domingo, 13 de octubre de 2024

Méjico lindo y querido qué lejos estás de mi

MÉJICO LINDO Y QUERIDO, QUÉ LEJOS ESTÁS DE MÍ Estuve en Méjico por primera vez en 1974 para asistir al Congreso del Instituto Hispano-Luso-Americano Derecho Internacional, en el que fui elegido miembro de esa prestigiosa Asociación. Asistí a los actos conmemorativos del Día Nacional celebrados en el Palacio presidencial, donde contemplé los gigantescos frescos de Diego Rivera, tan maravilloso desde una perspectiva pictórica, como execrables desde un punto de vista histórico. Escuché el grito de “! Abajo los gachupines! y otras lindezas contra España. México es el país más hispanizado de América, y ha heredado -junto a muchas de las virtudes hispanas- el lamentable espíritu cainita español. Pude comprobar el contraste entre la animosidad hacia España y lo español de la clase dirigente del Partido Republicano Institucional, y el afecto y cercanía del pueblo llano, la mezcla de amor y odio de sabor agridulce, junto con el menosprecio por, y el silenciamiento de, la etapa del Virreinato, y la artificial exaltación de un falso indigenismo. No existían entonces relaciones diplomáticas entre los dos países, porque el Gobierno mexicano no reconocía al régimen de Franco, sino al fantasmagórico Gobierno republicano español en el exilio, que tenía su sede en Ciudad de Méjico. Para paliar esta absurda situación, había una vergonzante representación sin “status” diplomático, que ejercía las funciones de una embajada” de facto”. En 1977 se puso fin a esta anómala situación con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y se abrió un período de amistad y cooperación mutuas. Méjico siempre fue importante para España, como reconoció el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, que afirmó que, una vez normalizadas las relaciones con este país, el Gobierno se dotaría de un cuerpo de doctrina sobre lo que debería ser su futura política con Iberoamérica y establecería sus principios rectores. Subsistía, sin embargo, una profunda animadversión hacia España en los partidos de la izquierda y, de ahí, que no me haya extrañado demasiado el rosario de descalificaciones e insultos a nuestro Rey por parte del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), nieto de españoles, y de su sucesora, Claudia Sheinbaum, hija de judíos letones, que ha vetado la presencia de Felipe VI en su puesta de largo internacional, por no haber pedido perdón por las supuestas atrocidades cometidas por los españoles durante la colonización de Méjico hace cinco siglos. “Dime con quién andas y te diré quién eres”. AMLO y Sheinbaum prefieren codearse con dictadores como Putin, Maduro o Díaz Canel, en vez de con un monarca ejemplar del país que dio su ser a Méjico. Para el periodista mejicano Mauricio Hernández, la obsesiva insistencia de AMLO en vestir a la monarquía española, a la Conquista y a Hernán Cortés con ropajes de villanía, es un delirio, un capricho y un acto de soberbia e ignorancia. “¿Cómo es posible que el presidente de un país en el que desaparece una persona cada hora en y el que 20 mujeres son asesinadas cada día, se haya atrevido a exigir una disculpa por lo sucedido hace más de cinco siglos, cuando él mismo ha sido incapaz de garantizar la vida y los derechos fundamentales de los suyos? Tal atrevimiento raya en el cinismo”. Según Octavio Paz, “el odio a Cortés no es odio a España, es odio a nosotros mismos” y, para Carlos Fuentes, “entender a México sin España y a España sin México es sencillamente inútil”. A juicio del embajador Jorge Fuentes, pedir perdón por la gesta mexicana sería tanto como replantear toda nuestra Historia y prescindir de algunas de sus páginas más gloriosas “¿Habría que pedir perdón por haber acabado con la antropofagia y los sacrificios humanos? ¿Por haber creado universidades y aprobado leyes que dignificaban humanidad de los nativos?”. Cuando se independizó, Méjico recibió de. España un legado cultural, lingüístico, legal, espiritual, artístico y monumental como no abundaba en Europa. Méjico esconde el grave déficit democrático que padece recurriendo al populismo y arremetiendo contra la madre patria. Jorge Negrete cantaba “México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí”. Se cuenta de un español afincado en Méjico que indicó en su testamento que si moría en España lo enterrara en México y, si moría en México, lo enterraran en España, y cuando un amigo le preguntó por qué había incluido esa cláusula, le contestó: “para chingar”. AMLO inició sus invectivas contra España no solo para fastidiar, sino también para extender una tupida cortina de humo que ocultara la desastrosa situación que atraviesa el país tras su mandato. Todo político narcisista necesita crear un enemigo al que culpe de sus fracasos, y AMLO ha escogido a España, pero no la actual-que tiene un gobierno ”progresista” como el suyo-, sino la de Carlos V, Hernán Cortés, Francisco de Vitoria y Bartolomé de las Casas. ¡Todo sea por el indigenismo populista de bolsillo del presidente-out y de la presidenta-in¡ El indigenismo sobrevenido carece de credibilidad. Como ha señalado la profesora Frida Hernández, lo importante es resolver los problemas de la población indígena, escuchándola y dándole lo que lleva años solicitando. Según José Antonio Lara, en México existen más de 115 millones de personas que integran comunidades indígenas, pero -ante la falta de sensibilidad de las autoridades federales en materia de derechos humanos- se ven marginadas. Desde el siglo XIX, los Gobiernos del nuevo Estado mantuvieron una política de hostilidad contra de