martes, 9 de julio de 2024
Contribución española a la causa de Irlanda; Colegios irlandeses en España
CONTRIBUCIÓN ESPAÑOLA A LA CAUSA DE IRLANDA: COLEGIOS IRLANDESES EN ESPAÑA
El pasado mes de mayo se celebró en Alcalá de Henares la reunión de la Asociación Española de Estudios Irlandeses. El que se celebrara en la ciudad de Cervantes estaba de sobra justificado porque en su Universidad -la auténtica Complutense- existió entre 1630 y 1785 el Colegio de San Jorge de los Irlandeses. Recordemos la Historia de los Colegios irlandeses establecidos en España desde finales del siglo XVI.
Persecución de los católicos en Irlanda
Tras negarse el Papa Clemente VII a anular el matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, el rey inglés dictó en 1534 el Acta de Supremacía, por la que se declaró jefe absoluto de la Iglesia Anglicana y rompió los vínculos con la Iglesia Católica Romana. Enrique VIII obligó a sus fieles en Inglaterra y en Irlanda a adherirse a la nueva fe y los que no obedecieron lo pagaron con el destierro o la muerte, como su canciller Tomás Moro. Clemente VII accedió a nombrar arzobispo de Canterbury y primado de Inglaterra al candidato real, Thomas Crammer, quien anuló el matrimonio de Enrique con Catalina y reconoció la validez del matrimonio secreto que había celebrado con Ana Bolena, por lo que el Papa excomulgó al Rey y se ultimó el cisma anglicano. Su sucesor, Eduardo VI -hijo que tuvo con Jane Seymour-, prohibió la celebración de la misa romana, confiscó las iglesias católicas y sus bienes, y conminó a los sacerdotes que no aceptaran el anglicanismo a que abandonaran el país, bajo pena de muerte sí desobedecían.
En 1553 subió al trono María Tudor -hija de Enrique VIII y de Catalina-, que un año después se casó con su sobrino Felipe, Príncipe de Asturias, que en 1556 accedería al trono de las Españas. María trató de revertir la reforma iniciada por su padre y persiguió a los anglicanos. Murió en 1558 sin sucesión y nombró heredera a su hermanastra Isabel, en la esperanza de que volviera a la religión católica, pero se equivocó de medio a medio. La reina recrudeció los ataques a los católicos por lo que, en 1570, el papá Pío V dictó la bula “Regnans in excelso”, por la que excomulgaba a Isabel, “la pretendida reina de Inglaterra y servidora del crimen”, a la que consideraba hereje, y liberaba a sus súbditos de cualquier lealtad hacia ella, excomunión que se extendía a quienes la obedecieran. En 1571, Isabel prohibió el acceso de los católicos a las escuelas si no abjuraban de su religión y, en 1585, dio un plazo de 40 días a los sacerdotes para que abandonaran el país bajo pena de muerte.
Estos hechos -unidos a la ayuda prestada por Inglaterra a los rebeldes flamencos, los ataques de los corsarios y piratas ingleses contra navíos españoles en las Indias, y el encarcelamiento y ulterior ejecución de la reina de Escocia, María Estuardo- llevaron al prudente Rey español -que al principio había mantenido relaciones relativamente cordiales con su cuñada- al envío de una Gran Armada, que fracasó en su empeño de ocupar Inglaterra, por motivos fundamentalmente climatológicos. Asimismo provocó la insurrección en 1594 de los jefe católicos irlandeses liderados por Hugo O’Donnell, “el Rojo” -Señor de Tyrconnell- y Hugo O’Neill -Conde de Tyrone- contra los ingleses, provocando la “Guerra de los 9 años”. Su motivación era a la vez política -intento de liberarse de los ocupantes- y religiosa -persecución de los católicos-. Felipe III mandó una expedición naval al mando de Juan del Águila para ayudar a los rebeldes irlandeses, pero parte de los navíos tuvieron que regresar a La Coruña a causa del mal tiempo. El resto consiguió desembarcar en Kinsale, donde establecieron una cabeza de puente, pero las tropas irlandesas -que estaban en Irlanda del norte- no lograron unirse al destacamento español y, al ser interceptados por el poderoso Ejército inglés mandado por el Conde de Exeter y por Lord Mountjoy, las tropas españolas fueron derrotadas en Kinsale a principios de 2002. O’Donnell se trasladó a España para tratar de conseguir ayuda de Felipe III y murió envenenado en el castillo de Simancas antes de poder entrevistarse con él, y O’Neill se rindió en 1603. Un año más tarde, Inglaterra y España firmaron la paz mediante el Tratado de Londres. Como continuaba la represión feroz de los católicos, en 1607 se produjo “the flight of the Earls” –“la fuga de los nobles”-, en la que el mayoría de los dirigentes irlandeses huyeron a Europa y en especial a España.
