SUEÑOS AEROPORTUARIOS DE UNA NOCHE
DE INVIERNO
En
el deterioro de la vida política de España en los últimos tiempos, hemos
alcanzado tal grado de surrealismo que supera la inconmensurable fantasía de
Salvador Dalí. Hemos llegado a un extremo en el que lo normal –la colaboración
del Gobierno con los partidos constitucionalistas, la separación de poderes y
la independencia de la justicia, el imperio de la ley o la lucha contra el
separatismo- se ha convertido en anormal, y lo anormal –la descalificación de los
partidos constitucionalistas, la confusión de poderes y la sumisión del poder
judicial al ejecutivo, el incumplimiento de la ley y de las sentencias de los
Tribunales o la tolerancia o connivencia con el separatismo- ha devenido
normal. Estamos siendo testigos de una situación paradójica en las que se han
cambiado las reglas del juego político, sin previa advertencia, y se han puesto
en tela de juicio valores hasta ahora indubitados como el respeto a la ley, a
la justicia y a la democracia.
El
nuevo Gobierno de España, su presidencialista Presidente y sus miembros y “miembras”
nos tienen cotidiana y constantemente al borde de un ataque de nervios. Lo malo
no es tanto que se haya formado un “Gobierno
Frankenstein”, sino que el monstruo haya escapado al control de su creador
y deambule por doquier haciendo barrabasadas. Raro es el día en que no se
produce algún acontecimiento que perturba la convivencia democrática hasta
ahora mantenida, mal que bien, desde que se inició la transición de la sociedad
española hacia la democracia.
Incoherencias y contradicciones
del Gobierno español
Pese
a que estamos, por el momento, en un régimen de monarquía parlamentaria, el
Presidente del Gobierno no ha rechazado los continuos ataques de sus propios
Ministros contra la figura del Rey Felipe VI y de la institución monárquica, y
no ha salido a la palestra para defenderlo como era su deber, contribuyendo con
su silencio culpable al deterioro de su imagen y de sus funciones. Pedro
Sánchez ha restado protagonismo al Jefe del Estado “ad maiorem Petrus gloriam” y hasta su consorte trata de suplantar
socialmente a la Reina Leticia.
El
Gobierno niega el diálogo a los partidos constitucionalistas en Cataluña,
mientras pacta con los líderes separatistas condenados por sedición al Estado,
admite la creación de una Conferencia Bilateral para solucionar el “conflicto
catalán” al margen de la Constitución, y da beligerancia a –y su Presidente se
cita con- un aún (¿?) Presidente de la Generalitat,
notorio supremacista y xenófobo, que ha sido condenado por desobediencia e
inhabilitado por el Tribunal de Justicia de Cataluña, y privado de su escaño
autonómico por la Junta Electoral Central -con la anuencia del Tribunal
Supremo- y por el Presidente del Parlament.
Sánchez
prometió durante la campaña electoral modificar el Código Penal para
reintroducir en él el delito de convocatoria ilegal de referéndums y ahora
–siguiendo la cínica máxima de su correligionario Enrique Tierno de que las
promesas electorales se hacen para no cumplirlas- va a proceder a la reforma
del Código, pero para rebajar las penas previstas para el delito de sedición,
con el fin de conseguir la pronta salida de la cárcel de Oriol Junqueras y de
sus cómplices, sin necesidad de afrontar los riesgos de la concesión de un
indulto que podría ser cuestionado por el Tribunal Supremo. Ha aceptado las
exigencias de ERC, su socio en la sombra que le permite mantenerse en el poder,
y maquina –con la entusiasta colaboración del PSC de Miquel Iceta- formar un
tercer Gobierno tripartito en Cataluña, con los separatistas de ERC y los
“podemitas” de Ada Colau.
Desplazó del Gobierno a su
predecesor, Mariano Rajoy, con una moción destructiva de no confianza, so
pretexto de la imperiosa necesidad de moralizar la vida política española y
ahora ésta se encuentra en una situación bastante peor que antes. Siguiendo las
honras fúnebre del Barón de Montesquieu –Alfonso Guerra “dixit” que había muerto-.Sánchez
ha cometido la cacicada de nombrar Fiscal General del Estado –que en su
concepción absolutista forma parte del Gobierno- a la antigua Ministra de
Justicia, notoria persona con dudosas conexiones con el corrupto y estafador
ex-Comisario José Manuel Villarejo y con el juez prevaricador Gregorio Garzón,
y que ha sido reprobada por las Cortes en tres ocasiones tres.
