sábado, 2 de septiembre de 2023
El fútbol y el beso en España
EL FÚTBOL Y EL BESO EN ESPAÑA
Se ha producido un hecho excepcional para la Historia de España y de la Humanidad, similar por su trascendencia al rapto de Helena por París, que provocó la guerra de Troya: el beso perverso del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, a la futbolista Jenni Hermoso, jugadora del equipo de fútbol femenino de España que acaba de ganar el campeonato mundial. Sesudos periódicos, como “El País” dedican sus portadas, editoriales y numerosas páginas a narrar con detalle este insólito acontecimiento. Periódicos supuestamente serios y prestigiosos, como el “Manchester Guardian” o el “New York Times”, “Le Monde” o el “Financial Times” se han sumado con ardor a ilustrar a la opinión pública sobre un evento que es más importante que la guerra de Ucrania, el cuarto procesamiento del Donald Trump o el asesinato “putinesco” del jefe de los mercenarios del “Grupo Wagner”, Evgeny Prigozhin. Este último periódico ha afirmado con desdén que el asunto es un reflejo de la sociedad española
El fútbol en España
Desde mi infancia he sido un amante del fútbol, deporte que practiqué en el colegio y en la universidad, e incluso ya siendo cónsul en Düsseldorf, formé parte del modesto equipo del consulado general. En mi época de secretario general técnico del Ministerio de Asuntos Exteriores figuraban entre mis competencias el ámbito internacional del deporte, fui miembro del Consejo Superior de Deportes (CSD) y hube de cuidar de los aspectos internacionales del campeonato mundial masculino que se celebró en España en 1982, teniendo que mediar con un jeque árabe para evitar que retirara al equipo de su país por su desacuerdo con una decisión del árbitro.
Fui en mi niñez un gran aficionado al fútbol y apoyé a equipos modestos como el Baza, del que mi padre fue presidente en su época de juez, o el Almería, de cuya directiva también formó parte de mi progenitor. A los 7 años di el saque de honor en el partido celebrado entre el Baza y el Guadix -su eterno rival regional- con motivo de la remodelación del campo de fútbol local. Como la mayor parte de los españoles en esos años, era partidario del Atlético de Bilbao y de su mítica delantera formada por Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza. En mi época sevillana, era de los pocos que apoyaban al Sevilla F.C. y al Betis Balompié, asistía a los partidos de ambos equipos y no comprendía la rivalidad extrema entre sus aficionados. Recuerdo un partido Sevilla-Honved, en el que jugaban futbolistas como Kubala, Puskas, Koksis o Czibor, que aprovecharon el viaje para huir del paraíso comunista y quedarse en España.
Entonces, el fútbol era un atractivo deporte, pero con el transcurso del tiempo se ha convertido en un espectáculo y, sobre todo, en un negocio impresionante en el que medran equipos, directivos y jugadores, y tiene ya bastante poco de deporte. Como ha señalado Patricia Campos en “El País”, el fútbol refleja exactamente lo que somos: racistas, homófobos y machistas. Sin llegar a esos extremos, estimo que los estadios se han convertido en escenarios donde los espectadores pueden desfogar anónimamente sus frustraciones, insultando a árbitros, jugadores y aficionados del equipo rival, y cuyo único objetivo es vencer al equipo contrario como sea. Son una mezcla de vulgaridad y xenofobia, y -en Cataluña y el País Vasco- un medio para exaltar el nacionalismo separatista e insultar al jefe del Estado, a la bandera y al himno de España, y al resto de los españoles no nacionalistas. No soporto esta degradación del fútbol y hace años que dejé de asistir presencialmente a partidos, por lo que solo veo selectivamente algunos de ellos por TV, especialmente los que juega el equipo nacional, masculino o femenino. He disfrutado tanto del gol de Olga Carmona, como del de Andrés Iniesta en 2010. Es una auténtica pena que una gesta como ganar el campeonato del mundo de fútbol femenino haya quedado eclipsada por la incuria de unos y de otras.
El beso en España
El beso es un acto que en la antigua España católica estaba vinculado con el amor. De ahí que la pazguata censura del nacional-catolicismo hiciera desaparecer de las películas los besos espurios que eran fruto del deseo. Gran éxito tuvo en nuestro país la canción de los Churumbeles de España “El beso”, compuesta por Juan Legido.