Creación de los Colegios Irlandeses: El Colegio de San Patricio de Salamanca
En 1590 se creó el “Irish Continental College Movement” para tratar de coordinar la creación y funcionamiento de los Colegios que se fueron fundando para formar a los sacerdotes irlandeses en distintos países europeos. Ese mismo año se creó en Valladolid el primer Colegio irlandés y, dos años más tarde, se fundó en Salamanca el Colegio de San Patricio de Nobles Irlandeses, que fue el más importante de los establecidos en las Españas. A ellos siguieron los de Lisboa (1593), Santiago de Compostela (1605), Sevilla (1608), Madrid (1621) y Alcalá de Henares (1630). Estos colegios tenían por objeto formar e instruir a los sacerdotes irlandeses en el exilio para que, al final de su formación, regresaran a Irlanda para cuidar de los católicos, a costa de su vida –“The Irish Mission”-.
En 1590, el obispo de Ross, Buenaventura Naugtin, presentó un memorial a Felipe II en el que le pedía que acogieran en la universidad a 24 seminaristas irlandeses, unos “mancebos virtuosos y bien nacidos, que han venido a España a estudiar para aprovecharse de las artes y la teología, y con el grande ejemplo de cristiandad de estos reinos” para que, cuando regresaran a su tierra, predicando y enseñando, pudieran “hacer fruto en los que están engañados por los herejes y reducir la gente de ella a la luz de la verdad y a la unión de la Iglesia católica romana, de la que se han apartado”. El Gobierno inglés había suprimido los centros de enseñanza católica o impedía su funcionamiento, y no permitía la creación de universidades católicas. Precisamente en 1592 se fundó en Dublín el Trinity College para formar a las élites de la Iglesia de Irlanda -rama local de la Iglesia de Inglaterra-. Ese año se fundó en Salamanca el Colegio de San Patricio de los Irlandeses bajo el patrocinio de Felipe II, y sus estatutos fueron dictados en 1605. En 1610, Felipe III -además de adjudicarle el título de Real Colegio de Nobles Irlandeses- le concedió una subvención de 10 libras esterlinas por alumno. En un memorial de 1656, el rector del colegio, Enrique Culeman, solicitó y obtuvo del Consejo de Estado una ayuda de 500 escudos para 12 colegiales
La primera universidad católica, el University College Dublin, fue fundada por el cardenal John Newman en 1854 y hasta mediados de los años 70 del siglo XX no estudiaron los católicos en el Trinity College. Ante la imposibilidad de formarse en centros superiores, era imperativo que los sacerdotes irlandeses se formaran en centros europeos. Los estudios en los colegios irlandeses en España duraban 7 años y, al ingresar, los alumnos formulaban el juramento de regresar a Irlanda al término de sus estudios. Solo del Colegio de Salamanca salieron un primado de Irlanda, 4 arzobispos, 5 obispos, 9 provinciales de órdenes religiosas, 120 sacerdotes y 30 mártires.
Los distintos colegios fueron cerrando sus puertas a medida que cumplían con su cometido: Valladolid en 1592, Madrid en 1692, Sevilla en 1767, Santiago en 1769, y Alcalá en 1790. En 1785, Carlos III había decidido expulsar de las Españas a la Sociedad de Jesús (Jesuitas), que era la Orden a la que se había encomendado la enseñanza en los Colegios irlandeses y, aunque los sacerdote y estudiantes irlandeses no fueron expulsados, vieron afectada muy adversamente su situación. A partir de esa fecha, el Rey no permitió que ingresara nuevos alumnos en el Colegio de Alcalá y decidió que solo subsistiera el Colegio de Salamanca, por lo que todos los Centros -a medida que iban desapareciendo - trasladaban sus efectivos personales, sus escasos recursos, el material bibliográfico y los archivos al citado Colegio.