las comunidades indígenas. En el momento de la independencia, 50% de la población estaba compuesto por indios y mestizos, mientras que hoy no llega al 30%. Porfirio Díaz acabó prácticamente con los mayas y persiguió con saña los yakis, causándoles 20.000 muertos. Los criollos expropiaron las tierras de los indígenas -que habían mantenido los colonizadores españoles- y los dejaron en la pobreza. El lema de AMLO “primero los pobres” es más falso que Judas y además, entre ellos, no figuran los indígenas. El “grito de Dolores” lanzado en 1810 por el cura Miguel Hidalgo - que fue el origen de la independencia de México- se convertiría en un grito de dolor por la pérdida de la Nueva España y de la grandeza y prosperidad de un Méjico que cayó en las garras de su codicioso vecino del norte, que -por el tratado de Guadalupe Hidalgo, tras la guerra de 1848- perdió el 55% de su territorio, que iba de Yucatán hasta Alaska, y estableció en el río Grande la frontera. Cómo ha indicado Alberto Gil Ibáñez, AMLO y Sheinbaum deberían pedir disculpas a sus ciudadanos, en nombre de antecesores más cercanos -la oligarquía criolla-, que fue la responsable de convertir en un caos empobrecido a uno de los países más ricos del mundo, con una industria de primer nivel y el control de la ruta comercial entre Asia, América y Europa. Deberían pedir asimismo perdón por el trato infligido a los indígenas después de la independencia y por su actitud servil hacia Estados Unidos, que destrozó el próspero Virreinato. Para Felipe Fernández Armesto, los desastres de los siglos XIX y XX fueron culpa de los mexicanos, no de los españoles, y las lágrimas del siglo XXI lo son de los líderes actuales. Sheinbaum ha heredado el odio irracional a España de su a antecesor, del que ha dicho que ha sido el mejor presidente y el dirigente político y social más importante en la Historia de México. ¡Que Santa Lucía le conserve la vista! Para mí, AMLO ha sido uno de los peores presidentes mejicanos, de los que, por cierto, tan solo uno fue de origen indio. Como ha observado Maite Rico, ha legado a su sucesora un Estado que atraviesa un periodo convulso por la inseguridad, el crimen organizado, la corrupción y la vulneración de los derechos humanos, y donde buena parte del territorio está controlado por los cárteles de narcotráfico. También le ha dejado en herencia un país endeudado, la sanidad y la educación en caída libre, la petrolera Pemex en crisis, y la inversión extranjera en fuga, después de haberse dinamitado la independencia judicial con una reforma que ha dejado la elección de los jueces en manos del voto popular. Además, macerado en el rencor y el delirio, ha querido humillar a Felipe VI a costa de abrir a su sucesora una disparatada crisis diplomática con España, en la que Sheinbaum -descendiente por línea directa de Moctezuma, como su propio nombre indica- ha entrado con gusto en la polémica, al afirmar en su discurso inaugural que “el origen de la grandeza cultural de México reside en las grandes civilizaciones que vivían en esta tierra siglos antes de que la invadieran los españoles”. El Gobierno mejicano ha reivindicado con orgullo las culturas milenarias precolombinas que han dado “rostro y corazón” al Méjico actual. La gran civilización a la que se refería la presidenta era si duda la del Imperio azteca, que -solo con el 8% de la población- tiranizó al 90% de los aborígenes y los culturizó con prácticas tan sublimes como los sacrificios humanos, la extracción de las vísceras de sus enemigos para ofrecérselas a sus dioses y el canibalismo. Según el historiador argentino, Marcelo Gullo -autor del libro “Nada por lo que pedir perdón”-, no hay nada que reivindicar de los aztecas, porque fueron un pueblo de asesinos, que causó la muerte de más de 150.000 personas. Los perdones anacrónicos tienen un efecto negativo, porque encubren una mentira que nos hace esclavos del rencor. “Quién reniega de su pasado real y se inventa un pasado imaginario se autodestruye”. Esteban Mira ha estimado que no cabe pedir perdón por un proceso histórico que fue compartido y donde los españoles representaron una minoría, y Antonio Pérez Henares que los españoles actuales tiene la misma culpa que los cromañones por la desaparición de los neandertales. En su ”podcast” sobre ”Borremos a España, destruyamos México ”, el historiador mejicano Juan Miguel Zunzunegui, ha afirmado que los presidentes mexicanos faltan a la verdad y al honor al falsear la Historia. Hernán Cortés y los indígenas del altiplano derrotaron a los crueles mexicas y fue entonces cuando nació el México mestizo que somos. Sheinbaum aseguró que los lazos entre México y España se beneficiarían con el reconocimiento de una renovada perspectiva histórica, como eje de una relación respetuosa, sólida y fructífera, pero ha sido ella la primera que ha faltado el respeto España y a su Rey. Ante tanta desmesura, Felipe VI ha dado a los mejicanos una lección de compostura y de ecuanimidad, al comentar que la relación entre los países hispanoamericanos es tan intensa que ”les permite incluso hablar con franqueza de nuestras posibles discrepancias, inevitables por lo demás en tantos siglos de historia compartida, pero siempre desde el respeto basado en la amistad”. Añadió que “el foco de nuestra relación debe orientarse hacia el presente, para así reparar o construir un futuro aún mejor, de mayor provecho compartido y de mayores oportunidades. Por eso, lo esencial es tomar impulso en lo que nos une, en nuestras afinidades, para, a fin de cuentas, alcanzar respuestas pragmáticas, útiles y equilibradas”. Juan Claudio de Ramón