domingo, 27 de octubre de 2019

El tsunami independentista sigue afectando a Cataluña


EL TSUNAMI INDEPENDENTISTA SIGUE AFECTANDO A CATALUÑA

          El tsunami post-sentencia sigue afectando adversamente a Cataluña. Era de esperar la furibunda reacción de la Generalitat  y de los colectivos independentistas ACN, Omnium Cultural  y, sobre todo, los CDR, que llevaban meses preparando la reacción violenta de sus comandos, que han contado con los refuerzos de elementos anarquistas y antisistema procedentes de diversos países europeos. Pero se les ha ido la mano a los niñatos de los CDR, hijos de gente bien -como la familia Torra-, que juegan a ser revolucionarios y están  ofreciendo un lamentable espectáculo, como el de los repetidos incidentes producidos en Barcelona

Artículos de “Le M;onde”

El prestigioso diario “Le Monde” dedicó tres entrada  en su edición del pasado día 17 a la situación actual en Cataluña: un editorial,  un artículo y una tribuna, escrita por siete antiguos o actuales presidentes de la Generalitat o del Parlament. El periódico describía la violencia desencadenada en la Comunidad y la atribuía a la indignación que había producido el fallo del Tribunal Supremo (TS), que ha condenado por el delito de sedición a los responsables de la celebración del referéndum  ilegal del 1-O. Ciento veintiún miembros del Foro de Profesores hemos escrito una carta  al diario en la que le explicamos que la explosión violenta se habría producido cualquiera que hubiera sido el veredicto del Tribunal,  pues - tras haber perdido fuelle el movimiento separatista- sus muñidores buscaban un pretexto para relanzar su lucha por una independencia imposible y lo han encontrado en la sentencia. El Foro ha echado en cara al periódico que ponga en pie de igualdad a un Estado que respeta la Constitución, el Estatuto de  Cataluña y las leyes, y a una región cuyos dirigentes políticos y sociales los violan constantemente, pues, entre quienes infringen la ley y los que la respetan y hacen cumplir, no cabe adoptar un posición equidistante.

En el periódico se ha culpado al Gobierno de Rajoy de no haber prestado atención a las aspiraciones de unos dirigentes catalanes, que el Tribunal ha reconocido que eran conscientes de la inviabilidad de la independencia y tan solo pretendían presionar al Gobierno a fin de conseguir su autorización para celebrar una consulta popular. Sin embargo, Rajoy se había mostrado dispuesto a negociar, siempre que se hiciera en el marco de la Constitución, pero Puigdemont no lo aceptó porque estaba determinado a lograr la independencia a cualquier coste.

            El autor del artículo advertía al Gobierno  español del peligro de que se restringieran los derechos de reunión y de manifestación, y la libertad de expresión, y los coautores de la Tribuna han afirmado que España violaba los derechos humanos y las libertades fundamentales de los catalanes. Cabe. Sin embargo,  recordar a este respecto, que el Tribunal Europeo de Derechos del Hombre (TEDH) ha rechazado recientemente una demanda de Puigdemont contra el Tribunal Constitucional (TC) y afirmado que tales derechos pueden ser restringidos en determinadas circunstancias. Torra no ha acatado la sentencia, ha hecho un llamamiento al pueblo catalán para que muestre su rechazo a la misma en la calle y alentado la realización de acciones violentas por parte de los CDR y, cuando la violencia ha estallado, no la ha condenado y ha participados incluso en marchas de protesta.

            Le Monde” simplifica la realidad al dar por bueno que el gobierno de la Generalitat representa a todos los catalanes, cuando sólo representa a menos de la mitad de la población, porque -aunque los partidos nacionalistas no obtuvieron  la mayoría de los votos en las elecciones- gozan de una ligera mayoría en el Parlament. La Généralitat  monopoliza el poder político, económico y social, y los catalanes no nacionalistas son silenciados y discriminados, Desde 2017, la Generalitat se ha colocado en abierta insumisión contra el Estado español.

El Foro ha comparado a Francia, que es el país más centralizado de Europa, con España, que es el más descentralizado. Los ciudadanos que no son franco-parlantes carecen de una comunidad autónoma propia y se encuentran dispersos entre varios departamentos; en España hay 17 Comunidades Autónomas que poseen competencias superiores a las de la mayoría de los Estados federales; además de disponer de poderes ejecutivos, legislativos y judiciales, Cataluña cuenta con policía propia y con competencias en materia penitenciaria. En Francia no hay más idioma oficial que el francés y las lenguas regionales no tienen ningún status oficial; en España, el catalán, el euskera, el gallego y el valenciano son lenguas co-oficiales en sus respectivas Comunidades. En Francia se  pueden ilegalizar las organizaciones que subviertan el orden público, como se ha hecho con Iparretarrak; en España, los partidos separatistas están protegidos por la ley.

Le ha preguntado a “Le Monde” cuál sería su opinión si las autoridades regionales de Francia decidieran unilateralmente declarar la independencia de sus territorios, derogar la Constitución de 1958, celebrar un referéndum ilegal prohibido por el Consejo Constitucional, rechazar la autoridad del Gobierno central y de los tribunales franceses, hacer un llamamiento a la desobediencia civil y alentar las acciones violentas de los “chalecos amarillos”. ¿Las consideraría acciones sin importancia y recomendaría al Gobierno de Paris que exonerara de responsabilidad a sus autores y que iniciara  negociaciones con ellos para tomar en consideración sus reivindicaciones?  ¿Aceptaría que los niños que residieran en Francia no pudieran realizar sus estudios en francés y tuvieran que hacerlo única y obligatoriamente en euskera, catalán, bretón o  corso?... Y concluía su carta formulando la pregunta que hace el evangelista Mateo (7, 3-5): ”¿Cómo ves  la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo?...Quita primero la viga  de tu ojo y entonces verás de quitar la paja del ojo de tu hermano”. 

            Le Monde” dio por otra parte la de cal al publicar ese mismo día una entrevista de su corresponsal en España, Sandrine Morel, con la Vicepresidenta del Gobierno en funciones. Carmen Calvo dijo cosas tan sensatas como que el juicio del TS contra los independentistas había sido transparente y se habían respetado plenamente sus derechos, que habían sido juzgados por sus actos delictivos y no por sus ideas o por votar, que los hechos considerados probados serían considerados delito en cualquier país democrático, que los líderes habían engañado a su propio pueblo ofreciéndoles una solución ilegal e inviable, que en ningún país europeo se permitía que una parte decidiera por el todo, o que los ciudadanos podían ejercer libremente su libertad de expresión siempre que lo hicieran de forma no violenta. Preguntada sobre si consideraba que Cataluña era una nación, contestó que estamos en el siglo XXI y no se podía volver a los nacionalismos del siglo XX que habían causado dos guerras mundiales; no era posible mirar hacia atrás, ya que el proyecto europeo nos lleva hacia adelante. Se podían atender las aspiraciones y necesidades de los catalanes, pero siempre en el marco de la Constitución.
Calvo no pudo evitar asomar la patita demagógica al afirmar que, para establecer un modelo federal que compaginara la diversidad de España con la igualdad de los españoles, era necesaria una política de altos vuelos que la derecha española, “perdida en sus sueños de uniformidad, no está dispuesta a seguir”. Responsabilizó a Rajoy de la crisis en Cataluña por ser incapaz de gestionar la situación y tener que recurrir a los tribunales. Indicó que los catalanes debían seguir su camino en el marco de la Constitución -como hicieron en 2006- y que, si el PP no hubiera recurrido el Estatuto ante el TC, la situación ahora sería diferente. La profesora Calvo olvida que el Estatuto fue asimismo recurrido por su correligionario Enrique Mújica, Defensor del Pueblo, y que el Estatuto original de 2006 no entraba en el marco de la Constitución, como mostró el Tribunal al declarar inconstitucionales algunos de sus artículos básicos, entre los que figuraban los que creaban un poder judicial propio, autónomo del de España. Si estos preceptos hubieran sido aceptados, el juicio  nunca se habría celebrado.

Críticas a la sentencia

            La Generalitat y el Parlament han seguido su campaña institucional en contra de la sentencia y a favor de la autodeterminación. El Presidente de éste, Roger Torrent, ha desoído las advertencias del TC y permitido que la Cámara reitere el derecho a la libre determinación del pueblo catalán. La Generalitat reunió el día 25 en Lotja de Mar a los partidos independentistas de toda España –JxC, PDeCAT, ERC. CUP, HB Bildu, BNG, Mes Balear y Esquerra Valenciana-, que adoptaron una Declaración en la que se proclamaba el derecho a la libre determinación de los pueblos, se condenaba la sentencia del TS y se exigía la liberación de los presos políticos y el retorno de los exiliados. Lo patético del caso es que los signatarios fueron los que permitieron a Pedro Sánchez llegar al poder, son sus aliados en Comunidades y Ayuntamientos y en ellos tendrá que apoyarse para conservar su puesto.”¡Jó que tropa!”, como dijo Romanones.

            ANC, Omnium Cultural y los CDR celebraron ayer una marcha multitudinaria para protestar por la sentencia y hoy ha sido el turno de los catalanes no nacionalistas que -convocados por Sociedad Civil Catalana- han participado en otra manifestación asimismo multitudinaria, bajo el lema “Por la concordia, por Catalunya ¡Basta!”. Han participado a título individual, dirigentes del PP, Ciudadanos. Vox, PSOE y PSC. Chirriaba un tanto la participación de los máximos líderes de este último partido, como la Presidenta del Congreso, Meritxell Batet, el Presidente del Senado, Manuel Cruz y –sobre todo- su Secretario General, Miquel Iceta, quien lo ha hecho por exigencias del guion electoral. Iceta está muy cerca del nacionalismo, apoya una tercera vía  para solucionar el “conflcto político” en Cataluña, favorece el apaciguamiento y el pacto con los independentistas para gobernar en distintas instituciones, se ha negado a apoyar la moción de censura a Torra, se ha mostrado partidario de indultar a los sediciosos, se ha congratulado con la decisión del TS de no obligarles a cumplir en la cárcel la mitad de la pena, y ha sido el único en dar por buenas las supuestas condenas a la violencia del Presidente de la Generalitat. Puede que se haya equivocado de manifestación. Por muy firme que se muestre Sánchez con el separatismo, carecerá de credibilidad mientras no rompa los pactos y alianzas de diverso tipo con sus aliados independentistas.

            En el ámbito de los medios de comunicación internacionales -incluidos algunos tradicionalmente hostiles a España- van apareciendo artículos más objetivos sobre la sentencia del TS. Juan Claudio de Ramón ha publicado un artículo en el importante periódico belga “Le Soir” sobre “L´Espagne comme toute démocratie doit avoir le droit de se défendre”, Bárbara Loyer otro en “Liberation” sobre “Catalogne: les risques de la désunion européenne”,Teresa Freixes sendos artículos en “Le Figaro” y “La Tribune  de Genève”, el Embajador en Canadá, Enrique Ruiz Molero, una carta a la prensa de Quebec y han aparecido recientemente artículos en “The Economist”y “The Guardian”.

            En el ámbito interno, han continuado apareciendo críticas a la sentencia, por  defecto o por exceso. Cuatro prestigiosos juristas –Edmundo Bal, Manuel Aragón, Enrique Gimbernat y Tomás Ramón- han mantenido, en un Coloquio de la “European Business School”, que la intención de los golpistas catalanes no era una ensoñación, sino la consecución de la independencia de Cataluña. Según Bal, no hay norma ni jurisprudencia que requiera que, para que se produzca rebelión, la violencia tenga que ser instrumental, funcional y preordenada, y el TS se ha convertido en colegislador. Para Gimbernat, la intención de los condenados era lograr la independencia y segregar una parte del territorio nacional, y –para evitarlo- hubo que recurrir al artículo 155 de la Constitución. Aragón y Ramón han señalado que los dirigentes catalanes hicieron cuanto pudieron para lograr la independencia conforme a la “fórmula Kosovo”, con la única diferencia de que no consiguieron reconocimiento internacional El Presidente del TS, Carlos Lesmes, ha afirmado que las leyes de transitoriedad, algunas acciones realizadas para celebrar el referéndum del 1-O y los movimiento callejeros violentos subvertían, y él tuvo la impresión de que se estaba tratando de subvertir el orden constitucional y se había creado un proceso cuasi-revolucionario, pero que el Tribunal –que había examinado a fondo los hechos- no había llegado a semejante conclusión.

