miércoles, 4 de octubre de 2017

Diálogo en Cataluña sí, pero ¿con quién, para qué y cómo?

DIALOGO EN CATALUÑA SÍ, PERO ¿CON QUIÉN, PARA QUÉ Y CÓMO?

He leído con consternación y desagrado, aunque no con sorpresa, las declaraciones hechas a “El Mundo” por Joaquim Gay de Montellá, Presidente de Foment del Treball Naciona,- la principal Asociación de Empresarios de Cataluña- y Vicepresidente de la CEOE. Partiendo de una posición razonable sobre la ilegalidad del “procés”, ha llegado a la errónea conclusión de que el problema catalán se resolvería si se reformara la Constitución para ofrecer a Cataluña un Pacto Fiscal similar al vigente en el País Vasco y en Navarra..

Declaraciones del Gay de Montellá, Presidente de Foment

Gay estima que llevamos unidos desde el siglo XV y nos ha ido bien a todos, por lo que su objetivo es mantener a Cataluña dentro de España. La Comunidad está muy bien, pero debe mejorar. Respalda el Informe elaborado antes del verano por la Comisión Jurídica establecida por Foment en la que concluía que los planes del referéndum de autodeterminación elaborados por la Generalitat constituían un “golpe de Estado jurídico”. Semejante informe era claro y rotundo y no había sido cuestionado por nadie. Rechaza, por tanto, la consulta del 1-O por ser ilegal y apoye las medidas hasta ahora adoptadas por el Gobierno para impedir su celebración. Las Leyes del Referéndum y de la Transitoriedad adoptadas por el Parlament le han sorprendido y las rechaza por ser “desproporcionadas” y no ser el modelo para “mostrar democracia y conseguir la confianza de los votantes

Las respuestas a la ilegalidad deben ser “proporcionadas”. No le gustan las detenciones, pero tampoco las ilegalidades y las detenciones han sido consecuencia del procés. Comprende el control por Hacienda de la Caja de la Generalitat si tenía sospechas fundadas de la ilegalidad de los pagos. Aunque no rechaza de plano la aplicación del artículo 155 de la Constitución, confía en que no se haga, porque  “emplear los máximos argumentos no es bueno, el camino siempre está en el diálogo”.

Defiende al Presidente de la CEOE, Juan Rossell frente a las críticas recibidas por su afirmación de que había que buscar una solución en Cataluña “intermedia entre la independencia y la sumisión total“(¡!). Aunque no creía que existiera tal sumisión, ha señalado que no se puede cuestionar una realidad. Los empresarios catalanes no son cobardes, pero viven en Cataluña. Es muy fácil ser rotundos fuera de ella, pero hay que venir aquí. “El que viera estos días las manifestaciones y vea la realidad se dará cuenta de que hay sentimientos muy fuertes. Hay un bloque central de gente que necesita que se le ayude en ese entendimiento”.

Afirma que sería bueno que el Gobierno y el Govern recuperaran el diálogo, porque, si no, es fácil que se vaya a una confrontación. Le encantaría que, antes del 1-O se dijera “vamos a sentarnos a hablar”, aunque comprende que “hay muchos argumentos de un lado y sentimientos de otro que impiden tener serenidad”. Hay que dialogar y pide una hoja de ruta rápida de diálogo para lograr un nuevo Estatuto de Autonomía que sea aprobado en un referéndum legal.

Medidas para resolver el “problema catalán”

La solución del “problema catalán” requiere la adopción de las siguientes medidas: Reconocimiento de la identidad de Cataluña, concesión de un Pacto Fiscal, realización de mayores inversiones en la Comunidad y vía libre para que Cataluña tenga representación propia  en organizaciones internacionales y puedas participar en competiciones deportivas.