En 1836, el rector del Colegio presentó un memorándum en el que decía que en el edificio que le había sido cedido para uso de los seminaristas irlandeses había una serie de efectos y enseres que deberían serles adjudicados en concepto de pago de las considerables sumas que se les adeudaba por la pensión que tenía consignada en el presupuesto del Ministerio de la Gobernación. La Reina regente María Cristina accedió a la petición, excepto en lo referente a los objetos artísticos que no podían ser enajenados. Se dictó una Real Orden en la que se dejaba constancia de que la cesión del edificio al Colegio había sido solo para habitación y que los objetos artísticos en él contenidos no podían ser vendidos y se entregaban solo en depósito. Este antecedente es de vital importancia en relación con la polémica que se suscitó sobre la propiedad del edificio del Colegio, cuando éste fue definitivamente cerrado en 1951, de lo que han dado documentado testimonio tanto el obispo de Galway, Michael Browne, como el entonces rector de la Universidad de Salamanca, Esteban Madruga, en sendos artículos sobre “Los últimos días del Colegio de los irlandeses en Salamanca”, publicados en “The Furrow” y en“Evocaciones Universitarias de Salamanca” n° 10 respectivamente.
Durante la Guerra Civil, el Colegio de San Patricio fue objeto de diversos usos y terminó considerablemente deteriorado, no pudiendo ser utilizado por los seminaristas irlandeses. Concluida ésta y la II Guerra Mundial, la jerarquía irlandesa se planteó qué hacer con el único Colegio que quedaba en España. Tras la independencia y la normalización de la situación religiosa en el Irlanda, no tenía sentido continuar con la formación del clero en el extranjero, y los obispos irlandeses solicitaron al Vaticano en 1949 autorización para cerrar el Colegio de Salamanca y vender las propiedades que tenían en España, lo que les fue concedido. Se pidió información al Nuncio de Su Santidad en Madrid, quien señaló la oposición de la jerarquía española, porque el Colegio no era propiedad de la Iglesia irlandesa y porque -con el cierre de la institución- se rompería la tradicional unión entre España e Irlanda. La Santa Sede creó una Comisión formada por los obispos de Salamanca, Valladolid, Galway y Meath para que resolviera el asunto. La Comisión se reunió en Salamanca en 1951, pero no logró llegar a un acuerdo, si bien -el año antes de celebrarse la reunión- el rector salmantino tuvo el buen acuerdo de inscribir en el Registro de la Propiedad el citado Colegio a nombre de la Universidad, sin perjuicio del derecho de terceros al uso o habitación del edificio.
Ante la falta de acuerdo -la Iglesia había topado consigo misma-, el obispo salmantino, Monseñor Barbado, exclamó que “el único que puede arreglar esto es el Generalísimo Franco”, y a Madrid que se fueron los prelados irlandeses para entrevistarse con el jefe del Estado, que los acogió favorablemente. Le indicaron que la marcha de Salamanca se debía exclusivamente a razones eclesiásticas y académicas, y que la jerarquía irlandesa deseaba transferir el colegio al Gobierno español, a cambio de la correspondiente compensación económica y la creación de sendas becas para que dos candidatos irlandeses pudieran estudiar en universidades españolas. Franco dio su acuerdo de principio y dijo a los obispos que hablaran con los ministros de Asuntos Exteriores y de Educación, quienes aceptaron la propuesta irlandesa.
