martes, 6 de junio de 2023

?Son las elecciones generales la segunda vuelta de las locales?

SON LAS ELECCIONES GENERALES LA SEGUNDA VUELTA DE LAS LOCALES? Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del 28-M han supuesto un estrepitoso varapalo a Pedro Sánchez, y menciono al presidente y no a su Gobierno porque él ha sido el principal responsable de semejante descalabro. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, centró el objetivo de la campaña electoral en derogar el sanchismo y Sánchez aceptó el desafío y convirtió unas elecciones locales en un plebiscito sobre su persona, pero -como ha señalado Maite Rico en su artículo “Sánchez nos impide saborear su derrota”, publicado en “El Mundo”, “el revolcón ha dejado a nuestro Narciso boqueando en la orilla con bañador del revés”. La misma ola ha barrido a sus socios de Podemos y a sus aliados independentistas preferentes, a excepción de Bildu. El único barón socialista que ha sobrevivido a la marea ha sido el presidente de la Comunidad de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, que es quién más le irrita por no alinearse incondicionalmente con sus disparates. Sánchez nos ha impedido disfrutar del espectáculo con su decisión de adelantar las elecciones generales y celebrarlas el 23 de julio en plenas vacaciones veraniegas. Lo ha hecho porque no quiere que se vea el desastre, ni rendir cuentas por haber hundido a su partido y envenenado la convivencia, con la ayuda de unos aliados que odian la democracia. Piensa el presidente que un disparate tapa a otro y que pronto se olvidará el primero. En efecto, los comentaristas políticos apenas hablan ya de “tsunami” azul y centran sus comentarios en la celebración de las próximas elecciones generales. Yo no le voy a dar ese gusto y -aunque sea brevemente- voy a comentar los resultados de las elecciones municipales y autonómicas, sus causas y sus consecuencias. Elecciones locales Según ha editorializado “El Mundo”, los ciudadanos han castigado de manera categórica la forma de gobernar de Sánchez, marcada por el sectarismo, la mentira institucional y la polarización, así como sus alianzas con populistas e independentistas. El derrumbe, por otra parte, del bloque radical sobre el que ha caminado durante esta legislatura ha convertido al PSOE en un partido en riesgo de desvertebración, pues nunca había tenido tan poco poder territorial 1.-Causas de la derrota socialista El fiasco de la debacle socialista se ha debido no tanto a los méritos ajenos como los deméritos propios. Además del lastre que suponía su desacertada política, Sánchez ha errado en su estrategia, pues, en vez de ampararse en la fortaleza de sus barones y alcaldes, se ha empeñado en protagonizar la campaña con mítines y promesas constantes y ha perdido de forma contundente. Prueba de ello es que el único varón que ha mantenido el poder ha sido García Page, el político socialista que más ha criticado a su jefe, del que ha procurado distanciarse lo máximo posible. Los ciudadanos, han rechazado de forma especial el contubernio del PSOE con Bildu y la inclusión en sus listas de 44 candidatos condenadas por terrorismo, que el Gobierno ha aceptado sin rechistar y que ha beneficiado a los testaferros de ETA, que han ganado las elecciones en el País Vasco ante la sorpresa y el desconcierto del melifluo PNV. A ellos se han sumado los escándalos por la compra de votos en Melilla, Mojácar o Albudete. La actitud de Feijóo ha sido justamente la contraria, ya que ha dejado la iniciativa a sus dirigentes regionales, que han hecho sus campañas en función de los problemas y las necesidades de sus respectivas Comunidades autónomas. El PP ha salido considerablemente reforzado de los comicios, pues ha conseguido superar al PSOE en 760.000 votos. Esto refuerza el liderazgo de Feijóo, que se sitúa en una situación ventajosa con vistas a las próximas elecciones generales, siempre que presente un programa preciso e ilusionante y establezca unos límites con respecto a Vox, que no le hagan perder ese capital de moderación y centralidad atesorando. El partido de Abascal también ha salido fortalecido de las elecciones y ya está representado en todos los parlamentos autonómicos, y sus votos serán decisivos hoy para que el PP pueda desalojar a los socialistas de la presidencia de varios Ayuntamientos y Comunidades. Uno de los problemas que habrá que resolver es el de relaciones entre el PP y Vox, dado que de éste dependerá que aquél pueda gobernar en algunas Comunidades o municipios. ¿Cómo deberá afrontar el PP los acuerdos con Vox? se ha preguntado