Gay no explicita qué rasgos de la identidad catalana no están suficientemente reconocidos en la Constitución. Como observó el Tribunal Constitucional en su sentencia de 2010, la Constitución ya reconoce la singularidad de Cataluña en relación con el Derecho Civil, la lengua, la cultura y la proyección de éstas en el ámbito de la educación, y el sistema institucional. La Comunidad tiene sus instituciones propias como la Gerneralitat, el Parlament, el Sindic de Greuges -defensor del pueblo-, el Consejo de Garantías Estatutarias -especie de Consejo de Estado- o los Mossos de Esquadra, y tiene amplísimas competencias en todos los ámbitos salvo el financiero y fiscal. ¿Acaso piensa el Presidente de Foment que Cataluña también tiene en este ámbito un rasgo diferencial del que carecen las demás Comunidades salvo el País Vasco y Navarra?. Ésta es la ”madre del cordero”, que nos lleva a la segunda reivindicación.

El Estado debe reconocer a Cataluña un régimen financiero y fiscal privilegiado similar al concedido a las Comunidades vasca y navarra. Para ello - como ya defendió  en 2011- debería modificarse la Constitución para incluir una segunda cláusula adicional que concediera a Cataluña un Pacto Fiscal que le permitiera disfrutar de autonomía en la gestión tributaria. Viene a mi mente la “boutade” de Oscar Wilde de que “la mejor forma de resistir la tentación es cediendo a ella”. Pretende volver al statu quo ante a la petición de Artur Mas al Gobierno central y al rechazo de Mariano Rajoy, lo que provocó el inicio de la radicalización de Mas y de su partido y la fuga hacia delante para alcanzar la Itaca de la independencia, que ha llevado a la situación actual de insumisión total de Cataluña al Estado de Derecho. No sería lógico ni adecuado que el Gobierno sucumbiera al chantaje del separatismo y premiara su desleal desafío institucional concediéndole ahora lo que en 2013 justificadamente le negó.  

La tercera demanda es secuencia lógica de la anterior: Realización de mayores inversiones del Estado en Cataluña. Esta pretensión ya se plasmó en el Estatuto adoptado en 2005 por el Parlament, que incluía una disposición final que preveía una inversión mínima del Estado en Cataluña proporcional a su contribución al PIB nacional. Dicha disposición era  profundadamente injusta a la par que retrógrada, pues ignoraba los principios elementales de la justicia distributiva y social al propugnar que se diera más al que más tenía. Es natural que los empresarios catalanes quieran que el Gobierno invierta lo máximo posible en la Comunidad para generar riqueza y aquél debería acoger favorablemente peticiones razonables, como la conclusión del corredor mediterráneo, que beneficiará  no sólo a Cataluña, sino también a otras Comunidades como Andalucía, Murcia o Aragón. Pero de ahí a exigir una elevada inversión fija, en detrimento de las demás regiones, hay abismo insalvable. Bastante tratamiento privilegiado le está concediendo el  Gobierno a través del Fondo de Liquidez Autonómica, de cuyos créditos sin interés es Cataluña es con mucho la más beneficiada: 70.000 millones de euros entre 2012 y 2016, y 7.275 en 2017.

La cuarta y última reivindicación es más bien anecdótica: tener representación en organismos internacionales y participar con equipos propios en las competiciones deportivas internacionales. Gay ha citado en apoyo de su pretensión que “Flandes tiene gran representación internacional y nadie se rasga las vestiduras”. No sé en qué basa su afirmación, pero en mi largo caminar por medio mundo jamás he visto una Embajada de Flandes, mientras que Cataluña tiene un buen montón de seudo-Embajadas en los principales países del globo y ante Organizaciones Internacionales como la UE y la ONU. Es natural que la Comunidad quiera participar en la actividad de la UNESCO para potenciar la lengua y cultura catalanas o en el Comité de Regiones de la UE, pero sus rasgos diferenciales en los ámbitos idiomático y cultural no justifican la proliferación de Embajadas de pitiminí en las que enchufar a sus paniaguados –como diría Luis María Ansón-, ya que, como las demás Comunidades Autónomas, está suficientemente representada por las Misiones diplomáticas y consulares de España, que defienden y protegen por igual los intereses de todos los nacionales. En cuanto a disponer de de equipos deportivos propios, el Presidente de Foment señala que “Escocia tiene su propio equipo de fútbol y nadie lo cuestiona”, sin percatarse de que Escocia fue un Estado independiente antes de integrarse voluntariamente n el Reino Unido, cosa que nunca ha sido Cataluña, pese a las mendaces afirmaciones de los dirigentes catalanes. Ahora bien, si con ello se contribuyera a solucionar el “problema catalán”, no habría mayor problema en solicitar a las federaciones deportivas internacionales accedieran a sus propósitos. Si la FIFA permite la participación de los equipos de Gibraltar o Kosovo
-modelo, al parecer, para Cataluña- en los campeonatos mundiales de fútbol, ¿por qué no a ésta, que es “más que una nación”?.