ha destacado que, con su silencio al no contestar a la carta de AMLO, Felipe VI había declinado participar en las guerras civiles de la memoria y desautorizado el empeño de los políticos de usar la Historia como arma de combate. No habría servido de nada haber dado una respuesta a su exorbitante exigencia porque, “cuando el sufrimiento pasado genera un derecho de crédito a favor de las generaciones presentes, ningún incentivo hay para saldar la deuda y sí, en cambio, para mantener viva la llama del ultraje”. El silencio fue decisión del Gobierno español y creo que fue equivocado. Aunque la carta de AMLO fuera una impertinencia, el monarca debería haberle contestado, de forma escueta pero cortés, remitiéndolo al artículo 56-3 de la Constitución, que establece que los actos del Rey deberán siempre ser refrendados por el Gobierno y carecen de validez sin dicho refrendo. AMLO se enfadó con el Rey y no con Sánchez, al que Sheinbaum invitó a su investidura, invitación dignamente rechazada al ser excluido el jefe del Estado. Sin embargo, aunque dijera que España no estaría representada en el acto, permitió que en él estuviera presente un destacado miembro de un partido que forma parte de su Gobierno, Gerardo Pisarello, que desempeña el cargo institucional de secretario primero del Congreso, por lo que debería ser destituido. Sheinbaum lo citó en su discurso inaugural y le agradeció su presencia. Sheinbaum es más inteligente que AMLO, pero es tan sectaria como él, y ha prometido seguir su nefasta senda. Manifestó que, con su falta de respuesta, Felipe VI había insultado no solo al presidente, sino también a todo el pueblo mejicano. La Dra Sheinbaum sabrá mucho de ecología y de ingeniería energética, pero bien poco de Historia, hasta el punto de afirmar que Tenochtitlan fue fundada un par de siglos después de su establecimiento, e ignora que la capital de los aztecas no fue conquistada por Cortés con la ayuda de los indios, sino por los indios con la ayuda de Cortés. El padre de la nación mejicana no fue Moctezuma, ni Porfirio Díaz- el presidente al que se atribuye la “boutade” de “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos-, sino el menospreciado Cortés. Escaso reconocimiento a la gesta de Hernán Cortés La Historia no puede ser valorada con proclamas demagógicas, sino con hechos comprobados. Hernán Cortés ha sido injustamente tratado por Méjico y, en cierta medida, también por la propia España, y no se ha reconocido suficientemente su extraordinaria contribución a la Historia universal. Fue el conquistador más culto -licenciado en Humanidades por la Universidad de Salamanca-, a la par que competente militar y excelente diplomático. ¿Cómo fue posible que con 850 compatriotas y unos pocos caballos pudiera derrotar al Imperio azteca, que contaba con un Ejército de 136.000 guerreros, y cuya capital -rodeada de lagunas- era considerada inexpugnable? Pues sencillamente porque consiguió con astucia y tacto el apoyo de las tribus indias -tlaxaltecas, totonacas, chichimecas-, que estaban siendo esclavizadas por los mexicas. Cortés llegó en 1519 a Méjico con 11 naves, 110 marineros, y 579 soldados, junto con 32 caballos y 10 cañones. Contaba con la enemiga del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, que mandó una expedición de 800 hombres al mando de Pánfilo Narváez para prenderlo por rebelión, pero fue derrotada en 1520 por las tropas de Cortés, y muchos de los expedicionarios se sumaron a su Ejército. Tras el desastre de la “Noche triste”, Cortés logró recuperarse y, con la ayuda de 200.000 indios enemigos de los aztecas, consiguió conquistar Tenochtitlan y apresar al emperador Moctezuma en 1521. Cortés tenía un espíritu humanista y no se conformó con acabar con las cruentas prácticas de los mexicas, sino que impidió que sus tribus aliadas tomaran represalias contra sus verdugos cometiendo sus mismas barbaridades. Como escribió su contemporáneo Francisco López de Gomara en su “Historia general de Indias”, la conquista de México y la conversión al cristianismo de los pobladores de la Nueva España se podía y debía poner entre las Historias del mundo, porque fue muy grande, no en el tiempo, sino en los hechos, “pues se conquistaron muchos y grandes reinos con poco daño y sangre de los naturales”. Según Fernández Armesto, ss inadecuado hablar de "conquista”, porque la nueva España se fue extendiendo en su mayor parte de forma pacífica. Cortés practicó el mestizaje predicando con el ejemplo y tuvo varios hijos con la Malinche -su hábil intérprete, que se convirtió en doña Marina- y con otras tres nativas miembros de la familia imperial. Sus hijos extramatrimoniales fueron legitimados por una bula del papá Clemente VII e integrados en la nobleza local. Nombrado por Carlos V capitán general – pero no virrey-, Cortés fue un buen administrador y realizó numerosas obras públicas. Puso la primera piedra de la Catedral de Ciudad de Méjico, creó varios hospitales como el de Jesús Nazareno -tres de ellos financiados de su bolsillo- y en 1539 se publicó el primer libro impreso en América, “Breve compendio de doctrina cristiana en lenguas mexicana y española”. Cortés regresó a España 1540 y murió siete años más tarde en Castilleja de la Cuesta, cuando estaba a punto de ser sometido al juicio de residencia. Fue enterrado en Sevilla y, en 1566, sus restos fueron trasladados a Méjico, donde recibieron sepultura en varias iglesias hasta que en 1794 se depositaron en la iglesia del hospital de Jesús Nazareno. Las peripecias de los diversos traslados de sus restos muestran de la falta de consideración y reconocimiento