Los directivos de la Universidad de Salamanca estaban con la mosca en la oreja y el sucesor de Madruga en el rectorado, Antonio Tovar, advirtió a éste que en el Boletín Oficial de las Cortes de 26 de febrero de 1954 se había publicado el texto de un proyecto de Ley, por el que se aprobaba “la adquisición por el Estado de los bienes de la jerarquía irlandesa radicantes en España y la renuncia de la misma, a favor del Estado, de sus derechos sobre el Colegio de Fonseca, llamado de los Irlandeses, en Salamanca”, y se adjudicaba a estos efectos un crédito extraordinario de dos millones de pesetas. Ante este disparate, la Universidad consiguió que se presentara en las Cortes una enmienda, que fue aprobada, y el texto quedó redactado como sigue: “Se aprueba la adquisición por el Estado de los bienes de la jerarquía irlandesa radicantes en España y la renuncia a cuántos derechos pudieran corresponderle sobre el Colegio Arzobispo Fonseca o Santiago Apóstol, llamado de los Irlandeses”. El Gobierno mantuvo generosamente el monto del crédito extraordinario con el que se abonó la adquisición de las propiedades que tenía la Iglesia irlandesa en varias ciudades españolas, incluido un chalet en Llanes, equivalentes a 20.000 libras, que se invirtieron en valores irlandeses, cuyos intereses fueron a parar al Colegio Irlandés de Roma. Asimismo se acordó la entrega a la Universidad Católica de Maynooth de los archivos de todos los Colegios. Los obispos no pudieron probar su alegación de que el Colegio les había sido donado en propiedad por el rey Alfonso XIII en 1914. Con la Ley de 1954 se puso término al derecho de uso o habitación de los irlandeses sobre el edificio del Colegio, lo que se confirmó por una orden del Ministerio de Hacienda de 1962 que reconoció el pleno y exclusivo dominio del edificio de Fonseca a favor de la Universidad de Salamanca. La Dirección General de Bellas Artes asumió las labores de reconstrucción y restauración del edificio del Colegio, que fue destinado a residencia de profesores y de graduados.
Colegio de San Jorge de los Irlandeses en Alcalá de Henares
Especial importancia ha tenido -junto con el Salamanca- el Colegio de los Irlandeses en Alcalá de Henares, las dos universidades más importantes de España. El Colegio de San Patricio fue fundado en 1630 por Shane O’Neil, pero tuvo que ser cerrado en 1641. No obstante, fue refundado en 1645 por el barón portugués Jorge de Paz Silveira con el nombre de San Jorge de los Irlandeses, y el edificio fue terminado de construir por su viuda, la baronesa Beatriz de Silveira, en su actual ubicación en la calle de Escritorios. Sus estatutos fueron elaborados en 1649 por el padre jesuita Luke Wedding y en ellos se dejó constancia de que su objetivo era formar a 30 estudiantes procedentes de Irlanda, Flandes y Holanda -o religiosos en su defecto-, que estudiarían durante un máximo de 7 años para graduarse en Teología y en Artes.
El Colegio realizó una espléndida labor durante siglo y medio, pero empezó a declinar como consecuencia de la política de Carlos III de expulsar a los jesuitas y de limitar el acceso de estudiantes irlandeses a los pocos Colegios que iban quedando. Como el centro estaba gestionado por los miembros de la Sociedad de Jesús, su expulsión supuso un golpe fatal y, en 1790, fue integrado en el Colegio de Salamanca.
En1796 el edificio fue adquirido por el Conde de Güemes y Revillagigedo y, en 1818, Fernando VII se alojó en él, por lo que a adquirió el rango de estancia real. El edificio fue abandonado y se deterioró con el paso del tiempo, por lo que, en 1974, se encontraba en situación de ruina y llegó a proponerse su demolición por constituir un peligro público, aunque afortunadamente la propuesta fue rechazada. En 1982 el Ayuntamiento alcalaíno decidió restaurar el edificio y, tras rehabilitarlo plenamente, su alcalde, Florencio Campos, la ofreció al Gobierno irlandés para que instalara en él alguna institución para el desarrollo de las relaciones entre España e Irlanda. El ministro irlandés de Trabajo, Ruairi Quinn, se interesó por la propuesta y mantuvo conversaciones con su colega Joaquín Almunia, pero no se logró ningún acuerdo.