En el otro extremo, se encuentras las declaraciones a Radio CAT-1 del antiguo miembro del TC y del TEDH, Luis López Guerra -uno de los responsables de la derogación de la ”doctrina Poirot”-, que ha dejado las siguientes “perlas”: El TS ha condenado a los Jordi a 9 años de cárcel por haber liderado unas movilizaciones completamente pacíficas, lo que podría afectar al derecho de manifestación de cara a futuras movilizaciones; la sentencia dejaba abierta la puerta a restringir el derecho a la libertad de expresión aún en ausencia de violencia; expresión de confianza en que el TC resolverá los problemas de una sentencia que tiene muchos puntos débiles; si no hubo violencia, ´¿cómo se podían imponer penas de 9 a 13 años de cárcel?, lo que ha provocado una falta de proporcionalidad; cuando no hay violencia, el TEDH estima que cualquier restricción de las libertades deberá ser examinada con sumo cuidado; la prisión preventiva se ha aplicado de manera desproporcionada y difícilmente comprensible…El profesor López Guerra no parece estar al tanto de la sentencia ya citada de sus antiguos colegas, que ha señalado que las libertades citadas podían ser restringidas cuando se produjeran amenazas contra la integridad territorial de un Estado o contra su seguridad pública, se defendiera el orden público o se tratara de impedir la comisión de delitos. Los sediciosos incurrieron en todos y cada uno de estos supuestos.

Más templadas han sido las opiniones de Teresa Freixes y de Araceli Mangas que –aunque estimaban que los acusados habían cometido un delito de rebelión- han alabado la actuación del TS, afirmando que “la sentencia es un triunfo de la democracia y expresión palmaria de  que nuestro sistema judicial funciona según los cánones internacionales”, o que “el TS no se merece crítica alguna, pues ha sido el último bastión para la defensa del Estado de Derecho”. Suscribo plenamente estas afirmaciones, pero no acabo de compartir la opinión de Araceli de que la sentencia ha sido “técnicamente pulcra”. Creo que le falta coherencia interna, porque es un “patchwork”, un texto cosido a retazos, en cuya confección han intervenido demasiadas agujas. Tiene partes muy buenas, como cuando destroza jurídicamente los argumentos a favor del derecho a decidir, y otras no tan buenas, como cuando afirma -en una pirueta poco seria- que el “derecho a decidir” ha sido sustituido por el “derecho a  presionar” -¿un nuevo derecho humano de quinta generación?-, o cuando dice que la actuación de los encausados sólo seguía una ensoñación o una quimera. Como ha comentado Francisco Rosell, “¿alguien imagina el escándalo que se habría registrado si el tribunal militar que juzgó a los golpistas del 23-F hubiera resuelto que todo era una ensoñación de un teniente coronel tronado?”. El propio Jordi Sánchez lo ha reconocido, al afirmar que, “si hubiera sido un engaño, Felipe VI no habría realizado una alocución televisada para toda España el marte 3 de octubre de 2017”.

Dicho esto, comparto las opiniones de Freixes y Mangas sobre la transcendencia de la sentencia y reitero la necesidad de respaldar un fallo –que es, por otra parte, de obligado cumplimiento-, frente al criterio de las autoridades de Cataluña, que creen estar por encima de la ley y de las sentencias y se muestran determinadas a provocar un tsunami antidemocrático en las otrora calmas aguas catalanas.

Madrid, 27 de octubre de 2019






viernes, 18 de octubre de 2019

Daños colaterales de la sentencia del TS


DAÑOS COLATERALES DE LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO

Reacciones a la sentencia del Tribunal Supremo

            Las reacciones críticas de la Generalitat  ya habían sido anunciadas por su Presidente para el caso en que la sentencia del Tribunal Supremo (TS) sobre el referéndum del 1-O fuera condenatoria. Joaquim Torra ha declarado desde su silla curul que no se trata de un acto de justicia sino de venganza, de una causa general contra Cataluña y de un atentado contra la democracia. Ha reiterado que no la acataría y pedido una amnistía para que los presos políticos salgan de la cárcel. Haciendo alarde del talante pacífico y pacifista del nacionalismo, ha hecho un llamamiento a los ciudadanos a que se manifiesten en las calles contra el fallo, alentado las manifestaciones violentas  en toda la Comunidad y encabezado una de las marchas de los separatistas hacia Barcelona, y se ha negado a condenar los reiterados actos de “kale barroka” perpetrados por los comandos del CDR y los fanáticos del “Tsunami Democratic”. Como ha señalado el diario “El País”, Torra ha dado muestras de su cinismo y de sus contradicciones, ya que, por un lado, apela la movilización en las calles contra la sentencia y, por otro, manda a los Mossos a reprimir las protestas que él mismo alienta.

Entre los procesados se han `producidos los lamentos y críticas de rigor. Carme Forcadell ha dicho que la injusticia se había consumado, Raúl Romeva que  no cejarían en su empeño, Josep Rull que los habían condenado por sus ideas y que -con ellos- se había condenado a dos millones y medio de catalanes, Jordi Cuixar que, contra la sentencia, resistencía y que su lema era “amnistía, democracia y autodeterminación”,  y Oriol Junqueras que con la sentencia no acababa nada y que volverían  más fuertes, más convencidos y más determinados que nunca. Todos ellos publicaron un comunicado en el que calificaban el fallo de injusto y vengativo  y afirmado que “lo volverían a hacer”.

De los partidos políticos constitucionalistas, el más satisfecho ha sido el PSOE, que ha visto como el TS avalaba su "diktat“ sobre la Abogacía del Estado, a la que ha obligó a defender que los acusados habían cometido un delito de sedición en vez de rebelión. Los más críticos han sido Unidas-Podemos por exceso y Vox por defecto. El PP y Ciudadanos han acatado la sentencia y respaldado al Tribunal, aunque hayan esbozado algunas críticas a sus conclusiones.

Entre los medios de comunicación, el  más entusiasta ha sido “El País”, que ha manifestado que el TS ha hecho justicia -que era indispensable que lo hiciera- y que  la sentencia dictada resultaba de la estricta aplicación  de las leyes  penales en un Estado de Derecho y no de un juicio parcial o de una venganza. “El Mundo” y “ABC” la han aceptado, aunque con alguna reserva. En este último diario, Jose Luis Otero la ha calificado de “sólidamente fundada, ampliamente motivada, exhaustiva y congruente”, y afirmado que ha desmontado los argumentos separatistas sobre el derecho a decidir y la desobediencia civil . Ha insistido en la inviabilidad manifiesta de que los procesados hubieran podido alcanzar la independencia, dado que el Gobierno central mantuvo en todo momento el control de la fuerza militar, policial, judicial  e incluso social. Esta afirmación es evidente en lo referente a la fuerza militar y judicial, pero no lo es tanto en la policial y social. La Generalitat disponía de 17.000  Mossos que –siguiendo las órdenes del Govern- no sólo no colaboraron con las fuerzas nacionales de seguridad, sino que dificultaron su actuación. Los agentes enviados de refuerzo ni siquiera encontraron alojamiento y tuvieron que ser estabulados en el famoso transbordador “Pioline” y los que estaban estacionados en  Cataluña fueron acosados y agredidos en sus cuarteles y sus domicilios. Las multitudes que se ocuparon las calles siguiendo las o directrices de la ANC y de Omnium Cultura los pusieron en apuros y en algún caso se opusieron a ellos, como ocurrió durante el cerco a la Consejería de Economía. El control social está las manos de la Generalitat  y de las asociaciones independentistas y los ciudadanos no nacionalistas son discriminados y socialmente presionados, sobre todo em el interior de la Comunidad.
 
En “El País”, Victor Lapuente ha afirmado que casi  nadie estaba contento con la sentencia -lo que era una buena señal-, que se había producido un empate judicial y que el Tribunal había tomado en cuenta que  los procesados no habían tenido voluntad real de llevar a cabo de forma definitiva la desconexión  de Cataluña del resto de España. Juan Rosdrígue3 Teruel ha señalado que el fallo abría una oportunidad para que los dirigentes políticos recuperaran su responsabilidad de resolver el problema de Cataluña. Algo más controvertido ha sido el artñiculo de Xavier Vidal-Folch con el significativo título de “La derrota de los halcones, la victoria de las palomas”. Ha destacado que se había descartado la rebelión  por la “insuficiencia de actos levanticos”  y dado por bueno el engaño continuado de los ciudadanos que ingenuamente creyeron en el señuelo de su especiosos líderes, que sólo trataban de negociaciar directamente con el Gobierno central, por lo que cometieron sedición o, incluso, simple conspiración. Ha calificado de halcones a quienes –con fundados argumentos jurídicos- mantenían que los procesados habían cometido un delito de rebelión, incluida la Fiscalía General y la propia Abogacía del Estado, antes del que el Gobierno de Sánchez l e obligara a dar un giro copernicano en sus argumentaciones. También ja acusado a “la  caverna”de ensañarse con los condenados al tratar de alargar el plazo  para la concesión del tercer grado y citado la frase de Cesare Beccaria, de que “el fin de la pena no es otro que impedir al reo causar nuevos daños a sus ciudadanos”. Y como lleva razón el histórico penalista, convendría mantenerlos en la cárcel el mayor tiempo posible para evitar que reincidan en el delito, pues no han dado muestra de la menor señal de arrepentimiento y se  han vanagloriado de que lo volverán a hacer.  Ha añadido que no se debía evitar anticipadamente las medidas que adoptaría la administración penitenciaria, catalana, como si estuviera bajo sospecha. En realidad, no se trata tanto de sospecha cuanto de certidumbre, dado el trato privilegiado que han recibido los procesados durante su estancia en las cárceles autonómicas.

Según Teresa Freixes, la sentencia del TS es “académicamente discutible”. Los expertos constitucionales más críticos –aunque  por razones radicalmente diferentes- han sido Jorge de Esteban y Diego López Garrido. El primero ha criticado en términos excesivamente duros la absolución de los reos del delito de rebelión, y  llegando a afirmar que se trata de “una sentencia precocinada que no puede satisfacer a los juristas decentes que hay en España”. Se trata de una descalificación inadmisible ajena a los buenos modales académicos. Cualquier opinión es respetable, siempre que esté jurídicamente motivada, y cabe defender la condena por rebelión o por sedición, o la absolución de los procesados, sin necesidad de entrar en el ámbito ético de lo  que es  profesionalmente decente..

López Garrido ha se jactado de haber sido uno de los autores de la reforma del Código Penal de 1995, en la que se modificó el artículo 472 que tipifica la rebelión. Ha afirmado que había que impedir la fragmentación del territorio nacional y darle transcendencia penal y, al mismo tiempo, permitir que en el ideario de los partidos de incluir la independencia como uno de sus objetivos. Como el concepto de “alzamiento” era bastante indeterminada, los parlamentarios izquierdistas y nacionalistas lo calificaron con el término “violento, pero no de una violencia cualquiera, sino de aquella que hiciera creíble la posibilidad de que España se pudiera dividir o romper. No se trataba de prohibir una mera declaración política, sino de impedir que la independencia se pudiera producir en la realidad y, para ello, se requería una violencia de gran magnitud que implicara una insurrección con ocupación de infraestructuras esenciales, instituciones y territorios, por la fuerza y con utilización de armas. En realidad, la enmienda fue presentada por el diputado del PNV, Emilio Olabarría, quien argumentó que la redacción de la ponencia era demasiado laxa y podría implicar que una simple manifestación pacífica para pedir el acercamiento de los presos de ETA a prisiones vascas pudiera ser considerada como rebelión. De ahí que se añadiera la exigencia de que el alzamiento fuera violento. Sin embargo, en el texto se habla de violencia a secas, sin añadirle ningún adjetivo como instrumental, funcional, preordenada o de gran dimensión y, conforme el precepto jurídico, donde la ley no distingue, el juez tampoco debe hacerlo, quedando la cualificación de la violencia en una cuestión de interpretación. Según Freixes, como consecuencia de la malhadada reforma, desapareció del Código Penal la “rebelión impropia”, que no requería la violencia, bastando con la comisión -por astucia o por cualquier otro medio contrario a las leyes- de hechos dirigidos a la subversión del orden constitucional. Con ello, el Estado quedó jurídicamente desguarnecido, como se pudo comprobar el 1-O.