de los dirigentes mejicanos por quien fue el creador de Méjico. Solo cuenta en todo el país con dos pequeñas estatuas en Cuernavaca y en Dolores Hidalgo. El presidente José López Portillo trató en 1981 de promover el reconocimiento público de Méjico a Cortés, pero topó con la oposición de nacionalistas, indigenistas y la extrema izquierda, y el presidente cejó en su empeño, con lo que Cortés quedó olvidado en algún rincón de la Iglesia del hospital que fundó. Según Octavio Paz en su libro “Hernán Cortés, exorcismo o liberación”, el carácter ideológico del mito de Cortés fue el arma de combate de un partido, pero estas luchas pertenecían al pasado y en la actualidad el mito peleaba con fantasmas. “Aparte de su irrealidad, es nocivo porque, en vez de unir, divide a las conciencias. Cortés divide a los mejicanos, envenena las almas y alimenta rencores anacrónicos y absurdos”. Creo que los mejicanos tienen una tremenda deuda con Cortés y, mientras Méjico no se concilie con el padre de la nación, no hallará a su auténtica identidad. Necesidad de una mayor presencia de España en Hispanoamérica La política exterior de los Gobiernos mejicanos ha derivado de una posición integradora y constructiva a un acercamiento a los iliberales países bolivarianos. De haber sido, junto con España, promotor de la Comunidad Iberoamericana en la Conferencia de Guadalajara de 1991, a ofrecer Puebla como sede de la reunión de personalidades izquierdistas en la que crearon el Grupo que lleva el nombre de esta ciudad charra. La animosidad del Gobierno de AMLO hacia España es anterior al envío de su controvertida carta a Felipe VI, que se ha utilizado ahora para atacar al monarca y a España. En un video promocional con motivo de la conmemoración del 200° aniversario la independencia, se decía que, tras el grito de Dolores, “el pueblo mexicano -harto del yugo colonial- rompió las cadenas de la opresión de España que le dejó una herencia de exterminio y de muerte”. Nada más ajeno a la realidad histórica. El movimiento independentista se inició durante la invasión napoleónica de España y fue una guerra civil iniciada por los criollos de origen español, en la que la mayoría de la población indígena se puso del lado de la Corona . La Nueva España nunca fue una colonia, sino una parte muy importante del Imperio más poderoso de los siglos XVI y XVII. Los 300 años del Virreinato son ignorado por la sociedad mejicana, cuyos hijos son adoctrinados desde la escuela con el mito de que la Historia del país pasó del glorioso Imperio de los aztecas a la independencia, dejando un vacío colmado por los tres siglos de período virreinal. Fue éste -a juicio de Gil Ibáñez- un éxito de prosperidad y de modernidad, un polo de progreso cultural, social, económico y de conexión comercial con el mundo, un ejemplo de honestidad y eficacia administrativa, y una fuente única de mestizaje, como atestiguó el barón Alexander von Hundbolt. Cuando visitó la Nueva España, el científico alemán constató que el Virreinato estaba muy bien organizado, era bastante próspero y no había corrupción institucional. Los indios y mestizos ocupaban un lugar en el mundo hispano, y participaban abiertamente y sin trabas en la vida de la comunidad, gozando de una situación de superioridad sobre los campesinos germanos de su época. Concluyó, muy a su pesar, que era la región más próspera y emergente de la tierra. Según Octavio Paz, desde su origen, España ha sido una tierra de fronteras en continuo movimiento y su última gran frontera ha sido América. “Hablar de nuestra lengua es hablar de una civilización, de una comunidad de valores y creencias, y de cuestionamiento sobre el pasado, el presente y el porvenir”. Para Carlos Fuentes, “la liga más fuerte de nuestra comunidad probable es una lengua española, como vehículo para el encuentro y para la creación de identidades híbridas cada día más enriquecedoras”. Julián Marías se ha preguntado “si existe en el mundo actual una comunidad comparable de vitalidad, una capacidad creadora, un marco de referencia de medio milenio de Historia compartida y de memoria colectiva, si no estuviera dilapidado por el olvido. La empresa de nuestro tiempo no puede ser otra que la recomposición de las Españas, que constituye la única posibilidad de que tengan porvenir”. Un medio para lograr este objetivo es la Conferencia de la Comunidad Iberoamericana que se reunirá en noviembre en Cuenca -Ecuador- y se verá adversamente afectada por el lamentable episodio de la investidura presidencial. El movimiento hostil de Méjico hacia el Rey se produce en un momento de desgaste del ascendiente de España en Iberoamérica. Sin embargo, aunque América no la necesite tanto como antes, nuestro país sigue teniendo influencia en el continente americano, pese a la disminución de su prestigio causada por la trayectoria errática de los Gobiernos de Rodríguez Zapatero y de Sánchez. El Gobierno español debería incrementar las relaciones políticas, económicas y culturales con países democráticos como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú o Méjico -si éste se deja, lo que no parece ser el caso-, y reconsiderar su política benevolente hacia Gobiernos dictatoriales o populistas como los de Cuba, Nicaragua, Bolivia o Venezuela. Los dirigentes mejicanos se empeñan en separar, incluso anímicamente, a Méjico de España, contra el sentir mayoritario de la población de los dos países. Alberto Gil ha puesto de manifiesto la paradoja de que, si los mexicanos odian a los españoles, se están odiando a sí mismos, porque todos ellos -criollos o mestizos- tienen la misma herencia genética, cultural e histórica, y -como ha señalado la historiadora mexicana Úrsula Camba- “no podemos despojarnos de nosotros mismos”. ¡Ay Méjico, que lejos estás de mí! Madrid, 10 de octubre de 2024

