierno en San Petersburgo; a Rita Maestre -experta en enseñar sus encantos- le he agradecido que enseñara a sumar … Díaz señaló que “Sumar” era una fuerza feminista, que las mujeres estaban hartas de ser tuteladas y ninguneadas, y que no pertenecían a nada ni a nadie, y - a juicio de Emilia Landaluce- llevaba razón, pues podrían quedar en nada. Supone una novedad, pero ¿aguantará? Las modas son efímeras y, si no, que se lo pregunten a Errejón, a Rivera o al propio Iglesias. Según Santiago González, en esta temporada se llevarán las chaquetas cortas y las coaliciones largas, como “Sumar”. Yolanda afirmó que España tenía sed de cambio que y que “Sumar” la iba a saciar, con un proyecto de país para la próxima década, que pretendía cambiar la vida de la gente. Abusó con cinismo de esa gente, pues cabría preguntarle qué había hecho a este respecto durante los años que lleva en el Gobierno. Tenía razón cuando constataba que había un deseo de cambio en el país, pero era para que sus ciudadanos se vieran libres del Gobierno que vicepreside. Según ha observado Ricardo Colmenero en “El Mundo”, Díaz abusó del mensaje del cambio al ser la vicepresidenta segunda del Gobierno, por lo que su éxito dependería de que la gente no se diera cuenta de ello. Afirmó que había llegado el momento y que el futuro ya estaba aquí. Se había producido la alineación de los astros que profetizara Leire Pajín, que le permitía anunciar “humildemente” que iba a dar un paso en adelante para ser la primera presidenta del Gobierno de España. La autoproclamada humildad de la lideresa es una trola que no se lo cree ni ella. Ya en una entrevista en “Yo Dona” declaró que “todo el mundo sabe que no quería ser ministra, ni vicepresidenta. No elegí estar aquí”, y se descartó como presidenta del Gobierno (¿?). Sin embargo, de sabias es rectificar y ahora se considera suficientemente preparada para sacrificarse, muy a su pesar, por el bien de los españoles. La humildad no es precisamente una de las virtudes de Yolanda. Como reza el proverbio español, “dime de qué presumes y te diré lo que careces”. Según ha señalado Félix Ovejero, el vistoso celofán con el que se envuelven las alusiones a la humildad puede traicionar el magro contenido de su discurso, porque la modestia se traiciona cuando se invoca. Pronuncia palabras vacías de contenido para exaltar la emoción de sus fieles y, en realidad, no dice nada, pero lo dice tan bonito… No estoy del todo de acuerdo con que no diga nada, porque insinúa bastante. Como ha observado Bieito Rubido, lo que representa Díaz no es otra cosa que el comunismo con otros ropajes. Se enmascara el nombre porque la marca comunista ya no vende, al haber sido condenada por el Parlamento Europeo al mismo nivel que el nazismo. Es el mismo marxismo de siempre aunque edulcorado y su principal objetivo es acabar con el nefando liberalismo político y económico. “Aunque Yolanda se vista de Zara, del comunismo no se separa”. Por otra parte, la candidata ha prestado su apoyo a las leyes más aberrantes inspiradas por Podemos -libertad sexual, transexualidad, eutanasia, familia o maltrato animal- e incluso votó en contra de la reforma de la Ley de “sí es sí” propuesta por el PSOE, pese a los más de 700 violadores beneficiados por esa disparatada normativa. La supuesta moderación de Díaz es uno más de sus disfraces. Según Manuel Arias Maldonado, Díaz se ha dirigido a los ciudadanos como si fueran niños y ha proclamado un derecho subjetivo a la felicidad individual –“falta ternura en la política”-. Tan solo se trata de poner en circulación significantes vacíos -como solidaridad, dialogo o empatía- capaces de predisponer emocionalmente a su favor a un potencial votante izquierdista, que se ha cansado de Iglesias y solo aceptaría entregarse a Sánchez a través de persona interpuesta. Yolanda cultiva un repertorio más cercano a la autoayuda. “Su famoso espacio no es otra cosa que un estado de ánimo, una orientación genérica hacia el bien que necesita del paternalismo estatal y a la vez requiere del endeudamiento público perpetuo”. Son muchos los votantes que ponen las buenas intenciones por delante de las matemáticas. Por debajo de su meliflua sonrisa, la mano de Díaz afila el cuchillo para acabar con