En el auto de procesamiento de 2017, de la Instructora de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela afirmó que “los querellados se  valieron de la población en incesantes actos de insurrección pública, desobedeciendo o resistiendo colectivamente a la autoridad legítima del Estado, ocupando al efecto carreteras calles o edificios públicos y sometiendo a los agentes de la autoridad a un incesante acoso  en actos que alcanzaron la dimensión suficiente para colmar el grado suficiente que requiere el tipo”. En su escrito de acusación de 2018, la Fiscalía General señaló que los acusados contemplaron la utilización de todos los medios posibles para alcanzar  su objetivo, incluida “la violencia necesaria para asegurar el resultado criminal pretendido”. Para ello, se valieron de la fuerza intimidatoria de la actuación tumultuaria de  las movilizaciones ciudadanas y del uso de los Mossos como cuerpo policial armado.

¿Cuando ilegalmente se pretendió sustituir el orden constitucional vigente no hubo rebelión? El TS ha reconocido que se produjeron actos violentos, sibien no fueron de entidad suficiente para considerar que se cometió ese delito. Pero -además de actos puntuales de violencia física- también se realizaron otros de violencia psicológica y de presión intimidatoria. De Esteban ha señalado que la violencia psicológica se manifestó a través de amenazas, insultos, menosprecios, aislamientos y acosos. Los golpistas no recurrieron a las armas para hacerse con el poder, entre otras razones porque ya lo detentaban, pero utilizaron una violencia institucional determinante. Según Curzio Malaparte, para dar un golpe de Estado no hace falta contar con un Ejército, bastando con tener una pléyade de burócratas y la Generalitat disponía  de más de 20.000.

Daños colaterales

 En  mi opinión, los actos realizados por los acusados constituyeron un caso de libro de la comisión de un delito de rebeldía, pero la Sala de lo Penal del TS -en su superior criterio- estimó que se trataba de actos de sedición que sólo afectaban al orden público. No era sin duda su intención del Tribunal, pero la sentencia ha producido daños difícilmente reparables, ya que han puesto en evidencia a todos los órganos del Estado: el ejecutivo, el legislativo, el judicial y –sobre todo- la Jefatura del Estado.

El Presidente Rajoy había mostrado dispuesto a negociar con la Generalitat siempre que se hiciera en el marco de la Constitución, pero sus dirigentes no tenían la menor intención de hacerlo, sino de imponer su voluntad- ¿Acaso era preciso dictar unas leyes que derogaban la Constitución, declarar unilateralmente la independencia y celebrar un referéndum ilegal para poder negociar Rajoy hizo todo cuanto pudo para reducir por las buenas a los levantiscos, pero éstos llegaron a un extremo en que, muy a su pesar, no tuvo más remedio que aplicar el artículo 155 de la Constitución, destituir al Govern y disolver el Parlament.¿Cómo se atrevió el prudente Rajoy a tomar semejantes iniciativas por unos actos meramente simbólicos? Ante la gravedad de la situación, el Senado autorizó la aplicación del artículo 155 en Cataluña por  214 votos a favor y 47 en contra ¿Se precipitó el órgano legislativo y tomó tan grave decisión ante lo que no era más que una quimera? A propuesta de las respectivas Fiscalías, la Audiencia Nacional y el TS dictaron autos de procesamiento contra los responsables del referéndum del 1-O, decretaron su prisión provisional y rechazaron sus recursos, manteniéndolos en la cárcel durante dos años ¿Lo habrían hecho si no hubieran estimado que se trataba de un presunto delito de rebelión? ¿Reaccionaron de forma excesiva y se extralimitaron en sus funciones ante una mera ensoñación?

¿Por qué Felipe VI lanzó el 3 de Octubre de 2017 un dramático mensaje a la Nación? El Rey declaró solemnemente que España estaba viviendo momentos muy graves, porque las autoridades de Cataluña habían venido incumpliendo la Constitución y el Estatuto de Autonomía ·de una manera reiterada, consciente y deliberada” y, con sus disposiciones, habían “vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”. Dichas autoridades “han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia de la propia sociedad catalana”, y puesto en riesgo la estabilidad económica de Cataluña y de toda España.. “Se han situado totalmente al margen del derecho y la democracia” y “pretendido quebrar la integridad de España y la soberanía nacional”. .Por todo ello, y ante la situación de extrema gravedad, era “responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña,. basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía”.. ¿Sobreactuó Felipe VI y se jugó el prestigio de la Corona en Cataluña por un “farol” –Clara Ponsatí “dixit”- en la partida de póker iniciada frívolamente por los dirigentes catalanes?

Se ha dicho que el consenso producido en el seno del TS se debió al temor a debilitar la posición de España ante el TEDH, pero creo  que influyó más el deseo de ofrecer una imagen de unidad judicial ante el desafío separatista. Dado que el TEDH no puede examinar el fondo del asunto, la calificación los delitos como rebelión o sedición no habría influido, pues el Tribunal sólo puede pronunciarse sobre si se han respetado o no los derechos de los acusados durante el proceso. En cualquier caso –y aún dejando constancia de las legítimas discrepancias jurídicas que pueda haber con la sentencia del TS- sólo queda a los demócratas acatarla y cumplirla, y cerrar filas con el Tribunal.

Madrid, 17 de octubre de 2019

miércoles, 16 de octubre de 2019

A dios gracias, aún nos queda la Justicia


A DIOS GRACIAS, AÚN NOS QUEDA LA JUSTICIA

            La expectación con que se aguardaba la sentencia del Tribunal Supremo sobre el “procés”  de Cataluña  no ha defraudado  a nadie, salvo a los catalanes que ya estaban defraudados de antemano, pues sólo estaban dispuestos a aceptar un fallo absolutorio, y con reparos. No ha sido el “parto de los montes”, pues la criatura ha nacido suficientemente robusta, pero quizás podría haber tenido algunos gramos más de peso. En cualquier caso, hoy ha sido un gran día para la justicia y para España. La sentencia ofrece grandes luces, aunque también tiene alguna que otra sombra. Es políticamente hábil, pero jurídicamente deficiente en algunos aspectos. No quiero decir que la sentencia sea política, sino que los magistrados recurrieron en ocasiones a criterios no estrictamente jurídicos en la interpretación de los hechos.

Luces de la sentencia

            El primer  motivo de satisfacción es que al fin se ha hecho justicia en Cataluña donde, durante luengos años, sus dirigentes han violado la Constitución, el Estatuto de Autonomía y las leyes, e incumplido las sentencias de los Tribunales –autonómicos y nacionales- con absoluta impunidad de los responsables, gracias a la anuencia de los Gobiernos españoles de turno, que pagaban en especie el desinteresado préstamo de votos de los nacionalistas catalanes para la hacer posible la gobernación de España. Los catalanes no estaban acostumbrados a ver a sus dirigentes en los Tribunales y, cuando eran llevados a ellos con gran dificultad, salían bastante bien parados, como en el caso de Artur Mas y sus colaboradores tras el seudo-referéndum del 9-N. Ahora, por el contrario, los              responsables del referéndum ilegal del 1-O y de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) han sido condenados a unas penas severas y ejemplarizantes, amén de a la inhabilitación: trece años para Oriol Junqueras, doce para Raúl Romeeva,  Jordi Turull y Dolors Bassa, once y medio para Carme Forcadell , diez y medio para Joaquim Forn y Josep Rull y nueve para los Jordi -Sánchez y Cuixart-, por los delitos de sedición. Y algunos de ellos, además, por malversación de caudales públicos. Santi Vila, Meritxell Borràs y Carles Mundó han recibido una condena simbólica de un año y ocho meses de inhabilitación y multa de 60.000 euros por desobediencia.

            Los partidos nacionalistas y de extrema izquierda han condenado la sentencia y la han descalificado y afirmado que con ella no se iba a solucionar el conflicto catalán, porque no era judicial sino política, pero es que el TS no pretendía dar  respuesta a un problema político, sino simplemente administrar justicia, que es su función. Como ha señalado el Tribunal, la causa  fue incoada para la investigación de hechos inicialmente subsumibles en un tipo penal e indiciariamente atribuibles a algunos de los procesados. Frente a la crítica de los interesados de que habían sido condenados por sus ideas, la sentencia ha señalado que no se criminaliza un proyecto político ni existe persecución ideológica, pues la ideología exteriorizada por los acusados y los objetivos políticos a los que subordinaron la celebración del referéndum eran defendidos por otros representantes con presencia en los parlamentos nacional, europeo y autonómico. La Sala no había usurpado el papel que debería haber sido asumido por otros,  ni pretendía interferir en el debate político con formas legalistas. Subordinar el papel de los Tribunales a la contingente coyuntura política, imponiendo su  inhibición frente a hechos indiciariamente encajables en preceptos penales, supondría jugar peligrosamente con los equilibrios que definen la convivencia democrática. “Nuestro sistema jurídico no tolera la fragmentación del poder constituyente, ni admite la modificación de normas constitucionales mediante la activación unilateral de un proceso de ruptura”. Según el Tribunal Constitucional (TC) en su sentencia 90/2017, cuando un poder público pretende alterar el orden constitucional de manera unilateral, ignorando los procedimientos de reforma previstos a tal fin por la Constitución, “abandona la única senda que permite llegar a este punto: la del derecho”.

            El Tribunal ha dedicado  los primeros apartados de la sentencia a refutar las alegaciones de las defensas  sobre posibles violaciones de los derechos de los acusados durante la instrucción del proceso y el juicio oral, teniendo en cuenta sobre todo la anunciada presentación de un recurso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), una vez agotados los recursos de revisión ante el TS y de amparo ante el TC. A este respecto, podemos estar tranquilos, pues el Presidente, Manuel Marchena, ha tenido una actuación  impecable en todo momento, si cabe excesivamente garantista y condescendiente con los reos y sus abogados. Ha tenido además el mérito de que la sentencia haya sido adoptada por unanimidad, para lo que ha habido que hacer algunas concesiones a los procesados. Esto reforzara la posición de España ante el TEDH, que no podrá examinar el fondo del fallo, sino sólo si durante el juicio se han violado sus derechos. Por otra parte, la sentencia ha sido relativamente benigna, al no imponer penas de cárcel a Vila, Bassa y Mundó, y al absolver a los acusados del delito de rebelión. Esto debería haber creado un ambiente de distensión en Cataluña, pero tal no ha sido el caso, pues nadie habla de estas evidentes concesiones y sólo resaltan el carácter político y arbitrario del juicio y la severidad de las condenas.

La solución salomónica de la sedición, entre la rebelión y la absolución

            Aunque el TS ha reconocido que los acusados propiciaron un entramado jurídico paralelo a al vigente para desplazar el orden constitucional, ha llegado a la conclusión de que no cometieron un delito de rebelión, sino de sedición, tal como había propuesto la Abogacía del Estado tras las presiones ejercidas sobre ella por el Gobierno de Pedro Sánchez. Para ello, ha seguido el “iter” esbozado en los autos del magistrado instructor  y del propio Tribunal. En su auto de 4 de diciembre de 2017, Pablo Llarena señaló que los hechos considerados probados podrían integrar figuras delictivas de menor rigor punitivo que la rebelión y que cabría llegar a la eventual consideración de que el comportamiento de los querellados  no englobaba una utilización instrumental de la violencia, lo que no excluiría la posibilidad de subsumir los hechos en un delito de sedición. Y en su decisión de 5 de Enero de 2018, añadió que, para sostener la consistencia de la imputación, era preciso contar con indicios  de la existencia de actos violentos encaminados a la obtención de sus objetivos, en el caso de la rebelión, o de actos que pudieran ser considerados  como alzamiento público y tumultuario, en el caso de la sedición. Según el auto de la Sala de Recursos del TS, no era el momento de establecer de forma definitiva si la entidad de la violencia empleada era suficiente para considerar que el alzamiento de las autoridades autonómicas contra el ordenamiento constitucional reunía las características propias de un delito de rebelión, aunque los indicios a la sazón disponibles permitían considerar tal calificación “suficientemente razonable como para no descartarla de modo absoluto”.