Estando de embajador en Irlanda recibí en octubre de 1987 una comunicación del director general del “Irish Export Board”, Colum Mac Donnell, en la que me informaba de que -a la cincuentena de empresarios españoles que viajarían a Dublín- se habían sumado el alcalde de Alcalá, Campos, y el rector de su Universidad, Manuel Gala, que querían entrevistarse con las autoridades culturales y universitarias del país para hablar del posible uso común del antiguo Colegio de San Jorge. Solicité audiencia para ellos a la ministra de Educación, Mary O’Rourke, al ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Sean Calleary, y al ministro de Estado de Comercio, Seamus Brennan, así como a los rectores del Trinity College, UCD y el National Institute for Higher Education (NIHE), y organicé una recepción en honor de los visitantes, a la que asistieron la ministra O’Rourke, la mayoría de los rectores de las distintas instituciones universitarias y numerosos profesores y periodistas. Salieron muy bien impresionados de sus entrevistas y sacaron la impresión de que el Gobierno prestaba su pleno respaldo político al proyecto de crear en el antiguo Colegio una institución hispano-irlandesa, pero que no estaba en condiciones de aportar contribución económica alguna para su realización, con lo que se perdió una magnífica ocasión, pues tampoco se necesitaba mucho dinero. Ante este rechazo, los promotores lanzaron la idea de crear una Fundación -formada por las principales empresas irlandesas- para financiar el proyecto. El grupo Jefferson Smurfit se mostró dispuesto a aportar el 50% de los fondos requeridos, siempre que otras empresas aportaran el resto, pero no se llegó a un acuerdo. La Embajada -a través del director del Instituto Cultural, José Antonio Sierra-, propuso que se estableciera en el centro una cátedra Cervantes para la difusión de la lengua y la cultura española en el mundo. No prosperaron ninguna de estas ideas y el edificio se ha convertido en la sede de Alcalingua, la institución de la Universidad de Alcalá para la enseñanza del Español en el extranjero.
Como broche final, debo mencionar que el NIHE- y especialmente el director, del Departamento de Español, Bill Richardson- y la empresa Smurfit realizaron una meritoria labor para la restauración del colegio irlandés de Alcalá. El NIHE nombró Doctor “honoris causa” al Rey don Juan Carlos. Como éste había hecho en 1986 una visita oficial a Irlanda, no procedía realizar un nuevo viaje para recibir el título, por lo que en el verano de 1990 el rector, Daniel O’Hare se trasladó a España para hacer la entrega, a la que tuve el honor de asistir. Para este solemne acto se escogió la villa de Valladolid, por haber sido la primera ciudad en la que se estableció un Colegio irlandés.
España realizó una labor muy positiva con la creación de siete Colegios universitarios para ayudar a la formación de los sacerdotes y religiosos irlandeses en momentos sumamente difíciles por la persecución inglesa a los católicos. No parece que la Iglesia irlandesa haya agradecido suficientemente la generosidad española, sobre todo por la forma poco airosa con la que ha dado por terminada la labor del último de los Colegios existentes. Como ha comentado Madruga, la jerarquía irlandesa “no ha correspondido como debía a los beneficios que nuestra altruística hospitalidad les ha proporcionado durante tanto tiempo”. Uno de los antiguos colegiales, monseñor Glennan, expresó su gran pesar por la desaparición del Colegio, recordando “el apoyo, respeto y cortés simpatía que siempre encontraron en el pueblo de Salamanca y la generosidad de España”. Lamentó la ruptura del vínculo tradicional que, durante más de tres siglos, había unido a España y a Irlanda, y manifestó que, con muy poco esfuerzo, se podría haber mantenido ese vínculo. El Gobierno irlandés tampoco estuvo a la altura de las circunstancias. Cabe pensar que su actitud timorata se debió a las circunstancias de debilidad económica por la que atravesaba en aquellos momentos-aunque lo que se le pedía era bien poco- y que, en circunstancias como las actuales, probablemente su respuesta habría sido diferente. En cualquier caso, confío que los sólidos lazos hispano-irlandeses forjados durante siglos no se debiliten y que, lo que no han sido capaz de hacer los Gobiernos, puedan hacerlo las instituciones universitarias y la propia sociedad civil.
