martes, 25 de marzo de 2014
Serias dificultades para la integración de Turquía en la UE
SERIAS DIFICULTADES PARA LA INTEGRACIÓN DE TURQUÍA EN LA UE
A mediados de Febrero se celebró en Ankara la V Reunión Hispano-Turca de alto nivel, en la que el Presidente Mariano Rajoy –que, por cierto, hizo un “papelón”, al actuar sin darse cuenta de “telonero” en un mitin electoral de su colega Recep Tayyip Erdogan- reiteró el apoyo de España a la adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE).
Autoritarismo de Erdogan
El “padre de la patria”, Kemal Ataturk, inició en 1923 un proceso de modernización y secularización de lo que quedaba del Imperio Otomano, y creó las estructuras del actual Estado turco, separando el poder material del Gobierno del poder espiritual de las mezquitas. El proceso de europeización, sin embargo, sólo caló en las clases superiores y en las fuerzas armadas (FA), que se erigieron –junto con la judicatura- en las garantes de la democratización del país, a menudo por medios poco democráticos. Pese a que la población era abrumadoramente musulmana, los partidos de inspiración religiosa vieron limitada su actuación por la animosidad del Gobierno y de las FA, que dificultó su desarrollo y acceso al poder. Erdogan –que en 1994 había accedido a la Alcaldía de Estambul- fundó en 2001 el Partido islamista de la Justicia y el Desarrollo, que venció en las elecciones legislativas de 2003 con mayoría absoluta y logró la presidencia de la República un año después. Ya en su época municipal, Erdogan –que ha sido descrito por la revista “The Economist” como “una mezcla de Evita Perón y el Islam”- desveló su alma islamista al hacer suyos los versos del poema de Ziya Gökalp “las mezquitas son nuestros cuarteles, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas y los creyentes nuestros soldados”, lo que le costó su destitución y la estancia de unos meses en prisión. En opinión de Antonio Elorza, ha descubierto su juego al revelar su vocación autoritaria y su propósito de ir borrando paso a paso el legado de Ataturk, en nombre de una islamización revestida de neo-otomanismo. Su deseo de integrar a Turquía en la UE le obligó a frenar el proceso islamizador, pero –una vez desmontados los poderes militar y judicial adversos al islamismo, y neutralizados los medios de comunicación y los opositores- ha visto el espacio libre. En efecto, con habilidad y astucia, ha ido desarticulando los obstáculos que se oponían a su objetivo. Ha descabezado la cúpula castrense, enviado las tropas a los cuarteles y limitado el poder y la influencia de las FA. Ha atacado al poder judicial con la adopción de una ley reestructuradora del Consejo Supremo de Jueces y Fiscales, por la que ha sometido a éstos al control del Ministerio de Justicia, que puede abriles expedientes y destituirlos. En 2010 se había modificado dicho Consejo para facilitar la independencia judicial requerida por la UE, pero en 2014 se ha vuelto a las andadas, por lo que el Comisario Europeo de Ampliación, Stefan Fule, ha puesto en duda la coherencia de la nueva ley con la normativa comunitaria. Cuando el pasado Diciembre trascendió el escándalo de corrupción que afectaba a los hijos de tres Ministros –que tuvieron que dimitir- y al entorno del propio Erdogan, éste reaccionó con la remoción de sus puestos de 5.000 policías y 300 fiscales que habían participado en la investigación. Ha limitado severamente las libertades de expresión, de prensa y de manifestación. Se ha condenado a prisión al cantautor Fazil Say por parafrasear unos poemas de Omar Jayam y más de 75 periodistas han sido arrestados por delitos de opinión En presencia de Rajoy, Erdogan acusó a los periodistas de estar rendidos a “conexiones exteriores” y de dedicarse a “calumniar y mentir”. Ha restringido el acceso a Internet “para proteger la intimidad de las familias turcas”. Ha reprimido con violencia manifestaciones pacíficas, como las realizadas en el Parque de Gezi o en la Plaza Taksim en Estambul, calificando a los participantes de “terroristas” y “extremistas ideológicamente motivados”, y causando varios muertos y centenares de heridos. El Comisario Fule lo ha descalificado al afirmar que el uso de fuerza excesiva contra manifestantes no tenía cabida en un país que aspiraba a ser miembros de la UE. Ésta ha exigido a Turquía una separación estricta de poderes y garantías de independencia judicial. Para Vicente Molina Foix, el país está gobernado por un partido cuyas ideas sociales y morales parecían haberse templado, pero que ahora han adquirido nuevas resonancias. No quiere que los turcos consuman alcohol, que las mujeres recuperen sus derechos amenazados o que escritores y periodistas escriban lo que piensan.