            Las defensas mantuvieron que los encausados se limitaron a ejercer derechos fundamentales como las  libertades de  ideas, expresión y reunión, o los derechos de asociación o de representación  política, pero –como ha señalado recientemente el TEDH- tales derechos pueden ser restringidos cuando se produzcan amenazas a la integridad territorial de un país o a la seguridad pública, se defienda el orden público o se prevenga la comisión de delitos. Como consecuencia de las pruebas practicadas durante el juicio oral, el TS llegó a la conclusión de que los encausados habían incurrido en un delito de sedición. La defensa de la derogación de la Constitución o del logro de la independencia no constituía delito, pero sí lo era movilizar a la ciudadanía en un alzamiento público y tumultuario para impedir, por la fuerzas o fuera de las vías legales, la aplicación de las leyes o el cumplimiento de las resoluciones administrativas o judiciales (artículo 544 del Código Penal). Pero cabe preguntarse para qué necesitaban las autoridades autonómicas recurrir a un alzamiento cuando, desde el poder, incumplían sistemáticamente dichas normas y resoluciones con total impunidad. Más lógico parecería que pretendieran algo más, lo que entraría en el ámbito del delito de rebelión. Ésta se incluye en el capítulo del Código Penal relativo a los “delitos contra la Constitución”, mientras que la sedición figura en el de los “delitos contra el orden público”. ¿Resulta convincente calificar el comportamiento de Carles Puigdemont y sus colaboradores de meros atentados contra el orden público, cuando controlaban éste por medio de los "Mossos d´Esquadra”? Frente al criterio opinión del Tribunal, yo comparto la opinión de algunos autores de que la sedición es una rebelión en pequeño”.

Absolución de los  procesados del delito de rebelión

             Según el artículo 472 del Código Penal, son rebeldes quienes se alzaren violenta y públicamente para obtener fines como derogar, suspender o modificar la Constitución, despojar de sus prerrogativas al Rey o declarar la independencia de una parte del territorio nacional. Los procesados persiguieron todos y cada uno de estos fines, pero para el TS no supuso ningún riesgo real para el Estado porque se trataba de una mera ensoñación y la DUI fue un acto simbólico. No comparto esta apreciación, pues los encausados hicieron todo cuanto estuvo en sus manos para lograr la independencia de la República Catalana y, si no lo consiguieron, no fue por falta de empeño, sino por no disponer de medios suficiente para doblegar la potencia del Estado español.

            El Tribunal concede mayor importancia a los medios que a los fines y hace hincapié en que la violencia constituye un elemento esencial en la tipificación de la rebelión y-en este punto- sigue el mismo razonamiento de la sentencia de la Audiencia Territorial de Schleswig-Hosltein –que tan rotunda y justamente criticó- de que, aunque se cometieron actos violentos, no fueron de entidad suficiente para la comisión de un delito de rebelión. El Código Penal requiere que haya un alzamiento violento, pero nada dice sobre el grado de violencia necesaria para que se produzca. Lo reconoce la sentencia al afirmar que, además de la física,  puede haber violencia psíquica o compulsiva e intimidación grave –que las hubo en abundancia-, pero mantiene que la violencia tiene que ser “instrumental, funcional y preordenada” directamente a los fines que animan la acción de los rebeldes ¿En qué norma española aparece la exigencia de semejantes calificativos? En todo caso, los fines perseguidos están bien claros y –como el propio Tribunal ha reconocido- ha quedado acreditado que se  produjeron actos de violencia. Además, si las autoridades y los dirigente de la ANC y de “Omnium Cultural” convocaron a los ciudadanos a que se manifestaran masivamente en las calles, resultaba harto evidente  que –como advirtieron a Puigdemont los mandos de los “Mossos”- se producirían enfrentamientos violento. Todo esto sería más que suficiente –en mi modesta opinión- para calificar la conducta de algunos de los procesados como comisión de un delito de rebelión.

            El TS comparte en otro aspecto la desacertada opinión de los magistrados de Schleswig-Holstein de que el objetivo de Puigdemont y Cia era el de forzar al Gobierno español a sentarse a negociar. Esto no se lo cree ni Pilar Rahola. Es como cuando Pedro Sánchez pidió al PP y a Ciudadanos que contribuyeran a su instauración como Presidente del Gobierno y, para facilitar el acercamiento, pactó con los nacionalistas, extrema izquierda y Bildu para excluir del poder al ganador de las elecciones en Navarra. Como reza el refrán español, “obras son amores y no buenas razones”-. Así, para facilitar el diálogo con el Gobierno central, las autoridades ejecutivas y legislativas del Cataluña dictaron unas leyes que derogaban la Constitución y abolían la Monarquía, celebraron un referéndum ilegal expresamente prohibido por el TC y declararon la DUI. Esto es algo más que ensoñaciones y deseos de negociar. Siguiendo una vez más la misma argumentación  errónea de los jueces alemanes, el TS ha antepuesto a la realidad objetiva de los hecho la irrealidad subjetiva de las supuestas intenciones de los autores de tales hechos y ha afirmado tajantemente –sin aportar prueba alguna al respecto- que los acusados en ningún caso habrían realizado la secesión y accedido a la independencia  sin el asentimiento del Gobierno español. La decisiones que implicasen la secesión “no les serían objetivamente aplicables a sus autores, convirtiéndolos en rebeldes” (¿?) y, por eso, fueron absueltos del delito de rebelión. ¿Quién es entonces responsable de los actos violentos cometidos para tratar de acceder a la independencia?

La otra sombra en la, por otra parte, ejemplar sentencia del TS, se encuentra en la negativa del Tribunal a aceptar la petición del Ministerio Fiscal de que se aplicara lo dispuesto en el artículo 36-2 del Código Penal, conforme al cual, cuando la duración de la condena fuera superior a cinco años, el Tribunal podría ordenar que la clasificación de los condenados en el tercer grado de tratamiento penitenciario no se efectuara hasta el cumplimiento de la mitad de la pena impuesta. El Tribunal ha rechazado la propuesta de forma poco convincente, alegando que los acusados ya han sido castigados con la privación de libertad e inhabilitados -¡faltaría menos!, que esta cláusula estaba prevista sólo para los delitos graves –como si la sedición y la malversación no lo fueran-, y que la posibilidad de revisión judicial de las decisiones penitenciarias que se consideren contrarias a derecho era la mejor garantía de que el cumplimiento de las penas se ajustaría a un pronóstico individualizado de cumplimiento y progresión –más de lo segundo que de lo primero-. Se trata de un deseo piadoso y un gesto significativo hacía los “rebeldes sin causa”, pues es bien conocido el comportamiento de las autoridades  penitenciarias catalanas, como se ha puesto de manifiesto con Oriol Pujol y con los propios encausados durante su período de prisión cautelar. Serán trasladados a un hotel de no menos de tres estrellas con tratamiento VIP, harán lo que les venga en gana y dentro de bien poco estarán en la calle. Ello constituiría una flagrante discriminación contra los presos no políticos y sería causa de indignación general.

La cuestión de la condena por malversación no ha planteado mayor problema, pues resultaba aceptable para la Audiencia Territorial de Schleswig-Hosltein y hasta para los hostiles Tribunales belgas. En cuanto a los ex-Consejeros no implicados en la sedición, el TS ha acertado al aplicarles una condena menor de inhabilitación y multa, pues la petición de pena de siete años resultaba excesiva. Las luces han prevalecido sobre las sombras de la sentencia y la ciudadanía española ha contraído una deuda de gratitud con la Sala de lo Penal del TS y, muy especialmente, con su Presidente, Manuel Marchena. A Dios gracias, aún nos queda la Justicia, que es lenta pero segura.

Madrid, 14 de octubre de 2019

viernes, 11 de octubre de 2019

La capitidiminución de España, según el Dr.Sánchez


LA CAPITIDIMINUCIÓN  DE ESPAÑA, SEGÚN EL DOCTOR SÁNCHEZ

            La facundia y volubilidad de Pedro Sánchez ha dejado de sorprendernos. Sin pudor alguno, un día mantiene una cosa y al siguiente la contraria, según considere qué le conviene más para conseguir su primordial objetivo de conservar el poder a cualquier precio. Ahora ha vuelto a uno de sus temas predilectos que había quedado en barbecho  por  mor de la campaña electoral, en la que su gurú, Iván Redondo, le ha aconsejado jugar la carta del patriotismo constitucional y envolverse en la bandera nacional: el plurinacionalismo o la consideración. del Estado español –España se ha visto capitidiminuida y ha bajado un grado en la jerarquía constitucional- como una “Nación de Naciones”.

            Según ha publicado el diario “ABC”, Pedro Sánchez ha declarado en un desayuno informativo que había que vivir con normalidad el hecho de que España es un país complejo, “formado por España, Cataluña,, Galicia y el País Vasco”. Aparte de la tautología de que España está formada por España, semejante afirmación carece de fundamento histórico y jurídico. No ha explicitado el Presidente en funciones si la Nación de Cataluña se extiende a los Países Catalanes -como pretende el nacionalismo y comprende la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, o si en la Nación Vasca se incluyen el antiguo reino de Navarra y los departamentos franceses en los que se habla el vascuence. ¿Acaso no sería también una Nación Andalucía, que celebró su referéndum de autodeterminación para demostrar que no era menos que Cataluña, Galicia o el País Vasco? ¿Tendrán los canarios que reinventar el guanche -como se hizo con el euskera- para que las Islas Afortunadas puedan entrar en el el exclusivo club “Nacionalista” de Pedro Sánchez?

            Asimismo ha afirmado el Dr.Sánchez –alumno aventajado de los acreditados constitucionalistas José Luis Rodríguez Zapatero y Carmen Calvo- que la Nación  no se identifica con el Estado, sino que en un Estado pueden compartirse diversas identidades nacionales. En esto lleva razón, dado que en un Estado-Nación caben otras “identidales nacionales”, naciones culturales o “nacionalidades”, como reconoce la Constitución  española en su artículo 2. “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles  y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran”.
Las “ identidades nacionales” a las que Sánchez hace referencia no son otras que las “nacionalidades” que reconoce la Carta Magna..

            Según reconoció el Tribunal Constitucional en su sentencia de 2010 sobre el Estatuto de Cataluña, de la nación podía hablarse como una realidad cultural, histórica, lingüística, sociológica y hasta  religiosa, pero lo relevante en ella era su sentido jurídico-constitucional y, en este específico sentido, la Constitución  no reconocía  más Nación que la española y el término no podía referirse a otro conjunto que no fuera el pueblo español, titular de la soberanía. De ahí que declarara anticonstitucional la afirmación del Estatuto de que Cataluña era una Nación y de que su soberanía residía en el pueblo catalán.

            Como señaló en su día el experto del PSOE en cuestiones autonómicas, Pachi López, Sánchez no tenía la más remota idea de lo que era una nación y ,mezclaba  conceptos diversos como nacionalismo, plurinacionalismo, federación, confederación, derecho a decidir y autodetermninación. Pese a su cacao mental, no sólo ha encontrado la solución al problema catalán con la la fórmula de la “Nación de Naciones”, sino que también  ha conseguido al fin identificar cuáles son las  Naciones que se integran en la Nación española, a la que habrá que encontrar otro nombre, dado que España ´formada por las restantes Comunidades Autónomas- ha quedado degradada a la categoría de una Nación más dentro de la Supernación española..

Sin embargo -como ha observado Xosé Núñez Xeijas-, el titular de la soberanía no puede contener otros titulares porque la soberanía es indivisible. La “Nación de Naciones” significa en la práctica que en España hay territorios con particularidades histórico-culturales que quizás en el pasado merecieron ser naciones, pero que no lo són en el presente. Eñ reconocimiento a Cataluña, al País Vasco o a Galicia de la condición de Nación, lleva aparejado el derecho de cada uno de ellos a decidir, el ejercicio de la libre determinación y la eventual opción por la independencia.

            Para Santiago Muñoz Machado, el plurinacionalismo puede entenderse como una manifestación  ideológica, cultural o político-jurídica. Según esta última versión, España sería una “Nación de de Naciones”, pero este modelo sólo  cabría dentro de una confederación y no de una federación, como mantiene el PSOE. Se trata de una propuesta sin sentido ni porvenir y los promotores del alboroto plurinacionalista no se han parado un minuto en pensar lo que han dicho, pues no han tomado en serio la Constitución.

            El tñermino “Nación de Naciones” fue urilizado por primera vez en 1952 por el socilaista castellano exiliado en Méjico, Anselmo Carretero, en su obra “Las nacionalidades de España”,que sirvió de ionspiración a los aurtores de la Vonstitucoón de 1978. Carretero defendía la idea de un Estado Federal igualitario basado en las regiones históricas, psero rechazaba la cereación de un Estado plurinacional, “porque Es`paña no era Yugoslavia”. En España existía una Nación política y varias naciones culturales o “nacionalidades”. Sánchez podría aprender de su correligionario y librarnos de sus peligrosas ocurrencias. El problema del PSOE es que ha sido vampirizado por el PSC de Miquel Iceta y Maritxell Batet, que es más nacionalista que socialista y está actuando como el “tonto útil” del separatismo.
           