Madrid, 2de julio de 2024
Política exterior personalista de Pedro Sánchez
POLÍTICA EXTERIOR PERSONALISTA DE PEDRO SÁNCHEZ
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene una concepción “personalista” de la política exterior, no en el sentido de que adopte una política “ad hoc” para cada miembro de la comunidad internacional con el que se trata en función de sus particularidades, sino en el de que dicha política está subordinada a las opiniones y a los intereses personales del jefe del Gobierno.
Gestión personalista de la política exterior por el presidente del Gobierno
Sánchez ha tomado al pie de la letra lo dispuesto en el artículo 98-1 de la Constitución, que establece que el Gobierno dirige la política exterior del Estado y, no solo la dirige él en persona, sino que la monopoliza y la gestiona a su total y libre albedrío, sin contar -no ya con la Oposición, a la que debería tener en cuenta al tratarse una política de Estado que requiere el máximo consenso posible de las principales fuerzas políticas-, sino tampoco con las Cortes y, ni siquiera, con su propio Gobierno. Se trata, a su juicio, de una competencia personal, plena y excluyente, que le permite hacer lo que le plazca, sin tener que rendir cuentas ni al Parlamento, ni a la opinión pública. Como -siguiendo la máxima de Luis XIV- considera que el Estado es él, puede hacer y deshacer a su antojo, ya que realiza en exclusiva la gestión de la Nación.
El presidente viene dirigiendo la política exterior en la más ardiente soledad, como ha puesto de manifiesto al modificar sustancialmente las relaciones con el Magreb y, especialmente, la posición de España hacia el Sáhara Occidental, al reconocer la soberanía de Marruecos sobre la antigua colonia española y poner en tela de juicio la celebración de un referéndum de libre determinación del pueblo saharaui bajo los auspicios de la ONU. Sánchez dio un giro de 180º a la política española en un tema sobre el que los últimos Gobiernos españoles habían mantenido de forma consistente una política coherente durante los últimos años. De la noche a la mañana, Sánchez envió -sin consultar previamente con nadie- una carta al sultán Mohamed, VI en la que cambiaba por completo la posición hasta entonces seguida por el Gobierno, ignoraba las resoluciones de las Naciones Unidas, y se pronunciaba por la tesis marroquí de integración de la colonia en el Reino alauita como una provincia más de Marruecos, al tiempo que ofrecía su garantía personal de que España cumpliría con el compromiso por él asumido ¿A qué se ha debido este giro copernicano en la política española sobre la cuestión? De forma inaudita, el presidente del Gobierno no ha estimado necesario dar explicación alguna al respecto, ni a las Cortes, ni a la opinión pública española, porque la política exterior es de su exclusiva competencia personal. Es un tema tabú al que Sánchez aplica el “silencio administrativo", que revela su menosprecio por las instituciones y los ciudadanos españoles.
Otra muestra grave de la actuación autista de Sánchez en política exterior ha sido su drástico “cambio de opinión” sobre la tentativa de la Generalitat de escindir a Cataluña de España. Pese a la destitución del Gobierno catalán tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y la impecable sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a los golpistas por los delitos de sedición y malversación, Sánchez -que necesitaba los votos de los independentistas catalanes para ser investido como presidente del Gobierno- cambió de forma radical el guión de la película y pasó de la condena a los sediciosos a la condena al Gobierno de Mariano Rajoy, a los Tribunales y a los funcionarios y miembros de la fuerza de seguridad, que contribuyeron a abortar el golpe de Estado. No solo fueron perdonados los sediciosos -primero mediante indultos y luego merced a una amnistía general omnicomprensiva- sino que se les pidió perdón -como ha señalado el propio Felipe González- y se aceptó su relato victimista, de que habían sido injustamente objeto de represión por el Estado.