David Jiménez Torres y su respuesta ha sido: “Con la mayor naturalidad”. La debacle del sanchismo ha mostrado que quien concita mayor rechazo es la coalición actual y no su alternativa. La mayoría de los votantes del PP asumieron hace tiempo que, aunque incómodo, el partido de Abascal resultaba aceptable. Lo que Feijóo necesita es elevar a categoría política lo que es plenamente normal al nivel de la calle. Resulta paradójico que el PSOE -que pacta con partidos antisistema, independentistas y filoetarras que pretenden destruir a España- descalifique a un partido que respeta la Constitución. En la Europa democrática partidos de extrema derecha se han integrado en Gobiernos sin que nadie se haya rasgado las vestiduras y, tras pacto de coalición entre el centro derecha y la derecha en Castilla/León no se ha hundido el país. 2.-Elecciones municipales La piel de toro se ha teñido de azul y el PP ha arrasado en las urnas municipales. Ha obtenido 7.046.634 votos frente a los 6.288.907, lo que supone 757.727 sufragios de diferencia, a los que hay que añadir los casi millón y medio de votos de ventaja que los socialistas traían de las elecciones de 2019. Los populares han conseguido 23.412 concejales frente a los 20.784 de los socialistas -2.628 de diferencia-. No es solo un problema de cantidad, sino también de calidad, ya que el PP gobernará en 7 de las 10 ciudades más pobladas de España. Ha conservado las ciudades más importantes en las que gobernaba -incluida Madrid por mayoría absoluta, al igual que en Málaga, Zaragoza, Santander, Alicante y Logroño-. El PSOE ha perdido la “joya de la corona” de Sevilla y 7 de las 8 provincias andaluzas -todas menos Jaén-, así como 17 de las 22 capitales de provincia que poseían, incluidas Valladolid, Valencia y Palma de Mallorca. Solo ha tenido buenos resultados en Cataluña, dónde gobernarán Gerona, Lérida y Tarragona, y tiene alguna posibilidad de hacerlo en Barcelona, donde ha ganado el ex- alcalde y candidato por JxC, Jorge Trías, aunque ERC hoy no parece dispuesta a darle su apoyo. Los republicanos han pagado por su idilio con el Gobierno de Sánchez y han perdido 302.000 votos, pasando de ser la fuerza más votada en el Ayuntamiento de Barcelona en 2019, a quedarse muy descolgado en cuarta posición. Situación especial es la de el País Vasco y de Navarra, donde Bildu -a pesar de llevar a una cuarentena de terroristas en sus listas- ha superado por primera vez al PNV, gracias el lamentable blanqueo de los testaferros etarras por el PSOE y a la amnesia inducida de buena parte de la sociedad vasca. Bildu ha sido la fuerza más votada en Vitoria -muy emparejada con el PSOE, el PNV y el PP-, pero su candidata no resultará elegida gracias a la generosidad del PP, que le ha prestado sus votos “gratis et amore” para evitar que la capital alavesa fuera regidad por una edil filoetarra. Igual regalo ha hecho a la candidata peneuvista a la presidencia de la diputación de Guipúzcoa, sin que ninguno de estos dos partidos haya tenido el decoro de darle las gracias. En Pamplona, aunque el más votado haya sido el candidato de Unión del Pueblo Navarro, Bildu ha exigido que sea elegido su candidato, en contrapartida al apoyo que su partido otorga al PSOE para que gobierne en la Comunidad Foral. Ante el rechazo de la sociedad navarra a la inclusión de terroristas en sus listas, el PSOE se ha negado con la boca pequeña a respaldar a Joseba Asirón . Se trata de una decisión hipócrita que no durará mucho porque la presidenta de la Comunidad, María Chivite, necesita la abstención de Bildu para poder ser reelegida. 3.-Elecciones autonómicas El desastre del PSOE ha sido, si cabe, aún mayor en las elecciones autonómicas, ya que ha perdido 6 de las Comunidades que regía, manteniendo tan solo Castilla la Mancha, solo por un voto. Ha sido la fuerza más votada en Asturias y Canarias, aunque en las islas podría ser desalojado del Gobierno mediante un pacto entre Coalición Canaria y el PP. También podría conservar la presidencia de la Comunidad Navarra, sí Chivite aparca sus remilgos y pacta con Bildu, como ya hizo hace 4 años. El PP ha conservado las dos Comunidades que gobernaba, Madrid -por mayoría absoluta- y Murcia, y ganado la de La Rioja. Podrá asimismo apoderarse de la de Cantabria -gracias a la anunciada abstención del partido de Revilla- y la de Canarias, en cogobierno con CC, así como las de Ceuta y Melilla. El PP podría acceder asimismo a la presidencia de las Comunidades de Aragón, Baleares, Comunidad Valenciana y Extremadura, pero para ello necesitaría el apoyo o la abstención de Bildu. El