            Una vez abierto el melón de la autodeterminación, habría que fijar en qué territorios se puede ejercer. Según la famosa sentencia del Tribunal Constitucional de Canadá –a la que los nacionalistas catalanes han recurrido para justificar su derecho a la secesión de España- no existe un derecho automático de Quebec a separarse de Canadá sin que se abra un proceso de negociación con el Gobierno federal y se tengan en cuenta los intereses generales del Estado, de los restantes territorios y de las minorías. Pero, si Canada podía partirse –siempre que se cumplieran los requisitos establecidos por el Tribuna-l, también lo era Quebec o cualquier otra provincia canadiense.

            Mutatis msutsndis”, si España se podía dividir, lo mismo podría ocurrir con Cataluña. ¿Podrían constituir una nación el valle de Arán, el Alto Ampurdán o el área de Tortosa? No parece que los nacionalistas estén por la labor de llevar hasta ese extremo el derecho a la libre determinación. La extravagancia y las incongruencias de la posición del independentismo catalán se han puesto de manifiesto de forma caricaturesca con el caso de “Tabarnia”, cuyos promotores han reclamado –medio en serio y medio en broma- su derecho a la autodeterminación para crear una nación virtual y separarse de ·”Tractoria”, la Cataluña rural y bucólica, decididamente partidaria de separarse de España. Esta “boutade”ha pillado con el pie cambiado a los separatistas, que han visto reflejada su propia imagen en el espejo “tabarnés” y ha puesto de manifiesto que el humor es el mejor antídoto contra la estupidez humana.

            Los políticos deben tener sumo cuidado con los términos que se emplean en un tema tan delicado como el catalán, pues las palabras las carga el diablo –que es sin duda nacionalista-´y. aunque la “Nación de Naciones“ se vista de seda, nación se queda. Por mucho que se la adorne con ropajes sentimentales o culturales, la nación seguirá manteniendo la impronta político-jurídica a la que se refería el Tribunal Constitucional. La nación busca por inercia de convertirse en Estado y –por muchos trampantojos a los que el PSC y el PSOE recurran- si se reconoce que Cataluña –o Galicia o el País Vasco- es una Nación con mayúscula -aunque sea en el marco del Estado Español-, se deberá permitir a sus ciudadanos que ejerzan el derecho a decidir y a pronunciarse eventualmente por la independencia de su Nación, sin necesidad de tener en cuenta la opinión de los demás nacionales de lo que antes se llamaba España. No se puede jugar frívolamente con el futuro de la actual España desde una ignorancia constitucional supina y capitidiminuir a la primera Nación que surgió en Europa.

Madarid, 11 de octubre de 2019

La UE ante un mundo polarizado


LA UNIÓN EUROPEA ANTE UN MUNDO MULTIPOLAR

José Antonio de  Yturriaga Barberán, Embajador de España

I.-Del bipolarismo al multipolarismo

1.-Estados Unidos
2.-Rusia
3.-China

II.-Crisis de la Unión Europea

1.- Empequeñecimiento de la UE
2.-Gran Bretaña y el Brexit

  III.- ¿Puede ser la UE un actor global en un mundo multipolar?

1.-Ambito económico-financiero
2.-Seguridad y defensa
3.-Política exterior
 
  IV.-Conclusiones

Resumen: Del bipolarismo de Estados Unidos y Rusia durante la Guerra Fría se ha pasado al multipolarismo, con la presencia activa en el mundo de la globalización de otras potencias, especialmente de China. Europa –y su más cualificado representante, la Unión Europea- ha perdido protagonismo y pasado a ser, un actor más en el mundo multipolar. La crisis que padece la UE por su estancamiento se ha visto agravada por el Brexit. La salida de Gran Bretaña, sin embargo, puede servir de revulsivo para que la Unión supere la crisis y continúe con el proceso de mayor integración europea. Para conseguirlo, es esencial que se mantenga la unidad  y la solidaridad entre los Estados miembros

Summary: The bipolarism of the United States and Rusia during the Cold War, has been replaced by the multipolarism, with the active presence in a globalized world of other powers, especially of China. Europe –and his most qualified representative, the European Union- has lost its leading role and has become an actor among other of this multipolar world. The crisis which the EU is suffering due to its stagnation has been worsened with the Brexit..Great Britain´s  exit, however, may serve as an incentive for the Union to overcome the crisis and continue with the process of a greater European integration. In order to reach such a goal, it is esential to maintain of the unity and the solidarity among the EU member States.

Palabras clave: Multipolarismo, globalización, Unión Europea, Gran Bretaña, Brexit

  Key words: Multipolarism, globalization, European Unión, Great Britain, Brexit

         


I.-Del bipolarismo al multipolarismo

El devenir de la Unión Europea (UE) no puede entenderse sin analizar el ambiente contextual internacional en el que surgió. La II Guerra Mundial supuso la colonización de Europa por dos grandes potencias extra-europeas: Estados Unidos y la Unión Soviética, cada uno de los cuales gestionó los destinos de la mitad del continente durante la época de la Guerra Fría. Desde entonces, Europa se fue reconstruyendo paulatinamente y se plasmó en la UE, construida bajo el paraguas de seguridad de Estados Unidos y de la Alianza Atlántica, frente a la amenaza que representaba la URSS, quien –sin proponérselo y muy a su pesar- actuó como elemento aglutinador de la nueva Europa, en ausencia del resto del mundo, que constituía un simple telón de fondo estratégica y económicamente irrelevante. De la tesis norteamericana y la antítesis soviética, surgió la síntesis de la flamante nueva Europa, bajo la fórmula de la Comunidad Económica Europea, ulteriormente transformada en la actual Unión.

          Como ha señalado Emilio Lamo de Espinosa, invirtiendo más en mantequilla que en cañones y construyendo una muy avanzada economía social del  bienestar, la CEE alcanzó en treinta años unas cotas de seguridad, libertad y prosperidad como nunca antes había conocido Europa. A través de sucesivas ampliaciones, la Comunidad fue extendiendo gradualmente esa condición al resto del continente. Este contexto exterior, sin embargo, ha cambiado radicalmente en los últimos años y afectado a las raíces mismas de la UE[1]. .

          Según Peter Frankopan, estamos viviendo un vuelco parecido al que se produjo con el viaje de Colón o la expedición de Vasco de Gama, hazañas que supusieron  para Europa situarse por primera vez en su historia en el centro de las rutas comerciales del mundo. Ahora pasa algo similar, pero las rutas de la seda crecen en competencia directa con Occidente, ya que el desarrollo asiático está íntimamente ligado a las economías de Estados Unidos, de Europa y de otras zonas del planeta. Se está produciendo una crisis global, en la que se inscriben las políticas extravagantes de Donald Trump, el crecimiento de los populismos y extremismos, y la tormentosa salida de Gran Bretaña de la UE[2] . Los principales protagonistas de este mundo globalizado son Estados Unidos, Rusia, China y, en menor medida, la UE.

1.-Estados Unidos

Asistimos al repliegue de Europa por parte de Estados Unidos, que comenzó tras el fin de la Guerra Fría, continuó con el “pivot to Asia” de la Administración de Barack Obama y ha sido ampliado en el ámbito económico y comercial por Donald Trump, que ha liquidado el proyecto de Tratado Trasatlántico de Libre Comercio, que estaba llamado a estabilizar y reforzar la economía noratlántica. Según José Ignacio Torreblanca, Europa ha sido durante siglos el centro del mundo, pero ahora está en la periferia. El protagonismo económico y financiero ha pasado del Océano Atlántico al Pacífico, y Europa se ha convertido en una “pequeña península de Asia[3].

          En su errática política, Trump ha puesto en entredicho a la OTAN -que considera obsoleta- y criticado y hostigado a la UE, hasta el punto en que ya no se sabe si Estados Unidos es hoy un aliado o más bien un rival y un competidor de la Unión. Desde su llegada al poder, no ha hecho más que crear problemas a sus aliados europeos. Como ha señalado Antonio Bonet, Trump no puede ir por el mundo amenazando a sus aliados y pisoteando el sistema multilateral para resolver sus disputas con China, por más que ésta no respete las reglas del comercio internacional[4].

          Estados Unidos decidió unilateralmente imponer aranceles a las exportaciones europeas de acero y aluminio so pretexto de que suponían una amenaza contra su seguridad nacional, y amenazó con hacer lo propio con las importaciones de vehículos. El Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, viajó a Washington y -si bien no consiguió que Trump retirara los aranceles sobre el acero y el aluminio- logró parar el golpe a la industria automovilística, y las dos partes se comprometieron a avanzar en la  cooperación reguladora que hiciera más sencillo el flujo comercial y a negociar un acuerdo para reducir las barreras al comercio de productos industriales. El problema es que las negociaciones están en punto muerto y se corre el riesgo de que al imprevisible y visceral mandatario, se le ocurra en cualquier momento lanzar un “tweet”, que perturbe las relaciones comerciales entre Estados Unidos y la UE”[5].

El antiguo Asesor presidencial para la Seguridad Nacional, John Bolton, no pudo ser más cristalino al asegurar que Estados Unidos respalda una salida no negociada de la UE por parte del Reino Unido, con el que firmaría cuanto antes  un Acuerdo comercial, aprovechando el distanciamiento existente entre Londres y Bruselas. “Vemos una salida exitosa como algo que va muy en la línea de nuestros intereses”. Bolton afirmó que sería  un hito para los mandatos democráticos que el Reino Unido tuviera éxito a la hora de abandonar la UE”[6].

La Unión sigue dependiendo para su seguridad de la OTAN y del paraguas norteamericano, pero ya no existe el mismo grado de confianza de antaño. Al mismo tiempo, la rivalidad comercial se ha agudizado con el establecimiento de aranceles a las importaciones europeas, las sanciones o amenazas de nuevos aranceles y el cierre progresivo de sus mercados. Las caprichosas medidas de Trump están creando una situación caótica en Europa y en el mundo entero, incluido Estados Unidos. Los “twiters” del Presidente son casi tan peligrosos como los misiles SAM, pues resulta más difícil protegerse del fuego amigo que del enemigo.

2.-Federación de Rusia

          En el ínterin, la Federación de Rusia ha asumido mayor protagonismo internacional bajo el mandato de Vladimir Putin, que aspira a recuperar su perdido status de superpotencia y lo ha conseguido en cierta medida, pese a las insuficiencias del país -demografía decreciente, dependencia de los recursos petrolíferos, crisis económica por las sanciones internacionales y escaso poder adquisitivo-. Tras haber consentido la ampliación de la OTAN hacia sus fronteras con el ingreso en la Alianza de los Estados que fueron miembros del Pacto de Varsovia e incluso de los Países Bálticos -que formaron parte de la URSS-, Rusia se plantó en Georgia y en Ucrania, se anexionó Crimea y respalda la insurrección de las regiones ucranianas ruso-parlantes. Aprovechando el repliegue gradual de Estados Unidos, Rusia ha aumentado su presencia en el Próximo Oriente –especialmente en Siria- y ha pasado de ser potencia regional, al status de potencia mundial. Ha llegado a intervenir y a interferir incluso en áreas fuera de su espacio natural –como Venezuela-, y pasado de ser un eventual aliado en las épocas de Mijail Gorvachov y Boris Yeltsin, a convertirse en adversario –cuando no el enemigo- de Occidente.

El bipolarismo existente durante la Guerra Fría –que se convirtió por algún tiempo en monopolarismo norteamericano tras la extinción de la URSS- ha dado paso al multipolarismo, representado por los llamados “BRICS” –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-, de modo que el protagonismo y liderazgo político es compartido por China, India, Japón y…la UE. A ellos se suman potencias regionales importantes como Brasil, Méjico, Indonesia, Irán, Arabia Saudita, Sudáfrica, Egipto o Nigeria. Este fenómeno ha facilitado la globalización, al par que ha supuesto el empequeñecimiento de Europa[7].