Urge que el Gobierno español adopte una política migratoria

URGE QUE EL GOBIERNO ESPAÑOL ADOPTE UNA POLÍTICA MIGRATORIA Según el último sondeo del CIS, la in inmigración es el problema que más preocupa a los españoles, pasando en tres meses del noveno al primer puesto. Salvo en las cuestiones políticas, en las que José Félix Tezanos beneficia descaradamente a su partido y al Gobierno, el Centro suele acertar en los demás temas, porque cuenta con buenos expertos junto a una sectaria dirección. El ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, ha osado contradecir al oráculo socialista y se ha negado a aceptar esta premisa, y culpado a la derecha y a la ultraderecha de crear un clima de desasosiego para demonizar a los inmigrantes. Sí las conclusiones de la encuesta son correctas, creo que los participantes en la misma han supervalorado el fenómeno migratorio, inducidos por las imágenes que muestran el goteo de cayucos que llegan cada día a Canarias y los asaltos violentos a las vallas de Ceuta o de Melilla. Considero poco verosímil que los españoles crean que es más preocupante la inmigración, que el paro, la inflación, la pérdida de poder adquisitivo, el descrédito de los políticos o los desastrosos efectos del cambio climático. En cualquier caso -ocupe el primer lugar o el noveno-, resulta indiscutible que a los españoles les preocupa la creciente inmigración. En su artículo “!Bendita inmigración!”, Fernando Valdespin ha mantenido en ”El País”, que decir que la inmigración es la más importante amenaza que nos acecha es fruto de la desinformación y de la demagogia. “Hay que abordar la cuestión desde premisas bien articuladas, libres de politiqueos partidistas y de soluciones simplistas”. Estoy de acuerdo, porque, cuando la inmigración es ilegal y forzada, es un serio peligro, pero cuando es legal y regulada puede ser una solución al tremendo déficit demográfico que padece España, algunas de cuyas regiones interiores tienen una densidad poblacional inferior a la de Siberia. Ya en un anterior artículo sobre “Inmigración ¿problema o solución?”, planteé este doble aspecto de la cuestión. Es importante distinguir entre los inmigrantes políticos y los económicos. Como ha observado Ángel Expósito, no es lo mismo un joven de Malí que huye de la muerte o del hambre, que otro marroquí que llega a Canarias con su pasaporte recién expedido y recursos suficientes para circular por España y por Europa. Salvo en los casos de guerras y conflictos -como los de Afganistán, Siria, Sudán del Sur o el Sahel-, la inmensa mayoría de las personas que emigran lo hacen por motivos económicos, para mejorar sus condiciones de vida, lo cual es razonable y respetable. Ahora bien, ello no supone que tengan derecho a ser admitidos en cualquier país, y menos si lo hacen de manera ilegal o con recurso al uso de la fuerza. Los buenistas, incluida la propia ONU, sitúan a todos los inmigrantes en pie de igualdad, lo cual no es correcto. En un sentido jurídico, cabe distinguir a los refugiados -cubiertos por la Convención de Ginebra de 1951-, a los protegidos internacionales y a los inmigrantes estrictamente económicos, que tienen estatutos jurídicos diferentes de conformidad con el Derecho Internacional. Pese a ello, en una resolución de 2016, la Asamblea General afirmó que los Estados miembros asumían el compromiso de proteger los derechos humanos de todos los inmigrantes cualquiera que fuera su situación. Aparte de que las resoluciones de la Asamblea no sean jurídicamente vinculantes -aunque tengan un valor político y moral- esta afirmación es correcta solo a medias. Es obvio que los Estados deben proteger los derechos humanos de cualquier persona, pero es asimismo evidente que no cabe dar el mismo trato a los inmigrantes que entran en un país legalmente, que a los que lo hacen de forma ilegal. Para Inocencio Arias, una cosa es un refugiado que huye de la persecución para salvar su vida y que es irrechazable y tiene derecho a obtener asilo, y otra bien distinta el emigrante económico que es totalmente rechazable ya que no tiene derecho a entrar en un país y menos aún permanecer en él. En su sentencia 72/2005, el Tribunal Constitucional afirmó que la Constitución no reconoce como derecho fundamental de los extranjeros acceder al territorio español y el legislador podrá condicionar dicho acceso al cumplimiento de determinados requisitos. La entrada legal de los inmigrantes en España es un presupuesto necesario para que su situación sea conforme a las normas vigentes y puedan estar en condiciones de ejercer plenamente todos los derechos que la ley les reconoce. Arias ha expresado su respetuoso desacuerdo -que yo comparto- con la afirmación del Papá Francisco de que rechazar a un inmigrante es un pecado mortal. Será a lo sumo una falta de generosidad, pero no un pecado, si el Estado receptor tiene fundados motivos legales para no aceptar en su territorio al inmigrante que pretenda permanecer en el país en el que ha entrado de forma ilegal. En estas cuestiones no conviene mezclar la Moral con el Derecho. El trato de los emigrantes -especialmente de los refugiados y de los protegidos internacionalmente- está parcialmente regulado en normas internacionales y sobre todo en las normas nacionales. Los emigrantes económicos no tienen una cobertura “ad hoc” en el Derecho Internacional y se rigen por las disposiciones nacionales de los Estados a los que