miércoles, 29 de agosto de 2012

A río revuelto, ganancia de pescadores yihadistas

A RIO REVUELTO EN SIRIA GANANCIA DE PESCADORES YIHADISTAS




La situación en Siria sigue deteriorándose de forma notable. La reacción violenta del régimen de Bashar Al-Asad a las manifestaciones de protesta surgidas como contagio de la “primavera árabe”, y la represión a sangre y fuego, con bombardeos masivos e indiscriminados de la artillería y la aviación del Gobierno contra la población civil en ciudades como Homs, Idlib, Alepo o la propia Damasco, han colocado al país en una situación de guerra civil “de facto”, semejante a la que se produjo en Libia. Hay, sin embargo, importantes diferencias, sobre todo en lo relativo a la coyuntura internacional. El conflicto libio fue planteado ante el Consejo de Seguridad y, aunque Rusia y China se opusieron al principio a la intervención de la ONU, acabaron por ceder a la presión de la comunidad internacional, se abstuvieron de recurrir al veto y permitieron la adopción de las resoluciones que legitimaron la intervención aero-naval de varios miembros de la OTAN y de algunos países árabes. Fue ésta transcendental para el derrocamiento del régimen de Mohamed Gadafi, la celebración de las primeras elecciones libres en Libia y la formación de un Gobierno provisional.



Impotencia de la ONU



La oposición de Rusia y China a la intromisión de la ONU en los asuntos internos de Libia era una cuestión más ideológica y de principio que política, dado que sus intereses no se veían directamente afectados. Era especialmente el caso de la R.P.China que temía que se sentara un peligroso precedente, que justificara una intervención internacional avalada por Naciones Unidas en un país que tuviera problemas de minorías o grupos étnicos insatisfechos –Tibet, por ejemplo-. En el caso de Siria, China se sigue oponiendo a la participación de la ONU en el conflicto, pero –tras la experiencias de Libia- le “ha visto los dientes al lobo” y redoblado, por tanto, su oposición para evitar que se produzca un segundo precedente. Rusia, por su parte, tiene además en Siria importante intereses estratégicos, políticos y económicos. Así, la Armada de Rusia está instalada en Tartus, su única base naval en el Mediterráneo, de gran valor estratégico para el despliegue de su flota. En el plano político, Siria ha sido tradicionalmente un fiel aliado de la URSS y de la Federación Rusa, en una zona en la que se encuentra rodeada de países próximos a Estados Unidos. En el ámbito económico, las relaciones comerciales sirio-rusas son importantes, especialmente en lo relativo al suministro de todo tipo de armamento ruso, incluido el más sofisticado.



Debido a estas circunstancias no es de extrañar que Rusia haya ejercido hasta en tres ocasiones su derecho de veto para impedir que el Consejo de Seguridad adoptara resoluciones bastante moderadas, que preveían la aplicación de sanciones económicas a Siria. Tan sólo la Asamblea General pudo adoptar en Febrero una resolución en la que condenaba las sistemáticas violaciones de los derechos humanos por el Gobierno sirio y le pedía que cumpliera el plan de transición política elaborado por la Ligas Árabe. La ONU nombró como Representante Especial en Siria a su ex-Secretario General Kofi Annan, quien propuso en Abril un Plan de Paz, que ha sido sistemáticamente incumplido por el Gobierno de Asad, pese a su aceptación. El envío de unos pocos observadores es del todo irrelevante, pues no gozan de libertad de movimiento para poder observar la situación sobre el terreno y, mucho menos, para impedir los continuos asaltos y bombardeos de las fuerzas armadas sirias. Como ha reconocido el Secretario General Ban Ki-Moon, la inacción de Naciones Unidas “se convierte en una licencia para masacres futuras”. El bloqueo del Consejo permite, de un lado, que las fuerzas leales a Asad prosigan impunemente sus ataques a la población civil y, de otro, que se vaya produciendo una radicalización de la oposición -insuficientemente representada por el Consejo Nacional Sirio-, mediante la infiltración en el Ejército Libre Sirio de militantes de Al-Nusra -la franquicia de Al-Qaeda en la región- desde sus bases en Irak.