Esto ha afectado de forma especial a los miembros de la Carrera diplomática, que -por convicción y siguiendo las instrucciones del Gobierno- hicieron cuanto estuvo en su mano para rebatir la falaz propagandas secesionista e impedir que ningún Estado reconociera a la inexistente República catalana. El estupor, el desconcierto y el desaliento cundieron entre las disciplinadas huestes diplomáticas españolas ante semejante “voltaface” ¿Con qué autoridad, credibilidad y rigor podrán los embajadores españoles mantener ahora ante las Cancillerías en las que están acreditados, que de lo dicho no había nada y que Puigdemont -en vez de un sedicioso prófugo de la justicia- es un patriota español que colabora con el Gobierno y le cede generosamente sus votos a Sánchez, a cambio de la fruslería de una amnistía? “ ¡Cómo cambia la política exterior de España en función de los avatares personales de Sánchez y de su entorno!
Declaración sobre algunos aspectos de la política exterior española
Los últimos desafueros de la política exterior sanchista han supuesto la ruptura “de facto” de las relaciones diplomáticas con Argentina, como retorsión por el desliz del presidente Milei de llamar corrupta a la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, y el enfrentamiento abierto con Israel por los insultos proferidos por varios miembros del Gobierno contra los dirigentes de un país supuestamente amigo. Era la gota que colmaba el vaso. Ante el silencio ominosos de la Asociación de Diplomáticos Españoles -la mayoritaria Asociación profesional de la Carrera-, una quincena de embajadores mjubilados nos rebelamos contra estos dos últimos desatinos del Gobierno e hicimos público el pasado 7 de junio la siguiente “Declaración sobre algunos aspectos de la política exterior española”:
“Los diplomáticos jubilados abajo firmantes deseamos dejar constancia de nuestro rechazo a la acción exterior del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez con respecto a dos países amigos como Argentina e Israel, y declaramos lo siguiente:
1.-La política exterior es, por antonomasia, una política de Estado, que debe ser llevada a cabo -al menos en sus aspectos fundamentales- con el mayor consenso posible entre el Gobierno y los partidos de la oposición. Dicha política ha de buscar el interés general de España y no el particular de un partido o de una persona.
2.- Aunque el presidente de la República Argentina, Javier Milei, había sido repetidamente agraviado por el Gobierno español, rechazamos su comentario insultante sobre la esposa del presidente del Gobierno, realizado durante su estancia en España.
3.-Consideramos desproporcionada la reacción del Gobierno, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, anunció la retirada “sine die” de la embajadora de España en Buenos Aires. Estimamos, sin embargo, que los insultos a una persona particular no suponen una afrenta a la seguridad y a la dignidad nacional, ni un ataque frontal a la democracia y a las instituciones de España.
4.-España mantiene relaciones fraternales con Argentina, un país en el que vive casi medio millón de españoles y en el que operan importantes empresas españolas, al par que en España hay también muchos ciudadanos y empresas argentinos, que trabajan por la concordia, la cooperación y el bienestar de ambos pueblos. El Gobierno español las ha puesto en peligro por la injustificada retirada permanente de su Embajadora, lo que constituye un hecho sin precedentes en la Historia de los dos Estados.
5.-Los judíos han formado una parte importante en la Historia de España y -pese a su expulsión del país a finales del siglo XV- los sefarditas han mantenido a lo largo de los siglos la lengua, la cultura y las tradiciones españolas, con la ayuda del Consulado General de España en Jerusalén desde 1856. El pueblo judío ha sido víctima de genocidio por parte del régimen nazi alemán durante el siglo XX, mediante un holocausto que provocó el exterminio de millones de personas.
6.-Tras la creación en 1947 del Estado de Israel y los subsiguientes enfrentamientos bélicos entre israelíes y árabes, las tropas israelíes ocuparon Gaza y la mayor parte de Cisjordania, y su Gobierno no ha permitido que el pueblo palestino haya ejercido su legítimo derecho a la libre determinación.
7.-Desde que establecieron relaciones diplomáticas en 1986, España e Israel han llevado a cabo una amistosa política de cooperación, que se ha puesto últimamente en entredicho por la conducta inadecuada de los dos Gobiernos.
8.-El 7 de octubre de 2023, el movimiento terrorista Hamas -que gobierna en Gaza- realizó un brutal ataque dentro de Israel en el que sus miembros asesinaron a unos 1.200 israelitas y secuestraron a un centenar de ciudadanos, lo que supuso un cualificado acto de genocidio. En el ejercicio de su derecho de legítima defensa, Israel atacó a Gaza, pero lo está haciendo de forma desproporcionada y en violación de las normas del Derecho Internacional y del Derecho Humanitario, causando más de 30.000 muertos.