partido de Abascal ha mejorado considerablemente sus resultados, salvo en la Comunidad de Madrid. Sus 13 escaños en la Comunidad Valenciana, los 8 en Baleares, los 7 en Aragón y los 5 de Extremadura podrían permitir al PP gobernar en estas Comunidades. Abascal es consciente de que su posición clave para desalojar al PSOE de estas Comunidades y permitir el acceso del PP, y está dispuesto hacerla valer. Como ya anunció durante la campaña electoral, no aceptará ni regalos ni chantajes. Exige negociar con el PP y, en principio, pretende integrarse en el Gobierno de estas Comunidades como ha hecho en Castilla-León. El PP no está por la labor, por la baza que daría al PSOE y a los partidos a su izquierda para lanzar un S.O.S. con el fin de impedir Gobiernos fachas. Tanto Feijoó como los líderes regionales, Carlos Mazón, Marga Prohens, Jorge Azcón y María Guardiola, han expresado su intención de gobernar en solitario y hacer pactos puntuales con Vox para resolver problemas concretos. Su táctica consistirá en alargar lo máximo posible las negociaciones y aplazar la firma de eventuales pactos de gobierno o de legislatura con Vox hasta después de la celebración de las elecciones generales, pero Abascal no se lo va a poner fácil. Adelanto de las elecciones generales Como ha observado Santiago González, Sánchez oculta una capacidad de sorpresa para propios y extraños, que muchos de ellos interpretan como ingenio, audacia o capacidad estratégica, pero no hay tal. Nadie esperaba el anuncio sobre la disolución de las Cortes y el adelanto de las elecciones generales al 23 de julio, pero 24 horas después de la debacle de la izquierda en las elecciones locales, el presidente -sin consultarlo siquiera con su Gobierno- decidió adelantar la convocatoria de las elecciones generales para celebrarlas en plena canícula, pues la mejor manera de tapar un fracaso es dar un salto adelante y no volver la mirada hacia atrás. Para “El Mundo”, este inesperado adelanto electoral no puede entenderse como un acto de sobrevenida responsabilidad, sino únicamente como una nueva y desesperada huida hacia adelante en la que Sánchez busca salvarse a sí mismo tras el desastre que él mismo ha provocado, con el fin cortar de raíz cualquier crítica interna contra su liderazgo personalista, “que ha recibido una enmienda total de la ciudadanía, ansiosa de centralidad y concordia tras cinco años de polarización y políticas identitarias”. Sánchez hizo una declaración institucional en la que afirmó que, aunque las elecciones fueran locales, el sentido del voto enviaba un mensaje que él -pese a no haberse presentado a las mismas, estaba dispuesto asumir en primera persona sus resultados. Ante esta situación, la solución más democrática consistía en que el pueblo español tomara la palabra y se pronunciara al respecto. Feijoo ya había propuesto que se celebrarán las elecciones generales al mismo tiempo que las locales, pero el presidente ni se molestó en contestarle. Afirmó que había tomado esta decisión en función de sus competencias constitucionales que como presidente del Gobierno, pero violó el artículo 115 de la Constitución, que establece que el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, podía proponer la disolución de las Cortes, que debería ser decretada por el Rey. Ni Sánchez convocó al Consejo de Ministros, ni consultó con el Rey, si no que -por sí y ante sí, como un monarca absoluto- decidió la disolución y la fecha de las elecciones y, ”a posteriori”, solicitó la venia del Rey y celebró la preceptiva reunión del Consejo de Ministros para cumplir con las formas. Acto seguido, se reunió con el grupo parlamentario socialista y le endilgó una homilía en la que anticipó cuál sería la estrategia del PSOE durante la campaña electoral, consistente en fusionar la derecha extrema (PP) con la extrema derecha (Vox), en un ”totum revolutum” que amenazaba a la democracia en España. “La gente tiene que elegir ahora si quieres ministros de ultraderecha o gobiernos progresistas del PSOE y los partidos a su izquierda, si quieren de vicepresidente a Abascal o a un vicepresidente de un partido de progreso”. El único programa de la ultraderecha consistía en derogar el sanchismo, lo que suponía destruir todo lo construido, desmantelar todo lo conquistado, acabar con los avances sociales logrados -subida del salario mínimo y de las pensiones, ingreso mínimo vital y reforma laboral-, y suprimir los impuestos a los bancos y a las grandes empresas energéticas para volver a sus amnistías fiscales. Van a tratar de crispar hasta límites insospechados para que