Capacidad desestabilizadora de Siria



A pesar de su pequeño tamaño, Siria es una pieza clave para la estabilidad del Próximo Oriente, del Mediterráneo y del mundo en general. Ocupa una situación estratégica en el corazón del conflicto palestino-israelita y lo que suceda en el país afectará en gran medida a sus vecinos -Palestina, Israel, Líbano e Irak- y a otros países como Irán, que –aunque no sean vecinos geográficos- están estrechamente vinculados a ella política y estratégicamente. Así, Siria ha venido ofreciendo apoyo político, militar y logístico a Hamas y demás movimientos radicales palestinos en su lucha, tanto contra Israel como contra la Autoridad Nacional Palestina. Pese a estar formalmente en guerra con Israel desde el conflicto armado de Yom Kipur y la pérdida de los Altos del Golán, Siria ha mantenido unas razonables “no-relaciones” con su enemigo y la frontera entre los dos países –aunque fuertemente militarizada- se ha mantenido en relativa calma desde la tregua de 1974, y los Gobiernos de los al-Asad –pese a su dialéctica belicista para consumo interno- han eludido el enfrentamiento militar. Un problema puede surgir ahora cuando l Gobierno sirio están trasladando importantes contingentes de tropas desde la frontera del Golán a la región de Alepo para hace frente a la ofensiva del ELS. El vacío que dejan estas unidades podría ser ocupado por las milicias de Al-Qaeda, que –en colaboración con Hizbulah- estarían en condiciones de realizar ataques contra Israel, como ha ocurrido en el Sinaí tras la caída de Mubarak.



Líbano ha sido el objetivo favorito de la política desestabilizadora de Siria, quien –al considerarlo históricamente como una parte de la Gran Siria- nunca aceptó la independencia libanesa y hasta 2005 ocupó militarmente este país y condicionó su vida política. Es más que probable que los servicios secretos sirios participaran en el asesinato del Primer Ministro libanés Rafik Hariri. Incluso después del repliegue de sus tropas –forzado por la resolución 1559 del Consejo de Seguridad, que pedía asimismo la no injerencia de Damasco en la vida política de su vecino- Siria lo ha seguido manipulando, con el apoyo a la defenestración del Primer Ministro Saad o Harir o el respaldo a Hizbullah, que ha permitido la incorporación de ésta al Gobierno de Najib Mikati.. El complicado “encaje de bolillos” de la estructura político-religiosa del Líbano puede saltar por los aires como consecuencia de la desestabilización siria. Aunque Mikati ha procurado mantener una actitud neutral, los enfrentamientos entre partidarios y detractores de Siria se han recrudecido con motivo del conflicto en el país vecino, con el consiguiente peligro de un retorno a la desastrosa guerra civil.



¿Ganancia de yihadistas en río revuelto?



Igual ocurre con Irak, el “hermano separado” del Psrtido Baaz, por cuyo liderazgo Hafez el-Asad compitió con Saddam Hussein, hasta el punto de apoyar a Teherán en el conflicto irano-iraquí y unirse a la coalición anti-Saddam en la Guerras del Golfo. Tras la formación de un Gobierno chiita en Irak, las relaciones entre los dos países mejoraron considerablemente, formándose una triple alianza chiita entre Damasco, Bagdad y Teherán. Pero, mientras Irak ha procurado mantener una neutralidad benevolente en el conflicto sirio, Irán se ha constituido –junto con Rusia- en el principal apoyo político, económico y militar a Siria. Ahora los grupos radicales sunitas bajo la órbita ideológica de Al-Qaeda tratan de influir en el desenlace del conflicto sirio, y -tras el eventual derrocamiento de Bashar al-Asad- acceder al poder. En un país post-Asad, caracterizado por el enfrentamiento entre sunitas y alauitas -hasta ahora en el Gobierno-, con la presencia poco definida de las minorías kurda, cristiana y drusa, los radicales yihadistas podrían aprovecharse de la pesca en el río revuelto sirio.







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