            Las declaraciones de Gay de Montellá cayeron como una bomba en la CEOE –de la que es Vicepresidente-, uno de cuyos dirigentes afirmó que era preocupante que manifestara su opinión en un momento en que los empresarios deberían cerrar filas con el Gobierno para que se restablezca la legalidad. De aceptarse su propuesta,  supondría una independencia diferida que se sale por completo de lo que debe defender un dirigente de la CEOE. Procede de un supuesto moderado que ha hecho bueno el dicho “de los amigos y del agua mansa nos libre Dios, que de mis enemigos me libro yo”.

Imprescindible necesidad de diálogo

A todo el mundo se le llena la boca con la palabra diálogo, palabra políticamente
 correcta que muchos preconizan y pocos practican. Pablo Iglesias ha pedido a toda la oposición que promuevan “el diálogo constituyente que devuelva el protagonismo a las gentes, a los pueblos y a las naciones del conjunto de España”. Íñigo Urkullu ha advertido al Presidente del Gobierno que “la única salida es el diálogo”. Pedro Sánchez ha dicho que obligará a Rajoy y a Puigdemont a dialogar y ofrecido  para solucionar el problema catalán “diálogo, reforma de la Constitución y más autogobierno”. El Secretario General del PSOE mandó oponerse en el Congreso a la moción no de ley de apoyo al Gobierno y a los Tribunales ante el desafío catalán propuesta por Ciudadanos, porque este partido no aceptó su enmienda por la que se instaba al Gobierno a que buscara una solución negociada, proposición que ha sido apoyada por los socialistas en el Parlamento andaluz.

Como Pachi López –que ha afirmado que “es la legalidad política la que crea espacios para la política y el diálogo”-  preguntó a Sánchez “pero Pedro,¿ tú sabes lo que es una nación? , habría que preguntarle a Gay de Montellá, Ibáñez, Urkullu, Sánchez y “tutti quanti”: ¿Sabéis realmente lo que es un diálogo?.. ¿Es posible dialogar con quienes dicen que están dispuestos a hablar sobre “Referéndum, sí o sí”, violan las leyes y la  Constitución –a la que sustituyen por una ley autonómica jurídicamente impresentable-, incumplen las sentencias de los Tribunales y no reconocen legitimidad al Tribunal Constitucional, niegan la palabra a los diputados de la oposición en el Parlament y les impiden ejercer su actividad parlamentaria, amenazan a los discrepantes, pasan por alto los argumentos de sus propios órganos asesores y desoyen sus dictámenes, y piden a las masas que ocupen las calles para defender un referéndum ilegal y amparar a los delincuentes?. Como ha señalado Antonio Elorza, resulta absurda la apelación a un diálogo que sólo consistiría en que el Gobierno aceptara lo que la Generalitat decidiera.

            La respuesta ha sido acertadamente dada en un editorial de “El Mundo” en los siguientes términos: “La abierta deslealtad de la Generalitat y su contumacia en la desobediencia han dinamitado cualquier opción de diálogo. No puede haber ningún tipo de negociación, ni mucho menos concesión política y económica, a instituciones cuyos dirigentes usan las herramientas del autogobierno para intentar liquidar el mismo. El diálogo no sólo es necesario sino imprescindible en democracia y, desde luego, los empresarios están llamados a jugar un papel constructivo en esta tarea, pero siempre que medie un respeto escrupuloso a la ley, que es lo que permite armonizar la convivencia y garantizar la igualdad de los españoles. El Gobierno catalán sigue lejos de asumir esta exigencia irrenunciable en cualquier Estado de Derecho”. Y “la felonía insurreccional de la Gerneralitat resulta incompatible con abrir cualquier vía de negociación, por muchos llamamientos que se hagan al diálogo…El diálogo es imprescindible en democracia, pero siempre dentro del marco constitucional”.