3.-China

          El principal protagonista es China, quepor su potencia demográfica, su impresionante progreso económico y desarrollo tecnológico, y su creciente poderío militar- ha sustituido a Rusia como el principal rival de Estados Unidos por el liderazgo mundial, y ocupa un lugar determinante en el mundo globalizado. Si en el pasado se decía “todos los caminos conducen a Roma”, hoy podría decirse –según Frankopan- que “todos los caminos conducen a Pekín”. Estamos en el siglo de China. Los esfuerzos de cooperación que ésta tejiendo con los pasíses asiáticos y los Estados africanos y americanos son una muestra de tenacidad diplomática y de sabia paciencia[8].

La UE -que sigue siendo una gran potencia económica- debería llegar a un “modus vivendi”con China, que -paradojas de la Historia- se ha convertido en adalid del libre comercio internacional frente al intervencionismo del Estados Unidos. Para ello, es indispensable que el Gobierno chino se incorpore a las Organizaciones económico-financieras internacionales, cumpla con las normas de éstas y con las reglas del juego, y sus empresas no abusen de la competencia desleal. Sin embargo,  
China incumple las reglas del comercio internacional, pues subvenciona a sus industrias, fuerza a las empresas extranjeras a que le cedan tecnología gratis, dificulta el acceso de éstas a su mercado interior y está realizando grandes proyectos de infraestructuras en Iberoamérica y en África, pujando a la baja, despreciando los criterios ambientales y la lucha contra la corrupción, y practicando el dumping” laboral.  Está invirtiendo grandes cantidades en África y ha financiado o construido más de 3.000 obras de infraestructura estratégica en África, convirtiéndose así  en el mayor socio comercial del continente, por delante de Estados Unidos. La China Railway Construction Corporation concluyó el pasado mes de Julio el ferrocarril transafricano que une el puerto tanzanio de Dar-es-Salaam en el Océano Índico, con el angoleño de Lobito en el Atlántico. Apoya asimismo un proyecto de la Unión Africana para unir los dos océanos, desde Senegal al Cuerno de África, y ha construido los trayectos ferroviarios Nairobi-Mombasa y Addis-Abeba-Yibuti. También está implicada en la construcción de la red de autopistas “Trans-Africa Highways”, que pretende unir las principales capitales del continente, de Dakar a Nairobi, de Trípoli a Ciudad del Cabo, o de Argel a Lagos[9].

China también quiere aumentar su presencia económica en Europa y ofrece inversiones y facilidades, como el “Plan Ruta de la Seda”, que ha sido unilateralmente aceptado por Italia al margen de la UE[10]. El Gobierno de Pekín ha creado foros de discusión entre China y varios países europeos, especialmente en Europa Oriental, pero también en Italia, Bélgica o España, en cuyos principales puertos existen terminales de carga que forman parte de la red comercial china. Según Sigmar Gabriel, China aparece como el único país con una verdadera geoestrategia global, en tanto que Europa carece de planes o ideas globales. Según Francisco Sosa, mientras China se mueve tratando de enlazar economías y proyectos espectaculares, Europa se encierra en sí misma, reconstruye fronteras y muchos de sus políticos aspiran a  reconquistar la soberanía sobre sus países. “Hay una común sensación de que el mundo mira a Oriente y de que Europa tartamudea[11].

          Para Torreblanca, la rivalidad entre China y Estados Unidos va a marcar el siglo XXI y su enfrentamiento es inevitable. Como en el caso de la pugna entre Atenas y Esparta –“la trampa de Tucídides”-, el conflicto no está predeterminado, pero hay muchas posibilidades de que se produzca. Entre las dos superpotencias, Europa no está capacitada para intervenir en este juego de poder, por no estar preparada material, psicológica ni institucionalmente, aunque podría hacerlo si integrara todas sus múltiples capacidades bajo estrategias compartidas y principios claros. La UE debería actuar como un tercer polo entre China y Estados Unidos, pero, para poder ser un actor global, necesita una mayor integración y una creciente autonomía estratégica[12].

Helle Thorning-Schmidt ha señalado que, en la dinámica de confrontación entre Washington y Pekín, la UE debería buscar su propia vía, que no es la de una posición equidistante, sino la que le permita defender el espacio de libertad y prosperidad que la define: un mundo con instituciones internacionales, normas respetadas, lucha contra el cambio climático y  respeto de los derechos humanos. En Asia se esta edificando un nuevo mundo, que no es libre ni democrático, y aquí la UE tiene una función que cumplir. Frente a la zalamería china, debería –en opinión de Sosa- “defender los valores democráticos y emitir una luz potente desde el faro de la democracia liberal y del Estado de Derecho[13]


II.-Crisis de la Unión Europea

1.-Empequeñecimiento de la UE

El multipolarismo  ha provocado la “enanización” –“dwarfing”- de Europa, que
se ha empequeñecido económica y políticamente. En el plano económico, ha pasado en pocos años del 25% al 7% del PIB mundial, aunque siga siendo un actor importante en el comercio internacional. Sufre un declive demográfico que pronto dejará a su población en sólo el 5% de la mundial. En materia de defensa, no es autosuficiente y  depende de la OTAN y de Estados Unidos. En política exterior, ha crecido su irrelevancia ante las insuficiencias de la PESC. Sus Estados miembros han abandonado sus antiguas zonas de influencia en el Próximo Oriente y -como ha observado Mohamed al-Baraday- Europa se halla rodeada de un “anillo de fuego” que se extiende desde Siria a Libia, pasando por Yemen, pero está ausente de la gestión de las crisis por las que atraviesan estos países, pese a que estuvieron en su día bajo el dominio  de Estados europeos. Europa padece de nacionalismo y de populismo, tanto de izquierdas – Podemos en España, Syriza en Grecia o Cinque Stelle en Italia-, como de derechas. –Partido de la Libertad en Países Bajos, Reagrupamiento Nacional en Francia, Liga Norte en Italia o Alternativa por Alemania en dicho país-. Incluso partidos gubernamentales no contrarios a la UE –como Fidesz en Hungría y Ley y Justicia en Polonia- o de la oposición –como Vox en España- son euroescépticos y críticos con la Unión.

Durante las últimas elecciones al Parlamento Europeo, los partidos euroescépticos hicieron importantes progresos al obtener el 25% de los votos, pero no alcanzaron el 33% necesario para poder bloquear la Cámara, que está controlada por partidos europeístas -Populares, Socialistas, Liberales y Verdes-. Para Jesús Núñez, la cortoplacista visión de los nacionalistas –especialmente en los países de Europa Oriental- está ahogando las potencialidades que la UE imperiosamente necesita para poder responder con éxito a los numerosos desafíos que la afectan[14]. Aspiran al blindaje del Estado-nación y se oponen a la cesión de soberanía a la UE, a la que culpan de los efectos nocivos de la globalización. Mención especial merecen los nacionalistas separatistas, como los de Cataluña, que pretenden escindirse de España y seguir en la Unión.

          La UE tiene que afrontar otros graves desafíos como la inestabilidad de sus fronteras, al este por la agresividad rusa y al sur por los ataques de las milicias islamitas radicales, que controlan buena parte del Sahel y practican el terrorismo; el considerable aumento de la inmigración ilegal, que ha provocado la división de los Estados miembros ante la ausencia de una política común en materia de asilo y la falta de solidaridad de muchos de ellos con los refugiados; o el riesgo del narcotráfico, la trata de personas y la delincuencia transnacional[15]. Según Joaquín Almunia, la tentación defensiva, el proteccionismo o las actitudes de repliegue son manifestaciones de impotencia o de puro seguidismo de los mensajes de las fuerzas populistas, que intentan ocupar el espacio de las familias políticas tradicionales[16].

2.-Gran Bretaña y el Brexit

El Brexit, es el fruto de una disparatada decisión del Primer Ministro conservador, David Cameron, que forzó de forma irresponsable la celebración de un referéndum innecesario, pensando que lo ganaría fácilmente desde el poder y se llevó una desagradable sorpresa. Con él perjudicó a la UE, al Reino Unido, a su partido y a sí mismo, pues tuvo que hacer mutis por el foro, dejando un país confuso y profundamente dividido. Su sucesora, Teresa May –supuesta partidaria de la permanencia de Gran Bretaña en la Unión- respaldó incondicionalmente el veredicto de una consulta viciada por la desinformación y la mentira, y ganada por un estrecho margen, con el convincente argumento de que “Brexit is Brexit”. Se negó –como hubiera sido lógico y procedente- a celebrar un  segundo referéndum con las debidas garantías para que el pueblo británico pudiera pronunciarse sobre la retirada de la UE con conocimiento de causa. May negoció con la Unión una salida ordenada, que no fue aceptada, ni por parte de su Gobierno, ni por el Parlamento de Westmister, que ha sido incapaz de adoptar una decisión para solucionar el problema. Forzada a dimitir, fue sustituida por su Ministro de Negocios Extranjeros, Boris Johnson –un Trump-bis, aunque más listo-, que ha prometido a sacar a Gran Bretaña de la UE el 31 de Octubre, con o sin acuerdo.

Jonhson ha lanzado un ultimátum al Parlamento y asegurado que no retrasará el Brexit más allá de la citada fecha-tope  bajo ninguna circunstancia”. Dando muestra de su menosprecio por la democracia, ha dado un auténtico “golpe de Estado” parlamentario al suspender las sesiones del Parlamento entre el 9 de Septiembre y el 14 de Octubre, para impedir que diputados y senadores impidan la salida de gran Bretaña de la UE por las bravas. La Oposición reaccionó “in extremis”y la Cámara del los Comunes aprobó el 3 de Septiembre una ley que limita la capacidad del Gobierno para salir de la UE sin un previo Acuerdo y fuerza una extensión del plazo para el Brexit hasta Enero de 2020, en caso de que no prospere la negociación con la Unión antes del 19 de Octubre. El texto abre las puertas a posibles extensiones ulteriores y a un control parlamentario sobre la marcha de las negociaciones entre el Reino Unidos y la Unión[17].

El Primer Ministro sigue en sus trece y parece decidido a hacer caso omiso a la decisión del Parlamento y ha declarado que antes se arrojaría a una zanja que pedir una ampliación del plazo para abandonar la UE. Timothy Garton Ash ha afirmado que el culebrón del Brexit  puede acabar siendo uno de los peores casos de la plaga mundial actual de populismos nacionalistas. El Brexit salvaje hacia el que nos lleva Boris Johnson “puede muy bien suponer el fin del Reino Unido, además de debilitar la  Unión Europea y la Alianza trasatlántica[18].. 

Pese a las afirmaciones rocambolescas de los “brexiters”, la fuga desordenada de la UE causaría considerables perjuicios económicos, sociales y políticos al Reino Unido  –con las negativas incidencia que pudiera tener en Irlanda del Norte y en Escocia-, pero también a la Unión, aunque en menor medida. Mas, como reza el refrán castellano, “no hay mal que por bien no venga”. Para Luis Simón, tendrá consecuencias negativas a corto plazo, pero positivas a medio y largo plazo, pues Gran Bretaña siempre ha sido un estorbo y un elemento perturbador en el seno de la UE, pues ha  dificultado en todo lo posible el proceso integrador y propugnado la ampliación de la Unión para dificultar una mayor integración. Su salida puede actuar de acicate contra la desunión de los Estados miembros, quienes –pese a las discrepancias internas Norte/Sur y Este/Oeste - se han mantenido hasta ahora firmemente unidos en las negociaciones frente a las pretensiones británicas[19].
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En verdad, los británicos nunca se han sentido del todo a gusto en la UE. Entraron en la Comunidad Económica Europea a regañadientes tras el fracaso de sus intentos de contrarrestarla a través de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA). Fueron siempre reticentes a intensificar el proceso de integración de la Unión, promovieron las sucesivas ampliaciones en la convicción de que el ingreso de nuevos miembros  -algunos de ellos sin cumplir los requisitos requeridos para su admisión conforme a los “Criterios de Copenhague”- diluiría el proceso integrador. Como ya señaló Joseph Weiler en 2012, ha costado demasiado crear la UE –que es un proyecto existencial y no sólo económico- como para echarlo a perder, por lo que necesitamos una Europa más fuerte. ”Dado que los británicos no se consideran conciudadanos europeos, si quieren irse de la Unión, yo les diría bon voyage ¡Que se vayan![20]. Ahora están determinados  a salir de la Unión porque consideran que  estarán mejor fuera que dentro de ella, pero como declaró Alfonso Dastis, ”¡Allá ellos! La UE nació sin el Reino Unido y seguirá adelante sin él”. Los motivos del Brexit están basados en esa sensación tan británica “de estar en la UE, pero no ser la UE”.  España, por su parte, tiene claro que “el futuro de la Unión pasa por una mayor integración”, que Gran Bretaña ha estado continuamente bloqueando”[21] Según el Presidente de la Comisión Europea, Juncker. la UE se encuentra en una crisis “existencial”, pero –como observó Jean Monnet en su día- Europa crece en los momentos de mayor dificultad.

