sábado, 28 de abril de 2012

No nos hagas llorar, Argentina

NO NOS HAGAS LLORAR, ARGENTINA (16-IV-12)




El día 12 la Presidenta argentina, Cristina Fernández, dio su aprobación a un proyecto de ley por el que se declara de “utilidad pública” la compra del 50,01% de las acciones de YPF-REPSOL. Según “Clarín”, el Gobierno buscará un acuerdo con sus titulares sobre la venta y, de no lograrlo, realizará la expropiación y fijará la indemnización. No hay constancia de que el proyecto haya sido remitido al Congreso.



Gobierno de Néstor Kirchner



Tras los años grises de la dictadura militar se restauró en Argentina una democracia formal, que conservó, sin embargo, algunos de los rasgos del peronismo, como el populismo, el autoritarismo y el nacionalismo. El Presidente Néstor Kirchner creó un régimen de inspiración peronista, aunque de carácter pragmático y expeditivo. Consiguió debilitar los partidos políticos y silenciar los medios de comunicación, como el citado periódico “Clarín”. Si los tribunales no eran acomodaticios, destituía a los jueces díscolos; si el Gobernador del Banco Nacional se oponía a la realización de enjuagues económicos, lo cesaba al instante; si el Instituto Nacional de Estadística y Censos hacía públicos datos que ponían de manifiesto la incompetencia del Gobierno, lo intervenía sin más y se publicaban datos más favorables.



Kirchner heredó una situación económica desastrosa tras la crisis financiera de 2002, que llevó a la ruina de muchos pequeños inversores, al desprestigio de la Banca y a la evasión de capitales. Tan sólo las filiales de los grandes bancos extranjeros –como Santander o BBVA- han mantenido un funcionamiento relativamente normal, y la fuga de capitales alcanzó en 2011 la considerable cifra de $21.504 millones.



El Gobierno logró mejorar la situación gracias a la exportación de materias primas –petróleo, gas y soja-, cuyos precios habían aumentado de forma notable. Pese a la recuperación de la bonanza económica, Kirchner cometió errores graves, como poner severos límites a la importación de productos manufacturados o aumentar los impuestos a la exportación de soja. Por el “decretazo”, se restringieron las importaciones, mas –como el proceso productivo en Argentina depende en un 70% aquéllas- la industria local disminuyó su producción. Ante el encarecimiento de los precios de la carne bovina –producto básico del consumo argentino-, el Gobierno congeló los precios e impuso recortes a su exportación, pero estas medidas resultaron contraproducente, pues muchos agricultores sustituyeron el cultivo de cereales por el de la soja, con la consiguiente reducción de su producción e incidencia en el precio de productos básicos como el pan. Impuso un impuesto del 30% a la exportación de soja, lo que provocó huelgas y manifestaciones de los campesinos. Consecuencia de este desajuste fue el incremento del coste de la cesta de la compra y el empobrecimiento de la población, llegándose a la situación paradójica de que, en un país generosamente dotado por la naturaleza para la producción de alimentos, haya aumentado en los últimos años el índice de pobreza.



Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner



Cando en 2010 murió inopinadamente Néstor Kirchner, asumió el poder real su desconsolada esposa, quien -pese a su aparente fragilidad- prosiguió y consolidó la política de su predecesor, acentuando su perfil autoritario. Como ha observado Lorenzo B.de Quirós, “la personalización del ejercicio del poder se ha acentuado con la presidencia de la Señora Kirchner, y la Argentina ha evolucionado de un sistema político de partido hegemónico, el peronista, a uno basado en el cesarismo plebiscitario Esta desinstitucionalización del Estado se traduce en la quiebra de cualquier principio de seguridad y en la conversión de los deseos del Ejecutivo en la única fuente de legitimidad. El Gobierno de las leyes ha dejado paso al de los hombres, consagrando la arbitrariedad como principio rector de la política gubernamental”. Cristina Fernández ha logrado llevar a sus últimas consecuencias el binomio “mando-culto a la personalidad”, que ni siquiera Perón llegó a conseguir.



La situación económica ha continuado su deterioro y la inflación seguido su curso ascendente. Pese a que el INDEC la cifra en un 9.5% para 2011, las instituciones privadas solventes estiman que superó el 22.8%. Para distraer la atención de la opinión pública de los problemas internos, nada mejor que crear enemigos externos: el invasor militar de las Malvinas, Gran Bretaña, y el invasor económico, España y su empresa YPF-REPSOL, en la que el Gobierno argentino ha encontrado un chivo expiatorio. .



Problemas de YPF-REPSOL



YPF es una de las principales empresas argentinas, con una facturación anual de $62.500 millones. REPSOL controla el 57,4% del capital y el resto se distribuye entre Petersen Energía de la familia Eskenazi (25.5%) y algunos Fondos de Inversión. Aunque el Gobierno argentino sólo posee el 0.02% del capital, ha conservado la “acción de oro”. YPF es muy importante para REPSOL porque aporta el 50% de la producción de crudo de la empresa, más del 40% de sus reservas probadas y el 25% de su beneficio. Cristina Fernández no ha ocultado su deseo de controlar YPF y las filtraciones sobre su inminente renacionalización provocaron a finales de Febrero un intercambio telefónico del rey Juan Carlos con la Presidenta y la visita a Buenos Aires del Ministro de Industria José Manuel Soria. Para evitar un enfrentamiento, la Señora de Kirchner cambió de táctica y, tras esconder la mano, lanzó la piedra de los Gobiernos regionales.



En cuestión de días, los Gobiernos de Chubut, Neuquén, Río Negro, Mendoza y Santa Cruz retiraron a YPF hasta 20 licencias de explotación de yacimientos, con el pretexto de que no invertía lo acordado. Especial significación ha tenido la cancelación del permiso de Manantiales Behr, yacimiento que supone el 7.2% de la producción total de YPF en Argentina. El objetivo de estas decisiones era hacer caer el valor de sus acciones para que pudiera ser adquirida a bajo coste por el Gobierno argentino, mediante expropiación, o por un testaferro -como la Petrolera Bridas-, a través de compra de acciones en Bolsa. Como consecuencia de este acoso, las acciones de YPF han perdido un 42% de su valor en la Bolsa de Nueva York. El Gobernador de Chubut, Martín Buzzi, ha atribuido esta caída a las malas prácticas de REPSOL y afirmado que había que establecer una gestión mixta. Cristina Fernández se ha negado a recibir al Presidente de REPSOL, Antonio Brufau, y a sus emisarios, incluido Felipe González.



En esta coyuntura se ha conocido el proyecto de renacionalización por el que REPSOL perdería el control de YPF al quedarse sólo con 34% de sus acciones. Caso de ser sancionado por el Congreso, supondría una grave violación de la seguridad jurídica y de los derechos de los inversores extranjeros. Tras convocar al Embajador argentino en Madrid, el Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, ha afirmado que YPF era importante para REPSOL y que REPSOL era importante para España, y reiterado la advertencia del Ministro Soria de que cualquier acto que viole la seguridad jurídica de la empresa será considerado como una agresión contra el Gobierno español, lo que traería consecuencias. Cristina Fernández está jugando con fuego y podría quemarse si le sale el tiro por la culata, pues se ha lanzado por una vía de difícil retorno. En su partida de ajedrez contra REPSOL le ha dado jaque, mas confiemos en que éste no suponga el mate definitivo. A fuer de jugar a hacer de Maquiavelo, la Presidenta argentina podría terminar, como el Dante, en el infierno.





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