Con quién dialogar

Dado por generalmente aceptado que el diálogo es imprescindible en cualquier sociedad, se plantea el problema de con quién dialogar, qué dialogar y cómo hacerlo.  ¿Quiénes deben ser los protagonistas de este diálogo?. Es evidente que uno de ellos es el Gobierno legal de la Nación y otro unos representantes genuinos de la Comunidad Autónoma de Cataluña. Los actuales dirigentes de la Generalitat se han auto-descalificado y se hallan en una situación precaria e insostenible, dependientes de las decisiones de la Justicia. Según Santiago González, “hay un tiempo para dialogar y otro para ejecuta,- dice aproximadamente el Eclesiastés- y el de dialogar no es éste. El asunto está en el ámbito penal y el único diálogo posible para ellos debería de ser en la sala de justicia para responder de los graves delitos cometidos. Diálogo político sólo en el futuro, cuando se restañen los efectos de esta perversa iniciativa y paguen responsabilidades por tantos desafueros. Será con otros dirigentes, cuando éstos sean inhabilitados y encarcelados si el Tribunal los declara culpables de malversación y de sedición”.  Como ha observado Teresa López Pavón, con la amenaza de un referéndum ilegal sobre la mesa, mientras los interlocutores que tendría el Gobierno en una eventual maniobra de acercamiento sean los que han manifestado su voluntad de mantener el reto a la legalidad vigente, incluso después del 1-O, no cabe hablar de negociación.

Parece indispensable adelantar las elecciones autonómicas para escoger a dirigentes legitimados por las urnas para representar a Cataluña en su indispensable negociación con el Gobierno central con miras a restaurar la normalidad constitucional.. Según ha manifestado Marisa Cruz,  no se podrá evitar que estas elecciones tengan un fuerte componente plebisticitario, pero el Gobierno confía en que el ejecutivo autonómico que surja de los comicios se avenga al diálogo y a la negociación. Ha habido quienes –desde sectores de la izquierda y el nacionalismo-cuestionan la legitimidad de Rajoy para representar al Gobierno en la negociación. Sin embargo, por muy quemado que esté el Presidente por la inadecuada política seguida frente al “problema catalán” y por mucho que la abigarrada oposición lo descalifique con rotundidad, Rajoy es el representante legal del Gobierno democráticamente elegido por los ciudadanos españoles y sancionado por las Cortes. Cuestión distinta es que se halle en una delicada situación al no contar con una mayoría en el Congreso y pender sobre su cabeza una moción de censura ardientemente deseada por Pedro Sánchez, que busca su investidura a toda costa con el apoyo de Podemos y de los nacionalistas.

Qué se debe negociar

El qué de la negociación es el llamado “encaje” de Cataluña en el Estado español. Es obvio que tras el 1-O –pase lo que pase en esa fecha ya mítica- será inevitable abrir un proceso de reflexión sobre el diseño del Estado, que obligará

a  reconsiderar las relaciones del centro con la periferia, el reparto de competencias entre el Estado y las Comunidades –sea manteniendo el sistema actual de las Autonomías, sea en un posible régimen federal- y la distribución de los recursos financieros. En opinión de Cayetana Álvarez de Toledo, existen en el PP dos almas, la de la firmeza y la del apaciguamiento y, con los primeros cristales rotos, ha asomado la debilidad. El Ministro de Economía, Luis de Guindos, ha anunciado que el Gobierno está dispuesto a pagar a los nacionalistas a cambio de que renuncien a la secesión. Así, habló en el “Financial Times” de una posible reforma del sistema financiero si cesaran los planes de independencia. Sin excluir la concesión de un Pacto Fiscal –para lo que habría que modificar 

No hay comentarios:

Publicar un comentario