lleguen. Todos ellos tienen derecho a solicitar asilo en el país de llegada y las autoridades de éste deberían concedérselo sí reúnen los requisitos previstos en las leyes internacionales y nacionales, pero, salvo los criterios de carácter general, el asilo tampoco está debidamente regulado en el Derecho Internacional ni en el Europeo. La UE no ha conseguido adoptar unas normas comunes sobre asilo para todos los Estados miembros, pese a que en su directiva 2004/83 -que establecía las normas sobre el reconocimiento y el estatuto de los refugiados y de las personas internacionalmente protegidas- se afirmara que la adopción de una política común de asilo era un objetivo de la Unión para establecer un espacio de libertad, seguridad y justicia. Ha establecido normas internacionales -incluidos tratados como el Convenio de Dublín de 1990, que establece que las solicitudes de asilo deben ser presentadas en la frontera del primer Estado comunitario al que arribe el inmigrante, con independencia del país en el que aspire a residir-, que han tenido poco éxito, ya que los emigrantes con destino a la Unión se han concentrado en los Estados del sur del Mediterráneo, como Grecia Italia y España. Los procedimientos burocráticos para la concesión de asilo son lentos y dificultosos, y los Estados de primera línea lo concede con cuentagotas, por lo que han provocado lamentables situaciones para los peticionarios en algunas islas griegas o en Lampedusa, y existe un grave riesgo de que se produzca una situación semejante en las Canarias, especialmente en la isla de El Hierro. La Comisión Europea ha hecho diversos intentos para redistribuir a los inmigrantes entre los distintos Estados miembros que han resultado fallidos. En 2015 adoptó un plan para repartir 160.000 refugiados en Grecia y en Italia --especialmente sirios-, pero muchos Estados -especialmente los del Grupo de Visegrad- se negaron a aceptarlos. Ante el fiasco, la UE firmó un vergonzante Acuerdo con Turquía, para que sus autoridades retuvieran en el país a la masa de emigrantes con destino a la Unión y aceptaran su devolución, a cambio de la entrega de €3.000 millones. A causa de la actuación de las fuerzas de seguridad turcas, la corriente migratoria alentada por las mafias traficantes de emigrantes se trasladó a Libia para dirigirse hacia Italia. En 2023, la Comisión Europea adoptó otro Pacto migratorio mucho más modesto para distribuir tan solo a 29.500 refugiados, mediante un sistema de solidaridad “a la carta”, de modo que los Estados que se negaran a acogerlos tendrían que abonar una suma de dinero por cada uno de los rechazados. Este Pacto tampoco fue aceptado por países como Hungría y Polonia. El Gobierno de Giorgia Meloni inició una política para reducir de manera drástica la llegada de inmigrantes a Italia. Según afirmó,” nunca detendremos la inmigración ilegal en masa, ni derrotaremos a los traficantes de seres humanos sin afrontar las causas que empujan a una persona a abandonar su casa”. Adoptó el plan Mattei, que preveía la inversión de €5.500 millones en los países de procedencia de las migraciones -Libia, Túnez y Argelia-, y firmó con ellos Acuerdos de cooperación para su desarrollo, a cambio de que frenaran los flujos migratorios hacia Italia, y también con Albania para construir Centros a donde trasladar a los emigrantes rescatados mientras se tramitaban las solicitudes de asilo, prohibió la concesión de permisos de trabajo para los solicitantes, incrementó las devoluciones de inmigrantes ilegales, y aumentó los obstáculos para la actuación de las ONG rescatadoras. Gracias a estas políticas, el Gobierno italiano ha disminuido en un 65% el flujo migratorio, y las mafias traficantes han trasladado su criminal tráfico al Atlántico, a la ruta canaria, mucho más mortífera pero más rentable para ellas. Según la Ley 4/2000 sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, corresponde al Gobierno la definición, planificación, regulación y desarrollo de la política de inmigración. Las Administraciones basarán el ejercicio de sus competencias en la lucha contra la inmigración irregular y la persecución del tráfico ilícito de personas, y la promoción del diálogo y la cooperación con los países de origen y tránsito de emigrantes, mediante Acuerdos dirigidos a ordenar de manera efectiva los flujos migratorios (artículo 2-bis). El Gobierno español ha seguido una política migratoria incoherente y tomado medidas contradictorias y del todo insuficientes. Empezó con la entusiástica y demagógica acogida a los 629 rescatados por el buque “Aquarius” -que provocó un considerable efecto llamada-, sin adoptar las medidas adecuadas para ofrecer una salida laboral a los mismos, redujo considerablemente la concesión de asilos y de permisos de residencia o de trabajo, y realizó deportaciones masivas en las ciudades de Ceuta y Melilla. En su periplo por Mauritania, Gambia y Senegal, Sánchez ha hecho propuestas contradictorias, que muestran la inexistencia una política migratoria. Ante la grave situación existente en Canarias, el Gobierno central se ha puesto de perfil, ha renunciado a ejercer las competencias que le son propias, y ha traspasado sus responsabilidades a las Comunidades Autónomas, mediante lo que Sánchez ha denominado “co-gobernanza” -como hizo durante la pandemia del COVID-, en lo que hay bien poco de” co” porque el Gobierno no aporta ni un euro a las Comunidades a las que ha soltado el mochuelo. El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha afirmado que el control de las fronteras y del flujo migratorio son competencias exclusivas del Gobierno central. Ha