9.-Aunque esta actuación sea condenable, no justifica que la vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera, y la ministra de Defensa Margarita Robles hayan acusado a Israel de cometer actos de genocidio, y que la vicepresidenta Yolanda Díaz y varios ministros hayan asumido los postulados de Hamas y propugnado el reconocimiento de un Estado palestino desde el río Jordán al Mar Mediterráneo, lo que implicaría la destrucción de Israel.
10.-El Gobierno israelí ha reaccionado de forma desproporcionada al reconocimiento por el Gobierno español del Estado palestino, y el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, lo ha acusado de alentar el genocidio del pueblo judío, y tomado medidas de retorsión, como la amenaza de cerrar el Consulado General de España en Jerusalén.
11.-Hamas e Israel han actuado de manera execrable, igual que ha hecho Irán, que ha atacado a Israel a través de sus protegidos Hamas, Hizbollah y las milicias hutíes.
12.-Es imperativo y urgente la adopción de un alto el fuego en Gaza, tal y como ha propuesto la Asamblea General de la ONU, pero que no ha podido ser acordado en el Consejo de Seguridad por el veto de Estados Unidos. El primer ministro israelita, Benjamín Netanyahu -que ha sido denunciado por el fiscal general de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y de lesa humanidad- ha hecho caso omiso a la orden del Tribunal Internacional de Justicia de que cesen de inmediato los ataques en Rafah y la situación en esta ciudad es cada día más calamitosa.
13.-El Gobierno español no ha estado a la altura de sus responsabilidades, ni en el grave conflicto armado de Gaza entre Israel y Hamas, ni en el inexistente conflicto entre España y Argentina.
En nuestra calidad de personas que hemos dado buena parte de nuestra vida al servicio del Estado, hacemos un llamamiento al Gobierno para que adopte una actitud conforme con su responsabilidad histórica y con el interés general de España.
-Arias, Inocencio
-Benavides, José Ignacio
-Cámara, Manuel de la
-Camuñas, Ignacio
-Cervera, José Manuel
-Jiménez-Ugarte, Javier
-Leña, Juan
-Martel, Erik
-Miguel, Ramón de
-Péréz, Arturo
-Perinat, Luis Guillermo, marqués de Perinat
-Prat, Juan
-Remacha, José Ramón
-Ybáñez, Eloy
-Yturriaga, José Antonio de”.
La Declaración es auto-explicativa y no requiere mayores comentarios. Con su absurda actitud hacia Argentina, Sánchez ha hecho asimismo un desaire a Felipe VI, quien -de conformidad con el artículo 56 de la Constitución- asume la más alta representación de España en las relaciones internacionales, “especialmente con las naciones de su comunidad histórica”. Este menosprecio se refleja en la cada vez más frecuente ausencia del ministro de Asuntos Exteriores o de un “ministro de jornada” en los viajes que realiza el Rey al extranjero, sobre todo con motivo de las tomas de posesión de presidentes iberoamericanos. En cuanto al creciente deterioro de las relaciones con Israel, Sánchez ha decidido que España se sume a la demanda planteada ante el TIJ por Sudáfrica contra Israel por la comisión de delitos de genocidio, con lo que corrobora las acusaciones al efecto realizadas por varios miembros de su Gobierno.
La actuación diplomática del Gobierno de Sánchez ha traspasado todos los límites posibles de lo tolerable y está desprestigiando a España ante sus propios ciudadanos y ante la Comunidad internacional y la opinión pública mundial. La voz de unos diplomáticos jubilados es bastante débil, pero ofrecen al menos el testimonio de que -por muchos ropajes con que lo cubra la “agitprop” sanchista- el rey Pedro esta desnudo, y para recordar a todos los que prefieren mirar para otro que no se puede supeditar la política exterior española a los intereses particulares de una persona, en detrimento del interés general de la Nación.
Madrid, 29 de junio de 2024
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