“En España, bendita tierra,
donde puso su trono el amor.
Solo en ella el beso encierra
almoneda, sentido y amor.
La española cuando besa
es que besa de verdad
y a ninguna le interesa
besar por frivolidad.
El beso en España
lo lleva la hembra muy dentro del alma.
Le puede de usted besar en la mano
o puede darle un beso de hermano
y así, la besará cuando quiera,
porque un beso de amor no se lo dan a cualquiera”.
El problema es que -como ha señalado Emilia Landaluce en” El Mundo”- Rubiales se ha olvidado que, para que el beso sea de verdad, la española deberá dar su consentimiento. Hay una famosa zarzuela, “La leyenda del beso”, compuesta en 1924 por Reveriano Soutullo y Juan Vert, con libreto de Antonio Paso, que se basa en la maldición gitana de que quien trata de forzar un beso morirá sin remedio. El noble Mario trata de besar a Amapola, la reina de los gitanos, y después muere de amor. Parafraseando el argumento, el no tan noble Luis ha besado a la reina de las futbolistas, Jenni, y es más que probable que muera deportiva y políticamente a corto plazo.
En “El beso de la mujer araña”, el argentino Manuel Puig afirmaba que, a través del beso, se proponía un estado de caos caracterizado por las relaciones de dominación de unos sobre otros. No sé si el hombre araña que preside la RFEF era consciente de su abuso de superioridad sobre una subordinada, pero la mezcla del beso con el fútbol puede producir situaciones muy explosivas y caóticas.
El personaje Rubiales
Rubiales es el típico prototipo de arribistas que pululan en torno al turbio deporte-negocio del fútbol, que se aprovechan de su situación deportiva para conseguir ventajas económicas, sociales y políticas. Hijo del alcalde socialista de Motril, fue un futbolista mediocre que tuvo la habilidad de integrarse en la Asociación de Futbolistas Españoles, desde donde -con la inestimable ayuda de los amigos de papá- fue subiendo dentro de la misma hasta conseguir la presidencia de la RFEF y la vicepresidencia de la FIFA y de la UEFA. Apoyó en sus momentos difíciles a Sánchez, con quien estableció una relación especial y, según su tío Juan -que fue su jefe de gabinete-, ha sido protegido de forma inconcebible por el CSD, y ha perecido por su arrogancia y por su soberbia. Ahora va a sucumbir por una infracción administrativa de menor cuantía.
Conviene distinguir entre su actuación deportiva y la socioeconómica. En un mundillo donde prevalece la corrupción y el chalaneo, ha sido protagonista de muchos escándalos, como el cobro de comisiones ilegales por la celebración de la Supercopa de España en Arabia Sauditas a pachas con Piqué, el apoyo a los campeonatos del mundo en Qatar y en Rusia, su tolerancia con las innumerables infracciones deportivas del Barça - especialmente sus generosas y desinteresadas dádivas al vicepresidente del comité de árbitros Enriquez Negreira-, las orgías en Salobreña con cargo al erario público…. Por éstas y otras muchas cacicadas, debería haber sido destituido tiempo ha.
Su trayectoria deportiva ha tenido, no obstante, aspectos positivos, especialmente en relación con el fútbol femenino, que ha promocionado técnica y económicamente. Ante la rebelión de la élite de jugadoras internacionales, que se negaron a vestir la camiseta nacional- Rubiales apoyó al seleccionador Jorge Vilda, quien tuvo que rehacer por completo el equipo. Pese a ello, consiguió poner en pie una formación, que superó la primera ronda del campeonato y -tras la inesperada paliza propinada por Japón- cambió a la portera y dio más protagonismo a jóvenes jugadoras como Olga Cardona o Sandra Paralluelo, que resultaron decisivas. La dirección del partido final frente a la favorita Inglaterra fue magistral y España ganó, pese a haber fallado un penalti la agraviada Hermoso. Tras el vodevil del beso maléfico, las actuales campeonas se han vuelto a declarar en huelga de pies caídos mientras no sea destituido su exitoso entrenador, sin reparar que España deberá enfrentarse a Suecia el 22 de septiembre en la Liga de Naciones que da acceso a los Juegos Olímpicos de París.
