Como las
ocas del Capitolio habían anunciado, la cerrazón de Pedro Sánchez y su ansia
desmedida de poder llevó a la implosión del PSOE en el Comité Federal del
pasado 1 de Octubre. Ante la maniobra de los barones de provocar la dimisión de
17 miembros de la Ejecutiva
–que la dejaba paralizada al quedarse sin “quórum”-,
Sánchez, en vez de dimitir, lanzó un “órdago a la grande” y convocó una reunión
del Comité Federal para que aprobara la celebración de primarias para
seleccionar al futuro Secretario General y la convocatoria de un Congreso
extraordinario que lo confirmara en el puesto. Perdió el embite y -tras un
lamentable tragicómico espectáculo con gritos, lamentos, insultos e imprecaciones, y una
tentativa de realizar una votación en una urna oculta tras una cortina- el
Comité rechazó la propuesta por 132
a 107 votos. Siendo coherente consigo mismo, Sánchez
dimitió como Secretario General y el Comité constituyó una Gestora de cinco
miembros, presidida por Javier Fernández, Presidente de la Comunidad Asturiana ,
y con una mayoría críticos.
Según ha
editorializado “El País”, no queda
otra alternativa para la gobernabilidad de España que permitir un Gobierno del
partido más votado y tratar de construir desde la oposición un PSOE capaz de
recuperar la confianza de sus antiguos electores, y que, nuevamente unido, sea
capaz de ofrecer una alternativa al PP. Para “El Mundo”, es prioritario desbloquear la investidura para formar un
Gobierno y superar la parálisis de los últimos nueve meses. Sería
incomprensible que el relevo traumático de su Secretario General no comportara
un cambio de actitud en la posición del PSOE sobre la investidura de Mariano
Rajoy. Sería positivo para España y para
el propio partido, porque le permitiría ganar tiempo para encarar una renovación
inaplazable para volver a ser una alternativa de Gobierno, tarea ingente como
para seguir manteniendo su contumacia en el “NO es NO”. Estas ideas han sido compartidas –casi en
solitario- por el Presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que ha
afirmado que un partido de Gobierno o gobierna o deja gobernar. España no puede
seguir sin Gobierno e instalada en el corto plazo. La hemos conducido a una
carretera cortada y cualquier salida que busquemos es mala. En el PSOE nadie
quiere que Rajoy sea Presidente y hacerlo sería duro para todos nosotros, pero,
aunque no es la solución ideal, es la única viable. A su juicio, si queremos
ser alternativa, hay una magnifica oportunidad en un Parlamento con el PP en
minoría para hacer muchas cosas buenas desde la oposición.
Actuación de la Gestora del PSOE
También el
Presidente de la Gestora
parece ser de esta opinión, pero ha optado por la actitud prudente y razonable
de limitarse a hacer pedagogía para convencer a sus correligionarios. Ha dado
prioridad a recomponer la fragmentada unidad y cohesión interna del partido y
favorecer las condiciones para que “se produzca un diálogo sosegado y
tranquilo”. Fernández se ha negado a someter la decisión a los militantes
porque “el PSOE no es un partido asambleario”. Ha partido de que la decisión
unánime del Comité Federal fue oponerse a la investidura de Rajoy y seguido
instalado oficialmente en el NO, pero está convencido de que no cabe plantear
un Gobierno alternativo y de que acudir a unas terceras elecciones sería
nefasto para el partido, por lo que hay que evitarlas como sea. Según la última
encuesta de Demoscopia para “El País”,
el PP subiría 5 puntos -37.8%- mientras que el PSOE – que ha perdido casi seis
millones de votos desde 2008- bajaría 4.7 puntos -18%-, con 14% para Podemos. La mayoría de los votantes estima que abstenerse
seria lo mejor para el partido, pero no es ésta la opinión de los militantes y de
algunas federaciones –especialmente la de Cataluña, para cuyo Secretario
General, Miquel Iceta, “no podemos ser muleta de un Gobierno conservador”-, que
amenazan con romper la disciplina de voto e inmolarse de forma suicida en unas
nuevas elecciones, que son preferibles –Iceta dixit- son preferibles a un Gobierno del PP. Les da igual quedarse
con medio centenar de diputados, pues se mueven por su odio africano a la
derecha, bien implantado en sus bases. Una de las portavoces de esta numantina
posición, la diputada Susana Sumelzo, ha manifestado que no es posible un voto
distinto al NO, porque tal es el mandato de sus votantes y de la mayoría de los
españoles. No habría nada más dañino para España que una nueva legislatura del
PP y las condiciones que motivaron la decisión de votar NO “permanecen inalteradas
al día de hoy, sin que haya sobre la mesa razones de peso para pensar que la
abstención llevaría al país o al PSOE a un escenario mejor”.