Iglesias. “Sumar, a veces, exige restar. Como ha descrito acertadamente Ignacio Camacho en “ABC”, la nueva enfermedad infantil del izquierdismo ya no tiene que ver con la estrategia revolucionaria, sino con una cuestión meramente táctica. La bronca de Iglesias a Díaz es un pulso de poder, de control de las alianzas y de cuotas de influencia en ese proyecto aún indefinido que Sánchez pretende utilizar como marca blanca, y que el líder de Podemos barrunta como una operación para despojarlo de autoridad jerárquica. Se trata efectivamente de un mal disimulado intento de quitarle de en medio, de reducir la presión que aún ejerce sobre la correlación de fuerzas de la coalición a través de las ministras Belarra y Montero. La maniobra lleva el” copyright” del laboratorio de Moncloa, su impronta. Es un artefacto electoral de diseño destinado a apuntalar las posibilidades de revalidar el mandato del actual Gobierno. Sólo le faltó a Yolanda aparecer bajo palmas en el polideportivo Magariños, a tono con los cortejos procesionales del Domingo de Ramos. “Más allá del tono almibarado, melifluo, guay de su discurso, late una inmoderada vocación de mesianismo. Se presenta como el mirlo blanco de un renacer político donde todo es diálogo, amabilidad, consenso, colaboración y espíritu constructivo: un Viva la Gente de izquierdas, un amistoso coro de sedicentes progresistas unidos y dispuestos a reconstruir la utopía del paraíso: la sonrisa del criptosanchismo”. Frente a ella, Iglesias pone cara de malo, ceño torvo, colmillo retorcido y gesto crispado, y blande la amenaza del sabotaje si no le hacen caso. Desde su atalaya de gurú mediático, deja entrever un brillo de cuchillos afilados para enviar el mensaje diáfano de que habrá sangre si no le garantizan en las futuras listas un número suficiente de pretorianos para formar su propio grupo parlamentario. Será un proceso largo, complejo, sinuoso y muy tenso, pero lo más probable es que al final haya entendimiento, porque Iglesias es más peligroso fuera que dentro y porque el sanchismo -al que Díaz y su amalgama de aliados regionales ya se han adherido de hecho- no están por dispersar esfuerzos. Iglesias no se reconoce en las impostada suavidad del yolandismo, que no casa con su estilo. “Será un duelo bonito: una experta en traiciones tratando de sacudirse la tutela de un curtido fabricante de enemigos”. Reacciones ante la presentación de “Sumar” Para Raúl del Pozo, Iglesias sigue siendo el líder. La dama roja dice que su proyecto es imparable y que ya está en el futuro, pero le va a ser difícil triunfar con él en contra, aunque cuente con la infraestructura de IU y la engañosa y peligrosa protección de Sánchez. La asunción de Yolanda en cuerpo y alma a los cielos ha sido un milagro de Pascua ¿A quién favorece? Se supone que al Gobierno, al que interesa una izquierda a su izquierda sin Podemos, pero que ahora empieza a sospechar que su aliada sea su enemiga y pueda haber fuga de votos de la izquierda apacentada por el PSOE hacia “Sumar”. Se ha estimado que -incluso antes de presentarse la plataforma- unos 200.000 votantes socialistas habían emigrado a la Itaca sumaria y podría haber muchos más. Algunos dirigentes socialistas han advertido que sería un error disparar las expectativas de Díaz, porque puede arañar votos al PSOE. Aunque sin mando aparente, Iglesias sigue siendo el caudillo y guía de una izquierda que declina hacia su ocaso, y lleva razón éste cuando dice que sería una tragedia electoral y política -así como un error- que “Sumar” se presentara a las urnas sin Podemos, cosa que no ha excluido Díaz, que ha declarado a “El País” que -aunque ella estuviera encantada de que los morados se incorporaran a su plataforma porque, “en los momentos clave de la Historia, hay que estar”- presentarse sin ellos no sería un fracaso. Ana Marín, por el contrario, ha señalado en “ABC” que sí lo sería, porque, en las 35 circunscripciones donde hay en juego seis o menos escaños, se quitarían votos mutuamente y podrían perder diputados por mor de los restos. Según Antonio Lucas en “El Mundo”, la presentación de la candidatura de Díaz sin acuerdo con Podemos ha desatado la impaciencia podemita. Con “Sumar”, Yolanda ha dejado ver cuarto y mitad de su ambición y