Sumar denunció a Rubiales ante el CSD y exigió su destitución, y éste convocó el 25 de agosto una Asamblea extraordinaria en la que pronunció un lamentable discurso exculpatorio, que fue ovacionado por los asistentes. El Gobierno se abstuvo de intervenir y fue la FIFA -henchida de feminismo de ocasión- la que sorprendentemente lo suspendió cautelarmente durante 90 días. Como ha comentado irónicamente Landaluce, ha sido la FIFA del mundial de Qatar -el lugar donde hay mayor igualdad entre hombres y mujeres- la que ha suspendido a Rubiales, y el comportamiento de éste puedes ser utilizado para que los clubes españoles sean expulsados de la UEFA, que debate si permitir que los equipos de Arabia Saudita -otra meca del feminismo- puedan jugar la Champions a partir de 2027. La vicepresidenta Yolanda Díaz se ha lamentado de que fuera la FIFA la que hubiera tomado esta decisión en vez del Gobierno español, al que -pese a formar parte de él- acusó de actuar con lentitud y de no recurrir a los medios políticos con los que contaba para liquidar a Rubiales.
“FIFA locuta, causa finita” –“Una vez que ha hablado la FIFA, la causa está terminada”-. Tras este pronunciamiento condenatorio -de momento provisional-, el apoyo del entorno futbolístico al presidente de la RFEF se ha disuelto como un azucarillo: clubes, presidentes de federaciones regionales, entrenadores y jugadores se han unido con entusiasmo a la condena del besucón. El propio Vilda -para tratar de salvar el puesto- se ha lamentado de que la victoria del fútbol femenino se haya visto perjudicada por el comportamiento impropio de Rubiales, y ha condenado sin paliativos cualquier actitud machista, alejada de una sociedad avanzada. El entrenador del Barça, Xavi Hernández, ha condenado asimismo la conducta inaceptable del presidente de la RFEF, pero cabe lamentar que no hiciera lo mismo el 29 de mayo de 2022, cuando -durante la celebración del triunfo del equipo femenino barcelonés en la Copa de la Reina- el responsable de la sección femenina del club, Xavier Puig, le diera un beso en la boca a Ingrid Syrestad, ante las muestras de desagrado de las jugadora. Entonces se justificó el percance alegando que se trataba de “un accidente sin malas intenciones”. No tengo constancia de que ninguna futbolista azulgrana -tan locuaces en la actualidad- alzara a su voz en señal de protesta contra esta “agresión sexual”, ni de que salieran a las ramblas feministas enfurecidas para condenar semejante atropello.
Una de las condenas más destacadas y destacables -aunque al margen del ámbito deportivo- ha sido la del coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegui, quien ha afirmado sin rubor que Rubiales estaba absolutamente deslegitimado para presidir cualquier institución, pese a que no ha secuestrado a, ni atentado contra, nadie, mientras que él, en cambio -que sí ha secuestrado a inocentes ciudadanos y atentado contra ellos- está plenamente legitimado para presidir el Gobierno del País Vasco, tras el blanqueo de sus fechorías realizado por el PSOE.
El CSD ha denunciado a Rubiales ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) por la posible infracción de abuso de autoridad y la comisión de actos notorios y públicos que atentaban a la dignidad o el decoro deportivos. No ha podido invocar la Ley 39/2022 del Deporte porque -aunque ha entrado en vigor- el Gobierno no ha desarrollado reglamentariamente el tema de las sanciones, por lo que ha tenido que basarse en la Ley 10/1990 del Deporte, que ha sido expresamente derogada por la nueva Ley. La antigua considera como “infracciones muy graves” los abusos de autoridad, que llevan aparejada la sanción de destitución o de inhabilitación. Los actos contrarios al decoro deportivo solo son considerados como “infracciones graves”, que no prevén la destitución, por lo que se ha tenido que recurrir al artículo 14-h) del Real Decreto 1591/1992 sobre Disciplina Deportiva, que considera muy graves estos actos “cuando revistan una especial gravedad” -valga la redundancia-. El CSD necesitaba que el TAD considerara la conducta de Rubiales como muy grave para poder destituirlo. El Tribunal pidió al CDS la remisión de documentación adicional -como algunos vídeos que consideraba fundamentales- y, el 1 de septiembre hizo pública su decisión de que el beso no suponía un abuso de poder, sino un acto indecoroso, considerado como infracción “grave” pero no “muy grave”, por lo que el Consejo -léase el Gobierno- se ha quedado con las ganas de destituir a Rubiales.