.
El PSE –coaligado con el PNV en el Gobierno vasco- ha dado su anuencia
al proyecto de nuevo Estatuto de Autonomía, que reconoce el derecho a decidir, establece
como regla general la atribución de
competencias a la Junta y como norma excepcional la atribución de las mismas al
Estado, y divide a los habitantes de Euskadi entre vascos-vascos y vascos
españoles, con tratamiento distinto a unos y otros. Sánchez se ha mostrado
dispuesto a transferir al Gobierno vasco las competencias de prisiones y de la
Seguridad Social, a cambio de que Íñigo Urkullu mantenga el apoyo del PNV a su
Gobierno. El PSOE humilla a las víctimas del terrorismo cuando pacta con Bildu,
liderado por el terrorista Arnaldo Otegui, que no sólo no ha condenado el
terrorismo etarra, sino que lo ha justificado y apoyado.
En Navarra, el PSN ha impedido
que gobierne el partido que ganó las elecciones y con el que hasta ahora
mantenía posiciones similares, para formar un Gobierno arco iris de perdedores,
en coalición con los nacionalistas, los bidu-etarras y la extrema izquierda, y
liderado por María Chivite, quien había jurado o prometido por sus ancestros
que nunca pactaría, ni siquiera hablaría con Bildu. Me recuerda la opereta de
Gillbert & Salomon “H.M.,S. Pinafort”,
en la que el Almirante de la Flota de S.M. Británica le decía a otro que él nunca se había mareado en el mar y su
interlocutor le interpeló: ¿Nunca?. “Bueno,-le respondió-, “casi nunca”. Chivite se ha quedado en
el “casi” y ha tenido la desvergüenza de afirmar que el PP vivía mejor con ETA.
Supongo que no lo diría por Gregorio Ordóñez, Miguel Ángel Blanco, Alberto
Jiménez-Becerril y Ascensión García o José Antonio Ortega Lara. En contra de
los principios mantenidos por el PSOE, Chivite ha continuado con la política de
“euskaldunización” de su predecesora Uxue Barkos y se ha mostrado conforme con
la expulsión de la Guardia Civil de Navarra.
Los nombramientos realizados al
más alto nivel son sumamente preocupantes. En la cuota “podemita” figuran
cuatro neo-leninistas alcanforados y un catalán separatista. Además del ya
citado nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado, cabe
mencionar otros dos muy significativos: el de la juez/jueza Victoria Rosell,
como Delegada de Gobierno contra la Violencia de Género, y el de Beatriz Gimeno,
como Directora del Instituto de la Mujer. La juez progresista y superfeminista
Rosell ha hablado de aplicar el artículo 155 de la Constitución a la Comunidad
Murciana y suspender su autonomía por la implantación del “pin parental” en
Murcia, mientras se exonera a los dirigentes separatistas que provocaron la
aplicación de dicho artículo en Cataluña.
El nombramiento de la antigua
Presidenta de la Federación Española de LGTBI en un alto puesto en el
Ministerio de Igualdad es un paradigma de lo que nunca se debería haber hecho, Gimeno
ha afirmado que la igualdad pasa “por la
penetración anal de los hombres por las mujeres”, y que “la heterosexualidad oprime a las mujeres” y
no es “la manera natural de vivir la
sexualidad”. Es además una furibunda enemiga del catolicismo. Ha escrito
que la Iglesia católica “ha puesto
siempre su empeño en mantener la desigualdad social, el atraso económico, la
incultura y la falta de libertad”. La Iglesia se ha ganado a pulso el
aborrecimiento que muchas personas sienten por ella. “Es una institución tan odiada por la clase trabajadora, que –en cuanto
se encendió la chispa- la gente corrió a quemar iglesias”. A este modelo de
ecuanimidad ha encomendado Irene Montero la promoción de la mujer en España.