Fernández
es consciente de este sentir, en el que la visceralidad prevalece sobre la
racionalidad –“la política no es sentimiento, es razón”-, pero, como ha
observado Santiago González, tiene problemas para conjugar el verbo
“abstenerse”. Sin embargo, en el breve margen que está habiendo hasta el día 23
-fecha en que se reunirá el Comité
Federal para tomar la decisión final-, ha ido lanzando mensajes orientados a
convencer a sus compañeros sobre la
conveniencia de la abstención: “Se requiere un aterrizaje forzoso en el
principio de la realidad”, “la política
exige convivir con la decepción”, “abstenerse no es apoyar”, “hay que olvidarse
de la idea frentista que tenemos de la política”, “las políticas, además de
bienintencionadas, deben ser útiles”, “peor que un Gobierno en minoría del PP
sería un Gobierno en mayoría”, ”no se puede levantar una barricada ética frente
al PP por respeto a sus millones de votantes”, “la apelación a la democracia
directa termina con la representación”, “unas nuevas elecciones serían lo peor
para España y para el PSOE”, “pienso más en nuestros votantes que en nuestros
militantes”…No parece que estas razonables píldoras reflexivas hayan convencido
a las bases del PSOE, aunque éste tiene mayor relevancia por sus votantes que
por sus militantes. El Presidente no va a hacer una recomendación sobre la
decisión final a adoptar, que dejará al Comité Federal, pero confía en que dicha
decisión se pronuncie a favor de la
abstención y sea acatada por todos los diputados socialistas.
Presión de Podemos
Podemos
–que está convencido que el PSOE facilitará, de una u otra forma, la
investidura de Rajoy- está presionándolo intensamente. Así, ha afirmando que
“habrá consecuencias” y amenazado con retirar su apoyo a los Presidentes de las
Comunidades de Valencia, Baleares, Aragón y Extremadura, como ya ha hecho en
Castilla-La Mancha –en señal de advertencia. Como ha señalado malévolamente
Pablo Iglesias, el PSOE ha renunciado a jugar cualquier labor de fiscalización
tras haber decidido entregar el poder al PP y configurar una “gran coalición”
con su abstención. Lo ha acusado de arrodillarse, mentir y ser un fraude para
sus electores. El desafío que vive ahora su partido es asumir ese espacio que
el PSOE le ha puesto en bandeja y pasar a ser la única oposición en el país. Las
relaciones entre el PSOE y Podemos se han ido deteriorando últimamente, porque
Fernández sabe perfectamente que Pablo Iglesias no quiere formar un Gobierno de
progreso, sino arrebatar a los socialistas su papel como principal portavoz de
la izquierda y líder de la oposición, por lo que prefiere distanciarse lo más
posible de él.. El Secretario de la
Gestora , Mario Jiménez, lo ha acusado de volar los puentes y
de impedir cualquier posibilidad de diálogo en el seno de la izquierda. Para
Fernández, la mala relación con Podemos es un estado natural y desconfía de él
porque no garantiza la unidad de España, al estar muy cerca de los
independentistas de Cataluña y del País Vasco, y por su defensa del “derecho a
decidir”. Es para él esencial construir
un relato que marque las diferencias entre los dos partidos. En contraste con
Iñigo Errejón -que mantiene que sin el trabajo en las instituciones no se vencerá
el miedo al partido y reclama, por tanto, una actitud sosegada-, Iglesias ha
reconocido que, como no tienen fuerza suficiente en el Congreso para cambiar
las cosas, habrá que “desbordar las calles”, y ha dado incluso su apoyo a una
eventual huelga general. Ha arengado a sus simpatizantes a movilizarse frente a
la “legislatura de la vergüenza” que se avecina y a luchar para crear “poder
popular”.