pedido a la UE que haya un reparto equitativo en la responsabilidad en materia de asilo, que las obligaciones no recaigan exclusivamente en los países de entrada, que se alcance una verdadera política común en materias de migración, fronteras y asilo, y ha manifestado la necesidad de reforzar la cooperación con los países africanos, como Mauritania y Senegal, con los que España ha firmado Acuerdos. El problema más grave lo plantean los menores extranjeros no acompañados (MENA). Según la Ley de Extranjería, el Gobierno adoptará -en colaboración con las Comunidades Autónomas- un Plan estratégico plurianual, que incluya entre sus objetivos la integración de los menores. Los programas para lograr este fin serán financiados con cargo a un Fondo Estatal para Integración de los Inmigrantes, que podrá incluir fórmulas de cofinanciación (artículo 2-tertio). Pese a ello, el Gobierno se ha negado a financiar total o parcialmente a las Comunidades -especialmente a Canarias- para que atiendan a las necesidades de los MENA que se encuentren en sus territorios. Cuando el Ministerio Fiscal tenga constancia de la existencia de un menor, lo pondrá en conocimiento de los servicios competentes para su protección. El Gobierno realizará Acuerdos de colaboración con los países de origen de los MENA, que contemplen la prevención de la inmigración irregular, y la protección y el retorno de los mismos. Esta disposición pone de manifiesto la falta de fundamento de quienes afirman que los menores no pueden ser repatriados. Antes de decidir la devolución del menor, el Estado receptor consultará al país de origen sobre sus circunstancias familiares o la existencia de servicios que puedan asumir su tutela y, en el caso de que no existieran unos u otros, se les concedería una autorización de residencia (p° 1 a 7 del artículo 35). Asimismo, la directiva 2008/15 de la UE contempla la expulsión de los MENA, siempre que se cumpla un determinado procedimiento. Algunas ONG alegan que las Comunidades tienen la obligación de atender a todos los menores que se encuentren en su territorio, pero esta obligación se refiere a los menores que existan en sus circunscripciones, y no a los miles de MENA de que sean transportados por vía marítima.a dichas Comunidades por las mafias traficantes. El grave problema de Canarias Como los tráficos ilegales de emigrantes son vasos comunicantes, la disminución en Italia ha llevado consigo un aumento de un 85%, en la ruta de África occidental hacia Canarias, que ha recibido en los siete primeros meses del año 26.758 inmigrantes, y la perspectiva es que va a recibir a muchos más. 702 que lo intentaron han muerto o desaparecido en las trágica ruta. La isla de El Hierro se ha convertido en la Lampedusa española, al recibir más inmigrantes que habitantes tiene, lo cual es insostenible. En Canarias hay en la actualidad más de 6.000 MENA, que exceden con creces la capacidad de acogida de las instituciones de la isla. El responsable de su atención es el Gobierno central, que tiene la competencia exclusiva sobre el control de los flujos migratorios y cuyos servicios de salvamento rescatan a los menores del mar y los depositan en donde estiman oportuno, sin asumir el Gobierno responsabilidad alguna, sobre todo orden financiero, pese a estar obligado por la Ley de Extranjería. Ha pretendido resolver el problema transportando el excedente de menores a otras Comunidades, sin el obtener el previo consentimiento de éstas, ni negociar con ellas, mediante una propuesta de modificar el artículo 35 de dicha Ley. Su p° 12 establece que las Comunidades podrán llegar a acuerdos con la Comunidad donde se encuentren los menores para asumir su tutela y custodia, con el fin de garantizarles mejores condiciones de integración. El Gobierno presentó una enmienda a esa disposición, para hacer obligatoria la admisión de los MENA que éste decidiera unilateralmente y que además las Comunidades asumieran la financiación total o parcial de la operación, pero la propuesta fue rechazada en el Congreso. Sánchez y sus ministros se ensañaron con el principal partido de la oposición, que -como es natural- votó en contra, y no ha formulado crítica alguna contra su socio JxC que hizo lo mismo. Los aliados pueden votar sin problema contra el partido del Gobierno, pero si lo hace el PP, actúa como un partido carente de sentido de Estado. El presidente de la Junta de Canaria, Fernando Clavijo, se ha quejado amargamente -con sobrados motivos- del abandono del Gobierno central y lo ha acusado con razón de dejación de funciones, pasividad y falta de colaboración, porque la atención a los menores rescatados del mar es competencia del Estado. “ El archipiélago es el sostén y el muro de contención de las personas que llegan de África y a la vez, una tierra solitaria que gestiona uno de sus momentos más complejos”. Clavijo y Feijóo hicieron una razonable propuesta al Gobierno para que adoptara una serie de medidas a fin de hacer frente a la situación, pero Sánchez las rechazó y se negó a negociar. Ante esto, el PP y Coalición Canaria firmaron el pasado día 10 un Plan para frenar el descontrol migratorio: Asunción por el Estado de la financiación de los MENA cuando se saturen los Centros autonómicos de acogida, creación de un Fondo de Contingencia para financiar los gastos de atención a los menores, traslado de MENA a otras Comunidades mediante un acuerdo consensuado de carácter multilateral, activación de mecanismos en la UE para que sus Estados miembros acojan a algunos de los emigrantes llegados a Canarias, declaración de emergencia migratoria a nivel nacional, aumento