          En su discurso de toma de posesión como Ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, comentó que, si se hubiera dormido en 2006 y despertado en 2018, no se habría imaginado que Estados Unidos se hubiera convertido en adalid del proteccionismo y China en defensor del libre comercio. Tampoco hubiera creído que el Reino Unido optaría por el Brexit. No hubiera podido creer que quienes hacía décadas vivían en sistemas totalitarios y miraban a la UE con esperanza de formar parte de ella-, tuvieran hoy como referentes a “democracias dirigidas” o autoritarias, porque la Unión había dejado de ser un modelo atractivo para ellos. “Existe una UE con sus instituciones, su espacio de libertades, su legislación y sus declaraciones, .pero ¿acaso no nos falta lo fundamental? Si un día este magnífico edificio se derrumbara, la culpa no sería tanto de quienes la atacaron con saña desde dentro o desde fuera, sino –en gran medida- de quienes, creyendo en el proyecto europeo, no tuvieron la pasión ni la convicción  para defenderlo, impulsarlo y proyectarlo hacia el futuro en clave decididamente federal. Los enemigos de Europa son maestros en nublar la razón y expertos en manipular los instintos. Arnold Toynbee decía que la civilización caería porque sus elementos más activos eran incapaces de dar la respuesta adecuada a los retos que le planteaba el medio”.

Ponía como ejemplo el caso del Brexit, que algunos consideraron como el punto de inflexión desencadenante de una desintegración por implosión del proyecto europeo, pero de hecho ha sucedido lo contrario, pues ha sido una vacuna en vez de una epidemia. Los Veintisiete han mantenido una sólida e inquebrantable postura negociadora y se han cohesionado alrededor de la continuidad del proyecto de integración, a pesar de las diferencias en torno al futuro del euro y a la gestión de la inmigración. “El proyecto ha sido más sólido de lo que muchos pensaban”.

Si los movimientos populistas triunfaran –opina Borrell-, correríamos el riesgo de que se pusiera fin a la UE tal como la hemos conocido, así como al proyecto de una globalización justa y gobernada por las normas, en marcos de cooperación e integración multilateral. Esa eventual quiebra no se produciría en el vacío, sino que se inscribiría en un contexto más amplio, con la aparición en Eurasia de centros de poder no pro-europeos ni pro-atlánticos –Rusia y China-, y la concentración de recursos e influencia en grandes corporaciones tecnológicas con capacidad para manipular los procesos democráticos y la convivencia en el seno de nuestra sociedad, regímenes que cuentan con aliados políticos y empresariales en el interior de la Unión. Y todo ello ”agravado por la amenaza constante del terrorismo yihadista y el creciente vacío que se asienta en nuestro vecindario oriental y meridional, con un arco de tensiones y conflictos que van de Ucrania hasta Libia y la franja del Sahel”[22].

            El Brexit ha venido a elevar en varios grados la preocupación por el momento que atraviesa la integración europea. Por primera vez en la historia de la UE, un Estado miembro se ha autoexcluido del proceso y preferido desandar el camino emprendido en las últimas décadas ¿Habrá otros países miembros que quieran abandonar el proyecto  siguiendo el mal ejemplo británico?...


III.-¿Puede ser la UE un actor global en un mundo multipolar?

Según Carl Bildt, a Europa se le está agotando el tiempo para ser relevante en un mundo que ha girado peligrosamente hacia el unilateralismo, el proteccionismo, el nacionalismo y el autoritarismo. En el mundo globalizado en el que vivimos se juega un juego de poder brutal y, si la UE no logra ser un actor de dicho juego, se convertirá en campo en el que otros jueguen. Para Simón, la Unión tendrá que decidir si quiere ser sujeto u objeto de las relaciones internacionales. Si quiere ser actor en este juego de poder, deberá consolidar su influencia en la propia Europa y evitar la penetración de potencias externas que socaven la unidad e integración europeas. Tanto Estados Unidos como Rusia persiguen la división y debilitamiento de la UE, respaldan las divergencias internas, apoyan el Brexit  y han interferido en su desarrollo.. Trump ha llegado a amenazar a la Unión con sanciones económicas y tecnológicas si pactaba con China

Las presiones de Trump -que ligan seguridad y comercio- no resultan aceptables para la UE y la colocan en una situación incómoda, dada su dependencia estratégica de Estados Unidos. Además, los Estados de Europa Oriental –más atlantistas que europeístas- ven en Norteamérica su principal garantía frente a Rusia, mas el gradual proceso de retirada militar norteamericana de Europa les debería llevar a reconsiderar su postura y a contribuir a la formación de una defensa europea propia, aunque vinculada a, y en gran medida dependiente de, la OTAN. En definitiva, la Unión no debería ser objeto del juego de poder, sino que habrá de convertirse en un sujeto más del mismo[23]. Para lograrlo, es fundamental mantener la cohesión europea para hacer frente a la presión de las distintas potencias, antiguas o emergentes.

Según un informe de Mark Leonard y Jeremy Shapiro para el European Council on Foreign Relations, frente a la imprevisibilidad de Trump, la asertividad de la Rusia de Putin respecto a Ucrania y a Europa Oriental, y los desafíos tecnológicos, comerciales y militares de China, Europa no dispone de recursos para ser más autónoma de Washington. Los países europeos son cada vez más vulnerables a la presión externa que les impide ejercer plenamente su soberanía. Esta vulnerabilidad amenaza la seguridad, la salud económica y la libertad de la acción diplomática de la UE, y permite que otras potencias le impongan sus predicamentos. Para mantener su independencia en un mundo de competencia geopolítica, la Unión debería abordar los desafíos de seguridad y económicos interrelacionados que otros Estados poderosos presentan, sin abandonar su apoyo a un orden basado en las normas jurídicas comunitarias y en la alianza trasatlántica. Ello implicaría crear una nueva “soberanía estratégica” y aprender a pensar y  a actuar como un poder geopolítico autónomo. De ahí la necesidad de una propuesta para activar esta soberanía estratégica mediante la puesta en práctica de una batería de recomendaciones incluidas en el propio informe[24].

¿Está la UE en condiciones de asumir este papel de actor global? Ya en el año 2016, Almunia expuso de forma clarividente los numerosos problemas internos y los múltiples desafíos que esperaban respuesta por parte de la institución, tales como la crisis de los refugiados, el reforzamiento de la Unión Económica y Monetaria (UEM), el desarrollo del mercado interior, la estrategia común en materia de seguridad y defensa, o la recuperación de la legitimidad democrática de las instituciones comunitarias. Sólo una Unión segura de sí misma y de su proyecto futuro podía volver a resultar atractiva a millones de ciudadanos tentados de dejarse llevar por los mensajes populistas. La distancia entre los ciudadanos y sus representantes ha aumentado hasta niveles preocupantes y, no sólo peligra el apoyo a nuevas cesiones de soberanía para compartirla con los demás Estados miembros, sino que también se está abriendo una brecha respecto a la democracia liberal. Se ha extendido la percepción de que la globalización, la robotización y los excesos del sistema financiero han tenido un fuerte impacto negativo sobre los niveles salariales, la  cantidad y calidad del empleo y el aumento de las desigualdades. Los populismos añaden a todo ello las amenazas que representan los flujos migratorios y la necesidad de recuperar todas las parcelas de soberanía que el Estado-nación ha ido cediendo  como consecuencia del avance de la integración europea. A través de la combinación de políticas nacionales y europeas, hay que poner en marcha estrategias capaces de aportar soluciones viables al bajo crecimiento, al paro, a la sostenibilidad del modelo social y a la recuperación de una visión optimista de las  oportunidades que se ofrecen a los jóvenes. Lo que vaya a suceder a partir de ahora dependerá de la estrategia que la UE adopte. El Brexit está teniendo un considerable efecto perturbador, pero también puede tener aspectos positivos siempre que se vuelva a poner a la Unión sobre carriles bien orientados hacia el futuro, y que ayude a recomponer la cohesión social y a fortalecer las democracias[25]. Aj uicio de T.G. Ash, las crisis también ofrecen oportunidades y el elemento común a todas estas crisis y oportunidades concretas está en el peligro que corre la existencia del proyecto europeo y los ciudadanos de la UE son conscientes de ello. Parafraseando el himno nacional polaco, “Europa no está perdida mientras estemos con vida”. ¡Es posible otra Europa![26].

 Según Borrell, el proyecto europeo sigue siendo clave para nuestro porvenir. Podemos criticar sus insuficiencias todo lo que se quiera, pero si la Unión no existiera, habría que inventarla, porque -a pesar de sus defectos- el éxito de la UE ha sido el establecimiento de un gran sistema de regulación de la mundialización con la dimensión adecuada para encontrar soluciones a los desafíos globales, de los flujos migratorios a los retos de la economía digital, pasando por la protección de los ciudadanos en una globalización caótica y por la seguridad en un área estratégica inestable. Las grandes potencìas continentales dominan la globalización por su peso demográfico, su potencial productivo y su fuerza militar, y “los europeos nos jugamos nuestra supervivencia como civilización, aquella que combina mejor, a pesar de sus carencias, la libertad política, las prosperidad económica y la justicia social[27].

Para Almunia, la respuesta que se dé a la pregunta sobre el futuro de la UE dependerá en buena medida de cómo resuelvan los líderes políticos europeos el dilema al que se enfrentan en la actualidad: O bien hacen frente a los problemas ofreciendo una serie de reformas enmarcadas en una estrategia para consolidar y profundizar un proyecto común, o bien se dejan llevar por la alternativa que ofrecen los populismos alentando el proteccionismo, rechazando la inmigración o intentando reavivar las supuestas virtudes de la soberanía nacional Los responsables políticos necesitan abordar las dos cuestiones que mejor explican la decepción y desafección de los ciudadanos con la Unión: la legitimidad democrática de las decisiones que se adopten en el ámbito comunitario y la dimensión social de esas decisiones y de sus consecuencias. La tarea es difícil y los resultados no se verán a corto plazo, pero la alternativa sería la vuelta a un pasado que una Europa unida nos ha ayudado a dejar atrás y al que casi nadie querría volver[28].

La UE necesita continuar su proceso de integración, aunque sea a distintas velocidades y con geometrías variables, pero no puede detenerse en espera de tiempos mejores. Jacques Delors comparó la Unión con una bicicleta, en la que el ciclista debía seguir dándole a los pedales para no caerse –“L´Europe c´est comme le vélo; quand on arrête de pédaler, on tombe-”.Sin embargo –a juicio de Ignacio Molina-, la UE se encuentra en una especie de milagroso equilibrio tenso, que ni el ciclista más hábil sería capaz de mantener por mucho tiempo. Ya no se recorre el auténtico camino, porque la Europa actual se ha cerrado bajo techo y monta una bicicleta estática, por lo que ni se producen avances, ni se disfruta del paisaje. Como señáló Juncker, era difícil encontrar el justo equilibrio entre una agenda de realizaciones concretas –como el Fondo para Inversiones Estratégicas o la apuesta por las nuevas tecnologías- y al mismo tiempo dotar de atractivo general al proyecto europeo en la batalla existencial que ahora mismo está lidiando con el nacionalismo[29]. La Unión debería seguir pedaleando y adoptar las medidas necesarias para afrontar los retos que se le presentan, especialmente en el ámbito económico-financiero, de seguridad y defensa, y de política exterior.

1.-Ámbito económico-financiero

En el plano económico-financiero, la UE tiene que completar la UEM con un pilar fiscal y dotarla de capacidad para hacer frente a nuevas crisis económicas, y revisar las reglas fiscales del euro mediante cambios formales que la simplifiquen, así como interpretar más flexiblemente el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Es conveniente convertir el Mecanismo Europeo de Estabilidad en un auténtico Fondo Monetario Europeo, establecer un presupuesto para la UE y crear un Ministerio de Economía. También es preciso garantizar los depósitos y crear un “Rainy Day Fund”, un Fondo de transferencias entre países miembros, que tenga carácter estabilizador y se adapte a las fases del ciclo. Según Mario Draghi, ignorar la debilidad institucional de la UEM puede llevar a poner en peligro lo hasta ahora conseguido. Para evitarlo, es necesario pasar de una política fiscal basada únicamente en las normaas a  institucionalizar una capacidad fiscal[30].