Dilema para el PSOE:
¿Abstención pura o técnica?
Es evidente
que la gobernabilidad de España pasa por el PSOE y el partido tiene el grave
problema de asumir el desgaste que le provocaría abstenerse para permitir que
gobierne Rajoy. La posición abstencionista se ha visto fuertemente
fortalecida con la reciente decisión del
PSOE andaluz. Según su número 2, es necesario convencer a los cuadros y a los militantes y “hacer pedagogía de la abstención” para
derribar las reservas y rechazos existentes en el partido. No podemos ir a
nuevas elecciones por el fallo de las fuerzas políticas de no ser capaces de
formar Gobierno, ha afirmado Juan Cornejo. Tan importante es gobernar como
liderar la oposición y no se debe bloquear la formación de un Gobierno si no hay
alternativa al mismo. Sin embargo, las bases del partido, algunas federaciones
–como la catalana, la balear, la gallega o la vasca- y varios diputados siguen
recalcitrantes en su posición obstruccionista, y se muestran dispuestas a
ignorar una eventual decisión del Comité Federal en pro de la abstención. Ante
esta situación de “impasse”, se va abriendo camino la solución denominada
“abstención técnica”. La aritmética parlamentaria permite que Rajoy sea elegido
Presidente con la abstención o ausencia de once diputados. Esta fórmula
vergonzante va contra la cultura del partido y Javier Fernández y Susana Díaz
no son partidarios de ella, pero empiezan a considerarla como un mal menor,
para dejar constancia formal de su oposición a las políticas del PP y mantener
la unidad del partido. Pero –como ha
observado “El Mundo” en un
editorial-, es fundamental que Fernández
y los suyos sean capaces de alcanzar una fórmula de consenso ahormada en
una estrategia de más largo alcance, porque una salida en falso como la de la
“abstención técnica” tal vez le sirva al PSOE para ganar a la desesperada algo
de tiempo, pero no tardaría en mostrarse perjudicial. Dejaría al partido en el
limbo de la indefinición y no cerraría la crisis abierta en su seno. Si bien
sería nefasta una repetición de las elecciones –y por ello hace votos porque el
Comité Federal adopte una resolución que lo evite- el periódico concluye que sería
asimismo nefasto que el PSOE quedara hecho jirones en este episodio. Aún
coincidiendo con esta opinión y estimando que la “abstención técnica” es una
auténtica “chapuza”, la política es el arte de lo posible y, si esta fórmula permite
no sólo la formación de un Gobierno, sino también el mantenimiento de la unidad
del PSOE, miel sobre hojuelas.