La Ministra de
Hacienda y flamante portavoz del Gobierno causó un tremendo déficit en el
Gobierno andaluz en su época de Consejera de Economía de la Junta. Ahora, con
la mayor desfachatez, ha abierto un expediente sancionador al nuevo Gobierno
andaluz por el déficit causado por ella con sus políticas de fomento del gasto
con fines partidistas. Se ha mostrado
dispuesta a regar con dinero público a la Generalitat
para financiar a coste cero la deuda catalana provocada por los excesos del Govern en su tentativa de lograr la
independencia de Cataluña. En cambio, se niega a entregar a las Comunidades
Autónomas no separatistas –especialmente si están gobernadas por el PP- las
sumas que le corresponden de la recaudación fiscal realizada en sus nombres por
el Estado. A Sánchez no se le caen de la boca las palabras –especialmente
cuando cruza los Pirineos- de que su Gobierno respetará las recomendaciones de
la UE sobre el déficit financiero, pero no cesa de incrementar el gasto público
para complacer a sus socios de Gobierno, ansiosos de amamantarse de las ubres del
Estado, sin prever la generación de los ingresos requeridos para cubrir este
desaforado gasto.
Pese a contar
en el Gobierno con tres prestigiosos o ex –prestigiosos jueces como Margarita
Robles, Juan Carlos Campo y Fernando Grande-Marlaska –“O tempora, .o mores”-, el Gobierno Sánchez no valora el derecho,
que no es para el Presidente un medio para garantizar el respeto a la ley y la
convivencia democrática, sino más bien un estorbo para sus teje-manejes con los separatistas, los
bolivarianos y los bildu-etarras. El Ministro del Interior ha prescindido en su
segundo mandato de su Secretaria de Estado para la Seguridad, Ana Botella, y del
Director General de la Guardia Civil, su colega en la judicatura Félix Azón,
porque no habían sido suficientemente complacientes con el Govern y habían pretendido sofocar los graves disturbios provocados
por los “tsunamis”y otros energúmenos separatistas.
La Ministra de
Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha provocado –junto con su marido, Mariano
Bacigalupo, miembro de la Comisión Nacional de los Mercados y de la
Competencia-la dimisión del antiguo Ministro Socialista, Jordi Sevilla como
Presidente de la empresa Red Eléctrica. Podría seguir enumerando hasta el
infinito casos de incongruencia política y contradicciones constantes del
Gobierno “Sanchezstein”, pero se me
acaba el espacio. Voy a mencionar tan sólo los últimos actos esperpénticos del
Gobierno bolivariano español en relación con las visitas a Madrid de dos
políticos venezolanos bien distintos..
Pesadilla venezolana en la noche madrileña
El anterior
Gobierno de Sánchez reconoció a Juan Guaidó como Presidente legítimo de
Venezuela, al par que la UE denunciaba las fechorías perpetradas por el Gobierno
dictatorial de Nicolás Maduro y sancionaba a algunos de sus dirigentes con la prohibición de pisar el territorio de los
países miembros de la Unión y de sobrevolar su espacio aéreo.
La pasada
semana se produjeron en Madrid dos acontecimientos paralelos y contradictorios
relacionados con Venezuela: La visita impromptu
de la Vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, que pasó unas horas en el
aeropuerto de Barajas, sin saberse aún muy bien dónde, -aunque parece ser que
fue en la sala VIP del citado aeropuerto-, y la visita más o menos oficial de Juan
Guaidó a Madrid. Mientras de la
segunda disponemos de toda la información posible, de la primera seguimos
sumidos en el más tupido velo, careciéndo de una versión oficial y habiendo
padecido informaciones contradictorias y “cantinflescas”, especialmente por
parte del Ministro de Transportes, José Luis Ábalos, agente 007 al servicio de
su Majestad Hispánica.