Para Molina, los pilares básicos ya existen y procede desarrollarlos hasta alcanzar un estado sostenible. El Mercado Único debe extenderse a la economía digital, a la energía y a los mercados de capitales, y la UEM ha de ser completada en línea con las propuestas avanzadas en el “Informe de los cinco Presidentes”. Conseguir a la vez la generación de empleo, el crecimiento y la sostenibilidad del euro no resulta nada fácil. En estos momentos se han puesto en cuestión los últimos pasos relativos al fomento del libre comercio, que se perciben como amenazas al modelo de bienestar, pero Europa no puede aceptar la tentación proteccionista, ni perder el tren de la innovación y de la formación de capital humano muy.culificsdo. Se puede competir sin sacrificar las señas de identidad en forma de protección social[31].  

2.-Seguridad y defensa

Las principales amenazas se centran en los ataques terroristas y en un vecindario inmediato crecientemente hostil, que incluye la agresividad de Rusia, una Turquía cada vez más autoritaria y los conflictos abiertos en Siria y en otros lugares del Medio Oriente y del Mediterráneo. Según Borrell, los Estados europeos no pueden adoptar una actitud de meros observadores ante estos retos de seguridad de carácter global. Aunque la OTAN siga siendo el pilar principal de la defensa colectiva de la UE, los Estados miembros deberían aumentar sus gastos en defensa hasta llegar al 2% de sus presupuestos para cumplir con los compromisos asumidos en el seno de la Alianza. Deberían crear asimismo su propio Ejército y desarrollar capacidades europeas para rechazar amenazas híbridas como los ciberataques o las “fake news”, que propagan los movimientos antieuropeos aliados de potencias extranjeras[32].                                                                                  

3.-Política exterior

            Es preciso que la UE lleve a cabo una política exterior coordinada y creíble. Para Mark Leonard, la nominación de Borrell como Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE ofrece a ésta una buena oportunidad para relanzar una política exterior común a nivel de toda la Unión. El flamante Representante se enfrentará –en opinión de Leonard- a tres desafíos fundamentales. En primer lugar, asegurar la soberanía estratégica de la UE y desarrollar planes para resolver los problemas diplomáticos y de seguridad más sensibles, que van de las amenazas de Rusia y China, a los potenciales barriles de pólvora colocados en Siria, África o los Balcanes. La UE requiere nuevos mecanismos para ejecutar su agenda y un liderazgo competente que inspire confianza a todos su Estados miembros. En segundo lugar, volver a operar la defensa europea. Ante la actitud amenazadora de Rusia, sería conveniente establecer un “Campamento Carlomagno” en Polonia como gesto simbólico. Tendría que aumentar la presencia europea en África para reforzar el G5/Sahel –Burquina Faso, Niger, Chad, Mali y Mauritania- ante las reticencias norteamericanas a intervenir en la zona. Por último, restablecer la confianza y la cooperación entre los Ministerios de Asuntos Exteriores de los Estados miembros y el Servicio Europeo de Acción Exterior. Convendría crear un Consejo de Seguridad Europeo como foro para discusiones estratégicas y celebrar talleres para debatir temas controvertidos, con el fin de identificar posiciones comunes y alcanzar un mínimo común denominador. Si la UE pone sus importantes activos al servicio de una agenda estratégica más amplia, puede convertirse en un jugador en el mundo multipolar, en lugar de ser un juguete en manos de otras potencias[33].

            Las cuestiones de identidad también son importantes, sobre todo desde el punto de vista psicológico. Los ciudadanos europeos deben sentir que son los dueños de su destino y que la Unión no trata de vaciar los distintos proyectos políticos nacionales. Existe la sensación de que Bruselas impone con rigidez una determinada gobernanza y no siempre respeta la diversidad y el pluralismo. Sin embargo, la reafirmación nacional –cuando no nacionalista- que se ha extendido sobre todos en algunos países de Europa Oriental no puede realizarse a costa de una falta de respeto a las reglas comunes, ni a los fundamentos del Estado de Derecho. La UE necesita atender muchos frentes complejísimos y, al mismo tiempo, renovar la ilusión política por el proyecto europeo. Como ha observado Francisco Sosa, Europa no dicta ya la agenda del planeta, pero es urgente que entienda que no basta con crear el mercado único y abatir las aduanas, sino que tiene que asegurar sus fronteras, edificar una industria europea, desarrollar la ciberseguridad…y, sobre todo, defender los valores democráticos y los derechos humanos frente a los nacionalismos y los populismos[34].


IV.-Conclusiones

            Se empieza a cuestionar la capacidad de mantener unidos a todos los Estados miembros en el proceso de integración europea. Según ha constatado Juncker, éstos son reticentes a tratar conjuntamente los problemas comunes para centrarse en los propios, las prioridades fijadas por las instituciones comunitarias no siempre coinciden con las establecidas a nivel nacional  y los Gobiernos se muestran débiles ante el auge de los populismos. Muestra de ello ha sido la actitud de Gobiernos como los de Hungría y Polonia, que –como ha señalado Almunia- mantienen en el seno de la Unión actitudes desleales, que a veces llegan a desbordar lo que es admisible en democracia. Los valores que impulsaron a los padres fundadores del proyecto europeo –la paz, la reconciliación entre Estados enfrentados a lo largo de la Historia siguen plenamente vigentes en la sociedad actual y son compartidos por la mayoría de los ciudadanos europeos. Hay que preservar esos valores y encontrar soluciones viables a los problemas y desafíos que plantea la realidad actual[35].
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            ¿Puede la UE asumir un papel de actor y protagonista en un mundo globalizado? Cabe concluir con Borrell que sí puede hacerlo, si los Estados miembros tienen voluntad política para ello y aportan los medios necesarios. La única forma de sobrevivir en este mundo de gigantes es unirse para ser más fuerte juntos ¿Cómo es posible que un solo país europeo pueda tener peso en un mundo dominado por las potencias continentales? El tamaño importa. ¿Puede, por ejemplo, Alemania, con sus 80 millones de habitantes, competir con los 1.400 millones de China o con una India que pronto la superará en población? ¿Cómo podemos tener una relación equilibrada con estos macro-países si no es unidos como europeos? Henri Spaak señalaba que, todos los Estados son pequeños, pero algunos de ellos aún no se han enterado. Es lo que le está ocurriendo a Gran Bretaña con su fuga de la UE, pues se cree capaz de retornar a sus pasadas grandezas imperiales de “Britania rules the waves” y corre el riesgo de convertirse tras el Brexit en una Pequeña Bretaña.

.           Para Molina, el verdadero valor de la UE es la comunitarización. Europa no se hace sola, ni se hará si los europeos no lo quieren y no lo exigen a sus Gobiernos. La Unión no puede dejar de explotar la economía de escala, que supone trabajar unidos en un mundo en el que cada vez será más difícil que una fragmentada posición europea pueda moldear la gestión de los asuntos globales de acuerdo con sus postulados sobre el mantenimiento de la paz, la protección de los derechos humanos o la lucha contra el cambio climático[36].
   
Según Borrell, para lograr esa unión, no hay tanto que ceder soberanía, como compartirla con los demás Estados miembros para ser eficaz en la solución de los problemas que desbordan el ámbito de los Estados individuales. La UE ha supuesto un éxito extraordinario en la Historia de Europa, ya que ha conseguido el principal objetivo para el que nació: lograr la paz entre los europeos tras dos catastróficas guerras mundiales.. La Unión no puede ignorar sus orígenes. “Casi nada podremos hacer solos. Casi todo tendremos que hacerlo juntos”[37].    






l .- LAMO de ESPINOSA, Emilio.-”El cambiante contexto exterior de la UE” .En  ARI nº 59/2019, de 13 de Mayo de 1019
[2].-FRANKOPAN, Peter.-“ Las nuevas tutas de la seda”. Crítica. Madrid, 2019
[3].-TORREBLANCA, José Ignacio.-“Europa en tierra de n adie”. En “El Mundo”, de 30 de Junio de 2019
[4].-Declaraciones de  Antonio BONET a Miguel ORS en “Actualidad Económica”, de 9/15 de Septiembre de 20019
[5].-JUEZ, Beatriz.-“Trump abre otro frente comercial con Bruselas”. En “El Mundo”, de 18 de Agosto de 2019
[6]-MUÑOZ, Alberto.-·”Trump pesca ante un Brexit duro”. “El Mundo”, de 18 de Agosto de 2019
[7].-LAMO de ESPINOSA.-Op.cit. en la nota 1
[8].-FRANKOPAN.-Op.cit. en la nota 2
[9].- ROJAS, Alberto.-“China logra el sueño colonial de unir por raíles las costas de África”. En “El Mundo”, de 9 de Septiembre de 2019
 
[10].-ESTEBAN, Mario/OTERO, MIGUEL.-“ EU Policy in the Face of the Chinese Challenge“- En ARI  nº 18/2019, de 6 de Junio de 2019
[11].-SOSA, Francisco-“Las rutas de la seda”. En “El Mundo”, de 9 de Septiembre de 2019
[12].-TORREBLANCA.-Op.cit. en la nota 3
[13].-SOSA.-Op.cit. en la nota 11
[14].-NÚÑEZ, Jesús A.-“Agridulce sabor de las elecciones europeas! En Blog Elcano, de 27 de Mayo de 2019
[15].-LAMO de ESPINOSA.-Op.cit. en la nota 1
[16].-ALMUNIA,  Joaquín.-“Las crisis europeas y el futuro de la Unión”. En “Ahora” nº 55, 2016
[17]--FRESNEDA, Carlos.-“Veto al Brexit salvaje de Johnson”. En “El Mundo“, de 4 de Septiembre de 2019
[18].-ASH, Timothy Garton.-“Revolucionarios conservadores!. En “El País”, de 1 de Diciembre de 2018
[19].-SIMÓN, Luis.-“Subject and Object: Europe and the Emerging Great-Powers Competition”. En ARI nº 17/2019, de 30 de Mayo de 2019
[20] .-YTURRIAGA, José A. de.-“Ideas para una renovada política exterior española”. Documentos del Foro de la Sociedad Civil nº 6. Madrid,, 2013, p.44
[21].-YTURRIAGA, José A. de.-“La larga marcha de Gran Bretaña hacia ninguna parte”. En el blog “lasopinionesdejay”, de 13 de Abril de 2017
[22].-Discurso de Josep Borrell, de 7 de Junio de 2018. En “Cuadernos de Santa Cruz: España en Europa y en el mundo”.  Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Madrid, 2019
[23]SIMÓN.-Op.cit. en la nota 19
[24]LEONARD, Mark/SHAPIRO, Jeremy.-“Soberanía estratégica: Cómo Europa puede recuperar la capacidad de actuar”. European Council on Foreign Relations. Madrid, 25 de Junio de 2019
[25].-ALMUNIA, Joaquín.-“Reflexiones sobre el futuro de Europa”. En “Ahora”nº 40, de 1 de Julio de 2016
[26].-ASH, Timothy Garton.-“Es posible otra Europa”. En “El País”, de 1 de Diciembre de 2018
[27].-BORRELL, Josep.-“Europa en el mundo que viene”. En “República de las Ideas”, de 28 de Junio, de 2019 
[28].-ALMUNIA.-Op.cit, en la nota 16
[29].-MOLINA. Ignacio.-“La teoría de la bicicleta ¿estática?”” En “Ahora” nº 51, de 16 de Septiembre de 2016
[30].-DRAGHI, Mario.-“Twenty Years of ECB´s Monetary Policy “. En ECB Forum on Central Banking. . Sintra, 2019
[31].-MOLINA.-Op.cit. en la nota 29
[32] .-BORRELL, Josep.-“La Europa que viene: Los relatos de la nueva legislatura”. En “República de las
Ideas”, de 22 de Julio de 2019
[33].-LEONARD, Mark.-“¿Puede Europa convertirse en un jugador global?”. En “Project Syndicate”. European Council on Foreign Affairs. Madrid, 23 de Julio der 2019
[34].-SOSA.-Op.cit. en la nota 11
[35].-ALMUNIA.-Op.cit. en la nota 16
[36].-MOLINA.-Op.cit. en la nota 29
[37].-BORRELL.-Op.cit. en la nota 32