no se escuchen sus argumentos. Utilizaran la posición de dominio que tienen en las grandes empresas y en los medios de comunicación para desatar una campaña feroz, en la que se verá a personas que solo se representa a ellos mismos pontificar e insultar sin derecho a la contestación y a la réplica. Hablarán de pucherazo y tratarán de detenerlo a él como responsable del mismo. Van a contar barbaridades y harán como sus maestros norteamericanos, que lanzaron una turba enloquecida al Capitolio para denunciar un falso pucherazo. Según “ABC”, Sánchez se ha entregado a un populismo exacerbado con el que se ha mimetizado con Pablo Iglesias, con tics bolivarianos y trumpistas. Ha adoptado un discurso que rompe con los moldes institucionales propios de un partido de Gobierno en una democracia liberal. Acusar a poderes ocultos, cargar contra los medios de comunicación o señalar a empresarios han sido recursos tradicionalmente empleados por los líderes populistas y resultan impropios en una democracia consolidada como la española. Pronunció un discurso basado en el miedo ante una supuesta conspiración y llegó hasta el extremo de afirmar que podría incluso acabar siendo detenido. “Pocas veces en España hemos visto replicar el discurso de Donald Trump con una fidelidad tan literal, utilizando por cierto el antiterrorismo como coartada”. No hizo la menor autocrítica y optó por subir el volumen de la crispación presentándose como la víctima propiciatoria de una supuesta ola reaccionaria. La derrota electoral no implicaba un rechazo a sus políticas, sino que provenía de una tendencia internacional, frente a la cual el presidente se presentaba como la única solución. “Sánchez insistió en intentar establecer un supuesto vínculo entre la alternativa a su gobierno y populistas consagrados como Trump, Orban o Bolsonaro. Acusar al adversario de los defectos propios es una ardid perfectamente reconocible cuando se hace de forma tan explícita. El amago no solo resulta imposible de creer, sino que da cuenta del estado de desesperación de todo un partido. La ovación cerrado por parte de sus diputados y senadores -de más de 2 minutos- evidencia la expulsión de todo juicio crítico que pudiera intentar enmendar la espiral autodestructiva hacia la que parece dirigirse el PSOE”. Quiénes se oponen a sus políticas “saben a quienes sirven y tienen más medios y ningún pudor para lanzar infundios y traficar con la mentira”. Sánchez ha mirado al espejo y ha proyectado su imagen a la oposición democrática. La frivolidad del presidente de adelantar las elecciones generales ha producido consecuencias funestas, tanto en el plano interno como en el internacional. En el plano doméstico, ha provocado la paralización y la eliminación de medio centenar de proyectos de leyes y de decretos-leyes, tales como las de la Función Pública, el Plan de Justicia, la Reforma del Sistema Nacional de Salud, el Teletrabajo en la Administración Pública, la de la Atención al Cliente, la que crea la Autoridad de Defensa del Cliente Financiero, las Enseñanzas Artísticas, los Bomberos Forestales, el Estatuto del Becario, la Industria, la Seguridad Nacional, la Paridad, el Olvido Oncológico, el Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, la Minoración de los Ingresos por CO2, la Movilidad Sostenible, la Agencia para la Investigación de Accidentes Ferroviarios Marítimos y Aéreos, el Mecenazgo, el Cine o la Oficina Española de Derechos de Autor. En el ámbito internacional, porque la fecha de las elecciones coincide con el inicio dela Presidencia de turno hoy del Consejo de la UE por parte de España. Aunque los preparativos se vengan realizando desde hace meses y continuarán su curso gracias a la profesionalidad HD de los funcionarios públicos, el impulso político quedará completamente diluido. Habrá cientos de reuniones en Bruselas y en distintas ciudades españolas. Especial importancia tienen la cumbre de la OTAN en Lituania el 11 de julio y, unos días más tarde, la reunión entre la UE y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, que no se celebra desde hace siete años y que tiene entre sus objetivos potenciar la presencia de la Unión en Iberoamérica y conseguir la entrada en vigor del Acuerdo entre la UE y Mercosur. La presidencia de España tendrá que coordinar cuestiones fundamentales como la adopción del presupuesto europeo, la reforma de las reglas fiscales, la inmigración y el asilo. ¿Podrá el presidente Sánchez, inmerso en una campaña electoral en la que se juega su futuro hacer frente a estas importantes responsabilidades? Por otra parte, si -como es de esperar- se produjera un cambio de Gobierno, la nueva Administración tendría que asumir la realización de unas tareas las que no ha participado y con las que podrían estar de acuerdo. Esta situación ha tenido ya indeseadas consecuencias, como el aplazamiento -a propuesta del PP Europeo- del discurso ante el Parlamento Europeo del presidente del Gobierno al asumir la presidencia, con el que se suele iniciar la misma. Sánchez solo está preocupado por su futuro y supedita hoy los intereses de España o de la UE a su interés personal. Según Joaquín Manso, Sánchez ha caído en la “trampa de Tácito”, conforme a la cual, la credibilidad y la confianza del pueblo son la fuente de legitimidad existencial de un gobernante, y -una vez que las ha perdido- da igual cualquier cosa que diga o haga, porque siempre quedará sometido a sospecha. El 28-M debería representar el obituario de una forma de hacer política y a Sánchez solo le queda el camino de la arenga frentista, que puso en evidencia el servilismo de sus parlamentarios y va dirigida a la lanzar una campaña sucia de todo o nada, y a movilizar a las bases. Este planteamiento coloca al país ante un riesgo destituyente sí triunfara su apuesta, si bien también ofrece una oportunidad a España, pues se abre la vía del cambio que representa Feijóo. Éste tendrá que ir más allá de su genérico lema de “derogar el sanchismo” y presentar un programa y un equipo que signifiquen una alternativa más decente al Gobierno de Sánchez, un proyecto liberal profundo que recupere la concordia y la racionalidad democrática, haga hincapié en la ética civil, supere el enfrentamiento y afirme la Constitución en Cataluña. Ésta última es una de las asignaturas pendientes del PP y no parece que Feijóo salga bien parado del todo con sus conexiones con la nacionalista Galeuska, su bilingüismo amigable -en detrimento del castellano en Galicia-, y su apoyo a un catalanismo constitucionalista -que no existe-. Su intervención en la Asamblea del Círculo de Economía -donde dijo que cuando hablaba en público en Galicia nunca se expresaba en castellano y ensalzó el patriotismo de los catalanes porque eran los que más impuestos pagaban- ha sido manifiestamente mejorable. El presidente del Círculo, Jaume Guardiola, afirmó que la situación en Cataluña era mucho mejor que antes, gracias al giro pragmático del Govern de ERC y a la actitud de Sánchez, que había sabido entender que el conflicto con Cataluña en nada beneficiaba a España, y le pidió que no revirtiera los puentes tendidos por el presidente del Gobierno. Feijóo le contestó que Cataluña era clave y que había que dar prioridad a esa Comunidad y a los intereses de los catalanes. ¿A santo de qué había que dar prioridad a una Comunidad en estado permanente de insumisión, cuyas autoridades habían dado un golpe de de Estado para separarse de España, que era la más insolidaria de las Comunidades y que recibía hoy del Gobierno de la Nación un tratamiento privilegiado en los ámbitos político, económico y financiero?. Juan Carlos Girauta le ha señalado su equivocación al reconocer la comisión de errores por parte del PP en Cataluña ante una burguesía que apoyó un golpe de Estado y alentó a unos políticos locos que rompieron la convivencia, y le advirtió que había sido aplaudido por quienes nunca le votarían. Concluyó afirmando que “el hombre que tiene ganadas las elecciones se empeña en perderlas”. Todas las encuestas -hoy salvo las del CIS de Tezanos- vaticinan el triunfo del PP en las elecciones generales, aunque varían en la apreciación de los resultados según el medio que las promueve. Así, la del Instituto 40dB para “El País”, prevé que, si Sumar y Podemos llegaran a un acuerdo para presentarse juntos, el PP no lograría la mayoría, incluso con el apoyo de Vox. La de Sigma-2 para “El Mundo”, en cambio, anticipa una mayoría absoluta por parte de la derecha. Yo me inclino más bien por esta segunda alternativa, creo que -con el carácter plebiscitario de su persona que ha dado Sánchez a las elecciones en locales, éstas han supuesto la primera vuelta de unas elecciones generales anticipadas por el orgullo y el narcisismo del presidente del Gobierno. Según Santiago González, Sánchez tiene ya las elecciones perdidas, aunque no lo sepa, pero el PP no las tiene aún ganadas, pese a que puede que tampoco se haya enterado. No debe bajar la guardia y darlas por ganadas, ya que Sánchez es un hueso duro de roer, especialmente ahora que se juega su supervivencia política. Madrid, 5 de junio de 2023

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