Pese a
haber reconocido a Guaidó como Presidente legítimo de Venezuela, Sánchez se
negó a recibirlo –como han hecho sus colegas Merkel, Macron o Johnson, e
incluso el Alto Comisario para Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell-, le
dio plantón y se dedicó durante su visita a sobrevolar el territorio español, lo
que es, al parecer, uno de sus deportes favoritos. Guaidó fue recibido
oficialmente por la Ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González, de forma
fría y distante, incluida la distancia física, puesto que el encuentro se
celebró en la Casa de América en vez de en el Ministerio –como hubiera sido lo
lógico-, para evitar que se contaminara con el virus venezolano el histórico
Palacio de Santa Cruz. Guaidó fue recibido en cambio con todos los honores por
las Presidenta de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso, y por el Alcalde
madrileño, José Luis Martínez-Almeida, así como por los dirigentes de los partidos de
la Oposición, y tuvo un encuentro multitudinario en la Puerta del Sol con un
grupo de entusiasmados compatriotas.
Respecto al
segundo acontecimiento, seguimos –como en la obra de Buero Vallejo- en la
ardiente obscuridad, por lo que hay que recurrir a la imaginación para
reconstruir los hechos con las escasas pistas que disponemos. Según la
periodista venezolana Ibeyise Pacheco, fue el bolivariano Vicepresidente del
Gobierno, Pablo Iglesias, el que invitó a la Vicepresidenta venezolana a
Madrid, para tratar de quitar protagonismo a la visita de Guaidó. La idea era
que la Vicepresidenta se entrevistara con Iglesias y, a ser posible, con
Sánchez. Aquí quizás convenga ofrecer unas pinceladas sobre la dulce Delcy,
para el caso de que el lector no la conozca. Se trata –junto con su hermano
Jorge, también Vicepresidente- de uno de los personajes más influyentes y siniestros
de la corte de los milagros de Maduro, firme partidaria de la línea dura, y que
ha sido acusada de violación de los derechos humanos del pueblo de Venezuela.
Muestra de su sectarismo fue la negativa a aceptar la ayuda humanitaria enviada
por los países occidentales para paliar la hambruna de la mayor parte de la
población, so pretexto de que estaba contaminada y envenenada por los
capitalistas para provocar daños cancerígenos a la población. Su “slogan” es que “en Venezuela no hay hambre, sino voluntad. Aquí no hay crisis
humanitaria, sino amor”.
La UE ha
sancionado a Delcy Rodríguez con la prohibición de que visite los Estados
miembros de la Unión e incluso de que sobrevuele su espacio aéreo. Por eso,
cuando la Vicepresidenta llegó a Madrid con la aurora, no la esperaba al pie de
la escalerilla su “príncipe”, José Luis Rodríguez Zapatero, ni siquiera el Gran
Visir Iglesias, sino unos policías que, un tanto desconcertados, le hicieron
saber que le estaba prohibido bajar del avión y pisar suelo español. Los
policías de guardia habían informado al Ministerio del Interior de la indeseada
presencia de la Vicepresidenta venezolana y Fernando Grande-Marlaska, que no
parece ser muy partidario de trasnochar, le pasó el “marrón” a su colega
Ábalos, Ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana -y los grandes
Expresos Europeos- por eso de que los aviones son medios de transporte, cuando
el problema no estaba en el avión, sino en
las personas que bajaban de él, tema que obviamente era competencia de
Interior. Hombre voluntarioso. Ábalos se dejó convencer de que, siendo Ministro
de Movilidad, tenía que velar por que la Sra. Rodríguez pudiera moverse, y
acudió a su rescate.
Lo que a
continuación voy a exponer es sólo una recreación libre y no fidedigna de mi
imaginación, deducida de las seis o siete versiones distintas y distante dadas
por Ábalos sobre su romántico encuentro con la airada dama venezolana. V.gr: que
no la vio, que se encontró con ella por casualidad en el avión cuando fue a
recoger a un amigo, que apenas la saludó a petición de éste, que estuvo con
ella veinte minutos para saludarla, que la susodicha no pisó suelo español,
que…Mi versión es la siguiente.