de la presencia policial para controlar las fronteras y actuación de policías españoles en los países de procedencia de los emigrantes mediante Acuerdos con dichos Estados, solicitud de despliegue de unidades de FRONTEX en el Atlántico, contratación de más personal para la atención a los inmigrantes y la tramitación de los expedientes, y convocatoria urgente de la Conferencia de Presidentes Autonómicos y de las Conferencias de Inmigración y de Juventud, para acordar el reparto de los MENA. . Los signatarios presentaron el Plan al Gobierno, que reaccionó con su habitual negativismo con críticas descalificadoras a la oposición. La ministra de Inclusión y Migraciones, Elma Saiz, exigió a Feijóo que abandonara los acuerdos ”fake” de política migratoria y se pusiera de verdad del lado de Canarias para solucionar la distribución de los MENA mediante la reforma de la Ley de Extranjería. El ministro de Política Territorial, Víctor Torres -canario para más inri- afirmó que el Plan era un documento donde se cuestionaba toda la política migratoria histórica, en vez de poner sobre la mesa una solución al problema de los MENA, acusó a Feijoo de utilizar la demagogia y las tesis de la ultraderecha, y le pidió que se centrara en ayudar a los más vulnerables. La Junta de Canarias adoptó un Protocolo sobre la atención a los MENA, en el que pedía a las ONG que no acogieran a menores sin el consentimiento del Gobierno local y a las fuerzas de seguridad o a la Administración del Estado que realizaran ciertas tareas ante de entregar a los menores en los Centros de acogida. Fórum Social-77 -Organización encargada de acoger a los menores en El Hierro- se negó a aceptar a 14 de ellos por falta material de espacio físico en sus instalaciones para albergarlos, y la policía la denunció ante la Fiscalía, que le abrió un expediente sancionador y recurrió el citado Protocolo, cuya aplicación fue suspendida por el Tribunal Superior de Justicia, porque su cumplimiento podía comprometer la entrega inmediata de los menores a las autoridades autonómicas que tenían confiado su cuidado. El Gobierno no solo no ayuda a Canarias , sino que insta al Ministerio Fiscal a que dificulte la actuación de la Junta. Posibles medidas para hacer frente a la inmigración ilegal La migración es un problema complejo y difícil de resolver por causas diversas como la presión ejercida por la pobreza y los conflictos armados en los países de origen, la insolidaridad en Comunidades -como Cataluña- y entre los países europeos, la presión de los nacionalismos y de la extrema derecha, y la falta de voluntad política. El punto de partida “sine qua non” para resolverlo es la adopción de un acuerdo de Estado entre los partidos políticos, especialmente entre el PSOE y el PP, pero resultará difícil de conseguir mientras se mantenga en el poder Sánchez, que es alérgico a cualquier acuerdo con la oposición. Me permito sugerir algunas medidas necesarias para intentar solucionar el problema, entre las que se figuran las incluidas en el Plan acordado entre el PP y CC y algunas de las adoptadas por el Gobierno de Meloni. 1.-Distinción entre los inmigrantes por razones políticas o económicas y entre legales e ilegales, y tratamiento distinto. El Gobierno debe ser rápido y generoso en la concesión de asilo a quienes lo merezcan, y expulsar a los inmigrantes ilegales a los países de procedencia, con las debidas garantías. 2.-Regulalización de los inmigrantes que lleven tiempo en España y tengan trabajo o una posición asentada. 90% de partidos políticos así lo han propuesto en el Congreso. 3.-Firma de Acuerdos con los países vecinos de origen -Marruecos, Argelia, Mauritania o Senegal- y exigencia de su cumplimiento, especialmente en las devoluciones. Presencia de fuerzas de seguridad españolas en estos países para ayudarles a que nos ayuden. 4.-Acuerdo consensuado para la distribución entre las Comunidades del excedente de MENAS en Canarias, Ceuta y Melilla, sin excepciones, como pretende Cataluña. 5.-Petición a la UE da ayuda para financiar la atención a los inmigrantes y para distribuir algunos de los menores entre los países miembros. 6.-Petición a FRONTEX de que envíe a sus unidades a patrullar en el Atlántico en las proximidades de las Canarias, para tratar de impedir -junto con buques de la Armada española- la llegada de cayucos a las islas. Deben situarse fuera del límite de las 200 millas y devolverlos a su punto de partida en las mejores condiciones de seguridad. 7.-Inversión en programas de desarrollo en los países de origen y de tránsito, como está haciendo Italia. Esta labor deberá ser principalmente erizada por la Comisión Europea, que cuenta con recursos financieros y técnicos suficientes. 8.-Formación profesional de los MENA, especialmente en los sectores que más mano de obra necesite España. Cuando los menores accedan a la mayoría de edad, deberán ser provistos de permisos de residencia y de trabajo. 9.- Devolución de MENA a Marruecos, donde se puede encontrar fácilmente a sus familiares y el Reino cuenta con Centros para acogerlos y tutelarlos. 10-Fomento de la inmigración legal, especialmente de la procedente de Iberoamérica, la Europa no comunitaria y el África subsahariana no musulmana. 11.-Política de fomento de la natalidad y de inducción a no utilizar recursos legales contrarios a la misma como el aborto, salvo en casos excepcionales 12.-Facilitación a familias de inmigrantes para que se instalen en pueblos de la España vaciada, como en el caso de Burbáguena (Teruel), donde gracias a ellos se han reabierto la guardería y la escuela, y se ha duplicado su población