El beso robado a Hermoso por Rubiales no es una “agresión sexual”
Como ha señalado Enrique Calvet, la intolerable acción del patán de Rubiales al besar en la boca a Hermoso y tocarse los genitales merecían su destitución, por ignorar lo que es el respeto a España, pero éste no cometió una agresión sexual ni delito alguno, salvo que lo denunciara la avasallada -cosa que hasta ahora no ha hecho-y la Justicia lo condenara por dicho delito, lo que parece poco probable. A Hermoso no le gustó el gesto de Rubiales, pero no le dio mayor importancia y lo consideró como una desagradable anécdota. Hay un video de las futbolistas en el autobús en la que la agraviada bromea sobre el incidente con sus compañeras que le gritaban chungonas “!Beso, beso!”, “!Presi, Presi!”. Cómo ha comentado Orfeo Suárez, la opinión pública se ha preguntado si era normal que una víctima de una agresión sexual se riera de ese modo inmediatamente después de lo sucedido, por lo que “parece excesivo calificar como agresión sexual un beso robado”. Rubiales no osculeó a Jenni a escondidas en un rincón del vestuario, sino a plena luz del sol y en presencia de la Reina de España y de las más altas autoridades del fútbol mundial, no con intención libidinosa ni sexual, sino como un gesto espontáneo de euforia al que -con su habitual prepotencia- se creía autorizado por su cargo, como los de disponer de un coche oficial o de un ordenador.
Hermoso cambio de actitud cinco días más tarde y dio una versión diferente afirmando que se sentía una víctima, y fue arropada por el, sindicato FUTPRO y por sus compañeras, que declararon que no volverían a la selección mientras continuaran en sus puestos los actuales dirigentes. No soy quién para especular sobre cuál fue la causa de este cambio, si se debió a que reflexionó sobre el suceso con más calma y distanciamiento o si se vio presionada por el feminismo militante y por el oportunismo de Díaz. Es un hecho que la Fiscalía de la Audiencia Nacional -¿a quién pertenece la Fiscalía?- ha iniciado un procedimiento para investigar si Rubiales había cometido un delito de agresión sexual e informado a la jugadora sobre sus derechos como víctima de este presunto delito -ya que el acto sexual sufrido no había sido consentido-, y la ha invitado a que formalice su denuncia contra Rubiales ante el Ministerio público. Le ha dado 15 días de plazo para que contacte con la Fiscalía a fin de que pueda ser informada de sus derechos como víctima de un presunto delito de agresión sexual, de conformidad con el artículo 178 del Código Penal. La Fiscalía ha dado muestras de su falta de neutralidad al referirse al artículo que regula los atentados contra la libertad sexual realizados mediante violencia o intimidación, y no al artículo 181 -que no requiere estas circunstancias agravantes y conlleva una pena menor de prisión de 1 a 3 años o de multa de 18 a 24 meses-, cuando es evidente que Rubiales no recurrió a la violencia ni a la intimidación para propinar su lamentable “picotazo“. De conformidad con el artículo 191, para proceder por el delito de a abusos sexuales se precisa denuncia de la persona agraviada o de su representante legal, o querella del Ministerio Fiscal, que solo suele producirse cuando los afectados son menores o incapaces. Si Hermoso rehusara presentar una denuncia, el caso quedaría archivado y, de ahí, las presiones ejercidas por la Fiscalía sobre la futbolista.
Según Fernando Palmero, la torpeza de un directivo que se sobrepasó con una deportista no solo ha provocado una estruendosa indignación popular, sino que puede acabar en pena de cárcel si la Fiscalía convence Hermoso de que sufrió una agresión sexual y que, si ella no lo sintió así, debería hacérselo mirar, porque en eso consiste la hegemonía cultural, en decirle a cada cual lo que debe sentir y cómo ha de reaccionar. Ésta es -a mi juicio- la actitud que ha adoptado el “feminismo” del Ministerio de Igualdad y la vicepresidenta Díaz, su profetisa, que son quienes dictan lo que es bueno o malo para la mujer y para la sociedad. De conformidad con las directrices dictadas por el fiscal general, Álvaro García, son merecedores de reproche penal los besos en la boca, aunque no los denominados ósculos (¿?). Que tenga cuidado Díaz con sus apasionados besos en la boca al presidente Sánchez, porque -si se aplicaran con rigor estas directrices- podría acabar con un pijama de rayas.
Conclusiones
El “affaire Rubiales” se ha ido politizando cada vez más. Según Palmero, Irene Montero y su equipo han logrado subvertir el sistema de valores y el Código Penal de tal forma que resulta más inaceptable, y penalmente peligroso, un beso robado que el apoyo explícito a las dictaduras islamistas de los países del Golfo, a cambio de comisiones ilegales y unos cuántos millones del cártel petrolero, que sirven para adornar las camisetas de los clubes europeos. En opinión de David Jiménez Torres, la FIFA que ha inhabilitado la Rubiales es la misma que concedió sendos campeonatos mundiales a Rusia y a Qatar, y el Gobierno que lo ha convertido en el enemigo público n° 1 es el mismo que lo había protegido hasta ahora ante denuncias anteriores. La cuestión grave es que un caso tan diáfano se esté deslizando hacia el terreno de la” guerra cultural”.
Según “Libertad Digital”, el Gobierno tenía constancia de no pocas irregularidades de Rubiales y había indicios más que suficientes para haber adoptado en su día medidas de carácter político y jurídico para proteger el fútbol español, pero prefirió mirar para otro lado. Para Elvira lindo era sorprendente que ninguna de las tropelías que había cometido “un gañán sobrado de poder” como Rubiales hubiera sido suficiente para sancionarlo o apartarlo del cargo. Ha tenido que ser un beso de celebración fuera de lugar difundido por las teles para acabar en la hoguera de la Santa Inquisición feminista. El 28 de agosto, centenares de feministas de cupo, entre las que se encontraba las ministras responsables de la Ley del “Sí es Sí” y la vicepresidenta Díaz -que votó a favor de dicha Ley y en contra de su modificación- se lanzaron a las calles de Madrid al grito de “Jenni, hermana, aquí está tu manada” . Están en su derecho, pero es una pena que no hayan mostrado la misma sororidad para respaldar a las menores prostituidas en las Baleares y en la Comunidad Valenciana cuando estaban bajo la tutela de los respectivos Gobiernos autonómicos, a las víctimas de los cientos de violadores que han sido liberados o visto reducidas sus condenas como consecuencia de las horrendas disposiciones de la citada Ley -incluida la mujer que fue atacada por uno de estos violadores liberados-,o a la ”canguro” de 17 años emborrachada y violada por el padre de los niños a los que cuidaba…La solidaridad feminista no debe ser selectiva y aplicarse “erga omnes” y no en sentido único.
Víctor de la Serna ha comentado que hemos visto los vídeos en los que Rubiales besaba a Hermoso y se palpaba los genitales. Nos reímos y nos indignamos un rato, y así nos olvidamos de Bildu, de JxC, y de Puigdemont y de su exigencia de regresar triunfalmente para liderar la secesión catalana. Los medios de comunicación deberían preguntarse si no han contribuido en exceso a ese escapismo frente a una realidad tan siniestra. Concuerdo con lo expresado por el periodista de ”El Mundo”. Cada día aparecen en los medios afines al Gobierno infinidad de artículos sobre el polémico beso,
que forman una intencionada cortina de humo que oculta o difumina las nefandas negociaciones de Sánchez con unos delincuentes irredentos para que apoyen su candidatura a cambio de concederles una amnistía total y la admisión del Estado plurinacional y del derecho a decidir de Cataluña y de Euskadi.
Desde “El País”, Mariola Urrea, ha subrayado la gravedad de lo ocurrido, que nos exige tomar partido, y nos ha interpela diciendo:” Y tú ¿qué vas a hacer para parar este bochorno? Aunque no me sienta obligado a responder, me permito expresar mi modesta opinión sobre el tema: 1.-Rubiales es un indeseable impresentable que debería haber sido destituido hace años. 2.-El beso fatídico -por condenable que sea- carece de la transcendencia que se le ha dado y no es un delito de agresión sexual. 3.-El Gobierno aprovecha esta cortina de humo para que los ciudadanos no se den cuenta de las exorbitantes concesiones en materia de amnistía y de autodeterminación que Sánchez está dispuesto a otorgar a cambio de mantenerse en el poder.
Madrid, de septiembre de 2023
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