sometido a la izquierda a un test de estrés en el peor momento. Ha querido demostrar que, sin Podemos, sí se puede ¿Realmente se puede? Llega “Sumar” y le vienen como anillo al dedo los versos de Emily Dickinson: “Cuánto poseo ahora en este mundo, es un recuerdo de color morado”. Para Javier Redondo, Iglesias carece de incentivo para integrar a Podemos en “Sumar”, a menos que decida vivir de rodillas en vez de morir de pie, y hacerlo supondría asumir su derrota. El líder morado se carcome y esto lo hace aún más imprevisible. Algunos comentaristas pronostican que, tras el batacazo del partido previsto en las elecciones del 28-M, Iglesias reconsiderará su posición y acatará la disciplina de Díaz. Carlos Herrera también se ha preguntado si al final se entenderán Díaz e Iglesias. Si lo hicieran, Sánchez contaría con una buena baza, pero si Podemos no cediera y mantuviera su negativa a integrarse en “Sumar”, las cosas se le complicarían y sería funesto para su pretensión de volver a formar otro Gobierno Frankestein. Ha concluido que a última hora habrá acuerdo por la cuenta que les trae, lo que sería una mala noticia para los españoles. Comparto esta opinión y ello puede deducirse de las palabras del propio Iglesias, quien ha destacado que las diferencias entre Podemos y “Sumar” no eran más que una lucha por el poder en el espacio de la izquierda que comparten, en un contexto en el que la hegemonía que durante muchos años tuvo su partido se ha puesto en cuestión. Era obvio que las dos fuerzas deberían entenderse y concurrir juntas para tener más posibilidades de cumplir sus objetivos políticos y programáticos. Era muy difícil que Podemos ganara a unas primarias abiertas en los términos que ha propuesto “Sumar” con todos los medios progresistas de comunicación en contra, pero, si su partido era vencido y le tocaba ocupar un papel modesto en el nuevo espacio de la izquierda, lo aceptaría, porque “Podemos habrá sido derrotado en justa lid política y jugará el papel que le corresponda”. Como nota anecdótica, cabe comentar que Podemos ha descubierto ahora que Tezanos hace trampas en el CIS y Belarra lo ha acusado de manipular los datos de las encuestas con el fin de distorsionar la intención de voto de su partido. Les ha costado varios años caer del burro. Me ha recordado la escena de la película “Casablanca”, cuando el capitán Renaud -que ponía su gorra para que los empleados del bar de Ricky le dejaran sus ganancias en el negocio- exclamaba indignado: “!Qué escándalo. He descubierto que aquí se juega!”. Yolanda está en su perfecto derecho de presentar su candidatura en diferido a la presidencia del Gobierno. Como decía Napoleón, todos los soldados llevan en su mochila el bastón de mariscal. Será el soberano español -que, por desgracia, se equivoca con frecuencia, pero que es soberano- el que en último término decida. Las equivocaciones no se producen solo España, sino en todo el mundo y en todos los tiempos. Así, el pueblo alemán eligió democráticamente a Adolfo Hitler y el estadounidense a Donald Trump -siendo incluso posible que vuelva a reincidir- y todos conocemos las graves consecuencias. Recuerdo con cierta nostalgia la canción de “Vino Tinto” que sirvió de fondo musical durante las esperanzadas fechas de 1976 en que se celebraron las primeras elecciones democráticas en España. “Habla, pueblo, habla, no dejes que nadie apague tu voz”. Sí, habla pueblo español, pero antes de hacerlo procura reflexionar y pensar sobre las consecuencias de tu voto. Me resulta difícil comprender cómo Yolanda Díaz -según los sondeos demoscópicos- sea la política más valorada en España, pese a su vacuidad y a su doblez. Detrás de su luminosa sonrisa “Profidén”, se encuentra una comunista confesa desde su tierna infancia hasta nuestros días. No lo oculta, aunque trate de enmascararlo con buenas palabras, afirmaciones democráticas posmodernistas y un buen ropero. España es el único país de la UE que tiene políticos comunistas en el Gobierno. Por bien que suenen los cantos de sirena de origen galaico, recordemos los nocivos efectos del comunismo en países como Rusia, China, Corea del Norte o Cuba, e imitemos a Ulises. Madrid, 8 de abril de 2023

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