Obstáculos para la adhesión de Turquía a la UE
Turquía está asociada a la UE desde 1963 y en 2005 inició las negociaciones para su adhesión, a pesar de la oposición de la República de Chipre –a la que no reconoce por apoyar la independencia de la parte turca de la isla-, y de las reticencias de Grecia, Francia y Alemania. Las conversaciones avanzan a ritmo “maestoso” y de los 35 capítulos de la negociación tan sólo se ha cerrado uno, por no cumplir el candidato las exigencias de los “criterios de Copenhague”, lo que ha provocado la frustración y el descontento del Gobierno y de la opinión pública del país. A las deficiencias ya mencionadas de insuficiencia democrática, falta de independencia judicial y violación de ciertos derechos y libertades fundamentales, se suma la persistencia de un régimen de discriminación a los ciudadanos turcos de origen kurdo. Estos obstáculos podrían ser superados si el Gobierno turco tuviera voluntad política para ello, pero el principal escollo radica en la creciente islamización de la Sociedad y del Gobierno turcos. Como Erdogan ha reconocido, sólo hay un Islam. Distinguir entre islamismos radicales y moderados es una “contradictio in terminis” , pues todo islamista que se precie aspirará a imponer la Sharia y a formar un nuevo Califato, forma ortodoxa legitimadora de un poder político-religioso. No aceptará su integración en un Estado laico porque la ley civil atenta contra los fundamentos de la Sharia y, en consecuencia, no habría más remedio que establecer una dualidad de regímenes jurídicos: la ley coránica para los musulmanes y la civil para el resto. El Islam ampara la desigualdad de la mujer –quien, según Vicente Molina, es “la medida humana de libertad que se ha de sopesar primeramente en las sociedades musulmanas”-, considera al no creyente como un hereje –condena capital al apóstata e incitación a la“yihad”-, y no permite las libertades de pensamiento, creencia religiosa o expresión. Hay quienes –como José Luis Rodríguez Zapatero en su delirio de “alianza de civilizaciones”, compartido por Erdogan- piensan que los musulmanes no tienen que respetar las libertades que no sean acordes con su “tradición”. Existen, no obstante, libertades –como las de opinión, creencia y expresión- que deben ser respetadas por todos los Estados, cualquiera que sea su régimen político. o ideológico. A juicio de Fátima Mernissi, hay en los países musulmanes un temor a la democracia, porque afecta al corazón mismo de lo que constituye la tradición: la posibilidad de adornar la violencia con el manto de lo sagrado. La tentación de imponer valores a la fuerza, que ha sido una constante de la humanidad, no es el camino.
Conclusiones
El islamismo militante es incompatible con los principios rectores de la UE y no puede ser asimilado por una sociedad que –mal que le pese- se inspira en la tradición ideológica y cultural del occidente cristiano. Para Antonio Luis de Villena parece difícil ir más allá de una convivencia con el Islam con respeto mutuo, y –según Romano Prodi- hay que dar a Turquía “todo menos las instituciones”. Queda la vía del artículo 8-1 del Tratado de Lisboa, por el que la UE “desarrollará con los países vecinos relaciones preferentes con el objetivo de establecer un espacio de prosperidad y buena vecindad, basado en los valores de la Unión y caracterizado por unas relaciones estrechas y pacificas fundadas en la cooperación”. NO a la adhesión de Turquía a la UE. SÍ a la máxima cooperación posible con ella.
Madrid, 18 de Marzo de 2014
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