Horizonte de un
Gobierno del PP en minoría
Según
Javier Redondo, Mariano Rajoy –leal al principio conservador- intuyó que la
inacción desaceleraría los procesos de cambio al desactivar la potencia de
reacción, ha mantenido una cierta
pasividad y argüido que “los consensos no son una rendición, sino un éxito de
todos”. Para Lucía Méndez, el juicio de
“Gürtel” y las tarjetas “black” ha llegado mientras Rajoy se viste tranquilamente para su
próxima investidura con la abstención del PSOE. Además de sortear su propia
destrucción, ha logrado pulverizar a la izquierda española como alternativa de
Gobierno. Ha vencido el banquillo de la corrupción y de la contabilidad B del
PP, acomodando su estrategia política a los tiempos y a los acontecimientos. Ha
perdido tres millones de votos, pero ha conservado el poder. Se ha sentado a
esperar que su investidura viniera rodada y, por el camino, se ha destruido el
PSOE. En opinión de Raúl del Pozo, Rajoy confiaba en que el tiempo arreglaría
los problemas, pero los ha empeorado y llevado al país al borde del colapso
institucional. Se ofrece magnánimamente como víctima propiciatoria para salvar
a España del caos y afrontar una legislatura convulsa y de duración incierta. Con un bipartidismo
socarrado, un PSOE a merced de Podemos y un PP bajo sospecha, el Gobierno
nacerá tiritando, concluye el periodista. En efecto –como ha señalado Miguel
Ángel Belloso-, es previsible que, tras facilitar la investidura de Rajoy, el
PSOE haga en contrapartida una oposición brutal al Gobierno del PP, a fin de expiar
su supuesta culpa por haber traicionado a sus militantes y votantes, lo que
sería letal para España. El nuevo Gobierno deberá fijar el techo de gasto
público, aprobar los presupuestos generales, ordenar las cuentas para cumplir
con la estabilidad fiscal requerida por la Unión Europea e
impulsar las reformas estructurales necesarias, especialmente para frenar la
desaceleración de la economía. El Comisario Europeo de Economía, Pierre
Moscovici, ya ha advertido que esperan un presupuesto que contemple las medidas
necesarias para conseguir el objetivo de déficit en un 3.1%. Ciudadanos también
ha sacado la orejita cuando -pese a apoyar la investidura de Rajoy- alentó al
PSOE a facilitar el Gobierno del PP para controlarlo desde la oposición. Las
diversas votaciones perdidas por el Gobierno en funciones en temas
fundamentales suponen una seria advertencia para Rajoy de que le va a ser muy difícil gobernar
desde la precariedad de sus 137 escaños en el Congreso, en una legislatura casi
imposible. Él es consciente de ello y ha afirmado que hará cuanto esté en su
mano para ganarse la gobernabilidad del país, y que trabajará día a día para
lograrlo “con humildad, con paciencia y atendiendo a los intereses de los
españoles”. Tendrá que negociar a diario cada acción de Gobierno, pues las
urnas han impuesto la “cultura del pacto”.
¿Lo hará o lo dejarán hacerlo?. Pese a las enormes dificultades en el
horizonte, más vale un Gobierno en mano, por débil que sea, que la ausencia del
mismo.
La
situación de las principales fuerzas políticas no puede ser más deprimente.
Como ha descrito Julio Llamazares, un partido gobernante que tiene a la mitad
de sus dirigentes sentados en los juzgados acusados de corrupción, otro que
parece un patio de vecindad con todos sus responsables a la gresca, un tercero
que aspira a dar miedo y un cuarto que va y viene ofreciendo sus votos al mejor
postor. O –en palabras de Raúl del Pozo- un PP maniatado por la corrupción, un
PSOE encadenado al NO, un Ciudadanos haciendo equilibrismo y un Podemos en contra
del precepto básico de que la política no tiene que ver con la virtud. Pese a
esta coyuntura desesperanzadora, una tenue luz se percibe al final del túnel. Parece
ser que el PSOE acabará por dar su brazo a torcer y permitirá la formación de
un Gobierno del PP tras casi diez meses de paralización institucional. ¿Será
suficiente?. Puede que no, pero hay que seguir adelante. Quizás haya que
recordar a nuestros políticos las
palabras de Miguel de Unamuno a José Millán Astray, tras su enfrentamiento dialéctico
de 1936 en la Universidad
de Salamanca: “Me parece inútil pediros que penséis en España”.
Madrid, 17 de Octubre de 2016
usas, hacia la celebración de las mismas. Esperemos que el hámster PS
recapacite y salga de su jaula por la puerta de la abstención.
Madrid, 12 de Septiembre de 2016
prensibles y a todas luces
injustificadas terceras elecciones no variarían sensiblemente de los producidos
con anterioridad, por lo que seguiría requiriéndose el acuerdo entre varios
partidos para poder formar Gobierno. Como ha comentado con sorna Arcadi Espada,
lo peor de las terceras elecciones serían las cuartas.
Playa de Amposta, 29 de Agosto de
2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario