miércoles, 27 de diciembre de 2017

Jerusalén: Una irresposabilidad más de Donald Trump

JERUSALÉN: UNA IRRESPONSABILIDAD MÁS DE DONALD TRUMP


Decisión de Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel

            El pasado 6 de Diciembre, Donald Trump dio una muestra más de su carencia de sentido de Estado y, a golpe de “twitter”, anunció que Estados Unidos reconocería Jerusalén como la capital del Estado de Israel y trasladaría allí su Embajada, actualmente en Tel-Aviv.. Por más que su Secretario de Estado, Rex Tillerson –que no fue consultado por el Presidente antes de tomar su decisión- haya tratado de apaciguar los ánimos asegurando que la Embajada no se trasladaría este año ni probablemente tampoco en 2018, y que cualquier decisión sobre el estatuto final de Jerusalén dependería de la negociación entre las dos partes, la salida de tono de Trump ha sido adversamente acogida por la comunidad internacional, con la obvia excepción de Israel, aunque más de un político nacional la haya considerado como un regalo envenenado.

El Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas,  ve ahora más lejos que nunca un acuerdo de paz basado en el paradigma de dos Estados y ha afirmado que jamás permitirá que Estados Unidos tenga ningún rol en un proceso futuro de paz. El Ayuntamiento de Nazaret ha anulado la celebración de sus fiestas navideñas en protesta por la decisión de Trump. Los 57 Estados miembros de la Organización para la Cooperación Islámica, reunidos en Teherán, consideraron semejante decisión nula y legalmente vacía, “un ataque a los derechos históricos, jurídicos, naturales y nacionales del pueblo palestino, un socavamiento deliberado de todos los esfuerzos de paz” y  “una amenaza contra la seguridad  y la paz mundial”, y ha declarado Jerusalén-Este “capital del Estado de Palestina”. También en Occidente -desde la ONU a la Unión Europea, y desde el Vaticano a España- ha sido acogida con generalizadas reticencias y críticas.

Trump ha roto el consenso internacional sobre el statu quo de Jerusalén, dividida desde la guerra árabe-israelita de 1948 en dos mitades, respectivamente ocupadas por Israel y por Jordania, pero cuya parte oriental fue ocupada por Israel en 1967 tras la “guerra de los seis días” y anexionada unilateral e ilegalmente por el Gobierno israelita. Pese a ello, Israel ha respetado hasta ahora, en menor o mayor medida, el estatuto especial de la “Ciudad de las Tres Religiones”. La ONU declaró Jersusalén  “corpus separatum” al que dotó de un régimen internacional especial, que no fue aceptado ni por los judíos ni por los árabes. Restos de aquel malogrado estatuto es que los Cónsules Generales de España, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Grecia y -hasta ahora- Estados Unidos en Jerusalén no están acreditados ante el Gobierno ocupante israelita y que los Gobiernos de aquellos países no tengan que pedirle el correspondiente "exequatur" para ser nombrados. Israel considera Jerusalén como su “capital eterna e indivisible”, algo que ningún Estado hasta ahora ha reconocido, y pretende que la comunidad internacional reconozca su plena soberanía sobre la ciudad. Los palestinos, a su vez, aspiran a establecer en su parte oriental la capital de su nuevo Estado. La comunidad internacional ha entendido que el estatuto final de la ciudad deberá ser decidido mediante acuerdo entre israelitas y palestinos.

Justificación dada por Ben Shapiro de la decisión de Trump

            Ben Shapiro ha dado en “The Daily Wire” las siguientes razones para justificar la decisión presidencial: 1) Jerusalén ha sido, es y será la capital milenaria y eterna de Israel: Esto no es del todo cierto, entre otras razones porque Israel sólo existe desde hace 51 años. Pero ni siquiera es cierto que históricamente haya sido la capital del pueblo judío. Palestina -incluido lo que hoy es Israel- fue ocupada sucesivamente por diversos pueblos a lo largo de la Historia: filisliteos, judíos, romanos, árabes, cristianos de Occidente, turcos, británicos... El pueblo judío fue guiado por Moisés desde Egipto a la "tierra prometida", que ya estaba ocupada por los filisteos o philistinos = palestinos. Por otra parte, el establecimiento de la capitalidad israelita en Jerusalén reunificada sería compatible con la de capitalidad palestina en su sector oriental e caso de que se llegara a un acuerdo entre las dos partes.

            2) El Congreso de Estados Unidos ya reconoció dicha capitalidad es 1995: Es  cierto que Trump no ha inventado nada al respecto ya que desde esa fecha existía una ley que que así lo establecía y pedía al Gobierno norteamericano que trasladara a ella la sede de su Embajada, pero no es menos cierto que ninguno de los Presidentes que le precedieron -los Bush, Bill Clinton o Barack Obama- no la aplicaron y fueron dando largas por fundadas razones. No se han producido nuevos hechos en el plano interno o en el internacional que justifiquen el abandono por el Presidente de este razonable modo de actuar.

            3) La decisión asume la soberanía de Israel sobre los territorios ocupados y le permite defender sus propios intereses: Se trata de una afirmación evidente, auque no sea correcta. Israel viene ocupando desde 1948 unos territorios que no le corresponden y debería, por tanto evacuar la parte oriental de Jerusalén  para cumplir los mandatos de la ONU. Pese a su enorme poderío militar, Israel no afianzará su seguridad mientras no llegue a un acuerdo con los palestinos y con los demás Estados árabes. El problema palestino-israelita es tremendamente difícil de resolver, pero la fórmula que parece más viable para alcanzar la paz en la región pasa por la constitución de dos Estados, con fronteras reconocidas, seguras y garantizadas por la comunidad internacional.

            4) La decisión minimiza la violencia en la zona a medio y largo plazo. Dudo que así sea cierto, pero es evidente que la violencia no se va a reducir a corto plazo, antes al contrario. Los grupos palestinos más radicales se han visto beneficiados y han recuperado protagonismo al poder explotar los sentimientos de agravio del pueblo palestino. Hamas ha amenazado con “abrir las puertas del infierno”, y su líder, Ismail Haniyeh ha proclamado “el Día de la Ira”  y hecho un llamamiento para lanzar una nueva intifada contra Israel. La Yihad Islámica, por su parte, ha manifestado que “nos vengaremos e intensificaremos la Intifada por Jerusalén”. Desde el 6 de Diciembre se han producido en la capital, en Cisjordania y en Gaza numerosos disturbios y enfrentamientos, que han sido reprimidos con violencia por las fuerzas de ocupación y causado ocho muertos y centenares de heridos.

            5) La decisión muestra al mundo que Estados Unidos no se dejará intimidar por los terroristas: En una situación de dominación colonial o de ocupación militar no es fácil establecer lo que es la lucha por obtener la liberación y lo que es terrorismo. El apologeta olvida que el sionismo fue en sus orígenes un movimiento terrorista, que cometió numerosos asesinatos y atentados, como la voladura del Hotel Semíramis en la que murieron 25 personas, incluido el diplomático español Manuel Allendesalazar. Para debilitar a la relativamente moderada OLP de Yasser Arafat, los distintos Gobiernos israelitas potenciaron los movimientos opositores a la misma como Hamad  y ahora se queja de las barbaridades que cometen estos movimientos, a cuyo fortalecimiento contribuyó como aprendiz de brujo al que se le fue el genio de la botella. Israel practica un terrorismo de Estado y tiene legalizada la tortura como medio de lucha contra el terrorismo. Cuenta con uno de los mejores servicios secretos del mundo -el Mosad-, que conoce perfectamente la idiosincrasia del pueblo palestino, que -como la mayoría de los árabes- es tremendamente orgulloso y sensible a la ofensa, y las fuerzas armadas israelitas los humillan incesante e innecesariamente para provocarlos.

            6) Reconocer la capitalidad de Jerusalén es el requisito para la paz y no al revés: La ciudad –con una población de  850.000 habitantes- está  dividida en dos mitades. En la parte occidental los judíos son mayoría, mientras que en la oriental la mayoría es palestina, unos 300.000, que conviven con otros 200.000 judíos. El 25% de los palestinos se encuentran aislados del resto de Cisjordania por los diversos muros ilegalmente erigidos por los Gobiernos israelitas. En Jerusalén-Este se encuentra la Explanada de las Mezquitas, donde se ubican dos de los centros principales de culto de los musulmanes: las Mezquitas de Al Aqsa y de la Roca. Los israelitas la denominan “Monte del Templo”, por hallarse allí  los restos del templo de Salomón y, por tanto, es considerada sagrada por los seguidores del judaísmo. También está la Iglesia del Santo Sepulcro, lugar fundamental del Cristianismo. El irredentismo israelita se enfrenta con el irredentismo palestino y ambos tienen los mismos fundamentos, y puede incluso hablarse de un irredentismo cristiano basado históricamente e las Cruzadas. Lo cierto es que Jersusalén es la ciudad sagrada de las tres grandes religiones monoteístas -Islamismo, Judaísmo y Cristianismo- y las tres tienen en ella sus monumentos más preciados, por lo que debería ser respetada por todos. De ahí que la ONU le otorgara un régimen especial destinado a preservar la libertad de acceso de los creyentes a sus respectivos santuarios. No habría obstáculo alguno para que israelitas y palestinos estableciera en ella la capitalidad  de sus respectivos Estados, siempre que se llegara a un acuerdo al respecto.

            7) Estados Unidos pretende formar una alianza con Israel, Egipto, Arabia Saudita y Jordania para oponerse a Irán: Esta supuesta coalición es un cocktail demasiado inverosíimil para que se le conceda el menor crédito. Por muy enfrentados que estén los sauditas con los iraníes por la hegemonía en el Golfo Arábigo-Pérsico, no parece que estén dispuestos a aliarse con Israel, y mucho menos, Egipto o Jordania  Por otra parte, pese a considerar a Irán como el villano de la historia -sólo superado por Corea del Norte- Estados Unidos ha colaborado estrechamente con Teherán -política y militarmente- para acabar con el Daesh en Irak. 

Trump opera por impulsos sin la menor planificación,  toma sus decisiones "impromptu" sin consultar a su Gobierno ni a sus asesores y las trasmite a través de las redes sociales, especialmente “twitter”. Actúa egoístamente teniendo en mente se exclusivo interés personal, que no coincide  necesariamente con el de la nación cuya presidencia ostenta. Con su proverbial grado de irresponsabilidad, ha dado este paso irreflexivo, que acarreará serias consecuencias internacionales, por meras consideraciones de política personal -ganar para las próximas elecciones buena parte del voto judío predominantemente demócrata-, sin importarle un bledo que se produzca una crisis internacional que empeore la ya complicada y trágica situación existente en Oriente Medio. Si coincide la actuación favorece sus intereses particulares, ¡ya  pueda hundirse el mundo!.  

Pasos dados para la solución del conflicto palestino-israelita

            Siento gran admiración por el pueblo judío, por su potencial intelectual y su sensibilidad artística, por su resiliencia y su inmensa capacidad de superación para resistir los injustos padecimientos que históricamente se le han infligido y que culminaron con el holocausto nazi. Sin embargo, no puedo decir lo  mismo del Estado sionista que surgió en 1948 con ánimo de revancha, que ha afectado muy adversamente con su actuación al pueblo palestino, con el que se resiste a convivir pacíficamente, si bien hay que reconocer que no toda la culpa es  suya. No parece haber aprendido de las injusticias sufridas por su pueblo y las ha practicado –aunque en mucha menor medida, por supuesto- con sus vecinos palestinos.

Se afirma que Israel es el único Estado democrático que existe en el Próximo Oriente. Semejante aserto es correcto hasta cierto punto, sobre todo si se le compara con los demás Estados de la región, pero no es un país totalmente homologable con las democracias  occidentales, debido sin duda a las circunstancias bélicas en que se ha encontrado desde su nacimiento. Israel, Estado mesiánico, se considera por encima del bien y del mal, y se ha situado al margen de la legalidad internacional, que ha violado reiterada e impunemente. Hace lo que le place y tiene bula porque cuenta con el apoyo incondicional de Estados Unidos, siempre dispuesto a echarle un capote y ha recurrir al veto para evitarle cualquier condena por parte del Consejo de Seguridad. Prueba de ello, es el  recurso en el día de hoy al veto en el Consejo de Seguridad para rechazar la propuesta que invalidaba la decisión de Trump, que recibió el apoyo de los 14 restantes miembros del Consejo. Por estas circunstancias, el Gobierno israelita se permite adoptar una actitud arrogante y prepotente, que voy a poner de manifiesto con una simple anécdota.  

Estando en Viena de Representante Permanente de España ante el Organismo Internacional de la Energía Atómica, Estados Unidos propuso que se restableciera la ayuda técnica que el Organismo prestó a Israel y que había sido suspendida en 1981 tras su ataque a la central nuclear de Osirak en Irak. La UE se había opuesto a que la cuestión se tratara en la Conferencia General del OIEA y, de ahí, mi sorpresa cuando, en una reunión preparatoria de la misma, el Embajador alemán –que ejercía la presidencia rotatoria- nos indicó  que los Estados miembros de la Unión deberíamos apoyar la propuesta estadounidense de abordar el tema. Señalé que el Consejo Europeo había adoptado una “acción común” en sentido contrario y que no veía motivos para cambiar de postura. Otros delegados me apoyaron y no hubo consenso para aceptar la propuesta del Presidente de turno. Al día siguiente, el Embajador israelita en Madrid presentó en el Ministerio de Asuntos Exteriores una protesta por mi comportamiento y me acusó de “antisemitismo”.

Evolución del conflicto palestino-israelita

            Tras la guerra de 1967, el Consejo de Seguridad exigió en su resolución 232(1967) la implantación en Palestina de una paz justa y duradera, que implicaba la retirada israelí de los territorios ocupados, y el “reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y de su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas”. Después de la guerra de Yom Kipur (1973) , de la invasión de Líbano por Israel (1982) y el lanzamiento de la primera “Intifada de las Piedras” (1987) se deterioró la situación y la comunidad internacional estimó que había llegado el momento de comenzar negociaciones para solucionar el conflicto. En 1991 se celebró en Madrid la Conferencia de Paz sobre Oriente Medio, en la que por primera vez se inició un diálogo directo entre árabes e israelitas sobre el estatuto de Palestina. Roto el hielo de la desconfianza, se pasó a las negociaciones secretas de Oslo, que se plasmaron en el Acuerdo de Washington de 13 de Septiembre de 1993. Se llegó a una declaración de principio de “intercambio de paz por territorios”. La OLP reconoció el derecho del Estado de Israel a vivir en paz y libertad e Israel aceptó a la OLP como representante legítima del pueblo palestino y a la ANP como embrión de un futuro Estado en Cisjordania y Gaza, posteriormente ampliado en 1994 al resto de Cisjordania por el Acuerdo de Taba (Oslo-2), lo que permitió la instalación de Arafat  en Ramallah y la retirada de tropas israelíes de las principales ciudades

 Pasé las Navidades de 1995 con mi familia en Israel, en un momento en que. Arafat -que, por cierto, asistió, con su esposa cristiana Suha, a la misa del Gallo en la Basílica de la Natividad en Belén en la que nosotros también participamos- había sido autorizado a instalarse en Ramallah para poner en pie la estructura de la Autoridad Nacional Palestina y la cooperación palestino-israelita había aumentado de forma considerable. Pudimos circular sin problema por todo Israel pese a la fuerte presencia de los militares israelitas. Reinaba un ambiente de distensión propicio al compromiso y la ansiada paz parecía estar al alcance de la mano. Sin embargo, la coalición de partidos religiosos y del Likud ganó las elecciones en 1996 y el Presidente del Gobierno, Benjamín Netanyahu, congeló el proceso negociador. La construcción de un túnel bajo la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén fue considerado como una provocación y produjo graves enfrentamientos entre palestinos e israelitas.

.           Hubo un nuevo intento en Julio del año 2000 con la entrevista en Camp David de Yasser Arafat y Ehud Barak bajo el patrocinio de Bill Clinton, Israel propuso devolver Cisjordania quedándose con 9% del territorio, que quedaba partido en dos zonas, dominando los israelitas el Mar Muerto y sendas franjas al norte y al sur del río Jordán y controlando la mayor parte de Jerusalén. Clinton hizo una propuesta más razonable. Israel se quedaría con entre del 3 y el 6% de Cisjordania y cedería de 1 a 3% de su territorio a la ANP, el 80% de los colonos israelitas se concentraría en tres enclaves y se establecería un pasillo de seguridad entre Cisjordania y Gaza. En cuanto a Jerusalén, todo lo árabe sería palestino y todo lo judío israelita. Israel rechazó esta propuesta y el jefe de su delegación, el “paloma” Schlomo Ben Ami –que fue Embajador en España- culpó del fracaso a la cuestión de Jerusalén, al problema de los refugiados palestinos y a las obsesiones panislamistas de Arafat. La verdad fue que la delegación israelita no aceptó la soberanía de la ANP sobre la explanada de las Mezquitas  y rechazó el derecho al retorno de los cerca de cuatro millones de palestinos que habían sido obligados a abandonar el país por los conflictos armados entre judíos y árabes.

Las negociaciones quedaron paralizadas a raíz de la provocadora irrupción en Septiembre a la Explanada de Ariel Sharon y un grupo de sus diputados y otros fanáticos, que fue considerada por los palestinos como una profanación de sus lugares santos y una provocación que causó la indignación de los musulmanes. Saltó la chispa y, en pocas horas, se perdió todo lo que durante años se había avanzado hacia la paz a través de la diplomacia. No fue un acto espontáneo ni casual, sino perfectamente planeado. Una importante minoría del sionismo radical es partidaria de la política "du pire", de cuanto peor, mejor. Israel ocupa ilegalmente por la fuerza unos territorios que no le pertenecen en contra de las normas del derecho internacional y de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Los Gobiernos de Israel -salvo el de Isaac Rabin, que por eso fue asesinado- han preferido una situación de guerra, en la que se sienten más fuertes, a la búsqueda sincera de la paz.

            En 2002, el Gobierno israelita realizó una campaña contra la ANP y el relativamente moderado partido de Al-Fatah, confinó a Arafat en su sede de Ramallah y , para debilitarlo, dejó hacer a los radicales de Hamas, con lo que éstos aumentaron su peso político. Un año más tarde inició la construcción de un muro de 700 kms de norte a sur de Cisjordania, que fue condenado por la Asamblea General de la ONU y declarado ilegal por el Tribunal Internacional de Justicia en 2003. Al año siguiente murió Arafat y fue sustituido por Mahmud Abas. En 2005 Israel se retiró de Gaza y dejó el campo libre a Hamas, que –con la ayuda militar y financiera de Irán- ocupó militarmente el territorio, ganó las elecciones en 2006 y se desligó de la ANP. A causa de ello y del estancamiento de las negociaciones cayó el prestigio de ésta, y –para redorar el blasón- su Presidente solicitó en 2011 el ingreso de Palestina en la ONU, pero se encontró con el veto de Estados Unidos. Un año después moderó sus aspiraciones y pidió su admisión como Estado observador, lo que le concedió la Asamblea por 139 votos a favor, 9 en contra  -incluidos  Israel y Estados Unidos- y 41 abstenciones.

Condiciones para la solución del conflicto

            Pese al escaso alcance de la admisión de Palestina como observador en Naciones Unidas, Israel reaccionó de forma desproporcionada, y anunció su intención de construir 3.000 viviendas en sus asentamientos de Jerusalén y Cisjordania. La ampliación de la colonia de Maale Adumnin y su conexión con Jerusalén Oriental dejaría incomunicadas zonas del norte y del sur de la Ribera Occidental y provocaría el parcial aislamiento de Ramallah, Belén y Jerusalén. Ello haría inviable la solución de dos Estados “que vivan uno junto a otro dentro de fronteras seguras y reconocidas”, de conformidad con la resolución 1397(2002) del Consejo de Seguridad. España, Francia, Gran Bretaña, Dinamarca y Suecia protestaron ante el Gobierno israelita por esta decisión, porque su política de asentamientos era ilegal conforme al Derecho Internacional, dañaba la confianza requerida para volver al diálogo y constituía un obstáculo para lograr una paz justa fundada en la solución de dos Estados. Israel afirmó que no cambiaría su decisión pese a la presión internacional. Según Michael Ignatieff, sabemos cuál es la solución para el problema: dos Estados para dos pueblos, pero, mientras los palestinos nieguen el derecho de Israel a tener un Estado y los israelitas sigan expandiéndolo, no se alcanzará esta solución. Para conseguirla, Israel tendría que cambiar su política de asentamientos, desmantelar el muro y permitir la creación de un Estado palestino viable, y los palestinos –incluido Hamas- deberían de reconocer sin ambigüedades el derecho de Israel a existir como Estado dentro de fronteras seguras y reconocidas. Unos y otros deberían ser conscientes de que merece la pena apostar por la paz.

Trump no sólo no contribuye al éxito de esta posible solución, sino que la ha torpedeado con su torpe yabsurda decisión, que –como ha señalado el Viceprimer Ministro turco, Bakir Bozdag- ni siquiera beneficia a Israel y va a lanzar a la región a un  nuevo desastre. El gesto de Trump puede suponer la puntilla al moribundo proceso de paz, que fracasó estrepitosamente en 2014 tras el intento de mediación del Secretario de Estado John Kerry y ha enterrado las posibilidades de Estados Unidos para actuar como “amable componedor” para la solución del conflicto. No parece que vaya a producirse por el momento una tercera intimada, aunque la “cerilla diplomática” encendida innecesariamente por el Presidente norteamericano tardará en apagarse y crea los correspondientes riesgos de reanudación del incendio. Su actitud me recuerda el viejo chiste del conductor que se ha metido en una autopista a contramano y oye por la radio "¡Atención!: Un loco se ha metido en dirección equivocada en la autopista X", y aquél se dice a sí mismo :"Un loco, no, muchos”.


Madrid, 18 de Diciembre de 2017

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