Ábalos es
un noctámbulo empedernido que sacó a su perro a pasear a las cuatro de la
mañana. De pronto, recibió una llamada de un amigo, -el Ministro de Turismo de
Venezuela- para invitarlo a tomar un chupito en la cafetería del aeropuerto. Una
vez allí, su amigo Félix Plasencia le dijo
que había viajado con una buena amiga, que se encontraba varada en el
aeropuerto y quería hablar con alguien del PSOE, por lo que le preguntó si tendría
inconveniente en ir a saludarla. Galán de noche, Ábalos acudió solícito al
encuentro de Delcy para rendirle pleitesía y presentarle sus excusas por lo
cutre del recibimiento. Le dijo que no habían podido extender la alfombra roja,
porque se la habían llevado a Málaga para la ceremonia de la entrega de los
Premios Goya y que no la había podido recibir una banda de música, porque el
facha del Alcalde madrileño no permitía el ruido nocturno en los locales
públicos. Añadió que los pesados de la UE habían prohibido que pisara tierra
hispana y que, para soslayar este contratiempo, un par de fornidos policías la llevarían
en la sillita de la reina hasta la terminal VIP del aeropuerto. De esta forma,
el servicial Ábalos –según Sánchez- salvó a España de un serio incidente
diplomático.
Con este
genial subterfugio, quedaba soslayada la prohibición de pisar tierra española,
pero ¿cómo se podía resolver el problema de la prohibición del sobrevuelo?
Ábalos es maestro de profesión y no tiene por qué saber nada de derecho interno
o internacional. Por tanto, ignoraba la existencia de un auto del Tribunal
Constitucional, de 6 de marzo de 1996, que establecía que las zonas
internacionales de los aeropuertos españoles y el espacio aéreo suprayacente
eran territorio español. ”Precisamente,
los funcionarios del servicio de control de fronteras actúan en ejercicio de
las potestades públicas inherentes a la soberanía plena y exclusiva del Estado sobre el espacio
aéreo y los aeropuertos”. Los policías podrían –y quizás deberían- haber
prohibido que la Vicepresidenta venezolana descendiera del avión para impedirle
su entrada ilegal en España, pues la eventual limitación a su libertad
deambulatoria hubiera servido a una finalidad lícita, expresamente prevista en
el artículo 5-1-f) del Convenio Europeo de Derechos Humanos y en los artículos
11-3 y 33 de la Ley de Extranjería y los párrafos 1 y 7 del artículo 5 de la Ley de Asilo.
Sería útil
saber cómo salvó Ábalos el escollo del sobrevuelo, si es que lo hizo, que tengo
mis dudas, por mucho que Sánchez y la portavoz del Gobierno, María Jesús
Montero, hayan mantenido que, al encontrarse con Delcy Rodríguez, Ábalos había
evitado un conflicto diplomático con la UE. Salvo explicación más convincente,
no comprendo cómo ha podido obtener Ábalos ese éxito. La Vicepresidenta llegó a
Madrid en un vuelo particular no regular, para lo que tuvo que recibir la
debida autorización de sobrevuelo del espacio aéreo español y de aterrizaje de la aeronave en el aeropuerto
Adolfo Suárez por parte de las autoridades españolas competentes. Si tal cosa
se hizo, España habría violado la prohibición decretada por el Consejo Europeo
e incurrido en responsabilidad ante la UE y sus socios europeos. Ábalos, por su
parte, violó -con alevosía y nocturnidad- la prohibición de estancia en suelo
español a una persona que no tenía derecho a ello, al permitirle su acceso y
estancia en la sala VIP del aeropuerto. Rodríguez no soló holló ocasionalmente
suelo español, sino que lo hizo reiteradamente en el espacio y en el tiempo, ya
que se trasladó de la Terminal 1 a la 4 y pateó la zona “duty free” de esta última durante varias horas. Ignoro si la
solución ha consistido establecer un “agujero negro” en un determinado espació
sometido a la soberanía española sobre el que el Estado ha renunciado a su
soberanía y reconocido un régimen excepcional de inviolabilidad para pasajeros
ilegales y extraterrestres de otras galaxias. Sería una original aportación al
Derecho Diplomático.
El
esperpéntico espectáculo protagonizado por el “pas-à-deux Rodríguez-Ábalos, con la colaboración del coro del
ballet del Gobierno español se ha convertido en el sueño o la pesadilla de una
noche de invierno, con un guión más propio del ex –Ministro de Defensa,
Federico Trillo –experto en la obra de William Shakespeare- que de un probo maestro al que han hecho bailar con la
más fea.
Madrid, 28 de enero de 2020
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